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Golpes de la realidad por Samantha0507

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Notas del capitulo:

No me quedo bien editado el cap, lo siento, pero no tengo tiempo.

Como sabran y para los que no, esta semana volví a la universidad después de largos casi 4 meses de paro.

El primer semestre lo pase aprobando todo, pero en este minuto estoy llegando a los ramos de real nivel superior en cuanto a mi carrera 

Auditoria 1

formulacion de estados financieros 

Derecho tributario 1 

Finanzas 2

La cosa es que tengo que leer casi 4 enciclopedias para los controles que tengo la proxima semana y de verdad no me alcanza para nada el tiempo, estoy llegando cerca de las 11 o 12 de la noche a mi casa, y saliendo al día siguiente a las 7 am, no puedo dormir menos horas, pero no quiero dejar de escribir, no hasta terminar esto, de verdad no quiero fallarles, se que me leen y quiero cumplirles como es debido, por lo mismo les pido que si cometí algun error lo lamento y bueno que me avisen a fin de arreglarlo y que sea más comodo para ustedes leerlo.

Gracias por entenderme 

 

Espero les agrade.

Cuando el teléfono sonó a las 7 de la mañana Kuroko el pecho de la pequeña sombra se contrajo de una manera extraña, llamarlo presentimiento sería demasiada superstición para alguien como él, pero era como el presagio de una gran tormenta que golpeaba a la puerta, era como ese aire cálido antes de la lluvia.

 

Se había levantado temprano ese día, ya que Kagami había tenido turno de noche y llegaría cerca de las 7 de la mañana, era buen dueño de casa, le gustaba darle de comer a su esposo cuando tenía esos turnos extraños, pero al leer el mensaje se sintió descolocado,  dejó caer la tasa que tenía entre su mano.

 

“Aomine ha vuelto, estamos donde Kise, es necesario que nos reunamos”- releyó esperando que no fuera más que su cabeza jugándole una mala broma.

 

El mensaje de Midorima era realmente escueto, realmente simple, pero en el fondo ese mensaje significaba mucho más de lo ellos mismos querían creer y estaba justo frente a él, en su teléfono, era real.

 

-Kise-kun…- Kuroko se sentía mareado y molesto a la vez,  una sensación entre preocupación y desagrado se le instaló en la boca del estómago, se dejó caer en el sofá, con el malestar a flor de piel, llevó la mano a su pequeño vientre y solo cerro los ojos, respiro pausadamente buscando calmarse, buscando liberar esa tensión que se iba acumulando en su cuerpo, muchas veces deseo que esta situación que estaban viviendo cambiara, pero no de esta manera.

 

La imagen de un Kise sumamente pálido, soltando el balón para apretarse el vientre con desesperación  en mitad de la cancha le llegó de golpe, de cómo esa mancha roja iba creciendo en la parte inferior de su uniforme, tuvo que sentarse, sentía asco, nauseas, la sola idea del rubio bañado en sangre nuevamente, gimiendo,  mientras las lágrimas bajaban con desesperación por su rostro, la solo idea de ver eso nuevamente lo desesperó,  el día en que él y Kise se habían retirado casi al 100% de las canchas, ese día en que dentro de Kise no solo había muerto el pequeño bebé, sino que también una parte en su corazón, que nunca volvió.

 

Una mano se posó en su hombro, levanto la vista los ojos del tigre se cruzaron con los celestes de la sombra.

 

-Taiga-kun…- susurró cuando sus ojos se llenaron de lágrimas, las hormonas lo tenían realmente trastornado.

 

-Tetsuya.- lo rodeo y lo acuno en sus brazos.- ¿qué tienes? ¿Es por el mensaje de Midorima?-El peliverde había tenido la cortesía de incluirlo en el mensaje, el peliceleste no contuvo las lágrimas, simplemente  meneo la cabeza de forma afirmativa.- tranquilo, si Takao y Midorima están con él, no creo que nadie se atreva a hacerle daño al rubio, ellos lo cuidaran, además si Aomine volvió debe tener una buena razón.

 

-Pero…pero…Kise-kun…Ao….Aomine-kun…el bebé…- los puños del más pequeño se apretaron a la camiseta de su compañero, mientras trataba de hablar sin llorar.

 

-Lo sé Tetsu, lo sé, también estuve ahí, también recuerdo lo que paso en la cancha y como lo encontramos después, pero Kise es un adulto y si esta con Aomine debe tener una buena razón, confía en su juicio.

 

-Mmmmm…- nuevamente dejó salir sus lágrimas, apretándose contra el cuerpo de su esposo.- tengo miedo…no quiero verlo así, no quiero que pase otra vez, no podría soportarlo Taiga-kun…y si Kise-kun…si Kise-kun…si él…muri…

 

-Basta, eso no pasara, él mejoró, se recuperó y créeme lo entiendo Tetsu.- Tetsuya a veces olvidaba que Kagami había vivido algo muy similar con Himuro.-  pero debes calmarte, no puedes estar pasando molestias en tu estado, ni menos estar tan mal, sé que son tus hormonas, amor, pero trata de calmarte.

 

-Lo siento…Taiga-kun…lo siento- Kagami se recostó en el sofá, con el cuerpo del fantasma entre sus brazos, Tetsuya se fue calmando al paso de los minutos, al parecer ese día no descansaría como deseaba, su amigo y su pareja lo necesitarían con toda su fuerza.

 

 

 

En la casa de la familia Murasakibara las cosas no fueron realmente diferentes, y aunque  Akashi era absoluto,  la situación lo había tomado más por sorpresa de lo que deseaba, al punto que solo había atinado a sostenerse del más alto que leía nuevamente el mensaje, para recostarse nuevamente en la cama que compartían.

 

-Mine-chin volvió…- Atsushi no mostraba realmente un gesto, pero su voz se notaba extraña, algo molesta, acariciaba el cabello del pelirrojo con cuidado, con la mirada perdida en el techo blanco de la habitación.

 

-¿Te disgusta qué regresara?- Akashi se acomodó en el pecho desnudo del más alto, la verdad es que se sorprendía del regreso de Daiki, pero era algo que pasaría, más aun conociendo la situación del moreno.

 

-No, si… no sé… Sei-chin no quiero que Kise-chin enferme otra vez, no quiero que tengamos que ir a verlo a ese frío lugar, era tan blanco, tan doloroso, hacía ver a Kise-chin más enfermo, además  ya no tendrá a Muro-chin para no estar solito en el cuarto, y si Muro-chin no está Kise-chin puede hacer otra locura, no quiero eso Aka-chin, no siento que Mine-chin lo merezca, no siento que valga tanto dolor qué le hace pasar a Kise-chin.

 

El silencio duró un par de minutos, el recuerdo de Kise en el hospital, con las manos atadas a las barandas de la camilla no era algo agradable, pero esa imagen había estado en su cabeza desde hacía ya varios años.

 

-Yo tampoco Atsushi, tampoco lo quiero, pero creo que Daiki puede necesitarnos, somos sus amigos después de todo, ya hemos cometidos errores antes y nos hemos perdonado entre nosotros, quizá también debamos perdonarlo y ayudarlo…

 

Se quedaron en silencio, muy cerca, solo recordando el pasado,  recordando cómo se veía el rostro de Kise,  su cuerpo y su salud mental en esos días, recordando cómo habían llorado abrazados en el hospital luego de haber encontrado  al rubio en la bañera, con las muñecas destrozadas, en cómo le habían rogado al cielo que no dejara que Ryouta muriera, en cómo habían odiado a los padres del rubio diciendo que este sería solo otro de sus caprichos y que simplemente lo internarían en un manicomio hasta que se le pasara la estupidez.

 

Ninguno de ellos quería volver a vivir algo así, nunca más, pero si Midorima los estaba contactando de esa forma era para evitar una nueva tragedia.

 

 

 

Midorima mientras tanto miraba el cuerpo del moreno removerse inquieto, Kise le había llevado una silla, para que estuviera más cómodo, ya que quería vigilar la fiebre que Aomine había estado presentando, ya que no había logrado despertarlo en un buen rato.

 

Aomine  estaba en casi 40 grados y eso lo preocupaba, no había parado de sudar, y de removerse inquieto entre las sabanas, se había destapado, como si no soportara el calor y su respiración se encontraba más y más agitada, tal parecía que estarían por un par de horas en el lugar o de lo contario tendría que llevarse a Daiki de urgencia al hospital.

 

-Lo siento Midorimacchi.- Kise llamó su atención desde la puerta, con una nueva tasa de café y unos pequeños bocadillos de chocolate que Himuro siempre compraba y mantenía en su nevera, con la excusa de que solo reabastecería sus bocadillos, cuando lo que hacía era controlar que el rubio comiera.

 

-Me alegra que me llamarás, aunque no te mentiré si me asuste.- a ratos Midorima perdía lo tsundere con el rubio o lo había sido desde que habían hospitalizado al modelo, el recuerdo del rubio llorando, diciéndoles tantas cosas, haciendo que cada uno de ellos se diera cuenta del real daño que le había causado al modelo.

 

Flash Back

Midorima le tomó la mano a Takao esperando calmar su nerviosismos, los padres del rubio lo había contactado diciendo que el terapeuta había pedido que los más cercanos al moreno fueran a una sesión, para reanimar al rubio, pero que ellos estaban trabajando y no estaban para cumplir berrinches estúpidos, por eso que si ellos querían se presentaran.

 

Todos estaban en silencio,  solo se miraban sin decir una palabra, mientras un demacrado Kise mirada el suelo, como si fuera la diversión más grande.

 

Takao solo le tomaba la mano a Midorima aguantando las ganas de llorar que aumentaban a cada minuto, solo con ver la imagen de su amigo.

 

Akashi se veía preocupado y Murasakibara sumamente triste,  se mantenían muy juntos sin siquiera crear un espacio entre ellos en el sofá de esa sala.

 

Kuroko estaba inexpresivo, pero sus ojos se veían aguados, se veían tan dolidos y Kagami no había mirado ni una vez al rubio, Kagami debía ir seguido a ver Himuro y siempre estaba en la misma sala cuando hablaba con su hermano, la sensación no era nada agradable para el tigre.

 

La imagen de Kise tampoco era la mejor, su cabello estaba un poco más corto de lo que solía usarlo, ya no llevaba su arete,  dos grandes marcas bajo sus ojos demostraban la falta de sueño y al menos había perdido 4 o 5 kilos, sus ropas estaban holgadas como si fueran al menos 3 tallas más grandes, aunque en el fondo era más que obvio que era el cuerpo del rubio el que estaba devastado.

 

El rubio mantuvo ocultas sus manos por mucho tiempo, pero a pesar de eso las vendas subían por todo su antebrazo, al parecer el dolor lo había superado, su familia había internado al rubio con la frase “no podemos estar pendiente de cada berrinche que se le ocurra”, sus amigos lo que realmente el rubio no se hiciera más daño, la sola idea de verlo intentando quitarse la vida les dolía, se sentía responsables, pero el rubio no solo se dañaba físicamente,  sus padres no lo visitaban seguido y sus hermanas tampoco, en el mes y medio que llevaba adentró era la primera vez que sus “amigos” asistía, realmente en su cabeza él estaba solo.

 

-Kise-kun…- Kuroko hablo, esperando llamar la atención del rubio, pero este solo sé encogió más sobre sí mismo.- Kise-kun, nosotros te extrañábamos, queríamos verte.

 

-Y ¿para qué Kuroko?- el rubio levantó la mirada, notando la sorpresa en el rostro del peliceleste.- no lo entiendo, siempre han dicho que soy un idiota, que solo hago estupideces, y todas esas cosas, soy reemplazable en sus vidas, no puedo comprender el que me extrañen, ¿de qué les puede servir alguien como yo? es realmente estúpido .-  cuando las miradas de los chicos chocaron con las orbes rubios, notaron como todo esa belleza, toda esa luz que Kise solía irradiar se había marchado muy lejos, esos ojos ahora solo mostraban tristeza, solo se podía ver la soledad en ellos, el dolor.

 

-Ryouta, no debes decir eso.- Esta vez fue Akashi quien se atrevió a tomar la palabra.

 

-Ki-chan, nosotros te queremos mucho, y queremos que estés bien, qué mejores, por eso estamos aquí.

 

-¿Quererme?... nadie puede quererme Takao, y ustedes no lo hacen, lo quiera o no siempre fue de esa forma, yo siempre estaba cerca buscando estar cerca de ustedes, pero no era que ninguno de ustedes apreciara mi compañía, a la larga siempre provoque el mal tercio, siempre creí que tenía  a Aomine, pero el solo me usaba, y soy tan inútil que ni siquiera fui capaz de conservar una parte de él, en mí, para no estar tan solo.- llevó sus manos a su bajo vientre.- saben, yo los entiendo, sé que soy molesto, qué de verdad los incomodo con mi manera de comportarme.- repentinamente los ojos del rubio mostraron una emoción, se veía llenos de sufrimiento y tristeza, todos se sorprendieron al ver el dolor, al ver las lágrimas contenidas, el rubio continuo, llorando libremente por primera vez frente a ellos.

 

-A veces… solo sabía que estaba exagerando… qué solo quería que me notaran…pe-pero es qué me sentía un poco solo…no quería molestarlos…no quería que mis abrazos les desagradaran…solo quería un abrazo de vuelta, solo quería que me abrazaran… que me quisieran, qué me aceptaran…que fuésemos amigo.- el rubio no contuvo más las lágrimas y las dejó fluir por su rostro libremente.- y…y…solo quería estar con ustedes, pero… me convertí en una molestia… en una carga…incluso ahora…están aquí…teniendo que hacer esto por el inútil que soy…lo siento, realmente lo lamento tanto...ni siquiera pude quitarme la vida…y dejarlos en paz… lo siento.- el rubio se levantó dejando la sala.

 

Ninguno se contuvo, dejaron las lágrimas bajar por su rostro libremente, las palabras del moreno los tenían perplejos, dolidos, pero por sobre todo triste, ya que a la larga ellos también tenían culpa en todo lo que estaba pasando, en notar el daño que realmente estaban causando.

 

-Es mi culpa…lo siento…yo siempre lo trate mal, siempre le decía que era un idiota…yo nunca le decía que era mi amigo…nunca le dije cuanto lo apreciaba… lo lamento- Kuroko se había apretado al pecho de Kagami.- lo siento…Kise-kun…- Kagami solo lo abrazaba fuertemente, él sabía lo que se sentía tener ese tipo culpa, él también las tenía con su hermano.

 

-Ki-chan…Shin-chan… ¿cómo dejamos que Ki-chan se pusiera así? ¿Se sintiera así?- Takao no quería ni levantar la cabeza.- solo se cubría el rostro mientras Midorima lo miraba tristemente.

 

-Somos jóvenes Kazunari, jamás sopesamos el real valor que estaban teniendo nuestras palabras en Ryouta.- Akashi se escuchaba realmente tranquilo, pero al mirarlo se podía ver que esto no era más que su auto control, sus manos temblaban y Murasakibara, quien ocultaba su rostro con su largo cabello,  lo sostenía por los hombros dándole la firmeza que parecía el pequeño pelirrojo había perdido, era como si no tuviera control de sí mismo, se había puesto pálido y los ojos se le enrojecían.

 

-No podemos dejarlo, no ahora…-Midorima hablo, pero fue interrumpido por una voz conocida, pero extraña a la vez.

 

-Díganselo, creo que con eso el simplemente estaría mejor.- Taiga fue el único qué no parecía realmente sorprendido de la presencia del moreno.- en estos lugares lo que más se necesita es sentirse realmente querido, es escuchar de la boca de los demás, de quienes quieres, que ellos también te quieren y aún más, escuchar que esperas que te recuperas, que no mueras.- Himuro se giró mostrando su sonrisa, pero realmente había algo muy mal en su rostro, se veía tan pálido o cansado como Ryouta y Kagami parecía distante con él.- a veces lo único que necesitas es la persona que te tiro directo al fondo sea quien te levante, pero la compañía y las buenas intenciones si ayudan, uno aquí está solo y los amigos, son la familia que uno elige…

 

FIN FLASH BACK

 

-Midorimacchi, derramaras tú café.- El peliverde volvió a la realidad cuando dos orbes doradas lo miraban preocupado, había inclinado su tasa con forme al recuerdo había llegado a su cabeza.- estás cansado…lo lamento, nuevamente estoy siendo una molestia para ustedes.- los ojos de doradas se ensombrecieron, alertando a Midorima.

 

-Basta Kise.- se acomodó los lentes buscando esconder su rostro.- qué te quede claro, nunca has sido o serás una carga…eres nuestro amigo.- un pequeño sonrojo se posó en las mejillas del doctor, quien se obligó a mirar a otro lado.

 

-Gracias…- El rubio iba a continuar cuando un jadeo proveniente desde la cama llamo su atención, Aomine trataba de regular la respiración, parecía que estaba teniendo una pesadilla.

 

El timbre sonó y un leve bullicio inundo la casa, supuso que Takao había abierto, los demás habían llegado.

 

-Kise, ve con ellos, mientras reviso los signos vitales de Aomine, me preocupa la fiebre, si esto sigue será necesario llevarlo a un hospital.- Midorima sintió sus manos temblar por un segundo ante la idea de que el moreno empeorara, de que no pudiera controlarlo, de que su amistad lo llevara a cometer un error.

 

-¿Crees que empeorara?

 

-Así como están ahora  Kise, creo que puedo esperar cualquier cosa, Aomine está demasiado débil para asegurarte que mejorara pronto, todos sabemos que en algún minuto abuso de drogas y de alcohol, pero…no dejaré que algo peor pase, menos  que muera.- Kise se sorprendió, pero sonrió, Midorima era un Tsundere, pero ante todo era un amigo, uno de los mejores y en ese minuto podía notarlo.

 

-Gracias Midorimacchi.

 

Takao estaba en la sala con el pequeño cuerpo del niño en su pecho durmiendo, mientras apretaba el pequeño muñeco de peluche todo roto.

 

Los ojos de Kuroko y de Akashi no se habían podido despegar del cuerpo del menor, el cabello y las facciones, todos les traía un nítido recuerdo, la verdad es que los impresionaba realmente el parecido que tenía el pequeño con Kise.

 

-Sentí lo mismo cuando lo vi.- Kazunari mecía al pequeño acunándolo sobre su pecho, dándoles a entender él también había dudado al verlo, pero que realmente había un parecido real y obvio entre el pequeño niño y Kise.

 

-Takao-kun, entonces…- Kuroko se sentía entre ahogado e incómodo con todo lo que estaba pasando a su alrededor, la verdad es que ninguno de ellos esperaba realmente ver a Aomine de regreso, se acarició el vientre nuevamente, mientras Akashi lo sostenía y le daba el apoyo que las piernas de la pequeña sombra no le estaban dando.

 

-Sí, es el hijo de Aomine, se llama Ryouta Aomine.- el silencio se instaló en el lugar cuando entre los murmullos el pequeño abrió sus ojos,  quien de apoco buscaba acurrucarse en el cuerpo del otro para volver a dormir, pero ante la presencia de más personas en el hogar, se enderezó tratando de distinguir quienes eran las personas frente a él.

 

-Kashucchi, ¿quene son?- el pequeño miro maravillado a las personas a su alrededor.

 

-Ellos son amigos de tú papi y de Ki-chan, vinieron a saludar…- el niño lo interrumpió sin ser impertinente.

 

-Mucho gusto mi nombe es Dyouta Aomine, es un gusto.- estiro su manito esperando recibir una respuesta parecida, pero los chicos solo habían quedado en silencio.

 

-Hola, eres muy pequeño, Ryou-chin, pero eres tierno, me llamo Atsushi Murasakibara, ¿quieres comer dulces conmigo?- el gigante le ofreció unas galletas, el niño solo miró a Kazunari quien con un gesto de cabeza le indico que lo aceptara.

 

-Gacias…

-Bueno veo que ya están todos aquí…- Midorima había llegado a la sala seguido por un silencioso Kise.

 

-No, falta Himuro-kun, Kagami-kun lo está llamando en este minuto, para ver si viene o no.

 

-No era necesario que le avisaran, él ya lo sabía.- Kise se había quedado un poco lejos del grupo, sin levantar la cabeza del suelo, después de todo, si el no mal entendía las cosas, había metido al enemigo a su casa o así era como todos lo veían, su antiguo compañero, su antiguo amigo, la antigua luz de Teiko era ahora el enemigo.

 

-Kisecchi…- Ryouta estiró sus manitos, esperando que el rubio lo recibiera, no fue hasta el gesto que notaron el pijamita que el niño traía, no se veía de la mejor calidad, ni mucho menos nueva, ya le estaba quedando un poco corta y dejaba ver parte de sus tobillos, el osito de peluche tampoco parecía estar en las mejores condiciones, no estaba sucio, pero si se notaba que llevaba varias pasadas por lavados y secados, los ojitos remendados una y otra vez, con hilos de muchos colores.

 

-Kise-kun…- Kuroko se había sentado, estaba un poco mareado, las emociones y revelaciones de los últimos minutos lo tenían un poco incómodo, había puesto una de las manos en su vientre , mientras analizaba todo lo que estaba pasando.

 

El sonido del timbre lo sacó de sus pensamientos, el rubio llegó a la puerta con el niño en sus brazos, encontrándose con el tigre y tras de él Himuro, junto con Shun que hacían acto de presencia.

 

-¡Tatsucchi!- el menor se había emocionado a ver al moreno, pero se contuvo cuando notó a las dos personas que se encontraban en la puerta.

 

La mirada del tigre parecía confusa y sorprendida, la verdad es que se notaba que estaba poniendo de toda su fuerza para no gritar ante sus descubrimientos.

 

Shun se acarició su vientre, para luego sonreír alegremente al rubio, la verdad es que su esposo ya la había explicado gran parte de la situación y él le había exigido ir a visitarlos esa mañana, aunque en el fondo no esperaba encontrarse con toda la Kiseki, en el departamento del otro.

 

-Tatsucchi, Kagamicchi, Shuncchi, me alegra que lleguen.- se movió dándole entrada a su casa.- ya están todos reunidos, creo que solo faltaban ustedes.- la cara de Kise parecía tranquila, pero en el fondo estaba más que asustado, después de todo o sus amigos lo asesinaban o aceptaban su situación, era un 50/50, pero al final y al cabo todo lo podría terminar afectando más de la cuenta.

 

Himuro y Kagami entraron, pero Shun fue un poco más rápido y tomó la muñeca del rubio deteniéndolo, obligándolo a mirarlo.

 

-Shuncchi, ¿te sientes bien?- el pequeño Ryouta miró la gran barriga del pelinegro, entre curioso y sorprendido.

 

-Tranquilo Kise, pero me podrías acompañar por un vaso con agua.- Shun había cambiado bastante en ese tiempo, estar con Himuro y sacarlo de esa difícil depresión había sido como levantar una pared rota, pero lo había logrado, Shun había madurado convirtiéndose en el pilar del moreno y a la vez del modelo, el mismo Shun había tenido que ver en que Kise volviera a hablar con sus amigos, a amar la vida, incluso a modelar.

 

-Ryoutacchi, vamos a acompañar a Shuncchi y a su bebé a tomar agua.- el pequeño sonrió feliz y  mientras Kise se acercaba al moreno.- Ryoutacchi, este es mi amigo Shuncchi, es la pareja de Tatsucchi y este pequeño de aquí.- señalando el vientre del moreno.- es su bebécchi, saluda.

 

-Usted es un ángel.- Kise nuevamente escuchaba lo del ángel.- papi dice que solo hombes deadmente benos peden tened bebes, que son angeles que venen a sabad a los papas de esos bebes y a dadles amod.- el niño se abrazó a sí mismo como un símbolo del amor que al menos a él se le hacía común, el de su padre.

 

-Qué linda definición Ryou.- Shun tomo la manito del pequeño y la llevó a su vientre, el pequeño solo pudo abrir los ojos notando como cada ciertos ratitos había unos pequeños saltito que se podían sentir contra su mano.

-Ryoucchi tiene razón, si fuiste el ángel de Tatsucchi, quizá que hubiera pasado si tú…

 

-No lo digas Kise, no quiero recordar eso.- los ojos de Shun se opacaron, haciendo que el rubio solo quisiera golpearse por tremenda estupidez, recordarle a un embarazado la época suicida de su ex pareja, esa época de dolor y tristeza que Himuro había vivido junto a él.

 

Flash Back

Para Kise todo era como una horrible pesadilla desde que Aomine se había marchado, aun podía sentir el dolor que había sentido cuando se había topado con los ojos azules del padre de Aomine, su hijo se había marchado de intercambio por la universidad.

 

Los pasillos eran blancos, el olor a limpieza se le metía en los pulmones a cada minuto, si el olor de los hospitales era molesto, el de este lugar debía ser peor.

 

Miró a la enfermera, una mujer de facciones duras, sería, pero con cierta calidez en el mirada, esa calidez que no se puede ocultar, esa con la que se nace.

 

-Esta será tú habitación.- el rubio se adentró notando que este tenía dos camas.- tienes un compañero, pero a esta hora hay talleres y terapias, de apoco te iremos incluyendo Kise.

 

El rubio asintió, acercándose a una pequeña ventana, daba directo a unos de los patios, la verdad es que no entendía la posible diferencia entre ese lugar y una cárcel, pero que derecho a reclamo tenía cuando era el mismo quien se había llevado a ese lugar.

 

Se quedó en silencio esperando que su compañero apareciera, camino inquieto, de alguna forma le preocupaba compartir un cuarto con un desconocido, esa presencia constante de un compañero, eso era lo que menos quería, lo que menos necesitaba, sentirse ahogado.

 

-¿No crees que estás pensando demás Kise? – el rubio escucho la voz del moreno, haciendo sus ojos abrirse de golpe, Himuro Tatsuya, el hermano de Kagami, el compañero de Murasakibara, estaba parado en la puerta, con el gesto frío y esa actitud de siempre.

 

El rubio lo analizó el cuerpo, la postura, hasta los gestó que el mayor estaba haciendo y la verdad es que era un Himuro bastante diferente, su vista se detuvo en los brazos del moreno, los vendajes cubrían parte de sus manos, sus muñecas y antebrazos, Kise no pudo evitar sentir las suyas, estas cubrían menos parte de su cuerpo.

 

-No puedo negar que me sorprende verte aquí Kise.- Himuro se sentó en la cama, indicándole al otro que lo siguiera.-parece que no solo el deporte es un punto común entre nosotros.

 

-¿Qué te llevó a esto? Es que no lo comprendo, eres una persona tan vivaz, tan capaz, haz luchado, tienes a Kagamicchi- Kise señaló las muñecas de Tatsuya.

 

Tatsuya sonrió.- lo mismo podría decir de ti Kise.- la conversación no prosiguió, simplemente fue un silencio entre ambos, algo cómodo, una compañía necesaria para seguir, fue raro sentir que alguien que parecía tener una buena vida o al menos más alegre que la propia fuera un suicida, pero en realidad su vida ¿cómo se vería para el resto?

 

Kise descubrió con los días todo lo que Himuro había vivido, todo lo que lo había llevado a intentar suicidarse, también se enteró que al igual que él sus padres no lo visitarían nunca, que él único que iba a presentarse era Taiga y que a Alex habían preferido no contarle nada, ya que la rubia estaba muy lejos para hacerla preocuparse demás por lo que le estaba pasando.

 

El rubio se sorprendió más, cuando un chico de cabellos oscuros llegó a visitar a Himuro, este le hablaba y contaba chistes, incluso un día el antiguo miembro de Yosen, le había pedido que lo acompañara.

 

-Shun te quiero presentar a alguien.- El moreno señalo al rubio, haciendo que por primera vez Kise supiera de quien se trataba, era uno de los sempai de Kuroko y Kagami.

 

-No puedo decir que es un gusto verte, pues el lugar no es práctico para practicar.- Himuro sonrió, aunque para el rubio no tenía ni una lógica las palabras de su compañero.- bueno en realidad es platicar, pero no habría resultado tampoco.

 

-Shun, creo que nadie nunca entenderá tú humor.- Himuro se sentó junto a los otros dos, la verdad es que esa tarde Kise no sintió el pasar de las horas, hasta que les dijeron que Shun debía retirarse.

 

-Nos vemos… cuídense…y Tatsuya…solo…quiero verte.- en un principio el rubio no entendió la frase del antiguo ojos de águila de Seirin, pero este la repetía sagradamente  cada semana, solo recibiendo un asentimiento de cabeza de parte del moreno.

 

Esa era una promesa, era la promesa que Tatsuya había hecho para nunca más intentar quitarse la vida y se la había hecho a quien era uno de los causantes de dicha enfermedad.

 

Fin Flash Back.

 

La voz de Himuro resonó en su cabeza “a veces el único que puede sacarte del agujero, es quien te metió en él”, para Kise ese era Aomine.

 

-Kise, ¿cómo estás?- Shun tenía un modo mamá gallina desde que estaba embarazado que realmente le agradaba al rubio, era esa mamá que el tanto necesitaba.

 

-Creo que… ya encontré quien me saque.- Shun solo pudo sonreír al escuchar las palabras del modelo, él estaba dando el último paso hacía la libertar, para dejar de ser un suicida.

 

Ambos caminaron lentamente a la sala, el silencio era perturbador, el ambiente se podía cortar, la tensión era realmente obvia.

 

-Creo que lo primero es presentarles a alguien.- Kise estaba tomando valor, acaricio la espalda del menor y sonrió.- este pequeño es el hijo de Aomine.

 

-Kise-kun…- A Kuroko se le habían anegado los ojos por las lágrimas contenidas, estaba realmente sensible.

 

-Su nombre es Ryouta, el pequeño más lindo del mundo.- sonrió como llevaba años sin hacer, una sonrisa pura, cálida, simplemente esa sonrisa honesta que siempre se necesitaba,  el modelo levanto la vista enfrentándolos con la mirada, por primera vez en muchos años, los ojos del rubio resplandecían nuevamente.

Notas finales:

Gracias por leer, los adoro !!!


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