Después de aquella confesión Minseok se quedó callado, sus diez preguntas habían sido completadas, incluso tuvo una de contemplación, así que solo se mantuvo en silencio. Jongdae condujo en silencio lo que restaba del camino, hasta llegar a una casa bastante grande, se podría decir que era una mansión, tenía una entrada con rejas gigantes. Jongdae se orilló y bajó las ventanas polarizadas, observando al vigilante del lugar.
– Buenos días, vengo a ver a Kim Sung Hee – dijo el mayor manteniendo la mirada fija al frente.
- ¿Quién la busca? – dijo una voz firme del otro lado del lugar.
- Su sobrino –
- Nombre – Jongdae suspiró. - Kim Jongdae – dijo algo irritado, pero manteniendo la calma, como siempre. - No hay nadie con ese nombre – Jongdae gruñó.
- Solo dígale que Chen ha llegado – de la nada la reja inmensa se abrió delante de ellos, mientras Jongdae sonreía con satisfacción – y también dígale que viene con alguien –
- Como guste, pase – el auto se dirigió por un camino de grava hasta la entrada de la casa, donde una mujer los esperaba. Ella era esbelta y muy bonita, tenía puesto un bonito vestido rojo hasta la rodilla, con sandalias de tacón color negro, su cabello castaño y ondulado revoloteaba con el viento, luciendo una gran sonrisa. El mayor condujo hasta estacionar el auto delante de la gran puerta de madera negra, indicándole al menor que podía bajar, mientras él hacía lo mismo.
- ¡Oh por dios! Cariño has crecido tanto – la mujer corrió a abrazar a su sobrino besando sus mejillas una y otra vez, mientras este correspondía el abrazo suavemente, ante los ojos de Minseok.
- Hola tía Sung Hee - dijo el mayor algo incomodo, notando la mirada del menor, ella solo se dedicó a sonreír y paseo su vista hasta Minseok.
-Oh, hola cariño, me llamo Kim Sung Hee, soy tía de este guapo muchacho, ¿Cuál es tu nombre, hermoso? – dijo ella extendiendo su mano, Minseok la tomó algo nervioso y sonrojado, nadie jamás le había dicho esas cosas.
- Soy…Kim Minseok – dijo despacio, ella sonrió de vuelta.
- Bienvenidos a ambos, por favor pasen, están en su casa –
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2 años después…
- ¿Qué hay de Minseok? – dijo ella con voz seria, muy diferente a la que usaba usualmente.
- Estará bien,tú lo protegerás – dijo el menor con seguridad.
- Si mueres, ¿Qué harás?, no pueden reemplazarte Jongdae, no eres algo que se puede reponer con un ejemplar similar – ella tomó asiento en uno de los sofás individuales junto a la ventana de su despacho.
- No moriré, debo regresar por él – dijo, a lo que ella sonrió.
- Tienes un corazón muy grande cariño, tus padres estarían orgullosos de ti – Jongdae sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo e inhaló hondo – De acuerdo – dijo ella poniéndose de pie para verlo a los ojos – Confío en ti, y sé que harás las cosas bien, cuídate mucho cariño, te estaremos esperando – ella lo abrazó y él correspondió con fuerza.
- Regresaré pronto – ella asintió.
- ¿No te despedirás de él? – Jongdae negó.
- Si lo hago me quedaré esta vez, es mejor así, dile que lo amo – ella sonrió.
- Lo haré cariño, nos vemos pronto – el menor simplemente salió después de esas palabras.
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- Él se fue… - Minseok no podía creerlo, había llegado de la escuela y se encontró con que Jongdae se había ido de casa.
- Cariño, el salió por trabajo, regresará más rápido de lo que piensas – dijo Sung Hee acariciando los cabellos del menor con cuidado.
-…pero…ni siquiera se despidió… - las lágrimas cayeron una vez más por sus redondas mejillas.
- Minnie sabes lo que habría pasado si se despedía de ti… - el menor solo asintió limpiándose las lágrimas con delicadeza, ella tenía razón, aun recordaba la primera vez que Jongdae fue enviado a una misión hasta américa, jamás olvidaría ese día…
Flashback
- ¡NO, no te vayas, por favor Jongdae, quédate! – Minseok se aferraba con fuerza al cuerpo del mayor, mientras este lo sostenía con fuerza contra él.
- Minseok, debo irme, personas corren peligro y debo ir a evitarlo, sé que lo entiendes, por favor no llores – el menor negaba mientras sus lágrimas no dejaban de caer empapando el hombro del más grande.
- No quiero que te pase nada… - Jongdae dejó un beso sobre su suave cabello, para después besar su mejilla.
- Regresaré Min y entonces estaremos juntos de nuevo –
Fin Flashback
- … ¿Cuánto tiempo?... – dijo el menor más tranquilo.
- Seis meses – dijo ella acariciando su mejilla con cariño, el menor solo suspiró resignado – por cierto – dijo ella sonriente – dijo que te ama – el corazón de Minseok dio un vuelco causándole leves cosquillas.
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6 meses después
Un muchacho con cabello, ahora, color caramelo llegaba a casa con sus maletas, era época de invierno y traía un abrigo muy grueso, que cubría su cuello y gorro tejido de color oscuro. Encontró a la casa encontrándose con un silencio abismal.
- ¡Estoy en casa! – el sonido resonó en las paredes del lugar, causando un profundo eco, pasaron algunos segundos cuando escucho a la distancia como unos pies descalzos pisaban con prisa el suelo, levantó la mirada y observó como Minseok corría hacia sus brazos, los cuales lo recibieron gustosos.
- ¡Jongdae, volviste! – el pequeño enredó sus piernas en la cintura del contrario, haciendo lo mismo con sus brazos, pasándolos por el cuello delgado del mayor – Te extrañé tanto, te fuiste sin despedirte y no he sabido nada de ti desde que.. – unos labios se juntaron con los suyos callando las palabras del menor, el cual se encontraba muy sorprendido, su corazón estaba a punto de salir de su pecho, no podía sentirse más feliz en toda su vida, su amor por Jongdae había crecido cada vez más y más desde que había llegado a esa casa, a sus cortos trece años.
Sung Hee y Jongdae lo habían cuidado y protegido de todo, le habían dado una familia, un hogar, lo habían tratado como una persona. El besó se hizo más lento cada vez, hasta que se separaron, mirándose fijamente, aun abrazándose con fuerza.
- Lo siento…también te extrañé – fueron las palabras de Jongdae, Minseok se sonrojó desviando la mirada.
- ¿Me amas? – Jongdae rió besando su frente.
- Más que a nada en este mundo – Minseok sonrió, dejando un pequeño beso en los labios del contrario.
- Yo también te amo – el mayor sonrió dejando el pequeño cuerpo en el suelo. Jongdae observó como el menor llevaba las prendas que él solía usar en casa, las cuales le quedaban lo suficientemente grandes como para cubrir su trasero.
- Min, ¿Ese es mi suéter? – el menor se sonrojó de inmediato, asintiendo tímidamente.
- …Yo…es que me recordaba a ti… - se excusó con vergüenza, el mayor sonrió.
- Te queda perfecto – dijo lanzándole una fuerte nalgada que resonó por todo el lugar, sorprendiendo al menor.
- ¡Yah Chen! – chilló intentado escapar de las manos pervertidas del más grande, aunque fue casi en vano.
- Puedes huir, pero no esconderte mí querido Baozi –por que a pesar de todo, Jongdae siempre seguiría siendo un rebelde y ellos no se habrían conocido de no haber pisado jamás aquel Orfanato.
FIN