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Tú, yo y nuestra familia. por G-tzii

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Notas del capitulo:

Dije que este sería el último capítulo. Y me salió tan, pero tan largo, que lo corté. Así es, así que este viene siendo el penúltimo. 

A mí me encanta este cap y el siguiente. Así que espero que el final que estoy dando les encante, Aquí va la primera parte del final de este fic. <3

Capítulo 23

 

 

Un día especial.

 

 

Caminó relajadamente con las manos en los bolsillos por el pasillo. Algunas chicas le saludaron con la mano y él respondió de manera ligera, aunque realmente no le importaban. Suspiró, odiaba despertarse temprano. Repasó todo el lugar con sus ojos cafés claros y sacó una de sus manos para remover su cabello, aunque este parecía peinado, pero ocasional. Bajó su mirada un poco y cuando volvió fue más que rápido y no alcanzó a distinguir hasta que chocó en pleno con alguien, sintió algo frío y entonces frunció el ceño.

 

-¡Hey! ¿No podías fijarte? –Se quejó mirando su camiseta, ahora mojada con agua.

 

-¡Tú también venías desprevenido! –Dijo el otro chico un poco más alto molesto.

 

Claro que nadie peleaba con él. Alzó una ceja y le miró con enojo.

 

-¡Quien te manda a andar como gorila apurado por los pasillos!

 

-¡¿Qué dijiste?!

 

El chico se acercó enojado, a lo cual ni siquiera se inmutó, pero antes de que el chico si quiera pudiera empujarlo o algo, sintió un brazo rodearle los hombros ligeramente.

 

-Eh, Park, tranquilo –el chico alto de cabello negro con un peinado relajado y ojos negros sonrió maravillosamente. ¿Cómo es que siempre mantenía una sonrisa deslumbrante tan marcada? Sus pestañas eran terriblemente largas y alcanzaba a ser un poco más alto que él, sin duda muy atractivo.

 

El chico enojado se calmó un poco y le miró de reojo, luego simplemente suspiró. Nadie se metía con sus amigos, y eso todos lo sabían, menos con su mejor amigo, eso sí que estaba prohibido si no querían problemas con él.

 

-Ya, no tienes por qué venir a meterte.

 

-Te ando salvando la espalda y así me tratas –se llevó la mano al pecho e hizo un puchero alejándose de él. –Me rompes el corazón, Tae.

 

Tae Hee rodó los ojos y desvió la mirada. Desde que se habían conocido cuando tenían 9 no volvieron a separarse jamás, y de eso ya habían pasado seis años. Y debía aceptar que a su mejor amigo los 15 le sentaban de maravilla, no tanto como él, eso estaba claro, pero sí se veían terriblemente bien.

 

-Ese maldito me tiró su agua encima, pero qué bruto –se quejó mirando su camisa.

 

-¿Quieres la mía? –Le miró fijamente, el chico sonrió grandemente. Tenía una sonrisa preciosísima. Desvió la mirada de nuevo. -¡Puedo quitármela aquí mismo!

 

Dijo bromeando.

 

-Ja Já, no es gracioso, Rui.

 

-Anda, no seas gruñón.

 

Volvió a tomarle de los hombros y acarició su cabello mientras comenzaba a caminar en dirección a su sala de clases.

 

-Oye, Rui –él le miró de reojo. -¿Vienes a casa hoy?

 

-¡Oh, sí! –Asintió. –¡Mamá ha dicho que tu papá está de cumpleaños!

 

-Sí, ya sabes. Como todos los años hará esa ridícula escena donde finge llorar y hace cosas vergonzosas para sentirse más joven.

 

-Tiene espíritu de niño, es genial.

 

-¡Es vergonzoso! –Dijo rodando los ojos.

 

-¡La mejor parte es cuando cantan! –Dijo comenzando a tatarear una canción. –A papá le encanta esa parte.

 

-¿Cómo está tío Daesung?

 

-¡Bien! –Dijo con entusiasmo. –Estuvo en Japón la semana pasada, pero volvió ayer.

 

-Es bueno eso –asintió viendo que llegaba a su primera clase. –Entonces, ¿vienes?

 

-¡No me lo pierdo por nada!

 

Se paró frente a él y volvió a sonreír gigantemente mientras revolvía su cabello.

 

-¡Me despeinas!

 

-¡Nos vemos más tarde, enano!

 

-¡Hey!

 

Se quejó dándole un empujoncito. Rui le apretó las mejillas y entonces se giró antes de que el otro pudiera quejarse y comenzó a caminar. Tae Hee refunfuñó de mala gana y se giró a la puerta para entrar a su clase.

 

-¡Eh, Tae Hee!

 

-¿Qué quieres ahora? –Le miró con las manos en las caderas entre risas. El otro simplemente sonrió.

 

-¡Sonriendo te ves mejor!

 

Se despidió con la mano y se fue corriendo a su clase. Tae Hee bajó su mirada y se obligó a dejar de sonreír como estúpido. Odiaba la facilidad que tenía para poner cara de idiota cerca de su mejor amigo. Y odiaba sobre todo la forma tan endemoniadamente linda en que sonreía.

 

-¿Cómo es que puede sonreír así?

 

Negó con la cabeza entrando.

 

~

 

-Así que, ¿vas a casa, no? –Su Ah sonrió mirando su almuerzo.

 

-Sí, mis papás no se lo perderían por nada –Yun sonrió grandemente. -¿Tienes clases más tarde?

 

-Sí… -Entre Su Ah y Yun se llevaban por un escaso año. Mientras Su Ah tenía 16, más cerca de los 17, Yun tenía los 15 apenas cumplidos, por ende tenían clases diferentes, aunque eso no evitaba que se vieran en los recesos.

 

-¿Es cierto eso de que Lee te quería invitar a salir?

 

-¡Sí! No me lo puedo creer… –dijo riéndose.

 

-Pero mira nada más, hablando del rey de Roma… -Yun miró al chico que entraba. De cabello castaño claro, ojos cafés y piel blanca, realmente era muy bonito.

 

-No lo mires así, más disimulada. –Las dos se echaron a reír.

 

-No creo que a papá le guste esto.

 

Ambas se giraron. Seung Jo miraba fijamente al chico del que ambas hablaban.

 

-Nadie le va a decir, ¿no? –Su Ah miró a su gemelo fijamente y este miró al chico de vuelta.

 

Ambos tenían cabello negro, Su Ah lo tenía largo, Seung Jo lo mantenía peinado de manera apuesta. Las pestañas sin duda venían de Seung Hyun, eran muy largas y los ojos cafés claros, era una combinación entre ambos que resultaba de maravilla para muchos en la escuela, ya que eran atractivo a muchos. Seung Jo metió las manos a los bolsillos.

 

-No le diré –dijo por fin. –No si yo lo apruebo primero.

 

-¡Seung, no seas así!

 

-Eh, ¿y si es un canalla?

 

-¡No lo es! –Dijo rodando los ojos.

 

Yun se echó a reír entonces.

 

-¡Dile que es bueno! –Le dijo a su amiga.

 

Yun miró a Seung Jo y se echó a reír.

 

-Es bueno –asintió.

 

-¿Me lo dices de verdad?

 

-No voy a mentirte.

 

-Está bien.

 

-¡Eso! –Su Ah se puso de pie tomando sus cosas. –Ahora, nos vemos en clases, hermanito. Nos vemos en casa, Yun.

 

-Chaito.

 

Seung Jo metió las manos a los bolsillos y miró a su alrededor.

 

-¿Te sientas? –Yun señaló el espacio al lado de ella.

 

Él la miró unos segundos y entonces en silencio tomó asiento. No solía conversar con mucha desenvoltura, pero una vez en confianza podía hacerlo más ligeramente.

 

-¿Tienes muchas clases?

 

-Solo una más, la verdad.

 

-Ya veo, entonces ¿puedo irme contigo, no?

 

-¿Eh? –Le miró un poco nervioso. Y luego bajó su mirada.

 

-Ya sabes, debo pasarme a tu casa.

 

-Oh, bueno… si quieres –dijo un poco nervioso mientras jugaba con sus manos. –Pensé que ibas con Su Ah a la salida.

 

-Su casi novio le quiere acompañar hasta la esquina de su casa. Porque no creo que sea capaz de cruzar la puerta.

 

-Mi papá seguramente lo mataría incluso antes de cruzar el jardín –dijo riendo.

 

-Tío Seung es un tanto exagerado… -ella se echó a reír y se puso de pie. Él hizo lo mismo mientras comenzaban a caminar. –En fin, iré a mi última clase, nos vemos más tarde, Seung.

 

Ella le sonrió y él asintió levemente mirándole mientras desaparecía por el pasillo.

 

-Tío Seungri tampoco estaría contento si supiera que la miras así.

 

Seung Jo dio un salto.

 

-¡Ay, Tae! ¿Por qué demonios apareces así?

 

-Eh, Hyung, qué pesado eres –gruñó. –Y yo que soy tu hermanito.

 

-Ah… ¿no estabas en clases?

 

-Las terminé –asintió. –Aliméntame.

 

-¿Yo?

 

-Sí, ¿quién más? Anda, Hyung.

 

-¿Y tu almuerzo?

 

-Lo olvidé –dijo restándole importancia. –Y yo no tengo dinero, cómprame algo, ¿sí?

 

-Te aprovechas, tienes dinero en casa, y mucho.

 

-¡Estoy ahorrando!

 

-Y gastas mis ahorros.

 

-Ya, tendrás más, no seas quejón –rodó los ojos y le tomó del brazo para seguir avanzando.

 

Cuando estaban por entrar a la cafetería se cruzaron con el chico de cabello castaño.

 

-Eh, Lee. –Tae Hee se cruzó de brazos. –Me contaron por los pasillos que invitaste a salir a mi hermana.

 

-A-Ah… -el chico le miró entre nervioso y asustado. Seung Jo lo examinó en silencio.

 

-¡Ándate con cuidado, que te estamos vigilando! –Dijo mientras le daba un golpecito en la mejilla con su mano. –¡Vas a necesitar agallas!

 

Y siguieron caminando como si nada.

 

-Papá no puede saberlo –dijo Seung Jo recordando lo que su hermana le pidió.

 

-Jajá, papá va a ser el primero en saberlo –Tae Hee se echó a reír. –Eso seguro.

 

-Pero Su Ah dijo-

 

-Shhh, el preferible que papá sepa que Su Ah anda saliendo con ese idiota a que tío Seungri sepa que te gusta su princesa.

 

-¡Tae Hee!

 

-Mira Hyung. Todo se sabe en esta vida. Pero es más fácil cuando tengo el estómago lleno porque así no me dan ganas de hablar todo lo que veo, ¿no?

 

Seung Jo le miró con los ojos entrecerrados.

 

-¿Qué querías para comer?

 

Tae Hee sonrió grandemente.  

 

~

 

Miró fijamente la caja.

 

Le encantaba. Abrió con cuidado y lo puso en una bandeja de vidrio. Había llegado hace unos minutos con prisa sólo para arreglar aquello. El pastel decía en grande: Feliz cumpleaños, Seung Hyun.

 

Sonrió grandemente cuando lo puso en el centro de la mesa. Luego caminó rápidamente a la habitación. Se quitó las gafas de sol y las tiró por la cama. No había tenido gran trabajo, se había dedicado a escribir un par de canciones y componer el ritmo de la nueva canción de un grupo rookie de la compañía. Buscó entre su ropa la caja mediana y sonrió con los ojos brillantes. El papel brillante le hacía verse bonito, lo volvió a esconder en el mismo lugar y luego se dedicó a ordenar un poco el lugar antes de que llegaran los demás. Desde que sus hijos habían crecido un poco más la casa se fue agrandando ya que cada uno dormía solo ahora, y eso era terrible para Ji Yong, tener que ordenar tantas habitaciones al día lo cansaban. Generalmente andaba gritando por la casa: “Guarda tu ropa” “Recoge el bolso” “Guarda los zapatos” “Apaga la luz” “No dejes las cosas tiradas” “¿Crees que ordeno para que tires todo?” “Ni pienses que recogeré todo esto” “¡No saldrás a ningún lado sin ordenar primero!” Claro que él no se la pasaba ordenando para que ellos tiraran todo. Al menos Seung Hyun ayudaba en ello, y ordenaba seguido también. Comenzaba a arrepentirse de tener una casa tan grande.

 

Cuando estuvo todo ordenado caminó hasta la sala para organizar todo lo demás. Sintió las llaves en la puerta y dos minutos después vio cabello castaño claro y largo y supo que Ha Na estaba en casa. Ella entró relajadamente, cerró la puerta y bostezó. Miró a su padre y entonces sonrió.

 

-Hola, papá.

 

-Hola, cariño –le besó suavemente la mejilla. -¿Cómo te fue?

 

-Bien, un poco cansada. Ya quiero salir de la escuela. –se dejó caer encima del sofá.

 

-Ya no queda nada, Ha Na. Apenas unos meses, además, en un tiempo estarás en la universidad, así que vete haciendo el ánimo.

 

-Ah… -ella dejó caer su cabeza en el respaldo. -¿Puedo vivir toda la vida contigo y no hacer nada?

 

-Puedes vivir toda la vida conmigo, pero irás a la universidad de todas maneras.

 

-Ah… -suspiró.

 

-¿Quieres inflar globos?

 

Ella sonrió y asintió. Sacó algunos y comenzó a inflarlos para adornar.

 

-¿Vienen los tíos hoy? –Preguntó entonces.

 

-Sí, como siempre.

 

-Genial –sonrió grandemente.

 

-Espero que esta vez ya dejes de andar abrazada todo el tiempo a Seungri –ella hizo un puchero.

 

-¡Papá! –Se quejó. Ji Yong se echó a reír. –Hablando de eso… quiero decirte algo.

 

-¿Sobre Seungri?

 

-No –ella negó. –Ya asumí que tío Seungri es inalcanzable para mí, ¿bueno? Eso no quita que sea mi amor platónico de todas maneras.

 

-Ha Na.

 

-¿Qué? Tengo derecho a tener un amor platónico. –Ambos se rieron. –En fin. Esto es más serio…

 

-¿Hiciste algo?

 

-No, papá. Es que… verás… hace unas semanas he salido con alguien.

 

Ji Yong dejó de hacer todo y se giró a ella y le miró fijamente.

 

-¿Con quién? ¿Cómo es? ¿De dónde? ¿Cuántos años tienes? ¿Por qué no me dijiste antes?

 

-¡Papá! ¡Déjame contarte primero!

 

Ji Yong asintió y se sentó en el sofá frente a ella.

 

-Pues… es de la escuela, compartimos una clase y bueno… una cosa llevó a la otra y he salido con él un par de veces.

 

-No has respondido mis preguntas.

 

-¡Me avergüenzas! –Ella se ruborizó.

 

-Ha Na, es importante.

 

-Pues… es alto, de piel blanca, eeh… cabello negro, ojos oscuros… -Ji Yong le miraba atento. –Tiene 18.

 

-¡Es más grande!

 

-¡Sólo unos meses, papá! Recuerda que cumplo 18 en un mes.

 

-Por Dios, estoy viejo –suspiró y se dejó caer en el sofá. -¿Te gusta mucho?

 

-¡Papá! –Ella se tapó la cara avergonzada.

 

-¡Es una pregunta!

 

-¡No me hagas estas preguntas!

 

-¿Si no las hago yo, quién? Anda.

 

-Pues sí… es lindo. Y amable, caballero, qué sé yo, es lindo.

 

-Tengo que conocerlo.

 

-Bueno… -ella suspiró. –Ese era el tema. Pues… digamos que el otro día olvidé que hoy era el cumpleaños de papá y le dije que podía venir.

 

-¿Qué? –Ji Yong abrió mucho sus ojos. -¿Va a venir?

 

-P-pues, es que lo olvidé y-

 

-¿Quieres que tu papá se muera el día de su cumpleaños?

 

-No, ay, me va a matar, lo va a matar –ella se puso de pie y le miró. –Papá, tienes que ayudarme.

 

-¿Qué? –Ji Yong se puso de pie también. -¿Quieres que me mate a mí también por abalar esto?

 

-¡No seas así, papi! ¡Sólo… sólo ayúdame un poquito! ¡Papá te escucha a ti siempre!

 

-Pero Ha Na-

 

-Anda… -ella le miró con ojos de cachorro. –Por favor…

 

-Vale, intentaré calmar un poco.

 

-¡Gracias, papá! –Ella le abrazó y besó su mejilla, luego tomó su bolso y caminó a su habitación.

 

Ji Yong se quedó pensando unos minutos. Seung Hyun se iba a enojar por él por apoyar a Ha Na a tener novio. Sólo esperaba que no se enojara tanto y menos cuando estaba a puertas de cumplir otro año. 

 

 

Notas finales:

SSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSHHAAAAAAAAAAN. 

 

 

Yo planeaba poner todo el final junto para que quedara como sorpresa todo esto, pero en fin, me salió muy largo y terminé poniéndolo de esta manera. El próximo es el último, así que verán el cumpleaños, el novio de Ha Na y más. 

Espero que les haya gustado. <3


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