Kise no insistió simplemente se quedó en silencio, esperando que Aomine encontraba las fuerzas que necesitaba para hablar de su pasado.
En algún punto el rubio agradecía ese tiempo, de alguna forma él también se estaba preparando, pronto escucharía como había pasado todo en la vida del moreno y eso lo perturbaba, aun tenía duda de cómo era la madre del pequeño, realmente ellos se parecían demasiado y eso era algo que de una u otra forma provocaba dudas en el corazón del rubio.
—No fue solo por el baloncesto que me marche, la beca era un gran paso, Kise, cuando seguíamos juntos empecé a tener muchas dudas, siempre me admiraste como deportista, como compañero de equipo o incluso como rival, en el fondo era lo que sentía que tenía seguro, la forma en la te obligaba a quedarte a mi lado, pero cuando llegamos a ultimo año me di cuenta que a menos que creciera no podría mantenerte a mi lado.
—Aominecchi…
—Hable con mis padres, ellos estuvieron de acuerdo con mis planes, solo necesitaba sacar una carrera y consolidarme, de esa forma podría estar a un nivel al que tú pudieses admirar.
—¿En realidad yo fui tú razón? ¿Creías que me iría? — Aomine sintió como los brazos del rubio lo soltaban poco a poco, no quería que el otro se alejara, no hasta que terminara toda la historia, ahora más que nunca necesitaba ser honesto, más aun si después de contarle la verdad al rubio, este le pedía dejar su hogar. — Aominecchi siempre te fui honesto.
—lo lamento, estaba inseguro, entiéndeme Kise, yo era un simple adolecente, tú tenías trabajo y una vida además de nosotros, me di cuenta de que me estaba quedando atrás, que todos los que estuvimos juntos de un minuto a otro se alejaban y que tú eras el que podía perder. Fue por eso, cuando entendí que podía tener una beca en el extranjero, empecé a dedicarme de lleno al deporte nuevamente y ese sentimiento que había olvidado, se volvió latente en mi pecho.
—Me dedique a entrenar como nunca lo hacía, quería destacar nuevamente, eso incluyo descuidar a mi novio en el proceso, finalmente cuando estaba más cerca, pero no me estaba yendo bien e increíblemente empecé a sentir envidia de ti Kise, tenías todo, sé que te esforzabas, pero las cosas te salían bien, por eso, tome como una venganza irme ese día luego de que hiciéramos el amor, simplemente tome tú cuerpo cegado por la irá y luego me fui, pensaba decírtelo ese día y explicarte como serían las cosas o como al menos yo deseaba que fueran, pero simplemente tome el avión y me fui lejos.
—Creo que ya estaba en estado esa vez. — Kise sintió el cuerpo de Aomine temblar, quería que el moreno le terminara de contar la historia antes de hablar del bebé. — tenía casi 11 semanas cuando aborte, simplemente empecé a sangrar. Estaba en un partido de practica contra Seirin, cuando me vino un profundo mareo, sentí que el mundo bajo mis pies se hacía de gelatina o algo así, luego tuve un tirón, no fue más fuerte que un calambre, en el vientre, me detuve en la mitad de la cancha, pude ver el rostro de Kuroko, tenía miedo, terror, recuerdo que Kagami llegó a mi lado cuando vi la sangre, perdí el conocimiento por varios días. — Aomine había desplazo sus manos al vientre del rubio. — me sentí horrible sabes, mi bebé, no lo había podido cuidar como era debido, eso me hacía sentir impotente, era lo último que tenía de ti y lo perdí sin saber si quiera que lo tenía, Aominecchi, necesito que me lo digas como fue tu estadía en la Universidad, quiero saber que paso.
—Kise. — Aomine sentía el pecho apretado, había llegado el minuto de la verdad, aunque no lo quisiera aceptar, simplemente no le quedaba de otra. — solo espero, no me odies por esto, luego de que estuve listo y comencé la universidad, todo se volvió más pesado, no entendía el idioma, estaba solo, las clases era difíciles, incluso el estilo de mis compañeros era diferente, siempre tuve a Satsuki, podía equivocarme o hacer alguna estupidez y ella se encontraba a mi lado, pero ahora ya nada era igual.
Aomine suspiro, odiaba tener que recordar todo lo que había pasado en su tiempo lejos, en cómo se había comportado, durante esos años en el extranjero, se sentía nuevamente solo, pero ahora los brazos de Kise a su alrededor lo calmaban bastante. — Fue luego que me entregaran mis primera calificaciones que perdí el rumbo por completo, eran horribles, con el promedio que estaba teniendo, probablemente perdería la beca, tendría que volver a casa, los decepcionaría a todos, incluso no sería nadie para estar a tú lado, me fui a un bar, bastante barato y bebí todo lo que pude, fue en ese lugar donde termine topándome con tu recuerdo. — Aomine apoyo su frente contra el amplio pecho del rubio.
—¿mi recuerdo?
—El recuerdo de mi tomándote bruscamente, de mii dejándote en la cama lastimado, con dolor, en ese punto ya no era solo el decepcionarte, era enfrentar toda la asquerosidad que había dejado a mi paso, en cómo había herido a todos en el proceso de ser alguien.
—Aominecchi…
—y entonces llegó ella, era una chica bella, pero no me enamore, no te mentiré, su cuerpo era sexy, como el tuyo, pero sus rasgos fue lo que me terminó convenciendo de que acostarnos era lo correcto, se parecía tanto a ti, podría haber sido tú hermana, pero sus ojos, en ellos encontré lo que necesitaba, era como los Tetsu, se veían incluso más vacíos de lo que yo me sentía, ella ayudaba al equipo, fue simple conversarla de que se acostara conmigo, pero se volvió aburrido, una noche había una fiesta y la vi meterse unas pastillas, las saque de su bolso y simplemente empecé.
—pero Aominecchi, no sabías que era, pudiste perder la beca solo con un examen.
—No era parte del equipo, no lograba resaltar, por mucho que lo intentaba, fueron unos meses antes de que me diera cuenta de que algo malo estaba pasando. —Aomine por primera vez levantó la vista al rubio. —la encontré en el baño, vomitando, mientras se apretaba el vientre, la prueba estaba en el suelo junto a un frasco lleno de un líquido de color violeta, ella quería hacerse un aborto, simplemente mataría al niño, no podía dejarla, una parte de mi sabía que si permitía que ella le quitara la vida a esa creatura no me lo perdonaría jamás y mucho menos tendría cara de volver a ver a nadie, ella me dijo que simplemente no podía asegurarme que el niño fuera mío, que realmente no lo recordaba, pero solo hice oídos sordos.
Los ojos de Kise estaban muy rojos. — el tiempo nos dio la razón, se volvió todo difícil, no tenía mucho dinero, pero logre darle de todo, la revisiones e incluso tenía ropita y juguetes para el niño, deje de comunicarme con todos, incluso con mis padres y con Satsuki, ya no me sentía con ese derecho, pero cuando ya estábamos a nada del parto ella se puso mal, comenzó a sangrar, algo estaba mal con el niño, en el hospital me dijeron que mi bebé llegaría al mundo, fue algo mágico, aunque no lo creas fue lo mejor que pudo pasarme, verlo llegar, tenerlo en mis brazos, fue perfecto, él fue fuerte, pero no su madre, ella simplemente lo dio a luz y dejó de respirar.
—Aominecchi— Kise lloraba, simplemente lloraba.
—los gastos, relacionados con el funeral fueron demasiados, mis ahorros para Ryou se acabaron rápidamente, simplemente tuve que darle un lugar, no nos amábamos, pero quería que Ryou pudiera visitar a su madre cuando quisiera, no era justo que no le diera un descanso a quien dio su vida por lo que más amo en este mundo, fue en ese punto donde más bajo caí, necesitaba dinero y uno de mis conocidos me dijo que me pagaría un buen dinero si vendía drogas para él. —Aomine notó el cuerpo del rubio tenso, se podía cortar con una tijera el ambiente, el moreno lo sabía, en este punto debía detenerse si quería que Kise lo amara, pero ante todo debía ser honesto y si no podía, estar con el rubio no sería más que un sueño. — solo trabaje un mes en eso, le vendía los más jóvenes y cuando este tipo me dio mi paga, me dio un par de pastillas, me dijo que eran buena, eran las misma que yo usaba, que hiciera con ellas todos lo que quisiera.
—¿las tomaste?
—No, las vendí, por mi cuenta, necesitaba dinero para volver, había hecho todo lo que pude, pero no podía, las deuda me estaban ahogando, no podía cuidar a mi hijo, tenía mucho miedo, y aun lo tengo, cuando llegue aquí, ya no me quedaba nada, simplemente esperé encontrar un poco de ayuda y compasión de mi familia, pero no fue así.
— Lo siento tanto Aominechi, lamento todo lo que tuviste que pasar.
—Fue horrible, no deseo hacer nada de eso nunca más, simplemente deseo tener una vida buena, poder darle una bella vida a Ryou.
—Aominechi, ¿Ryou no es tú hijo, verdad? De sangre, quiero decir.
—No, es hijo de uno de mis compañeros, murió de una sobredosis tres meses de que Ryou naciera, lo supe cuando vi sus ojos, eran idénticos, dorados, aunque le agradezco, el color de sus ojos me hizo pensar en ti tantas veces.
—Aominecchi…
—y tú Kise, cuenta me qué fue lo que paso.
El rubio lo miró, Aomine parecía un niño entre sus brazos, se veía realmente débil y le había confiado aquel terrible pasado que le atormentaba, era hora de que él también le fuera honesto, era el minuto de liberarse del pasado y conseguir la felicidad, y quien sabe, quizá era minuto de que los tres fueran una familia feliz, por fin.