Cuando Minseok notó la presencia de Jongdae ni siquiera se molestó en mirarlo más de un segundo, simplemente caminó en dirección contraria al mayor y regreso a su labor con muchos platos sucios en las manos.
Jongdae se había sentido más que ignorado, el menor solo actuó como si no existiera. Parte de su cerebro estaba enojado por esa acción, pero no había buscado tanto para terminar discutiendo con Minseok, sin tan siquiera haber podido intentar resolver las cosas entre ellos. Caminó decidido hasta donde se encontraba el más bajo, fijándose frente a él, Minseok atendía a un comensal con una sonrisa, la cual se borró al notar a Jongdae tan cerca de él.
- ¿Podemos hablar? – Minseok frunció los labios levemente, haciendo una mueca de disgusto.
- No lo creo, tengo trabajo todavía – dijo seriamente, intentando pasar de Jongdae sin acercase a él.
- ¡No hay problema cariño, puedes salir por hoy! – Minseok maldijo mentalmente que su jefa y dueña de aquel restaurante fuera una anciana tan condescendiente y permisiva todo el tiempo, la mujer era amable con él, casi siempre lo mimaba y consentía.
- Creo que ya no tienes que trabajar – el menor inhaló profundamente, asintiendo.
- Está bien, cinco minutos – le señaló una puerta que dirigía hacia un pequeño jardín. Jongdae lo siguió muy de cerca y ambos estuvieron en pocos segundos mirándose a los ojos. El mayor estaba nervioso, aún más que nervioso, quizás Jongdae había sido entrenado para tener una mente fría y calculadora, y la tenía cuando se trataba de ir a misiones y golpear malos, como podría decirse, pero dentro de la vida común, en la que tenía que relacionarse con las personas, era sin duda un completo inexperto e ignorante. Minseok se había enojado muy pocas veces con él desde que vivían juntos, pero había descubierto el temperamento del menor a la mala y le daba miedo, por muy adorable que pudiera llegar a ser en muchas ocasiones.
- ¿Hablarás o no? – exigió el menor, con los brazos cruzados sobre el pecho.
- Minnie... yo, quiero que volvamos a casa – la mirada de Minseok no cambió, parecía que explotaría en cualquier momento.
- Lo siento, pero no lo haré – dijo tajante – no quiero seguir viviendo con alguien que no confía en mi –
- ¡Pero yo confió en ti! – excelente, Jongdae sacando su lado impulsivo, por milésima vez. Recobró la calma y aclaró su garganta – Lo siento, yo no...no debí grita – dijo avergonzado – pero... te extraño, jamás te mentí, solo no creí que fuera importante mencionar el tema de mis padres –
- Y es por eso que me siento tan enojado, ¿Por qué creer que no me interesa saber sobre tu vida? – Dijo el menor – todo lo que tenga que ver contigo me importa, la más mínima cosa sobre ti es importante para mí, tú simplemente asumiste lo que quisiste y me has excluido de eso todos estos años –
- ¿Por qué te importa tanto? Ellos ni siquiera han estado conmigo durante mis años de entrenamiento – dijo Jongdae indignado.
- ¡Por qué los míos me abandonaron y no tuve opción de elegir! – gritó el menor frustrado.
- Minnie... -
- Tu... pudiste elegir, aún puedes hacerlo y sin embargo prefieres no tenerlos cerca, aun cuando sabes que ellos podrían amarte – Minseok se prometió no llorar por algo que no conocía, ni recordaba, el amor de sus padres... si alguna vez lo tuvo no podía recordarlo, y era mejor así, dolía menos de esa forma – Quiero conocerlos –
- ¿Qué? – Preguntó el mayor fuera de sí – No hablarás... -
- Quiero verlos, hablar con ellos –
- ¿P-por qué? – dijo sorprendido el menor.
- Quieres que vuelva a casa ¿verdad? – Jongdae asintió rápidamente – entonces quiero verlos, saber cómo son y quienes son -
- Quizás no sea una buena idea –
- O quizás sí – Minseok sabía que Jongdae no se sentía cómodo en ese tipo de situaciones, cuando sus sentimientos afloraban, entonces dejaba de sentirse como el robot al que habían criado desde muy pequeño, lo que hacía que su coraza se debilitara, hundiendo sus sensaciones en una profundo abismo lleno de dudas, expresadas en reacciones tontas.
- Lo haré, si así vuelves conmigo -
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Minseok fue dejado en el orfanato cuando tenía cinco años, recuerda cada segundo de ese momento de su vida, su madre y padre llevándolo hacia un lugar con la promesa de pasar un buen día en familia, con sus pocos años de vida él no era un alma maliciosa, solo un pequeño niño engañado por sus propios padres. Dijeron que volverían pero el niño solo podía secar sus lágrimas en las noches mirando la luz de la luna a través de la ventana de su vieja alcoba, rezando y esperando que ellos hubieran dicho la verdad.
Fue un año después de eso que él siguió esperando.
Minseok no tiene tan malos recuerdos de su niñez, quizás gracias a su inocencia y esperanza, sus emociones no fueron tan afectadas, él aún creía que sus padres volverían y serían una familia feliz, nadie podía culpar la sana mente de un niño de seis años. Era un pequeño regordete, pero eso no era problema, todos los niños eran así, se alimentaba bien y era un buen alumno, tenía algunos amigos con quienes podía jugar y divertirse.
Había algo que aterraba a Minseok durante los últimos días de cada mes, el muy esperado por otros niños "día de adopción", quizás se escuchaba algo grosero para referirse a los niños, pero según comentaban los amigos del pequeño Minseok era un día emocionante porque venían muchos adultos a conocerlos y si tenías suerte y era un buen niño, ellos te adoptarían. Se sintió aterrado de solo escucharlo, él no quería otros padres, él ya tenía padres y seguiría esperándolos.
Así que lo único que podía hacer durante los días de adopción era esconderse y observar a lo lejos como los niños se emocionaban con la idea de irse a casa con alguno de esos extraños, él no quería eso. Pasó todo el año escondiéndose y sintiendo más y más curiosidad.
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Jongdae logró que Minseok volviera a su hogar, Sunghee estaba feliz de verlos a los dos de nuevo, habían sido muchas semanas sin Minseok en casa y la alegría se había apagado desde que dio un paso fuera.
- ¿Esa fue la condición? – preguntó sin poder creérselo la mujer.
- Quiere conocerlos... no sé qué voy a hacer – Jongdae pasó sus manos por su cabello, queriendo arrancarlo en el trascurso.
- ¿Necesitas ayuda? – ofreció la mujer, depositando sobre la mesa una píldora para la migraña y un vaso de agua en la manos de su sobrino.
- No sé qué sentir sobre todo esto – la píldora pasó por su garganta junto con un gran trago de agua.
- ¿Tienes miedo? – Sunghee reposó su cuerpo sobre una columna.
- No... yo no tengo miedo, solo me siento extraño, hay una sensación en mi pecho que me molesta y... y... ¡ahhh!- Jongdae se sintió frustrado, ese momento en el que las palabras que crees conocer se estancan en tu cerebro y no puedes expresar nada, ni lo que siente, ni lo que no, todo era tan confuso y el en el caso de Jongdae, estresante.
- A este paso, vas a terminar aún más demente – dijo Sunghee dando palmaditas en la espalda del menor – Ya eres un adulto Jongdae, no pasará nada, solo contáctalos y espera a ver qué pasa –
- Espero que tengas razón –
- ¿Alguna vez me he equivocado? – Jongdae gruñó y vio como Sunghee salía por la puerta dejándolo solo y a punto de dispararse en la cabeza para que sus pensamientos se revolvieran unos con otros.
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Y ahí se encontraba, sintiéndose entumecido, inmóvil e incómodo en ese traje de pingüino que Sunghee le había elegido solo quería que la noche terminara pronto, las cosas con Minseok aún estaban algo tirantes, el menor intentaba no pasar demasiado tiempo junto a él para evitar tocar algún tema que lo pusiera sensible, porque desde que Sunghee se encargó de encontrar a sus padres, entonces no había dejado de sentir esos estrujones en su estómago, al igual que esas increíbles ganas de vomitar, el estrés estaba carcomiendo su cerebro.
Las ocho se acercaban ya y un espía jamás debía llegar tarde, sus padres llegarían en cualquier momento y podía sentir su cerebro pulsar dentro de su cráneo. Minseok se veía hermoso, estaba junto a él y en algún momento de sus alucinaciones el menor tomó su mano y lo llevó fuera de la casa, hacia el jardín trasero.
- Creo que necesitas algo de aire fresco – hizo que Jongdae se sentara sobre una de las sillas donde solían comer lo días de mucho calor y le paso las manos frías por el rostro - ¿Te encuentras bien? –
- Sí, solo me duele la cabeza – mintió, si solo tuviera un dolor de cabeza, entonces podría tolerarlo.
- No tienes que mentirme, estaba seguro que no estabas bien desde hace días – Jongdae bajó la mirada, Minseok se sintió compadecido, había sido rudo con Jongdae y lo había condicionado para que hiciera lo que él quería para probarlo, no había sido lo correcto – Oye, mírame – el mayor alzó la cabeza, la mano de Minseok lo ayudó, sosteniendo su barbilla – No quiero que hagamos esto –
- ¿Qué? – Jongdae no podía entender.
- No quiero que hagamos esto – repitió lentamente el menor – obligarte a afrontar algo, a lo que obviamente no estás listo, quería saber que tan lejos podías llegar por mí, aunque ya lo sabía, lo siento, no tienes que hacer esto por mí, no tienes que usar ese traje, no hace falta – Minseok suspiró – me fui porque creía que era lo mejor para pensar porque estaba tan enojado, fui sincero, creía que no confiabas en mí, pero... nada de eso importa –
- Minnie... -
- No quiero que los veas si no es lo que quieres, no soy quien para decirte que hacer o que no, pero no quiero que los veas, le diré a Sunghee que cálcele todo – Jongdae tomó su mano antes de que el menor pudiera irse.
- Yo... -
- No, esto es solo una decisión tuya y yo no tengo derecho de tomar parte de algo tan personal – Jongdae quería negarse a las palabras de Minseok, por dios, era un adulto.
- Debo hacerlo –
- No debes Jongdae, olvida eso de tu mente, las personas hacemos cosas porque queremos hacerlo – dijo enojado el menor, no con Jongdae sino con el mismo por haber dejado que todo legara tan lejos – si quiero amarte, entonces voy a amarte y si quiero besarte voy a hacerlo también, porque yo lo elegí así –
- ¿Me das un beso? – Minseok quiso reír por aquella frase tan fuera de lugar, olvidando todo su enojo, solo accedió dejando un beso lento sobre los labios de Jongdae.
- Solo si es lo que quieres Jongdae –
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No fue necesaria una cena para conocer a los padres de Jongdae, ni siquiera hacía falta conocerlos, ellos estaban bien solos, bueno y con Sunghee en casa.
Verdaderamente había madurado mucho desde que llegó aquel día a la enorme mansión Kim, sin conocer nada más que un profundo hoyo de oscuridad, Jongdae iluminó esa parte de su vida con algo que jamás había tenido, amor, kilos y toneladas de amor.
No necesitaba el cariño de sus padres, a quienes no podía recordar, ni tampoco de amigos que nunca tuvo, solo necesitaba a Jongdae, que aunque fuera tonto, muchas veces impulsivo y no supiera escuchar, era perfecto para él, porque lo amaba.
- Oye, ¿terminaste de escribir eso? – Minseok sonrió dejando de lado su portátil.
- Sí solo necesito enviarlo y estará en la editorial para la otra semana – con el paso de algunos años, Minseok encontró algo que hacía muy bien, escribir sus sentimientos. Nunca fue algo que planeó, pero gracias a su manera de hallar oro en simple plomo, descubrió lo mucho que lo llenaba compartir sus vivencias con los demás. Jongdae se encontraba en esas vivencias y se encontraría en las siguientes también.
- Vamos Minnie, se hará tarde para la reservación – pataleó el mayor, causando una sonrisa en los labios de Minseok.
- Te ves muy emocionado – alagó el más bajo, poniéndose de pie, caminando en dirección de Jongdae quien sostenía un abrigo para él.
- Lo estoy, estoy ansioso por la cena de hoy – decía el mayor, muy bien arreglado con su traje y corbata que Sunghee había combinado para él.
- Es la cena oficial después de aquella noche –
- Me siento mejor ahora que en esa ocasión –
- ¿Estás seguro? No tienes que...
- No, Minseok, está bien – dijo sosteniendo ambas manos contrarias – agradezco que te preocupes por mí, pero estoy mentalmente preparado para esto y todo es gracias a ti –
- Estaré contigo de cualquier forma, si quieres irte, entonces... -
- Entiendo, te lo agradezco Minnie ¿Sabes que era mi amor? – Jongdae dejó un beso en su frente y entrelazando sus dedos, Minseok se sonrojó pero sonrió como nunca.
- Me gusta ser tu amor - ambos salieron de la casa en camino a una nueva experiencia, probablemente Jongdae esperaba una mejor relación con sus padres o quizás no, o puede que se arrepintiera a último minuto y decidiera no asistir como la última vez o quizás no, pero ¿por qué quitarle ese sentido a la vida, esa adrenalina de conocer algo nuevo?
Si Minseok no hubiera seguido a Jongdae, quizás no estuvieran juntos o puede que sus destinos estuvieran cruzados desde el inicio. Jongdae y Minseok dejaban todo eso a lo que la vida quisiera otorgarles, no habían tenido vidas comunes, eso era lo de menos, lo único en lo que realmente tenía algún valor en esos momentos era su gran amor.