.Música radioactiva.
PROLÓGO
La habitación se inundaba de sonidos extravagantes, extraños, flojos, agudos, sentimentales. El teatro de la universidad estaba desierto, mas sin embargo, quien prestase atención ante aquellos sonidos se confundiría en si estar en una guerra o un concierto.
Solo el sonido vacío y profundo de un grito lamentable, era lo que se profesaba por aquellas cuerdas.
Mycroft no puede recordar claramente cuando fue la última vez que se sintió humano. Para ser sinceros y cordiales, jamás ha sentido tal “adjetivo” en su ser.
Si no se siente extraño entre toda aquella gente sin importancia en la vida terrenal, se siente superior cuando las cuerdas de su chelo resuena con total gracia o cuando canta. Cuando canta es más que nada, la mejor confesión que puede hacer al mundo de sí mismo, y cuando toca aquellas cuerdas con pasión expresada al rozarlas con el arco, solo atina a demandar sobre las pobres almas inútiles que le aclaman.
¿Egocentrista? Tal vez, no mentiría si se lo llegasen a preguntar. Para que evitar lo magnifico, es completamente irracional no admitirlo.
Claro, que sus pensamientos y palabras no lo han llevado muy lejos en lo que a ser sociable corresponde, y eso que no era como su pequeño hermanito. Elisa Holmes siempre bromeaba con su círculo social sobre sus hijos. Algo vinculado con “niveles para la simpatía”. Según los cálculos frívolos de su madre, Sherrinford se llevaría el 100% ya sea por su obligación de ser la cabeza de la familia apenas sucedió el fallecimiento de su padre. Mycroft seguiría con el 75%, por su demostrado interés en las ciencias políticas, relaciones exteriores y manipulación eficaz, tal vez solo un poco de “humildad” bastaría para ser aceptado en un grupo de amigos patéticos que se profesan lealtad cuando hablan a espaldas de ellos mismos. ¿Eso le interesa a él? ¿Pertenecer a esa mediocridad? ¡Que insulto!
Y Sherlock… Bueno, es Sherlock. Su hermanito “dificit de atención, mudo, sociópata y esquizofrénico” según los ignorantes psicólogos mejor pagados de Europa y Unión soviética, estaba sobre bajo del -100%. Pero volviendo a la ignorancia laboral de los psicólogos y psiquiátricos, con los cuales Mycroft ha sentido repulsión desde que su hermanito fue sometido a aquellas “torturas medievales”, seria a los primeros que explotaría su economía. Oh sí, desde que acusaron a su hermano por ser “autista” y luego “futuro psicópata”, llevaba el plan de venganza perfecto.
Su familia no hizo particularmente nada bien, tan solo recluyeron a un niño desde su nacimiento.
Por eso para el mediano de los Holmes el mundo le resultaba gris. Desde los seis años, cuando vio toda la crueldad, humillación, soledad y desinterés a la que sería sometido Sherlock, el mundo dejo de verse natural, y comenzó a perder color cada que el pequeño bebe se iba a esconder a la esquina oscura detrás de su escritorio de su inmensa habitación, y él mismo debía llevarle de comer como si fuera un perro más de la enorme mansión.
Porque cuando su madre se juntaba con las serpientes de sus “amigas”, encerraba a su hermanito y él debía escaparse de tan aburridas charlas para evitar que Sherlock volviera a tomar cualquier objeto con punta y lanzarlo al cuadro familiar. Por qué Sherrinford dejo de estudiar con él porque simplemente Sherlock permanecía en su habitación todo el tiempo que le fue posible, antes de la tragedia a sus diez años.
Sí a si te trata tu familia, ¿Cómo te tratara el mundo? Si tu familia no te creía lo que tu hermanito llegaba escribir con dos años, ¿Cómo te creería el mundo? Por qué si un niño de diez años fue encerrado en un hospicio, ¿Qué libertad te dará el mundo? Si las drogas están al alcance de un jovencito de doce años en vez de su libro favorito, ¿Por qué el mundo seguía preguntándose porque existía tanta delincuencia?
El mundo no tenía color, el mundo no debía de existir. El mismo no permitiría ser una pieza más de ese tablero negro y blanco, pues el seria el rey. No se equivoquen, no quería el trono de ningún gobierno del hombre, el seria el gobierno para manejar al hombre, oh en el caso de Inglaterra, el gobierno de la mujer.
Él se protegería y solo él se quería bajo su protección. Y aunque Sherlock lo ignorase, lo desafiase o lo odiase, también lo metería en su burbuja y jamás lo sacaría, aun en contra de Sherrinford.
Sus cicatrices físicas las dejaría en sus recuerdos siempre frescas, para nunca olvidar las manchas oscuras que tacharon su vida. ¿Heridas emocionales? ¿Cuáles? El mismo se encargó de quemarlas una por una siendo las insignificantes, y aquellas que se atrevieron a tocarlo y sentirse superior, las tatuaría de angustia, descuartizaría y quemaría. Literal.
El extinguiría la luz.
Y era en esos momentos, donde la canción que fluyo de sus dedos y bajo el control de su instrumento, la pasión que provoco unas gotitas de sudor cayendo de su frente y la necesidad de tomar todo el aire caliente de su alrededor para sus extasiados pulmones.
Oh si, ese era su frenesí.
Dejo caer sus hombros y saco de sus piernas en violonchelo para poder ponerse de pie antes de que su siguiente clase comenzara. Cruzar la universidad puede ser sencillísimo para él, pero no significaba que debía quitar las apariencias de “alumno perfecto”.
Pero antes de tomar el estuche con su instrumento ya resguardado y limpiarse el sudor de la frente con su pañuelo siempre presente entre sus prendas, fueron palmadas al aire lo que le hizo fruncir el ceño y volverse hacia el inexistente público de las gradas del teatro colegial, donde no estaba abandonado del todo.
Pero tuvo que entrecerrar la mirada y parpadear dos veces justas ante un destello plateado brillante que le nublo su visión pálida.
— Eso fue magnifico, pero también tan triste. — la voz, la silueta que se formó por las ondas de la misma y la gravedad del brillo que transmitía, le indicaba que era un varón.
Pero el que le elogiara como cualquier ser inferior no fue lo que le intrigo, y aunque estuvo tentado a quedarse petrificado ante la mención de su sentimentalismo frustrado y vengativo, lo que le dejo estático y a punto de perder el equilibrio por la repentina escases de oxígeno, fue el hecho de que el brillo plata (del mismísimo mineral natural, no uno cualquiera) seguía tenue y le dio color a esa persona.
Una persona cuyo brillo era natural desde sus ojos hasta su tímida sonrisa y la lagrimita que había caído 7.45.0036 minutos antes de que la canción terminase. Por primera vez para el Holmes intermedio, una persona tenía brillo para sus ojos.