Between Heaven And Hell
[Lost in hell]
CAPÍTULO 1
Shim Changmin observaba la cuidad de Seúl desde las alturas de su apartamento de soltero en el sector de Gangnam mientras las luces se encendían a medida que la noche avanzaba.
Aún no estaba seguro de cómo sentirse ahora, ahora que sabía que Jaejoong seguía con vida, y aún así las cosas eran más complicadas que antes. Y es que bien sabía, y sabía mejor que nadie, que todo cambia. Él mismo se sabía más cambiado radicalmente.
Todavía no puedo borrarte de mi mente, sigo pensando en ti
Realmente te extraño,
(No puedo dormir en toda la noche)
–Flashback–
Después de que Yunho se encaminara al salón de los Archivos en Investigación de la Fiscalía, Jaejoong y Changmin salieron a tomar un café para charlar un poco, había tanto de lo que tenían que hablar, tantas cosas por contarse, tanto que aclarar…
A pesar de que al pelinegro le habría gustado mucho más tener aquella primera charla con Yunho presente, hizo su mejor esfuerzo por tratar de actuar con tranquilidad y llevar las cosas con aplome.
Obviamente, para empezar, Jaejoong le explicó lo que había sucedido en realidad ocho años atrás mientas estuvo en Nagoya y después de que regresara. Y Changmin le dijo que después de que él y Yunho empezaran su entrenamiento, nunca más se habían podido contactar con Junsu ni con Yoochun tampoco.
–A Junsu incluso lo vi el otro día presentando la emisión de noticas del medio día, y también escuché algo de Yoochun, sobre ser un gran Congresista y hacer más que bien su trabajo –comentó Shim –sin embargo, no he podido contactarme con ellos, mucho menos ahora que son figuras públicas.
Jaejoong sonrió, tratando de dejar de lado por un momento el dolor que le había causado la reacción de Yunho después de volver a verle.
–Es verdad –concordó –Junsu es ahora un reconocido periodista y Chun es un importante Congresista, no obstante –le miró con picardía –los dos siguen estando tan locos como siempre...
–¿Y siguen juntos? –Indagó con curiosidad –ya sabes… como… novios.
Jae asintió con la cabeza, sin deshacer su sonrisa.
–Se aman como los tontos que son y que siempre han sido.
–¡Vaya que han durado esos dos! –Exclamó, sonriendo un poco –pero es que son el uno para el otro: un ratón y un delfín.
Ambos rieron divertidos ante el comentario del menor.
Pero guardaron silencio un instante, y aunque ninguno de los dos mencionó nada, los dos reflexionaron secretamente en lo maravilloso que sería poder estar con quien amas durante muchos, muchos años, y que su amor no parezca agotarse jamás.
Inevitablemente, Jaejoong volvió a pensar en Yunho, y aún se preguntaba qué le había sucedido hace un rato y por qué había reaccionado como lo hizo cuando le supo con vida.
El sonido de las gotas de lluvia golpea en la ventana de mi corazón
¿A qué lugar te fuiste?
Realmente te extraño
Y no puedo dormir por las noches
–Me alegra tanto verte de nuevo, Min. –Pero Jae no quería pensar más en eso, por lo que retomó: –Has cambiado mucho –lo miró detalladamente –Jamás habría imaginado que serías agente especial del Departamento de Justicia… ¿puedo preguntarte qué te llevó a tomar tal decisión?
El castaño suspiró largamente y al final contestó:
–Podrías decir que me convertí en agente especial porque quería atrapar a cabrones como el que manejaba esa casa de acompañantes sexuales a la que fui a parar. Al principio, confieso que quería hacer justicia por mis propias manos y acabarlos por mis propios medios, pero me di cuenta de que la única manera de hacer justicia sin lastimar a nadie inocente en el trayecto, es por el método legal.
–Y elegiste el método correcto –aprobó el mayor, mirándole comprensivamente –la justicia solo será justicia cuando se va por el método legal; haciendo justicia por manos propias, la víctima pasa a ser un victimario más, y ya entonces nada lo diferencia de los criminales de quienes pretende vengarse.
–Pero yo no lo veía así, Jaejoong –le miró determinado, y con firmeza –estaba convencido de que dejarle la justicia a los medios legales era una pérdida de tiempo porque los ricos siempre tienen el poder. Y quizás aún siga siendo así en ocasiones, y no podemos detenerlo aunque deseemos. Por eso jamás me imaginé tomando este camino.
Hubo un corto silencio, y entonces la curiosidad del pelinegro quedó en evidencia, aún había algo por preguntar y algo por responder.
–¿Qué fue lo que te hizo cambiar de opinión entonces? –Se animó a preguntar.
–Pensé que habías muerto. Luego asesinaron al señor Dae Shik y estábamos perdiendo también a Yunho hyung… De repente, sin que pudiera detenerlo, mi forma de pensar cambió… –las palabras del menor sin duda sorprendieron a Kim, una pequeña punzada apareció en su corazón al evocar aquellos tiempos amargos que se repetían en su mente una y otra vez.
–¿A qué te refieres? –Le instó a explicarse.
–Yunho intentó suicidarse dos veces a raíz de lo que ocurrió. Los chicos y yo lo detuvimos. Jamás olvidaré la expresión en su rostro el día que intentó suicidarse por segunda vez y logré llegar a tiempo. En ese instante, mientras luchaba a toda costa por detenerlo para mantenerlo con vida, me di cuenta de que tu supuesta muerte y la del señor Jung no podían quedar en la impunidad, al igual que casos como el de Kang Ho Wook y las miles de cosas horribles que pasan a diario en nuestro país y en el mundo. Entonces decidí convertirme en la fuerza de Yunho hyung, y, en el trayecto, ayudarlo a hacer justicia real, tal y como siempre quise.
Jaejoong sintió de nuevo el punzante dolor en el pecho, el que seguía latente en su interior y era cada vez más intenso.
Suspiró largamente.
–Lamento tanto todo lo que ocurrió, Changmin… –negó con la cabeza.
–Nada ganas lamentándolo y lo sabes. –Fue firme –Pasaron cosas penosas que nos lastimaron a todos, pero es lo que sucedió, no podemos cambiarlo.
Kim notó también que había algo diferente en Changmin; ya no era el muchacho positivo e ingenuo que había sido antes, parecía opacado por algo que Jaejoong no supo reconocer en él.
Justo como Yunho…
Mirando tu espalda cuando te alejabas,
Me dejabas en este frio camino
Yo no podía hacer nada más por detenerte
Me arrepiento todos días, lo siento
Te lo pido, quiero estar de nuevo a tu lado
–Y no me arrepiento de haber tomado este camino, ¿sabes? –Retomó el menor, sacándole de sus pensamientos –tener la posibilidad de hacer justicia es una sensación bastante satisfactoria. Me encargo de proteger al país y a la gente mientras hago que los malos sean castigados, ¿no te parece excelente?
Una nueva sonrisa se plantó lentamente en los labios del pelinegro.
–Tienes toda la razón, es genial saber que haces las cosas bien y por el bienestar de las personas.
Una media sonrisa apareció en los labios del moreno al fin, y asintió con la cabeza.
–¿Recuerdas cómo nos conocimos, hyung?
Y para Jaejoong fue mucho más tranquilizante escucharle nombrarlo “hyung” una vez más.
–¿Cómo podría olvidarlo? Estabas siendo molestado por el imbécil de Pyo Joo, ese tipo problemático…
–Sí –asintió –yo era un niñito tonto e indefenso, y me enfrentaba al mundo por mí mismo, estaba solo… pero tú llegaste con ese semblante frívolo que tanto te caracterizaba, y me defendiste de la nada, te convertiste en mi protector.
–Oh, vamos –soltó con modestia –alguien tenía que poner en su lugar a ese tipo molesto.
–Pero cuando nadie más tenía el valor para hacerlo, tú apareciste y me ayudaste… y luego Yunho hyung y los chicos… todo cambió cuando llegaron a mi vida.
–Yo diría que fuiste tú quien llegó a las nuestras –sonrió con ternura, posando delicadamente una mano sobre el hombro del más alto, y éste, sin pensarlo demasiado, lo atrajo un poco hacia él, para abrazarlo.
–Es una suerte que sigas con vida, hyung –declaró en voz algo más baja –y espero de verdad que ya no te alejes de nosotros.
–No lo haré –contestó, manteniendo aún el abrazo y soltando una lágrima que el menor no logró ver –te quiero, Min.
–Fin Flashback–
Sin embargo, ahora Shim Changmin sabía que las cosas habían cambiado, pero no tenía idea de cómo continuaría todo aquello…
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–Flashback–
Jaejoong miró a Yunho, quien seguía casi inmóvil y sin pronunciar palabra.
–¡Yunho! –Exclamó, abrazándolo emocionado aunque el más alto no le correspondió de la misma manera. Al ver que Jung no se movía aún, y ni siquiera parecía mirarle, Jaejoong se separó para verle a la cara – ¿qué te pasa, Yunnie? ¿Estás bien?
–Fin Flashback–
Hyunjoong se revolvía los cabellos con frustración, intentando dejar de recordar aquello, pero la escena seguía martillando en su cabeza. ¿Por qué le importaba tanto lo que sucediera con Jaejoong y ese tipo frívolo llamado Yunho? Pensándolo bien, Hyunjoong jamás se imaginó que el castaño reaccionara como lo hizo, puesto que siempre creyó que amaba a Jaejoong tanto como Jae lo hacía, pero al parecer no era así, y eso lo confundía aún más.
¿Sería Jaejoong correspondido o no? ¿Acaso Jung Yunho podría causarle daño a Jaejoong? Y si era así, definitivamente no lo permitiría, Kim Hyunjoong debía proteger a Jaejoong a como diera lugar.
No puedo, no puedo soportarlo
No puedo soportar un día sin ti
Mis lágrimas están cayendo de nuevo
¿Seré capaz de olvidar?
¿Hasta cuando el dolor va a continuar?
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Una triste lluvia parecía un murmullo de cantos fúnebres, y grandes gotas golpeaban la ventana.
Kim Jaejoong lloraba amargamente mientras recordaba lo que Jung le había dicho hacía apenas un par de horas. ¿En qué clase de monstruo insensible se había convertido su amado Yunho?
Se sirvió una copa más de vodka y se lo bebió de un solo trago al igual que las otras veces mientras sus lágrimas seguían cayendo sin cesar. Aquellas mismas lágrimas que caían al compás de las gotas de lluvia que azotaban el cristal afuera, como si se hubiesen puesto de acuerdo para lamentar un amor que no podría ser.
Sigo pensando en ti por la noche, no puedo dormir
(Esta noche, esta noche otra vez ella)
¿Por qué no puedo terminar con esta historia de amor?
(Esta noche otra vez)
La distancia entre nosotros se ha incrementado
Yo era un esclavo de este amor
¿Realmente era momento de rendirse y olvidar a Yunho para siempre?
Su corazón siempre lo mantuvo solo a él y a nadie más que a él, siempre lo preservó con fuerza, solo esperando el momento en que pudieran encontrarse para amarlo con intensidad. Pero ahora que se encontraban, Jung simplemente le decía que para él, el amor que creyó tan real solo fue una locura de amor de adolescente y nada más.
Y solo recordar aquellas palabras hacía que el corazón de Kim se arrugara cada vez más.
¿Por qué…?
Esa noche, mientras la lluvia seguía cayendo sin piedad, bebió y lloró hasta quedarse dormido.
Eran cerca de las tres de la tarde cuando el celular del pelinegro sonó, sacándolo al fin del prolongado letargo en el que se había sumido después de que sintiera que se había quedado sin lágrimas y el alcohol le había ganado a su sistema.
La cabeza le dolía horrores, pero aquel dolor no era siquiera comparable al dolor de su corazón roto, por lo que no reparó demasiado en ello.
El celular seguía sonando, insistente, a la espera de una respuesta.
Tomó el aparato, luchando por mantener los ojos abiertos, frunciendo el ceño en una mueca que a cualquiera que lo viera le habría parecido graciosa, y al fin tomó la llamada.
–¿Bueno?
–Hyung –se escuchó del otro lado de la línea.
–¿Changmin? –Aún no estaba seguro.
–Oh, al menos reconoces mi voz –soltó con un tono sarcástico, bromeando.
–¿Cómo obtuviste mi número?
–Tengo mis contactos, ¿sabes?
El pelinegro enarcó una ceja, poco convencido.
–Ajá…
–Como sea… te llamo porque justo ahora tengo algo de tiempo disponible, así que me preguntaba si querías ir a tomar algo conmigo, aparte, bien podrías llamar a Junsu y a Yoochun hyung, quizás pueda reunirme con ellos al fin. ¿Qué dices? ¿Tienes algo de tiempo ahora?
¿Tener tiempo? ¡Mierda! Jaejoong había debido estar en su oficina desde las ocho de la mañana. Todo debía estar hecho un desastre sin él allí, ¡Dios! ¿Qué debía hacer?
Justo en ese instante recibió una llamada de la otra línea.
–Espera, Min, tengo otra llamada, quédate en la línea un instante, ¿sí?
–Vale, pero no tardes demasiado, no soy muy paciente.
Jae negó con la cabeza, sonriendo divertido por su actitud tan infantil.
–Vale, espera. –Tomó la otra llamada – ¿bueno?
–¡Pero si es el irresponsable Fiscal Kim Jaejoong! –Escuchó del otro lado, y tuvo que alejarse un poco el auricular del oído porque Hyunjoong casi que le gritó –sinceramente eres un descarado, ¿tienes idea de lo ocupado que he tenido que esta hoy al tratar de cubrirte el trasero?
El pelinegro suspiró aliviado. Aquel regaño no era precisamente lo que deseaba pero le tranquilizaba mucho saber que el mayor le había ayudado en su ausencia.
–Gracias, amigo, te debo una.
–Me debes varias, compadre.
Jae viró los ojos.
–Sí, sí, te lo recompensaré.
–Claro que me lo recompensarás –parecía enojado y serio del otro lado de la línea.
–¿Eh? ¿Acaso tienes algo en mente ya?
–Tú y yo, cena el viernes.
Una pequeña sonrisa se asomó en los labios del menor, el rubio sí que sabía cómo cambiar su estado de ánimo, y a pesar de que esta vez nada podría curar su corazón roto, pequeños detalles como éste hacían que lo que quedaba del mismo se sintiera bien, aunque fuera un poco.
–Como digas –aceptó sin deshacer su sonrisa.
–Bien. Y no te preocupes por hoy, me estoy encargando bien de todo, así que tómate la tarde libre. ¡Pero llega mañana bien temprano, eh!
–Sí, sí, mañana seré el primero en llegar.
–¡Eso espero!
–Gracias de nuevo.
–Vale.
–Adiós.
–Espera.
–¿Qué?
–¿Te llamó tu amigo?
–¿Qué amigo?
–El agente Shim.
–Ah, con que fuiste tú quien le dio mi número –ahora todo encajaba.
–Es un chico insistente, ¿sabes? No le puedes negar nada.
Jaejoong casi rió.
–Si te escucha llamarlo ‘chico’ te armará la grande –advirtió con un tono de diversión.
–Lo tendré en cuenta –contestó con seriedad.
–Y, por cierto, no le andes dando mi número a cualquier loco, bien sabes que nuestra información es confidencial.
Esta vez fue Hyunjoong quien enarcó una ceja.
–Okey, como digas…
–Ahora sí cuelgo, adiós.
Kim Hyunjoong colgó con algo de incertidumbre. Incluso después de acabar de hablar con un aparentemente animado Jaejoong sabía que éste se encontraba triste, entendía que la reacción de Yunho no había sido lo que esperaba, y además los había visto irse juntos para hablar, cosa que solo hizo que su corazón se sintiera confundido una vez más.
¿Por qué discutíamos? ¿Por qué nos gustaba eso?
¿Nos volvimos ciegos? Yo solía creer en el amor
¿Por qué me siento atrapado en este momento?
El único que necesita de ti es este tonto
Esa mañana, cuando Changmin se puso en contacto con él, supo que quizás encontrarse de nuevo con ese amigo que Jae parecía apreciar mucho al igual que a Kim Junsu y a Park Yoochun, podría animarlo y hacerle sentir que realmente no estaba solo.
Jaejoong regresó a la llamada de Changmin.
–¿Sigues ahí, Min?
–Con que cualquier loco, ¡eh!
El pelinegro abrió los ojos como platos.
–¿Escuchaste eso?
Min guardó silencio, sabía bien que Jaejoong había estado bromeando pero ahora quería molestarlo.
–Lo siento, Min, solo bromeaba –se quiso explicar.
–Sí, como sea. ¿Entonces…?
–Me comunicaré con Yoochun y con Junsu y te llamo en unos 15 minutos, ¿te parece?
–Vale, ¿dónde nos encontramos?
Jaejoong se puso de pie y abrió las cortinas, después de la fuerte lluvia de la noche anterior un brillante sol se levantaba brillante y cálido por el horizonte.
–¿Qué te parece si nos vemos en la cafetería “Winter’s Night”?
Tal y como lo habían planeando antes, Jaejoong, Junsu y Yoochun llegaron a Winter’s Night a la hora acordada y el encargado les dijo que Shim Changmin los estaba esperando en la azotea del sofisticado lugar.
Los chicos subieron a través del elevador, y Junsu se revolvía nerviosamente las manos, jugueteando con sus pulgares. Los otros dos lo notaron y sonrieron.
–Cálmate un poco, Su –le dijo Park, estrechándolo contra su cuerpo –asustarás a Changmin con esa actitud ansiosa.
–¿Me… me veo muy nervioso? –Inquirió, sintiendo cómo su pulso iba en ascenso al igual que el elevador.
Sus amigos asintieron.
–Vale, vale, me calmaré, no se preocupen –declaró, aunque ni Park ni el mayor de los Kim se convenció mucho.
Y es que después de ocho años se reencontraría con quien había sido su mejor amigo, ¿cómo esperaban que reaccionara? Yoochun también experimentaba una ansiosa sensación, pero siempre fue mejor que su novio a la hora de ocultar sus sentimientos y guardar sus emociones para sí mismo.
Tú y tus hombros caídos
Tú, sentada en el suelo
Tú, golpeabas mi pecho por la frustración
Tú, rezabas pidiendo al cielo
Shim le dio un nuevo sorbo a su café y miró al horizonte.
¿En qué momento habían transcurrido ocho años? Esa era una pregunta que ahora lo atacaba sin piedad. Así como también lo atacaban los recuerdos de las cosas horribles que había tenido que vivir durante ese tiempo. Por suerte tenía a Yunho, quien se convirtió en su fuerza a pesar de que fue el mismo Changmin quien le prometió ser la suya; al final ambos se habían convertido en la fortaleza del otro durante los tiempos difíciles, afrontando juntos los momentos más dolorosos, casi como si se hubiesen convertido en uno.
Pero ahora se reencontraría con sus viejos amigos, con aquellos tres locos muchachos que habían cambiado para siempre su forma de ser y de pensar, y eso era algo que parecía moverle desde lo más profundo.
Pienso en ti al levantarme,
Vamos a olvidar y a borrar todos los malos recuerdos
(Lo siento) sé cómo te sientes
No puedo decir nada además de "Lo siento"
Uno, dos, tres… y por la puerta cruzaron Jaejoong, Yoochun y Junsu, con éste último a punto de colapsar.
Lo que ninguno de ellos sabía, lo que jamás se pudieron imaginar, es que después de aquel reencuentro todo lo que hasta ese momento conocieron, cambiaría. Jamás imaginaron a qué grado…
Oh, esta noche otra vez, esta noche otra vez
Tú y yo, no terminemos nuestra relación
No neguemos nuestro amor
Ven a mí, todo estará bien ahora
Vamos a empezar todo otra vez
UKISS –0330