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Torre de Marfil por niky-cham

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Notas del capitulo:

Hola D:

¿Me tarde mucho? Lo se u.u

Lo siento mucho, entre a la universidad, y ya se esta notando, y eso que esta es apenas mi tercera semana, pero ya me han llenado de trabajos y estudios, sin contar que las clases toman su tiempo :C

He contestado comentarios. Muchas gracias a todos por dejarme un pequeño o gran mensajito, han estdo haciendo muchas peticiones, asi que tengo varias ideas.

Este capitulo es un poquito mas largo espero que lo disfruten.

Capítulo 12: Él es mi doncel.

-¡De ahora en adelante trabajare contigo! –

-Él es nuestro nuevo cocinero. –

En ese momento pensó que se iría de espaldas, probablemente perdiendo el conocimiento. Incluso tuvo que agarrarse de la puerta para no terminar en el piso. Ahora, seis meses después, lo agradecía profundamente.

Daniel se mudó al centro de la ciudad, un departamento pequeño y muy cómodo, bien amoblado, y de todo su gusto. Él vivía feliz, en su pequeño y cálido hogar. Christopher había vendido la antigua casa de los hermanos, que finalmente llego a ser suya. Y en parte de pago, la ganancia de dicho inmueble, fue directo a la cuenta bancaria del empresario. Sin embargo Daniel, igual de obstinado que Castiel, no deseaba recibir nada gratis, y continuo pagando al empresario por su nueva casa. Dinero que Christopher se había visto obligado a retirar todos los meses del mismísimo sueldo que él pagaba.

-¿Han ido bien las cosas en casa? –Ella hace tiempo que no se pasaba por allí. Estuvo presente en el cumpleaños de Giulian, pero fue una cosa rápida. Y de eso ya habían pasado algunos meses. Clarissa llevaba un largo tiempo sin hablar con su hermanito menor, o su cuñado favorito, también el único.

-¡Excelente! Desde que Daniel esta en trabajando como cocinero, las cosas han ido de maravillas –Dentro de sus ajetreadas agendas, habían encontrado ese pequeño espacio, para comer juntos. Estaban solo ellos dos, pues tenían apenas una hora para comer, y por efecto divino, consiguieron coincidir.

-¿Trabaja bien? –Clarissa tan elegante como siempre. Cogió su tenedor recogiendo algunas verduras de su saludable plato de ensalada.

-Deberías verlos –Respondió Chris –Contratar a Daniel, ha sido, sin duda, mi mejor idea en años. Para empezar, cocina muy bien, pero no es solo eso. Él, a diferencia de Paola, no es solo un cocinero. Adora a Theo, y es el mejor amigo de Castiel, por lo que pueden acompañarse, y de paso se ofrecen ayuda el uno al otro. Hay dias en los que cocina Castiel, Daniel cuida a Theo, otras donde hacen todo lo contrario. –

-¿No te molesta? –

-¿Bromeas? Castiel cocina exquisito, por mucho que quisiera quejarme, cuando Castiel pone el plato frente a mí, no puedo hacer más que callar, y devorarlo. Además, así cambia un poco su rutina. Desde que Giulian está estudiando, y Theo se ha hecho un poco más independiente, Castiel no tiene mucho que hacer. Aún debe estar todo el día encima de nuestro hijo, pero sin duda hay diferencias entre un recién nacido, y un niño de un año y medio. –

-Los de año y medio son más revoltosos. Castiel de todos modos debe tener mucho trabajo. –Acoto Clarissa. Chris asintió convencido. Sin embargo conocía a su hijo, sabía que de todos modos Theo no daba tanto trabajo.

-Siento que mi casa tiene un ambiente diferente –Suspiro nostálgico. Cuantas ganas tenia de regresar a su hogar en ese instante –Castiel, Theo, Giulian, incluso Daniel. No puedo decir que son la familia que siempre soñé. Pero créeme que han superado mucho la expectativa de mis sueños. Clarissa, estoy completamente domado. –

-¿Te acabas de dar cuenta? ¡Toda la familia lo sabe desde hace siglos! –Exclamo divertida. Chris le asesino con la mirada. –Pero oye, todos estamos felices con eso. Castiel es el mejor de todos tus amoríos. Y sobre todo, tú sabes que lo adoramos. Es una buena pareja, buen padre, y muy dedicado a la familia. Además sabes que es condenadamente honesto. No como “otras” –Menciono por lo bajo – ¡¿Te imaginas le pidieras matrimonio a Castiel?! Estoy segura de que él no te dejaría en el altar. Ni en un millón de años. –

Christopher estaba algo molesto, los años podrían seguir pasando, y el tema de Catalina le seguiría enfureciendo de la misma manera. ¿Aun la amaba? ¡Por supuesto que no! Su rabia nacía de la humillación que le dejo aquella mujer. El evento más horrible de su vida, pero que sabía, nunca más iba a repetir, porque ahora Castiel era quien estaba a su lado. Ahora y siempre.

-Sería algo grandioso. Casarme con Castiel, podría hacer algo simbólico, sin  embargo no sería lo mismo –Suspiro encogiéndose de hombros –De todos modos, no puedes comparar a la malnacida de Catalina, con Castiel, ella no le llega siquiera a los talones, a mi bello doncel. –

-¡Eres tan romántico! –Menciono Clarissa –Pero tienes toda la razón. Esa perra no vale nada. –

-¡Clarissa! Estamos en público –Regaño con voz baja.

-¡Bah! No seas exagerado –Resto importancia la mujer. Ella ya era así, nada, ni la fama, ni las buenas costumbres que le habían inculcado desde pequeña, le harían cambiar. – Sobre Castiel ¿Has decidido algo? –Cambio de tema. Pero su hermano le dio pocas esperanzas, con ese suspiro pesado y sus hombros caídos.

-Creo que debe ir a terapia. Castiel es muy fuerte, y tierno, se muestra tan dedicado en casa, y desde un principio me ha hecho creer que todo lo que sucedió en su vida es normal, porque así debía ser, esa era su única opción si quería mantener a su hermano con vida. Pero… –Negó con la cabeza –No es normal.

Habían discutido sobre eso algún tiempo atrás. Christopher podía ser muy auto-valente, maduro y decidido, pero a veces necesitaba recurrir a alguien, y ese alguien, aunque no lo crean, siempre era Clarissa. A ella había acudido hace meses. Le relato la pequeña crisis Castiel, ese pequeño arrebato cuando Giulian le dijo que posiblemente se había enamorado de un doncel. Muchos podrían haber dicho que eran celos, que no aceptaba que su pequeño hermanito estaba creciendo, pero eso solo sería tapar el problema.

-Yo lo vi, Clarissa –Tomo aire y alboroto sus cabellos, con los ojos cerrados. La imagen aún estaba nítida en su cabeza –Creme que incluso en ese momento sentí lastima por él. Sé que actué como un hijo de puta, pude haber parecido muy insensible en ese momento, pues ni siquiera empátese con el pobre Castiel. –

-¿De qué hablas? –Interrumpió Clarissa.

-De mi primer encuentro con Castiel. Fue un espectáculo. Yo había investigado la vida de Castiel, desde el preciso momento en que quise usarlo como incubadora. Sabía sus horarios, su trabajo, sabia de la condición de su hermano, todo. Por eso había llegado temprano ese día, planeaba encontrármelo solo, y hablar con el sobre la propuesta que tenía, pero estuve equivocado. El hombre era por lo menos el doble de Castiel, que por esos tiempos era un niñito pequeño y destruido, ni la mitad del doncel que tú conociste, y mucho menos de lo que es hoy. Ese desgraciado tomo a Castiel, fue tan agresivo, tan humillante, le dio la mitad del dinero, y se burló de él como si nada. Eso no fue prostitución, eran violaciones. Castiel se dejaba violar por dinero –Paso la palma de su mano por el rostro. Destruido por sus propias declaraciones. -¿Cómo diablos eso podría ser normal? –

Clarissa estaba sin palabras, escucharlo era una cosa, si, se prostituía, pero era por una buena causa, y obviamente no por gusto propio. Finalmente ella se había quedado con la dulzura del doncel, y pocas veces se habían planteado el escabroso pasado de Castiel.

-Necesita terapia –Susurro –Nadie puede ser tan fuerte como para cargar con todo eso, sin siquiera un trauma. –

Christopher asintió. Él estaba de acuerdo.

Así iban las cosas. ¿De Giulian y su loco amorío? Se mencionaba poco. El jovencillos había declarado sentir cosas por un muchacho, un doncel, hermano de su amigo. Castiel había hablado posteriormente con Giulian, comprometido a hacer su mejor esfuerzo por aceptarlo, si era verdad que estaba enamorado de un doncel, y aun si vinieran otros en el futuro. Sin embargo era Giulian quien ya no lo aceptaba, temía provocar de nuevo las mismas reacciones en su hermano, evocando ese podrido pasado que todos deseaban enterrar. Es por ello que Chris se volvió su mejor confidente. Desde cosas tan vergonzosas como explicarle la anatomía baja del doncel, hasta consejos para conquistarlo, todo había sido obra de Christopher Owen, quien había demostrado ser mucho más que un cuñado para Giulian.

Chris a ratos mencionaba algunas cosas, no quería que Castiel olvidara el compromiso que tenía con su hermano. Y por ellos en algunos ocasiones le hablaba de como Giulian le había pedido consejos con algunas cosas. Siempre argumentando que era cosa de hombres para que Castiel no se deprimiera por ser desplazado.

-¿Van hacer las compras ustedes? –El rubio tenía sus manos en el fregadero. Acaban de almorzar un delicioso estofado hecho por Castiel. En ese momento su amigo estaba quitando los restos de comida de Theo, quien, como niño grande, intentaba comer solo, pero todo era un gran desastre.

-Sí, le he dicho a Chris que faltaban algunas cosas, quiero ir a cómpralas con él, a ver si de paso compramos alguna otra cosa, tengo ganas de comer helado, pero no se cual, ya veré cuando estemos allá. También quiero comprarle un nuevo cepillo de dientes a Theo, y otro pijama, mi hijo es grande como su papá, así que deshecha la ropa con nada más que tres o cuatros usos –Suspiro.

-¡Qué bueno que su padre también tenga una gran cuenta bancaria! A Chris no le molesta en lo más mínimo recambiar el armario de Theo todos los meses. –Comento, fregando el último plato, pero aún le faltaba aclararlos con agua.

-Ni me lo recuerdes. Es un consumista –Se quejó.

-¡Ah! Deja en paz al hombre. Le gusta invertir dinero es su familia. Sabes la vida es corta, y él tiene demasiado dinero como para vivir tres vidas sin trabajarle a nadie, cuando se muera va a estar feliz por al menos haber compartido sus ganancias con la familia que ama. –Externo el rubio.

Castiel volvió a suspirar, sabía que Daniel tenía toda la razón, pero había pasado toda su vida ahorrando, juntar las migajas, hace un pan nuevo, el siempre había actuado igual.

-Supongo que es difícil quitarse las malas costumbres –Confeso, sacando al nene de la silla. –Te vas a dar un baño señorito Theo. Este desastre no se quita con toallitas húmedas –Decidió rendido, realmente el niño se veía limpio, pero tenía un olor a crema humectante combinado con picado de verduras, arroz y pollo.

-¡Agua! –Exclamo feliz. Tenía suerte, su hijo no hacía mucho berrinche para entrar al baño, de hecho era más difícil sacarlo.

-Iré arriba a bañar a Theo. Si quieres me acompañas, cuando termines ahí –Aviso a su amigo. Daniel asintió con la cabeza, y continuaba cantando al ritmo del agua y los platos.

Le gustaba ser padre, vestir a su hijo, bañarlo, darle de comer, enseñarle a ir al baño, y jugar, esas eran sus actividades diarias. A veces Daniel se quedaba con su hijo, y él se iba con Adelina al jardín, estaban haciendo una pequeña huerta al fondo del patio, solo habían plantado semillas de tomate, y algunas hierbas, pero le hacía ilusión tener alguna vez frutos cosechados por sus propias manos. Castiel no hacía más que eso, y limpiar. Aunque pueda sonar aburrido, él es feliz.

-“Un elefante se balanceaba sobre la tela de una araña, como veía que resistía, fue a llamar a otro…” –

-¡Elefante! –Exclamo Theo chapoteando.

-¿Cuántos elefantes hay? –Pregunto a su hijo. Theo con sus deditos indico dos elefantes. Su hijo era pequeño, pero Castiel tenía todo el tiempo del mundo para convertirlo en un pequeño genio. Theo podía contar de memoria, del uno al seis, pero en la canción de los elefantes, solo acertaba hasta el tercero, y luego revolvía todos los números. –“Dos elefante se balanceaban sobre la tela de una araña, como veían, que resistía, fueron a llamar a otro...” –

-¡Elefante! –Castiel revolvió los cabellos de su hijo hasta hacer espuma.

Hoy Christopher salía temprano. Los últimos días habían llegado demasiado tarde a casa. De hecho solo se veían por las mañanas, cuando Castiel se levantaba excesivamente temprano solo para tomar desayuno con él, y pasar un tiempo, juntos. El día de hoy era diferente, al fin podía cerrar un nuevo trato, con una empresa constructora, que vendría a retomar el trabajo de la anterior, que había quebrado. Se supone que su reunión terminaría a las cinco de la tarde, y ellos quedaron de encontrarse a las seis, para ir al mercado.

Theo quedo como todo un caballerito, llevaba pantalones de mezclilla, y una camiseta con mangas largas, encima de eso, su abrigo preferido, una cosa verde, que tenía la cabeza de un dinosaurio por gorro.

-¡Raw! –

-¡Qué miedo! –Exclamo Daniel, escapándose del niño -¡Es un Tiranosaurio! –Dramatizo.

-¡Raw, Raw! –Soltó de nuevo. Llevaba las manos al frente, y perseguía a su tío Daniel.

-Cielo, ven a ponerte los zapatos. Ya estamos atrasados para ir con papá –El niño no le había tomado mucho asunto a su papi, jugar con el tío Daniel, era obviamente más divertido que ponerse los zapatos, pero al oír la palabra “papá”, cambio por completo de opinión, y corrió a calzarse sus zapatillas.

-¿Dónde está papá? –Pregunto lento, articulando muy bien las palabras. Le costaba, como a cualquier niño, pero hacia su mejor esfuerzo.

-Trabajando –Respondió Castiel acariciando los cabellos azabaches de su pequeño hombrecito.

El camino al trabajo de Christopher era relativamente corto. En el auto iba Castiel, Theo, y Daniel, a quien dejarían en su casa, pues quedaba de camino, y por supuesto el conductor, ya que Castiel tenía estrictamente prohibido salir sin un acompañante, especialmente un conductor, pues la zona en la que Vivian no contaba con servicio de transporte público, de todos modos no serviría, pues todos los habitantes contaban con lujosos vehículos.

Esta vez no se vio obligado a subir. Cuando llegaron, Christopher les esperaba al pie del edificio. Debía reconocerlo, el también estaba ansioso por pasar un tiempo con su familia. Allí tocaba hacer cambios de vehículos. Cristopher tenia conductores, pero su joyita, prefería manejarla el mismo, así que Castiel se despidió del conductor y bajo del auto, fueron junto a Chris, al estacionamiento del edificio.

-¡Papá! –El nene estiro sus brazos. Generalmente Theodore, era más apegado a su papi, que a Christopher, y eso tenía una base muy bien fundamentada: Castiel pasaba más tiempo con el niño. Pero esos dias habían sido especialmente pesados para el pequeño infante, pues si Castiel debía levantarse excesivamente temprano para pasar un tiempo con Chris. Theo de plano, se había perdido a su padre, durante diez largos dias. Christopher por su parte se había conformado con besar la frente de su hijo cada mañana, y cada noche. El bebé siempre estaba dormido.

Llegaron al supermercado, y el niño aún estaba reacio a soltar a papá, en otras ocasiones hubiera pedido subirse al carro que llevaba un auto en el frente, u otras simplemente habría corrido solo por los pasillos del “súper”, obligando a sus padres a perseguirlo, pero en esta ocasión se quedó pegado a Christopher. O al menos así fue, hasta que vio el pasillo de los juguetes.

-¡Pelota! –Exclamo el niño persiguiendo una colorida pelota plástica con olor a frutas.

-Hijo ven, vamos a buscarte un cepillo de dientes –El niño miro a sus padres, y luego al entretenido juguete. Agarro la enorme circunferencia, que tapaba casi la mitad de su cuerpo, y comenzó a dar pasos inseguros, pues no podía ver bien, con la pelota en frente.

-¿La quieres? –Pregunto Chris, quitándole la pelota.

-Ya tiene tres –Argumento Castiel de inmediato.

-Pero esta tiene un diseño diferente –Insistió Cristopher observando a su hijo.

-Le regalaremos la roja a Elizabeth –

-¡Bien! –Y tras esa corta discusión la pelota de plástico fue incluida a la lista de compras.

Verduras, harina, azúcar, huevos, pan, y otra serie de comestibles, la pelota de Theo, unos nuevos auriculares para Giulian, jabón,  cepillo de dientes, papel higiénico, pañales, porque Theo aun los usaba por la noche, pijamas, dos, con piecitos incluidos, y como olvidarlo, el helado de arándanos que Castiel había demorado quince minutos en elegir.

-¿Llevamos todo? –Pregunto Chris, observando su carro completamente lleno.

-Eso creo –respondió Castiel revisando la compra.

Los tres comenzaron avanzar hasta las cajas de pago, Castiel solo habida alcanzado a pasar tres productos por la cinta cuando…

-¡Mi café! –Exclamo Chris –Castiel, quédate aquí, no tardo nada. –El doncel asintió, observando como desaparecía apresurado por los pasillos.

Castiel continúo pasando algunas cosas por la cinta. La cajera concentrada pasaba cada artículo. Mientras que Theo estaba divertido viendo los estantes junto a la caja, en la parte más alta habían revistas y otras chucherías, abajo habían dulces, patillas, chicles, esa clase de cosas.

-¿Cancela en efectivo o con tarjeta? –Consulto la cajera, consiguiendo poner de los nervios a Castiel, pues ya habían pasado todos los productos y Chris aun no llegaba.

-Con tarjeta, pero ¿Puede esperar un poco? Es que… –

-¡No! –Ese grito interrumpió su charla con la cajera. Reconocería esa vocecilla en cualquier parte.

-¡Theo! –Había perdido de vista a su pequeño. Todo el tiempo tuvo un ojo sobre él, estaba jugando en los estantes junto a... No, ya no estaba allí – ¡¿Qué le sucede?! –En un arrebato de valentía empujo al imponente hombre, quitando sus poco gentiles manos de encima de su hijo.

-¿Usted está a cargo de la criatura? –Pregunto despectivo el guardia. Castiel asintió sin amilanarse –Era de esperárselo. Ustedes los donceles no tienen escrúpulos –Acuso Molesto. –Pero usar a un niño para robar, eso es el colmo. –

-¿Qué? –

-No te hagas el ofendido. Rata ladrona, si no tienes dinero para comprarle cosas a tu hijo, entonces mejor no tengas niños. –Acuso. Pero Castiel estaba confundido, y obviamente ofendido. Sus ojos se posaron en Theo. El pequeño se escondía detrás de sus piernas. Llevaba una especie de reloj plástico en una mano, una chuchería llena de pastillas, y en la otra una cajita de dulces masticables con formas de animales.

Theo se le había escapado, era cierto, el pequeño había pasado por debajo de la caja sin ser visto, solo el guardia había puesto sus ojos sobre el niño, acusándolo de un hecho, que si bien era su culpa, solo había sucedido de casualidad.

-Yo no…

-¿Se puede saber que está pasando? –Su salvador. Christopher se había parado frente al guardia de seguridad, a su espalda quedaron el doncel, y su hijo, protegidos por él.

-¿Es su empleado? –Consulto el guardia, aun altivo, pero un poco más respetuoso, obviamente al ver a un hombre de clase como Christopher.

-Mi pareja, y mi hijo ¿Tienes algún problema con ellos? –Hablo fuerte y claro.

-El utilizo a su hijo para robar –Acuso apuntando a Castiel.

-¿Y quién dice que fue así? Ustedes tienen estantes al alcance de los niños. Es tan solo un bebé, tomo las cosas y salió a esperar a sus padres. No estaba robando –Enfrento el varón, conteniendo su molestia. –Quiero hablar con tu supervisor.

-Pero señor. –

-Quiero hablar con tu jefe. No permitiré que nadie acuse así a mi familia. Él es mi doncel. –

Notas finales:

Ya. No mas. Hasta aqui por hoy.

Llevo cuatro horas pegada al computador, mi espalda, mi ojos, y mi cabeza me estan matando. Mas les vale dejarme un comentarios, que es toda mi recompensa, por este partirio al que me expongo D:

¡Mi espalda merece comentarios!

Jajajaja. Espero que les haya gustado. Ya tenemos un nuevo salto temporal, y este si que me dejara por completo en el espacio de tiempo que se va a desarrollar la verdadera trama, se que he desperdigado algunas cosas en estos 12 capitulos, pero pronto vendran algunas cosas que aumentaran por completo el rumbo de las cosas.

¡Antentos! El dia de actu cambiara, se me hace imposible los sabados, asi que les estare avisando por facebook, durante el fin de semana, que dia definitivamente se haran las actus.

Nos leemos pronto~


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