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I Don't Deserve You por Kris Kuro Angel

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Notas del capitulo:

Hola, hola! Probablemente me tarde un poquito en actualizar y en responder los reviews y no tengo escusa que valga.


 


Pero bueno, disfruten de este cap medio meloso que he hecho con mucho amor para ustedes c:

Capítulo 3. 


 


—¿Otra vez, Akashi? —el hombre de lentes retiró la vía del brazo de Akashi ya que el suero se había acabado—. ¿Cuántas veces te tengo que repetir…?


 


—Que no me trasnoche, que desayune y cene bien, que no me crea absoluto… muchas, Shintaro. Demasiadas para contarlas.


 


Kuroko observaba desde una silla junto a la pared como Akashi y el doctor Midorima, que se podía ver tenían una relación cercana, “discutían”. Pensaba que solo iba a dejarlo e irse de vuelta a casa, de vuelta a…


 


—Kuroko —la voz de Midorima lo sacó de sus pensamientos—, siento pedirte que lleves a Akashi a su casa pero no confío en que su salud este del todo bien.


 


—Descuide, Midorima–sensei.


 


—Shintaro, no abrumes a Tetsuya con esta pequeñez.


 


—¡Tu salud no es una pequeñez! —a Midorima parecía brotarle una vena en la frente—. Firma esto y podrás irte a tu casa.


 


Akashi tomó la carpeta en donde estaba el documento del alta, firmó y se lo devolvió a Midorima. Acomodó la manga de su camisa y salió de la habitación. Kuroko se despidió con una reverencia de Midorima y siguió a Akashi que aun se tambaleaba al caminar.


 


—Qué vergüenza, ser ayudado por un niño —refunfuño con una sonrisa mientras se apoyaba en el hombro del peli celeste.


 


—No soy un niño —trató de mantener su expresión neutra pero ese pelirrojo le molestaba—. Tengo dieciséis.


 


—Sigues siendo un niño.


 


Kuroko sintió el cálido aliento de Akashi contra su oreja, se estremeció e instintivamente giró su cabeza hacia otro lado. Akashi sonrió ante ese acto.


 


—Un auto vendrá a buscarme así que no es necesario que me escoltes a casa, aunque no sería una mala idea —Kuroko frunció el ceño, estaba a punto de contestarle a Akashi con palabras impropias de él hasta que el mismo pelirrojo lo detuvo—. Nee, Tetsuya, ¿conoces a Nijimura? ¿O, mejor dicho, a Reo?


 


La piel de Kuroko adquirió un tono demasiado pálido, como si hubiera perdido toda su sangre. Ese hombre era un cliente, no había duda.


 


—Señor, yo…


 


—Shh —Akashi colocó uno de sus dedos sobre los labios del más joven—. Esto no es algo que debamos hablar en vía pública, Tetsuya. ¿Por qué no me acompañas y lo discutimos en privado?


 


 


 


 


 


Reo despertó de una pesadilla, sudado, hiperventilando. Restregó sus manos contra su rostro pero las imágenes seguían allí, escondidas tras sus parpados. Tetsu–chan se iba, lo abandonaba, era arrastrado lejos por esas sombras y jamás volvería por él.


 


Su corazón se encogió dolorosamente, era un mal presentimiento. Se levantó rápidamente y corrió hacia el pasillo en donde estaba el teléfono. Marcó el número del celular de Kuroko, temía que algo le hubiera pasado o que ese hombre le hubiera hecho daño.


 


¿Hola?


 


—Tetsu–chan, soy yo —se sintió aliviado de escuchar su voz, estaba bien.


 


¿Reo–kun, que sucede? ¿Ocurrió algo malo?


 


—No, no es nada. Solo… quería escuchar tu voz —sus mejillas se tiñeron de rojo y rápidamente trató de excusarse, había sonado muy infantil—.  S–Se que nos vimos esta mañana pero quería saber cómo estabas, si te encontraste con… con ese hombre… Dime que estas bien.


 


Estoy bien, Reo–kun. No lo he visto —Reo soltó un suspiro aliviado, su Tetsu–chan estaba bien—. También quería escuchar tu voz. Te amo demasiado, no soporto estar separado de ti.


 


—Yo también te amo, Tetsu–chan. Quisiera que vinieras esta noche pero sé que debes ir a clase mañana, no quiero interferir en tus estudios.


 


No me molestaría ir, puedo llevar mi uniforme e irme de una vez a la escuela en la mañana —soltó una risilla como si estuviera planeando un escape de prisión—. Nos vemos esta noche, Reo–kun.


 


—Sí, nos vemos esta noche.


 


Colgó el teléfono y se regresó a su habitación arrastrando los pies, aun sentía esa opresión en el pecho. ¿Por qué? También sentía frío, se envolvió entre las sabanas aun sin comprender ese extraño sentimiento.


 


Reo.


 


No, no podía ser.


 


Miró en todas direcciones, estaba solo. Era imposible que esa voz proviniera de alguna parte. Era imposible escuchar esa voz.


 


Que lastima me das, Reo. Terminaste siendo lo que más odiabas. Siempre lo supe solo sirves para abrirle las piernas a los demás. Seguro que ese chico se cansara de ti en algún momento, cuando vea lo sucio y sin valor en lo que te has convertido.


 


—Cállate, cállate. Deja de atormentarme. Estas muerto, te estás pudriendo en una fosa, desgraciado. Ya no puedes dañarme.


 


Se abrazó a si mismo tratando de alejar esa voz que atormentaba sus pensamientos. No estaba allí, no podía hablarle y mucho menos tocarle. Ese desgraciado ya no podía dañarlo de nuevo.


 


 


 


 


Kuroko volvió a la mesa después de haber finalizado su llamada con Reo, se sentía más seguro en ese momento.


 


—Siento haber tardado, Akashi–kun.


 


Akashi tenía la cabeza apoyada en sus manos entrelazadas, sus cabellos le daban un aspecto salvaje y su mirada podía congelar el cuerpo de Kuroko, o el de cualquiera que fuera observado por esa mirada heterocromatica.


 


—Entonces, Tetsuya, ¿desde cuándo conoces a Reo?


 


—Desde hace casi tres años. Yo… tuve una pelea con mi padre adoptivo y, de casualidad, nos encontramos.


 


—Así que desde ese entonces eres su cliente…


 


—No es así —Kuroko interrumpió a Akashi sin levantar la voz pero visiblemente molesto—. Reo–kun es mi pareja y no me importa lo que los demás puedan decir de él, yo lo amo.


 


Akashi sonrió y rió dentro de sí. ¿Amarlo? Oh, pobre chico. Quizás era la ingenuidad de la adolescencia, el hechizo de la primera experiencia amorosa y sexual, esa inocencia que aun conservaba a través de sus ojos azules. Sintió lastima por él. Cuando la realidad cayera sobre sus hombros sufriría enormemente por ello.


 


—Eres interesante, ¿lo sabías? —eso pareció descolocar al peli celeste—. Te ves tan serio, tan determinada y seguro de lo que dices pero… ¿no has pensado en tu futuro, Tetsuya?


 


El brillo en los ojos de Kuroko se desvaneció como si un velo fuera puesto sobre ellos, agachó su cabeza como si le avergonzara lo que iba a decir: —Si, lo he pensado.


 


—Tetsuya, no estoy aquí para atormentarte. Apenas nos estamos conociendo pero me preocupan las razones que te orillaron a refugiarte en ese lugar.


 


—Ya le dije que no es lo que está pensando.


 


—¿Tu padres no te maltratan, o ese moretón en tu rostro es por otro motivo? —pudo percibir la dilatación en las pupilar de Kuroko, su pequeño temblor y la forma en cómo fruncía sus labios—. Tetsuya, no debes guardar silencio si alguien te maltrata. ¿Es por…?


 


—¡Reo–kun no es el causante! Él no lo sabe, si lo supiera me hubiera asesinado.


 


—¿Así de peligroso es? —Akashi entre cerró los ojos, había algo alojado en su pecho que crecía con cada pequeño gesto de temor que Kuroko hacía. Enojo y excitación, y un extraño deseo.


 


—Debo irme, Akashi–kun. Mi madre me está esperando.


 


Kuroko estaba dispuesto a irse, alejarse esa persona que le generaba un extraño sentimiento de seguridad pero a la vez era algo demasiado misterioso y doloroso.


 


—Espera, Tetsuya —tomó su mano e inconscientemente entrelazó sus dedos a los de él—. Si necesitas ayuda búscame, estoy dispuesto a ayudarte en lo que necesites —metió su tarjeta de presentación en el bolsillo trasero del pantalón de Kuroko.


 


 


 


 


Estaba herméticamente cruzado de brazos, su entrecejo fruncido y sus mejillas infladas.


 


—Vamos, Reo–nee. Es una buena oportunidad —Izuki y Kotaro llevaban en sus manos varios trajes, más bien eran disfraces sugerentemente sexys.


 


—No quiero, me incomodan esas miradas que me dan. Es como si estuvieran urgidos todo el tiempo.


 


—Es un burdel, Reo. ¿Qué esperabas? —Nijimura entró a la habitación con un kimono rojo despampanante—. Además, esta noche solo serán striptease y el que no lo haga tiene que acompañar a los clientes y hacer lo que ellos pidan… y aumentare sus trabajos el doble mañana.


 


«¡Hijo de puta!», maldijo Reo internamente. Aun se estaba cuestionando si de verdad hacerlo o no.


 


—Disculpe, Nijimura–sama —unas orejitas de conejo se asomaron por la puerta acompañadas de una voz temblorosa—. ¿E–Es necesario que lleve e–esto?


 


—¡Claro que si, Ryo! Muéstrales a los muchachos como te ves.


 


Sakurai Ryo se adentró tembloroso con sus hombros contraídos y sus ojos suplicando piedad. Izuki cubrió su boca con uno de los trajes, Kotaro intentaba fallidamente no burlarse del pobre Sakurai y Reo… pues él estaba conmocionado, el pobre chico se veía patético.


 


—¡No voy a usar algo como eso! —exclamó.


 


—¿Qué tiene de malo, Reo? Los hombres fantasean con ver a sus parejas u objetos de deseo vestidos con un traje sensual. ¿Qué es más sensual que un traje de conejito?


 


Nijimura veía con diversión como Kotaro acosaba al tembloroso Sakurai.


 


—Me veré ridículo usando un traje de conejito —Reo se palmoteó el rostro, si Tetsu lo viera vestido así seguro que se reiría también. Con ese pensamiento cayó en una profunda depresión.


 


—Bien, entonces podrás atender a algún cliente. Ah, escuche por ahí que Kuroko vendrá esta noche, ¿crees que le guste mi disfraz de Geisha o quizás prefiera el de enfermera?


 


Reo en un impulso, tomó a Nijimura del kimono acercándolo peligrosamente a él. Sus respiraciones se mezclaban y, prácticamente, se fusilaban con la mirada.


 


—¿Quieres ver el mundo arder, no es así?


 


—Oh, para nada. Solo hice una pregunta, considerando que tú estarás toda la noche con un cliente es seguro que Kuroko se aburrirá esperando, así que para que no pase mala noche le ofreceré mi compañía.


 


Respiró fuerte, trató de no dejarse llevar por un arranque de ira. Soltó a Nijimura y, decidido, se dirigió a Izuki.


 


—Pásame esa cosa…


 


 


 


 


El lugar estaba abarrotado de clientes, Reo observaba el lugar tras bambalinas de ese escenario que Nijimura mandó a instalar. Había divisado a Akashi junto a sus amigos Midorima y Aomine, quienes fueron rápidamente acompañados de los chicos que esa noche no actuarían. Supuso que a Izuki no le agradaría ver a su adorado medico acompañado de otra persona, aunque conociéndolo como lo conocía se desharía de su colega en un instante.


 


—Si me veo sexy, ¿no?


 


—Ya has preguntado lo mismo cinco veces —contestó Kotaro—. Ya te dijimos que sí.


 


Como era de esperarse, Izuki vestía un disfraz de enfermera ajustado con jeringa de plástico incluida. Kotaro llevaba un traje de diablita demasiado provocador, entre tantos tuvo que elegir precisamente ese.


 


—¿Es que Ryo no piensa apurarse? Siento como se me destrozan las costillas con esto —exclamó el rubio molesto.


 


Se escucharon silbidos y aplausos entusiastas, además de una que otra exclamación de algún calenturiento. Los tres compañeros se asomaron por la hendija de las cortinas para ver como Ryo se desenvolvía bailando y deshaciéndose de su ajustada ropa, los chicos quedaron boca abierta al ver al tímido chico desnudarse de la forma más erótica posible, incluso sus caras de placer parecían de otro mundo.


 


—Que me perdone mi madre que está en el cielo, pero no me importaría lanzarme de un barranco si puedo pasar una noche con Sakurai —las cejas de Izuki se movían de arriba hacia abajo.


 


—No te culpo, ya sé porque vuelve locos a sus clientes —susurró Kotaro—. Por cierto, Reo–nee, llegó Kuroko.


 


Reo apartó rápidamente la mirada de Ryo para buscar rápidamente a su peli celeste. Kuroko estaba entre las sombras por uno de los pasillos, sus mejillas estaban sonrosadas y sus ojos se mantuvieron fijos en la figura del castaño que se desvestía sin pudor en el escenario.


 


Un creciente miedo se apoderó de él, mezclado con celos. No quería que los ojos de Tetsu miraran a otra persona, que desearan a otra persona. Tetsu solo debía mirarlo a él.


 


—Parece ser que no fuimos los únicos en darnos cuenta.


 


Tarde se había fijado en lo que Izuki decía. La mirada de Akashi Seijuro también estaba posada sobre Kuroko.


 

Notas finales:

Chan! Chan! CHANNNN!

¿Será que Akashi ha caído bajo el embrujo de las Kurokoferomonas?

 

Reviews para alimentar a mi oscuro corazón X3 


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