Y miro hacia el cielo, el fantasma de tus noches me atormenta… ¿sabes? No, no es fácil ahora seguir adelante… tampoco es sencillo.
-(¿es idea mía o hace falta la arañita?) [No solo es idea tuya] (¡Alguien por favor lo saque de su estado depresivo!) [Estoy cansado de él, ¿no habrá otra mente a la cual pueda mudarme?] -¡Si ustedes quieren irse pues vallasen no lo detendré! –Vocifero enojado – (Bueno pero no te enojes) [¡Ya sé! Hagamos esa misión que nos propusieron volemos unas cabezas y todo normal] -¡Tienes razón! ¡Sabes eso debería hacer! –Propuso levantándose del sillón donde llevaba horas, sentado –
Y quiero olvidarte, deseo olvidarte, pero la lluvia me recuerda a ti, la noche me recuerda a ti y lo que vivimos juntos. . .
Paseando por una zona completamente desértica, sonreía con ánimo, realmente esto le llenaba de vida de nuevo, quitar unas vidas, para devolverle el daño a la suya, ¡Ja! Si la arañita lo viera. No importa cuántas balas lo atravesaran, ni si le daban en la cabeza y hacían volar sus sesos, nuevamente estaba de nueva cuenta respirando y eso le traía frustrado lo más que quería en esos momentos… era morirse.
-mh, por que la muerte no que querrá –Pronuncio más para sí que para otro, [Nadie querría a alguien ta feo como tú] –La arañita me quiso –Contestó [Por muy poco] (¡Pero nos quiso, nos dio todo el amor que pudo darnos!, ¿eso es bueno no?) -¡En vez de alegrarme me ponen depresivos idiotas! – [Somos las voces en tu cabeza por lo tanto eso también te hace idiota] (je, te la metió) –grr
Los soldados que estaban allí para acabar con la vida del intruso que había violado la seguridad de sus instalaciones se quedaron anonadados al encontrarlo hablando solo. Pero podo duro ese tiempo para que la balacera contra aquel hombre comenzara y que fueran sellados en la profunda oscuridad por el filo de su espada.
-Genial ya terminamos ¿ahora qué? –Profirió observando al hombre que mato con un hueco en la cabeza [A recibir el pago] (Separarse de la araña lo puso tonto) – ¡Oigan!... Es cierto –Bajo la mirada para caminar por aquel edificio, la escena haría vomitar a cualquiera, cuerpos mutilados por todas partes la sangre manchaba las paredes y el olor a muerte inundaba sus fosas, pero Deadpool no era cualquiera –
Y como cualquier idiota que ha perdido lo que más ama, deseo recuperar lo perdido, pero no es como si algo así fuera a ser posible ¿verdad? Y ya sin más comienzo a añorarte en las noches cuando el frío cala mis huesos y no veo tu figura al otro lado de la cama, ni tu sonrisa, ni aquellas almendras que eran tus ojos. Extraño tantas cosas.
Paseándose por la ciudad del caos New York, el sonido de las sirenas de una patrulla se auscultaba. Miro hacia arriba, sus miradas se extendía hacia los grandes rascacielos que casi tocaban el éter oscurecido, pero no había rastro del joven héroe de la ciudad. Hizo una mueca para seguir su camino.
Ni siquiera ese gran bocazas hablaba mal del amor de su vida quien había dejado un gran vacío en su pecho, con una sensación de agonía, que no podía matarlo, pero que lo atormentaba constantemente.
-[Esto me huele mal] (No quiero estar aquí estar aquí duele) [no sé ustedes pero yo quiero unos tacos ¿no quieres tu unos tacos?] –No es momento para tacos – [¡Pero siempre es momento para!... auh… ya entendí]
Con un ramo de rosas en la mano y con la lluvia a punto de precipitarse sobre su cuerpo soltó un suspiro, caminando con pasos, pesados a aquel lugar que le hacía un nudo en el estómago.
-Hey Baby boy –Profirió mirándole con una sonrisa que no llegaba a sus ojos azules – ¿Cómo estás? Ha pasado mucho tiempo no –Se sentó al lado de aquella lapida, mirando el nombre de Peter Parker el inigualable hombre araña y nuevamente esa sensación invadió más fuerte su pecho… soledad –
Se quedó hablando con aquella lapida que tenía un cuerpo sepulcro el cual no le respondería nuevamente, el cual contenía un alma, que se había marchado, el alma de un joven que le robo el corazón, que lleno su estancia de dicha y felicidad, quien lo quiso, a pesar de sus cicatrices y su bocaza personalidad.
Se quedó hablado por horas de cosas sin sentido y cuando ya no pudo contenerlo más, las lágrimas comenzaron a asomarse en sus azules ojos amenazando con caer. Y que más daba, él se sentía culpable de que eso le haya pasado a su pareja. La culpa invadía a su pecho. Constantemente no dejándolo ser libre. No le dejaba respirar con normalidad, pero por más que doliera… por más que lo hiciera agonizar no lo mataría, por que la muerte no le amaba.
Y él sabía que en esa noche dulce, debió abrazarlo más, besarlo más, tenerle más, pronunciar más te amo… que gimiera su nombre nuevamente, debió proferir más su amor por él… no dejarle ir… no irse él. Se culpaba una y mil veces haberse ido a la mañana siguiente. . . se culpaba una y mil veces haberlo dejado solo. Se culpaba una y mil veces haber marchado a aquella misión, sin pasar más tiempo con él.
Pero somos seres humanos, no sabemos cuándo la muerte tocara a nuestra puerta… y se llevara a un ser querido. Cuando regreso a su lado estaban en plena batalla pero era demasiado tarde la herida de muerte ya estaba incrustada. Y no pudo hacer nada más que matar al desgraciado que se había atrevido a arrebatarle su amor.
-Pet…Pet… vamos no te pongas así… no, oye no te quites tu mascara… sabes muy bien que, que volverá a ser él –Pero el contrarió solo él sonreía sus ojos lentamente iban perdiendo su brillo –
-Te amo Wade –Pronuncio en susurro dejando un último beso con sabor salino y cobre en sus labios cerrando los ojos para no abrirlo otra vez –
-¡Pet! ¡Pet! –Intento moverlo despertarlo, pero era obvio que no despertaría – ¡No! –Se aferró fuerte a aquel cuerpo más pequeño que el suyo, con un nudo en la garganta y las lágrimas que corría una a una –
Las personas se agrupaban observando aquello como su héroe se iba para siempre, su amigable vecino ya no andaría lanzando telarañas por los edificios, ya no le daría esperanzas para ser salvados.
-Te extraño Baby boy –Profirió soltando un suspiro observando la lápida –Sabes tanto como yo que deseo estar contigo… pero la muerte no me ama y tú lo sabes –Miro el arma con la cual se había apuntado a la cabeza más de una vez y alado el gatillo, repitiendo la acción que tantas veces había hecho –no… aun la muerte no me ama –Contestó abriendo los ojos otra vez –
Soltó un suspiro penumbroso para levantarse de donde estaba observo al éter que no quería brindarle brillo alguno y nuevamente a aquella lapida.
-Nos veremos después Baby boy –Dejo un beso en la lápida como si fuera los labios de su pareja pero eran tan fríos –Hasta que la muerte no me ame lamentablemente no podré estar contigo.
Se marchó dejando el ramo de rosas. Observando a algunas personas estar en aquel lúgubre lugar.
Cuanto ansió estar contigo y al fantasma de tus noches que me atormenta y no me da consuelo. Pero tal vez lo único que me queda es que nos encontremos… en un futuro muy lejano… al menos es mi único consuelo.
Fin…