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Juego de espias por Ghost princess Perona

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Notas del fanfic:

The lost canvas es propiedad de Teshirogi sensei. y ahora vamos con el primer capitulo...

Notas del capitulo:

Espero que les guste tanto como mis otros fics

“Misión cumplida, jefes” dijo Manigoldo una vez él y sus compañeros bajaron del edificio por el que habían entrado con su equipo especial de escalada. Se lo quitaron rápidamente junto con los trajes negros y salieron a la luz con sus ropas normales. Shion y Asmita miraron a su alrededor mientras el peliazul guardaba en su mochila un frasco repleto de un liquido transparente. “Hemos recuperado el virus exitosamente”

“Buen trabajo” los felicitó una voz en sus orejas. “Vuelvan aquí inmediatamente”

“A la orden” los tres se dirigieron a una casa abandonada y abrieron un agujero en el piso que los llevó al recibidor de la agencia de espionaje más famosa del mundo, Sanctuary. Ahí, sentados en la mesa principal, estaba el líder de tan importante empresa, Sage Patriarch, y el vicepresidente, su hermano Hakurei Patriarch, ambos ex espías. Miraron con afecto a los niños que habían criado desde temprana edad como sus hijos. Manigoldo le presentó el frasco a su padre.

“Muy bien” lo felicitó Sage, pasándole el envase a uno de los otros agentes para que lo llevaran al laboratorio. “Cuéntenme los detalles de la misión, ¿se encontraron por casualidad con el Relámpago negro?”

“No, parece que su trabajo terminó después de robar el virus de nuestras instalaciones” contestó Asmita, sentándose junto con Shion en las sillas que había delante del escritorio mientras Manigoldo se sentaba en él.

“Mejor para nosotros” dijo Hakurei mientras ponía delante de ellos unos archivos.

“¿Qué es eso?” preguntó el italiano, mirando con curiosidad los tres folios.

“Bueno, ustedes ya son grandes” comenzó Sage. “Y ya pueden tomar responsabilidades, cumplen misiones de adultos, etc. Así que creemos que ya es hora de que instruyan a un equipo novato de su edad. Estos son candidatos a reclutas de su escuela”

“Espera… nos estás…” el rostro de Shion se iluminó para luego abrazar al peliblanco mayor. “¡Sí!” instruir a un nuevo equipo era un honor muy grande en la agencia, solo los mejores estaban calificados para hacerlo. “¿Y quiénes son los novatos?”

“Véanlos por ustedes mismos” Los dos que no eran ciegos abrieron los folders con curiosidad y expectación, esperando que los reclutas fueran guapos como Gastón, el capitán del equipo de beisbol, o Amanda, la animadora estrella. Sufrieron una gran decepción cuando se encontraron con las fotos y los perfiles de cada uno.

“¿En serio, Aldebarán de Oliveira? Ese idiota odia a Asmita y le hace la vida imposible en la escuela” dijo el de los dos lunares, a lo que el otro rubio se apresuró a asentir. No soportaba a ese toro presuntuoso que se pavoneaba por ser el capitán del equipo de futbol americano, amable con todos menos con él. ¡Y todo por su religión!

“Y ¿Kardia Thalassinos? ¿Ese delincuente?” trató de disuadirlos Manigoldo. No es que él fuera mejor que el escorpión, como le llamaban, pero es que el otro peliazul era famoso por meterse en más problemas en una noche que todos los demás chicos de la ciudad juntos. Y eso incluía a los espías.

“Les falta quejarse del último” les recordó Hakurei, haciendo caso omiso de sus reclamos. Con algo de miedo abrieron el folder y se encontraron con alguien medianamente aceptable. “¿Ninguna objeción?”

“Es que con este si podemos trabajar. Dohko Tora no es un creído ni un delincuente” dijo Shion, que conocía bien al estudiante chino becado en su escuela. “Y nos cae bien a diferencia de los cerebro de alcornoque de antes”

“No queremos excusas, queremos resultados” saltó Sage. “Son buenos y se ganaron el derecho de entrenar a otros, así que aquí los tienen” señaló las fotos. “Los quiero a los seis en la sala de castigo mañana a después de clases. Y ahora váyanse, que tienen  examen mañana y les falta estudiar. Quiero ver aprobados o van a ir a parar a nuestro programa de tutoría otra vez”

“Claro” los tres temblaron y se fueron rápidamente a la gran casa que la agencia tenía para espías adolescentes. Actualmente ellos y otro chico eran los únicos residentes, pero tendrían que acondicionar tres habitaciones mas para los nuevos.

“Fantástico, tendremos que ser compañeros de piso del idiota ese de Aldebarán” masculló Asmita, sentándose en posición de loto mientras pasaba sus manos por su libro de italiano. Manigoldo se la llevaría fácil, era su idioma nativo.

“¿Quieres no tocar mas el asunto por ahora?” lo calló Shion, harto del asunto. No le importaría tener a Dohko ahí, pero los otros tres…

“¿Qué pasa?” preguntó el último miembro del equipo, bajando por las escaleras en su pijama y poniéndose los lentes.

“Nada, solo discutíamos las ventajas de los especialistas en contraste con los agentes de campo. doctor” Dégel Roux los miró con cara de pocos amigos y se sentó con ellos. Ni siquiera estaba seguro de por qué estaba siguiendo esa pantomima de ser un adolescente normal yendo a la prepa cuando ya tenía un doctorado en más de tres materias.

“Me he enterado por ahí de que les han asignado los peores propuestos a espías” dijo sentándose con ellos. “Vamos, no se sientan mal, de seguro todo saldrá bien. Además no es tan malo, ¿Qué hubieran hecho si el imbécil de Aspros hubiera sido seleccionado siquiera?”

“Tienes razón” dijo el italiano ojeando la tele. Él no necesitaba estudiar para conseguir un aprobado. Los otros lo miraron con envidia.

“Eh, atención. Les ayudaré a conseguir un sobresaliente y dormir por una noche entera” ante esto todos sonrieron. El único problema al día siguiente seria meter a esos tontos al salón de castigo. No sería tan difícil….

-Al día siguiente-

Manigoldo salía de la oficina del director tras haber colgado todos los dibujos burlones de Kardia en las ventanas. Había robado su block de dibujo de su taquilla temprano en la mañana y revisado sus caricaturas de los profesores. Tenía que admitir que era bueno, arte era la única clase donde sacaba sobresalientes. Vio al director en persona entrar a su despacho minutos después de colarse fuera, aunque como buen espía sabía esconderse incluso a simple vista.

“¡Señor Thalassinos!” el grito llegó poco después. Nadie se asombró salvo el mismo Kardia, que no había planeado nada para ese día. Sintió los fuertes pisotones de su condena acercándose y las risas de los demás a su alrededor.

“El escorpión pica otra vez” comentó alguien, soltando algunas carcajadas al ver las fotos del despacho que el italiano había mandado a toda la escuela.

“Lo que sea que haya pasado, yo no he sido” dijo Kardia, tratando de zafarse del lio, pero nadie le creía. El hombre fue hacia él con sus dibujos en la mano, arrugando las páginas. Esto hizo que sus ojos se ensancharan como nunca, iba a estar en un gran aprieto ahora. “Director, sé lo que parece, pero le puedo asegurar que esta vez…”

“Ha sido un trabajo de grupo” intervino Manigoldo. “Debo decir que Kardia solo me proporcionó los dibujos, fui yo el que los colgó en su ventana y me pareció injusto que se llevara toda la gloria” al decir esto le pasó las manos por el hombro al otro peliazul, que mas estático no podía estar. ¿Quién era tan idiota como para confesar eso?

“Gracias por la información, señor Donati” dijo el director, mirando a ambos alternativamente. “Por lo pronto ambos están castigados después de clase, ya pensaré en otra manera de que paguen por su crimen” y se retiró mascullando acerca de los buscapleitos de su escuela.

“Considérate muerto” masculló Kardia antes de ir a pedirle sus dibujos al director. Manigoldo solo sonrió y se fue a clase. Esperaba que los demás se la estuvieran pasando tan bien como él.

-En la entrada que daba al campo de futbol-

Asmita esperaba a los miembros del equipo de futbol americano recostado en uno de sus casilleros. Cuando cierto capitán pasó a su costado le puso una zancadilla y este cayó al suelo de cara delante de todos.

“Oh, parece que hay una estampida de ganado” se burló el ciego y rápidamente  corrió seguido del enfurecido brasileño. Lo tenía todo fríamente calculado para hacer que el otro chocara con el director en plena carrera tras el escurridizo ciego, pero ver y oír el choque fue alucinante. El toro se quedó lívido de miedo y solo atino a intentar disculparse mientras él se reía como hiena descerebrada.

“¡Castigados! ¡Los dos!” gritó el hombre antes de mandarlos a clase, consiguiendo una sonrisa de Asmita y un gruñido enfurecido de Aldebarán.

“En el castigo te mueres” le advirtió antes de salir con dirección a su aula.

“Como si pudieras” fue su único comentario antes de tomar su propio rumbo, felicitándose por otra misión cumplida. El siempre tenía éxito. 

-Con Shion-

El rubio estaba pensando en la mejor manera de lograr que los castigaran a ambos sin que lo odiase el chino, que la verdad se le hacia una buena persona y un gran amigo en potencia, no se le hacía justo que le hicieran algo por su culpa. Cuando entró el profesor le pidió a todos sus informes de la clase pasada. Shion por supuesto lo tenía en su mochila, pero al parecer Dohko no, ya que comenzó a excusarse.

“Si no lo ha hecho, señor Tora, entonces será mejor que se prepare para un castigo hoy en la tarde con los chicos malos” dijo el hombre, mirándolo malvadamente y haciéndolo encoger. Siguió recogiendo los trabajos hasta llegar al rubio, que no sacó el suyo.

“Yo tampoco lo tengo” dijo tímidamente.

“¿Oh? Entonces, señor Andreatos, no le importará acompañar al señor Tora y a su familia en la sala de castigos esta tarde, ¿verdad?” Dohko le miró consciente de que tenía su informe en la mochila, pero el otro solo bajó la cabeza en señal de asentimiento. Al finalizar la clase el chino se acerc’o y le tendi’o la mano.

“Gracias por hacer algo amable por mí, me llamo Dohko. Y tú eres Shion, ¿verdad?” lo saludó con una sonrisa.

“Ah, si…”

“Bien, espero que seamos amigos. Nos vemos en la tarde” se despidió y Shion se quedó mirando. ¿Por qué su corazón se aceleraba tanto en presencia de él? Asmita se burlaba de vez en cuanto, pero no era diferente, sobre todo porque su cara se ponía toda roja cuando veía llegar el auto de los gemelos Vryzas. Mir’o su brazalete y le transmiti’o a sus compa;eros un mensaje.

“Aquí Aries, misión cumplida”

“Aquí Cáncer, todo listo”

“Virgo igual”

-En la sala de castigo-

“¿Saben por qué están aquí?” comenzó el director con su usual pantomima mientras los espías se mantenían calladas, los dos abusones miraban sus uñas esperando a que se fuera para atacar y el inocente Dohko se recostaba contra la silla. El sermón siguió por mucho tiempo hasta que los pobres finalmente fueron liberados de la interminable perorata. Cuando por fin se fue Manigoldo se acercó al escritorio principal y buscó el botón para abrir la puerta secreta.

“Al fin” dijeron al mismo tiempo Kardia y Aldebarán, levantándose para matar a los tontos que los metieron en problemas, pero el cangrejo finalmente encontró el botón y lo presionó, activando el sistema de succión que se llevó a los novatos. Cayeron gritando por un túnel mientras los profesionales bajaban una escalera tranquilamente. Cuando finalmente se detuvieron, los tres nuevos ingresos de la agencia aterrizaron delante de los jefes.

“Vaya, así que lo consiguieron” por otra puerta entraron los causantes de todo, vestidos en sus trajes negros de espías.

“¿Dudaban de nosotros?”
“No” fue la respuesta de Sage, que procedió a explicarles a los nuevos reclutad lo que estaba pasando aquí. Ninguno de ellos se creía lo que les decían.

“Entonces… fuimos seleccionados para ser espías. Y esos de ahí” dijo Kardia señalando a los otros adolescentes. “Van a ser nuestros mentores”

“Si no quieren, no acepten. Después de todo no necesitamos quejicas aquí” dijo Manigoldo, ante lo que todos se burlaron.

“Ya basta” lo reprendió Sage y le entregó un sobre al trío, echándolos después de la oficina. “Ahí tienen su nueva misión, pídanle sus herramientas a Dégel en el laboratorio” los tres salieron y después el jefe encendió una pantalla. “Si no quieren creerlo, déjenme mostrarles lo que hacen los profesionales” se quedaron con la boca abierta al ver el desempeño de los tres adolescentes, que se movían como armas letales bien pulidas.

“¿En verdad tienen nuestra edad?” preguntó Kardia asombrado.

“Pues sí, pero han estado entrenando desde que pequeños” dijo Hakurei con orgullo. De verdad sus pequeños eran los mejores. “Y ¿Qué dicen? ¿quieren unirse?”

“Si, por qué no” dijo Aldebarán. No le sentaría bien ser el mandadero de ese indio, pero al menos tendría fabulosas habilidades que le harían más fácil la vida, sobre todo aplicándolas al futbol.

“Si puedo utilizar unas herramientas así, considérenme dentro” dijo Kardia emocionado. “No me importa que hayan sido construidas por el nerd de la clase”

“¿El nerd de la clase? Ah, Dégel, él la verdad ya tiene más de tres doctorados, así que no es un estudiante promedio

“Vaya” dijo Dohko asombrado. Con un millón de años en artes marciales tal vez podría moverse así, pero no antes. Y si ser espía se lo permitía… “Está bien, me apunto”

“Genial, tendrán que hacer las maletas para mudarse este fin de semana” dijo Hakurei, tendiéndoles llaves para su nueva dirección. Kardia arrugó el entrecejo, no es que la casa de alumnos fuera un hotel cinco estrellas, de hecho era de lo peor, mas se acomodaban ahí como podían. “Será este, es nuestra residencia para espías menores de edad”

“Oh, adoro este trabajo” dijo el peliazul, mirando la gran mansión con piscina y todas las facilidades que les estaban prácticamente regalando.

“Regresamos… con esto” dijo Manigoldo, lanzándole una memoria a su padre. “Recuperamos los códigos nucleares. Y… ¿ya se van?”

“No, de hecho son nuestros nuevos espias en entrenamiento. Espero que se lleven bien” un gru;ido colectivo sali’o de sus bocas. ¿Qué podía ser peor?                                                                                             

Notas finales:

Espero que les haya gustado. Mandenme Reviews


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