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DEATH CHESS por Toko-chan

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Notas del capitulo:

¡Hola! ¿Cómo estáis? 

Antes de que empecéis a leer he de advertiros de que esto no es un capítulo en sí, sino un interludio. ESTO ES UN INTERLUDIO, es decir, como un paso del capítulo seis al siete que llegará en una semana más, por lo que lo he hecho más corto que un capítulo normal. Espero que os guste, de todas formas, sed pacientes, de vez en cuando habrán interludios que nos contarán acerca del pasado de L.

Dicho esto, que lo disfrutéis :)

Interludio: Pesadillas de infancia y una sonrisa

 

 

 

 

 

El cielo estaba cubierto de nubes negras que presagiaban tormenta. El aire en sí olía a tormenta y a electricidad, el niño de trece años acuclillado junto al roble de hojas secas podía olerlo, podía sentirlo. Se escuchaban voces alrededor, gritos y risas infantiles. Pero él no era uno de ellos. Siempre había sido diferente incluso en aquel lugar construido para gente como él.

 

Ladeó la cabeza y se metió la piruleta en la boca. Por el rabillo del ojo podía apreciar el pequeño patio y jardín del orfanato para superdotados Wammy’s House, así como el edificio que se alzaba alto e imponente en medio de la ciudad de Londres. Solo había unas pocas ventanas abiertas en ese momento. En una de la planta de abajo, el niño pudo observar la sombra de unos retaquillos, Mello y Matt, peleando por una consola.

 

Lamió la piruleta con glotonería. Aquella era su casa, de alguna forma, no es que él recordara lo que era un hogar de verdad.

 

Súbitamente se abrieron las puertas dobles de la entrada de la mansión, y una niña de más o menos su edad se deslizó hacia el exterior y reparó en él casi de inmediato. Lo estaba buscando, supo. Con una sonrisa ausente, la niña de larga trenza rubia dio unos pasitos saltarines hacia el roble en el que él estaba y le observó desde arriba; las manos escondidas tras la espalda de forma juguetona.

 

—Elleeee —lo llamó en tono cantarín alargando la última letra. Luego se sentó a su lado con una floritura—. ¿Cómo está esta tarde? ¿Te cuenta el roble algún chiste gracioso?

 

El niño la escrutó con ojos negros e impasibles.

 

—No —dijo—. Creo que está deprimido. Por el día, el día también está triste.

 

La niña se removió a su lado, y las telas de su ropa rozaron contra las de él. Un suave suspiro escapó de sus labios, seguido de una risita. Era pequeña y ligera para su edad, de piel bronceada y ojos verdes, pesaba tan poco que parecía flotar sobre la hierba húmeda.

 

—Yo creo que no puede soñar. Es como nosotros, necesita luz de luna y dulces de nieve.

 

Una diminuta sonrisa surcó las facciones del niño ante la respuesta de ella.

 

—¿Beyond está en el observatorio?

 

No era una pregunta. Él lo sabía y ella se limitó a encogerse de hombros.

 

—Alex —dijo por toda respuesta.

 

Sus ojos verdes se habían cubierto de sombras oscuras que los hacían parecer esferas de musgo. El niño, a su lado, no se movió a excepción de la piruleta colgando de su boca, que iba balanceándose empujada por la lengua de un lado a otro. Su vista ligeramente empañada estaba clavada en el cielo. Un relámpago cubrió la cúpula celeste de un resplandor momentáneo.

 

—He intentado compartir con él miel de abeja y hojas de roble —confesó ella después de unos segundos; sonaba apenada—. Pero ya sabes que a Beyond no le gustan esas cosas, es un poco raro.

 

La niña arrugó la nariz como si no pudiera creer que existiera alguien así. Aunque tanto ella como él sabían que pocos de allí los entendían. Todos en el orfanato Wammy’s House eran especiales, pero Sophie era de un especial ligeramente distinto del resto y solo Elle y el mismo Wammy podían y querían entenderla.

 

—Tal vez —dijo él en un silencioso susurro—, el roble trata de entender el corazón de Beyond en este momento.

 

Hubo un destello de sorpresa en el rostro de Sophie, un destello que pronto mudó a comprensión. Se quedaron en silencio mientras el viento revolvía sus cabellos y el día iba perdiendo fuerza en favor de un ocaso torrencial. La imagen empezó a diluirse entonces de forma parecida a cuando metes una bolsa de té en el agua hirviendo, los colores se mezclan como humo hasta que todo queda sumergido en un cobre sucio. Después, nuevas imágenes fueron tomando forma, se escucharon algunas voces, conocidas, todas conocidas pero perdidas en rincones remotos de su memoria. El movimiento desbocado le provocó un vahído inestable en la boca del estómago y, conforme este fue calmándose, el remolino de imágenes también culminó, cristalizando en un conjunto de paredes de tonalidad salmón y festones dorados. Había mesas rectangulares para seis personas colocadas de un modo uniforme a lo largo de la estancia, todo pulcro y cuidado. Las risas y las voces lejanas pronto se transformaron en silencio, un silencio que apenas segundos después fue cercenado por un grito encolerizado que taladró los oídos de Elle. Cuando el griterío había comenzado, Elle estaba sentado comiéndose una tarta de fresas en una de las mesas del fondo, desde donde ahora observaba todo con rostro inexpresivo y un retortijón extraño presionándole el pecho. Sophie estaba a su lado, y un Mello de cuatro años lloraba en una esquina, con Matt consolándole. Varios niños estaban desperdigados por el comedor, casi todos con rostros angustiados o resentidos.

 

Otro niño, en el centro del comedor de la Wammy’s House, chillaba arrodillado y con las manos cubriéndose las orejas. Tenía el rostro desencajado y las cuencas de los ojos abiertas de forma que parecía que estos se le iban a caer en cualquier momento. Las venas del cuello y la frente sobresaliendo como gusanos intrusos. La saliva se escurría por las comisuras de su boca dejando un rastro oscuro. Algunos de los mayores, encargados del servicio culinario, se acercaron a él tratando de tocarlo pero el niño se agitó, rabioso, como un animal enjaulado.

 

De súbito, un líquido goteaba del techo, por encima del niño. Elle vio, desde su sitio, el líquido carmesí fluyendo cada vez con más fuerza, perdiendo densidad, hasta que el niño entero fue cubierto por un charco de sangre escarlata. Los gritos y el ruido desaparecieron, solo había gente moviéndose a su alrededor. Una ansiedad fue abriéndose paso a través de su cuerpo, creciendo como una hiedra venenosa en su interior, las espinas clavándose desde dentro por su estómagos, pecho, extremidades y garganta. Cuando se dio cuenta estaba respirando entrecortadamente y el rostro del niño que antes gritaba no tenía ojos ni nariz, solo una línea recta en el lugar de la boca que esbozaba una sonrisa siniestra. Miedo. Tenía miedo. ¿Qué era aquello? Elle tenía los ojos abiertos de puro terror, pero la imagen de aquel niño sin rostro, tan parecido a él, continuaba frente a él, enmarcado por un cuadro de sangre. Cayó hacia atrás tratando de agarrarse del brazo de Sophie pero su mano resbaló a través de la nada. Oscuridad. Sangre. Luna. El suelo lo recogió con un golpe estridente. Elle soltó un alarido. Notaba la humedad en sus ojos y el tacto sedoso de la trenza de Sophie en su mano. Pero Sophie no estaba. No había nadie.

 

Los lamentos entrecortados sobresaltaron a Light que se despertó medio incorporándose, alarmado y desorientado. Contempló por un momento la habitación oscura en la que había dormido los últimos meses, antes de que un nuevo gimoteo llamara su atención haciéndole voltear al otro lado de la cama, donde Ryuuzaki estaba sumido en un tumultuoso sueño.

 

Hubo un instante en el que el universitario se quedó paralizado, con la vista fija en su compañero, demasiado sorprendido por el hecho de ver a Ryuuzaki dormir como para reaccionar. Empero solo fue un segundo que se esfumó en cuanto el hombre de pelo negro se revolvió de nuevo bajo las sábanas en una nube de sudor.

 

—Shh… Ryuuzaki —llamó golpeándole suavemente con los dedos en la curva del hombro—. Ryuuzaki, despierta, es una pesadilla. Ryuuzaki.

 

Las respiraciones eran como estacadas en decrecimiento, irregulares y quebradizas. Light alargó el brazo por encima del otro hombre para encender la lámpara de la mesita de noche; una luz amarilla cegó en primera instancia sus ojos, acostumbrados a la oscuridad y todavía no lo suficientemente despiertos.

 

—Ryuuzaki —probó de nuevo tras parpadear—. Eh, vamos, despierta.

 

Pero su voz no parecía llegar al joven detective, que se revolvía entre mares de sudor, cabeceando reiteradas negativas, como si fuera lo que fuera lo que estaba sucediendo en su mundo onírico no pudiera aceptarlo. La cascada de luz que caía desde la lámpara sobre su rostro creaba relieves de sombras bajo la nariz y los ojos, en las hendiduras de los pómulos y la curva del cuello, el amarillo de la iluminación superponiéndose a su tono de piel blanquecina le daban un aspecto enfermizo. Tenía el pelo negro empapado en sudor, que se le pegaba a la frente y a los contornos de la cara, una cara cuya expresión acongojada y pavorosa maravilló e inquietó a Light a partes iguales por lo inaudito y singular de su especie. Aquel era Ryuuzaki con expresiones tan humanas y extrañas en él, que hacían dudar al propio Light de no ser él el que estaba soñando.

 

Pero el detective continuaba descompuesto tras sus párpados cerrados. Un nuevo gemido angustiado, ronco y trémulo escapó de sus labios finos y demasiado blancos en ese momento. Light reaccionó sacudiéndole por el hombro. Entonces se dio cuenta de cuán tenso estaba el cuerpo de Ryuuzaki, como si todos sus músculos estuvieran sosteniendo toneladas de peso.

 

—¡Ryuuzaki, eh!

 

—No… No…

 

Se agitó en sueños.

 

—¡Despierta, maldita sea! —gritó; su puño cobró vida y propósito cuando golpeó la mejilla de Ryuuzaki, sacudiéndole el mundo, los sueños y la luna, y este se incorporó como movido por un resorte—. E-está bien, solo era una pesadilla, Ryuuzaki —le tranquilizó Light después de tomarse un instante para sorprenderse por su propia acción.

 

Le escocían los nudillos pero no le dio importancia, priorizando en cambio el estado de su compañero. Tenía los ojos negros abiertos de par en par, las pupilas dilatadas fijas en la pared de enfrente y pequeños rastros de sudor deslizándose como riachuelos hasta desaparecer tras el cuello del jersey. Sus labios se abrían y cerraban en pequeñas bocanadas de aire mientras trataba de recomponerse, el pecho subía y bajaba, Light lo observó en silencio, dándole su espacio por unos segundos, antes de preguntar:

 

—¿Estás bien?

 

Al escucharlo, Ryuuzaki volteó hacia él y, con la mirada más clara y centrada, se llevó una mano a la mejilla que Light había golpeado.

 

—Me has dado muy fuerte.

 

—¿Eh? L-lo siento —balbució—. Por una vez no era mi intención, he intentado despertarte antes pero era imposible.

 

—Mm…

 

Cuando desvió la vista hacia las sábanas los mechones negros ocultaron su semblante de la visión de Light que, tras una breve vacilación, volvió a preguntar:

 

—¿Qué…? ¿Es por eso que nunca quieres dormir? ¿Por las pesadillas?

 

—Todo el mundo tiene pesadillas alguna vez —contestó con sencillez; había recogido las piernas contra el pecho como solía hacer siempre, haciendo que las sábanas crearan una ondeante pendiente—. No debes darle demasiada importancia. Vuelve a dormir.

 

Light frunció el ceño y se incorporó un poco más, echándose hacia delante para tratar de vislumbrar aunque fuera un ápice de la expresión de Ryuuzaki. Este no se escondió, sino que ladeó la cabeza graciosamente y clavó sus profundos ojos en Light.

 

—¿Es por aquella moneda? r13;se envalentonó—. ¿No me vas a decir lo que significa, verdad? Pero puedo decir que te trae recuerdos amargos de tu pasado, Ryuuzaki.

 

El aludido no contestó y un silencio chirriante e hijo de la noche se instaló en el cuarto. Light sentía como si la mirada de Ryuuzaki pudiera ver a través de él, desnudarle el alma y el cuerpo y poseerle de un modo complejo y especial. Un nerviosismo le fustigó de forma repentina, y fue incapaz de repeler los recuerdos de horas atrás —besos, desesperación, saliva, erección contra erección, la boca dulce de Ryuuzaki, más besos—, antes de que Ryuuzaki le hubiera dejado tras los barrotes de hierro para ir a buscarlo una o dos horas más tarde, con mirada sombría y una imperturbable quietud. No hubo tiempo ni predisposición para tocar el tema de ellos dos y aquello extraño que les estaba sucediendo entonces, cuando llegaron dispuestos a dejar que el día concluyera y despertar en uno nuevo y más prometedor, Tampoco parecía ser ahora el momento, cuando Light sentía que las manos le cosquilleaban con el anhelo de acariciarle.

 

Se llevó la mano a la boca y carraspeó fuertemente. Tranquilizarse. Eso era lo que tenía que hacer. Ryuuzaki continuaba en silencio mirándole inmutable, como si fuera un ser solidificado; Light sentía, sin verlos, sus ojos clavados en la nuca como agujas.

 

—Entonces, bien, no tienes por qué decírmelo ahora si no quieres —dijo—.

 

—No tengo porque decírtelo nunca, en realidad.

 

Por suerte, Ryuuzaki siempre sabía como exasperarle y alejar de ese modo la incomodidad.

 

Light lo miró con el ceño fruncido.

 

—Pero me lo dirás —dijo con una seguridad que no sentía. Luego sonrió con sencillez—. Cuando consiga hacerte ver que puedes confiar en mí, entonces me lo dirás y no te arrepentirás.

 

La expresión aturdida que afloró en el rostro de Ryuuzaki al escuchar sus palabras trajo con ella una de las sensaciones más agradables y satisfactorias que había sentido en los últimos tiempos, más incluso que los besos que ya había aceptado que no le disgustaban. Su sonrisa se amplió y el cabello castaño se balanceó como hojas en el viento cuando dejó caer la cabeza hacia un lado.

 

—Supongo que no vas a seguir durmiendo —dijo mirando su reloj—. Yo aprovecharé estas últimas horas de sueño si no te importa.

 

—Claro, Light —contestó el otro escuetamente.

 

Light le sonrió una última vez antes de acostarse cuan largo era y darle la espalda, cobijándose cálidamente hasta que la sábana y la colcha le cubrieron casi hasta el cuello. Ryuuzaki lo contempló pensativo por un rato, perdido y con un ritmo constante bajo su pecho. El suspiro que emitió un rato después fue inaudible.

 

—Ryuuzaki.

 

O al menos eso había creído.

 

—¿Sí, Light?

 

—Esa pesadilla… no tenía nada que ver con yo siendo Kira, ¿verdad?

 

Se frotó las huesudas rodillas. No contestó de inmediato.

 

—No, Light —respondió, al fin, en un suave murmullo—. No era nada de eso.

 

—Vale. —Light asintió sin alzar la cabeza de la almohada, sin siquiera molestarse en voltear a mirarlo—. Vale, está bien.

 

Luego de aquello, no sucedió nada que fuera digno de mención. Nada además de las cavilaciones confusas y, sí, un poco perdidas de L, que se mantuvo despierto el resto de la noche con mucho que pensar y poco tiempo que dedicar a ello. Los recuerdos de la pesadilla lo acompañaron durante el pasar de los minutos, de las horas, mientras el cielo exterior iba mudando de colores, tiñéndose con suaves pinceladas que fueron desde el intenso arrebol del amanecer hasta un azul limpio salpicado por nubes. Pero aquellos recuerdos sangrientos no fueron su único acompañante, también lo fue la sonrisa brillante de Light. Aquella que le había dedicado y que, por un momento, le había roto todas sus defensas. Pensó en Watari también, quien no le había mencionado nada acerca de lo que había visto durante el rato que dejaron al japonés en la celda y estuvieron tratando el tema de Sophie. Pensó en Kira. Pensó en Beyond, en Sophie y en Alex. Pensó en Light, sobretodo en él. Y si en algún momento de la noche se inclinó y musitó un «gracias» casi inaudible contra la oreja del otro hombre, con los labios rozándola, casi besándola, no importaba; si cuando hizo eso Light sonrió en sueños y murmuró un nombre prohibido y el corazón de L tembló en consecuencia, tampoco importaba. Ya que todo aquello, en el caso hipotético de que hubiera ocurrido, eran pequeños secretos que solo L sabía y que no iba a compartir con nadie; porque el valor de los secretos reside en el hecho de que son desconocidos para los demás, como el tesoro escondido de un mapa olvidado.

Notas finales:

Aquí acaba por ahora, lo sé, cortito, pero en una semana tendréis el capítulo siguiente que será largo como de costumbre.

¿Qué os han parecido los pequeños retazos del pasado de L? Gracias a todos por leer :)


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