Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Golpes de la realidad por Samantha0507

[Reviews - 227]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Capitulo beteado npor mi querida Naho... y bueno hoy no tengo mucho animo asi que solo diré, aquí esta la actualizacion 

El sonido de la lluvia le era lejano, un extraño frio sobre su pecho le recordó la presencia de su hijo, este era alejado de su cuerpo, el moreno abrió los ojos y sintió su cabeza dar vuelta nuevamente, el hombre estaba tomando a su hijo, debía protegerlo, nadie le haría nada su niño, su sol.

 

-Ryou… bebé…-murmuro, frunciendo el ceño a las dos siluetas en frente de él, los que le separaban de su pequeño- ¿qué les pasa?...dejen-intento decir, más fue interrumpido por una voz que él conocía muy bien.

 

-Aominecchi soy yo, Kise…tranquilo- puso su mano en el rostro del moreno, en su mejilla, estaba helado y respiraba agitadamente.- Tatsucchi está subiendo las maletas al auto, los llevaré a casa…-le dijo, deteniéndose al escuchar la voz del de piel morena.

 

-No tenemos… donde ir- nuevamente se avergonzó, aún se sentía mareado, pero entendía que no podía seguir mintiendo o más bien ocultando su realidad.- no tengo dinero y mis padres… no nos quieren, no tengo donde ir Kise, ni cómo proteger a Ryou… soy lo…-el rubio frunció el ceño, sabiendo que era lo que iba a decir Daiki, no señor.

 

-No lo digas…- lo interrumpió con una mueca. – no se te ocurra decir que no tienes a nadie…yo siempre he estado aquí.-gruño el modelo, mirándole severamente, como una madre quien regañaba a su pequeño por haber dicho algo grosero.

 

-Ryouta…- la voz de otra persona llego a los oídos del moreno, lo reconoció de inmediato, era el hermano de Kagami, Himuro Tatsuya.- ya tengo todo en el auto, vamos.- El moreno miró al rubio, notó esa sonrisa, tan propia de Kise, esa sonrisa con la que cada noche había soñado, ese hombre que tanto daño en el pasado, le estaba dando la mano en el minuto que más la necesitaba.

 

-Aominecchi… ¿te sientes bien?- agregó viéndose preocupado al notar la mirada azulada perdida.- ¿puedes levantarte?- cuestiono haciendo una mueca, no le agradaba ver a Aomine de este modo.

 

-estoy… estoy mareado.- no quería mentirle al rubio, no valía la pena hacerse el fuerte en esas situaciones, tenía que deshacerse de su orgullo de una vez por todas.

 

-Ryouta, ve súbete rápido con el niño al auto, yo llevaré a Aomine.-le dijo Tatsuya mientras se acercaba al moreno tendiéndole una mano, ayudándole a levantarse,  y sirviéndole de apoyo al caminar.

 

-Lo lamento… no quiero ser…-susurro, siendo interrumpido nuevamente, esta vez por el hermano de Taiga.

 

-Tranquilo… no eres molestia, menos para él…-le respondió, alzando la barbilla hacia el modelo, ambos vieron como el rubio protegía con su cuerpo al pequeño niño de la lluvia para subirse al auto rápidamente.

 

Una nueva arcada subía por el pecho del moreno, hasta cierto punto agradecía no tener nada en el estomagó, sería un desperdicio comer algo para después vomitarlo.

 

-¿Haz comido algo?- pregunto Himuro al verle de ese modo, notando el malestar en su rostro.

 

-No…-Tatsuya acomodo al moreno junto al modelo en el asiento de atrás, el rubio abrazaba suavemente al pequeño, por un minuto Aomine sintió que el corazón se le llenaba de un calor especial, el deseo de que el rubio fuera la madre de ese pequeño lo embargó.

 

-Debes estar hipoglucémico, por eso te sientes tan mal.- dijo Himuro, extendiéndole  un chocolate.- cómelo, te repondrá un poco, al menos hasta que puedas comer algo más contundente y  puedas descansar como se debe.-Aomine, asintiendo, acepto el dulce, después de todo él no era idiota, necesitaba cuidar a su hijo y enfermo jamás podría hacerlo bien.

 

-Gracias…yo- a la mente de Aomine llego una imagen de ese muchacho, también era basquetbolista y no cualquiera, Tatsuya Himuro era preciso, exacto, su técnica era muy buena.- lamento estar siendo una molestia para ustedes.- dijo a los dos hombres quienes le miraron con el ceño fruncido.

 

-No digas eso Aominecchi, ven hoy te quedas en mi departamento…- no continuo notando como el niño en su pecho se removía abriendo sus ojitos y mirando directamente hacia arriba.

 

-Papi…-al levantar la vista se topó con las orbes doradas de Kise, asustado comenzó a sentirse perdido, lejos de su papá.- ¿papi?- cuestionó, poniéndose nervioso.

 

-Tranquilo, Ryou, aquí está papá.- la voz de Aomine se oía raposa y cansada, el pequeño se giró observando el rostro del moreno, cambiando su miedo a preocupación casi automáticamente.

 

-papi, ¿se chente mal?- el rostro del niño reflejaba tristeza y temor, parecía que rompería en llanto en cualquier momento.

 

-No, amor, es que me quede dormido-explico-¿te acuerdas de Kise? Él nos va a llevar a un lugar para que descansemos.-miro su mano con él chocolate, para recordar que también estaba el pelinegro.- y mira el muchacho del frente se llama Himuro Tatsuya, es un antiguo amigo mío al igual que Kise.- Himuro se sorprendió ante la presentación, ellos no eran más que conocidos, pero supuso que era más fácil de explicar para un niño tan pequeño que eran amigos.

 

-¿Tatsucchi?- Kise no pudo evitar sorprenderse al escuchar que el pequeño lo llamaba igual que él.- es un gusto conocedlo.- dijo educadamente el pequeño rubio, agitando una mano tímidamente en el aire, en forma de saludo.

 

-El gusto es mío, pequeño, si ya están cómodos, es minuto que partamos.-contesto Himuro, arrancando el auto nuevamente, esta vez, en dirección al apartamento del modelo. Ryouta asintió, mientras el pequeño se acomodaba nuevamente en su pecho, pero acariciando el rostro de su padre con una de sus manos.

 

-Papi, duma, pa que descanse.-le dijo el pequeño Ryou a su padre, haciendo una mueca de preocupación, una que pareció ser más que todo un mohín.

 

-no puedo, debo cuidarte.- Aomine recargo su cabeza hacía atrás, se sentía un poco mejor después de comer el chocolate, pero aún estaba mareado y el movimiento del vehículo aumentaba el malestar un poco.- ¿Quién te podría cuidar si no soy yo?-le pregunto intentando mostrar una pequeña sonrisa al más pequeño.

 

-tú ángel siempe mi cuida Oto-san.- el niño inflo sus mejillas, haciendo un tierno puchero que le sacó una suave risa al rubio mayor, Daiki contemplo la escena, en realidad ahora el pequeño estaba en brazos de ese ángel que tanto extrañaba, una angustia lleno el pecho de Daiki, quien dejo que una lágrima bajara libre por su mejilla.- Oto-san, no llode, Kisecchi me pede cuidad, ¿vedad, Kisecchi?- cuestiono, dirigiéndose al modelo, quien asintió.

 

-Claro, amor, anda Aominecchi descansa mientras el pequeño está a mi cargo, llegando a casa te despertaré.- un suave tacto borro la furtiva lágrima, las manos de Ryouta eran cálidas desde siempre, esperaba y nunca perdieran esa calidez, miró su sonrisa sintiendo que una extraña calma lo embargaba, asintiendo en silencio.

 

El viaje trascurrió tranquilo, Himuro conducía con mucho cuidado, la tormenta estaba bastante fuerte y el piso resbaladizo, aunque se mantuvo pendiente del rubio, dando furtivas miradas de vez en cuando por el retrovisor, notando como el pequeño le conversaba cosas en susurro al rubio mayor y que este le respondía de la misma forma, la verdad es que parecían una linda familia. El celular de Tatsuya sonó y eso lo hizo tragar nerviosamente, lo más probable es que Makoto estuviera molesto por la hora.

 

-Tranquilo Tatsucchi, yo contesto.- el rubio tomó el teléfono y hablo calmadamente, explicando parte de lo sucedido, colgando después de un par de palabras tiernas y de soltar una pequeña risita.- no era quien tú crees, era Izukicchi, dice que estaba preocupado y como está lloviendo quería confirmar que no hubiéramos planeado una muerte doble.- le dijo el modelo, en un tono burlón.

 

-Kise…- Himuro sonrío, Izuki siempre le sacaba una sonrisa al rubio, a pesar de estar hablando de esa época suicida que compartían Himuro y Kise.

 

-es verdad, él nos dijo eso mismo, tu escuchaste Ryoucchi.- el menor asintió, cómplice del rubio mayor en la conversación. La curiosidad del pequeño le llego de lleno, soltando la pregunta.

 

-¿Quién es Ikizucchi?- ambos sonrieron ante aquello.

 

-No es Ikizucchi, amor, es Izukicchi, es la pareja y padre del bebé de Tatsucchi.-le explico al rubio más pequeño, notando como este abría mucho los ojos en comprensión.

 

-¿un bebé quichitito?-cuestiono, mirándose ilusionado, con ojos brillantes, el menor.

 

-Sí, muy pequeño- contesto feliz Tatsuya.-pero  crece cada día un poquito.- Kise sonrío al recordar como él había conocido al pelinegro, hasta cierto punto sabía que ambos se habían encontrado en una de las tristes etapas de su vida, pero habían sido grandes amigos y compañeros en esa situación, por lo mismo adoraba como la vida de Tatsuya se iluminaba desde que Izuki estaba en ella, el antiguo miembro de Seirin había sido todo lo que Himuro había necesitado para salir de la depresión, le había tendido una mano para salir de la tristeza y de la oscuridad, misma mano que después Himuro le había dado a él como apoyo.

 

Cuando llegaron y estacionaron el auto el rubio le entrego el pequeño Ryou a Tatsuya para que lo cargara mientras despertaba al de cabellos azulados.

 

-Aominecchi…- con cuidado puso las manos en su cuerpo notando la piel más fría de lo que debería ser.- Aominecchi- insistió colocando la mano sobre su rostro esta vez, notando que este tenía fiebre.- vamos, Aominecchi, no nos asustes, despierta.- El moreno abrió los ojos sintiéndose desubicado por unos minutos, hasta que recordó lo que pasaba, se incorporó notando que el cuerpo le pesaba demasiado, y que a pesar de llevar solo una camisa y un pantalón húmedos tenía bastante calor.

 

-Lo lamento… creo que era un sueño muy bonito.- agregó cuando la mirada de su hijo llego hasta él. Kise llevo al niño en brazos hasta el departamento y las cosas fueron subidas por Aomine y Tatsuya.

 

El departamento era amplio y moderno, se podía ver el estilo de vida del rubio en cada detalle, todo en ese lugar tenía un toque especial, propio de un hombre como Kise. En la sala dejó al niño en medio del sillón notando que la chaqueta que llevaba humedecía el mueble.

 

-Ryou bájate, estas mojado…- se acercó, pero un nuevo mareo lo embargo, se sentía bastante mal, tenía un poco de fiebre, pero no por eso podía permitir arruinar un sillón que probablemente costaba mucho más de lo que pudiera pagar en mucho tiempo, se apoyó en el sillón tratando de fijar la vista y recuperarse del mareo.

 

-Tranquilo, Aominecchi- actuó Kise rápidamente, acercándose a ellos, moviendo al moreno hasta estar cerca del sillón- es solo un sofá, tú también siéntate.- agregó, dejándole allí y dirigiéndose a la cocina.

 

Kise entro a la cocina notando a Tatsuya, quien estaba sacando cosas de la nevera. -Prepararé un poco de estofado antes de irme, esta frío afuera, Aomine y el niño lo necesitarán algo casero que comer.- le aclaró al confundido rubio, quien le sonrió alegremente al escuchar sus palabras.

 

-Tatsucchi, gracias, serás un gran papicchi.- se aferró fuertemente a él por la espalda, ninguno de los muchachos notó la presencia del moreno, quien con los ojos muy abiertos veía la escena más dolorosa que había vivido en mucho tiempo, él moreno se giró alejándose de la cocina, buscando algún consuelo en su pecho, para esa angustia que estaba sintiendo, para él dolor de ver a quien amas en los brazos de alguien más y peor formando una familia.

 

-Idiota… soy tu manager, tengo que hacer las cosas por ti.- el antiguo miembro de Yosen seguía con lo suyo mientras el otro seguía rodeándolo con los brazos de forma cálida. Un golpe y el grito del pequeño les hizo correr a la sala, Aomine estaba en el suelo mientras Ryou lloraba.

 

-¡Otou-san, despieta! ¡vamos, otou-san!- el rubio lloraba, mientras Himuro rápidamente se había acercado a revisar al moreno, Kise no sabía qué hacer, ni menos como actuar ahora, estaba tan angustiado, ver Aomine en el piso sin moverse lo había asustado tanto, unas lágrimas bajaron por las mejillas del modelo, se acercó al pequeño y lo abrazo, tratando de consolar a la creatura y a si mismo a la vez.

 

-Solo se desmayó, tal parece que el cansancio se la ganó…-en ese instante el moreno abrió los ojos sintiendo un pequeño cuerpo que se abalanzaba sobre él.

 

-¡Otou-san, otou-san, no haga eso!... ¡No suste mi!… ¡Papi…No!.- su hijo lloraba aferrándose a su pecho, se enderezo siendo ayudado por Tatsuya.

 

-Lo lamento, bebé.- le acaricio la cabeza a su hijo notando las lágrimas que bajaban por sus mejillas, el moreno sintió su cuerpo estremecer, odiaba ver llorar a su hijo, le recordaba tanto al rubio, levantó la vista buscando la mirada de Kise, notando que este también lloraba, él recuerdo de como hace muchos años él había provocado las mismas lagrimas llegó a su cabeza, al igual que la culpa.

 

-Ryouta.- Tatsuya le tendió un vaso de agua al moreno, para luego acercarse al rubio.- oye mírame, todo está bien.- el moreno notó como se tomaban de las mano, el de pelo negro limpiaba las lágrimas del rubio, repentinamente la voz de Kise volvió a resonar en su mente “Tatsucchi, gracias, serás un gran papicchi “ , ellos serían padres, de seguro la presencia de su hijo y de él les molestaba, deberían marcharse, más si él rubio estaba embarazado, solo le estaban haciendo pasar angustia y malos ratos.

 

-Yo…creo que Ryou y yo debemos irnos.- pero las palabras del moreno fueron ignoradas.

 

-Aominecchi, ¿ya te sientes mejor?- entre sollozos el rubio se acercó al de cabellos azules.- estas pálido, espérame prepararé la cama, para que descanses, Tatsucchi, dame un segundo, quédate con ellos.-El rubio se adentró en la habitación, dejando un extraño silencio, hasta que el moreno decidió hablar.

 

- Lamento ser una molestia para ustedes, pero necesito su ayuda…de verdad que no tengo nada… tú y Kise se ven bien juntos.- nuevamente había un gran nudo en su garganta.-escuche que serán padres…es decir Kise…él esta.-No supo cómo continuar. Los ojos de Himuro se abrieron como platos ante eso.

 

-Aomine, no es lo que crees, Kise no está embarazado.-intento explicar, siendo interrumpido por el pequeño.

 

-Oto-san, Kisecchi no tenda el bebé… el bebé de Ikizucchi y de Tatsucchi, ¿vedad, Tatsucchi?-le dijo, esperando la aprobación del de cabellos azabaches.

 

-Sí, pequeño, pero es Izukicchi.- río el azabache, al darse cuenta que él había llamado a su novio como Kise solía hacerlo, para luego acariciar la cabellera del pequeño rubio. Se quedaron conversando un par de cosas, riendo de las ocurrencias del pequeño hasta que Kise les dijo que la habitación estaba lista.

 

Aomine no supo el motivo, pero una gran calma lo lleno al escuchar que Kise no era la pareja de Tatsuya, no guardaba realmente la esperanza, pero no quería odiar a una persona que se estaba preocupando tanto por él.

 

El moreno insistió en despedirse en la sala de Tatsuya, no quería darles más lata.

 

-Bueno, debo ir a ver a mi hombre, él  estará molesto y probablemente mi bebé también… y puede que Teppei y Makoto me regañen un poco…-el celular de Tatsuya sonó, contesto haciendo gestos al escuchar las palabras de su novio.-… perfecto quiere jugo de espinaca, zanahoria y jengibre…dice que si no lo llevó voy a ser pebre… creo que el humor de Izuki no ha mejorado ni con él embarazo, ¿están seguro que estarán bien?-Kise río ante esto, miró agradecido a Tatsuya. Ryouta se acercó al azabache, rodeándolo con sus brazos.

 

- Veté, estaré bien, además mañana es mi día libre.- le intento tranquilizar con una pequeña sonrisa.

 

-Si necesitas algo…- dijo Himuro siendo interrumpido por un ceñudo rubio, quien coloco sus brazos en jarras.

 

-No te llamaré.- dijo con decisión.- debes descansar y comprar lo que le falta al bebé, Izukicchi también te necesita, no quiero que se sienta olvidado por mi culpa.- bromeo ligeramente, sacándole una sonrisa al de cabellos azabaches. Se despidieron en la entrada bajo la atenta mirada de un cada vez más desmejorado Aomine, se estaba sintiendo mareado nuevamente y un extraño frio recorría su cuerpo, quizás tenía una pequeña gripe.

 

-Ven Aominecchi, le cambie sabanas a mi cama, para que descanses, Ryou se puede quedar contigo…-le dijo, notando como el de piel morena negaba con la cabeza, sin querer levantarse del sofá.

 

-No puedo Kise, trabajaste todo el día y rematas pasándome tú cama… Ryou y yo dormiremos en el sillón, es grande-intento continuar, siendo interrumpido por el rubio.

 

-Nada de eso, ven.- lo guío sin aceptar ni un comentario más de parte del moreno, ya con él niño recostado en la cama, cerrando los ojos para caer profundamente dormido, Kise se acercó al moreno, quien con dificultad y con el malestar a flor de piel había logrado sentarse en la cama.

 

Fue rápido, solo le tomó un segundo, el rubio tomó la iniciativa y devoró los labios de su compañero, fue casi fugaz, pero basto para llevar al moreno a la gloria, su ángel lo había besado nuevamente.

 

Kise había hecho contacto con esos labios que tanto llevaba deseando probar desde hacía un largo tiempo.- Descansa, Aominecchi…- agregó antes de alejarse de la presencia de moreno, dejando a Daiki con los ojos abiertos y la respiración agitada. Aomine se tocó los labios dejándose caer en la cama, se sintió lleno de vida, de esperanzas, de todo eso que había perdido hace años ya.

 

-Mi ángel… mi Ryouta…- se quedó en silencio, esperando, como si en cualquier minuto fuera a despertar y que eso no era más que un lindo sueño en sus minutos de dolor, espero un par de minutos, esperando que la lluvia lo despertará y el siguiera en esa parada de autobús, con el frío calándole hasta los huesos, miro a su hijo y agregó.- me encantaría que Kise fuese tú papi, ya te pareces tanto a él.-El pequeño se apegó al cuerpo de su padre, buscando contacto.

 

Espero unos momentos en silencio, recordando como el modelo había interactuado con su pequeño hijo, algo que logro sacarle una sonrisa, le había tratado como si se conocieran de toda la vida.

 

- creo que mi ángel ya te ama, hijo.- se acurrucó a su lado mientas el recuerdo del minuto en  donde nuevamente sus labios se habían encontrado se le venía una y otra vez a la cabeza, sus ojos comenzaron a cerrarse todo lo que paso había terminado por agotar nuevamente, había caído en los brazos del rubio, los ojos se le cerraron, sentía como el malestar aumentaba, se despegó del cuerpo de su pequeño, no quería terminar enfermándolo. -Buenas noches… Kise…-susurro, más para sí mismo que para el rubio, sin saber que en la puerta estaba el modelo, con un visible sonrojo en las mejillas.

 

-… Buenas noches, Aominecchi…-

Notas finales:

gracias por leer


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).