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I Don't Deserve You por Kris Kuro Angel

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Notas del capitulo:

Hola mis hermosos lectores~ les traigo sensualidad(?)


De paso quiero darle un inmenso agradecimiento (y muchos abrazos melosos) a esas personitas que siguen mis fic, tanto a los que me dejan reviews como a los que no.


Además, debo aclarar que la próxima semana inicio clases y no se que tan regularmente me pase por aquí pero no abandonaré el fic que eso quede claro.


Sin más que decir, a leer!

Capítulo 6. 


 


Él hombre parecía sorprendido, estudiándolos de pies a cabeza. Ellos estaban paralizados, temblorosos, preparándose mentalmente para el estallido.


 


—¿Qué significa esto? —dijo conteniendo las ganas de tomar a Kuroko del cuello—. ¿¡QUÉ MIERDA SIGNIFICA ESTO, TETSUYA!?


 


Se acercó a él y le propinó un golpe muy fuerte contra la mejilla enviándolo al suelo. Escuchó el grito de su madre y luego el forcejeo por el bolso de ella. Como pudo se puso de pie y lo apartó de su madre, la estaba lastimando y ella no podía alterarse en su estado.


 


—¡Déjala! —exclamó apartándolo—. Nos vamos, ¿sí? Estamos hartos de ti y de toda la porquería que es tu vida.


 


—Tetsuya, por favor… —suplicó su madre detrás de él, asustada de que algo malo sucediera por sus palabras.


 


El hombre soltó una carcajada como si las palabras de Kuroko fueran una broma.


 


—¿De verdad piensas que voy a dejarlos ir tan fácil? —preguntó aun con esa sonrisa sínica en el rostro—. Ustedes son de mi propiedad, MI esposa y MI hijo —exclamó con los brazos abiertos—. Perdón, MIS hijos.


 


—No somos tuyos, no somos un objeto que puedas usar. No te pertenecemos —los dientes de Kuroko castañeaban, no sabía si de rabia o miedo.


 


—Los papeles dicen lo contrario… hijo —lo ultimo lo dijo con un siseo espantoso para luego propinarle un golpe en el estomago y dejarlo sin aire. Kuroko cayó al suelo sosteniendo su abdomen—. Eres menor de edad, legalmente estas bajo mi cuidado, y ella es mi esposa que bajo su propia voluntad firmó el acta de matrimonio, ¿no es así? —la mujer solo temblaba en su sitio sosteniendo su vientre y aun asustada observando a su hijo tendido en el suelo. El hombre no tuvo contemplación y la tomó del pelo haciendo que soltara un alarido lastimero—. ¿¡NO ES ASÍ!?


 


—S–Si…


 


—Suéltala —Kuroko tomó del pie a aquel asqueroso ser instándolo a que se alejara de su madre, no permitiría que siguiera haciéndole daño. Contrario a lo que esperaría, recibió una patada que le viró el rostro. Tosió con fuerza escupiendo la sangre que se aglomeraba en su boca—. Aggh… mal…dito…


 


—Ay, es una pena que la alfombra se arruinara —Kuroko solo pudo sentir asco de sus palabras, ¿Cómo podía solo importarle la alfombra en lugar de su salud? Era un monstruo—. Vale, me pase. Sé que me odias, Tetsuya, y como sé que quieres alejarte lo más que puedas de mi, por eso te tengo una buena noticia. Un hombre con mucho poder se interesó en ti al ver una foto que le mostré, porque sabes que me enorgullece mi perfecta familia y no pierdo el tiempo en vanagloriarme de ella. El punto es que te irás con él, serás su esposo, le darás hijos, harás todo lo que él pida y nosotros recibiremos una muy justa bonificación por ti. Así que no te preocupes, nuestras vidas serán plenas y no nos tendremos que ver las caras.


 


Era demasiado, se dijo Tetsuya. Era demasiado para poder digerirlo. Lo estaba vendiendo como si vendiera un mueble viejo o algo así.


 


Un desconocido lo quería, otro viejo asqueroso como él. No, no iba a permitirlo. Tomó impulso y arremetió contra él, lo golpeó varias veces y lo arrinconó contra la pared. Sus ojos estaban encendidos, indignados, locos.


 


—¿Cómo te atreviste? ¿Cómo? ¡Eres una mierda! —gritó enfurecido, escuchaba a su madre pedir que se detuvieran pero él no oía razones—. Yo no me voy a vender a ese desconocido. No le sirvo, ¿entiendes? ¡No le sirvo! ¡Soy infértil!


 


Pensó que gritando aquello ese hombre desistiría, tontamente lo pensó. Él estuvo dentro de Reo, terminó muchas veces en él, y supo que no podía ser ese tipo de hombre. Luego se enteró que su amante era de esos hombres que ponían la semilla y recordó las muchas veces que terminó dentro de él, así que tampoco era fértil.


 


Escuchó la risa ronca de su padre y el chorro de sangre que golpeo su mejilla, le había escupido. Se apartó de él limpiando el lugar con el dorso de su mano.


 


—Claro que eres fértil, yo solo me aseguré que no te embarazaras de un don nadie —aquella revelación lo dejó pasmado. ¿Cómo? Debía ser en alguna bebida o comida, era la única posibilidad, había escuchado de esos anticonceptivos naturales que parecían té—. No me creas tan estúpido, Tetsuya. Ya sé que andas por ahí como una zorra abriéndote de piernas a un prostituto, que bajo caíste.


 


Pero el que cayó fue otro. En un parpadeo el hombre estaba tendido sobre el suelo retorciéndose de dolor. Su madre le había propinado un fuerte golpe con un florero.


 


No perdieron el tiempo y ambos salieron disparados por la puerta, corrieron como si su vida dependiera de ello —aunque así era—. De pronto escucharon gritos, maldiciones y disparos. Todo sucedió en cámara lenta, el auto de Akashi estacionándose frente a ellos, el intentando salir de la puerta, el agudo dolor que perforó su brazo y el ensordecedor grito de su madre.


 


Ambos cayeron al suelo refugiándose del dolor en los brazos del otro, Akashi se resguardó en el auto con una pistola en mano intentando localizar al desgraciado que les disparó.


 


—¡Rápido! ¡Suban al auto! —como pudo los ayudo a subir a la parte trasera, la mujer recibió un disparo en la pierna por lo que se le dificultó adentrarse.


 


Dos disparos llegaron, uno aterrizó en el parabrisas y el otro le rozó muy de cerca. Akashi no tuvo piedad y también disparó a donde suponía podía estar ese hombre. Subió al auto nuevamente y tomó su celular, rápidamente marcó el numero de su amigo.


 


—Daiki, soy yo. Te necesito en este momento, Tetsuya y su madre fueron atacados, el responsable es el padre.


 


 


 


 


 


La sala se había puesto un poco ruidosa, Sakurai ayudaba a Aomine a calzarse el saco mientras este hacía un llamado a sus compañeros. Reo, quien había estado a una distancia prudente de ellos, escuchó al oficial dando ordenar y direcciones, en cuando el nombre de Kuroko figuró entre sus palabras su mundo se vino abajo. Llegó como pudo al lado de Sakurai, con los ojos acuosos y el cuerpo tembloroso.


 


—¿Qué… sucedió, Ryo–chan? ¿Qué le paso a Tetsu…?


 


Por el rabillo del ojo vio como Midorima bajaba las escaleras con el teléfono pegado a la oreja, estaba algo alterado y pudo alcanzar a escuchar algo, y eso le rompió el corazón.


 


—¡Necesito que se movilicen rápido, hay dos personas heridas!


 


Empezó a hiperventilar, su llevó las manos a la boca tratando de contener su llanto pero era inútil. Sus lágrimas bajaban copiosamente, sabía que Sakurai lo estaba sosteniendo contra la pared para que no fuera a parar al suelo. Apenas podía escuchar lo que decía: los atacaron, tenía un arma, está herido.


 


Sentía que iba a morir.


 


Izuki había seguido como pudo a Midorima mientras abandonaba el burdel, aun no podía procesar lo que estaba sucediendo. Las traicioneras lágrimas se escapaban de sus ojos, era imposible contenerlas, el apreciaba a Kuroko como a un hermano y no podía soportar saberlo herido.


 


Vio a Reo y a Sakurai quien lo sostenía, fue hasta ellos sabiendo que ya se habían enterado de lo sucedido.


 


—Reo–nee —vio como el nombrado extendía sus brazos hacia él buscando una respuesta—. Esta herido… en… en el brazo… no se sabe si es… grave pero… —tuvo que tomar aire y controlar su llanto— in–intentaron matarlo… su padre intentó matarlo… a él y a su madre…


 


Reo se aferró a su amigo y se permitió llorar en su hombro. Su Tetsu, su pequeño amor, herido y él sin poder hacer nada. Todo por culpa de ese hombre, como deseaba matarlo en ese instante.


 


—Reo, ve a cambiarte, iremos a ver a Kuroko.


 


El nombrado y sus acompañantes voltearon al escuchar la voz de su jefe, él ya estaba vestido de ajustados jeans y un suéter azul con una chaqueta de cuero al hombro.


 


—Señor, ¿Cómo…?


 


Reo no se quedó a averiguar como Nijimura supo lo que le pasó a Kuroko, él se apresuró a su habitación y sacó del closet lo primero que encontró. Se puso un suéter con franjas azules y unos pantalones negros, se calzó unos zapatos deportivos y salió disparado de la habitación. No debía perder el tiempo.


 


 


 


 


 


No sabía cómo había llegado al hospital, quizás era culpa de la conmoción, el dolor y la sangre. La bala no había tocado ninguna arteria vital, ni sus huesos, tampoco se alojó en su brazo, para su suerte, lo atravesó. Su madre no corrió con la misma suerte, la bala que alcanzó su pierna se había quedado allí y tuvo que ser sometida a cirugía de inmediato para extraerla.


 


Ahora estaba solo, una enfermera estuvo a su lado unos minutos mientras limpiaba la sutura y cambiaba la venda, y luego soledad una vez más. Akashi estaba afuera, seguro hablando con la policía sobre lo sucedido. No tenía porque, no era su responsabilidad, pero allí estaba dando la cara por él.


 


Sintió como el calmante que le habían suministrado surtía efecto, todo su cuerpo se sentía como un malvavisco esponjoso y todo a su alrededor se sentía distante. Fue mucho por lo que paso, el miedo, la angustia, el dolor físico y emocional. Solo podía rogar porque lo encontraran y todo terminara lo antes posible, que su madre y su hermano estuvieran bien, y que pudieran tener una vida normal.


 


De pronto escuchó un pequeño alboroto, pasos, y la puerta fue abierta de golpe, la figura de Reo se hizo presente.


 


—¡Tetsu–chan! —él fue rápidamente a su lado. Kuroko quiso alzar sus brazos y envolverlos alrededor de su cuello pero su herida no lo dejó, Reo lo cubrió con suavidad al notar la venda alrededor de su herida—. Tenía tanto miedo de perderte —dijo restregando su rostro en su hombro.


 


—Estoy aquí, mi amor. Estoy contigo —dijo en su oído, enviando escalofríos con su eléctrica voz por todo el cuerpo de Reo.


 


Sus bocas se juntaron en un pasional beso, sus lenguas batallaban por el dominio. Kuroko sentía como Reo succionaba su labio inferior con fuerza y mordisqueaba su lengua. Se separaron por la necesidad de oxigeno.


 


Reo acaricio el rostro de su amado, ambos juntaron sus frentes y se dijeron “te amo” hasta quedar satisfechos, mejor dicho hasta que Nijimura interrumpió.


 


—¿Cómo te encuentras, Kuroko?


 


Reo se negó a despegarse de su pareja, así que se abrazó su cintura y descanso su cabeza en las piernas de Kuroko.


 


—Estoy vivo, que ya es algo —dijo bajando su mirada, aun tenia fresca la imagen de ese hombre golpeándolos y disparándoles.


 


—No sabes cuánto me alegra de que no hayas salido gravemente herido, tenía el corazón en la garganta de camino aquí.


 


Kuroko contempló la sinceridad en sus ojos, el alivio en su voz. Su rostro se sentía cálido, solo susurró unas tímidas gracias.


 


Reo, muy a su pesar, debía dejar un rato solo a su amado Tetsu. Ascendió rozando su nariz con su pecho sobre la camisa haciéndolo gemir, depositó un sensual beso en su cuello y uno en su boca.


 


—Vuelvo enseguida —dijo para luego besarlo y salir por la puerta.


 


En el pasillo Reo se topó con Akashi, la persona que estaba buscando. No sabía que tan profunda era esa supuesta amistad que habían entablado él y su amante pero si estuvo allí era por algo.


 


—Reo…


 


—Akashi, necesito que te lleves a Tetsu–chan y lo protejas —al decir esto hizo una reverencia, él nunca se inclinaba por nadie pero necesitaba a Akashi para proteger a su amado.


 


Akashi estaba sorprendido pero lo entendía, entendía la desesperación que desprendía su voz y el temblor en su cuerpo. Reo temía que ese hombre volviera y matara a Kuroko.


 


No pudo evitar mirarlo con pena, ese hombre frente a él era su rival y también la persona que Tetsuya amada, y ambos deseaban un bien común: salvar a Tetsuya.


 


Se acercó a él y posó su mano en su hombro instándolo a que se irguiera.


 


—Desde el momento en que supe el peligro que corría quise alejarlo —dijo mirándolo a los ojos—. Así que descuida, Reo. Protegeré a Tetsuya con mi vida.


 


«Aunque no sé hasta qué punto soportaré no poseerlo».

Notas finales:

¿Quién además de mi odia al padre? Sé que debo ponerle un nombre, ya para el próximo cap decido.

Y disculpa si hubo uno que otro horror ortográfico.

¿Reo habrá tomado la mejor decisión?

¿Akashi soportara la seducción de las Kurokoferomonas?

Nos estaremos leyendo para comprobarlo ^.^

 

Reviews para alimentar mis deseos y ganas de escribir /o/


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