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DEATH CHESS por Toko-chan

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Notas del capitulo:

Buenos días, siento el retraso y, aún así, realmente me falta una escena para terminar este capítulo 7 que se llama "Funeral", no se asusten chic s... JA. La cosa es que como me estaba quedando muuuy largo y ya se me ha pasado el tiempo en el que dije que publicaría, decidí publicarlo en dos partes. Así que aquí tenéis la primera, la siguiente la publicaré el lunes o el martes de la semana que viene.

¡Espero que la drisfrutéis y gracias por vuestros preciados comentarios!

VII. Funeral

Parte I

 

Matsuda cruzó el umbral de la puerta principal del edificio donde se alojaban, dejando atrás el frío polar que cristalizaba todo en el exterior. La puerta de cristal hizo un sonido chirriante al cerrarse, y algunos copos de nieve efímera se deslizaron por la rendija de la puerta justo antes del clic final. Había estado nevando desde que se había despertado aquella mañana, tal vez desde antes. El manto celeste estaba cubierto por una amalgama de iluminación anémica propia del invierno en Japón y por un espesor de nubes tan blancas que parecían ser la misma sustancia de la nieve, disolviéndose en pequeños copos translúcidos que caían emblanqueciendo mínimamente la ciudad. En otras zonas de Japón, como Kyoto o los pueblos del oeste y norte del archipiélago, las nevadas formaban compactas bases de nieve sobre las aceras y carreteras, pincelando los coches y revistiendo los árboles desnudos y los tejados; pero en Tokyo la nieve no calaba, y aquella vez no fue diferente.

Se sacudió los gránulos invernales de encima, tanto de las hombreras de su abrigo como de los pantalones azul marino y los zapatos negros, y estos se volvieron agua sucia al planear hasta la moqueta que ocupaba la inmediata entrada al vestíbulo. El chico maldijo su suerte, realmente era un mal día para haber tenido que aparcar tan lejos. Se pasó una mano por el pelo, quitándose los últimos copos de nieve y miró el reloj de su muñeca. Pegó un grito poco masculino y salió disparado hacia el ascensor justo cuando una segunda persona se deslizaba por la puerta principal, expulsando un vaho gélido por la boca a cada respiración.

¡Jefe! ¡Rápido! gritó Matsuda cuando lo vio.

Las puertas del ascensor se abrieron justo en ese momento, el característico ruido mecánico reverberó en el silencioso vestíbulo. Deslizó una de sus piernas en el pequeño sensor del elevador para darle tiempo a Soichiro a que llegara. Luego él también entró y pulsó el botón del piso en el que se alojaban para la investigación en un gesto mecánico.

Le lanzó una mirada preocupada al hombre a su lado, apoyado contra el revestimiento metálico del ascensor, con los ojos cerrados y amplias y arrítmicas bocanadas de aire.

Ve cómo tendría que haberlo ido a buscar dijo, al final.

Soichiro sacudió la cabeza y entreabrió los párpados.

Si llego a saber cómo iba a estar el día no me hubiera negado. El transporte público es una basura.

¿Se ha retrasado, verdad? Cada vez que nieva pasa lo mismo asintió el chico con matiz quejumbroso. El ascensor se detuvo al llegar a la planta y, mientras caminaban sobre el rellano hasta la sala de ordenadores, Matsuda añadió: Tengo que mirar el lado positivo de las cosas, si llego con el jefe nadie me puede culpar de llegar tarde.

Ya no soy tu jefe, Matsuda replicó.

¡Bueno, bueno! Uno ya no sabe cómo están las cosas después de lo de ayer. Ryuuzaki dejó todo a su cargo, al fin y al cabo.

Espero poder solucionar ese asunto hoy suspiró deteniéndose junto a la puerta de la sala, con la mano en el interruptor que la abría. Todos somos conscientes de que, si bien sus métodos no son del todo ortodoxos, es el único capaz de solventar el caso Kira, esa debe ser nuestra máxima prioridad. Además, es más fácil intervenir y suavizar sus maneras desde dentro que dejándolo actuar por su cuenta.

Matsuda abrió los brazos, las palmas hacia arriba.

Pues tampoco es que le influenciemos mucho, jefe, qué quiere que le diga.

Una pequeña arruga se instaló en el entrecejo de Soichiro, que cabeceó suavemente pero no emitió contestación. Matsuda no supo cómo interpretarlo y, confuso, se preguntó qué era aquello que su jefe tenía en mente y él no entendía. Entonces, de pronto, alguien debió de activar el mecanismo de apertura desde dentro de la sala, porque las puertas se partieron por la mitad y se deslizaron hacia los lados recordándole a Matsuda, por un segundo, a uno de esos pasajes secretos que tanto veía en sus películas favoritas. Aunque normalmente dichos pasajes guardan abundantes riquezas u objetos únicos en su especie, en su realidad las puertas solo dieron paso a un extravagante Ryuuzaki, con las manos en los bolsillos y la figura encorvada.

¡Anda, mira qué casualidad! exclamó. Si están aquí. Estaban jugando al escondite.

Un poco detrás de él, a la derecha, se encontraba Light que miró a su padre con curiosidad antes de preguntarle si el temporal era tan malo como pintaba desde ahí dentro. Más allá se encontraban Aizawa y Mogi, los dos en pie, encarados a Ryuuzaki como si hubieran estado en la labor de detenerle. El detective daba la sensación de estar a un instante de irse con Light a una de las plantas superiores donde se debían haber instalado la tarde anterior en consecuencia de la rabieta del primero.

Justo estábamos por irnos arriba murmuró por lo bajo, confirmando lo que Matsuda ya había adivinado.

Ryuuzaki… medio amonestó Light con claros signos de exasperación. Por su tono y las expresiones del resto resultaba evidente que habían estado un buen rato dicutiendo en bucle acerca de aquello.

Ryuuzaki elevó un dedo y habló con los ojos vueltos hacia el techo de un modo desinteresado.

¡Misa! ¿Cuál es el próximo movimiento? Díselo a Light, que parece que no se entera.

No fue hasta entonces que Matsuda reparó en una presencia más en la habitación, junto a una maceta, medio oculta por el cuerpo ancho y esbelto del universitario. También, se fijó, estaba Watari camuflado de manera discreta y silenciosa en una pared. Aquel hombre era como una sombra, solo lo percibías si él quería ser percibido, a Matsuda ciertamente le inquietaba un poco.

Misa se acercó contenta de poder contribuir.

¡Por supuesto que tenemos que desarrollar el plan del Equipo DoubleL &M! Doble L, así que Light está con nosotros Con un balanceo coqueto se colgó del brazo del chico y, aunque este retrocedió un poco, Misa no se dio por aludida. Está claro, ¿no?

Oh, Misa-Misa está aquí.

¡HOLA, MATSU! saludó, enérgica y vital como de costumbre. Luego hizo un gesto alzando dos dedos de la mano, índice y corazón, y añadió: Lo siento, Matsu-Matsu, pero no os podemos dejar a Light, forma parte de nuestro equipo y tenemos que planear cosas para detener al Kira de la Yotsuba.

¿Eh…?

Misa interrumpió Light apartándose de ella con una gentileza que no estaba presente en su voz. Esto no es un juego, tienes que dejar que…

No, no es un juego intervino Ryuuzaki. Por eso Misa tiene razón, ya la has oído. Tenemos tarea pendiente que hacer y que no puede dejarse para más tarde y esbozó una breve sonrisa traviesa.

¡Así es, Light! Por una vez Misa-Misa tiene razón en lugar de Light. Tienes que confiar en mí.

Matsuda observó cómo la conversación continuaba en bucle entre esos tres con alguna que otra puntualización esporádica por parte de Aizawa. Él no era muy observador y, aún así, aquella mañana varios detalles parecieron saltar frente a él como sakuras floreciendo de forma repentina. Notó los pucheros de Misa, la cual había recobrado parte del buen humor que había perdido tras la ruptura con Light, y cómo los dirigía hacia el objeto de su amor con la esperanza de poder causar algún estímulo en él. A su favor, Matsuda pensó que, de hecho, Misa lograba su objetivo; aunque tal vez la reacción que provocaba en el universitario no fuera la esperada. La expresión de Light era una amalgama de emociones y de retención de emociones también, había exasperación, fingida comprensión y, de vez en cuando, una ansiedad velada por simple curiosidad cada vez que sus ojos se desviaban hacia Ryuuzaki, quien, si bien sí estudiaba la interacción entre Light y Misa, convenientemente simulaba no hacerlo cuando los ojos de Light se clavaban en él.

Matsuda era consciente de que no destacaba por ser una persona perspicaz. Sin embargo, nada podía en ese momento hacerle obviar la intrigante dinámica que había detectado entre aquellos tres, sobre todo entre los dos genios, y que le hizo preguntarse si realmente había algo que él y los demás miembros del Cuartel General estuvieran pasando por alto.

Esto no tiene fin resopló Aizawa en tono de derrota ante la última aseveración de Misa.

Matsuda parpadeó de uno a otro, desorientado por no haber estado atento a la conversación. Fue entonces cuando de forma inconsciente siguió el hilo de la mirada de Ryuuzaki hacia un Light que estaba pendiente de Misa en ese momento. En milésimas de segundo que parecieron transcurrir con la pesadez de los minutos, los ojos de Matsuda se detuvieron en el cuello de Light y repararon en una roncha que destacaba en la piel tersa del joven, justo a un lado de la nuez de adán. Se quedó sin respiración, momentáneamente sorprendido al reconocer la naturaleza de esa marca violácea; desconcertado debido a la impresión, su primer impulso fue soltar un jadeo que llamó la atención de todos.

¿Pasa algo, Matsuda? preguntó Aizawa.

El aludido tenía los ojos y la boca abierta de par en par, apenas consciente de que había enarbolado el brazo y de que estaba señalando a Light con él, mientras chapurreaba toda una sarta de incoherencias. Light le devolvió la mirada completamente aturdido, de hecho, todos le miraban como si le hubiesen salido dos cabezas… ¡incluso Misa! Fue esa certeza la que le hizo reaccionar, poner en orden su maraña pensamientos de cómo diablos había conseguido Light un chupetón de un día para otro, habiendo roto con Misa y estando prácticamente en cuarentena del mundo exterior e inclinarlo a ofrecer una explicación acerca de su exabrupto.

Matsuda no se complicaba mucho. A pesar de que todo, las señales, las palabras, el comportamiento y el lenguaje corporal, indicaran lo contrario, supuso que los dos jóvenes se habían dado una nueva oportunidad, por lo que, sin reparar en que tal vez no era la mejor idea asumir conjeturas delante del padre de Light, habló con franqueza.

N-no sabía que todo se había arreglado.

Light arqueó una ceja, inquisitivo. Matsuda se hizo un lío con su lengua.

E-es decir… ¡Es una gran noticia! Todos estábamos esperando por ello en realidad, vamos, que no tienes que guardártelo de nosotros rio con complicidad rascándose la mejilla tímidamente. ¡Somos compañeros después de todo!

Hubo un silencio. Matsuda notó todas las miradas puestas en él, o todas menos la de Ryuuzaki, que había entrecerrado los ojos en dirección a Light. Se preguntó si es que este ya sabía acerca de que Light había vuelto con Misa y supuso que sí, al fin y al cabo, por mucho que el detective se lo negase, el compartir todas las horas del día tenía que haberlos vuelto más cercanos por fuerza.

Light… ¿de qué habla Matsuda? preguntó Soichiro.

No tengo ni idea, papá.

¿Qué? balbuceó el joven policía, medio perplejo medio divertido. ¿Pero qué dices, Light? ¡No te hagas el tonto, puedo ver…!

Sus pretensión de hablar fue atajada cuando, súbitamente, sin previo aviso, una tela cálida que identificó como lana fue envuelta alrededor de su cuello por el extravagante detective, quien llevaba otras tantas prendas iguales entre sus manos que fue depositando alrededor de los cuellos de los allí presentes. Matsuda se preguntó de dónde diablos había sacado aquellas bufandas así, de repente.

¿Ryuuzaki…?

¡Pero qué frío que hace, jesús! Grandes científicos aseguran lo infructuoso y perjudicial que puede resultar reflexionar mientras se pasa frío exclamó tras depositar una bufanda roja alrededor del cuello de Misa, que parpadeó con confusión; seguidamente terminó de abrigar con la última de las prendas el cuello descubierto de Light, la cara del cual era todo un poema, como si de repente todos se hubieran vuelto locos ahí. Matsuda no estaba seguro de que esto fuera incorrecto viendo el extraño comportamiento de L. Me temo que nuestro Matsuda también ha pasado frío fuera, ¿que os parece si nos ponemos manos a la obra? Misa, te avisaremos cuando sea necesario.

¿Qué? ¡Pero…!

Watari, por favor, acompáñala arriba murmuró con voz indiferente, que se acomode. En cuanto a los demás añadió sin pausa ni tregua podemos discutir la manera de sobrellevar el caso Kira. Puedo notar en usted, Sr. Yagami, que tiene algo que decirme, por lo que podemos… reevaluar la situación siempre y cuando no me den muchos dolores de cabeza. Me gustaría hacerlo a mi manera finalizó en un suspiro desganado.

La atmósfera de la habitación se enrareció por unos segundos. Todos eran la mismísima encarnación del desconcierto. Todos excepto Misa, que soltaba berridos y quejas mientras era escoltada por Watari fuera de la sala, de vuelta a su planta superior. A pesar de lo inaudito del repentino cambio de opinión del detective y del consiguiente desbarajuste que dicha actitud caprichosa causaba en el resto de personas, Soichiro no tardó en reaccionar, aceptando el ofrecimiento como una oportunidad para hacer que sus distintas ideologías trabajaran juntas en el propósito en común de atrapar a Kira.

Un resoplido escapó de la boca del universitario, que se llevó la mano a la profunda arruga que se había instalado en su entrecejo. El detective estaba unos pasos separado de él, lo que causó que la cadena que los unía se tensara con el gesto de Light.

No tires de mi, Light. Puedes pedirme que vaya bromeó, o eso le pareció a Matsuda, uno nunca podía estar seguro con aquel hombre.

El aludido le ignoró y Ryuuzaki centró su atención en el resto.

Lo primero es lo primero. Infiltración de Misa en la Yotsuba, será nuestra principal fuente de información junto a nuestro falso Erald Coil. ¿Alguna objeción? Todos, incluso Light, guardaron silencio en aquella ocasión. ¡Perfecto!

La subsiguiente media hora se materializó en un ir y venir de ideas que completaron el plan de L para obtener información clara y válida que les permitiese detener a Kira y, al mismo tiempo, dilucidar el misterio que envolvía a sus métodos homicidas. Por supuesto, la conformidad inicial de los ex-policías, producto del alivio por haber logrado convencer a Ryuuzaki de hacerlo juntos, no duró eternamente, especialmente para Light, quién continuó insistiendo en cuán peligroso lugar ponía esa misión a Misa.

Sabes que no tiene muchas luces, Ryuuzaki.

Light amonestó Soichiro, sorprendido ante la insensibilidad de su hijo, pero este le quitó importancia con una sacudida de brazo.

No es por menospreciarla, papá, pero no estamos jugando y hay que ser realistas. Misa no es policía ni nunca ha hecho nada parecido, la única razón por la que está involucrada en esto es por un… pareció tragarse las palabras, meditabundo. Luego continuó con resolución. En cualquier caso, básicamente podríamos decir que yo soy la razón por la que quiere colaborar en esto, y no estoy dispuesto a cargar con esa responsabilidad.

Ya, en eso tienes razón concedió Aizawa con seriedad.

Ryuuzaki se había tirado sobre su silla de ruedas en algún momento y acuclillado minutos después. En ese mismo instante se dedicaba a mirar el techo con aburrimiento mientras jugueteaba con una piruleta que se acababa de meter en la boca. Matsuda se removió nervioso en el sofá justo antes de desviar la mirada de nuevo hacia el hijo de su jefe, lo había estado observando durante la última media hora y, para ser sinceros, ya no estaba tan seguro de que su primera hipótesis acerca de su reconciliación con la modelo fuera tan acertada como había creído. Light actuaba como siempre, sin el más mínimo interés hacia la joven, lo cual dejaba a Matsuda todo apenado por la chica y, a la vez, intrigado por lo que estaba seguro que había visto. Light tenía un chupetón en el cuello y no se lo podía haber hecho él mismo.

Entonces, ¿el plan es tentar a la Yotsuba haciéndoles creer que Misa puede saber la verdadera identidad de L, verdad? escuchó que preguntaba Soichiro.

En efecto, la tarea de Misa es ganarse la confianza del que sea Kira, lo suficiente como para que así este le revele su arma homicida.

La contestación de Ryuuzaki tuvo la calidad del vapor en la mente distante de Matsuda; demasiado ocupado en detener el espiral de pensamientos e ideas que había empezado a rotar tras sus párpados como si fuera el tiovivo de una feria ambulante, era incapaz de ahondar en el significado de la conversación que se estaba llevando a cabo a su alrededor. Trataba de entender, no las palabras de sus compañeros, no el plan de infiltración de Misa, sino el sentido de su pequeño descubrimiento y cómo esto encajaba con el comportamiento distante de Light hacia Misa. Era como si tuviera un bombo en la cabeza, fragoroso e impaciente, que buscaba establecer un patrón cuya explicación le hiciera estar conforme y satisfecho. Fue mirando a Ryuuzaki cuando la bombilla se encendió en su interior y le hizo soltar un inevitable juramento que resonó entre las metálicas paredes de la estancia.

Matsuda, ¿se puede saber que te pasa hoy? inquirió Aizawa, nada sorprendido para entonces.

Light estaba apoyado de espaldas contra la superficie de la hilera de escritorios, de pie y con los brazos cruzados, una expresión relajada surcaba sus facciones.

Le debe haber sentado mal el desayuno intervino.

Normalmente, Matsuda se habría quejado y reído a continuación, haciendo gala de su optimismo y buen humor, pero en esa ocasión su respuesta no tuvo nada que ver con su comportamiento corriente.

¡Light…! dijo ¡... entonces no ha sido Misa!

El aludido frunció el ceño.

¿Qué es lo que no ha sido Misa?

P-pues… eh… yo pensaba…

Un suspiro escapó de los labios de Soichiro a la vez que le instaba a hablar.

Matsuda, por favor.

Un sudor frío empezó a deslizarse por su espina dorsal como una lamida gélida. Notaba las miradas de todos fijas en él, sondeándole, especialmente la de Light; y él empezaba a sentirse inseguro de que hubiera sido una buena idea poner de relieve el hecho de que Light tenía un chupetón. Ahí. Frente a su padre. Sin tener una novia oficial.

Le dirigió un raudo vistazo a Ryuuzaki, que era el único que estaba consagrado a la tarea de comerse su piruleta en lugar de prestarle la más mínima atención. No contó con que Light iba a apreciar ese gesto ínfimo y también volteara a ver al detective.

Ryuuzaki, tengo la impresión de que tienes una idea de lo que está hablando Matsuda dijo suspicaz. ¿Me equivoco?

Se escuchó un sonoro "plop" cuando el hombre de piel pálida y pelo de espantapájaro se sacó la piruleta de la boca, la cual quedó ahora teñida de carmín debido a la chuchería.

No, Light, como siempre no te equivocas.

¿Entonces? Ya que Matsuda parece incapacitado para esclarecer el asunto, creo que lo más sabio es que lo hagas tú en su lugar y así pasemos a cosas más importantes.

El joven policía fue a contestar pero se mordió la lengua.

Mm… claro, sí, tienes razón, Light.

Hubo un momento de pausa. Light enarcó una ceja con aparente fastidio, sus ojos fijos en el detective con un extraña intensidad cuya naturaleza Matsuda no supo identificar. Recordó lo que había hablado con el jefe en el coche la noche anterior. «Al mirarlos a veces me da la impresión de que algo ha cambiado entre ellos» había declarado Soichiro, y aunque en ese momento Matsuda no pudo contribuir demasiado a esa opinión, viéndolos ahora resultaba inevitable darle vueltas a tal aseveración, porque había algo, algo, en la mirada de Light, ciertamente distinto. «Como si se hicieran daño el uno al otro a propósito», recordó de nuevo. Era todo tan curioso, muy curioso.

Vio cómo la mirada de Ryuuzaki pasaba de unos a otros.

Pues bien declaró dejándose caer hacia atrás en el asiento. Imagino que todo tiene su origen en lo que tiene Light en el cuello.

¿Qué tiene mi hijo en el cuello?

Los ojos de Light parpadearon un instante con comprensión y luego su rostro se había vuelto del color de la grana. Matsuda se removió incómodo. Los demás Mogi, Aizawa y el padre de Light viraron sus miradas curiosas de Light a Ryuuzaki y viceversa. Soichiro Yagami fue el primero en palidecer, seguido de los otros dos. Matsuda vio como los ojos del hombre de mediana edad descendían hacia la bufanda grisácea que Ryuuzaki le había puesto con anterioridad, entendiendo por fin. Cuando alzó la vista su rostro lucía extremadamente cansado.

Entiendo porque has callado a Matsuda antes, Ryuuzaki. Ha sido un movimiento inteligente. Lo último que necesitamos ahora es un berrinche de Misa que complique todo aún más.

Aizawa, que se había quedado con la boca abierta tal cual pez, terció:

¿Qué quieres decir? ¿Por qué se iba a sorprender Misa? Es la única que ha podido… su voz murió sin acabar la última frase, dirigida al propio Light.

El universitario parecía haberse recuperado parcialmente de la sorpresa, el candente rubor que le había encendido la cara en un primer momento habiéndose dispersado con asombrosa prontitud. No obstante, continuaba con las pupilas dilatadas mientras daba repetitivos golpecitos nerviosos con los dedos contra la superficie de la mesa en la que estaba apoyado, un claro vestigio de su turbación.

La mirada que Soichiro le estaba dirigiendo a su hijo hablaba por sí sola, no era una mirada de enfado ni de reproche, pero sí de una pequeña decepción e incredulidad. Matsuda no podía entender de qué podía estar decepcionado el padre de Light porque el chico hubiera salido a divertirse un poco, ¡era normal! Y, aunque extraño en su situación actual, completamente comprensible en la opinión de Matsuda.

Light le aguantó la mirada a su padre hasta que finalmente este último dejó escapar un hondo suspiro. El hombre habló entonces:

Salir así, como un cualquiera a emborracharte en busca de chicas… No pienses que no puedo entenderlo, Light, pero no me había esperado esto de ti.

No voy a negar lo evidente dijo con un leve deje socarrón, pero no hace falta que saques las cosas de quicio, papá. No estoy desesperado por una mujer, ni tampoco por mantener relaciones con una, solo fue un poco de diversión para destensarnos. Tened en cuenta que vosotros mantenéis vuestra vida intacta cuando salís de trabajar, excepto por que yo no estoy en casa en tu caso, papá. Pero para mí no hay descanso del caso Kira cerró los ojos; había fruncido el ceño y los labios en una mueca sufrida, Matsuda pudo ver entonces más que nunca lo mal que Light lo estaba pasando al estar encerrado con Ryuuzaki tanto tiempo, prácticamente sin salir ni tener contacto con nadie más. Normalmente no quiero preocuparte, por eso lo guardo para mi pero no es fácil. De hecho, es bastante duro.

Un ramalazo de empatía hacia el universitario acometió a Matsuda.

No hace falta que sobreactues, Light murmuró Ryuuzaki con apatía, había entornado los ojos en una expresión lánguida

¡Pero qué insensible eres Ryuuzaki! acusó Matsuda.

El escepticismo en el rostro níveo de L se acentuó cuando murmuró un nada convincente: «sí… será eso». Light le dirigió una mirada sesgada, pero el detective no se la devolvió. De todas formas, la semilla ya había sido plantada con las palabras del joven japonés y se pudo apreciar un ligero cambio en el semblante severo de Soichiro, ahora un tanto reblandecido; aún así sus siguientes palabras fueron inevitables de la misma forma que es inevitable que un progenitor grite a su hijo pequeño cuando este ha estado a punto de pasar el semáforo en rojo y le da hado un susto de muerte, aún si lo único que en realidad quiere es recogerlo entre sus brazos y asegurarse de que está bien.

Tal vez podrías haberle dado un oportunidad más a Misa.

No me gusta Misa, papá, y nunca lo hará.

El hombre suspiró con cansancio y se frotó la frente.

Lo sé, hijo, tampoco creas que me agrada especialmente para ti. Es solo que… no me gustaría que esta actitud se convirtiera en una costumbre, especialmente durante el transcurso del caso.

Light negó con la cabeza.

Mi prioridad es el caso Kira. Después, mis estudios. No tienes nada de lo que preocuparte.

Se extendió un espacio de silencio después de que el chico hablara, tras el cual Soichiro pareció suficientemente convencido por las palabras de su hijo.

Está bien concedió.

Pero hay algo que no comprendo intervino Aizawa desde el sofá, hablando por primera vez. ¿Cómo…?carraspeó. Ya sabéis, según la forma de pensar de Ryuuzaki hasta ahora, se me hace raro que se separara de Light para que este tuviera un poco de diversión, ¿no sería eso cómo darle una oportunidad a Kira? Por supuesto, yo no creo que seas Kira, Light añadió apresurado hacia el chico. Luego se giró hacia el excéntrico detective con el entrecejo fruncido, solo digo que es inusual dicho descuido tratándose de ti, Ryuuzaki.

El aludido no dijo nada. Sus grandes ojos negros e insondables estaban fijos en el suelo; agitó los dedos de los pies de forma descoordinada y mordisqueó el último pedazo de piruleta, que se partió con un crujido antes de ser engullido. Matsuda lo vio relamerse los labios con parsimonia así como la mirada que Aizawa y Soichiro intercambiaron justo antes de que este último cabeceara suavemente con la cabeza en negación.

Por fin, Ryuuzaki habló:

En realidad, no le dejé solo en ningún momento.

Un silencio desolador se hizo dueño de la atmósfera.

Light se había ausentado un segundo del hilo de la conversación, atraída su atención por las imágenes que se desplegaban en su monitor y que formaban un gráfico de los recientes asesinatos causados por Kira. Había algo que le molestaba acerca de cuán evidentemente opuesto era el patrón de muertes seguido por el nuevo Kira en comparación con el viejo. Este era un ser ambicioso y egoísta que solo miraba por el incremento de su poder, mientras que el Kira genuino se limitaba a asesinar a gente que había cometido crímenes, dejando fuera de su juicio a los que habían matado en defensa propia, por error o a los acusados cuyos casos carecían de las pruebas suficientes para atestiguar su culpabilidad. Era alarmante cuán parecidas eran sus formas de pensar. De él y del Kira genuino.

Pero en realidad solo una parte de Light le daba vueltas a esa hallada inquietud, el resto de su consciencia se dividía entre una impaciencia por estar a solas con Ryuuzaki, para así desarrollar y comprobar qué era todo aquello que les estaba sucediendo, y la pequeña molestia al saber que Ryuuzaki le había dejado una marca, una molestia sazonada con las dosis medidas de espanto ocasionado por la alerta momentánea que habían despertado en los demás. No iba a admitir que le había dolido el rostro de decepción de su padre porque, en cualquier caso, era preferible que imaginaran cualquier cosa antes que la verdad. Por suerte, la verdad era demasiado surrealista como para que la adivinaran. El hecho de que le siguiese dando vueltas al tema de la moneda no ayudaba.

Por todo esto, Light se había medio ausentado un segundo de la conversación solo para darse de bruces con la malintencionada frase de Ryuuzaki.

«En realidad, no le dejé solo en ningún momento.». Se había instalado un aura de estupefacción multitudinaria en la sala. La expresión de su padre era especialmente patidifusa y, si no fuera su padre y él el perjudicado, probablemente se habría cachondeado por dentro. «Maldito Ryuuzaki, será cabrón.» pensó, fastidiado, porque lo peor era que lo había hecho adrede para complicarle la situación, del mismo modo que, de forma totalmente intencionada, había empleado aquel sutil tono sugerente para pronunciar aquellas palabras. A Light no se le había pasado por alto el deje provocativo. A sus hormonas tampoco.

El resto del día fue poco más que rutinario. Claro, después de que Light se viera en la obligación de aclarar que nada extremo sucedió aquella noche con la "chica" en cuestión, por lo que Ryuuzaki no era un voyeur que se hubiera quedado observando toda la función.

Solo fueron un par de besos y ya está había dicho Light, y no se habló más del tema.

 

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Aquella noche Soichiro Yagami había llegado a su hogar con los hombros más cargados que de costumbre. Se había quitado el abrigo y los zapatos en el pequeño recibidor y se había dirigido hacia la cocina, donde su mujer y su hija lo esperaban ya con la cena preparada y caliente sobre la mesa. Se había desplomado sobre la silla de madera con el nudo que había cargado a lo largo del día un tanto disipado por la calidez del hogar. Había deseado, en la intimidad de los pensamientos, que su hijo pudiera disfrutar de su familia también.

Había cenado en silencio, escuchando el rumor de la televisión y la animada charla de su hija acerca del instituto y de sus amigos. Su mente parecía demasiado activa aquella noche, incapaz de dejar pasar todo lo referente a su hijo que había acontecido en los últimos días. Se terminó la sopa de miso con un ruidoso sorbido que trataba de ser un punto y final al oleaje de pensamientos que lo estaba abatiendo. Nada había pasado ni pasaba con su hijo. Lo sabía; y porque lo sabía era consciente de que su preocupación era infundada, poco más que una sensación, una intuición.

El problema era que no solía fallarle la intuición. No por nada había sido el jefe de la policía japonesa.

Terminó con la cena, insípida en su paladar repleto de energías negativas, con un rictus de congoja oscureciendo las facciones de su rostro. Su hija estaba hablando del período Edo en Japón, temario que debían estar estudiando en el colegio, mientras Sachiko, su mujer, la escuchaba a media faena de preparar los tés. No fue hasta que la pequeña taza de cerámica fue depositada frente a él, que barajó la idea de decirle a su mujer acerca de la salida de Light y de todo lo que envolvía a esa situación. Sin embargo, finalmente decidió que no era apropiado ni necesario comentar ese hecho. La juventud de hoy en día tenía una mentalidad diferente, notablemente más abierta e influenciada por otro tipo de valores que no tenían nada que ver con los que se habían criado él y su mujer; aunque le disgustara ligeramente, Light no había hecho nada malo. ¿Y en cuanto a su extraño comportamiento? Soichiro nunca había sido un padre especialmente cercano a su hijo, los hombres no hablaban de sus inquietudes entre ellos. Al menos, Soichiro no estaba acostumbrado a hacerlo ni tampoco había tenido un progenitor que le hubiese servido de ejemplo; pero los tiempos cambiaban y él, como padre, necesitaba saber que Light se encontraba bien, asegurarse de que toda aquella situación ser tratado de asesino, la insensibilización de Ryuuzaki al acusarlo, el hecho mismo de estar "arrestado" de alguna forma, lejos de todo lo que significa una vida normal no le estaba haciendo un terrible daño psicológico. Soichiro trataría de hablar de ello con su hijo primero, antes de hacer un movimiento equivocado que preocupara a su mujer inútilmente. Tal vez solo eran imaginaciones suyas producto del abatimiento, del trastorno inevitable que toda aquella etapa de sus vidas estaba ocasionando en él, como cabeza de familia y principal responsable de la felicidad de esta; probablemente solo eran imaginaciones suyas, pues su hijo era fuerte, más fuerte que el propio Soichiro y, a rasgos generales, no parecía especialmente afectado.

Cuando se levantó de la mesa y se dirigió a su habitación, diciendo que estaba cansado y que se iría a acostar, sonrió un poco en dirección a la mirada entre preocupada y curiosa de Sachiko. Luego, mientras se estaba lavando los dientes en un ritual nocturno, se encontró perdido en los ojos oscuros de su propio reflejo. De nuevo, la misma pregunta que se había estado preguntando de forma reiterada en los últimos días afloró, casi materializándose las letras en el espejo rectangular que coronaba el lavamanos. «¿Por qué? ¿Por qué mi hijo y Ryuuzaki se hieren adrede cuando al hacerlo parecen estarse dañando a ellos mismos?».

Sacudió la cabeza y escupió la pasta de dientes con sabor a menta sobre la superficie de cerámica de color blanco roto. El agua del grifo se llevó los restos por el desagüe y Soichiro salió del aseo apagando la luz tras él.

Seguramente eran imaginaciones suyas.

Notas finales:

... En la segunda parte sabremos acerca del acontecimiento que da nombre a este capítulo XD ¿Qué os ha parecido? Light ya ha cambiado de actitud respecto a lo que siente y Ryuuzaki... bueno, no está en una posición sencilla al creer firmemente que Light es Kira.

PD: Me gustaría saber qué opináis de los originales yaoi, así como del fandom de Harry Potter. Tengo una historia original yaoi y estoy dándole forma a un fic de Harry Potter así que me gustaría saber si os interesaría :)

¡Gracias por vuestro tiempo al leer y comentar!


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