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Golpes de la realidad por Samantha0507

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Notas del capitulo:

Hola!!!

 

Les comento que quedan 2 capitulos más y un epilogo y se acaba el fic!!!!

 

 

eso 

 

Adios!!

Aomine se levantó en silencio, Kise se había quedado dormido a su lado, se veía cansado y aún podía reconocer el surco que las lágrimas habían dejado en su rostro, pero a la vez, estaba más relajado,  la verdad traía una calma diferente, una que incluso el mismo estaba sintiendo.

 

— Los ángeles como tú no deberían llorar, ¿a veces me pregunto para que llegue a tú vida? — Aomine se dedicó a observar lo bello que era el rostro del rubio, pero también miró como los años no habían pasado en vano, pequeñas marcas entre sus cejas, en las comisura del labio y en costado de los ojos.

 

 

—Han pasado los años y sigues siendo igual que cuando te golpee con el balón, eras tan hiperactivo, o al menos siempre creí eso, pero ahora, eres tan maduro, solo un adulto, como es que has cambiado tanto, bueno, no tanto, eres un llorón, hermoso, pero llorón.

 

Aomine se quedó en silencio solo observando al otro dormir, en pocos meses su vida se había recompuesto, solo con tener a Kise cerca todo en él estaba mejor, pero aun no podía estar conforme, aun no era digno de alguien como Kise.

 

Miro su celular, la última llamada era de su jefe, lo habían despedido, nuevamente no tendría un ingreso, ni siquiera era capaz de comprar el alimento que Ryou necesitara, aunque en el fondo ya no podía caer más bajo, solo le quedaba una opción y recurrir a él siempre sería lo más sano.

 

Aomine se cambió de ropa, esperando lucir un poco más digno, aún estaba asustado de cómo debía presentarse frente a él, las cosas habían mejorado, pero aun así no quería que volviera a creer que se estaba tratando de aprovechar o que quería sacar provecho.

 

Cuando se sintió listo salió del cuarto, dejando a Ryota cubierto por las mantas de la cama, eso era lo más sano, para estar con Kise, para poder ser digno, para poder cuidar a su hijo necesitaba dinero, por ahora era la única manera que conocía, solo esperaba que no saliera tan mal.

 

Beso la frente de su hijo, ya no tenía fiebre y parecía por fin dormir tranquilo, se sentía decepcionado de sí mismo, no esperaba tener que recurrir a algo como esto, pero era la mejor idea, necesitaba dinero y en ese minuto no conocía otra forma de conseguirlo.

 

Tomo solo su billetera y salió esperando que no le hicieran difícil el hablar con él.

 

Aún era de tarde y todas las calles se encontraban rodeadas de familias paseando, Aomine miró sus manos, ahora ya ni siquiera tenía trabajo, pero aun así no quería dejar a Kise, había sido honesto por primera vez en mucho tiempo, deseaba con el corazón poder quedarse con el rubio, aunque todos los juzgaran.

 

El zona residencial se acabó mientras Daiki debatía internamente en sus palabras, en como presentarse frente al otro, realmente no podía caer más debajo de lo que ya había estado en algún minuto de su vida, pero al menos sabía que entre esas paredes la vergüenza solo se restringiría a ellos dos.

 

Se encontró de pie frente al identificador, debía avisar su llegada, las manos le sudaban, sentía que su corazón le saldría por la boca en ese mismo momento.

 

—¿Daiki? — El moreno pudo sentir una corriente eléctrica recorriendo su espalda, aún no estaba preparado para hablar con Akashi.

 

—Me sorprende verte aquí Daiki, ven sube.

 

—Gracias…— Akashi había cambiado bastante con los años y sabía bien que le había perdonado todo lo que había hecho, pero igual sentía que era un abuso de su parte recurrir nuevamente a él. —Sabes Akashi, yo creo que no es buena opción que viniera. — Daiki estaba frente a la puerta del departamento del más bajo.

 

—Tonterías, si estás aquí debe ser importante, ven entra.

 

—Con permiso. — Si el departamento de Kise tenía lujos, el de Akashi no sería menos, aunque en se esperaba algo mucho más llamativo, como lo fue la mansión en la que residía el menor en sus años de escuela, pero todo parecía sencillo, de buena calidad, pero sencillo.

 

—Lamento el desorden, Atsushi no es el hombre más ordenado que puedes conocer, pueden pasar años y seguirá siendo el mismo niño en cuerpo de adulto. — Akashi se quitó la chaqueta, mostrando su pequeño vientre.

 

—Me entere de que estas embarazado, felicitaciones. — Daiki podía distinguir fácilmente el   vientre del pelirrojo, por más pequeño que este fuera.

 

—Gracias, quería esperar un poco más, pero Atsushi estaba entusiasmado y mi padre le dio alas a la idea, no tuve más opción que dar mi brazo a torcer, aunque no te negaré que la idea me ilusiona, despues de todo alguien crece aquí. —Aomine se enterneció, Akashi acariciaba su vientre con ilusión— pero no viniste a preguntar por mi vida, verdad Daiki, dime, ¿Qué ocurre?

 

Daiki se percató como el pelirrojo le indicaba que tomara lugar frente a él, pero el moreno opto por ponerse de rodilla frente al otro. — Akashi, perdí mi trabajo, no tengo como cuidar a mi hijo, te lo pido ayúdame. — Seijuro abrió los ojos al ver a Daiki suplicar de rodillas, en otro minuto de su vida hubiese sentido hasta correcta esa actitud, pero ahora solo podía sentir como el corazón se le apretaba. —Sé que cometí muchos errores, pero necesito una mano ahora, yo no quiero limosna, solo un trabajo, quiero hacer algo honrado, quiero hacer algo con lo que me pueda sentir orgulloso, algo con lo que pueda estar cerca de Kise.

 

—Daiki…yo no…

 

—Se lo suplico Akashi, necesito trabajo, yo puedo barrer el piso, limpiar vidrios, puedo hacer lo que sea cargar cajas, arreglar cosas, lo que me pidas, no te pido un cargo importante, solo un trabajo, algo que me permita al menos poder comprarle una caja de leche a Ryou, quiero ser capaz de comprarle ropa, quiero poder mandarlo a la escuela, quiero ser un buen padre, te lo pido Akashi, te lo suplico, ayúdame.

 

El silencio se instaló en la sala, Aomine tenía miedo de levantar su frente del suelo y encontrar una negativa de su antiguo capitán, una mano en su hombro lo hizo levantar la cabeza.

 

—Ven Mine-chin, levántate, no debes estar en el suelo. — Murasakibara estaba a su lado, miró entonces a Akashi, quien se cubría la boca con las manos, mientras las lágrimas bajaban por su rostro de forma caudalosa.

 

—Akashi…

 

—Tranquilo, es por él bebe-chin,  ahora Sei-chin llora mucho, hace unos días vimos a unos perritos y me obligo a llevarlos a la mansión, su padre le dijo que no podía seguir permitiendo que las hormonas lo dominaran. —el gigante suspiro, probablemente el padre de Akashi lo consentía más que el gigante. —No necesitas ponerte de rodillas y mucho menos suplicar Mine-chin, te lo dije, te ayudaremos.

 

—Gracias. — Los ojos del moreno se llenaron de lágrimas, nuevamente tenía a todos a su lado, ya no importaba nada más, dejó las lágrimas bajar por su rostro, al final el Aomine Daiki orgulloso ya no existía, en este minuto agradecía tener amigos como ellos.

 

 

Kise despertó cuando el departamento empezó a ponerse frio, fue en ese minuto que notó que no estaba solo en la cama, pero que no era la compañía que el recordaba.

 

—¿Kisecchi? —el menor se refregó los ojitos, tenía sueño aún, se veía cansado, pero parecía triste nuevamente.

 

—Hola amor, ¿viniste a hacerme compañía?

 

—Es que, sentí solo. — Ryou se apretó contra el pecho del mayor. — papi no ta, se fue sin mí. — parecía que el menor volvería a llorar en cualquier minuto.

 

—Amor, ven. —Kise lo acuno sobre su pecho. —papi jamás te dejaría, él te ama mucho y solo quiere que seas feliz, realmente es lo que más desea.

 

—¿Kisecchi? —el menor lo miró con los ojos llenos de lágrimas. — quiedo que sea mi mamí, ¿podemos dicile a papi cuando degese?

 

—Si amor, se lo pediremos juntos. — Kise ya lo había pensado y aunque sabía que era difícil la situación, quería ser honesto con Daiki, quería ser su pareja, quería formar una familia con él, ahora más que nunca se quedaría a su lado, le costara lo que le costara.

 

Kise observo al menor, que poco a poco comenzó a dormirse,  el rubio sabía dónde estaba el moreno, había visto el mensaje de su jefe, pero no quería influir más, sabía que el moreno podía sentirse realmente mal, si el nuevamente se metía en su vida tratando de ayudarlo.

 

—Solo espero que Akashicchi no te haga sufrir mucho Aominecchi, regresa pronto que te estamos esperando, tu familia te espera.

 

 

 

Notas finales:

Nos leemos!!


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