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Golpes de la realidad por Samantha0507

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Notas del capitulo:

Hola gente linda, disculpen la demora, bueno decirle que ha esto deben quedarle alrededor de 4 capitulos para el final, que estoy muy aghradecida de quienes aun lo leen y que espero el final sea digno de su compañia.

 

Muchas gracias a esas hermosas personas que aman este fic y lo comparte, muchas gracias a quienes comentan cada capitulo, trato de responder cada una de sus rw, pero si se me pasan de verdad lo siento.

 

Espero sea de su agrado, decirle que a pesar del titulo de este capitulo no es de lo más tristes, los siguientes dos serán donde este el verdadero dolor de está historia, espero les guste.

 

 

Nos leemos 

El menor se quedó abrazado al cuello del modelo hasta que sus abuelos se marcharon, pero realmente se veía molesto, habían vuelto al departamento para hablar tranquilamente.

 

—Ryou. —Aomine había despedido a sus padres y ahora miraba a su hijo, quien solo escuchar la pesada voz de su padre se acurruco más contra el pecho del modelo.

 

—No, No, No. — el menor no quería mirar a su padre. —edes malo, me quiedes alejad de mi Kise,  el pede sed mi mami, pedo tu no quedes que yo quede con Kise, papi no quede que sea filiz, papi solo quiede que yo sufia, papi no hace nada po mi, ya no quiedo que seas mi papi, te odio, te odio, te odio. — Aomine se cubrió su boca, reteniendo un fuerte jadeo,  logrando que Kise levantará la cabeza, los ojos de Daiki se habían anegado por las lágrimas.

 

—Aominecchi…

 

—Lo siento. — Ryou se estremeció en los brazos de Kise, la voz de su padre se escuchaba diferente. —lo siento tanto, por mis errores has sufrido demasiado, sé que no he sido el mejor padre, pero yo…—las lágrimas habían comenzado a bajar de forma caudalosa por las mejillas del mayor. — yo hago todo lo que puedo.

 

— ¿papi? — El pequeño observo como su padre se dejaba caer sobre el sofá de la sala mientras lloraba, repitiendo entre sollozos un “lo siento” tras otro.

 

Kise no soportó ver a Aomine, se veía devastado—Ryoucchi, amor papi no hace las cosas con mala intención, te ama mucho, no debes decirle que lo odias.

 

Los ojos del pequeño se llenaron de lágrimas, nunca había visto llorar de esa forma a su padre, nunca lo había visto sufrir de esa manera, Kise lo dejó en el suelo, y como pudo se acercó aferrándose fuerte a las piernas de su padre.

 

— Papi no, papi no odio, yo amo a papi, yo amo a papi, quedo esta con papi y shi el quede vivid con el señod feo yo tamben, no deje papi,  yo voy con papi.

 

—Ryou…— los grandes brazos rodearon el cuerpo del menor, el moreno trató no llorar nuevamente, se quedó en silencio, pero la atmosfera se volvió cálida y hogareña.

 

Kise se fue a preparar algo para el almuerzo, dejando a los otros en la sala, el rubio no podía evitar pensar como habían sido los últimos meses con Aomine y el pequeño a su lado, en cómo había recuperado una alegría que pensaba no volvería a tener.

 

Su casa había cambiado, ahora siempre habían risas, siempre habían alegrías, incluso ya no necesitaba que Kuroko y Akashi estuvieran visitándolo tan seguido para cuidar que no hiciera alguna estupidez.

 

Tocó su vientre vacío sabiendo que pronto tendría que explicarle todo a Aomine, pero por primera vez en mucho tiempo no sé sentía culpable, ya no lloraba por la muerte de su bebé, por primera vez había comprendido que no había matado al bebé, si no que no era el minuto de tener a tan bello angelito a su lado.

 

Fue en ese pensamiento que la idea de volver a como era todo antes lo perturbo, aunque el amará a Aomine y a Ryouta, ellos tenían todo el derecho de volver a tener su vida, de tener una familia, una casa, simplemente una vida, en la que probablemente el vivir con el rubio no fuera su ideal.

 

Kise sintió como el nudo en su garganta se iba formando, pero se contuvo, ya no quería seguir llorando por todo lo que pasaba a su alrededor, era minuto de que levantará la cabeza y se enfrentara a todo ese pasado que estaba evitando, sacó ese pensamiento de su cabeza, por ahora prepararía algo de comer y disfrutaría los buenos momento que los otros le entregaban.

 

Cerca de media hora decidió volver a la sala, encontrándose con Daiki aun en la misma posición, mientras el menor estaba sobre su pecho ya dormido.

 

—Creo que aún estaba cansado, espero no tenga fiebre después de llorar como lo hizo…

 

Kise sabía que el moreno estaba dolido y que estaba deteniendo sus reales ganas de llorar, el modelo tomo al pequeño y lo llevó a su cama, Aomine solo necesito que el rubio saliera de su vista para sacar de su cuerpo aquel terrible dolor que se acumulaba en su pecho.

 

—lo siento Ryou, lo siento tanto, solo te hago daño, sufrir, mi niño…

 

—Aominecchi, no debes llorar, Ryou dijo todo eso sin sentirlo realmente, solo estaba molesto. —Kise había vuelto a la sala topándose con las nuevas lágrimas del moreno.

 

—pero todo lo que dijo que la verdad. —Aomine miraba sus manos. —Pueden pasar años Kise y jamás le devolveré esos terribles momentos que le he provocado.

 

—Aominecchi.

 

—Sabes Kise,  podrán pasar mil años y serás el único que en mi vida me hace sentir como un niño, incluso ahora, luego de todo lo que hice me has dado una oportunidad, me tendiste a una mano, llegas a ser un estúpido, eres demasiado bueno, eres estúpidamente bueno y amoroso. —Aomine se veía sumamente afectado. —eres amoroso y hermoso.

 

La distancia entre ambos se fue acortando, por un segundo las miradas de ambos hicieron conexión, fue un segundo para que esa chispa que llevaban tanto ocultando, tomaba sus cuerpos nuevamente.

 

Un beso dulce, un simple y suave contacto, que poco a poco el calor de sus pieles comenzó subir, las manos se colaron bajo las ropas de Ryota haciéndolo estremecer.

 

Los labios de Daiki tomaron los suyos rápidamente, pero igual de rápido cambiaron de dirección hasta llegar a su cuello.

 

Aomine recostó al rubio sobre el sofá, sus manos temblaban mientras trataba de desabotonar la camisa de Kise.

 

—Aominecchi. —la voz de Kise lo trajo de vuelta a la realidad. —no hagas esto.

 

— ¿A qué…?— la voz del moreno sonaba rasposa y por primera vez se dio cuenta de cómo las lágrimas descendían por sus mejillas—Kise, no es lo que parece, yo realmente…

 

—lo sé Aominecchi, pero no quiero que sea para olvidar este momento. — Ambos se sentaron juntos nuevamente, tan solo fueron un par de segundo en los que ambos se observaron. —desde que estábamos en la escuela solías hacer eso, simplemente te acostabas con alguien y te dejabas llevar, borrabas con sexo todo lo que te dolía, pero en el fondo solo lo bloqueas, eso no es sano, no es correcto.

 

— ¿siempre lo supiste?

 

—Si, en un principio me sentí mal, al principio creía que buscabas pasarlo bien con cualquiera, pero con el tiempo comprendí que era más que eso, cuando vi como las besabas.

 

— ¿me viste? — la voz del moreno sonó aterrada, el rostro de Kise denotaba tristeza, un profundo dolor.

 

—Te vi muchas veces Aominecchi, te vi llevar a chicas distintas a la cama, aunque realmente nunca tuve el valor de ver si realmente te acostabas con ellas o si simplemente se manoseaban durante horas.

 

—Kise, lo lamento…

 

—Tranquilo Aominecchi, ya no me duele. — Kise lo miró nuevamente con su sonrisa deslumbrante. — en un principio me dolía, me sentía engañado, pero una de esas veces vi tú rostro cuando las besabas, vi tus ojos, nunca cerraste los ojos al besarlas.

 

—Kise

 

—pero conmigo los cerraste siempre. —Kise se apoyó en el hombro del moreno, se acercó a él como un pequeño niño buscando calor. — La primera vez, cuando te di mí, es decir la primera vez que tú y yo estuvimos juntos, abrí los ojos mientras me besabas, tus ojos estuvieron siempre cerrados para mí, sé que suena tonto o infantil, pero me sentí diferente, comprendí que te escondías en el sexo, como lo haces con el deporte.

 

Aomine miró a Kise, era tan diferente al muchacho que había dejado años atrás, su cuerpo estaba más tonificado, pero seguía siendo esa persona con la que años atrás había hecho el amor.

 

El moreno no se dio cuenta hasta que sintió las suaves manos del rubio sobre sus mejillas, sus lágrimas bajaban caudalosas sobre su piel.

 

—Vamos Aominecchi, llora, no necesitas esconder las cosas conmigo, nunca más, no te guardes las cosas, no las escondas en el sexo, es lo mismo que Tatsucchi o yo hacíamos al cortarnos. — Kise beso los labios de su compañero. —habla conmigo, dime que té asusta, dime si algo te duele, comparte conmigo todo tú mundo Aominecchi.

 

 

—Kise…— Dudaba. —No puedo, simplemente no puedo traerte a esta mierda de vida, ya es suficiente saber que Ryou está atado a mí y a toda esta vida de miserias.

 

—Ya estoy contigo, en todo esto, Aominecchi no me saques de tú vida, no cargues está cruz tú solo, puedo ayudarte. — Daiki se quedó en silencio, Kise notó como sus manos habían comenzado a temblar, estaba nerviosos y asustado, si Aomine lo rechazaba ahora todo sería terrible nuevamente.

 

—Eres maravilloso, cualquier persona estaría realmente feliz de que estuvieras a su lado, debó caerle muy bien a alguien en algún lugar para darme está oportunidad.

 

Aomine besó los labios del rubio, fue un beso suave, rápido, un simple contacto, caminaron a la habitación y se recostaron.

 

—Quiero contarte todo Kise, espero no me odies después de todo lo que te diré. — Aomine se recostó en el pecho del rubio, le diría toda la verdad y si Kise decidía quedarse a su lado luego de eso él no sería quien se negará.

Notas finales:

Nos leemos 


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