COMPAÑEROS DE ARMAS.
Ahí estaba el castaño acercándose, sonriéndole, levantando su mano a modo de saludo. Algo había raro en su rostro lucía algo incomodo y probablemente se debía a que le iba pedir un favor y seguramente tenía algo que ver con aquel infante de cara seria y mirada esmeralda que estaba al lado del candidato a la armadura del arquero,
—Buenos días Saga— Aioros se le acercó y lo saludó de la misma forma en que lo hacía siempre, con un calido abrazo a pesar de que Saga le había dicho reiteradamente que no tenía que abrazarlo de aquella manera tan efusiva para su gusto pero que había ignorado todos aquellos reclamos porque lo siguió haciendo hasta que el gemelo termino acostumbrándose a compartir su espacio personal con el adolescente de cabellos castaños por unos segundos, tanto al saludarse como al despedirse.
Aioros intentaba esconder sus intenciones pero para Saga su compañero era un libro abierto. Probablemente presentaría al pequeño junto a él, charlaría de cosas triviales y luego le pediría aquel favor que estaba seguro que se negaría aceptar pero terminaría accediendo para no oír más las suplicas del otro, hacían eso siempre casi como una rutina y a pesar de que ya sabía el resultado a Saga le gustaba ser necesitado por Aioros por alguna extraña razón, probablemente lo distraía de la presión del puesto de géminis, de sus pensamientos y de su hermano Kanon.
—No me dejes con esta persona— La voz del pequeño fue clara y llena de desprecio hacia al chico de ojos azules, estaba claro, él no le agradaba y lo había hecho notar sin ningún rodeo, Saga se sintió ofendido y su entrecejo fruncido fue señal clara para Aioros.
—Vamos Aioria, Saga te cuidará bien, lo prometo—El nombre le sonaba y mucho pero no concordaba con la imágenes que habían sido implantadas en él, un lindo pequeño de hermosa sonrisa, juguetón, con admiración por su hermano y agradable con todos. El castaño mayor tenía una seria imagen distorsionada de lo que era su hermano menor y eso Saga lo había notado al ver la suplicante pose que ponía frente al pequeño.
—Saga, el es Aioria mi hermano pequeño, necesito pedirte un favor…—Ahí estaba lo que Saga ya pensaba, su compañero/amigo había hecho una pausa para luego seguir con el resto del ruego que probablemente ya tenía preparo
—Verás me han asignado mi primera misión, debo ir a buscar a otros de los chicos que será un dorado al Aeropuerto aquí en Grecia y necesito que alguien cuide a Aioria por ese tiempo y sólo puedo confiar en ti— Ya tenía a Saga y Saga también sabía que el otro ya lo había convencido con la parte de la confianza, le gustaba eso de Aioros, le gustaba sentirse de esa manera y no podía decirle que no a pesar de que el pequeño lo odiara con su alma.
El geminiano bufó y el castaño frente a él mostró sus blancos dientes en una mueca clara de sonrisa/victoria para el que lo miraba. Besó la frente de Aioria abrazó nuevamente al otro chico y se despidió de ambos con una ligera preocupación sobre sus hombros.
—No quiero que te acerques a mi hermano— Tomó por desprevenido a Saga mientras caminaban al templo de los gemelos, el hermano de Aioros era demasiado directo y poco maleable lo cual le dificultaba aun más su trabajo.
—Es él quien decide eso, no tú… niñito— Enfatizó sus palabras en aquel “niñito” produciendo una cara de odio en el rostro infantil del castaño menor mientras celebrara su primera victoria frente al chico de baja estatura internamente. Se estaba rebajando al nivel del niño y así lo percibía, pero detestaba ser tratado de esa manera y más por un pequeño mocoso que no puede cuidarse sólo.
Saga sentía que ya odiaba a todos los niños a pesar de que alguna vez fue uno de ellos.
— ¿Por qué tiene que ser mi hermano? Puedes tener de amigo a cualquier otro en el santuario, no quiero que una chica como tú se acerque a mi hermano— Se detuvo en seco, abrió sus ojos de par en par, un escalofrío le recorrió el cuerpo, la ira y sus intentos de calmarse luchaban dentro de él entremezclándose como un huracán destrozándolo todo por dentro.
—Yo no soy una chica— Saga intentaba mantener la seriedad en un rostro mantuvo sus ojos fríos afilados como témpanos de hielo que no tenían efecto en el otro ya que Aioria no quitaba esa mueca de odiarlo de su rostro, ambos detuvieron su andar, ya no quería ver al pequeño, apenas llegara Aioros le diría que no quería verlo nunca más.
—Si lo eres, tu piel es blanca y luce suave, tu cara parece de niña, tus brazos son mas delgados que los de mi hermano y tu cabello es largo como el de una chica y hueles igual a como huele una— Aioria se acercó derepente a su cuerpo y olió su aroma corporal sin permiso alguno, él retrocedió un paso, ya no estaba furioso, es más, estaba avergonzado y sus mejillas se habían arrebolado por completo, eso era nuevo para él, era incluso peor que Aioros, el pequeño decía lo que quería y no le importaba nada.
—No podrás acercarte más a Aioros porque cuando sea mayor serás mi novia y no podrás tener nada con él— Saga giró su cuerpo el exceso de confianza en el menor lo fastidiaba y lo fastidiaba aun más no poder dirigirle la palabra por aquel calor que aun sentía en su rostro, giró su cuerpo y empezó a caminar nuevamente escuchando como Aioria seguía sus pasos seguramente esperando una respuesta.
—Soy un chico y sólo seremos compañeros de armas— El menor de mirada esmeralda se adelanto para mirar al otro a los ojos y al ver aquel pálido rostro sonrojado dio una gran sonrisa, una sonrisa igual o mas grande que la de su hermano mayor.
Fin