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Bizarro. por cristinita9509

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Notas del capitulo:

Esto sigue en pie.

Me da vergüenza ver que en dos meses no había actualizado esta historia.

Primero si tuve falta de inspiración, pero la semana ante pasada ya tenia todo casi listo cuando se borró el cap y tuve que comenzar desde cero.

Se que muchos lectores debieron haberme abandonado, no los culpo, tardé en actualizar.

Espero que les guste el cap, si sienten que se perdieron con la cronología recomiendo que lean el anterior de nuevo.

Bueno sin más los dejo leer.

Un camino de hormigas recorría sus venas, no miraba más, sin embargo aquellas imágenes vistas habían sido grabadas en su mente. El ardor en su estómago se hacía más fuerte a cada segundo.


No sabía de que forma tratar sus reacciones, hasta ahora no había experimentado tales sentimientos, estaba confundido, no los odiaba, eran sus amigos. Pero ¿Porqué? ¿Porqué se sentía así al verlos juntos? Estaba mal, siendo una deidad tendría que controlarse, tener esos pensamientos le hacían daño.


Nadie le enseño que eran los celos, como controlarlos, el mar de sentimientos en su interior amenazaban con darle una ola que no podría controlar.
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-Ya tengo que regresar. Haré lo posible por ir a verlo mañana.


-No te preocupes por eso Gohan, lo mejor será que no te escapes, no quisiera que te castigasen.


-Igual encontraré la forma de verlo.- el joven se acercó al de piel verdosa y le depositó un beso casto. Se sonrieron para posteriormente dividir sus caminos.


El namekiano emprendió vuelo para ir a el templo, con una casi imperceptible sonrisa en la cara.


Su rostro emanaba alegría , tanta que su madre no podía evitar notarla. Llevaba un rato de haber regresado y se encontraban ahora en el comedor.


La pelinegra sentía que algo pasaba con su hijo, su actitud era algo diferente. No por que de pronto haya descuidado sus estudios y vuelto un rebelde, no, pero si sabía que algo pasaba y lo descubriría.


-¿Me sirves más?- la voz infantil de Goten irrumpió en su mente, sacándola de las nubes.


Que irónica era la vida, su esposo se había ido dejando a aquel pequeño que llevaba su misma imagen, cada vez que lo miraba le entraba una nostalgia que sabía bien esconder.


Por el momento no indagaría en los asuntos de su hijo, después de todo, no pensaba en que el joven pudiese estar en algo malo.
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No había ido directamente al templo, tomó un pequeño desvío y se quedó durante un rato en un lago donde tomó una ducha refrescante.


Apenas iba llegando, siendo recibido por el joven namekiano.


-No tenías que esperar Dende.


-Lo sé, me alegra ver que ya está de vuelta. - el menor se estaba acercando, Piccolo caminaba hasta pasar junto a él diciéndole únicamente que iría a una habitación a meditar.


Sólo sentir cómo pasó por su lado causó un cosquilleo por todo su cuerpo, antes de que el mayor se alejase lo tomó de la capa.


-¿Sucede algo Dende?


-Es que...yo quería decirle....- su respiración se volvió irregular, el calor se acumuló en sus pómulos, sus ojos estaban cristalizándose. No podía hablar, las palabras no salían de su garganta, en verdad no entendía que sucedía, sin querer un par de lágrimas fueron derramadas ante la mirada fija de Piccolo.-Perdón....yo no sé que me pasa.


Las lágrimas no dejaban de brotar de sus ojos, soltó de inmediato la capa del mayor posando sus manos en la cara para cubrirse.


El mayor lo observó, en un acto de inercia, puso su mano en la cabeza del menor provocando que éste lo mirase.


-No se que sucede, pero todos los problemas tienen solución. Así que deja de llorar, no me gusta verte así.- su voz salía con serenidad, calmando al joven.


-Gracias señor Piccolo.- probablemente esas palabras sólo fueron dichas en acto de empatía por parte del mayor, quizá palabras de apoyo pero, para Dende significó más que eso. Cariño, preocupación, esa era su forma de interpretarlo, lo cual lo perjudicaría al tener sus sentimientos tan confusos.
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-"Había olvidado lo mucho que duele mi cadera"- el joven pelinegro mantuvo una sonrisa frente a su madre todo el tiempo, aún le dolía el cuerpo, cada vez que se sentaba un calambre lo invadía.


Agradecía que fuese ya hora de dormir, sin embargo no encontraba comodidad al estar acostado, daba vueltas, quedando finalmente de lado, tratando de no moverse más.


Su cuerpo estaba algo tenso pero pensaba que podría soportarlo, y así fue, la noche pasó sin más percances para el joven.


La pelinegra se estaba levantando realmente temprano, apenas y habían algunos rayos de luz visibles.
Fue a revisar a su hijo para saber si había mejorado, después de todo ella se había quedado con las ganas de llamar a un médico.


Aquella mirada oscura se posaba sobre ella.


-Buenos días mamá.


-Buenos días Gohan. ¿Cómo te sientes? ¿Te duele el cuerpo?


-No, me siento bien.


-¿Seguro? ¿No quieres que un médico venga?


-No es necesario mamá.


La mujer suspiró y le sonrió a su hijo, si llegaba a ver algún síntoma extraño entonces llamaría al medico sin consultárselo.

Al irse su madre de la habitación, el joven soltó un suspiro pesado, aún le dolía, pero no quería verse siendo revisado por un doctor que podría descubrir la razón de sus punzadas.


-"Tomaré un baño y terminaré mis deberes temprano para poder ver al señor Piccolo"

 

Por otro lado, en el templo un madrugador namekiano se encontraba a la orilla observando la Tierra. Ya no estaba con los celos en la mente, es más, su humor estaba excelente. ¿Porqué? Fácil, había logrado dormir junto al mayor alegando que de esa forma se sentiría mejor. No hubo contacto físico, cada quien resguardaba distancia pero sólo tenerlo cerca lo alivió.


Si le gustaba o no, eso todavía no lo tenia en claro, ya que no conocía esos sentimientos, simplemente sabia que estar con Piccolo le hacia sentir comodidad, tranquilidad e incluso un poco de alegría.


Piccolo igual estaba despierto, entrenaría un poco cerca de las cascadas que solía frecuentar.
Su respirar agitado al lanzar cada ataque era notado por el joven de piel verdosa.


Su concentración en el entrenamiento era tanta que por esos instantes había olvidado a Gohan, después de todo, no es lo único en lo que pensaba. Claro está que la mayor parte del día su mente giraba entorno al pelinegro.


El sudor recorría su cuerpo, los músculos se calentaban y sus gruñidos se escuchaban con cada ataque.
Era un guerrero y por más que no hubiesen enemigos se mantenía entrenando.
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-¿A dónde vas Gohan? - la mujer no pasó desapercibida la temprana salida que haría el joven.


-Quería ir al bosque un rato, para continuar con mis observaciones.


-Antes de eso, me gustaría que fueses a ver a Bulma. Llamó hace un rato y me dijo que tiene algunas refacciones que necesito para la estufa. Además dijo que consiguió algunos libros que te serán de utilidad.


-Esta bien. Ahora mismo voy. "Primero pasaré a ver a Bulma y de ahí buscaré al señor Piccolo"

 

Ya dispuesto a irse, el joven salió de su casa, siendo despedido por su pequeño hermano que quería ir con él.


El viento pegaba en su cuerpo alborotando las hebras de su cabello negro. La frescura le encantaba, al menos volando no sentía tanto las punzadas en su cadera y entrada.


No tardó mucho en llegar, sobrevolaba a gran velocidad, entre más rápido llegase mejor.


-Vaya Gohan, tenía meses que no venías de visita.


-Hola Bulma, lo siento, es que me he quedado estudiando mucho. ¿Cómo está Trunks?


-Bien, ahora mismo está tomando una siesta. Ven, te daré las refacciones y unos libros que encontré en mis archivos viejos.


La mujer de cabellera azulina caminaba a paso firme a su laboratorio, el joven se dedicaba a seguirla. Las puertas se abrieron dándole paso a ambos.


Las cosas estaban en la mesa frente al tablero del computador. Una pequeña bolsa plástica con las refacciones y tres libros gastados en los cuales de podía notar el polvo.


-Espero te sean de utilidad. Uno de ellos es un diario de campo sobre algunas especies de animales y plantas.


-Gracias, así podre hacer comparaciones con las anotaciones que tengo.


-¿Tienes algo que hacer ahora?- la pregunta fue repentina a lo que el joven sólo negó con la cabeza. - ¿No quieres acompañarme a comer un poco de pastel? En un rato despierta Trunks y estoy segura de que querrá saludarte.


-Bueno, esta bien.


-Entonces vamos.


Ambos caminaban en los pasillos para dirigirse a la sala de estar, sin embargo, se encontraron con la presencia del príncipe quien se notaba había estado entrenando, su ropa desgarrada y el sudor en su cuerpo resaltaba.


-Buenos días Vegeta.


El de cabellera de flama sólo lo inspeccionaba con la mirada, sin querer se había fijado en la manera en la cual caminaba el joven.


-Que grosero eres Vegeta, ni siquiera contestas.


-¿Has estado entrenando Gohan? - es lo único que salió de sus labios, pues creía que el joven había sido herido en entrenamiento y por eso caminaba con paso peculiar.


-No, yo no he entrenado. ¿Por qué?


El príncipe no contestó, sólo se fue de ahí dejando a su esposa y al joven a solas.


-Ignóralo, ya sabes como es. Mejor toma asiento en el sofá mientras traigo los pasteles.


-Si.- el joven esperaba, pero por su mente pasaba la idea de que el príncipe había notado la incomodidad que tenía al caminar. - "¿Se habrá dado cuenta?"

Notas finales:

¿Aburrido? Espero que no.

Ya debían aparecer otros personajes, para ponerle mas movimiento a esto.

¿Vegeta sospecha que pasó? ¿Milk descubrirá lo que sucede con Gohan?

¿Trunks se levantara a saludarlo? ¿Quieren que Dende se acerque a Piccolo?

¿Actualizaré antes del 15 de Marzo? ¿Alguien lee esta historia todavía?

¿Pasaré mis exámenes?

Bueno yo sé que no responderán esto porque ya nadie lee, pero tengo una pizca de esperanza.

:3 Nos leemos


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