Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Relaciones toxicas por Chiaki28

[Reviews - 282]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola chicos!! 11/14 en el acoso masivo.

Bueno les traigo la continuacion para que vean que fue lo que ocurrio con takano en su supuesto noviazgo.

Espero que les guste

Takano Pov

¿Es normal que me sienta tan cómodo a su lado? ¿Está bien que me agrade tanto su presencia si el castaño ni si quiera es mío? Nosotros desde el comienzo trazamos los límites de esta falsa relación; dejamos en claro que tan solo salíamos para desencadenar las pasiones de mi primo y que sus celos carcomieran cada uno de sus músculos mientras la sangre le hervía con desespero ante nuestra relación.

Yo estuve de acuerdo con esta actuación, sin embargo, no puedo evitar que con esta extraña cercanía me guste un poco más Onodera; puedo apreciar como acabaré destrozado en este venenoso romance al perderlo entre los brazos del egocéntrico hombre de ojos escarlata cuya cobardía paraliza cada una de sus acciones.

Esto me da mucha rabia; yo podía vislumbrar como Shin mataba cada día más a ese iluso chico, como apagaba sus ojos con las repulsiva y toxicas mentiras que le escupía, como el menor tenía que llorar en silencio ante las reprensiones que el abusivo le imponía; la vida no es justa; es una torcida irónica que no sé cómo controlar.

Haitani es un hombre despreciable a quien he detestado toda mi subsistencia; es ególatra, arrogante, clasista, le fascina aplastar al resto con sus venenosas garras, es cínico, hipócrita; y a pesar de todos estos defectos él se ha convertido en el Dios de mi travesura al tener el control sobre esos lucidos ojos verdes.

Me jode que manejé a Onodera como si fuera un pequeño títere sobre el cual tiene un poder innegable; como si él tuviera el dominio para decirle cuando puede liberar esa melódica risa, sonreír; enfadarse, él chico ni si quiera lo puedo contradecir; Ritsu se ha convertido en una estatua de piedra quien se limita a bailar cuando se lo piden y reniega de sus potentes creencias con tan solo una de las engañosas muecas pasionales de mi primo.

No lo tolero; yo estoy cansado; hastiado, enfermo de ver como el castaño se tiene que forzar a tragarse sus dolencias; como cuando desea expresar algo que le asusta muerde su labio y esboza un mueca de dolor que refleja los lamentos de su magullada alma, no codicio que siga con este martirio en nuestra falsa relación, no quiero que él sufra porque cuando él se profesa melancólica mi propia piel es la que se desgarra con sus acidas lágrimas.

Por eso me estoy esforzando en darle un lindo falso romance; uno en él que pueda gritar tan fuerte como deseé, ansiarse amado a mi lado con mis ilusorias muestras de ternura; besarme con seguridad al frente de las curiosas miradas; ambicionó ser yo quien lo levante cuando sus piernas amenacen con flagelar y azotarse en contra del gélido pavimento de sus inseguridades para fragmentar todo lo que es.

Por esta vez Onodera se puede permitir fallar porque entre mis brazos jamás se caerá; suspire apretando con rabia la tela de mi pantalón; Shin es un hombre con tanta suerte; como lo envidio por tener a alguien así de sincero, y sacrificado en su vida; a alguien dispuesto a poner las manos en el mismo infierno de confianza ciega por un chico que no vale la pena.

Como desearía que ese afecto y devoción  que él entrega con tanto esmero fueran para mí; que sus sonrojos fueran causados por mis acciones y esos gestos tan desinteresados y dulces me los obsequiara sorprendiendo a este decepcionado corazón para despedazar cada una de sus creencias y convertirse en su único sentir.

Como quería que él fuera quien cambiara mi vida; rápidamente negué con la cabeza ante esta clase de extraños pensamiento sobre alguien que estaba perdidamente enamorado de otro hombre para centrar mi atención en el castaño.

Ritsu se veía bastante concentrado en un gastado libro que se hallaba repasando con efusión hace un par de horas con la excusa de que pronto regresaría a trabajar y necesitaba recordar cada una de las secciones de la biblioteca y debía estudiar sus nuevas normas; con un suspiro iluso recorrí cada una de sus facciones con la mirada percibiendo como mi respiración se cortaba con sus agraciados movimientos.

“Takano me estas poniendo nervioso” Se quejó el más bajo alzando su mentón para entrelazar nuestras miradas y conseguir que yo me perdiera debajo de esos hermosos jades “Llevas horas inmóvil a mi lado analizando mis acciones”

“Es porque me da curiosidad lo que estás haciendo” Confesé con una mueca socarrona apresando su mano con la mía.

“Ya te lo dije; en un par de días voy a comenzar a trabajar porque se acaban mis vacaciones y no quiero que me despidan por incompetente” Murmuro bajando su cabeza e ignorando mis dulces caricias.

“Serian idiotas si despiden a alguien como tú” Pregone besando su frente con ternura, riendo sutilmente al apreciar como un fuerte sonrojo cubría sus mejillas ante mis descaradas acciones; esto está mal.

“¿Tú que vas a hacer?” Me interrogo apartando el libro para que mis problemas lo absorbieran y mi alma se abriera depositando cada una de sus gastadas esperanzas sobre los resplandeciente e ingenuos ojos de Onodera.

“No lo sé” Murmure con decepción recordando cómo no había sido capaz de conseguir trabajo sin importar el esmero que pusiera en las diversas entrevistas que me consiguió la universidad con una hipócrita fe.

“¿Aun no encuentras nada?” Me pregunto con una angustia que estremeció todo mi ser mientras su mano por inercia apretaba la mía en señal de apoyo y soporte para esta batalla en contra de mis demonios.

“No, creo que Shin tenía razón yo tan solo soy el desempleado primo fracasado” Divague en voz alta apoyando mi rostro sobre mi mano “¿Sabes? Siempre le tuve un poco de envidia por eso, pero me daba vergüenza admitirlo en voz alta” Musite percibiendo como una poderosa punzada se posicionaba en mi cabeza como si hiciera presión en cada uno de mis pensamientos.

“¿Celos de qué?” Indago el más bajo relajando sus facciones ante la demacrada expresión que le ofrecía.

“Mi familia es un tanto complicada; ellos viven de apariencias y renombre, para ellos lo más importante es cuanto ganas, donde vives, con que honor los vas a deleitar y yo jamás he sido un hombre que se preocupé por esas superficialidades” Proclame mordiendo mi labio con pesadumbre ante cada mirada de decepción y desaprobación que ellos me arrojaban al convertirme en la sombra de mi perfecto primo.

“Los méritos no lo son todo” Me trato de animar el castaño con una pequeña sonrisa que erizo mi piel.

“Yo lo sé, sin embargo, dolía demasiado siempre estar debajo de él, que todos hicieran la comparación y me pidieran ser tan bueno como él, eso aún me atormenta un poco y temó jamás poder ser tan bueno como Haitani” EL menor frunció el ceño ante mis descuidadas palabras para tomar mi rostro con seguridad y determinación.

“No me puedes pedir que yo sea más seguro si tú eres igual de temeroso que yo” Proclamo con un gélido en su voz que paralizo mis sentidos “No quiero que me des alguna clase de discurso hipócrita, yo comprendo que tengas miedo pero si tanto vas a vacilar mejor no intentes involucrarte con una persona destrozada como yo”

“Ritsu eso no fue lo que” El menor me impidió continuar haciendo una pequeña seña con su cabeza incitándome a guardar silencio.

“Takano yo soy una persona sumamente insegura, he aprendido que debo reprimir cada uno de mis sentimientos para no causarle problemas a los demás, he tratado de ser perfecto en vano, he buscado satisfacer a un hombre sin límites y tú me has tratado de levantar con tus palabras de ánimo y tu incondicional apoyo; no vaciles ahora en quien eres” Me pidió consiguiendo que un fuerte golpe estrujara mi corazón.

“No es que vacile, es que son pruebas irrefutables, son hechos reales los que me dicen que jamás llegaré a ser lo que es Shin” El castaño libero una pequeña risa recorriendo mi rostro con ternura con su mano; logrando que cada uno de sus tactos hiciera que mi piel cosquilleara.

“No seas como él por favor” Murmuro embriagándome con sus palabras “¿Por qué querrías cambiar si así para mi eres perfecto?” Sin poder contener o disimular mi sorpresa y felicidad abrí con ímpetu mis ojos y mis labios.

“¿Qué clase de declaraciones son esas?” Le pregunte embobado por su hipnótico sonrojo mientras mi mano acariciaba la suya impidiéndole huir.

“Pienso que esas diferencias que tú tienes con tu primo son las que te hacen ser tan especial y distinto a todo lo que he conocido; no cualquiera se ofrece a salvarme de esa manera pero tú sí lo hiciste sin si quiera vacilar; Takano tú has hecho más cosas por mí de las que te imaginas” Me incline levemente sobre el cuello del menor para acariciar su nariz en contra de la mía y respirar sobre su rostro cegado por el éxtasis.

“Lo hago con gusto porque eres tú” Declare sin comprender la razón por la que todo el resto del mundo había desaparecido para que me centrara en ese dulce joven quien me estaba ilusionando y llevando a castillos sobre nubes sin comprenderlo.

“Lo que quiero te decir es que esas cosas como el renombre, tener el mejor empleo y la casa más grande no son importantes porque lo que cuenta es lo que tú tienes adentro; así que deja esas inseguridades y celos sin fundamento por Shin y ten más confianza en todo lo que eres Takano” Un suspiro soñador escapo de mi garganta impidiéndome separarme de aquel muchacho y permitiendo que un agradable calor recorriera toda mi sangre.

“Aunque me digas eso continuo siendo un desempleado” Farfulle provocando que un puchero fuera trazado sobre sus labios y golpeara mi hombro enfadado por haber destrozado aquel mágico ambiente.

“Eso es cierto” Susurro con melancolía “Yo no te puedo ofrecer un empleo muy grande como el que tiene Shin, pero si quieres puedo pedirle a mi jefe que te de algo en la librerías, así trabajarías bajo mi tutela y aprenderías más rápido” Parpadee atónito por sus palabras ladeando mi cabeza en señal de incertidumbre.

“¿Qué fue lo que dijiste?” Le pregunte sin ser capaz de creer la clase de persona que era este risueño castaño.

“Puedes trabajar conmigo desde la otra semana; yo soy capaz hacerte una carta de recomendación e ingresarte en el sistema, no creo tener problemas, mi jefe es un hombre bastante amable y hace un par de meses que busca ayuda extra” Sin poder contenerme me levante de mi silla para rodear el cuerpo del más bajo entre mis brazos.

“Muchas gracias” Susurre aspirando con necesidad el aroma de sus cabellos mientras mis manos recorrían con descaro su espalda “Gracias por ser una persona tan linda y amable conmigo todo el tiempo Ritsu”

“No fue nada” Musito estremeciéndose ante cada uno de mis mimos  “Takano no fue la gran cosa, no es que te vayas a hacer millonario con un modesto trabajo de vendedor” Me contradije alzando su rosto con vergüenza sobre mi acelerado pecho.

“Para mi si lo es; para mí estas cosas significan más de lo que te puedo decir” Musite rozando sus labios en un apenas perceptible tacto que electrizo cada uno de mis sentidos ante lo dulce y cálido que era.

“Deja de hacer esa clase de cosas” Susurro apretando mi camisa con algo de angustia mientras trataba de desviar su mirada en vano.

“Soy tu novio, tengo que hacer esta clase de cosas” Pregone con satisfacción revolviendo sus cabellos con esmero “Es mi deber amarte con todo lo que soy cada uno de mis días” El menor suspiro con agobio entre mis brazos.

“No sé cómo puedes mantener tu semblante tan inmutable todo el tiempo; para mí esto es tan difícil” Susurro logrando que mis castillos se derrumbara y comenzara a caer al percatarme de mi realidad.

“Es cierto; esto es todo por la actuación” Musite en un apenas audible hilo de voz quebrada separando al menor de mis brazos.

“¿Takano?” Me llamo con preocupación acariciando mi mejilla “¿Qué te pasa?” Me interrogo con temor mientras sin saberlo descontrolaba a este demente corazón que se niega a razonar cuando esta  su lado.

“No es nada; tan solo me quede pensando en un par de cosas estúpidas” El castaño tensó su estructura irritado al escuchar mis evasivas e hipócritas respuestas; no debo recaer en esta clase de emociones.

“Pusiste una expresión tan dolorosa que me asusté” Susurro provocando que una risa irónica escapara de mis labios.

“Ritsu yo voy a la habitación; olvide algo” Pregone deseando salir de ese lugar para descansar un par de minutos de sus encantadoras orbes jades y así despejar mi mente de pasiones que no me corresponden.

Al caminar por el pasillo percibí como un fuerte agarre en mi muñeca me empujaba hasta una de las solitarias habitaciones de aquel elegante departamento con cólera y frustración; con las cejas arqueadas repase con asco la pieza de Shin.

Alcé mi mirada encontrándome al imponente hombre de orbes escarlata apoyado sobre la puerta para impedirme que saliera de su dormitorio y me pudiera encarar como lo debimos hacer hace muchos años en lugar de quedarnos tatuados con esos cinismos.

“¿Ahora nos espías en tu tiempo libre?” Lo interrogue con malicia conociendo el posesivo y meticuloso carácter que el falso chico tenía para protegerse como si fuera un mecanismo de seguridad en contra de los venenosos aullidos de sus demonios.

“No los estaba espiando; tan solo pasaba de casualidad por ahí cuando escuche su empalagosa conversación de pareja” Farfullo con molestia tensando todo su cuerpo con el objetivo de intimidarme como siempre lo ha conseguido.

“Agradecería que nos dejaras tener nuestra intimidad” Proclame sabiendo que tan solo aplastaba su poderoso orgullo con el constante recuerdo de que Ritsu era mío en aquella falsa relación que tratábamos de sostener.

“Y yo agradecería que dejarás de actuar como un idiota todo el tiempo” Me contradijo con esas palabras infantiles sin sentido al no ser capaz de rebatirme ante la escases de argumentos que presentaba.

“¿Qué es lo que quieres?” Le pregunte cruzándome los brazos y alzando una ceja con desinterés sabiendo que eso lograría que él enloqueciera.

“Que te largues” Pregono con seguridad bufando con fastidio “Quiero que te vayas de mi casa y no vuelves jamás, si el dinero es el problema mi vago primo; yo te pago un mes en un hotel pero no te atrevas a volver acá” Una sarcástica risa escapo de mi garganta ante esta clase de peticiones llenas de egocentrismo.

“¿Por qué mierda me tendría que ir?” Lo ataque con un aura llena de superioridad logrando que sus piernas temblaran sutilmente en contra de su puerta.

“Porque antes de que tú llegaras las cosas con Ritsu eran perfectas y ahora contigo ya ni si quiera me le puedo acercar” Farfullo con pesadumbre el más alto consiguen que una sonrisa socarrona se trazara sobre mis labios.

“¿Las cosas estaban bien?” Pregone con asco ante sus hipocresías; apretando con cólera mis puños al recordar las lágrimas que el castaño derramó destrozado cuando se fue corriendo después de esa pelea con Haitani.

“Sí; las cosas eran perfectas para nosotros dos; Ritsu me importa, teníamos una relación un tanto extraña pero  a ambos nos convenía eso” Con rabia golpeé la pared más cercana que tenía en aquella habitación deteniendo las mortíferas palabras del mayor.

“Las cosas no les convenían a ambos” Declare con certeza arqueando mi ceño “Tú eres demasiado ególatra como para darte cuenta pero ese muchacho perdidamente enamorado de ti sufría con cada uno de tus cinismo; Shin abre los ojos, ni si quiera puedes decirme lo que eran por tu cobardía; tú no lo mereces” El hombre de cabellos rojizo se colocó a la defensiva con mis discursos subiendo sus invisibles muros.

“¿Y tú si lo mereces?” Me pregunto con malicia “Un hombre sin futuro alguno; un chico que vino porque nadie lo quiso contratar en su pequeño pueblo, el marginado de la familia, el don nadie; ese eres tú” Declaro sabiendo que tan solo reabría un par de viejas heridas con la toxina que liberaba sobre mi piel.

“Al menos conmigo sí puede sonreír con honestidad” Masculle caminando hasta su organismo para confrontarlo.

“Takano deja de joderme, sé que no están enamorados y que esté seguramente fue un desesperado plan de Ritsu” Pregono con la intención de destrozar mi rostro lleno de seguridad y mis firme e imponentes pasos.

“Puedes pensar lo que tú quieras” Declare  respirando sobre su rosto de manera desafiante sin permitirle que observara a través de mis penurias y  lastimeras mis mentiras; negándole las afligidas expresiones por las que tanto clamaba.

“Onodera está enamorado de mi” Proclamo sin medir el daño que me hacía con esa clase de infernales verdades con las que ardía cuerpo ante cada uno de los tactos que me había ofrecido  alguien que no me pertenecía.

“Eso puede ser verdad por ahora” Pregone intentando con fuerza sostener esta penosa actuación para proteger a Ritsu; ya no permitiría que le hicieran más daño; nunca más dejaría que él derramara una solo jodida lagrima por este petulante idiota.

“Claro que es verdad, ¿Qué acaso no ves cómo me mira y sonríe?” Me pregunto inclinándose sobre mi rostro como si fuera un furioso animal marcando su territorio contra un peligroso contrincante; esa actitud tan altanera, no la soporto.

“Puede que te amé ahora pero él ya decidió darme una oportunidad y no la pienso desperdiciar como tú lo hiciste con él” Proclame contemplando como su seguridad se derrumbaba al frente mío junto con esa falsa intimidad.

“No conseguirás que él se fije en ti; Onodera ya me entregado todo lo que tiene; no me botara por otro hombre solo por una pequeña pelea y una diminuta separación” Reí con ironía sobre mi primo apartándolo de la salida.

“Eso ya lo veremos” Masculle con una mirada desafiante “Además quien escoge con quien quedarse sin importar cuanto lo desees no eres tú”

“Takano eres un maldito” Farfullo dispuesto a golpearme hasta que el ruido del insistente timbre nos sacó de nuestro tiránico ambiente lleno de tensión “¿Qué clase de desconsiderado invitado eres si traes a más personas?”

“Yo no he invitado a nadie” Proclame confundido tratando de recordar mis desesperanzadores planes en busca de obtener el estoico y fragmentado corazón del castaño en este torcido juego en donde tan solo buscaba amistad.

“Déjame pasar” Me ordenó apartándome de su habitación para salir con pesadumbre al pasillo en donde el menor hablaba con un hombre de uniforme azul con el logo de los correos sobre su pequeño gorro.

“¿Qué paso Ritsu?” Pregunto el hombre de cabellos rojizos consiguiendo que el castaño se tensara y sus mejillas enrojecieran ante la repentina falsa preocupación que mostraba aquel hipócrita por los celos.

“Llego un paquete que va dirigido a tu nombre Takano” Pregono indicándome que firmara el contrato que le extendía el desconocido; sin refutar me limite a obedecer sus órdenes con satisfacción esperando con ansias mi pedido.

“¿Se puede saber con qué dinero vas a pagar ese paquete?” Me pregunto el más alto con molestia alzando una de sus cejas con cólera.

“Yo tenía un par de ahorros escondidos” Proclame recibiendo con una pequeña sonrisa un enorme y brillante ramo de resplandecientes rosas de un hermoso tono escarlata las que emanaban un aroma lleno de dulzor.

“¿Te compraste flores?” Me interrogo divertido Shin intentando acercarse a mi supuesta pareja en vano ante su indiferente carácter.

“No” Proclame extendiéndoselas al castaño “Te compre flores a ti” Las mejillas del menor se ruborizaron ante mis palabras recibiendo atónito el envío que había encargado desde que comenzamos con este teatro.

“¿Porque?” Musito confundido sin quitarle la mirada al hermoso ramo al encontrarse encantado por los delicados rasgos de las fragantes rosas “Hoy no es un día especial como mi cumpleaños o algo así”

“Porque cada día a tu lado es más especial que el anterior” Murmure besando con afecto su frente para aferrarme de su cintura con recelo fulminando a mi primo con la mirada como si me encontrará protegiendo lo que era mío.

“Esas cursilerías a él no le gustan” Me contradijo Haitani sentándose con poderío sobre el sofá al no codiciar dejarnos solos en un romántico trance “Ritsu detesta todo lo que tenga que ver con plantas porque es demasiado hostigoso”

“Nunca nadie me había dado flores” Musito con una sonrisa que nos estremeció a ambos “Son realmente bonitas” Susurro liberando una melódica risa que nos embeleso a mí y a mi primo ante lo armónica que era.

“Pero a ti esa clase de tonterías no te gustan” Pregono angustiado mi primo mientras todas sus certezas se esfumaban con la tenue brisa del viento “Tu jamás manifestaste tener esa clase de intereses, ¿Cómo se supone que las personas tengan esos detalles contigo si eres tan cerrado con tus gustos?”

“Es porque nunca he sido de quienes exigen estas muestras de afecto; pienso hay cosas que no se deben forzar o borran lo risueño del regalo; hay cosas que no se pueden pedir” Susurro con una amarga expresión apretando con fuerza el ramo.

“Si me las hubieras pedido yo te habría traído más bonitas” Se quejó mi primo sin ver como las ofuscaciones del menor se destrozaban ante cada uno de sus desabridos recuerdos mientras su lucidez se esfumaba en el denso ambiente.

“Vamos a ponerlas en agua” Pregone tomando del brazo al castaño para encerrarnos en la cocina en donde no pudo borrar esa melancolía expresión de sus facciones.

“Dime Takano” Musito dejando las flores sobre la mesa “¿Crees que todo esto fue mi culpa?” Me pregunto con rabia apretando sus puños con fuerza mientras el brillo de sus ojos se empañaba con sus lamentos.

“Ritsu ¿De qué rayos estás hablando?” Le pregunte acercándome a su temblorosa estructura para acunarlo entre mis brazos.

“No puedo evitar pensar que esto sea mi culpa” Murmuro aferrándose con desesperación a mi espalda “Quizás Shin tiene razón y debí pedirle directamente las cosas; quizás me estoy quejando sin fundamente y estoy dejando ir al amor de mi vida por cobardía y capricho” Mi piel se erizo al apreciar como el más bajo hundía su rostro en mi camisa.

“No digas esa clase de cosas” Le pedí acariciando sus cabellos “Él es un experto manejando tus emociones, sabe cómo hacerte sentir culpable porque así lo ha hecho durante cinco años Ritsu” Pregone correspondiendo al agarre con temor a que se esfumara entre mis brazos como si fuera un hermoso sueño.

“¿No crees que le debí haber pedido esas cosas? Tal vez sí soy demasiado reservado y por eso jamás fui lo suficiente” Con reproche alcé el mentón del castaño para que observara la seriedad de mis expresiones.

“Tú le pediste una cosa en todos estos años; tan solo le pediste que te llamara como lo que eras y él muy cobarde no se atrevió, ¿Crees que expresándole que querías esa clase de muestras de pareja sin que él  aceptara lo suyo se solucionarían sus conflictos?” Lo interrogue percibiendo como se estremecía entre mis brazos.

“Quizás” Murmuro con la mirada levemente cristalizada; yo comprendo que esto es algo muy doloroso para él; que él piensa que Shin es el amor que va a marcar su historia, sin embargo, que se profese así de lastimado por otro hombre me duele sin razón alguna.

“Deja de lastimarte así” Le pedí acariciando sus mejillas con mis dedos “No digas que es tú culpa cuando son sus fallas, no lo defiendas porque él no lo merece; esos detalles no se piden; esas cosas se hacen del corazón” Pregone logrando que sus ojos se abrirán con sorpresa y su rostro se encendiera con inocencia.

“Realmente ¿Por qué me las regalaste?” Me pregunto sin apartarse de mi protector y posesivo abrazo.

“Porque pensé que te agradarían” Musite con sinceridad “Cada mañana me he fijado qué lo primero qué miras son las flores que hay en mi ventana, por eso pensé que estas te gustarían tanto” El castaño pasmado parpadeó un par de veces para después intentar esconderse en mi camisa con vergüenza.

“¿Qué clase de persona nota esos detalles?” Se quejó negándose a alzar el mentón para apreciar mi satisfecha expresión.

“El hombre que te debe cuidar” Musite aspirando por razones que temí admitir el dulce perfume que emanaba su cuello mientras mis manos delineaban su silueta con una poderosa necesidad sin fundamente alguno.

“No me gusta que derroches tus ahorros en mí; permíteme pagarlas” Me pidió con terquedad tomando mis hombros con seguridad.

“No pagaras algo que te di porque quería verte sonreír” Confesé permitiendo que cada uno de mis pensamientos saliera de mi garganta “¿Sabes? Cuando salimos a nuestra primera cita fue la primera vez que te vi así de despreocupado y extasiado; fue una imagen realmente hermosa; yo lo único que pude pensar en ese momento fue que desearía que te quedaras así por siempre” Pregone con impotencia al haber permitido que esa clase de pensamientos fueran liberados.

“Takano” Me llamo el castaño sonriéndome con una desconocida calidez “Gracias por comportante así conmigo” Musito aferrándose de mi mano “Gracias por ser como eres y apoyarme en esta estupidez” Susurro besando con afecto la palma de está provocando que un agradable cosquilleo posesionara mi tacto.

“No es nada” Susurre embobado sin querer apartarme de su lado al acostumbrarme a lo suave de su piel y a la fragancia de su cuerpo.

“En verdad eres un gran amigo” Pregono consiguiendo que un amargo sabor llenara toda mi boca y un naciente dolor atacara mi oprimido pecho “Pienso que este plan tuyo de la amistad puede funcionar”

“Si” Masculle sin comprender porque me ardía tanto el corazón o porque la decepción era la única sensación que tenía.

Notas finales:

A veces uno se pierde en la actuacion y Takano esta dejando que esto lo absorva, sin embargo, ver si de sensible a Ritsu el afecta mucho porque el castaño le importa.

Asi que veamos a donde nos lleva el juego ahora que trabajaran juntos.

Espero que les haya gustado; ojala comenten y mil gracias por leer


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).