Minato Namizake no podía expresar ninguna opinión, sobre Fugaku Uchiha aparte de que era un hombre extremadamente eficiente, muy profesional y amante de su trabajo, qué por algún capricho había decido tomar a un hombre de su misma edad sin experiencia previa en ningún tipo de empleo como su asistente personal y por lo mismo, era más que cuidadoso en el desempeño de su trabajo le había tomado menos de un día acostumbrase a su nuevo trabajo, al parecer no importaba cuanto los tiempos hubieran cambiando, los secretarios estaban a cargo de hacer las mismas cosas desde que dio inicio a esa labor, escribir los dictados del jefe, hacer llamadas por éste, confirmar citas y entregar documentos importantes, así como ser capaces de lidiar y arreglar todos los aparatos de la oficina…y de vez en cuando pasar hambre y desear como loco un buen café, como ocurría en esos momentos.
Eran pasadas las tres de la tarde y el no había podido almorzar después de lo que fue un exiguo desayuno compuesto por una tostada y un sorbo de leche con café se había venido directo de su casa al trabajo, en lo que parecía ser uno de los días más ajetreados de la empresa, se había pasado de aquí para allá haciendo lo que parecía un millar de cosas diferente, hasta quedar exhausto y agotado en la oficina del jefe, dando un reporte, lo que sucedió a continuación fue lo más predecible del mundo, su estomago negándose a pasar por más tiempo de privaciones decidió recordarle a l hombre que estaba vacío desde hace varias horas, el sonido qué produjo hizo que el pelo-negro enarcara una ceja y fijando su atención en el rubio (el cual se había ruborizado levemente) pregunto
— ¿Aun no has almorzado Minato?
— No ha habido tiempo, he estado muy ocupado además tengo todavía muchas cosas que hacer.
—…Hm,… toma llama a éste número y dile al restaurante, que manden lo de costumbre y pide otro plato igual para ti, comerás conmigo en la oficina... ¿Te gusta la carne término medio o bien cocido?
— La prefiero bien cocida, señor siempre he pensando que quien empezó a servir las carnes crudas fue algún cocinero que le dio pereza asarla debidamente y decidió ocultarlo diciendo, que el servirla de esa forma conservaba mejor su sabor, entonces vino alguien pidió lo mismo y para no parecer tonto por pedir algo desagradable dijo que era un delicia y luego todos los demás se terminaron sugestionando—Exclamo Minato tratando de bromear sobre el asunto, era un chiste muy malo y él lo sabía, sobre todo teniendo en cuenta que la casa donde residían actualmente se alojaban un montón de hombres lobo a los cuales le encantaba la carne casi cruda, pero su naturaleza sociable, le hacían sentirse un poco nervioso ante un hombre tan inexpresivo y estoico como el Uchiha, sobre todo cuando lo miraba tan fija e intensamente…y luego estaba el hijo de éste Itachi Uchiha, cuando se vieron por primera vez el pensó que se había sorprendido al verlo, algo muy extraño porque no lo conocía pero la reacción fue tan rápida que lo dejo con la duda de si en verdad lo vio o solo lo imagino, incomodo al no ver ninguna reacción en su jefe y notando que éste le lanzaba un mirada difícil de interpretar , se disculpo de inmediato—Lo siento, señor , no quise decir nada fuera de lugar, era solo un chiste.
— Pues tienes un sentido del humor bastante particular, dile a los del restaurante que dejen uno de los platos a tu gusto y avísame en cuanto los traigan, puedes retirarte.
— Sí, señor.
Diciendo esto los ojos azules, salió de la oficina soltando un suspiro que no sabía que tenía, era difícil tratar con un hombre que tenía tanto sentido del humor como un bloque de mármol y darle un no como respuesta a su propuesta de comer juntos estaba fuera del caso, no tenía tiempo suficiente de trabajar ahí, apenas tres días, así que darle una respuesta negativa era impensable, así que por más incomodo que fuera la idea de compartir un almuerzo con su superior no le quedaba más remedio que hacerlo, entre tanto Fugaku sonreía para sus adentros al escuchar las profundas inspiraciones detrás de la puerta, el rápido latir del corazón ya se había normalizado y los pasos lentos indicaban que su asistente ya se había calmado, se daba cuenta perfectamente que lo ponía nervioso, tal vez su modo seco de ser tenía que ver con el problema, pero aún no se conocían lo suficiente para tener una relación más personal, aparte de eso debía ser cuidadoso no dudaba que éste hombre escaparía lo más lejos posible, de intentar “atacarlo” de inmediato, se tomaría su tiempo, el expediente personal de él le había servido para saber algunos puntos importantes sobre el Namikaze , había enviudado muy pronto, tenía dos hijos y un hermano a los cuales cuido sólo, su teléfono, el lugar donde vivía actualmente y esperaba conseguir algunos más en éste almuerzo improvisado, pero primero tenía que hacer una llamada importante, marco un numero y espero con paciencia hasta que le contestaran.
— Es raro que te comuniques conmigo a través de mi número privado, supongo que tiene que ser algo importante.
—Éstas en lo correcto padre, mi hijo averiguo que hay vampiros aquí aparte de nosotros lo cual me parece raro, he buscado y no hay registros de ninguno asentado entre los documentos que poseo, además Itachi asegura que se trata de un antiguo y el nunca se equivoca, así que pensé qué tu tendrías más información al respecto.
—No debería haber antiguos en Australia, si se tratara de un Wildbloods no sería tan extraño, pero todos los antiguos están obligados a presentarse ante mí por lo menos una vez y asistir a las reuniones del consejo que se dan cada cincuenta años ¿Itachi no reconoció la energía que despide? El estuvo presente en una de las últimas reuniones.
—No, me asevero que no es alguien conocido, asimismo menciono que había un cubil de hombres lobo, en la mansión del desconocido.
— ¿Hombres lobo?...Eso es raro muy pocos de los nuestros, sufrirían la presencia de unos seres tan primitivos y dados a la violencia…trata de averiguar la especie a la que pertenecen eso aclararía muchas cosas.
— ¿Especie?
—Su color, es poco probable que un antiguo soportara estar junto a un lobo pardo o negro, son totalmente incapaces de controlarse en nuestra presencia, son todo garras y colmillos prestos a atacar, los machos alfa especialmente son bastante agresivos.
—…No había pensado en eso, Asuma no parece del tipo violento.
— El es un caso especial, tiene que ver con su sangre mixta su lado racional prevalece sobre su lado animal, pero eso carece de importancia, lo llamativo es ese antiguo,que descubrió mi nieto ………………………………
— ¿Padre?
—Lo que me has dicho me preocupa, no lo puedo tomar como desafío directo a mi autoridad, pero tampoco puedo quedarme de brazos cruzados, supongo que es tiempo de adelantar mi viaje, me imagino que no piensas tomar el mando de mis empresas en Japón.
— Estas en lo correcto, estamos muy ocupados por aquí.
— Y yo no puedo dejar a Obito a cargo, como tengo por costumbre, todavía hay algunos ejecutivos que aún lo recuerdan, aunque solo hayan trabajado dos años con él y hayan pasado cuarenta desde que lo vieron.
— ¿Aun conservas a esos hombres padre? A estas alturas, deben parecer un montón de momias.
—Esas momias me han dado muestras de lealtad, que supera con creces los años tienen, aunque no puedo decir lo mismo de sus hijos… tal vez sea hora de pedirle a mi cuñado que me mande a alguno de tus primos, no puede tenerlos ocultos por siempre en esa mansión de Rusia.
— ¿Crees qué el tío lo aprobara?
—No si se trata de los menores…pero creo que no tendrá objeciones con el mayor, la última vez que lo vi, me dio la impresión de ser un muchacho muy talentoso.
—…Debe ser como dices padre, yo no los conozco así que no puedo opinar.
—Tienes mucho en tus manos para dedicarte a conocer a niños ajenos, además Mikhail pertenece a una raza, cuyos machos son extremadamente protectores de su pareja y sus crías , teniendo en cuenta lo que tarda una de éstas en volverse adulta es compresible.
— Pensé qué era un vampiro sangre pura como nosotros.
— No tengo prejuicios preconcebidos sobre la mezcla de razas, la única razón por la que he vivido tanto tiempo, es porque he sabido adaptarme a las circunstancias, recuérdalo, la maldición de nuestra especie es añorar épocas que no volverán y la erronea concepción de que nuestra especie es superior a cualquier otra, como mi hijo espero que no sigas el camino dé los tontos y pienses lo mismo.
—Entendido padre ¿Cuándo se supone que los chicos y yo debemos esperarte?
—Lo sabrán cuando llegue, en estos momentos tengo cosas más importantes de las qué ocuparme.
—Como digas padre…papá.
— ¿Hm?
— La encontré.
—Felicitaciones hijo, pero recuerda, es ella pero a la vez no lo es, no puedes tratarla como lo hacías antes.
—Lo sé.
Madara colgó el teléfono celular, podía escuchar los pasos estridentes que se dirigían a la puerta de su oficina, ocultando una sonrisa cuando vio la entrada estrepitosa de un hombre joven, no necesitaba ningún poder para darse cuenta del profundo desprecio del chico, a los ojos de sus socios el aparentaba ser un anciano de noventa años, debilitado, lleno de arrugas, apoyándose en un bastón, pero su vanidad le impedía ser calvo por lo que una abundante y larga cabellera caía a sus espaldas, el menosprecio que sentía el joven hacía él por su avanzada edad, le resultaba risible, desvió su atención hacia la figura jadeante a las espaldas del chico, el hombre de mediana se agarraba el pecho, a la vez que balbuceaba una disculpa.
— ¡Lo- lo siento señor, presidente! ¡El vino hasta acá, tan rápido no pude detenerlo! Es joven e impulsivo y no sabe guardar el respeto debido a sus mayores, le suplico lo perdone, acaba de salir de la universidad y siempre ha sido el mejor de la escuela con las notas más altas y el más popular, todos hacían lo que él quería…
— ¿Y se puede saber qué tiene eso que ver con que irrumpa en mi oficina, en una clara muestra de estupidez y falta de cortesía?—le interrumpió el Uchiha, mirando de reojo al joven que se adelanto.
—Ocurre señor que me asignaron un puesto ridículo, ejerciendo un cargo menor en una oficina de la planta baja, por mis estudios y brillante desempeño estoy calificado para ocupar un puesto igual al de mi padre, estoy seguro que usted vio mi currículun, así qué pienso que tal vez hubo alguna equivocación y….
—Crees que soy un viejo qué chochea y por eso te asigne un trabajo indigno de ti ¿No es lo que piensas niño?... Yamamoto.
— ¿Señor?
—Vete y no te preocupes, no le hare daño a tu hijo.
Cuando el hombre se marcho, el vampiro volvió su atención al muchacho y dijo.
—Podría argüir muchas razones todas por la que no te he dado un puesto alto mocoso, pero me las evitare hiendo directo al grano… no te has ganado mi confianza muchacho y hasta que lo logres no subirás de posición en esta empresa, pero por tu forma de actuar dudo que lo consigas, eres incapaz de ejercer el puesto que te di, tomándolo como una afrenta en vez de un reto, es más me menosprecias por mi edad, podría seguir añadiendo miles de motivos, pero creo que esto es más rápido y eficiente—En menos de un parpadeo el anciano que estaba sentando en el sillón presidencial despareció de la vista del otro hombre, sintiendo en cambio una presencia poderosa a sus espaldas a la vez que una voz grave oscura y seductora le dijo al oído—Tienes que aprender niño a no meterte con alguien más fuerte viejo y experimentado que tú, molesto ante estas palabras el joven se volteo con violencia, para quedar atrapado bajo la mirada, de un rostro sin edad, hermoso e inexpresivo cuyos ojos negros extraños y profundos, eran como pozos oscuros que habían visto pasar largas edades.
Hipnotizado por esos ojos, no reacciono cuando una mano de dedos fríos desato el nodo de su corbata y abrió su camisa, ni siquiera cuando un par de colmillos afilados se clavaron en los músculos entre el cuello y los hombros, el placer que se extendió por el cuerpo de la víctima fue indescriptible, estaba sumergido en el éxtasis semi- inconsciente, cuando escucho el comando que le dio el vampiro.
— De ahora en adelante, te convertirás en mi sirviente y acatarás todas mis órdenes, desde este instante tienes prohibido hacer algo que pueda perjudicarme a mí o a esta compañía, no harás algún movimiento relacionado con esta empresa sin consultarme primero, a cambio te concedo el privilegio de poder actuar en tu vida privado con libre albedrío como más te plazca.
— Si mi señor.
—Bien—asintió aprobatoriamente Madara colocando una de sus manos sobre la parte donde se veían los orificios dejados por sus colmillos, cerrándolas de inmediato, luego sentando de nuevo en el sillón del escritorio le ordeno— Ciérrate la camisa, cuando termines de arreglarte olvidaras todo lo que acaba de ocurrir, hasta qué requiera de tus servicios.
El ejecutivo asintió, apenas lo hizo despertó de su trance parpadeando desorientado y con un fuerte dolor de cabeza, miro al frente lo único que podía ver era la coronilla del anciano, que estaba de espaldas viendo por el ventanal que daba hacia la calle, era un poco de una afrenta que hubieran pasado cinco no… diez minutos sin qué le dirigiera la palabra, en cualquier otro momento hubiera objetado por semejante injusticia y menosprecio hacia su persona, pero por algún motivo ya no se sentía tan inclinado a hacerlo, con cansancio inquirió.
—Si mi presencia no es necesaria quisiera retirarme señor presidente.
— Esta bien…dentro de unas semanas podría ser que haya una reestructuración en la compañía, depende de ti el que demuestres que eres digno y tienes el potencial, para ascender de posición o quedarte ocupando el mismo cargo.
—Como diga, le aseguro no fallare— exclamo el interpelado marchándose contento, no existía nadie mejor o más inteligente que él, sería fácil demostrar su valía entre ese montón de viejos arcaicos y sin visión del futuro.
—Eso fue un poco inhumano de su parte, si me permite decirlo amo, lo qué va a haber es un cambio de presidente no de ejecutivos, obligarlo a esforzarse y que no obtenga nada a cambio, es algo cruel— replico una figura saliendo de una pared.
—¿Lo soy, no es así Zetsu?...¿Qué averiguaste sobre ese antiguo que menciono mi nieto?
—Nada mi lord, no hay ninguna información sobre él, es como si no existiera.
— Es demasiado extraño, supongo que deberé ir en persona a conocerlo…¿Y sobre lo otro?
— Obito este camino hacia donde se encuentran Mikhail y el señor Izuna, supongo que regresara con noticias en cualquier momento.
— No me refiero a eso, hablo sobre las preocupaciones, que tiene Asuma.
— Siento decirle que no tengo noticias favorables, no había nada ahí, a excepción de algunos cuerpos de los miembros más viejos de la manada, pero no vi ninguna mujer o niño.
— ¿Cazadores?
—No lo creo, Onoki no se arriesgaría a romper el trato que tiene con usted ¿No piensa lo mismo mi lord?
— Onoki me odia con todas sus fuerzas, pero me considera un mal necesario para mantener a raya a mis subordinados, a sus ojos soy la última barrera que impide que nuestra especie case a los seres humanos sin control, un resultado imprevisto de nuestro inesperado encuentro hace 72 años, pero no es el único clan de cazadores que que ha llegado hasta el presente, sin embargo esto es diferente, debiste encontrar los cuerpos descuartizados de hombre mujeres y niños, en lugar del de unos pocos ancianos, pero además acabar con una manda de veinte individuos no es tarea fácil, los lobos pardos tal vez no serán los más fuertes entre la especies lupina, pero siguen siendo considerablemente más poderosos que un ser humano, es demasiado sospechoso.
—¿ Un traidor?
— Sería un traidor hacia todas las especies en todo caso, no a mí.
—¿Vamos a movernos pronto señor, debo a empezar a hacer los preparativos?
—No, te avisare cuando sea el momento, esperaremos hasta recibir noticias de Obito, no pienso marcharme sin tener a mi sucesor listo, es una lástima qué Itachi no quisiera hacerse cargo de las empresas en Japón, los tenía a todos comiendo de la palma de su mano… en fin, puedes retirarte, te llamaré cuando te necesite.
—Como usted diga señor—Diciendo esto Zetsu se dio vuelta para irse, deteniéndose de pronto.
— ¿Qué sucede?
—… No nada.
—Tus nada raramente son eso, si algo te preocupa entonces investígalo y luego tráeme los informes.
El hombre asintió y se marcho, dejando al líder de los vampiros sentado en el sillón cavilando silenciosamente sobre la información obtenida.
Entre tanto Fugaku terminaba de llenar unas formas y cotejar algunos archivos en su computadora, cuando escucho qué tocaban a la puerta de su oficina y vio con cierto placer asomarse a Minato, el cual dijo.
—Siento interrumpir, pero ya trajeron el almuerzo del restaurante.
— Muy bien sólo déjame terminar de firmar esto.
—Si usted ésta muy ocupado puedo dejar su plato sobre el escritorio, yo puedo comer en el mío así no le causare ninguna molestia.
—Creo que mencione que deseo comer contigo, si fuera una molestia el hacerlo no te lo hubiera propuesto ¿Me equivoco?
El rubio suspiro, bueno ahí iba su última oportunidad de escapar del incomodó compromiso, con resignación se sentó en la silla frente al escritorio de su jefe y espero a que éste finalizara, para su sorpresa vio como el Uchiha al finalizar, se quito el saco, la corbata y se remango las mangas de la camisa, tal como estaba haciendo el mismo, por un minuto lo miro confundido hasta que empezó a reír, el peli-negro intrigado le preguntó.
—¿Se puede saber qué es tan gracioso?
—Perdóneme señor, es qué me resulta tan extraño verlo comer como cualquier persona normal, pensé que comería con el traje puesto.
— No estoy en un restaurante y me es más cómodo así, puedes hacer lo mismo si quieres Minato, hasta qué terminemos el almuerzo no soy tu jefe preferiría qué me consideraras un amigo.
— Para serle honesto, por el momento me es imposible verlo de esa manera…pero creó qué le tomare la palabra de quitarme por un rato este traje, si no le ofende.
Diciendo esto el ojos azules quitándose el saco y la corbata los coloco en el respaldo de la silla y desabrocho tres botones de su camisa, atrayendo la atención del otro hombre a su cuello ¡Ah si supiera cuan provocativo era eso para un vampiro! ¡El poder escuchar el sonido de la sangre de la deslizándose por vena yugular! Casi poder ver como el fluido vital corría por los vasos sanguíneos! Rió para sus adentros, era irónico, pero los vampiros era más erótico ver un cuello indefenso al descubierto que un cuerpo desnudo, por eso eran más frecuentes los ataques en la época victoriana, los grandes escotes y los gráciles cuellos descubiertos semejaban a las páginas de una revista porno…no más bien a una invitación para ver que había oculto tras esas aparatosas e imprácticas vestimentas, esa es una de las cosas que jamás extrañaría, la ropa, un hombre debía prepararse para ir a la guerra si quería quitarle un vestido a una mujer…y todavía se preguntaban porque los lores iban tras las campesinas en esa época, era pura frustración sexual, en cambio ahora… ahora se fueron al extremo y no usaban ropa interior.
Sus pensamientos a éste respecto fueron interrumpidos cuando noto la mirada curiosa de Minato, por lo que se sentó con prontitud a comer su almuerzo, tenía el sabor delicioso de siempre, algunos como él y su familia sólo lo probaban alimentos por pura nostalgia a su niñez, los vampiros adultos solo podían obtener los nutrientes necesarios para vivir, de la sangre, absorbiendo la fuerza vital del propietario a través del importante fluido, otros como los Hyuga se especializaron en otras opciones…pero no era momento para meditar sobre eso, era el momento de actuar y conocer más a fondo a su rubio, se había tomado eso tres días para estudiarlo con detenimiento y obtener toda la información necesaria antes de abordarlo seriamente, el único inconveniente es que la mejor forma de acercarse era hablando y él ( le dolía admitirlo) carecía habilidad en esa área, con tacto midiendo muy bien sus palabras, pregunto.
— ¿Cómo están tus hijos? Leí en tu curriculum qué tenias dos.
El ojos azules levanto la vista de su plato fijándola en su interlocutor, el tono genuinamente interesado del otro le llamo la tención ¿Tal vez el hombre no tenía un carámbano de hielo, atravesado en salva sea la parte, sino que simplemente no sabía con interactuar con otros? Sintió simpatía por el otro hombre, probablemente debido a qué ocupaba un puesto tan importante, el otro no sabía en quien confiar, naturaleza amistosa y confiada del Namikaze se hizo cargo de inmediato, respondiendo impulsivamente sin detenerse a pensar.
—Mis gemelos están muy bien, pero a decir verdad estoy muy preocupado por ellos, especialmente por el mayor, están en una edad muy difícil y un lobo sarnoso los ésta rondando y ni siquiera un buen sartenazo en la cabeza, logro disuadirlo de alejarse.
Una expresión confusa se dibujo en el semblante del Uchiha, por un instante iluminándose cuando comprendió— ¿Así llamas a los pretendientes de tus hijos?... Creí qué eran hombres.
— Lo son, pero a ese maldito pedófilo no parece importarle, intenta corromper a mis bebés.
— ¿Qué edad tienen?
—18.
—…Están un poco crecidos para dar mi opinión al respecto, ya son mayores de edad.
— Tal vez para los demás, pero para mí siguen siendo niños y debo protegerlos, ¡Infeliz degenerado, si tocas un solo cabello de mis hijos, aprovechando que no estoy presente…!—amenazo el padre de los gemelos al aire, al mismo tiempo un escalofrío recorrió la columna vertebral de Kakashi, el cual se estremeció moviendo la cabeza a los lados en busca de lo que le causaba la desagradable sensación, entre tanto el peli-negro luchaba para controlar el bufido que amenazaba a destruir su imagen compuesta y elegante, apretando los labios fuertemente al ver la expresión molesta del otro.
—Sabe es de muy mala educación, reírse de las tribulaciones de un padre preocupado.
Fue demasiado para soportarlo, el vampiro estallo en carcajadas, añadiendo de inmediato para tranquilizar al ojos azules— No me estoy riendo de ti, siento lástima por el pobre infeliz que se atrevió a incurrir en tu enojo.
—Bueno, eso es un alivio…aunque no me importa si se riendo de mí, es bueno verlo que puede hacer otras expresiones aparte de, estoico, serio, imperturbable, indiferente, frío, flemático y la más frecuente de todas, impasible—replico Minato dedicándole una gran sonrisa.
— ¿Te gusta mucho bromear verdad?
— Un poco…si le molesta.
— No me molesta y trátame de tú, cuándo no estemos trabajando.
—…Lo intentare y sus hi…perdón…¿ Y tus hijos como están?
— ¿Cómo sabes qué los tengo?
—No hay que ser un genio, para darse cuenta que está emparentado con los jóvenes qué ocupan las oficinas contiguas, su nombre y apellido están grabados en la puertas, Sasuke Uchiha, Itachi Uchiha, además déjeme decirle, que el mayor goza de la misma riqueza expresiva que usted, me imagino que lo mismo debe suceder con el menor.
—En primer lugar, quiero que me tutees y ese es un rasgo de familia no puedo hacer nada al respecto.
— ¿Y tu esposa no dice nada, por tanta efusividad?— indico el rubio observando el anillo en el dedo anular del pelinegro.
—Soy viudo, mi esposa murió cuando Itachi y Sasuke eran muy pequeños.
El ojos azules lo miro con empatía, conocía perfectamente ese sentimiento, sin lastima y ningún tipo de falsa conmiseración dijo— Mi esposa también murió cuando mis hijos eran muy pequeños, tuve que criarlos tanto a ellos como a mi hermano, sólo, se lo difícil que es… a veces me pregunto, si lo he hecho bien.
—Estoy seguro que eres un padre excelente, no muchos pueden proclamar qué defendieron el honor de sus hijos, con un sartén en la mano.
Minato soltó una risa ahogada, antes de responder—Supongo que no— luego de eso comieron en silencio, cuando el Namikaze se retiro, el Uchiha cerró los ojos, podía ver como si fuera ayer lo ocurrido hace 300 años ¿Cómo podría olvidar esa escena dantesca? Sus manos aún rezumaban la sangre de sus enemigos, las sangre de los hombres que asesinaron a su esposa y trataron de matar a sus hijos, aprovechando que él no estaba en casa, si tan sólo hubiera hecho caso a su corazonada y se hubiera quedado con ellos.
FLASH BACK
—¿Estás segura que no quieres venir conmigo? Puedo hacer algunos arreglos para que viajes conmigo.
— ¿ Y dejar a los niños solos al cuidado de los criados? No lo creo, Sasuke apenas tiene dos años y tiene que alimentarse, ya sea con mi sangre o con la tuya por lo menos cinco veces al día, con Itachi es más fácil porque basta con que se alimente una vez a la semana, pero no hay manera que podamos ocultar qué alimentamos a nuestro bebé con nuestra sangre, es mejor que me quede aquí para no levantar sospechas.
—…Aún no puedo creer, que haya nacido solo cinco años después de Itachi, éste pequeño es un milagro…es una prueba de lo bella y fuerte qué es la mujer con la que me case.
— Y yo me case, con un caballero galante y excepcional por el que todas mis amigas se volvían locas, pero me dejaste confundida cuando escribiste esa carta pidiendo mi mano como Fugaku Uchiha, en lugar de Richard Black, como te presentaste en la fiesta donde te conocí.
—Porque es más fácil pasar desapercibido para los ojos curiosos, la carta de Fugaku Uchiha un mono venido a menos, proveniente de quien sabe que rincón de asía, que la del hijo del duque Vladimir Valentine Black.
—Supongo que tienes razón y personalmente me gusta más el otro nombre de tu padre, Madara Uchiha y Mikoto también es un nombre lindo, lo prefiero a Ana Margarita Elizabeth Lawren segunda, mis hijos me darán nietos antes de que terminen de pronunciarlo.
— Ja, ja, ja, ja no es para tanto, es un nombre hermoso como su dueña.
Nadie podría adivinar lo que paso después y que ese sería el último beso que le daría a su esposa, le tomo una semana llegar al puerto para recoger a su padre que venía a conocer a los dos nuevos miembros de la familia, entro a una hospedería, para matar el tiempo mientras esperaba el arribo del barco y escucho a uno de los parroquianos extremadamente borracho mencionar que pertenecía a un grupo de caza vampiros y que hace poco, habían recibido información sobre una familia de esas bestias chupa sangre, compuesta por una mujer y dos niños y que su grupo había ido a darles casa esas palabras le sonaron premonitorias al esposo y padre que sin pensarlo dos veces, se dirigió con velocidad sobre humana hacia su mansión, tardo menos de dos horas en llegar…pero no fue suficientemente rápido, los pechos atravesados y los cuellos desgarrados de algunos hombres que se desangraban en el piso, eran nada frente a la imagen que tenía frente a sus ojos, su esposa la vampiresa con la que había vivido cien años la mujer que le dio el milagro de dos hijos, estaba tirada en el suelo su corazón atravesado por una estaca de plata, mientras uno de sus verdugos levantaba un hacha para cortarle la cabeza, sus ojos se tornaron rojos y no supo o que le sucedió después , fue la voz de su padre mandándole a recuperar a sus hijos, lo que le despertó de ese sueño de esa vorágine de sangre y muerte.
Los encontró horas más tarde ocultos en un barranco, Itachi mostrando sus colmillos a la vez que abrazaba con desesperación a su hermano menor que lloraba desconsoladamente, ni siquiera tuvo que ver el cadáver del hombre al lado del camino para saber lo que sucedió, esa edad era la única en que lo vampiros son completamente inocentes, pero para su hijo mayor la pureza y candidez termino demasiado pronto, lo único qué pudo hacer fue dormirlo para calmar su dolor e ira y llevar a los dos niños junto a su madre, si había alguna esperanza de salvarla, solo la podía proporcionar la sangre y los conocimientos de su padre… pero ni siquiera él podía reconstruir tanto daño, no solo era ser corazón, eran también el hígado, los pulmones, todos los órgano internos estaban dañados masivamente, éste lo agotado y cansado luego de verter más de la mitad de su sangre en las heridas y le dijo.
—No puedo hacer nada más por ella, le queda una hora de vida aprovéchalas.
Luego de eso, el sostuvo a su mujer en brazos y la llevo al alcoba, llorando amargamente mientras sostenía una de sus manos, cuando ella abrió los ojos él grito desesperado—¡Mikoto! ¡Mikoto! ¡Cariño perdóname! ¡Llegue demasiado tarde! Pero has abierto los ojos todo estará bien ¡Los niños están bien! ¡Los traeré para qué…!
—Shhhh mi amor, es inútil no me queda mucho tiempo puedo sentirlo, no te sientes culpable, me has el mejor regalo que se le puede dar a una madre, salvar a nuestros bebés, cuídalos cariño dales todo el amor que yo no voy a poder darles.
**********************************************************************************
Fugaku se despertó sudando, era sólo una pesadilla, la misma que lo atacaba con frecuencia, no pudo hacer nada esa vez, su padre lo llevo de vuelta a él y los niños a Japón, donde eran venerados y temidos como si fueran dioses, a la casa donde se crio, le tomo casi dos siglos desprenderse del odio que sentía hacia los seres humanos y en especial por los cazadores, hasta que acepto el hecho de que de regresar su esposa volvería como uno, pero esta vez no permitiría qué pasara lo mismo de nuevo, no después de tener que esperar trescientos años para encontrarla, que importaba que esta vez fuera un hombre… un hermoso y alto rubio de piel bronceada y ojos azules, en lugar de una delicada dama de piel muy pálida y bellos ojos negros, sus espíritu seguía siendo el mismo y esa joya recibida el día que enlazaron sus vidas y la cual estaba hecha con la sangre de su esposa y en cuyo interior residía un minúsculo pedazo del alma de ésta, le había ayudado a encontrarlo.