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Safe and sound por PureHeroine

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Notas del capitulo:

¡Buenas noches chic@s! Aquí vengo con la conti del nuevo capítulo de esta historia basada en Dando la nota/Pitch Perfect <3

¡Espero que os guste!

 

PD: OS DEJO AL FINAL DEL CAPÍTULO LAS CANCIONES QUE HAN IDO APARECIENDO

ESTE CAPÍTULO HA SIDO MODIFICADO EL 11/01/2018 POR EL SIGUIENTE MOTIVO: quiero que el fic coja una temáica más profunda, más intensa, que el desarrollo de los personajes y las relaciones sean más intensas que en un principio. 

-          Buenos días. – Saludé al entrar a la cocina, donde todas se encontraban desayunando todo tipo de cosas: cereales, cupcakes, fruta, café…

-          Agradecería que te pusieras un poco más de ropa, Emma. – Sorbió Aubrey de su taza de café, aún molesta conmigo por lo que pasó en la cena. –Todas lo agradeceríamos. – Corrigió.

-          Habla por ti, rubia. – Agregó Stacie sin apartar su mirada de mí.

-          ¿Pero qué pasa? – Fruncí el ceño y dirigí mi vista hacia abajo. – Oh… - Me di cuenta de que iba en ropa interior y que lo único que me cubría era una camisa algo ancha que me había colocado. – Lo siento, es la costumbre.

-          No te disculpes. – Dijo Stacie en un tono provocador. – Te aseguro que a nadie le molesta que vayas así. ¿Verdad, Chloe? – La pelirroja alzó la vista y sonrió de lado.

-          Tu desayuno está en la mesa. – Inquirió Chloe. – No dentro del sujetador de Emma.

-          Eso es mejor que lo diga ella, ¿No? – Atacó Stacie con las manos bajo su mentón.

-          Vale, sí, lo he pillado. – Contesté antes de que la pelirroja comenzase una dura batalla verbal con Stacie. – No bajar en pijama a la cocina, anotado. – Levanté las manos a modo de disculpa y me senté al lado de Becca.

-          No a la cocina, pero sí a mi habitación. – Intervino en la conversación la chica de color, Cynthia, de la cual sabíamos abiertamente su orientación sexual por estar predicándola a los cuatro vientos.

-          Eh… - Torcí una sonrisa. – Pensaré… en ello. – Suspiré disimuladamente y agarré la cafetera, llenándome la taza hasta arriba y añadiéndole una cantidad importante de azúcar.

-          ¿No crees que te has pasado un poco? – Me preguntó Becca con una leve sonrisa. – Eso no es café con azúcar, es azúcar con café.

-          Es que me gusta muy dulce. – Sorbí y tenía el gusto perfecto. – Muy, muy dulce.

-          Eres una exagerada.

-          Pruébalo, verás cómo tengo razón. – Cogió mi taza y le dio un leve sorbo, pero la retiró rápidamente y tosió.

-          Lleva demasiado azúcar. – Bebió del suyo y mordió su tostada.

-          A mí me gusta. – Sonreí para darle otro pequeño sorbo y dejar la taza en la mesa. – Oye Becca, ¿Qué es eso de ahí?

-          ¿El qué? – Giró su cabeza y aproveché para atacar su tostada. - ¡Oye!

-          Muy buena. – Sonreí burlona y me gané un pequeño pellizco en el brazo. – Eres muy fácil de engañar, Bec.

-          ¡Serás…! – Reí y preparé otra tostada con mermelada.

-          Toma. – Se la ofrecí y alargó la mano. – No, no, no. Muérdela. – Se acercó a morderla y alejé la tostada de su boca para probarla yo.

-          ¡Pero oye! – Apareció un leve rubor en sus mejillas y se cruzó de brazos. -  ¡Ya no quiero nada!

-          ¡Venga, Bec, que es broma! – Pasé un brazo por sus hombros y besé su frente. – Va, perdóname. – Bufó y se bebió su café. - Te la debo por las risas que ayer te echaste a mi costa. – Susurré de manera que solo ella me pudo escuchar y sonrió de manera cómplice.

-          Touché. – Dejó su taza y me arrebató la tostada de mis manos. – Pero ésta es mía. – Mordió y me hizo una mueca burlona, ¡Becca, me las pagarás!

-          Chicas. – Anunció Aubrey llamando nuestra atención. – Esta mañana hemos recibido una carta de los Treblemakers.

-          ¿Y para qué? – Alzó Chloe la ceja mientras degustaba una taza de té.

-          Nos invitan a una fiesta en su Hermandad. – Aubrey entrelazó sus manos y nos miró a cada una de nosotras.

-          Ag. – Stacie hizo una mueca de asco. – Una casa repleta de chicos, no me quiero imaginar cómo olerá…

-          Seguro que tú te acabas tirando a alguno. – Chloe le propinó una cínica sonrisa. – Como la última vez.

-          Creo que tú no te quedas atrás, zanahoria… - Jugueteó con su vaso. - ¿O tengo que recordarte de tu pequeño “affaire” con el capitán del equipo de fútbol?  - Alcé la ceja y mi rostro adoptó una expresión de duda, que no tardó en leer la pelirroja. O sea, que la señorita Chloe Beale tenía pareja.

-          ¿Cómo sabes…? – Las palabras murieron en los labios de Chloe cuando Stacie la interrumpió.

-          ¿Y quién no lo sabe? – Stacie cerró los ojos y sonrió. – Apuesto a que todas las personas de esta mesa lo sabían.

-          No. – Levanté la mano inocentemente. – Yo no. Pero gracias por la información. En fin. – Cambié rápido de tema. - ¿Vamos a ir a esa fiesta, no?

-          Es una oportunidad para espiar a la competencia. – Dijo la rubia bastante segura. – Así podrem…

-          ¿Oportunidad para espiar a la… ¡Ah dios! – Masajeé mis sienes. - ¿No podemos simplemente ir a esa fiesta y emborracharnos? ¿Pasarlo bien? ¿Meternos unas rayitas de… - Todas me miraron. – Eso era broma. – Dije rápidamente. – No me miréis así.

-          Como he dicho. – Carraspeó Aubrey. – Y dejando de lado las ganas de drogarse/emborracharse de Emma… podremos conocer cuál es su estilo de baile y de canto. - Siguió explicando. – Seguramente darán algún espectáculo. En fin, siempre lo hacen… - Cruzó sus piernas.  – Y os recuerdo, que a partir de esta semana trabajaremos las coreografías más que nunca. ¿Oído? – Dio un golpe en la mesa ante nuestro silencio. - ¡Que a veces, parecéis patos mareados! – Asentimos todas a la vez y tras terminar el desayuno entre charlas amenas  y miradas de arrepentimiento por parte de la pelirroja hacia mí, limpiamos la cocina y terminamos de organizarlo todo entre todas. Al ser sábado y no tener clase, cada una fue a hacer lo que le apetecía. Algunas salieron a la ciudad, otras con sus amigos, otras fueron a estudiar… yo decidí encerrarme en mi habitación y comencé a organizar todas la cajas de la mudanza que estaban sin abrir.

-          ¿De verdad que yo tengo tantas cosas? – Comencé a sacar un montón de discos, libros, fotos… ¿Un álbum de fotos? Fruncí el ceño extrañada y me senté en la cama. - ¿Cuándo he metido yo esto aquí? – Lo abrí y había una página en blanco con un escrito de mis amigos. Leí cada una de ellas y no pude reprimir una sonrisa nostálgica. Apenas llevaba 3 días fuera y ya los echaba muchísimo de menos, pasé la hoja y vi otro escrito, pero éste, más largo y especial que los demás.

“Lee esto cada vez que te sientas mal, te encuentres decaída o sin fuerzas para seguir:

Hola, cariño. Espero que nada de lo que allí te pase, te haga tirar la toalla. Quiero recordarte, aunque no haga falta, que aquí te estaremos esperando y que nos tendrás siempre. Siempre te he dicho todo lo que me encantas, pero nunca te he dicho lo que odio de ti: que es esa maldita capacidad tuya de hacer que las personas sientan un gran vacío cuando te vas. Y es lo que sentimos todos ahora mismo, sobretodo yo. ¡No sabes cómo echo de menos tus tortitas y tus besos de buenos días! Esas noches tan calientes y esas duchas tan frías… En fin, ¿Qué decirte cuando ya lo sabes todo? Te quiero, Emma.”

 

-          Uff… te odio, Lauren. – Retiré una leve lágrima que bajaba de forma rebelde por mi mejilla y pasé la hoja, topándome con una foto nuestra. Yo estaba sentada sobre el césped y ella se encontraba encima de mí, dándome un cariñoso beso en los labios mientras yo miraba molesta y fijamente a la cámara. ¡Un poquito de intimidad por favor! Volví a meter la foto dentro del álbum y revisé todas las páginas del mismo. Fotos con mis amigos de fiesta, de viaje, en la playa… En fin, todos los perfectos momentos que he pasado con ellos y que hemos querido fotografiar. Aunque ninguna foto podría reflejar el inmenso cariño que sentía por ellos. – Esto va a ser mucho más duro de lo que creía… - Suspiré y coloqué mi flequillo hacia atrás.

-          ¿Irás a la fiesta? – Giré mi cabeza y me encontré con la figura de la pelirroja, que cerraba la puerta tras de sí.

-          Sí. – Asentí sin ni siquiera mirarla, dejando el álbum de fotos sobre el escritorio.

-          ¿Fotos de tus amigos?  – Se acercó con pasos lentos y se posicionó a mi lado, acariciando el álbum con sus dedos. - ¿Puedo? – Asentí y me dirigí a la cama.

-          Se te ve… - Llegó a la foto de Sara y yo besándonos y su voz se dotó de un tono burlón. – muy feliz.

-          Sí… - Apoyé mi frente sobre las manos y masajeé mis sienes. - ¿Irás tú? A la fiesta…

-          Sí. – Dejó el álbum delicadamente y avanzó hacia la cama.

-          ¿Te está esperando tu chico, no? – Levanté mi vista y me topé con los ojos azules de Chloe.

-          No es mi novio. – Aclaró. – Es…

-          Una aventura, sí, vale. – Me levanté y agaché ligeramente la cabeza para conectar nuestras miradas, ya que era algo más baja que yo. – ¿También forma parte de tu experimentación o eso sólo lo haces con las chicas?

-          No juego con los sentimientos de nadie, Emma. – Me interrumpió. – Creo que tienes una imagen muy equivocada de mí. – Su gesto se tornó duro y su ceño se frunció con rudeza. – Nunca hago nada si la otra persona no lo quiere con las mismas ganas que yo. – Siempre dejo claras mis intenciones antes de comenzar nada con nadie. – Sus palabras se clavaron en mi pecho como auténticas dagas y ahí me di cuenta de que igual me había pasado un poco. No conocía verdaderamente a la pelirroja, simplemente había hecho caso de los rumores que habían llegado a mis oídos. – Ella carraspeó y deshizo el contacto de nuestras miradas. – Sólo quería saber si… en fin, da igual. No creo que te queden ganas de hablar con este monstruo.  – Cerró la puerta con un gran golpe y algo sacudió mi interior. Me odié a mí misma por haberme dejado llevar por unos simples rumores y atrapé el primer libro que tuve a mi alcance para posteriormente tirarlo al suelo provocando un gran estruendo. Provocando un ruido seco. Algo dentro de mí me decía que Chloe no era tal y como la pintaban. Al fin y al cabo no la conocía de nada.

-          ¡Emma, he escuchado un ruido tremendo! – Abrieron la puerta abruptamente. - ¿Te encuentras…

-          Becca… - Tapé mi rostro con las manos y suspiré fuertemente. – Sí, estoy bien. – Cerró la puerta y se acercó, destapándome la cara con las manos y atrapándolas entre las suyas.

-          ¿De verdad que estás bien? – Esbozó una pequeña sonrisa burlona.

-          Sí, sólo se me ha caído un libro.-  Sonreí y cambié rápidamente de tema. - ¿Vas a ir a la fiesta?

-          ¿Una fiesta rodeada de chicos con las hormonas por las nubes? – Rió y se tiró sobre mi cama. – No es que me haga mucha ilusión…

-          Becca, no me puedes dejar ahí sola. – Me acosté a su lado. - ¡Venga! – Pellizqué su abdomen y se revolvió de manera graciosa. - ¿Tienes cosquillas? – Deslicé mi dedo índice y soltó una pequeña carcajada. – Creo que he encontrado la forma de que hagas siempre lo que yo quiero. – Sonreí divertida.

-          No serás tan mala…

-          ¿Irás a la fiesta? ¿Sí o no?

-          No.

-          ¿No? – Reí levemente. - ¡Tú te lo has buscado! – Me lancé sobre ella, jugueteando con ambas manos sobre su abdomen y provocando sonoras carcajadas en Becca, que no paraba de removerse debajo de mí. - ¿Vas a la fiesta? ¿Eh?

-          ¡No! – Siguió riendo y yo continué provocándole cosquillas. - ¡Para, para, para! – La cara de Becca comenzó a enrojecerse y cada vez se movía más y más. - ¡Vale, sí, sí! ¡Voy a esa maldita fiesta! – Paré en seco y sonreí triunfante sobre ella.

-          ¡Já! ¡Mi poder de convicción es imbatible! – Me volví a tumbar a su lado y jugué con sus mejillas.- Son tan blanditas…

-          Madre mía… - Cubrió su cara con ambas manos y suspiró. - ¡La que me espera esta noche!

-          Lo pasaremos bien, Bec.

-          Prométeme que no te emborracharás.

-          No. – Reí al ver su cara y bufó. – Pero te prometo que llegaré a casa por mis propios medios, ¿Vale?

-          Me vale. – Suspiró y cerró los ojos. - ¿Qué te pondrás para la fiesta?

-          No lo sé. – Sonreí divertida. - ¿Qué quieres que me ponga?

-          ¿Decente?

-          ¡Oh, querida! – Coloqué una mano en mi pecho y fingí dramatismo. - ¡Esa palabra no está en mi vocabulario!

-          Lo imaginaba…

-          Desmelénate un poco, Becc. – Giré sobre mí y me posicioné más cerca. – Esta noche te quiero ver bailar encima de la mesa de las bebidas. Y sin sujetador.

-          ¿Algo más?

-          Que me dediques un striptease. – Mi risa se vio sofocada por el golpe con la almohada que me propinó Becca en la cara. – Qué poco divertida, oye.

-          ¿Por qué no le preguntas a Stacie? En el desayuno te estaba comiendo con la mirada, literalmente.-

-          Seguro que ella estaría encantada de hacerlo. – Reí y estampé mi almohada en toda su cara. – ¿Qué vamos a hacer hasta esta noche?

-          ¿Alguna idea?

-          ¿Dormir?

-          ¡Vas a echar raíces en la cama como duermas tanto!

-          No hay nada que no desee más…

-          ¿Quieres ver una película? – Me propuso y cogí el ordenador portátil de la mesa.

-          Elige. – Abrí una carpeta donde habían multitud de series y películas para elegir.

-          ¿Qué te parece esa? – Me señaló una película de miedo.

-          Es de miedo. ¿No pasarás miedo?

-          ¿Perdón? – Me miró con la ceja alzada y aguanté una pequeña risa.- ¿Me estás vacilando?

-          Luego no vengas a mi habitación buscando un hueco en la cama…

-          ¡Te buscaré un hueco en el cementerio como sigas así!

-          ¡Eh, eh, eh! ¡Tigre! – Reí ante su cara y bufó molesta. - ¡Que es broma, morena!

-          ¿Te gusta llamar a las personas por el color de su pelo, o me lo parece a mí?

-          Me gusta. – Reproduje la película con un doble click. – Lo hace… más personal. – Pellizqué su mejilla y nos apoyamos las dos en mi almohada, viendo el comienzo de la película. - ¡Mira, tu novio! – Señalé a un hombre bastante feo con la cara quemada y me gané un golpe por parte de Becca.

-          Será un milagro si sales viva de esta habitación antes de la hora de la fiesta.

-          Al menos seré asesinada en manos de una chica guapa. – Sonreímos de manera cómplice y apagué la luz para ver la película mejor. Así. Perfecto.

 

……

………

 

 

-          Creo que… deberíamos prepararnos para la fiesta. -  Restregué levemente mis ojos con mis muñecas y emití un ligero bostezo. Becca estaba con su cabeza apoyada sobre mi hombro, el cual yo ya no sentía debido a su postura.

-          ¿Qué hora es? – Preguntó somnolienta.

-          Las ocho y media. – Apagué el portátil y giré mi cabeza para encontrarme con la figura acostada de Becca. – Más de seis horas hemos estado aquí apalancadas…

-          Es lo que tiene habernos enganchado a Juego de tronos después de la película… - Se reincorporó y bostezó. - ¿Sabes lo enganchada que estoy a esa serie?

-          Creo que ha quedado bastante claro después de hoy. – Volví a bostezar.

-          Tienes los ojos enrojecidos. – Se acercó y sonrió de lado. – Pareces una yonki.

-          Idiota. – Se ganó un pellizco en el brazo. – Es por estar tantas horas frente a la pantalla…

-          Sí, sí, claro… ¿Qué te apetece más? ¿Cocaína, heroína…

-          ¡Serás boba! – Le di un golpe en la cabeza y sonrió divertida. - ¡Vamos, a la ducha! ¡Vamos!

-          ¿Vamos? – Se retorció sobre la cama y sonrió burlona.- ¿Te quieres duchar conmigo?

-          No juegues con fuego, bonita.

-          Mejor será. – Se levantó y estiró cada una de sus extremidades. – Soy demasiado joven para morir en manos de Chloe y Stacie. – Giró sobre sus talones y se dirigió a la puerta. Me sentí un poco mal recordando mis palabras hacia la pelirroja y suspiré pesadamente. -  ¿He dicho algo malo? – Mi cuerpo se tensó y no tuve más remedio que contarle a Beca lo sucedido en mi habitación la noche anterior. El cómo Chloe se enfadó por haber creído los rumores y haber insinuado que jugaba con las personas por puro placer.

- Joder… - Beca suspiró, dándose cuenta de la situación. – Parece ser que Chloe no es como la suelen describir los rumores.

- Sí… - Suspiré. – Regla número 1: no hacer caso a los rumores. No hay nada de malo si ‘experimenta’ o hace cualquier cosa con alguien, mientras ambos estén de acuerdo. ¿Por qué la gente la juzga? – Dirigí una mirada inquisitiva a Beca, en busca de respuestas.

- Creo que… hay mucho de Chloe Beale que descubrir.

….

…..

 

Like the legend of the phoenix, our endings were beginnings…

 

-          ¡Menuda fiesta! – Gritó Amy al entrar al gran jardín de la casa de los Treblemakers. - ¡¡¡VAMOS A POR LA COMIDA!!!

-          ¡Pero si acabamos de cenar! – Rió Becca al ver como Amy se dirigía directa a la gran mesa repleta de comida. – En fin… ¡Al menos la música es buena!

-          ¡Chicas! ¡No os dejéis llevar! – Gritó Aubrey poniéndose delante de todas nosotras. - ¡Pronto aparecerán con algún numerito para ganarse al público!

-          ¡Relájate, rubia! – Me coloqué el flequillo perfectamente planchado a un lado y esbocé una sonrisa burlona. - ¡Vamos a pasarlo bien, anda! – Miré a Aubrey y después a la pelirroja que estaba a su lado, vestida con unos pantalones cortos altos y una camisa negra que traslucía parte de su anatomía. Recorrí sus largas y moldeadas piernas con mis ojos verdes, como si las pudiese saborear y mordí mi labio ante la visión tan excitante de la que estaba siendo testigo. Entonces noté un leve codazo en mis costillas.

-          Te la estás comiendo con los ojos, Em. – Rió Becca y disimuló su sonrisa ante la pelirroja y la rubia, que nos miraban con la ceja alzada.

-          Sólo estaba contemplando el paisaje. – La miré y sonrió. Pero mi vista se vio nublada ante la aparición del famoso capitán del equipo de futbol, que agarró a la pelirroja de los brazos y le plantaba un beso en la boca.

-          ¿Vamos a por un par de cubatas? – Le pregunté a Becca y a Stacie, pero no me hizo falta ninguna contestación por su parte, simplemente me las llevé a rastras del lugar y vaciamos la primera botella de vodka de la noche. De repente, la música se paró, y tal como la rubia predijo, los TrebleMakers se posicionaron en medio del enorme jardín y dedicaron unas cuantas palabras al público.

-          ¡Muchas gracias por venir! – Gritó Jesse, el líder del grupo. – Nos gustaría presentar nuestro nuevo trabajo, especialmente creado para vosotros, ¡amigos! – Jesse chasqueó los dedos y aparecieron todos uno a uno, mientras sonaba la canción de: Treasure, de Bruno Mars.

-          ¡Give me your, give me your, give me your attention, baby!  - Comenzó a cantar seguido de sus compañeros y uno de ellos se acercó a mí y me dedicó un par de palabras de la canción: ¡Oh, you are a sexy lady! – Reí y el chico me guiñó un ojo. Era Derek, un compañero de la facultad de derecho con el cual nunca había hablado, solamente había cruzado un par de miradas. Entonces, sin ni siquiera esperármelo, agarró mi bebida y la dejó encima de la mesa, agarrando mi mano y arrastrándome hacia el centro, en medio de todo el grupo de cantantes. La gente nos miraba divertidos, disfrutando de la música y del espectáculo. Miré a Becca con una mirada de confusión y ella me sonrió junto a Stacie: ¡Solo disfruta!

-          ¡Treasure! – Me cantaron todos mientras Derek me sostenía de la cintura y me cantaba al oído. - ¡That is what you are! Honey, you are my Golden star. - El chico me giró y pude contemplar con asombro sus preciosos ojos azules. Me sonreía con frescura y me guiñó un ojo al ver mi sonrisa. - If you let me treasure you! – Seguí sus pasos mientras me agarraba de la cintura y no pude evitar reír ante la situación, giré levemente mi rostro y vi que la pelirroja observaba la escena con la boca desencajada junto a su novio, que se la llevó a rastras de allí al terminar la actuación.

-          ¡Muchas gracias! ¡Seguid disfrutando de la fiesta! – Finalizó Jesse y todos los estudiantes volvieron a beber y a bailar.

-          ¿Quieres otra copa? – Me susurró Derek al oído y el vello de mi nuca se erizó.

-          Claro. – Esbocé una sonrisa divertida. – Ni si quiera sé dónde has puesto la que llevaba en las manos antes de la canción.

-          Lo siento. – Sonrió mostrándome su perfecta dentadura. – No podía sacarte a bailar con la bebida en las manos.

-          ¿Por qué me has sacado a mí? – Pregunté y agradecí la copa que me estaba sirviendo.

-          Necesitaba una chica guapa. – Me tendió el vaso y lo cogí con ambas manos. – Y eres la más guapa de la fiesta.

-          ¿No has buscado mucho, verdad? – Reí y probé la copa. ¡Ron con cola! ¡Verás tú la resaca que voy a tener mañana!

-          No seas modesta. – Torció su sonrisa y bebió de su copa. – Tú, yo, y todos, sabemos que eres la más guapa de la universidad.

-          ¿Habéis hecho un cuestionario o algo parecido para llegar a esa conclusión?

-          No hace falta. – Dijo con simpleza sin quitar su sonrisa. – Basta con mirarte.

-          Gracias entonces. – Choqué mi copa con la suya a modo de brindis y sonrió ante el gesto.

-          No hay de qué. – Nos alejamos un poco del bullicio para poder hablar mejor y nos sentamos en una de las zonas chill-out del jardín. – Además, te conozco de la facultad. Eso te hace aún más interesante. – Me guiñó un ojo y se acercó más a mí. – Así que… Eres una de las Bellas de Barden, ¿Eh?

-          Sí. – Suspiré y acomodé mi flequillo.

-          Ese sí no ha sonado muy bien…

-          Aubrey es un poco…

-          ¿Mandona? ¿Cascarrabias? ¿Pesada? ¿Plasta? ¿Idio…

-          ¡Para, para, para! – Reí. – Todas esas cosas, sí. Veo que no soy la única.

-          No, no lo eres. – Bebió de su copa y sonrió. – Todos pensamos lo mismo.

-          Pero es bue…

-          Es buena persona, sí. – Acabó mi frase y le devolví la sonrisa. – Pero eso no implica que no sea una pesada.

-          Exacto. Me alegro de que alguien piense como yo.

-          No estás sola, Emma.

-          ¿Sabes mi nombre? – Alcé la ceja.

-          Tengo mis fuentes. – Sonrió y ladeé la cabeza. – Emma Martínez, 19 años. Estás aquí por una beca que conseguiste tras sacar varias matrículas de honor el curso pasado. Y… eres española.

-          Impresionante. – Asentí varias veces con la cabeza. - ¿Y tus fuentes no te han dicho mi grupo sanguíneo, mis medidas, mis alergias? ¡Parecen que saben más de mí que yo misma!

-          Eres 0 negativo. – Me dijo. – Mides 1’75 y eres alérgica a las picaduras de avispa. – Mi boca se desencajó y el chico rió. – Además, eres campeona nacional de taekwondo y has recibido varios premios por tu talento con el piano.

-          ¿Tengo que denunciarte por acoso?

-          En mis tiempos libres ayudo a mi hermana con la administración de la residencia.

-          ¿Tu hermana es Prince? – Asintió.

-          Lo ponía todo en tu ficha de estudiante, en la cual viene también tu ficha médica. – Me aclaró y suspiré más relajada.

-          Menos mal, ya estaba planeando otra mudanza para mantenerme alejada de ti.

-          ¿Tengo pinta de acosador? – Me dijo fingiendo dramatismo y sonreí.

-          Claro que no. – Apoyé mi mentón sobre mi mano y sonreí de lado. – Me ha sorprendido, nada más. ¿Qué me cuentas de ti?

-          No hay mucho que contar… - Jugueteó con su cubata y adoptó una postura pensativa. – Estudio derecho, como ya sabes… - Asentí y siguió hablando. – Me gusta el deporte, sobretodo el baloncesto.

-          Sí, se te ve. – Eché un vistazo a su cuerpo y sonreí satisfecha, era completamente mi tipo. – ¿Cuánto mides? ¿1’85?

-          Justo. – Sonrió ante mi perspicacia. – También me gusta nadar.

-          Idem.

-          Yo tampoco soy de aquí. – Me explicó. – Soy de California. Vine aquí por asuntos familiares. – Pasó su mano por su castaño cabello y lo peinó para el lado. - ¿Algo más que quieras saber? ¿O dejamos este tipo de conversación para cuando te invite a salir?

-          ¿Vas a invitarme a salir? – Pregunté con picardía.

-          Sí. – Respondió seguro de sí mismo. – A no ser que tengas algo o… “alguien” que te lo impida. – Desvié mi vista hacia el lado y vi como la pelirroja se dirigía hacia un coche con su querido capitán.

-          Estoy totalmente libre. – Bebí.

-          Perfecto. – Me sonrió con amabilidad y me cogió la bebida. - ¿Qué te parece si nos vamos a por más y bailamos un rato? – Asentí mirando disimuladamente a aquellos dos y me levanté.

-          Chloe Beale y Peter Jackson. – Me informó. – Aunque bueno, a Chloe ya la conocerás… - Asentí y me giré de nuevo hacia él. – No durarán ni dos semanas.

-          ¿Por qué lo dices? – Le pregunté interesada.

-          Peter es el tío más putón de la universidad, no soportará estar con la misma chica más de quince días. – Nos fuimos dirigiendo hacia la fiesta y él siguió explicándome. – Además, hay rumores de que todavía no han… ya sabes. “Intercambiado fluidos”.

-          Joder. – Le di un leve golpe en la espalda. - ¿Hay una definición más repugnante que esa para referirse al sexo?

-          Se me ocurre otra peor…

-          ¡Déjalo! – Lo corté antes de que pudiese decirla. - ¡Con esa me basta! – Reí y nos acercamos donde estaban dos amigos suyos charlando con Becca y Stacie.

-          ¡Hola Jesse, Bumper! – Saludó con alegría a sus dos amigos y miró a las dos chicas. – Hola, Bellas de Barden.

-          Hola, Derek. – Saludó Jesse con una palmada amigable en su espalda. – Estamos diciéndole a las chicas que podríamos juntar los dos grupos para hacer alguna actuación. ¿Qué te parece?

-          Genial. – Paseó su vista por Becca y Stacie y se detuvo en mí. - ¿Y a ti?

-          Bien. – Dije con simpleza. - Voy a por otra copa. ¿Vienes, Bec? – La agarré del brazo y la arrastré hasta la mesa del alcohol.

-          Oye, qué guapo es el chico. – Me miró cómplice y sostuvo los vasos mientras yo los llenaba.

-          ¿Verdad que sí? – Sonreí traviesa y Becca alzó la ceja.

-          ¿Qué tienes en mente?

-          Nada. – Probé el cubata y comprobé que me había pasado con el alcohol. – Pero cuando bebo me... enciendo, ya sabes.

-          Oh, Dios… no me digas qué…

-          Está bueno. – La interrumpí. - ¿Por qué no? – Dije rápidamente y volví a beber, notando ya como la adrenalina de la borrachera recorría mi cuerpo con fluidez.

-          Gracias por las bebidas, chicas. – Cada uno agarró su copa y Derek leyó un mensaje que le acababa de llegar.

-          Lo siento, pero… me ha surgido un imprevisto y voy a tener que irme. – Dijo algo fastidiado. – ¿Por qué surgen problemas en los mejores momentos? – Me miró y volvió a guardar su móvil. – Tengo tu número, ¿Te llamo mañana y hablamos de nuestra cita? – Sonreí a modo de afirmación y me besó en la mejilla. - ¡Adiós, chicos!

-          A la mierda el plan. – Gesticuló Becca con la boca y le hice un corte de mangas que le produjo una leve risa.

-          ¿Alguien tiene un cigarro? – Suspiré y Stacie me miró con una sonrisa traviesa.

-          Acompáñame. – Me agarró y sin decir nada, nos alejamos de la fiesta.

-          ¿Y eso? – Stacie rió, iba bastante bebida.

-          ¿No querías un cigarro? – Sacó una bolsita de su sujetador y un mechero del bolsillo.

-          ¿Eso es hierba? – Intenté aguantarme la risa, pero el alcohol me lo impidió.

-          ¿Te animas?

-          ¿Que si me animo? – Agarré la hierba y comencé a liarlo yo misma.

-          ¿Te va la marcha, eh? – Se acercó a mí y me dio un leve empujón con su brazo.

-          A mí me va todo. – Lo encendí y di una profunda calada sin perder de vista los ojos azules de Stacie. – Me quiero olvidar de todo esta noche.

-          ¿De todo? – Me robó el cigarrillo de marihuana e inhaló profundamente.

-          De todo. – Afirmé y se acercó a mí rodeándome la cintura con su brazo derecho. - ¿Intentas decirme algo Stacie? – Alcé la ceja y pregunté divertida.

-          ¿Qué quieres que te diga? – Sonrió y hundió su boca en mi cuello, mordiéndolo y arrancándome un gemido que acallé apretando la mandíbula.

-          No hace falta que digas nada. – Volvió a morder mi cuello e inconscientemente, y a causa del alcohol, hundí mis dedos en las hebras de su pelo, haciendo aún más presión en la mordida.

-          ¿Por qué no vamos a casa? – Coló una mano bajo mi top y clavó sus uñas en mi abdomen. - ¿Eh? – Se alejó de mi cuello con una sonrisa pícara y mordí mi labio en señal de afirmación.

-          Vamos. 

Notas finales:

¡Hasta aquí el capítulo de hoy! ¡Lo siento mucho por no actualizar tan seguido pero estoy estudiando para selectividad y estoy un poco agobiada!

¡Espero vuestros reviews, que es lo que más ánimos me da!

¡Muaks!

 

La canción que sonaba al principio de la fiesta:

https://www.youtube.com/watch?v=h5EofwRzit0

La canción de los treblemakers:

https://www.youtube.com/watch?v=nPvuNsRccVw


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