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Ramito de Violetas por Kunay_dlz

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Notas del fanfic:

Personajes pertenecientes a Akira Amano.

 

Notas del capitulo:

Advertencia:   NO habrá continuación.

 

Difruten la lectura.

 

 

Ramito de violetas

(Capítulo Único)

 

 

 

El día que Tsunayoshi Sawada se convirtió en el líder de la familia Vongola, el Neo Primo, las cosas cambiaron. En todos los aspectos, absolutamente en todos. Con el paso de los años, Tsuna adquirió madurez y un agudo sentido de protección y responsabilidad para con toda su familia. Nadie era más protector, comprensible y cariñoso que Tsuna, sorprendió a todos con la noticia de su relación con Reborn y que pronto iban a casarse.

A pesar de todo el poder de Tsuna, sus familia se alegró de que haya encontrado una pareja, Reborn les sorprendió, jamás se imaginaron que el espartano tutor llegara a ganar el corazón de su querido jefe. Toda una sorpresa puesto que sus temperamentos eran bastante diferentes, pero algo habrá hecho para merecer el amor de su cielo.

 

Era feliz en su matrimonio

aunque su marido era el mismo demonio 
tenía el hombre un poco de mal genio 
ella se quejaba de que nunca fue tierno 

Un par de años más tarde, las cosas se complicaron. El hermoso cielo de Vongola fue cambiando, tal parece que el haber cruzado la línea de tutor-alumno trajo algunos problemas, sumándole el hacho que Tsuna seguía siendo el jefe, y Reborn el mejor hitman del mundo… ‘algo’ se complicó. Las sonrisas cesaron. Las salidas en pareja de extinguieron. Las sorpresas se terminaron. La relación de Tsuna y Reborn se quedó en un mero título.

Aunque Tsuna traba de parecer feliz ante su familia, nadie parecía creerle, esa máscara de felicidad sólo causaba dolor. Cuando alguno trataba de hacer hablar a su cielo, éste les aseguraba que todo estaba bien, que no había nada de qué preocuparse. Y cuando intentaban hablar con Reborn, bueno, lo mejor que obtenían de él era un balazo cerca de un punto vital. La familia Vongola, era poderosa, sí, pero también sufría por su cielo.


Desde hace ya más de tres años

recibe cartas de un extraño, 
cartas llenas de poesía

que le han devuelto la alegría 

Un día las cosas parecieron cambiar, su cielo se notaba algo ‘feliz’, parecía sorprendido con un matiz de sospecha, pero feliz de todas maneras. Parecía pensativo, luego suspiraba, luego parecía perderse en recuerdos y sonreía a la nada… parecía aquel jovencito que, lleno de nervios, tomó las riendas de Vongola a una edad relativamente temprana. Un año después, el rostro del hermoso cielo volvía a brillar, su felicidad era más palpable y su familia celebraba  con él.

Cada uno de los guardianes pasaba tiempo de calidad con su cielo, ahh, cómo extrañaban a su cielo. Parecía que poco a poco comenzaba a ser él mismo, no un jefe de la mafia, no alguien con un matrimonio apresurado, sólo Tsunayoshi. Otro año pasó, los hermosos ojos acaramelados de Tsuna tenían ese brillo permanente de felicidad que solía tener cuando estaban todos reunidos, sin duda era feliz.

La familia estaba feliz también, no comentaron nada directamente sobre el comportamiento de Tsuna por temor a que esa felicidad se extinguiese. Cada uno juraba mantener a ‘ese’ Tsuna, buscarían la causa de su cambio y lo mantendrían, como que eran guardianes Vongola… guardianes de Tsuna.


¿Quién te escribía a ti versos, dime niña quién era? 
¿Quién te mandaba flores en primavera?

Con amor las recibías, 
como siempre sin tarjeta, 
te mandaba a ti un ramito de violetas 

Fue Lmabo, el guardián más pequeño, quien descubrió lo que traía felicidad al cielo Vongola. Él estaba con Tusna cuando sucedió, un ramito de violetas en medio de su escritorio, atado con una listón blanco y al lado un sobre de un suave color naranja. Lambo observó cómo Tuna avanzaba hacia su escritorio con una radiante sonrisa, miraba el ramito con anhelo, lo tomaba entre sus manos y se dedicaba a deleitarse con el aroma de violetas; luego miraba el sobre y, con un ligero temblor en sus mano derecha lo tomaba, lo abría, leía su contenido y el cielo parecía resplandecer por sí solo.

Sin querer interrumpir el mágico momento de Tsuna, Lambo sale de su oficina re une a todos los guardianes para contarles su descubrimiento, todos  los guardianes, menos Reborn. Hacía un tiempo que Reborn sólo actuaba en su papel de hitman, ya no convivía con los guardianes Vongola, él tenía sus propios asuntos de los que ocuparse. Los guardianes estaban sorprendidos, ¿Era posible que Tsuna estuviera tan feliz por flores y una carta?... Sí, ese era su cielo.


A veces sueña, a veces se imagina 
cómo será aquél que a ella tanto la estima 
será más bien hombre de pelo cano 
sonrisa abierta y de ternura en sus manos 

En un acto de ‘valentía’ Lambo entró a la oficina de Tsuna en busca del misterioso sobre que vio anteriormente, entre su pánico, encontró tres, los tomó y fue a reunirse con los demás guardianes. Gokudera Yamamnoto leyó las cartas en voz alta, quedando sorprendido más de uno. Esas cartas eran poseía, hermosa poesía dedicada a su cielo. Hablaban bellas cosas de Tsuna, declaraban un profundo amor por el Neo Primo Vongola. Los guardianes, atóniotos, comprendieron. Era este amor tan puro, profesado a su cielo, lo que lo hacía feliz.

Sin poder evitarlo, los guardianes cayeron en una acalorada plática sobre Tusna, Reborn y el autor de lo que le brinda vida a su cielo. Jamás pensaron mal de Tsuna, jamás les cruzó por la mente el jusgarlo…  simplemente comprendieron que gracias a esas flores y a esas poesías, tenía de vuelta a Tsuna, el amigo y jefe de familia al que juraron proteger. Claro que, no tardaron en inventar a alguien, trataban de adivinar la complexión física, la edad, la profesión y tal vez la identidad del autor. Si se esforzaban, incluso podrían llegar a dar al autor mismo.


¿Quién será aquél que sufre en silencio? 
¿Quién puede ser su amor secreto? 
Ella que no sabe nada mira a su marido y luego se calla 

Quien quiera que fuere, el que haya hecho volver la sonrisa en Tsuna era digno de admirarse, no lo creyeron peligroso, el que pase alguien desconocido directo al despacho del jefe, el que no haya rastro en las cámaras de seguridad, el que las violetas o los sobres entren a la mansión sin ser inspeccionadas por el personal de seguridad… está bien, sí puede haber algo de peligro. Sin embargo, el que haga feliz a Tsuna es lo que más importa.

Los guardianes acordaron tener un poco más vigilado a Tsuna, por si acaso, también iniciaron una investigación sobre la identidad del autor desconocido. No estaría mal cerciorarse si se trata de un amigo o enemigo. Tsuna es feliz, es lo que importa, así lo mantendrían… incluso a costa del mismo Reborn.


¿Quién te escribía a ti versos, dime niña quién era? 
¿Quién te mandaba flores en primavera? 
Con amor las recibías,

como siempre sin tarjeta 
te mandaba a ti un ramito de violetas 

Otro año pasó. Tsuna sigue con su bella sonrisa, sigue al pendiente de su familia, sigue siendo el jefe de Vongola, sigue siendo el cielo, limpio e inmenso que motiva a todos a continuar. Claro que, al llegar primavera, su felicidad aumenta indescriptiblemente. A veces sus guardianes le observan durante sus viajes, cómo él observa con añoranza a todo aquel que se cruza en su camino, con la esperanza de encontrar a ‘alguien’. Los guardines sonríen y reafirman su juramento de encontrar esa persona especial de su cielo.

Como coincidencia, los guardianes reunidos se dirigían al despacho de Tsuna, y lo hallaron leyendo una ‘carta’ mientras sostenía un ramito de violetas muy cerca de su pecho. En lugar de entrar e interrumpir, salieron con cuidado, y cada uno fue en busca del ‘autor’. Mukuro, Chrome y Hibari buscarían en los alrededores alguien sospechoso, o cualquiera que estuviera rondando la mansión; Ryohei, I-pin y Lambo buscarían dentro de la mansión; Hayato y Takeshi fueron a revisar las cámaras de seguridad.  


Cada tarde al volver su esposo 
cansado del trabajo va y la mira de reojo 
No dice nada porque él lo sabe todo

Ella es así feliz de cualquier modo

 

No había nadie, no había rastro alguno, no había más gente de servicio. Y ninguno de ellos era el autor, Mukuro se encargó de interrogarlos, nadie iba a mentirle. En las grabaciones tampoco había algo fuera de lo normal. Sólo Reborn, parece que llegaba de una misión, se dirige al despacho de Tsuna. Ni Hayato ni Takeshi supieron qué hacer. ¿Reborn sabía de las violetas y de los poemas que Tsuna recibía? ¿Qué podría hacer? ¿Qué sucedería con Tsuna y con el autor desconocido? Para nadie era un secreto lo posesivo que el hitman era.

Hayato llamó a los demás guardianes, les dijo lo que ocurría, y todos se pudieron alerta. Casados o no, jamás permitirían que Reborn dañara a su cielo. Todos, a excepción de quienes podían observarlo todo desde la cabina de seguridad, se iban a cercando al despacho de Tsuna. Los guardianes de la tormenta y de la lluvia notaron cómo Reborn abría la puerta del despacho de Tsuna, no entró, sólo miraba lo que había dentro. Estuvo parado y observando durante cinco largos minutos y luego… luego, se dio la vuelta y se dirigió a su cuarto. Se cruzó con Hibari por uno de los pasillos, el guardián de la nube lo vio sonriendo. No una sonrisa maliciosa que prometía venganza, sino una sonrisa sincera, esas que sólo mostraba a Tsuna durante los inicios de su relación. Entonces todo encajó.


Pues él quien le escribe versos,

él es su amante, su amor secreto 
Ella que no sabe nada mira a su marido y luego se calla 

Tsuna estaba sumido en sus pensamientos ¿Quién será? ¿Quién podría ser el que le escribe bellas palabras? ¿Quién será el que le hace suspirar cada día? ¿Quién se dedica a observarlo con tanta devoción? ¿Quién podría ser el que profesa semejante amor?... ¿Está mal el querer conocerlo? Después de todo, está casado. Claro que ha intentado varias veces encontrar al poeta enamorado, claro que ha investigado pero, no hay resultado.

Es como si deseara encontrarlo a la vez que desea que todo siga así, en secreto. ¿Qué haría si llegara a encontrar a esa persona? ¿Dejar a Reborn? ¿Pedirle el divorcio? Sí claro, como si eso fuera posible, en el mundo de la mafia, con el líder de Vongola, y con Reborn. ¿Qué pasaría si Reborn se enterara de las flores y de los poemas que recibe? Que no se malentienda, él ama a Reborn a pesar de distanciamiento y de la casi inexistente relación entre ellos… tan solo es curiosidad. Simple curiosidad… ¿Es malo eso? ¿Es malo suspirar por otra persona que no es tu esposo? ¿A caso se ha convertido en una mala persona?  


¿Quién te escribía a ti versos, dime niña quién era? 
¿Quién te mandaba flores en primavera? 
Con amor las recibías,

como siempre sin tarjeta 
te mandaba a ti un ramito de violetas

 

Ya en noche, en su habitación y de Reborn,  miraba por la ventana el cielo lleno de estrellas mientras Reborn contestaba el teléfono. Estaba planeando su próxima misión. Anotaba nombres y códigos, números de teléfono y nombres de locales. Cuando al fin terminó, Reborn entró al baño, no suele dormir si no se ducha primero. Tsuna estaba a punto de dormir cuando un ruido le sacó de los brazos de Morfeo. La pequeña libreta de Reborn había caído del buró.

Sin pensarlo se estiró hasta el otro lado de la cama para recogerla y ponerla en su lugar. Al momento de tomarla y dejarla en el buró creyó ver algo extraño. Tomó de nuevo esa libretita. Leyó el contenido… leyó otra vez, lo volvió a leer. No era el contenido lo que miraba. La letra, ese tipo de letra… Reborn es… Reborn… él…

--Te tardaste dame-tsuna, he esperado cuatro años que me descubras. Ni con el paso del tiempo perderás lo dame. –dijo Reborn quien miraba al castaño desde la puerta del baño.

--Reborn… –iniciaba Tsuna pero fue callado por un beso de su esposo, de su poeta enamorado.

 

 

Notas finales:

Gracias por leer.


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