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DEATH CHESS por Toko-chan

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Notas del capitulo:

Un nuevo interludio que nos lleva a conocer un poco más del pasado de L (y de Sophie) :)

Interludio: ABLS

 

«Con la libertad, las flores, los libros y la luna,

¿quién no sería perfectamente feliz?»

Oscar Wilde

 

Wammy's House, Londres

19 de Julio de 2007

Elle se deslizó silenciosamente por el largo corredor del tercer piso del Orfanato reparando a penas en el cuadro pintoresco que se desplegaba al otro lado de la ventana, en el jardín, donde caras conocidas jugaban o, simplemente, se limitaban a tomar el sol en uno de esos raros días de Londres en los que las nubes decidían tomar vacaciones.

Era verano; y hacía calor. Elle se remangó las mangas del jersey gris que llevaba puesto, le iba grande porque era delgado y escuálido en comparación a su antiguo propietario, Fénix, uno de los compañeros de Wammy's House que ya había dejado el lugar al cumplir la mayoría de edad unos años atrás.

Se detuvo frente a una puerta ovalada medio escondida en la intersección de tres paredes de la parte este de aquella antigua mansión victoriana, era un rincón oscuro y sin luz, custodiado por una armadura vacía de acero en un lado y una pequeña columna que ascendía en espiral en el otro. Cuando abrió la puerta el contraste fue inmediato. Una oleada de claridad le obligó a cerrar los ojos para evitar que la luz del sol que se derramaba a través de las claraboyas de la techumbre le cegara. Después de parpadear un par de veces para acostumbrarse a la repentina luminosidad, echó un vistazo a lo largo y ancho de aquella sala de estructura circular. Era amplia, pero lo parecía todavía más porque las altas paredes estaban tapizadas de espejos con marcos de piedras brillantes que, junto a las claraboyas que unificaban un techo que parecía inexistente, creaban una sensación y un espacio de inmensidad ilimitado. La sala era llamada El Observatorio y por las noches se convertía en todo un espectáculo de estrellas y constelaciones, de luz de luna encharcando los espejos, volviéndolo todo de una belleza irreal.

Pero en ese momento era de día y Elle vio varios instrumentos musicales, entre ellos un piano, un chelo y una flauta, junto a una pequeña mesa en el centro de la estancia. Las líneas del suelo que separaban las racholas de mármol blanco resplandecían con un halo dorado que se intensificaba con el efecto de una abundante luz natural. Beyond, Alex y Sophie ya estaban allí esperándole. Elle se acercó con aire despreocupado y se acuclilló en el suelo, donde los demás estaban sentados con las piernas cruzadas.

Elle saludó con una sonrisa menuda a la chica, que dijo algo sobre el canto de los pájaros en el exterior, y luego miró a Alex con ojos inquisitivos.

¿Lo tienes?

Alex asintió enérgico antes de estirarse hacia atrás para buscar algo en una pequeña mochila marrón que había dejado apoyada contra la pata de la mesa. La luz caía sobre él y, pese a su acusada delgadez y al tono enfermizamente blanco de su piel nada común en Alex, Elle no pudo dejar de admirar su inagotable optimismo y buena disposición. Alex, siempre espléndido, con su cabello de ondas pelirrojas y sus ojos azules, con su sonrisa repleta de pecas; parecía irreal que alguien como él pudiera morir de un momento a otro.

¡Tachaaaán! exclamó mientras volvía a su posición. Cuatro monedas de apariencia antigua fueron depositadas en el centro del círculo que habían formado. Todos las observaron curioso guardando silencio por unos instantes. ¿Qué os parecen? dijo Alex al fin. Son geniales, ¿verdad? Yo soy más genial por haberlas conseguido.

Sophie soltó una risita y tocó una con la punta del dedo, como si temiera hacerle daño a la moneda. Elle enarcó una ceja en dirección a su compañero pelirrojo, era el mayor del grupo por dos años, pero dos años que lo convertían en adulto mientras ellos aún eran menores de edad.

¿Las conseguiste del templo Kitikàta? preguntó casi afirmándolo.

Alex asintió, emocionado. Luego soltó un bufido medio agotado, medio risueño.

El viaje a Teotihuacán fue magnífico, pero terminé agotado.

Beyond, a su lado, parecía enfurruñado. No era fácil decirlo de alguien prácticamente inexpresivo como él, pero a Elle se le daba bien detectar ese tipo de cosas y, además, conocía un poco a Beyond.

Podría haber ido yo en tu lugar. O haberte acompañado al menos.

Ya sabes que no contestó el más mayor, hundiéndole el dedo en la mejilla a Beyond, que le pegó un manotazo huraño. Vamos, BB, dí lo fantástico que es el tío Alex, confiésalo.

Eres insoportable.

Alex se llevó la mano al pecho en un ademán dramático y murmuró algo que hizo gruñir a Beyond, lo que conllevó al consecuente abrazo atosigador con el que Alex trató de bajarle los malos humos al otro, que no dejó de protestar con frías amenazas que de poco servían contra el entusiasmo de Alex, aunque hubieran helado de miedo a cualquier persona normal. Beyond no solía gritar ni hacer serios escándalos, pero había una intensidad peligrosa tras sus ojos negros tan parecidos a los del propio Elle.

Elle se llevó el pulgar a la boca en un gesto mecánico y escrutó a sus dos compañeros durante un momento, mientras Sophie estaba entretenida estudiando los grabados de las antiguas monedas aztecas. A veces resultaba extraño, incluso incómodo, contemplar la interacción entre aquellos dos. Alex llevaba más tiempo que nadie en el Orfanato; tres años después, en el 1996, llegaron Elle primero y luego Sophie; y el último fue Beyond con ocho años, quien llegó a la Wammy's House subido a la espalda de Álex, este nunca dijo dónde lo había encontrado ni cómo, Elle podría haberlo investigado pero no lo hizo. Desde entonces, Beyond sólo se había mostrado cooperativo con el propio Alex, causando problemas con los demás o, en el mejor de los casos, ignorándolos. Al menos había sido así hasta que, poco a poco, Elle y Sophie se acercaron más a Alex y, a raíz de esto, también a Beyond. De todas formas, era evidente que para este último nadie podía ocupar el puesto de Alex. Era evidente para Elle. Por eso se encontraba preguntándose en ocasiones qué pasaría cuando el pelirrojo ya no estuviera ahí, qué sería de Beyond entonces.

Parpadeó, perplejo, cuando escuchó un gutural rugido. Con sorpresa se dio cuenta de que había sido su estómago. Todos se le habían quedado mirando, Alex y Sophie con diversión, Beyond con desinterés mientras apoyaba la espalda contra el cuerpo de Alex.

Tengo hambre dijo Elle aunque era evidente.

¿Quieres un chicle?

Pero negó con la cabeza a la pregunta de Sophie. Le apetecía algo dulce y consistente, tal vez un buen pastel de chocolate y... De repente, Alex empezó a toser estrepitosamente haciendo que todos le prestaran atención. Era una tos ronca y cavernosa, una que parecía provenir de las mismas entrañas mientras le desgarraba todo por dentro. Alex se agarraba el pecho con ambas manos y trataba de controlar el ataque de tos con los ojos cerrados fuertemente, pero aún tardó unos minutos en calmarse. Cuando lo hizo se incorporó un poco y sonrió. Elle notó que había sombras bajo sus ojos que no habían estado antes.

Alex... oyó el susurro preocupado de Sophie, era sorprendente lo dulce que continuaba siendo su voz a los dieciséis años. Elle había notado como la suya propia emitía gallos y guturales sin ton ni son.

Vamos, chicos, vamos a repartirlas. Tenemos que pensar que grabaremos en cada una, tiene que ser una especie de acrónimo de todos nosotros, algo que nos represente habló Alex, pensativo. Tal vez... no sé, ¿qué os parecen nuestras iniciales? No es muy original pero es válido.

O podríamos dibujar el significado de nuestros nombres en el lenguaje de los sueños ofreció Sophie mientras daba saltitos impulsándose de forma infantil sobre sus rodillas.

Sería bonito, pero no todos tenemos el don de descifrar los sueños, Sophie —rechazó Alex con amabilidad. ¿Tú que dices, Elle...?

Elle, para ser sinceros, no le daba demasiada importancia a aquel evento con el que Sophie y Alex parecían tan entusiasmados. Si lo hacía, lo hacía por ellos, porque aunque no sabía si lo que sentía por ellos era la amistad de la que tanto hablaba la gente, sabía que los apreciaba y que no les gustaría verlos tristes, sobretodo a la chica. Su mente había vuelto a dispersarse hacia un mundo de dulce y posibles postres que devorar y, sin embargo, hubiera contestado a la pregunta de Alex diciendo que realmente no le importaba, la verdad, vamos si no hubiera sido por la súbita interrupción de Beyond, que se levantó después de haber estado mirando al pelirrojo con una extraña expresión sombría.

Oh, Beyond... llamó Sophie. ¿Te reclama el exterior?

El aludido se detuvo a un paso de la puerta. El pelo negro le caía liso hasta los hombros, como una cascada de oscuridad sobre piel nívea. Cuando volteó hacia ellos una sonrisa sádica y ligeramente amarga teñía sus facciones.

Me reclama la necesidad de no sentirme como un inútil grabando estúpidas monedas de una leyenda azteca como si eso fuese a servir de ayuda cuando alguno de nosotros muera. Entonces se dirigió hacia Alex. Uno pensaría que el próximo gran detective del mundo tendría la mente más centrada que tú, Alex.

Nadie ha dicho que esto vaya a servir cuando alguno de nosotros muera r13;interrumpió Elle, con una voz monótona y fría. Es solo un juego.

No es un juego. La expresión de Alex era ceñuda pero terca. No es un juego en absoluto, Elle. Es una prueba, una prueba de nuestra unión y de que estuvimos aquí. De que hemos vivido.

Elle solo se limitó a contemplar a Alex con impasibilidad, sin saber muy bien qué pensar o qué contestar a eso. Seguía opinando que era un juego, de alguna forma. Al fin y al cabo, la gente creía que jugar no tenía importancia, pero él pensaba que sí la tenía. No obstante, el desprecio acérrimo en reverberaba en los ojos negros de Beyond.

Todos nos mostramos de acuerdo en esto. Beyond... Tú incluso me estuviste insistiendo durante semanas para venir conmigo a tratar de encontrar estas monedas...

Desde luego. Un grave error por mi parte.

No quieres decir eso.

Oh, pruébame.

Beyond...

Cierra el pico, Sophie atajó, oscuramente.

A Elle no le gustó ese trato hacia la chica, pero se mantuvo al margen. Sobretodo porque podía notar la intensidad de las miradas de Beyond y Alex, el hielo en los ojos de uno contra el fuego inextinguible del otro. Después de unos segundos de silencio, fue Alex el que se movió y se puso en pie dejando escapar un suspiro cansado.

La verdad...

Te diré la verdad cortó Beyond en un siseo lento y punzante. La verdad es que todo lo que haces últimamente es de cero utilidad, para eso podrías morirte ya y dejar de incordiar a los demás.

Aún sin estar dirigidas a su persona, las palabras del joven azotaron a Elle con una sacudida titánica que le hizo girarse hacia Alex como movido por un resorte. Este tenía los ojos abiertos de par en par y ni siquiera trató de ocultar la expresión de extrema desolación en su rostro. Se escuchó un portazo y supo de Beyond se había ido, en ese momento pensó que era el ser más estúpido del mundo, no solo porque había dicho estupideces, sino porque estas ni siquiera eran verdad. Sophie, a su lado, también miraba de Alex a la puerta una y otra vez. Finalmente se encaminó hacia la salida del Observatorio con paso decidido.

Espera, Sophie. La chica se detuvo ante la petición de Alex. Yo hablaré con él. Sé... No importa. Hablaré yo con él, en serio.

Sophie cambió su peso de un pie al otro y dirigió una mirada hacia Elle, dubitativa, como buscando su opinión.

Elle, sé que lo encuentras absurdo, pero ayuda a Sophie a pensar algo para las monedas, por favor.

No lo encuentro absurdo, solo no lo veo tan importante como Sophie y tú.

Recibió un encogimiento de hombros como respuesta y luego los ojos azules del otro chico eran una súplica silenciosa. Elle no podía negarse.

No lo hizo.

Claro, Alex. No te preocupes.

La sonrisa que le dedicó resplandeció bajo la cálida luz que se filtraba por las claraboyas.

Genial, ¡voy a ocuparme de ese pequeño estropicio! y nada más decirlo salió corriendo de la sala, dejándoles a Sophie y a ella solos.

Ambos se miraron durante unos segundos, un poco descolocados por un momento. Finalmente fue Elle el que habló:

¿Me acompañas a por algo dulce?

Claro, ¿por qué no?

Por el camino Sophie se puso a cantar una canción animada, de letra sospechosa, que decía algo que empezaba por «Elle está hecho de azúcar, de azúcar, de azúcar. Elle está hecho de azúcar, oh, dulce infante. Elle está hecho de chocolate, de chocolate, de... ». El protagonista de la canción la ignoró durante un rato, pero en el tercer estribillo se le unió en forma de director de orquestra, agitando las manos al ritmo de la canción con una inexpresividad innata en él... Cualquiera que lo hubiera visto hubiera pensado, acertadamente, que Elle tenía un sentido del ritmo nulo.

El Orfanato de Wammy's House tenía decenas de habitaciones, ya fuera para los empleados o para los niños que habían sido acogidos. Aquel día de primeros de agosto, en una de las muchas estancias de la mansión, Elle y Sophie se enredaron en el lecho de la adolescencia y la sexualidad por primera vez en sus vidas. La luz de la lámpara estaba apagada, pero se filtraba una tenue luz grisácea por el recuadro de una ventana pequeña. El día se había levantado brumoso en el exterior; en el interior las sábanas eran un enredo de brazos y piernas, de cabello rubio, risas y sofocados gemidos.

Cuando ambos estuvieron satisfechos de aquellos nuevos y exóticos apetitos carnales, con los cuerpos disolutos y las almas en paz, uno al lado del otro, Elle se medio sentó entre el revoltijo de sábanas blancas y cogió el reloj de la mesita para mirar la hora. Faltaba poco para que sirvieran la cena.

Tenemos que vestirnos, Sophie. No me gustaría perderme la cena, creo que hoy preparan dulce de leche.

Mm... Tengo cosquillas por todo el cuerpo bufó ella tratando de contener la risa.

Una sonrisa tironeó de los labios de Elle al mirarla, encogida como una niña pequeña con las piernas desnudas contra el pecho. Tenía los ojos verdes, grandes y brillantes, y en ese momento resplandecían como piedras preciosas. Elle tuvo que agradecer aquella mágica distracción, de otra forma le hubiera costado mil horrores más apartar la mirada de los senos abultados y bronceados que se adivinaban aplastados contra las rodillas.

Sophie, ¿qué piensas tú del amor? preguntó por simple curiosidad.

Pese a conocerse desde la más temprana edad, nunca habían tenido esa clase de conversación ni tampoco habían sentido el deber de tenerla. No era muy distinto ahora. Elle se lo había pasado bien con aquel juego de caricias llamado sexo, pero sabía que no estaba destinado a convertirse en nada más. Aún así, no podía evitar sentirse intrigado por la opinión de Sophie siendo esta una de las personas más raras que había conocido nunca. La chica clavó sus ojos en él por un segundo antes de girar su cuerpo de forma que quedase tendida boca arriba. Sin el más mínimo pudor por taparse los senos que habían quedado al descubierto, contestó a su pregunta:

Es algo bonito, ¿no? Aunque hay gente que declara que el amor no siempre es bonito. He leído muchos cuentos al respecto, es un tema muy recurrente, ¿sabes? Una vez leí una historia de la biblioteca, no recuerdo el autor, pero revelaba un trágico amorío entre el sol y la luna, ambos enamorados el uno del otro y, aun así, destinados a vagar separados durante la eternidad.

Miró al techo, meditabundo.

En ese caso no es algo bonito.

Es bonito, solo que también triste replicó ella.

Pero Elle no estaba convencido.

Cuando sientes afecto por una persona es porque convives con esa persona, porque se establecen una serie de lazos que te llevan a apreciarla, porque te gusta estar con ella y verla feliz. Pero en un caso de separación prolongado es inevitable que dicho afecto se vea afectado y, poco a poco, vaya desapareciendo. O que se vea reducido como mínimo. En ese punto el amor muere y la historia, sin nada que lamentar, deja de ser una tragedia. También pierde lo que la hacía bella. Al terminar su explicación dirigió una mirada de soslayo hacia Sophie. Envuelta en rizos de oro, su expresión no revelaba nada que pudiera dar una pista sobre sus pensamientos. ¿Qué dices a eso?

La respuesta llegó de forma inmediata, rápida como la luz.

Digo que en ese caso la historia no es una historia de amor.

Elle parpadeó, perplejo, y ladeó la cabeza. Sophie estiró uno de sus brazos que dejó reposar sobre el estómago desnudo de él. Su voz fue un hilo terso como la seda cuando retomó la palabra.

Tú estás hablando de afecto, no de amor, Elle. Un día encontrarás a alguien que esté hecho de la miel más dulce, la de la naturaleza, y de polvo de hadas, hadas que manejan tus sueños y el pálpito de tu corazón. Cuando te falte esa persona, notarás un estrujón en el pecho, no será otra cosa que tú corazón reclamando por el polvo de hadas...

Por regla general, las divagaciones de Sophie eran bienvenidas en el mundo de Elle, pero en ese momento se sintió demasiado surrealista para él como para dejarlo pasar sin más.

El corazón es un órgano, Sophie. No está hecho de polvo de hadas, mucho menos necesita...

Pero ella le chistó y le dio un golpe flojo con la mano en el estómago cortando su pretensión de protesta.

Ese día le diré a los pájaros que te espíen y que me lo vengan a contar. Y me lo pasaré en grande imaginándote en esa situación. Para sorpresa de Elle, Sophie rompió en carcajadas cándidas y animadas que casi parecían armonizar con el sonido de las finas agujas de lluvia que habían empezado a caer sobre el cristal de la ventana. Dándose cuenta del ceño fruncido de su compañero, la adolescente dejó de reír con un último bufido risueño. Una vez adoptada una pose más serena, añadió: Para que sea amor, debe haber alguien capaz de conocer la secuencia de la melodía que recorre tus venas; alguien, cuya melodía tú también lograrás visualizar.

La conversación no se prolongó durante más tiempo del necesario y, minutos después, con el tema ya olvidado, ambos estaban en el comedor de la planta baja, preparados para cenar. Elle no solía hablar con nadie además de Sophie, y a veces Alex o Beyond. Aquella fue la primera vez que Elle se acostó con Sophie, pero también la última. Nunca hablaron de ello, pero tampoco estaban arrepentidos. Simplemente la situación no se volvió a presentar y ninguno mostró interés en que se repitiera. Sí se besaron, sin embargo, y pasaron mucho tiempo juntos más adelante, hasta que uno de ellos dejó el Orfanato.

En la mente de Elle, la charla con Sophie acerca del amor quedó reducida a un pedazo de recuerdo, diminuto y opaco, perdido entre los complicados entresijos de su memoria. La única excepción fue un día de ese mismo año del 2007, el día en el que Alex pareció vencer la muralla que Beyond había creado a su alrededor, más impenetrable que de costumbre desde que había salido airado de la sala del Observatorio. Los cuatro se habían vuelto a reunir en el mismo lugar con un propósito en común al fin. Cuatro monedas quedaron grabadas aquella tarde de Octubre, en la parte trasera de cada una de ellas se podía leer la misma inscripción, cincelada en letras hundidas en el metal cobrizo: ABLS. El acrónimo, formado por las iniciales de sus nombres, tenía un mensaje:

«Always be limitless and sempiternal.» (Permanece siempre ilimitado y sempiterno)

Fue Alex el que le colgó la moneda azteca a Beyond alrededor del cuello, en la parte frontal de ella se distinguía una de las cuatro deidades aztecas responsables de la creación, Tezcatlipoca, señor del cielo y de la tierra, también conocido como la contraparte de Quetzalcóatl, deidad inscrito en la parte frontal del medallón de Elle. Sophie los miró en ese momento mientras Alex encajaba la cadena sobre la nuca de Beyond, apartándole un poco el cabello negro y liso que le caía como una cascada. El murmullo fue casi inaudible y probablemente Elle no lo hubiese entendido si no hubieran tenido aquella inaudita conversación semanas atrás, pero lo hizo. Entendió el murmullo de Sophie, sus implicaciones. Puede que ya lo supiera antes; aún si era así, le sorprendió. Cuando se separaron no había nada en sus rostros que delatara sentimiento alguno, especialmente en el rostro inexpresivo de Beyond, pero Elle no se lo pudo quitar de la cabeza en los meses posteriores.

Tal vez por eso, cuando la parca oscura se ciñó sobre Alex un tiempo después y todo se precipitó hacia un destino poco grato, le decepcionó de sobremanera descubrir en qué se había convertido Beyond.  

Notas finales:

Como siempre, agradezco enormemente a la gente que se toma el tiempo de leer, y aun más, de comentar ^^


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