Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Una y mil razones. por G-tzii

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Sé que debería estar escribiendo las actualizaciones. Y lo estoy haciendo, ya tengo 2. Pero quiero tener las 4 de mis 4 fics para dárselas rápidamente. Así que por favor, esperen hasta el lunes. 

 

La verdad, no sé cómo salió esto. Pero todo comenzó con un día gris. No quiero explayarme diciendo qué significa un día gris, simplemente es un día gris. Quizás algunas lo entiendan y unas no, pero no sabrán lo que es hasta que lo vivan, creo... Pero bueno, me salió y sentí en mi corazón la necesidad de publicarlo, así que espero que les guste. Si alguien se siente identificada con esto, pues, es normal, quizás...

 

Espero les guste <3

Una y mil razones.

 

 

 

sometimes I think I'm blind

Or I may be just paralyzed

Because the plot thickens every day

And the pieces of my puzzle keep crumbling away

But I know, there's a picture beneath.

Indecision clouds my vision

No one listens...

Because I'm somewhere in between

my love and my agony

You see, I'm somewhere in between.

My life is falling to pieces.

 

Somebody put us together...

 

 

Mike Patton.

Faith No More.

 

 

Creo que sería genial saber que tú no eres el único que está cayendo al vacío.

 

O eso parece.

 

Al menos eso pensaba Ji Yong. No quería ser morboso ni egoísta, pero le gustaría saber que él no era el único atascado en la mierda del mundo.  

 

Levantó su vista una vez más. Tenía la viva imagen de toda la ciudad desde el lugar en donde se encontraba. Un pequeño parque escondido y abandonado que nadie visitaba, mejor para él, suponía. Le gustaba mirar la ciudad desde afuera mientras estaba consumido. Sí, consumido. Porque no había otra explicación a esa sensación de volar cuando fumaba. Y sí, cuando decía fumar, no eran cigarrillos normales. De alguna manera había que escapar de la asquerosa realidad, ¿no? O al menos eso le consolaba un poco.

 

No sabía en qué punto había comenzado aquello, ni cuando todo a su alrededor comenzó a desmoronarse sin aviso, simplemente pasó. Quizás desde el año pasado, quizás desde hace meses, pero ya estaba ahí, y nada de lo que quiera o sintiera podría tener sentido. Porque esto era lo que había. ¿No te has sentido vacío alguna vez?

 

Las cosas no van donde tú quieres. El viento no sopla a tu favor, y simplemente todo comienza a perder brillo, a perder interés. Nada de lo que haces te satisface. Quizás suene muy inmaduro o simplemente se reduzca a quejas sin sentido de personas que tienen una vida llena de lujos, pero así era. Ji Yong entrecerró los ojos, mirando el viento golpear. ¡Qué difícil es aceptar que uno está jodido! Cuando llegas a casa y no sabes qué hacer. Cuando vas a la universidad y no sabes por qué estudias. Cuando trabajas y no sabes para qué. Juntas dinero y no tienes en qué gastarlo más que en cigarrillos o amigos que aparecen de vez en cuando, cuando necesitan ayuda o algo por el estilo.

 

Se puede decir que Ji Yong comenzó a perder interés en todo desde el año pasado. Al principio quería irse de casa, quería que dejaran de compararlo con su hermana y con la vida inteligente que ella llevaba. Él no era inteligente ni bueno en los estudios, eso lo sabía, pero no era necesario que se lo repitieran una y otra vez en su cara. ¿No se supone que los padres te apoyan? Pero en cambio, le mostraban sus carencias en cara todos los días. ¡Y qué feo se siente! A medida que el tiempo pasa y te dicen cosas como: “¿No piensas hacer nada con tu vida?” “¿Hasta cuándo estarás así?”, sabes que las cosas van  mal. Porque la gente habla, critica e hiere. Claro, es fácil hablar cuando tú no vives lo sucedido. Pero ellos no saben lo que tú pasas, si es que tienes algún problema. La mayoría del tiempo los padres no saben lo que sus hijos adolescentes atraviesan. Las amistades, los amores, la falta de motivación. A veces ellos necesitan una ayuda, alguien que les dé un empujón, pero en cambio, reciben un tropiezo.

 

Las personas no se dan cuenta, pero hieren más de la cuenta.

 

Ji Yong prendió un cigarrillo y se lo llevó a los labios, pensando un poco. En unas horas debía entrar a clases. Ya se le había hecho costumbre ir hasta ese lugar fumarse algo y llegar más “relajado” a clases. Era malo. Lo sabía. Pero las largas noches con sus “amigos” lo habían llevado a ese vicio. Se había explotado en fiestas y alcohol, entre risas y abrazos de amigos que al siguiente día desaparecían por arte de magia. Y qué jodido es darse cuenta de ello al amanecer, cuando abres los ojos y estás solo, ni siquiera los pájaros cantan. ¿Hay alguna sensación más podrida que estar solo? Ah, sí. Sentirse solo aun estando rodeado de gente. Ji Yong lo sentía, todo el día, a todas horas. No encajaba en su hogar, donde todos eran inteligentes y tenían estudios y trabajos decentes. No encajaba en su universidad, donde todos sabían lo que querían, y él no. No encaba en su ciudad donde no conocía a nadie ni salía de su casa, con suerte conocía a la señora de la esquina que vendía el pan todas las mañanas para el desayuno. Y no encajaba en su grupo de amigos, esos que le invitaban a beber y a consumirse y luego desaparecían meses.

 

En su casa le dijeron que ni siquiera intentó algo por él. ¿Qué saben los demás? Nadie sabrá nunca todo lo que tú te esforzaste por algo, todo lo que tú luchaste por algo y todo lo que te recriminaron. ¿Por qué siempre la gente recalcaba los errores y no los aciertos? Nadie se fijó cuando él trabajó un año entero en aquella verdulería sin descanso para conseguir el dinero. No. Nadie lo notó. Tampoco notaron lo mucho que se esforzó por pintar toda la casa de sus padres, era lo mínimo que debía hacer ya que estaba en la casa todo el día, aquello le respondieron.  Si las personas tuvieran mera consciencia que apenas una palabra puede dañar tanto a alguien, creo que habría menos heridas y más amor.

 

Lo que rebalsaba el vaso era que había estado juntando dinero tanto tiempo para poder tener una guitarra, una maldita guitarra… pero no la pudo tener. Sabía que era una niñería quizás. Pero luchó por aquello, era lo único que le inspiraba emoción y amor. Lo único que realmente quería en su vida y no había podido. Iba a omitir el hecho de por qué no la tenía, porque hablar de aquello sería doloroso y ya había pasado noches llorando. ¿Alguna vez has perdido la oportunidad de hacer algo que tanto querías? Aquello que era lo único que te hacía feliz, pero que no pudiste lograr… ese sentimiento si es una mierda.

 

Aquel sentimiento de sentir que no haces nada con tu vida y que te esfuerzas en vano le consumía al igual que el cigarrillo. Vivir sin un motivo es terriblemente difícil, sin una meta que alcanzar.

 

-Es un día gris.

 

Susurró para sí mismo mirando las nubes.

 

-Creo que podría salir el sol.

 

Se giró al sentir una voz cerca.

 

Un chico, con una sonrisa de lado miraba al cielo estirado en el césped. Tenía unos jeans y una camisa blanca puesta. Apoyaba su cabeza en sus propias manos detrás de ella y miraba con una sonrisa marcada. Tenía cabello negro, bien peinado. Sus labios eran gruesos y sus pestañas muy largas. Él se giró y le miró. Ojos negros, bastante brillantes a su parecer.

 

-¿No crees?

 

-No lo sé –Ji Yong lo ignoró. Pensó que era algo raro. –No soy de los que dicen el tiempo.

 

-Eso es obvio –él soltó una pequeña risa. –Así que también te gusta este parque olvidado.

 

-Pensé que no había nadie –comentó estirándose en el césped con la determinación de cortar aquella extraña conversación.

 

Se preguntó una vez más cómo terminó ahí. Una vez al mes terminaba ahí sentado en césped mirando a la nada. Como si necesitara con todas sus fuerzas desaparecer aunque sea unas horas. Era como si no pudiera estar en la ciudad. Había algo de miedo, un ruido ausente, algo de asco, de cansancio (mental y físico), algo que no lo dejaba tranquilo. Pero no era sólo eso: era su familia, quizás; los amigos, la ausencia de amigos, las cosas malas, que eran más que las buenas, las malas vibras que lo estaban dominando todo de una manera tan sutil que los hace creer a todos que nada puede estar mejor.

 

-¿También lo ves?

 

Miró al chico que sonreía brillantemente, tenía una sonrisa hermosa que no pasó desapercibido a sus ojos.

 

-¿Qué cosa?

 

-¿Cómo la vida pasa en tus pensamientos?

 

Ji Yong se quedó en silencio.

 

-A menudo vengo aquí a pensar. O quizás a dejar que los pensamientos pasen. Pensar mucho hace mal.

 

-¿Qué quieres decirme? –El chico le miró y luego le extendió la mano.

 

-Choi Seung Hyun.

 

Ji Yong miró su mano extendida.

 

-No voy a matarte. Si quisiera lo habría hecho en vez de hablarte. Anda, vamos en la misma universidad.

 

-¿De verdad? –Ji Yong frunció el ceño. -¿Me conoces?

 

-Vas en primer año, yo voy en segundo de Artes –Ji Yong dibujó una O en sus labios. –Me pareció curioso verte aquí, por eso te hablé. No es que sea psicópata.

 

-Oh… -Ji Yong extendió su mano y tomó la suya. Era suave, más de lo que pensó. –Kwon Ji Yong.

 

-Es un gusto Ji Yong. Debes ser una persona increíble, ya que conoces este lugar.

 

Ji Yong no dijo nada. La sola sonrisa de Seung Hyun deslumbró más que el sol inexistente aquel día.

 

-Es hora –el chico se puso de pie y sonrió mientras le extendía la mano. -¿Irás a clases, cierto? Anda, vamos juntos.

 

Ji Yong lo dudó unos momentos, pero luego fue con él.

 

 ______________________________________________________

 

-Don’t cry, Guns n Roses –Ji Yong sentenció.

 

-Listen, Beyonce.

 

-Fix you, Coldplay.

 

-Always, Bon Jovi.

 

-¿Por qué tus canciones son tan inspiradoras? –Ji Yong sonrió de medio lado.

 

-Las tuyas son muy deprimidas, JiYongie –Seung Hyun se rió mientras terminaba su café. –Esa no es mi culpa.

 

-¡No es cierto!

 

-¡Te gusta cortarte las venas! –Ji Yong se hizo el herido. -¿Sabes qué te hace falta?

 

-¿Qué, señor sabelotodo?

 

-Seung Hyun.

 

-Idiota.

 

Ji Yong rodó los ojos.

 

Luego de aquel extraño día en el parque habían ido a clases. Ji Yong odiaba ir a clases en la tarde, pero aquel día se le hizo más liviano. Habían salido juntos luego de clases y habían intercambiado números. De eso ya habían pasado unos tres meses más o menos. Realmente había ido a clases todos los días, hasta había estudiado más de lo que lo hacía, se podía decir que el mayor era bueno enseñando. Y con lentes se veía guapo. Conclusión que sacó luego de que el pelinegro le ayudara a hacer una tarea por primera vez y supiera que usaba lentes para leer. Ji Yong sonrió levemente cuando Seung Hyun tiró de sus cachetes, luego le dio un golpe.

 

-¡Deja!

 

-Es que eres adorable.

 

-No me gusta lo sarcástico –Ji Yong rodó los ojos.

 

-Oye –Ji Yong le miró, Seung le sonrió brillantemente. -¿Ya hiciste tu trabajo de dibujo?

 

-¿Qué eres? ¿Mi madre?

 

-Noup, pero me preocupo de que seas buen estudiante.

 

-Pues, lo hice. Aunque no lo creas.

 

Desde que Seung Hyun había aparecido algo había cambiado. Había llegado con luz o una especie de motivación que lo hacía alegrarse fácilmente. Los días grises fueron reduciendo y los días soleados era más. No se dio cuenta en qué momento pasó, pero ya estaba enamorado de él. Quizás era un enamoramiento pasajero, pero lo sentía. Estudiaba, hacía sus tareas, iba a clases, y se levantaba con mucho ánimo por las mañanas porque tenía una meta. ¡Por fin tenía una meta! ¡Algo que realmente quería con el corazón entero! Comenzaba a pensar que no era tan malo todo a su alrededor del todo. En algún momento las cosas deberían comenzar a mejorar, ¿no?

 

-Seung –el mayor le miró. -¿No te has sentido vacío alguna vez?

 

-¿Qué pregunta es esa? –Sonrió y luego suspiró. –Creo que todos nos hemos sentido así alguna vez en nuestras vidas. Algunos en mayor medida y otras en menor. Pero creo también que es lo que uno cree. Sólo hay que abrir mucho tus ojos y tu corazón y pensar con tus sentimientos qué es lo que buscas, qué necesitas, qué amas. Y al encontrar las respuestas te darás cuenta que no estás vacío, estás lleno de anhelos por cumplir y lleno de esperanza y fe.

 

-¿Y tú en qué crees? ¿Qué fe tienes?

 

-Uhm… -Seung Hyun se quitó los lentes y le miró fijamente unos minutos. –Como dicen por ahí, yo creo que lo que no te mata, te hace más fuerte. Hay que aprender de los abismos. A veces es necesario pasar por tiempos de oscuridad para apreciar los días soleados, ¿no crees?

 

-Sí –Ji Yong sonrió al instante. Era aquella magia insólita en Seung Hyun. Él sonreía e inevitablemente también lo hacía. –Creo que tienes razón.

 

-Sabes, Ji… hubo un tiempo en que me sentí así… Es feo, es triste. Estuve mucho tiempo intentando buscar una dirección por donde llevar mi vida, y pensé que no había sentido. Pero sabes, luego de eso pensé: Tengo una casa… tengo una cama… tengo comida, tengo padres, tengo salud, no me hace falta dinero… ¿qué más es necesario para ser feliz? Creo que a veces debemos aprender a ser felices con lo que hay y luego ir por más. ¿Qué somos si no nos conformamos con lo básico?

 

-Tienes razón –Ji Yong asintió. –Tú ganas.

 

-Siempre gano –Seung Hyun sonrió. –Sabes, no tengo duda de que pronto vendrá algo bueno. Hay que ser perseverante. La gente te hiere y te lastima. Pero hay que tomar esas heridas como pruebas y salir adelante con una sonrisa en la cara y repetir: ¡Mañana será mucho mejor que hoy!

 

Ji Yong no pudo reprimir una gran sonrisa de sus labios.

 

-¿Ves? –Seung Hyun lo apuntó. -¡Eso quería ver! ¡Sonriendo te ves precioso!

 

Ji Yong se sonrojó y le golpeó el hombro sin decir más.

 

No podía creer cómo es que él había llegado a cambiar radicalmente sus días.

 

 ___________________________________________________

 

 

-¡Ji Yong, bebe un poco!

 

Su amigo le tendió un vaso, pero él negó lentamente.

 

-No quiero, pero gracias.

 

-¡Que aguado estás!

 

La música retumbaba en el lugar. Hace meses que no salía a fiestas. ¿La razón? Cuando comprendió que él no pertenecía a ese mundo, lo dejó. Claro que de vez en cuando le hacía bien distraerse y divertirse. Pero ya no salía como antes, ni bebía hasta morir y menos fumaba sin para lo que sea que le dieran. Comprendió que no debía hacer lo que sus amigos hacían sólo para intentar encajar en su mundo. Si no tenía amigos ahí, estaba bien para él. Tenía un amigo mucho mejor que todos aquellos. Sonrió pensando en Seung Hyun.

 

De no ser porque era el cumpleaños de uno de sus amigos de infancia quizás no estaría ahí, porque había decidido que ya no quería ver a esos “amigos” que le llamaban para salir a beber solamente. Caminó relajadamente por los alrededores. Le molestaba en cierto sentido que ya no le hablaran ni nada. Pero sabía que era porque ellos seguramente necesitaban a alguien que bebiera con ellos o fumara con ellos, y el ya no quería nada de eso.

 

Sacó su celular y caminó al balcón sin pensarlo mucho. Marcó rápidamente y se llevó el celular a su oído.

 

-Ji, qué hay.

 

-Hola, Hyung. ¿Te desperté?

 

-Estaba despierto. Veía una película –Ji Yong sonrió.

 

-Lamento interrumpir.

 

-Sabes que no interrumpes –Ji Yong sonrió más aún. -¿Y toda esa bulla?

 

-Estoy en una fiesta…

 

-¿Qué haces llamando en medio de una fiesta?

 

-Estaba aburrido.

 

-¿Y entonces por qué fuiste?

 

-Pues, porque era de uno de mis amigos cercanos… no lo sé –se rió porque realmente ya no le encontraba la causa de estar metido ahí.

 

-¿Quieres que vaya por ti? –Su corazón comenzó a latir como loco.

 

-¿Lo harías?

 

-Claro, mándame la dirección.

 

No pasaron muchos minutos hasta que miró al mayor de pie afuera de la casa donde se llevaba a cabo la fiesta. Salió casi corriendo y se lanzó a sus brazos sin pensarlo. Seung Hyun sonrió y le tomó mientras lo arrastraba afuera.

 

-¡Pensé que moriría ahí dentro!

 

-Te ves fatigado –Seung Hyun le sonrió. –Pero lindo al fin al cabo.

 

-Siempre, siempre.

 

-Anda, vamos.

 

Habían pasado por el Mcdonalds en busca de comida y bebida y habían terminado estirados como la primera vez que se conocieron. Pero esta vez no viendo una tarde gris, sino estrellas brillantes. Ji Yong por fin veía todo brillar a su alrededor. ¿Qué importaba si no era lo que sus padres querían? ¡Tendrían que aguantarlo! Y aun así quererlo. ¿Qué importa si no le gustaba encajar en la sociedad, ¡así estaba bien! ¡Y por fin se sentía conforme! Porque había encontrado una razón, una motivación y una meta. Y esta justo a su lado.

 

Ji Yong sonrió.

 

-Hace mucho que no iba a una fiesta. Fue raro, pero me aburrí mucho. Quizás sea porque ya no encajo con ellos.

 

-¿Con las fiestas  o tus amigos?

 

-¿Con mis “amigos”? –Dijo moviendo sus dedos señalando las comillas. –Las fiestas son buenas de vez en cuando.

 

-Esos no son tus amigos, Ji Yongie.

 

-Lo sé, me costó entenderlo –Ji Yong sonrió. –Pero ahora tengo un mejor amigo y este sí me acompañará de fiesta cuando quiera ir.

 

-Odio bailar, Ji.

 

-¡Yo amo bailar! –Ji Yong se sentó y le miró. -¡No puedes ser así!

 

-Ah… vale, te invito a bailar, pero yo pongo la música.

 

Ji Yong se rió. Su Hyung era como un niño.

 

-¡Cómo quieras!

 

Seung Hyun se puso de pie y extendió su mano.

 

-¿Qué haces? –Ji Yong le preguntó divertido.

 

-Dije que te invitaba a bailar –Ji dejó de sonreír y miró su mano. -¿Ahora ya no quieres? ¿Me dejarás con la mano extendida?

 

-C-claro que no.

 

Ji Yong tomó su mano nerviosamente. No esperó que hablase en serio, por lo menos no ahora. Sabía que su Hyung era un hombre de palabra, pero pensaba que quizás otro día saldrían a bailar por ahí, nunca pensó que hablaba de en ese preciso instante. Seung Hyun sonrió y buscó algo en su celular y luego lo dejó en el césped.

 

-Te aviso que soy muy malo en esto, pero hago un esfuerzo por ti.

 

Ji Yong sentía su corazón latiendo a más que mil. La música sonó en el celular del mayor y entonces escuchó claramente la canción y sus nervios se dispararon intensamente por todo el aire.

 

-Always.

 

-Bon Jovi –Seung Hyun completó. –Te dije que era de las buenas.

 

Ji Yong sonrió estúpidamente.

 

Sintió una mano de Seung Hyun pasar por su cintura y la otra tomar su mano. Inmediatamente todos sus sensores corporales se fueron al límite. No esperaba algo así.

 

Seung Hyun le abrazó suavemente y Ji Yong se dejó llevar por él y por la música, por la noche tranquila y por el viento, que para casualidad no estaba frío. Dejaron que la música los llevara algunos momentos. Ji Yong escondió su cabeza en el cuello de Seung Hyun inspirando todo lo que podía su aroma, su perfume que tanto agradaba a sus fosas nasales. Sintió la mejilla de Seung acariciando parte de la suya, suavemente.

 

La canción pasaba y sus movimientos iban lentos, como si les costara moverse, pero poco les importó. Lo importante era la sensación de vida que abundaba, aquella alegría que rozaba el aire. La canción siguió su curso, pero ellos dejaron de moverse al terminar el primer coro. Ji Yong quedaba sin aliento, cerró los ojos e inspiró aún más su aroma.

 

-Gracias por iluminar mi mundo.

 

Seung Hyun estrechó el abrazo y se separaron un poco. Los ojos oscuros de Seung le encontraron y rápidamente le sonrieron, como siempre.

 

-Tú brillas más que cualquier estrella, Ji Yong. Tenlo presente.

 

-No me digas esas cosas –Ji Yong se sonrojó y bajó su mirada apenado. Seung Hyun tomó su mentón delicadamente y lo alzó para mirarle a los ojos. Ji Yong sentía su corazón parado, o quizás yendo muy rápido.

 

-Tú eres especial, Ji. –Ji Yong sintió sus ojos humedecerse, hace mucho tiempo que no escuchaba que alguien se dirigiera a él con esas palabras. –Puedes tener todo lo que quieras, conseguir todo lo que anheles.

 

Ji Yong dejó un par de lágrimas escapar.

 

-No estás vacío ni estás solo. Estás lleno de hermosas ganas de vivir –Ji Yong sonrió de lado, Seung Hyun secó sus lágrimas con sus pulgares lentamente. –Para nosotros siempre es importante sentir que somos importante para los demás. Te diré esto, yo te necesito, eres importante para mí. Así que espero que brilles más todavía a mi alrededor. Recuérdalo siempre, Ji: serás todo lo que quieras ser.

 

Seung Hyun tomó su rostro entre sus manos y deslizó sus labios suavemente sobre los contrarios.

 

Ji Yong sintió que el aire se le iba, pero pronto se encontró a sí mismo respondiendo aquel beso. No lo dudó en ningún momento. No hizo falta decir algo, simplemente dejó que aquel beso tomara su rumbo. Rodeó el cuello de Seung Hyun con dulzura y entreabrió sus labios levemente mientras el mayor ladeaba la cabeza para profundizar aquel roce. Ji Yong terminó enredando sus dedos en el cabello del pelinegro mientras este bajaba sus manos a su cintura abrazándole con fuerza. Por fin se sentía lleno de vida, recompuesto, con las energías renovadas y la esperanza en su corazón. Tenía vida, tenía salud, tenía un hogar, tenía familia y tenía a Seung Hyun, ¿qué más podía pedir?

 

Sonrió entre el beso haciendo que se separaran algunos instantes. Seung Hyun abrió lentamente sus ojos y le miró. Había sido un momento mágico para ambos.

 

-Tú era mi razón para seguir –Ji Yong susurró. –Te amo. Te amo demasiado.

 

-Tú eres mis razones para todo –Seung Hyun ofreció de manera suave. –Te amo mucho más.

 

Tan pronto como aquellas palabras salieron a flote sus labios se encontraron de nuevo. Aquella noche era más preciosa que antes. Quizás por ellos, y por aquella atmósfera que habían creado a partir de sus corazones latiendo.

 

 __________________________________________________

 

 

-Locked out of heaven, Bruno Mars –Ji Yong sentenció.

 

-Just the way you are es mucho mejor.

 

-Happy, Pharrell Williams.

 

-Mmm… -Seung Hyun le miró. –Always. Sigue siendo la mejor.

 

Ji Yong sonrió grandemente mirando el cielo, recordando el día en que escucharon aquella canción mientras bailaban… y se besaban.

 

-Tú ganas.

 

-Siempre gano. Debería tener un premio.

 

Ji Yong alzó una ceja. Se giró a él y le abrazó por su pecho. Seung Hyun rodeó su cintura con fuerza y buscó sus labios a tientas. Ji Yong no lo dudó ni un segundo. Inmediatamente respondió a su beso. Estar tirados en el césped mientras se besaban parecía el mejor panorama para un domingo por la tarde, al menos eso les parecía. Desde que Seung Hyun existía, todos los días eran soleados para él.

 

Tuvo dudas sobre la vida, y quizás todavía las tendría más adelante, pero tenía lo importante una y mil razones para seguir, y todas tenían que ver con la persona a su lado, quien lo sacó de la oscuridad y lo llevó a brillar como nunca antes lo había hecho. Se sentía amado, y eso siempre era bueno. Ahora sólo quedaban cosas pequeñas, pero sin importancia. Estaba por terminar sus estudios, tenía un lindo departamento que compartía con Seung Hyun desde hace casi seis meses y bueno, ya sus padres habían aceptado todo lo que él era. Nada cambiaría, y así se sentía feliz ahora. Al parecer la parte importante de todo es aceptar cómo es uno mismo, y luego los demás te aceptarán.

 

-Te amo tanto –susurró sobre los labios contrarios. –Gracias por ser mi soporte.

 

-Yo te amo mucho más –el tiempo pasaba, pero esa siempre sería la respuesta de Seung Hyun. –Voy a estar siempre a tu lado.

 

Ji Yong sonrió contra sus labios antes de besarle nuevamente.

 

Había aprendido a dejar lo malo atrás y traer consigo lo bueno. Buenas cosas sucederían de ahora en adelante. Eso lo sabía. Y sino, seguiría sonriendo y diciendo: Algo mejor vendrá.

 

Tenía vida, y tenía a Seung Hyun. Tenía salud y estaba Seung Hyun. Tenía familia, y a Seung Hyun. ¿Qué más razones necesitaba para ser feliz?

 

Como alguien le dijo alguna vez… Sería todo lo que quisiera ser… pero con Seung Hyun a su lado. Con él, todo tenía sentido. 

Notas finales:

Esperaré sus comentarios. Gracias por leer <3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).