Capítulo 10 : Sin ti ya no tiene sentido vivir…
El día escolar se había terminado, Goku y todos sus compañeros salieron de clases. El de cabellos alborotados se apresuró para irse, se encontraba más que preocupado por Vegeta.
-Ojala estés bien – Pensaba en el camino, intentando no alarmarse, trataba de convencerse de que su amigo estaba bien y ya había regresado… -Seguro ya volvió, me dirá que tuvieron una emergencia y nada más… - Se dijo a sí mismo, algo nervioso y preocupado.
Por alguna extraña razón, tenía un mal presentimiento. No podía describirlo, sentía una opresión en el pecho que le decía que algo saldría mal... Temía que la historia de su vida se repitiera con Vegeta; temía que el menor se fuera y lo abandonara, igual que todos los demás…
-No, seguro está bien, ya regresó… - Se repetía frenéticamente, entre nervioso, angustiado y preocupado. Se sentía peor a cada paso, apresuraba el caminar para llegar pronto y confirmar que Vegeta seguía con él.
Inevitablemente, sus manos comenzaban a sudar de tan solo pensar en lo peor. Sabía que apenas en la mañana Vegeta había “desaparecido”, por lo que no debería preocuparse tanto… Pero no podía evitarlo, tantas veces lo habían abandonado y destruido sus esperanzas, que no soportaría que volvieran a desilusionarlo…
Suspiró largamente, y paró su caminar al llegar a la casa de Vegeta. A pasos lentos se acercó a la puerta, y se paró frente a ella con cierto temor. Volvió a suspirar, dándose ánimos a sí mismo, y golpeó la puerta.
Nadie respondió.
Volvió a tocar con un poco de desesperación…
Nada.
No había ni una luz encendida, las ventanas estaban cerradas y las persianas seguían bajas, al igual que en la mañana… Sintió su corazón acelerarse, eso estaba mal, muy mal… Pero al poco tiempo dibujó una media sonrisa en su rostro.
-Seguro son imaginaciones mías, regresará mañana, o a más tardar en unos días. – Se dijo con mucha confianza, tranquilizándose un poco. No podía desesperarse tanto, ni siquiera había pasado un día desde que Vegeta se fue.
Ya no se sentía tan angustiado… Sin embargo, por más que intentara olvidarlo, ese mal presentimiento seguía ahí, en lo más profundo de su corazón, palpitando una triste situación que no quería ni imaginar…
Llegó a su hogar, e ingresó con normalidad igual que siempre. Su madre apareció rápidamente para darle ese abrazo de bienvenida que siempre solía darle.
-¡Goku! Qué bueno que llegaste, tengo una gran noticia. –Avisó con mucha emoción, soltando solo un poco el agarre. Goku la miró muy intrigado.
-¿Qué es mamá? ¿Raditz consiguió pareja? –Inquirió sarcástico, olvidando por completo sus preocupaciones. Su madre agrandó su sonrisa
-No, ambos sabemos que será imposible. –Comentó chistosa, alejándose un poco del menor -Tu hermano consiguió un empleo… y lo mejor de todo es que trabaja en el hospital de la ciudad como ayudante o algo así. –Explicó bastante animada, siempre había deseado que sus hijos estudiaran y llegaran a ser grandes hombres, y ahora uno de ellos comenzaba a alcanzar ese sueño.
Goku también se sintió muy alegre de saber eso, era el primer paso para que pudieran salir de esa horrible ciudad y alejarse de los sujetos que lo molestaban.
-Entonces está muy cerca. Por lo menos consiguió trabajo, creí que sería recolector de basura –Dijo con tono risueño, dándose la vuelta para entrar en su cuarto. Pudo oír las risas de su madre, ya acostumbrada a que sus hijos se burlen de esa manera.
Cerró la puerta tras de sí, arrojó su mochila contra un rincón y se tiró en su cama mirando el techo con una leve sonrisa.
-Por fin mi hermano consiguió un empleo… Ya falta menos para irnos de este infierno… - Pensó con mucha ilusión, pero rápidamente borró su sonrisa al recordar a Vegeta.
¿Qué pasaría si se iban de la ciudad? Dejaría de ver a Vegeta para siempre… Pero, ¿si se quedaba en esa ciudad? Seguirían torturándolo y rebajándolo a cada minuto fuera de su casa… Pero, ¿Qué era mejor? ¿Quedarse en la ciudad resistiendo las burlas y los acosos, solo para permanecer al lado de su amigo? ¿O Irse de la ciudad a un lugar donde lo trataran mucho mejor, pero no tener a su lado a su primer amistad sincera?
Esa duda rondaba su cabeza, agobiándolo. ¿Quedarse o irse? ¿Mantener una amistad sincera o perderla a cambio de muchas más? Quería mucho a Vegeta, tanto como para resistir las molestias por más tiempo… ¿O no? ¿No sería mejor irse, y después reencontrarse tras pasar los años? Pero, ¿y si nunca lo encontraba? ¿Y si lo perdía para siempre?
-Ash, estúpidas dudas. –Sacudió la cabeza y se recostó de costado en su cama, hundiendo la cabeza en la almohada. –Vegeta, espero regreses pronto.
**
Otro día más llegó. Goku se levantó esperanzado, creyendo que de seguro Vegeta ya había regresado. Se preparó para la escuela, desayunó y salió de su casa. Apenas abrió la puerta, miró hacia el frente esperando ver cambios en el frente de la casa de Vegeta…
Pero todo seguía igual.
No había indicios de que alguien haya entrado o salido de esa casa. Cerró la puerta algo entristecido, para después encaminarse pesadamente a la escuela…
-Qué lástima, yo quería estar contigo…-
Siguió su camino desanimado, quería ver a Vegeta de nuevo, pero al parecer debería esperar un poco más…
Llegó a la escuela, pero para su mala suerte aquellos molestos abusivos estaban allí, y rápidamente se percataron de su presencia… Trunks, Krilin y Zarbon se acercaron peligrosamente a Goku, acorralándolo entre los tres.
-Miren nada más, otra vez el enfermito solito. –Comentó divertido el pelilila, mirando a Goku con una de sus típicas miradas burlonas. Goku intentó pasar por entre medio de ellos, pero los tres seguían impidiéndole salir de ese círculo.
-¡Confirmado! ¡A la niña le rompieron el trasero en una orgía! –Gritó sumamente chistoso el de cabellos verdes, consiguiendo las risas de muchos de los alumnos que esperaban cerca.
Goku rechinó los dientes con mucha molestia, para después lograr empujar con fuerza al más bajito para poder continuar su camino. Krilin se enfureció ante su osadía
-Oye, no nos ignores niño –Murmuró enrabietado, sujetándolo con fuerza del brazo para tirarlo hacia atrás. Goku se chocó contra Trunks, quien lo sujetó con fuerza por la espalda.
-Ya dejen de hablar estupideces de Vegeta, si no saben nada mejor cállense. – Casi ordenó bastante molesto, juntando valor y fuerzas para soltarse de su agarre y encararlo. Trunks endureció su expresión.
-Tú no nos callas. –Susurró de manera amenazante. Goku no supo cuando, pero sintió de repente un golpe en la mejilla que lo hizo caer de bruces al suelo. -Seguro lo atacaron una ola de infecciones, ¿acaso sabe que se la deben meter con condón para que no se enferme? –Comentaba volviendo a sonreír socarronamente.
Goku no podía estar más que molesto, odiaba que se metieran con Vegeta de esa forma. Simplemente los odiaba mucho… Los demás alumnos reían y prestaban mucha atención a esa conversación con cierta morbosidad…
-¿O será que se cansó de estar contigo, eh? –Farfulló de repente el calvito, haciendo que Goku se petrificara en su sitio, aún en el césped de la entrada.
-Eso no es cierto –Apenas pudo susurrar, intentando ocultar sin éxito su preocupación y miedo. Trunks, Zarbon y Krilin compartieron miradas cómplices, sonriendo de una manera ladina.
-Tal vez esté perfectamente, pero ya no quiera verte la cara… ¿será que se cansó de tu rostro de idiota? ¿De tus conductas perturbadoras? Seguro le mostraste algo que no debías, enfermo. –Dijo con seriedad Trunks, con claras intenciones de darle en donde más le dolía…
Goku se levantó del suelo, sin despegar la mirada furiosa de esos tres infelices. Trunks seguía mirándolo desafiante, victorioso; sabía que le había dado un golpe bajo, y no dudaría en repetirlo…
-Es mentira, si no sabes lo que pasa mejor no digas nada. –Lo enfrentó, con un tono de voz bastante frió y molesto, pero eso solo logró que los otros tres rieran satisfechos.
-Todo está más que claro, la niña se fue… Te dejó, se aburrió de ti y tus problemas mentales. Se dio cuenta de que eres un desperdicio. –Empezó a insinuar Zarbon, Goku en verdad se sintió dolido por aquellas palabras, pero supo ocultarlo.
-No perderé mi tiempo escuchándote –Se volteó, y entró rápidamente a la escuela para no oírlos más. Pero todo lo que le habían dicho rondaba por su cabeza, preocupándolo en demasía. -¿En verdad ya no me quiere?
**
Los días seguían pasando… ya se cumplía más de una semana desde que Vegeta se había ido, y aún no regresaba ni daba señales de vida…
Goku ya comenzaba a perder la esperanza, las ilusiones que había construido se habían desvanecido por completo. Vegeta no había vuelto, y tal vez jamás lo haría… Todos los días eran un calvario, igual que antes de conocerlo. Volvió a deprimirse, se sentía abandonado, solo y engañado. Había confiado en Vegeta, había depositado toda su confianza en él… y nuevamente terminó solo, perdido.
En la escuela no tardaron en notar que Vegeta había desaparecido de la ciudad, y, lamentablemente para Goku, lo fastidiaban día a día con eso. Siempre le decían lo mismo…
-Oye enfermito, ¡Yo sabía que la niña se aburriría de ti!
-Era obvio, si eres un estúpido, feo e idiota.
-¿Quién podría quererte siendo tan raro? ¡Por favor!
-Eres un desperdicio de persona, ni siquiera un desviado como ese te querría
-¡Estas condenado a morir solo!
Empezaba a creer en aquello que siempre le decían, estaba más que comprobado: su destino era estar solo para siempre. Siempre lo abandonaban, siempre creía que tendría un amigo y siempre rompían sus ilusiones.
Pero esta vez era extrañamente diferente, sin Vegeta se sentía vacío, desolado, era más doloroso que cuando lo habían traicionado otros nuevos vecinos… Ya estaba cansado, eso era demasiado para él… Había confiado plenamente en Vegeta, se había hecho muchas ilusiones…
Ese sería el fin…
El sábado llegó. Goku se encontraba solo, sentado en el piso de su habitación, lamentándose y también aborreciéndose a sí mismo y a la vida que le había tocado. Estaba harto de todo, el abandono de Vegeta había sido la gota que rebalsó el vaso… La última espina que cabía en su magullado corazón, rompiéndolo en mil pedazos que nunca podría volver a unir…
-Yo te quería mucho Vegeta, dijiste que serías mi amigo por siempre… Creí en ti, en tu amistad… Eso no existe, la amistad es una cruel mentira, una farsa inventada solo para lastimar personas. La gente me repugna… -Comenzó a murmurar en voz baja, entre dolido y furioso, mientras lágrimas de impotencia caían de sus ojos.
En sus orbes negras podía reflejarse un utensilio de cocina, bastante grande y brillante, el cual sostenía con su mano derecha. En su expresión no había rastro de duda ni miedo, estaba completamente decidido.
-No puedo vivir por los demás… Mamá, estarás bien con Raditz, a mí ya no me necesitan más… Padre, seas quien seas, espero vengas conmigo al infierno y sufras lo que te mereces por infeliz desgraciado –Murmuró como último deseo, comenzando a acercar aquel cuchillo a su brazo izquierdo.
Su mano no temblaba, estaba completamente firme en su decisión. El filo del cuchillo rozó levemente con su muñeca, haciendo un ligero corte que rápidamente comenzó a sangrar. Pero eso no era suficiente para él…
Con un poco más de fuerza, se hundió aquel utensilio unos centímetros más, alcanzando aquella zona que quería cortar… Cerró los ojos con fuerza, mientras sentía la sangre correr, deslizarse desde su muñeca hasta el piso de forma rápida.
Su cuerpo temblaba, poco a poco se sentía más débil, pero por dentro estaba más contento, porque sabía que su sufrimiento se había terminado. Se dejó caer en el suelo por completo, sintiendo la sangre vaciarlo, pero a la vez la tranquilidad comenzaba a llenarlo…
Antes de perder la consciencia, sintió una voz llamarlo con desespero…
-¡Goku, no!