Capítulo 9:
Llegó la tarde, y junto a ella un pequeño niño de cabellos azabaches llegó a su casa. Su madre le contó la situación de su hermano, y él rápidamente corrió a la habitación del mayor.
-¡Vegeta, trajiste a tu amigo a casa! –Gritó entusiasta, asustando a los dos jóvenes que estaban sentados en la cama, haciendo tarea. -Ahora los tres podemos jug…
-Es mi amigo Tarble, no tuyo. –Dijo Vegeta con molestia en su voz, sin voltear a verlo. No le gustaba que su hermano entrara furtivamente a su habitación, por eso lo quería sacar.
-Pero Vegeta, yo quiero jugar con ustedes. –Dijo con un leve puchero, acercándose a ellos. - Mira, podemos jugar videojuegos, mi hermano tiene unos de pelea increíbles. –Propuso sonriente dirigiéndose a Goku,
-Pero ahora estamos haciendo tarea –Comentó Goku algo apenado, pero mirando al pequeño con una sonrisa. Le parecía muy adorable ese niño tan alegre, y le provocaba cierta nostalgia.
-Déjenla un rato, vamos a jugar afuera a policías y ladrones. –Volvió a proponer, colocándose a un lado de su hermano para ver qué hacían -O si quieren los ayudo –Se ofreció amigable, todo con tal de pasar un momento con su hermano y su nuevo amigo.
-¿Por qué serás tan chusma? Largo, quiero hacer la tarea en paz. –Le dijo con tono cansado, cómo odiaba que su hermanito menor se metiera en todos sus asuntos. Tarble dirigió una mirada a Goku.
-¿A ti te caigo bien, Goku? –Preguntó con una linda sonrisa, acercándose a él.
-Ehh, sí. Pareces divertido – Respondió con sinceridad el mayor, Tarble sonrió mucho más entusiasta y miró a su hermano victorioso
-¡Lo ves, Vegeta! No quiero molestar, quiero ayudarte a entretener a tu amigo. La tarea aburre, ven a ver mi cuarto y jugamos –Propuso nuevamente, tomando del brazo a Goku. Vegeta rodó los ojos y cerró su libro.
-¿Quieres jugar con ésta pulga? –Le preguntó a Goku, quien asintió con una sonrisa. -Bien, tú ganas enano. Más te vale no aburrirnos. –Se levantó desganado, siempre su hermanito le ganaba… Tarble salió antes que ellos, Goku y Vegeta seguían en el cuarto.
-No creo que sea malo… me recuerda mucho a mí –Comentó nostálgico Goku. Recordaba su épocas de niño, cuando era más pequeño que Tarble, era muy alegre y entusiasta…
Vegeta no le dijo nada, simplemente salieron de la habitación…
**
Llegó la noche… Toda la tarde la habían pasado jugando, Tarble quería apoyar a su hermano mayor en su nueva amistad, por lo que se había mantenido junto a ellos. Vegeta se lo agradecía mucho, aunque fingiera que le molestaba.
Los cuatro estaban a punto de cenar, cuando repentinamente se oye la puerta de entrada.
-Ya volví Virginia. –Avisó un hombre de cabellos en forma de flama, llegando al comedor. Goku se quedó sorprendido al ver el parecido de Vegeta con su padre - Oh, Tarble veo que trajiste un amigo –Comentó con una leve sonrisa el hombre, mirando a Goku.
-Es mi amigo Goku, papá. –Corrigió Vegeta. Su padre se quedó algo sorprendido por unos segundos.
-¡Ah! Cierto, lo olvidaba. Tu eres el tal Goku del que Vegeta no para de hablar, ¿verdad? –Dijo chistoso el hombre mayor, todo para molestar a su hijo. Vegeta arrugó el entrecejo.
-¡Papá! –Exclamó con molestia, y un notorio sonrojo en las mejillas. Su padre se burló de verlo así, mientras Goku miraba su expresión sin entender.
-Ya ni un chiste se puede hacer en esta casa. –Volvió a mirar a Goku, ésta vez quedándose algo extrañado. Goku se sentía algo incómodo con la mirada de ese señor -Tu rostro se me hace muy familiar, chico… - Murmuró de repente, intentando recordar dónde lo había visto. Goku no comprendió, pero al cabo de unos segundos el hombre sacudió la cabeza. -Bah, debe ser mi imaginación. Veo tanta gente en mi trabajo
El hombre mayor se sentó en su típico lugar, solo unos segundos después su esposa llegó con la comida para todos. Pero antes de empezar a comer…
-Amor, hay algo que debes saber… -Habló Virginia dirigiéndose a su pareja. El de cabellos en flama mayor lo vio con incomprensión, pero la mujer no llegó a hablar ya que su hijo la interrumpió.
-Sí, G-goku se quedará a dormir en la casa. Eso es. –Dijo nerviosamente Vegeta, su padre lo miró muy extrañado.
-Eso ya me lo suponía, no necesitaban decírmelo. –Contestó algo aburrido, para seguir comiendo sin percatarse de nada.
Su madre y Goku lo miraban bastante confundidos, ¿por qué no había dicho la verdad? Virginia prefirió no meterse, otro día hablaría con su hijo
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Ya era la hora de dormir, Goku iba a dormir en el cuarto de Vegeta, como un amigo normal. Vegeta había colocado un colchón a un lado de su cama y preparó las sábanas para que Goku pudiera dormir ahí… En ese momento ambos se encontraban en sus camas, mirando televisión.
-Vegeta… -Llamó de repente el de cabellos alborotados. Vegeta bajó el volumen de la televisión y giró la cabeza para verlo. -¿Por qué le mentiste a tu padre? ¿Él no sabe que tú eres… -Preguntó bastante intrigado, sin terminar la oración. Por alguna razón, le apenaba decirlo. Vegeta volvió a mirar hacia el frente, y apagó el televisor.
-Sí lo sabe, pero no quiero que sepa que me descubrieron aquí…-Respondió acostándose en su cama - No sé, siento que se enojará y querrá sacarme de ésta escuela y volver a mudarnos… Y yo no quiero irme ahora… -Explicó algo apenado. Esa había sido su razón, temía que su padre volviera a llevarlo a otra ciudad y tener que separarse de Goku…
Goku simplemente asintió y se acostó de lado, mirando hacia la cama de Vegeta -Tu hermanito es muy divertido, Vegeta –Comentó alegre, recordando cómo la habían pasado con ese pequeño.
-Es un enano lleno de energía. –Dijo chistoso, para después dar un suspiro. -A veces lo envidio… -Murmuró, acomodándose al borde de la cama para poder ver a Goku - Goku, ¿Te gustó pasar el día aquí? –Preguntó con cierta timidez, temiendo que pudiera haberse aburrido.
-Claro que sí Vegeta, me gusta mucho pasar tiempo contigo – Dijo sonriente, con mucha inocencia. En verdad le gustaba pasar tiempo con Vegeta, y sentía que estaba bien decírselo.
Vegeta se sonrojó levemente, pero a la vez sonrió. -A mí también… Hasta mañana – Se acurrucó en su lugar, pero aún no cerraba sus ojos. Goku se acomodó y en poco tiempo se durmió, con una sonrisa en su rostro.
La luz de la luna se filtraba por la ventana, iluminando solo un poco el rostro de Goku. El de cabellos en forma de flama se mantuvo unos minutos mirándolo dormir, no había demasiada luz pero podía ver su rostro sereno y ver cómo respiraba acompasadamente. Se veía tan hermoso con su rostro inocente y puro. Sin duda, era el tipo de chico dulce y tierno con el que había soñado.
Sus mejillas ardían de solo pensar en ello. No podía evitarlo, tal vez era porque estaba enamorado, pero simplemente no le encontraba ningún defecto. Le encantaba su forma de ser, la forma en que lo trataba. La manera en que lo había aceptado, sin mirarlo diferente… –Sería perfecto si sintieras algo por mí…
Luego de unos segundos más, cerró sus ojos. Deseando que algún día, su sueño se cumpla…
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La mañana del sábado llegó, Goku fue el primero en despertar. Levantó solo un poco la vista y se encontró con Vegeta, aún dormido. Seguía acurrucado muy cerca del borde de la cama. Goku observó su rostro dormido por unos momentos, se veía tan tranquilo, su ceño no estaba fruncido como normalmente, se veía muy relajado.
Goku no podía dejar de verlo, y tampoco quería dejar de hacerlo. Mientras lo miraba dormir, comenzó a pensar en lo que había sucedido el día anterior, aquel descubrimiento. Aún no cabía en cuenta, no se hubiera imaginado jamás que Vegeta era así, pero ahora que lo sabía poco a poco las pistas encajaban.
Vegeta temía acercarse a ciertos alimentos con formas que ahora entendía eran sugerentes. En veces, Trunks y sus secuaces insinuaban que Vegeta era gay por no aceptar a ninguna chica, en esas situaciones Vegeta intentaba cambiar el tema de cualquier forma. También, nunca hablaba de “novia” siempre decía “pareja” cuando tocaban aquel tema.
Y recordó todo lo que había dicho Vegeta, ¿cómo había pensado que él no querría juntarse más con él, solo por ser gay? Sonrió levemente, Vegeta era algo desconfiado, se veía que no creía mucho en sí mismo por todo lo que le habían dicho y hecho. Pero él nunca dejaría de ser su amigo, no quería alejarse de Vegeta, lo conocía lo suficiente y sabía que era una buena persona. El menor lo había aceptado tal cómo era, y él haría lo mismo.
Unos segundos después, Vegeta despertó al sentirse tan observado, encontrándose directamente con la mirada de Goku. Al ser descubierto, Goku desvió la vista rápidamente, algo nervioso.
-Em… Buenos días –Dijo el de cabellos alborotados en voz baja, mostrando una leve sonrisa.
-¿Estabas despierto hace mucho? – Preguntó algo avergonzado Vegeta. Goku se las ingenió para dejar de lado su nerviosismo y mirarlo nuevamente.
-Hm… No, unos minutos nada más –Mintió con tranquilidad, volviendo a mirar al menor fijamente. Ambos permanecieron unos segundos solo viéndose, extrañamente ninguno podía ni quería separar la mirada del otro.
Pero luego de unos momentos, Vegeta se levantó –Vamos a desayunar
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Semanas pasaban, su amistad progresaba cada vez más. Ahora que ya sabían más del otro, no había tanta vergüenza como al principio. Goku iba a su casa más seguido, los padres de Vegeta lo permitían ya que era la primera vez que podían ver a su hijo tan feliz, ya ni le importaban las interminables burlas que le hacían en la escuela mientras Goku estuviese con él.
Todo había sido felicidad, exceptuando las molestias de los brabucones. Eran inseparables, era muy difícil lograr que se alejen el uno del otro, eran grandes amigos. Vegeta había ocultado sus sentimientos, los guardaba bien adentro para no arruinar su amistad, jamás los dejaría salir.
Pero, tristemente, no todo es color de rosa.
Era una mañana normal, Goku salió de su casa con un sonrisa como acostumbraba, y se cruzó para esperar a Vegeta salir. Esperó varios minutos, creyó que tal vez estaba atrasado por lo que decidió esperar más… pero se preocupó cuando siguieron pasando los minutos y él no salía.
-¿Se habrá quedado dormido? – Se preguntó algo extrañado, jamás había sucedido. -¿O salió antes? – Eso lo preocupó aún más, ¿Vegeta no lo había esperado? ¿Se había ido solo?
Decidió acercarse a la casa, y tocar la puerta. Nada, nadie le respondió. Tocó el timbre varias veces, golpeó la puerta e intentó mirar por las ventanas, pero estaban cerradas y tapadas por las cortinas.
-¿Por qué no hay nadie? – Estaba más que confundido, siempre había alguien en su casa, nunca estaba sola… Suspiró resignado, y siguió el camino hasta la escuela, ya se le había hecho tarde. -Tal vez, solo tuvieron un inconveniente y tuvieron que irse de la casa.
Esa conclusión era la más lógica, seguro se habían ido por alguna emergencia. Mañana volvería. Le sacó importancia al asunto y siguió caminando. Llegó a la escuela, la puerta seguía abierta por pura suerte. Entró y apenas ingresó al salón la profesora lo regañó.
-¿Qué horas de llegar son éstas? –Preguntó muy molesta, Goku solo agachó la cabeza.
-Se me hizo tarde… pero no volverá a suceder. –Respondió apenado. Era la primera vez que llegaba tan tarde. La mujer lo miraba dudosa, decidiendo si dejarlo pasar o no…
-Seguro se le hizo tarde con su novio –Gritó uno de los chicos, consiguiendo las risas de muchos de sus compañeros. Desde que se supo que Vegeta era gay, siempre burlaban a Goku con ser su pareja.
-¿Estuvieron pintándose las uñas hasta tarde? –Agregó la joven peliverde, logrando las risas de sus amigas. Goku solo arrugó el entrecejo, sin prestarle atención a las burlas tan repetitivas.
-Siéntese, y que no vuelva a suceder. –Ordenó la maestra, Goku se apresuró y tomó su asiento normalmente…
-Esto será aburrido sin ti, Vegeta.
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La hora del receso llegó. Goku salió a paso lento al patio, siendo seguido como siempre por las miradas y los murmullos de sus tontos compañeros. No les dio importancia, y llegó a su lugar de siempre, donde siempre pasaban los recesos junto a Vegeta.
-Es muy raro que no haya nadie en la casa… espero no haya pasado nada grave… -Volvió a pensar con mucha preocupación, recordando que nadie lo había atendido. Temía que pudieran haber tenido una emergencia, como un accidente o algo, y que hubiesen tenido que correr al hospital.
En eso, se preocupó aún más de solo pensar que algo le pudo haber sucedido a Vegeta… Y mientras pensaba, no se percató de tres presencias paradas frente a él.
-Así que estás solito… -Comentó de repente una voz burlona, Goku salió de su transe y arrugó el entrecejo al reconocer a esas tres personas.
-¿La niña se fue al salón de belleza? –Preguntó chistoso Zarbon, quitándole unas cuantas risas a sus compañeros. Goku se contuvo para no gritarles una grosería, estaba cansado de que siempre dijeran lo mismo.
-¿O se fue a pintar el cabello? –Agregó Trunks, volviendo a reír. Goku solo rechinó los dientes, levantándose del césped.
-Ya basta con eso, que sea gay no significa que no sea hombre. – Intentó defenderlo, pero solo logró que los otros tres comenzaran a reír con fervor en su cara.
-Estar con él te hace mal, ¿no me digas que seguirás su camino desviado? – Preguntó arqueando una ceja, insinuador.
-¿No te da asco comer con él? –Inquirió con cierto asco y burla Krilin, Goku se molestó aún más.
-Eso no tiene sentido, ustedes no conocen a Vegeta. – Él sabía cómo era Vegeta, lo conocía lo suficiente como para asegurar que él no era así. Los otros tres rodaron los ojos y se acercaron peligrosamente a Goku.
-Bah, es imposible, te debes estar enamorando. –Murmuró entre dientes Zarbon, dándole un fuerte y sorpresivo golpe en el abdomen a Goku. El de cabellos alborotados se inclinó hacia delante, pero antes de caer, Trunks lo sostuvo de forma brusca de los cabellos.
-Tendremos que ayudarte a enderezar el paso –Susurró de forma tétrica, volviendo a golpear una y otra vez el mismo punto. Goku solo podía cerrar los ojos y aguantar el dolor, igual que siempre.
Trunks lo soltó y lo lanzó al piso de forma salvaje, pero antes de continuar con su golpiza notó una mirada molesta sobre ellos a lo lejos.
-Vámonos, el rector nos vigila. –Susurró con frustración Zarbon, él también quería golpearlo pero ahora debía abstenerse para no tener problemas. Los tres se alejaron un poco de Goku.
-Mañana le daremos una lección a tu “noviecita” –Avisó con una sonrisa socarrona el peli-lila. Él y sus secuaces se alejaron unos cuantos metros, perdiéndose en algún lugar de la escuela.
-Idiotas… -Murmuró furioso, levantándose con suma dificultad del piso. Se sostuvo del árbol, mientras mostraba una expresión de dolor. –Nunca entenderán… - Presionó los dientes, como si eso lo ayudara a apaciguar el dolor, y recargó la espalda contra el árbol mientras normalizaba su respiración.
-Mañana le preguntaré qué le pasó, espero esté bien…