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I Don't Deserve You por Kris Kuro Angel

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Notas del capitulo:

Hola, criaturitas del yaoi(?) la espera ha finalizado y aqui les traigo más sensualidad. 

Inclusió de una nueva pareja (o, más bien, tercero en discordia), lemon y acoso(?)

¡A leer! /o/

Capítulo 4. 


 


El lugar se llenó de aplausos y vitoreos, Sakurai llagaba hasta donde estaban los demás con su disfraz entre las manos y muchos billetes alrededor de su tanga. Intentaba ponerse nuevamente el disfraz fallando exitosamente.


 


—Vaya, vaya. No sabía que podías ser tan sensual, Ryo–chan —Izuki rodeó con sus brazos la cintura del “conejito”.


 


—Hey, Sakurai, ¿no estás ocupado esta noche? Puedes venir a mi habitación y enseñarme a hacer eso de allá afuera —Kotaro se acercó muy provocativamente rozando sus piernas.


 


Ryo estaba colorado y temblando, otra vez volvía a ser el tímido chico de siempre.


 


—No… puedo… —como pudo se deshizo del agarre de Izuki y terminó de acomodarse el disfraz—. Hoy debo atender a mi cliente —con una sonrisa se despidió de ambos.


 


—Y yo que quería una lección privada.


 


—Reo se fue —dijo Izuki alertando al rubio.


 


—¡Ay! No puede ser. ¡Traidor! —y así Kotaro permaneció con el incomodo disfraz otros agonizantes minutos.


 


 


 


 


Sakurai se apresuró en llegar a la habitación que esa noche compartiría con su cliente, o más bien con el hombre que secretamente amaba. No sabía en qué momento se llego a enamorar de ese comisario pero si sabía que su sola presencia lo hacía ver estrellas.


 


Disminuyó su velocidad al divisar la figura de su amado recostado de la pared, tenía el ceño fruncido mientras observaba su celular.


 


—Disculpe la tardanza, Aomine–san.


 


—Oh, Ryo —Aomine abrazó a Sakurai y besó su cuello—, estuviste espectacular allá afuera. No tienes idea de cómo me pusiste —ambos entraron con dificultad a la habitación, cerraron con seguro la puerta y se acostaron en la cama acariciándose mutuamente—. Hoy tuve un mal día, tuve una pelea con mi novio como siempre —suspiró cansado—. Sé que me perdonara mañana pero solo tú puedes devolverme el ánimo hoy.


 


Sabía que Aomine tenía un novio mucho más joven que él, que era un modelo  y que al principio tuvo problemas con su familia por la diferencia de edad. Eso no había sido inconveniente, le había dicho él, pero si tenía un problema desde hacía un tiempo y es que su novio no quería entregarse a él. Aomine siempre iba a él con esa desesperación cuando tenía ese tipo de peleas con su novio, quizás debía agradecérselo ya que por eso podía tener esas largas noches de pasión con el moreno policía.


 


Detalló sus músculos mientras quitaba su ropa, su espalda ancha y sus bíceps lo volvían loco.


 


—No sabes cómo quiero comerte —susurró el moreno al estar sobre él.


 


—Cómeme, Aomine–san.


 


 


 


 


Sus pasos resonaron cuando salió al escenario, todas las miradas estaban sobre él, incluso la de Kuroko. Se sintió aliviado por un momento en que no tardaría en quitarse el disfraz de policía que había escogido, era el único que no lo hacía ver ridículo. Aunque las mallas eran una cuestión aparte.


 


La música empezó a sonar y él empezó a moverse. Sus manos se paseaban por su cuerpo para luego ir desabrochando la camisa, sus caderas se movían provocativamente. Escucho silbidos y uno que otro cuchicheo pero su atención estaba fija en Kuroko, en su rostro sonrojado, en la forma en cómo mordía su labio inferior y vio como apretaba sus piernas. ¿Estaría excitado?


 


Paseó su mirada por el público, no quería verse tan obvio ni desesperado.


 


Akashi estaba mirándolo, se veía tan neutral, tan sobrio, que podría creer que no lo calentaba ni un poquito. Aunque él sabía que no era así. Akashi lo deseaba, se moría por él, como todos los hombres que habían pagado por estar con él en la cama pero Reo solo amaba a Kuroko y solo lo amaría a él.


 


Pero algo lo incomodaba y ese pensamiento paranoico volvió a su cabeza, ¿estaba mirando a Tetsuya? ¿Lo habría visto? No, debía ser solo su imaginación.


 


Empezó a quitarse el ajustado short, ya casi acababa, ya casi podría estar en los brazos de su Tetsu–chan.


 


 


 


 


Kuroko observaba todo absorto en la encantadora figura de su amante, sentía su cuerpo caliente. Se apartó rápidamente de su “escondite”, el espectáculo ya casi acababa y de seguro Reo iría a buscarlo, o eso esperaba.


 


Caminó lejos de aquel lugar, escondido de las miradas de los clientes. Vio a Hyuga discutir, nuevamente, con ese castaño de sonrisa contagiosa. Kuroko había percibido la veracidad de sus sentimientos que podían ser confundidos por esa manera juguetona de hablar, quizás por eso Hyuga no lo aceptaba y por el hecho de ya estar en una relación. Los dejó discutir ‘tranquilos’.


 


Las habitaciones privadas estaban desiertas, era comprensible ya que todo el mundo estaba al pendiente del ‘espectáculo’. Él solo tenía que ir a la habitación de su pareja y esperar…esperar…


 


Se detuvo, su cuerpo estaba congelado. ¿Qué era esa sensación tan horrible que apretaba su pecho? Se abrazó a si mismo intentando alejar esa opresión. Debía alejar esa sensación y esos pensamientos que empezaban a invadir su mente. Él amaba a Reo por sobre todas las cosas, no iba a dejar que una cosa como esa los perturbara.


 


Si Reo lo amaba nada más importaba.


 


—Kuroko.


 


—Nijimura–san —se dio la vuelta para contemplar mejor al hombre—, ¿Qué hace aquí? Pensé que estaba supervisando a los demás.


 


—Ellos lo están llevando muy bien sin mi —una sonrisa se dibujó en su rostro mientras sus ojos detallaban la esbelta figura del peli celeste—. ¿Algo te preocupa? Si te hace bien puedes decírmelo.


 


—¿Eh? N–No, solo son… cosas estúpidas que estoy pensando.


 


Nijimura se acercó más a él, acarició su cabello con suavidad percibiendo el temblor bajo su tacto. Él había presenciado ese tipo de expresión antes, la conocía demasiado bien, el cuerpo hablaba por sí solo.


 


—En este tipo de relaciones siempre están de por medio los remordimientos, la sensación de no ser suficiente para el otro, el miedo, entre otras cosas. No dejes que ese tipo de cosas ensombrezcan esa hermosa sonrisa que posees y esos bellos ojos que hipnotizan a cualquiera —tomó el rostro de Kuroko entre sus manos y depositó un beso en su frente—. Me voy, debo vigilar a esos revoltosos.


 


 


 


 


Había corrido tan rápido como pudo, con las ropas mal puestas y el pelo desaliñado, al ver que Kuroko no estaba. Sentía como las venas de su sien palpitaban, él lo vio desnudándose para otras personas y no solo para él. No quería imaginarse lo que estuviera pensando en ese momento.


 


Abrió la puerta de su habitación encontrándola en penumbras, solo con la tenue luz de la lámpara de mesa iluminando la figura de Tetsuya. Estaba recostado de espaldas a él, quizás se quedó dormido esperándolo.


 


Se sentó al borde de la cama deshaciéndose del molesto traje y las mallas.


 


—Reo–kun —sintió las manos de Kuroko pasearse por su espalda, rodear su cintura y subir por  su pecho. Repartió besos por su hombro hasta llegar al cuello en donde pudo sentir el pulso acelerado de su amante—, tardaste.


 


Giró su rostro para besar a su amado peli celeste, sus lenguas se masajeaban, mordisqueaba sus labios mientras soltaba pequeños suspiros.


 


—Perdóname, Tetsu–chan. No sabes las ganas que tenia de venir cuanto antes.


 


Ambos se recostaron en la cama, abrazados. Sus cuerpos actuaron por si solos mientras se besaban sus manos acariciaban la piel del contrario.


 


—Te amo, Tetsu–chan —susurró Reo juntando sus frentes—, y te quiero dentro de mí.


 


Sus manos fueron a parar al pantalón de Kuroko desabrochando el frío botón, bajando la cremallera, introduciendo su mano dentro para liberar el miembro de su amante. Kuroko suspiraba y soltaba pequeños gemidos al sentir como la mano de su amante subía y bajaba a lo largo de su falo.


 


—Espera…Reo… ¡ah! —Reo mordió el lóbulo de su oreja, lo lamió. La masturbación se volvió más intensa.


 


—Házmelo, Tetsu–chan. Házmelo fuerte, muy fuerte.


 


Reo se recostó contra las almohadas con sus piernas abiertas. Las yemas de los dedos de Kuroko recorrieron sus largas piernas. Un gemido largo escapó de sus labios al sentir su miembro engullido por la cavidad bucal del peli celeste, su lengua recorriendo toda la extensión de su miembro. Tuvo que morder su labio para no gritar, se sentía demasiado bien.


 


Arqueó su espalda al sentir el orgasmo recorrerlo entero. Respiraba rápidamente, su corazón amenazaba con salir de su pecho.


 


Sintió el peso de Tetsuya a su lado, su mano acariciaba sus húmedos cabellos y besaba su mejilla.


 


—Así está bien —susurró Kuroko.


 


—¿Qué? —Reo se recuperaba del reciente orgasmo—. Pero… Tetsu–chan, yo fui el único que disfruto de esto. ¡Te dije que me lo hicieras!


 


—¿Estás seguro?


 


—Sí.


 


Kuroko devoró los labios de Reo posicionándose entre sus piernas y guiando su pene hacia la entrada del mayor. Fue entrando pulgada a pulgada, lentamente, moviéndose suave. Reo gemía pidiéndole moverse más fuerte y así lo hizo. Las embestidas eran salvajes, sus cuerpos se movían con demasiada fuerza haciendo que la cama empezara a chillar, sus respiraciones eran erráticas y los besos desesperados.


 


—Ahhh… Tetsu… chan… tan bueno… ahhh… tan bueno… —Reo estaba a punto de obtener un nuevo orgasmo, de tocar el cielo de la mano de Kuroko. Sus piernas se anclaron a la cadera del peli celeste para que se enterrara tan adentro de él.


 


Amaba cuando Kuroko salía por completo de él para luego volver a enterrarse, amaba la sensación que recorría enteramente su cuerpo cuando su amado tocaba esa ‘zona’ pero en ese momento solo quería tenerlo dentro.


 


—Si… si, Reo–kun… ahhhh… me vengo… ¡ahhh!


 


—Yo… ahh… también…


 


Ambos eyacularon casi al mismo tiempo, vaciándose completamente quedando tendidos uno al lado del otro. Sus respiraciones se entremezclaban y sus corazones latían frenéticamente.


 


Se abrazaron uno al otro sin importar el sudor o el calor, querían conservar ese momento de pasión entre sus manos.


 


—Te amo, Tetsu–chan.


 


—Yo también te amo, Reo–kun —beso sus labios dulcemente—, y siempre te amaré sin importar que.


 


 


 


 


Recorrió a paso veloz el camino hacia la escuela, se había quedado dormido y llevaba diez minutos de retraso. Tenía ganas de estrangular a Reo por haberle hecho probar esas tentativas posiciones hasta bien entrada la madrugada, claro que a él no le molestaba hacer el Kamasutra completo con su amante, ¡con gusto lo hacía! Pero debían recordar que estaba en temporada de clases y Kuroko debía ahorrar energía para los infernales exámenes.


 


Un auto pasó a su lado, le resultó extrañamente familiar pero no le prestó atención. La ventana de vidrios polarizados fue bajando mostrando a un pelirrojo con una cálida sonrisa. El corazón de Kuroko se aceleró involuntariamente.


 


—Buenos días, Tetsuya. ¿Te importa si te llevo a clases?


 

Notas finales:

En el siguiente capítulo empieza lo interesante (eso creo, para mi lo es XD)

Reviews para mi oscura y retorcida alma X3


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