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A broken love story por Sawako_chan

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Notas del capitulo:

¡Hola!

Lamento mucho la demora, este mes me ha mantenido bastante ocupada. Espero estar actualizando cada semana :3

Muchas gracias por sus hermosos Rws, los he leído y son hermosos. Me encanta saber cómo están tomando la historia. Prometo que los contestaré cuando tenga un poquito más de tiempo.

 

 


CAPÍTULO 3


 


 


Pasan cinco minutos del medio día y Steve está recargado contra la pared fumando un cigarrillo. Si Tony realmente no aparece en los próximos cinco minutos se va a largar porque él aborrece la impuntualidad.


Entonces lo identifica a lo lejos y no sabe si sentirse aliviado o no porque Tony está ahí con las manos en los bolsillos de sus pantalones caminando a paso tranquilo. Se acerca y simplemente se saludan como en los viejos tiempos: con una mirada y un asentimiento de cabeza.


El día es caluroso y el rubio porta una camiseta ceñida sin mangas, gracias a lo cual Tony puede distinguir perfectamente los grandes brazos de Steve. No sabe si podrá resistir la tentación de pasar la lengua por esa piel. De reojo admira el hermoso perfil de Steve y quiere ponerse a llorar ahí mismo por lo guapo que se ha puesto. Bien, él lo ha amado más allá de la apariencia física, pero vamos que influye mucho. Y con esos lentes que le dan un aire de modelo de revista… no puede con eso.


—Pensé que Tony Stark había dejado de lado la impuntualidad. —dice Steve para comenzar la plática. No es que le incomode caminar en silencio, pero tiene ganas de hablar, de que su cerebro se concentre en otras cosas que no sea lo de siempre: las pesadillas. El castaño le sonríe mordazmente.


—Hay muchos hábitos que no cambian jamás. —dice a modo de respuesta. Intenta que su tono de voz suene casual, pero está ligeramente sorprendido por darse cuenta, tardíamente, del vicio de Steve:— ¿Desde cuándo fumas? No pareces del tipo que lo hace, ya sabes. Todo recto y estirado, como si trajeses un palo en el culo. Al menos así eras en tu juventud. —se encoje de hombros y Steve se ríe bajito. Es casi increíble que Steve ahora se vea tan relajado, como si flotara en una nube de buen humor. ¿Qué ha cambiado? No, mejor dicho, ¿quién le ha cambiado? Vuelve su mente al presente.


—Comencé a fumar después de la muerte de Bucky. —Steve le mira a través de las gafas. Tony es diez centímetros aproximadamente más pequeño que él, pero su presencia es fuerte y él siente como si todo girara alrededor del moreno. Ser un Stark significa tragarse al mundo entero, Steve piensa. —. No es un buen hábito, pero ahora no puedo dejarlo. —dice como si nada y entonces señala una tienda que está cruzando la calle. Tony alza la vista y se encuentra con un inmenso cartel en donde se lee “Mueblería Asgard” y quiere burlarse del patético nombre pero se traga la broma y sigue andando.   


Steve abre la puerta de la entrada para él y Tony quiere gritarle que no necesita ser caballeroso con otro hombre, pero se contiene y se introduce de mala manera a la tienda. Su perspectiva cambia cuando observa el interior: el espacio es grande y los muebles están acomodados de una forma armónica y llamativa. Se dedica a observar con ojo crítico todo su alrededor dándole el visto bueno a más de un mueble, cuando una sombra pasa rápidamente por su lado. ¿Qué carajos? Se gira y entonces algo en su pecho se hunde y arde.


Un hombre alto y delgado, vestido todo de negro pero de forma elegante, está casi colgando del cuello de Steve, abrazado a él invadiendo su espacio personal como si fuera de su propiedad. El rubio no hace nada, simplemente se limita a reír y abrazar al extraño por la cintura brevemente antes de separarse y quitárselo de encima cortésmente. Tony intenta parecer indiferente pero hace una mueca de desagrado.


—¡Amigo Steve! —un grito proveniente del fondo del lugar hace a Tony perder por un momento el hilo de sus pensamientos. Un hombre alto y rubio, de cabello y barba larga, sale vestido como un leñador con una sonrisa que podría iluminar más que la energía limpia que Tony está luchando por producir en su empresa. El hombre le ignora brevemente y también abraza a Rogers, pero de manera menos abusiva, más grotesca. Se palmean la espalda y Steve tiene una sonrisa sincera y maravillosa. ¿Por qué tiene que ser tan jodidamente perfecto?


Por un breve momento se siente vilmente ignorado como una concha, hasta que Steve conduce a ambos hombres hasta donde está él. Entonces carraspea y los presenta. Si a Tony le duele que lo presente como un “viejo amigo”, no lo da a demostrar. Se enfunda su mejor sonrisa y se muestra agradable y cortés.


Thor, el hombre de la barba rubia, es divertido y no comprende las metáforas, pero no es algún problema. Loki—el tipo que se le ha colgado a los brazos a Steve—por su parte, es más agrio y reacio a conversar, pero debajo de esos ojos fríos, Tony distingue un cierto brillo cuando mira a Steve. Eso le pone celoso, pero sólo un poco, porque es Tony Stark y él jamás hace algo patético como sentir celos. 


Le muestran cada uno de los hermosos muebles y él no se resiste y termina comprando todo lo que necesita ahí. Los muebles están tallados a mano, y la madera ha sido cortada por las propias manos de Thor. En medio de la conversación, Thor saca a relucir el buen amigo que Steve es de ellos, y lo mucho que les ha ayudado. Menciona que a veces, cuando tiene mucho trabajo, Rogers le acompaña hasta las montañas y juntos talan árboles y siembran más.


Tony le sonríe a Steve cuando éste le mira tras lo que Thor ha dicho sobre la tala de árboles, y podría jurar que ha visto el cuello de Steve ponerse ligeramente rojo.


Cuando se despiden, se traga el nudo amargo por ver de nuevo al tal Loki colgado del cuello de Steve. Le besa la mejilla y luego le dice algunas palabras al oído que hacen enrojecer de las orejas al ojiazul. Éste se retira con una tos mal fingida mientras niega con la cabeza a modo de respuesta.


Cuando están de regreso en la calle, Tony finge teclear en el celular, pero lo cierto es que necesita saber qué mierda ha pasado entre Loki y Steve.


—Así que ellos son amigos tuyos, ¿eh?—el rubio asiente con una sonrisa, buscando dentro del bolsillo de su pantalón un cigarrillo—. Parece que todos aquí en el pueblo son cercanos a ti. En especial, ¿cómo se llama?, ah, sí: Loki. —bromea, pero lo cierto es que un gusanito le carcome las entrañas y él no es conocido precisamente por ser muy delicado con las palabras. El nombre le sale con más veneno del que quisiera, pero aquella escena se sintió como un grano en el culo. Steve se atraganta con su saliva y casi tira el cigarrillo. Entonces le dirige la mirada a Tony y él puede apreciar el color azul profundo en esos ojos bien abiertos.


—¡Oh, no! Loki suele ser así con las personas en quienes confía, no lo malinterpretes.—niega con ambas manos para que Tony se quite esas ideas de la cabeza. El castaño le mira con una ceja alzada, como si no le creyera—. Deberías haber visto el lío que Laura, la esposa de Clint, le armó un día cuando encontró a Loki abrazando a su marido por la espalda.—sonríe ante el recuerdo y un poco de la tensión acumulada en los hombros de Tony se va. Se concentra en lo que Steve está diciendo y no en el alivio que siente por su confesión—. Loki es… puede ser un tipo complicado y con un tinte siniestro, pero cuando lo conoces mejor y te adaptas a su manera de ser, es un buen tipo. —ahora sí prende su cigarrillo y le da la primera calada.


Tony asimila las palabras, una por una. De todas formas, si Steve tuviera algo con Loki, a él no tendría que interesarle, ¿cierto? Es viudo y puede hacer lo que quiera y Tony es un hombre casado.


—¿Tienes que hacer algo hoy? —pregunta al aire. Steve niega un par de veces, quizá bastante rápido. Es un terreno peligroso y no tiene—ni debe—hacer esto, pero Tony generalmente nunca le hace caso a las voces de la razón en su cabeza. No es su estilo—. Entonces voy a contratarte para que me ayudes a pintar y alzar esa vieja casa, es un asco. —dice, y cuando Steve alza la ceja con escepticismo, Tony sonríe y dice:—Habrá cerveza, lo prometo. —


No hay nada más que decir.


o.o.o.o.o.o


El día se escurre como arena y cuando miran a través de la ventana, la noche ha cubierto el cielo con su manto oscuro.


Tony se niega a tirarse sobre el viejo sofá de la sala porque tiene los resortes demasiado salidos, así que entre él y Steve jalan un colchón de una de las recamaras de invitados hasta la sala y se sientan ahí.


—No puedo creer que incluso haya un supermercado aquí, no parece de ese tipo de pueblos. Lo imaginé, ya sabes, sin tantas tiendas ni cosas por el estilo. —comenta Tony mientras muerde su pedazo de pizza calentada en el horno que ha comprado. Steve rueda los ojos porque es absurdo pensar que una pequeña comunidad esté totalmente peleada con la vida moderna.


Han avanzado rápido para llevar tan poco tiempo pintando. Han cubierto las goteras de los techos de madera; y las paredes de la cocina y la sala todavía huelen a pintura fresca. No está mal para empezar.


Cuando Steve se estira por su cuarta cerveza, su codo le pega ligeramente a un portaretrato y él lo sostiene para que no se caiga. Es inevitable ser curioso así que se fija en la foto: hay una mujer hermosa vestida de traje blanco, con el celular en la mano y viendo hacia otro lado, totalmente ajena a la toma. Sus cabellos son rubios con tonos naranjas, y sus labios pintados de rojo le recuerdan a Steve las granadas.


—¿Quién es ella? —le pregunta, regresando a su puesto al lado de Tony. El castaño, que se encuentra peleando con la tapa de su botella, alza la vista un momento y sus ojos se iluminan. Steve le estudia atentamente.


—Pepper, mi asistente. En teoría es mi secretaria, pero yo la consideraría más como una madre niñera. —dice con una sonrisa pegada en el rostro—. Puede parecer dulce pero es realmente espeluznante cuando se enoja. Dios, todo el tiempo me está regañando y presionando con asuntos de la empresa que están lejanos. Es la única que sabe de memoria mi número de seguridad social. Puede predecir casi cualquier cosa que diré y pareciera como si leyera mi mente. Es macabra, joder. Pero es la mujer más eficiente que conozco, y es, por mucho, la única que puede lidiar conmigo. —se pasa una mano por el pelo y recuesta la nuca en el asiento del sofá viejo. Ha hablado sin parar.


—Parece una mujer muy importante para ti. —murmura, devolviendo el retrato a donde pertenece y dándole un trago a su bebida—. Y es hermosa. —completa. Tony abre un ojo y le mira con escepticismo.


—Si me dices que te has enamorado de ella voy a golpearte. Le he espantado los zopilotes por años, y no dejaré que la arranques de mi lado, ¿entiendes? Sin ella no sé vivir. —le amenaza con un dedo y el rubio se ríe fuerte y claro. Tony bebe de su cerveza un trago largo y no le es suficiente. Necesita más alcohol en sus venas para olvidar que estar al lado de este hombre le hace perder la noción de muchas cosas. 


Tony no quiere darse cuenta que sigue enamorado y loco por Steve Rogers.


—Jarvis cariño, ¿qué hora es? —lanza la cuestión al techo, y el rubio está a punto de decirle que está desvariando, pero una voz robótica proveniente de todos los lugares a la vez, lo interrumpe.


—Quince minutos pasados de la media noche, señor. —y es el turno de Steve para ponerse de pie, buscando al dueño de las palabras. Excepto que no hay nadie. Tony no se sobresalta ni hace ademanes de moverse siquiera.


—¿Qué mierda ha sido eso? —pregunta un poco ansioso.


—Lenguaje. —le regaña, como solía hacer Steve cuando eran jóvenes y Tony soltaba palabrotas en cada oración. Pero el ojiazul no encuentra la broma y sus ojos exigen una explicación. Tony se despereza y estira los brazos, después dice:—. Es mi mayordomo. Una Inteligencia Artificial que diseñé hace muchos años. —lo resume.


—¿Cómo hiciste algo como eso? —y es ahí donde todo se revuelve.


Tony no puede creer que haya alguien en la jodida vida que de verdad quiera saber cómo mierda llegó a construir a Jarvis. Está seguro que Steve entiende menos de la mitad de toda su explicación científica, pero le pone la máxima atención como si fuera la cosa más maravillosa del mundo que ha escuchado en toda su longeva vida. A él no le importa, porque se explaya en explicar cada funcionamiento de Jarvis, así como la información que posee y el acceso libre a cualquier sitio. Se siente como un niño pequeño de nuevo, volviendo a esa época donde le emocionaba hablar de sus proyectos científicos, sus sueños.


Steve le escucha atento, y eso es lo que más le duele y le gusta al mismo tiempo. Steve, de entre todas las personas. El hombre del cual ha estado enamorado más de una década es quien le escucha con paciencia y admiración sinceras. Quien le hace preguntas que pueden parecer estúpidas pero que a él le agrada contestar. De repente no son dos adultos con pasados diferentes, de repente son solo dos personas olvidándose del mundo exterior.


Jarvis ha sido su mayor creación y por eso no quiere compartirla con el mundo. Es algo que ha creado para él mismo. Llámenlo egoísta, no le interesa. Es bastante tonto mencionarle a Steve que creó a Jarvis para no sentirse solo cuando trabaja, pero lo cierto es que lo creó para no sentirse solo en absoluto. Cuando Obi está de viaje, la mansión Stark se siente vacía y casi sombría. Parece que todos tienen algo mejor que hacer que escucharle sobre sus ideas locas, pero Jarvis y su humor sarcástico están siempre allí, y es algo que Tony agradece. Se siente como si el viejo Jarvis estuviera en su puerta hablándole, como en los viejos tiempos.


Se emociona tanto que jala a Steve del brazo, y llevando todavía ambos sus cervezas en las manos libres, bajan hasta el sótano donde Tony le muestra todo. Adora la admiración marcada en cada facción de ese masculino rostro, le conmueve la forma en que sus ojos azules se mueven por todo el lugar como si no pudiera abarcarlo todo. Pero lo que más le gusta, es cómo se ve Steve en medio de su espacio. Como si perteneciera ahí, a su mundo. Su corazón palpita fuerte, y se pone a pensar cómo hubiera sido la jodida vida si le hubiera dicho a este hombre, hace años, que lo amaba.


Quitándose las ideas de la cabeza, pone con familiaridad una mano en la espalda baja de Steve y le guía por todo su taller, mencionándole los proyectos que quiere poner en práctica cuando regrese a Nueva York, como la energía limpia. Le habla sobre esta especie de cuidado del medio ambiente gracias a su tecnología. Incluso el rubio da algunas ideas que no suenan tan mal.  


La voz robótica de Jarvis rompe la atmósfera especial que hay entre ellos:


—Señor Stark. Lamento la interrupción, pero el señor Obadiah está en la línea de espera y quiere comunicarse con usted. —Tony está a punto de decirle que se vaya al carajo porque está muy cómodo platicando con Steve, pero entonces localiza al rubio rascándose la nuca con una mueca apenada. Sí, el asunto se jodió—. Dice que es importante. —puntualiza el mayordomo.


—No había visto la hora, lo siento mucho Tony. Creo que tienes asuntos importantes que atender y te estoy quitando el tiempo. —el rubio dice mientras camina hacia las escaleras que lo conducirán a la planta de arriba—. Nos veremos luego. —y con un gesto de despedida de la mano, sube las escaleras y se pierde. Tony se pasa una mano por el rostro y suspira. Espera algunos minutos.


—¿Se ha ido? —cuestiona con un deje de irritación en la voz.


—Así es, señor. Acaba de cerrar la puerta principal. —contesta Jarvis. El castaño asiente y toma su cerveza de la mesa donde la había dejado abandonada. Toma un trago largo hasta que se la termina. Entonces trae algunos planos a su mesa de trabajo tomándose su tiempo.


—Abre la llamada con Obadiah. —dice con soltura.


No hay realmente nada novedoso sobre las noticias de Stane, salvo que el contrato en Dubái marcha de lo mejor y ha encontrado otros socios, ésta vez suecos, para el proyecto de la energía limpia, así que Obadiah probablemente estará viajando en las próximas horas al siguiente país.


Tony le dice que lo extraña, pero a sus propios oídos no suena sincero.     


o.o.o.o.o.o


Steve está buscando las llaves de su casa en los bolsillos de sus pantalones pero se detiene de inmediato al sentir una presencia. De ante mano sabe quién es, pero no puede evitar estar alerta la mayoría de las veces.


—¿Hace cuánto que estás aquí? —le dice, mientras saca la llave de su bolsa trasera. La calle está algo oscura y el frío se siente más que otros días.


—Hace unos cuarenta minutos, pero no estabas, así que decidí esperarte. —a su lado llega Natasha y deposita un beso suavemente en su mejilla. Steve ladea el rostro y la mira brevemente. No necesita las luces para darse cuenta de su aspecto. Ella retrocede un par de pasos y de repente parece que su actitud ha cambiado a una más arisca—. Traje la cena. —y alza una bolsa de plástico. Steve asiente y abre la puerta. En silencio suben las escaleras hasta su departamento sin encontrarse ningún vecino.


Cuando entran, él se dirige directamente a su cocina por unos vasos y unas cervezas, mientras Natasha cierra su puerta con el pie y deja la comida sobre la mesilla de la sala. Steve le da alcance y antes de que pueda tomar asiento, la toma suavemente del codo y le obliga a mirarlo.


—¿Por qué lo permites? —la pregunta suena suave, pero esconde una ligera decepción. Ella contiene el aire un poco y luego se zafa del agarre sin mucho esfuerzo porque a Steve no le gusta hacer alarde de su fuerza para someter a otros. Menos si son como su familia. Natasha se tira sobre el sofá y sube los pies a la mesa.


—Me golpeé esta mañana con un mueble en la cocina, Steve. Eso es todo. —dice convencida, creyéndose ella misma sus palabras. Steve le observa atentamente mientras la rodea para sentarse a su lado. Puede ver que sus ojos todavía están un poco rojos, quizá porque ha llorado; el rudo golpe que trae en la mejilla cubierto con un poco de maquillaje para disimular, es todo menos un accidente y él lo sabe muy bien. Se muerde la lengua para no hablar porque Natasha es como un gato, y si se siente ligeramente amenazada, se irá.


Ven una película en un cómodo silencio mientras comen algo de sushi de su tienda favorita. Después la pelirroja carraspea para llamar su atención.


—Así que, ¿dónde fuiste? —una de sus cejas se alza con curiosidad. Steve termina de comer y se pasa las manos por los vaqueros para limpiarlas. Luego alcanza su cerveza y le da un trago largo.


—Con Tony Stark. Le estoy ayudando a pintar la vieja casa de la colina, era de su abuela. Se la heredó a su madre y ella a él. —dice. Natasha parece que está intentando recordar algo, pero él se adelanta:—El hombre en The Howling Commandos el otro día. —se rasca la nuca y vuelve su atención a la televisión. No puede dejar de mirar ese horrible moretón que ella luce sobre su inmaculado rostro. Quiere decirle un par de cosas pero de nuevo, sabe que Natasha no lo escuchará.


—Lo he visto antes. No personalmente, por supuesto. Su cara y apellido me suenan. —se lleva un dedo al mentón y lo acaricia—. Ah, sí. Industrias Stark. ¿Qué hace un hombre como él aquí y por qué lo conoces?—ésta vez le da alcance a sus pies y se quita las botas. Después regresa a su posición anterior: con las piernas extendidas sobre la mesa. Con familiaridad deja que Steve recueste la cabeza sobre sus muslos y comienza a darle un masaje sobre sus rubios cabellos. Él cierra los ojos y suspira, complacido por las caricias.


—¿Recuerdas del hombre que te hablé hace mucho tiempo? Con quien pasé mi adolescencia antes de que volviera Bucky. —la escucha tararear a modo de afirmación, entonces continua: —. Bueno, pues es él. Nos conocimos cuando yo tenía dieciocho años y trabajaba en la heladería. Un día fue a comprar uno y nos conocimos. Era insoportable. —murmura, riéndose bajito de sus propias palabras—. En serio que pasar tiempo con él y sus molestas bromas era un dolor de cabeza, pero con el tiempo nos llevamos mejor. Estaba de vacaciones en este pueblo, así que cuando volvió a la escuela dejamos de vernos, pero él volvió cada vacaciones y yo seguía aquí. Creo que hicimos un lazo de amistad bastante extraño. —hace una mueca como ella acaricia una zona de su cabeza donde es sensible. Se moja los labios y vuelve a hablar:—. Sin embargo, a pesar de pasar mucho tiempo juntos, creo que nunca llegué a conocerlo realmente. Es decir, era espontáneo y extrovertido, pero ni siquiera supe cómo era la relación con sus padres. En cambio yo le conté todo de mí. Sabe que mi madre murió cuando tenía quince años, y que mi padre nos dejó por otra mujer. Nunca comprendí… jamás descubrí porqué no confiaba en mí. —se sacude un poco el sentimiento de pesadez que se mete en su corazón, y trata de sonar aminado:—. Logré tenerle un afecto grande pese a todo. Yo estaba ansioso por presentarle a Bucky, aunque en el fondo tenía miedo porque ambos podrían ser una bomba de jugarretas y bromas. Sin embargo, las cosas no marcharon como hubiera esperado, porque no se llevaron demasiado bien. Cuando le envié la invitación a mi boda… Tony no contestó mi carta. Y por supuesto, nunca regresó. —las pestañas caen solemnes sobre sus mejillas. Casi puede sentir la decepción que aquello le causó.


—Quizá tenía algunos asuntos pendientes. —murmura Natasha, con la cabeza apoyada en el respaldo del sofá mirando al techo. Sus dedos siguen pasando ágiles entre ese campo amarillo, relajándose. Quiere opinar una teoría, pero se guarda sus palabras para sí misma.


—Supongo. —murmura más débil de lo que quisiera—. Su padre era un hombre de negocios, y Tony era su único descendiente. Estaba involucrado ya con la empresa familiar cuando lo conocí. —decide no pensar más y se deja llevar por los dedos sobre sus cabellos.


—¿Por qué no le invitas mañana? Clint traerá a Laura y organizarán una comida en el patio de su casa. Estar solo en este pueblo debe ser bastante aburrido. —aconseja. Ella sabe por experiencia que cuando eres de la ciudad y llegas a un pueblo, la vida de repente se torna más silenciosa y monótona. El ruido y bullicio de las ciudades pueden hacerte olvidar toda la mierda de vida.


—Le diré. Aunque no sé si acepte, a veces puede ser un hombre bastante extraño. —dice con tranquilidad. Después se acomoda mejor y no sabe en qué momento se queda dormido ahí, con la cabeza en los muslos de Natasha y ella viendo la noche a través de la ventana.


Lo mira con atención, y le parece imposible que este hombre haya vivido una vida demasiado agitada para sus treinta y cuatro años. Sin embargo, Steve Rogers es todavía demasiado joven y puede encontrar el amor porque es lo que se merece. Ella va a ayudarlo.


o.o.o.o.o.o


Las cervezas que ha comprado para compartir con Steve no se acabaron, por lo tanto los envases llenos brillan casi con burla como tentándolo a tomárselos. Tony se muerde el labio inferior, indeciso entre si debería tomar una taza de café o una cerveza. Él es más fan del whisky, pero en estos momentos no puede beber ni una gota de ese alcohol porque sabe que no parará hasta terminar por completo la botella. Por supuesto, nadie puede verlo. Pero él casi puede presentir que Pepper sabría si él decae. Es a la única persona que no quiere decepcionar.


Se pasa una mano por la cara para despejarse y se decide por la onceava taza de café en esa noche.


Mientras espera a que la cafetera haga su función de llenar su taza, se queda mirando las paredes que han pintado y una sonrisa, breve pero sincera, se dibuja en sus facciones. Sabe que está pisando un terreno con miles de granadas esperando a ser detonadas, y de una u otra forma, el que Steve haya vuelto a su vida acabará mal. Probablemente termine con el corazón roto como la primera vez.


Cristo. Aún puede sentir el dolor cuando vio a Steve besar a Bucky a su regreso hace tantos años. Aún siente como su pecho late irregularmente al descubrir que su única oportunidad de haber podido ser feliz se esfumó cuando Steve, una tarde lluviosa, le habló por teléfono para decirle que le iba a pedir matrimonio a Bucky. La emoción podía palparse incluso a miles de kilómetros. Lo que Tony hubiera dado por ser él a quien fuera a pedirle unir sus vidas. Iba a regresar al pueblo esas vacaciones, pero decidió no hacerlo porque no podría ver a ese par juntos sin ponerse, estúpidamente, a llorar ahí mismo. Justo cuando le iba a declarar sus sentimientos. Justo cuando sentía que su vida estaba cobrando sentido y que se merecía ser feliz. Entonces la vida le cogió por la barbilla y le negó el camino.


Ahora estaba aquí de regreso, ayudando a fomentar una amistad que terminará por destruirlo porque va a regresar a Nueva York y seguramente jamás volverá. Sabe que no puede volver a un lugar donde ha encontrado y reencontrado el amor. Sabe, perfectamente, que los años no han logrado amainar la tormenta que provoca Steve en su pecho. Y sabe, también, que no puede ni debe hacerle esto a Obadiah porque es la única persona que ha estado con él desde siempre. Y Tony ha sido tan egoísta que jamás se dio la oportunidad de amar al hombre que lo ha a acompañado desde siempre. Porque si lo intentó sólo fue superficialmente. En el fondo, siempre ha sabido que su corazón le pertenece a Steve Rogers.


Así que, ya muy entrada la noche, marca un número que conoce de memoria y habla largo y tendido con Obadiah sobre lo mucho que lo aprecia. Se siente culpable, sí. Por algo que sigue sintiendo y que no puede detener por voluntad propia. Le dice a Obi que sin él se hubiera hundido irremediablemente, y Obadiah escucha atento y luego le pregunta si está borracho y Tony se ríe fuerte pero es una risa para sacar toda la tensión de su cuerpo. Le dice que no, que sólo tenía ganas de darle las gracias por todo lo que ha hecho por él en estos años. Se despiden de buena gana y se siente un poco más empalagoso de lo normal.


Tony, en el fondo, sabe que le está diciendo todo esto a modo de disculpas por las cosas que aún no ha hecho. Le está pidiendo perdón por los errores que aún no ha cometido, pero está seguro cometerá.


o.o.o.o.o.o


Por la mañana, muy temprano para su gusto Steve llega a su casa y se ponen a pintar. Se hacen bromas y discuten, y Tony se siente ligero y feliz, como hace mucho tiempo no se sentía. Entonces, antes de que el rubio se vaya a su trabajo, le habla sobre la comida con sus amigos y le invita. Le gustaría que conociera a más gente estando en el pueblo, y Tony no sabe porqué pero acepta casi de inmediato. El simple hecho de que Steve le invite a conocer a sus amigos le pone ansioso y nervioso. Después se siente bastante tonto, vamos, que lo presentará como un amigo, no como su cita o algo parecido.


Así que se pasa el resto del día viendo su armario con una cerveza en la mano. No sabe qué ponerse. Diablos.


—Jarvis, cariño, comunícame con Pepper y dile que atienda la llamada porque es urgente. —se sienta sobre su cama y espera pacientemente a que su IA lo comunique con su asistente. Ve a su alrededor y desea que los muebles lleguen ya, pero según Thor, tardará hasta mañana para estar listos por completo y poder enviarlos.


—¡Tony, Dios mío!, ¿te ha pasado algo?,¿necesitas que vaya? Puedo decirle a Happy que es urgente, y-


—Pepper, ¿quién te ha hecho tanto daño? —sonríe el castaño cortando su drama, bebiendo un trago de su cerveza. Sí, quizá decirle a Jarvis que era urgente no fue la mejor idea.


—Trabajar contigo, Tony. Me pones de nervios siempre. ¿Qué necesitas? —repite más calmada, pero se distingue el tono de voz, la preocupación palpable en sus palabras cuidadosas. Tony sabe que ella quiere preguntarle si ha estado bebiendo.


—¿Por qué no pusiste algún par de buenas prendas en mi maleta? Todo lo que veo son playeras y vaqueros. ¿Dónde están las camisas? —le pregunta. Cualquiera que lo viera a través de la ventana pensaría que está loco y habla solo, pero sólo está parloteando a través del alta voz. Es molesto sostener un teléfono contra la oreja todo el tiempo.


—Te he puesto dos o tres camisas en la maleta. Busca el compartimiento más pequeño y ahí están. Pensé que las notarías. —ella resopla y casi puede verla pasarse una mano por el cabello, exasperada de que la llamada sea solamente para preguntar por la ropa—. De todas formas, ¿para qué querrías una camisa para vestir en el pue… algo pasó, ¿qué es? —de repente su tono cambia a uno más animado, lleno de curiosidad. Tony levanta las manos y niega, como si ella pudiera verlo.


—Oh no, no. No te hagas ideas en esa cabeza tuya. No es nada… nada importante. Simplemente Steve me ha invitado a conocer a sus amigos para que, ya sabes, no esté totalmente aburrido en este pueblo de mierda. —se termina su cerveza y busca su maleta, dispuesto a encontrar esas camisas. Cuando encuentra el compartimiento, se da cuenta que Pepper le ha empacado tres camisas, no dos. Y son sus favoritas. Casi quiere gritar de alegría.


—Me alegro mucho, Tony. Esa es una buena idea. —le dice del otro lado de la línea. Tony escucha sus tacones a través del altavoz y mira la hora. Seguramente está a punto de salir de la empresa. En estos días, con él fuera del juego y Obadiah fuera de la ciudad, no hay mucho por hacer salvo esperar que los contratos estén firmados para comenzar a trabajar sobre el proyecto de la energía limpia—. Sólo compórtate, ¿está bien? No seas engreído, los demás lo agradecerán. —su voz suena tranquila y dulce, casi como una madre—. Tengo que irme, Tony. Happy me está esperando para llevarme a casa.


—Esa es una manera muy tierna para decirme que no quieres que vuelva a llamar y arruinar tu cita con mi chofer. —la escucha reclamarle del otro lado de la línea, como suele hacer ella siempre que dice algo indebido acerca de su estrecha relación con Happy. Él se ríe a carcajadas, luego continúa—. Está bien, está bien. Buena noche Pepper. Y por favor, usa protección que no quiero ser tío tan joven. —entonces, antes de que ella vuelta a comenzar con sus regaños, corta la llamada.


o.o.o.o.o.o.o


Según la dirección que Steve le mandó por mensaje, esta es la casa. Se ve solitaria, y se siente como si de repente hubiera sido el objeto de un juego. Pero Steve no bromearía con algo así, ¿cierto? Así que se decide y toca el timbre un par de veces antes de alejarse y sentirse tonto por traer una camisa.


La puerta se abre y lo primero que distingue es la sonrisa de Steve y sus ojos azules.


—¡Hey, Tony! Estaba comenzando a preocuparme por ti. Pasa, pasa. —le anima haciéndose a un lado, para que Tony tenga espacio para entrar. Sus ojos azules repasan al hombre castaño, y tiene que aceptar que se ve muy guapo. La camisa roja a conjunto con esos vaqueros ceñidos le hacen pensar por un momento que deberían ir a otro lugar más privado. Pasar sus manos por ese cuerpo acanelado, y aspirar su aroma. Desnudarlo. Sus mejillas se calientan ante el indeseado pensamiento y niega sin que Tony lo vea, para despejarse esas cosas. Luego juntos avanzan por el recibidor hasta el patio trasero y están todos ahí, mirándolos.


Steve le presenta a cada uno: Clint y su esposa están sentados muy juntos, y le saludan animadamente. Thor y Loki, los dueños de la mueblería, también están ahí y el rubio de barba le da un fuerte abrazo que podría aplastarle los pulmones. Loki simplemente le sonríe. Sharon, la vecina de Steve, es amable y sus ojos cafés son tranquilos y vivaces. No hay nada que decir de la pelirroja, que pronto descubre se llama Natasha. Hay un aire de tensión cuando él pregunta por el moretón sobre su mejilla, a lo que ella responde que es un golpe con un mueble. Por supuesto él no lo cree, y adivina que de hecho nadie lo hace.


La tarde se convierte en noche y a Tony le agradan los amigos de Steve más de lo que debería. Clint hace bromas y luego Laura lo regaña. Comen carne asada y más cerveza. Tony promete no volver a beber cerveza cuando regrese a Nueva York, está tomando demasiada.


—Lo hubieras visto, Tony. ¡Steve estaba ahí colgado del árbol tratando de alcanzar al gato! —todos ríen ante el recuerdo y el castaño fugazmente mira a Steve, quien está sonriendo apenado y viéndolo fijamente. Tony le sonríe. Clint hace ademanes graciosos mientras habla—. Apuesto a que el gato ni siquiera quería que lo bajaran, pero este hombre —palmea el hombro del rubio con soltura—estaba reacio a dejarlo ahí. Ese día se ganó varios rasguños. —


—Y ni hablar de todas las fans. Las mujeres estaban locas por él. —Natasha agrega con una sonrisa siniestra, mientras todos asienten brevemente—. Tuve que quitárselas de encima. Había una señora, incluso, que estaba fingiendo un desmayo para que Steve la auxiliara. —y vuelven a reír.


Tony los mira a todos mientras bebe, sintiéndose extrañamente ajeno al grupo. Todos ellos son amigos, y más que eso, actúan como hermanos.


La conversación avanza como río, y a cada quien le toca ser el blanco de las risas por un momento. Llega un punto, donde Steve toma asiento a su lado, y Tony siente el aire de calidez que emana su cuerpo y quiere que le abrace. Pero eso no sucederá. Alguien toca su rodilla, y es el rubio tratando de llamar su atención para ofrecerle otra cerveza. Tony la acepta y cuando la toma, sus dedos rozan los de Steve. Se siente diferente, y algo en su interior se acciona como si necesitara más contacto. Con cuidado toma la botella entre sus dedos, pero se da dos segundos más para acariciar los dedos grandes de Steve. Cuando alza la mirada, el ojiazul está mirándole sin pestañear con esos ojos profundos y bellos, pero Tony reconoce la ingenuidad en su mirada y se da cuenta que Steve ni siquiera tiene idea de lo que causa en él. Bien, se dice, eso está bien. Es mejor de esta manera.


Sin embargo, sus ojos se mueven por si alguien más le ha visto y todos parecen enfrascados en la charla, cosa que le alegra. Excepto Natasha, que le está mirando fijamente y que de seguro ha visto todo lo que ha hecho. Le da una sonrisa rápida y luego, nervioso, trata de continuar escuchando lo que Thor está diciendo, tratando de ignorar la mirada de Natasha lo que resta de la noche.  


En el transcurso de la velada, nota que Thor y Loki se alejan del grupo y comienzan a hablar bajito, más juntos de lo que el espacio personal requiere. Entonces se fija en ellos y algo que sucede no le sorprende demasiado: Loki toma por las solapas de la chaqueta a Thor y le planta un beso nada casto. El rubio lo toma por las caderas y lo pega a su cuerpo en un abrazo posesivo. Se pierden un poco más en la oscuridad y Tony sabe que es momento de dejar de mirar.


Tony no se inmuta cuando minutos después vuelven un poco agitados excusándose que deben abrir temprano la mueblería y por lo tanto, tienen que marcharse. Cuando se despiden de él, le manda una sonrisa torcida a Loki y él le devuelve la sonrisa intercalando la mirada entre Steve y su persona. Ok, Loki es observador y ahora sabe de seguro lo que siente por Steve porque bueno, no ha sido muy discreto con las miradas que le manda. A veces, se pierde en la forma en cómo la camisa azul se mueve alrededor de los músculos de Steve  y piensa que se va a romper.


Es hora de que todos se marchen, de hecho, porque ya pasa de la media noche. Natasha y Sharon se van juntas, y Steve decide acompañarle a casa.


Platican, sobre todo, de los amigos del rubio. Tony tiene que ser sincero y le dice que se ha sentido un poco perdido porque todos se mueven y se hablan como si se conocieran de toda la vida, y se siente ajeno a eso.


—Pero podrías pertenecer, Tony. —le dice el rubio como lo toma suavemente del brazo para evitar que se caiga cuando tropieza con una maldita piedra. Sin embargo, pese a que se ha recuperado, Steve no le quita la mano y siguen andando de esa forma hasta la casa del castaño. Él no quiere pensar en sus palabras, porque por supuesto que Steve solamente está siendo amable, como siempre. No sabe cómo despedirse, pero quizá es algo que en su interior se mueve inconscientemente y que le obliga a hacer lo siguiente: lleva su brazo libre alrededor del cuello del rubio y lo atrae en un abrazo apretado. Siente la tensión en el cuerpo del mayor y casi se aleja y está pensando en cómo disculparse, pero entonces el brazo libre de Steve rodea su cintura torpemente y lo pega a su cuerpo por completo. Permanecen poco tiempo así, pero lo suficiente como para hacer que Tony sienta que está volando.


—Gracias por esta noche. Me la he pasado bastante bien. —se sincera, alejándose un poco y sintiendo todavía el fuerte brazo de Steve rodeándole. Entonces apoya la palma de su mano sobre el fuerte pecho del rubio y la otra sobre su mejilla, con su pulgar acariciando la mandíbula de Steve. Podría besarlo ahora mismo. Quiere hacerlo. Pero no puede arruinar lo que ha construido, así que simplemente le besa la mejilla libre y se aleja dos pasos. Steve está mirándolo con una mueca ente confusión y escepticismo, y Tony desea que venga hasta él y lo bese. Pero no sucede. Y el momento se vuelve incómodo.


—Estás bebido. —Steve le dice, sonriendo ajeno a la situación. Se recupera muy rápido como si nada hubiera pasado hace un minuto. Tony se alegra y se decepciona a partes iguales—. Tú nunca das las gracias, ¿quién eres y qué le hiciste a Tony Stark? —entonces el castaño corta la distancia nuevamente y le pica el pecho con el dedo índice de forma juguetona.


— Es tu culpa. He estado bebiendo cerveza todo el día por ti. —y es momento para alejarse, per Steve toma su mano y le aprieta ligeramente, con sus ojos azules velados por las sombras. Hay algo ahí que le hace sentir nervioso por la forma en que esos ojos azules repasan su rostro con cuidado. Luego el rubio le deja libre y le mira dos segundos antes de decir:


—Mañana tendrás resaca. Descansa. —entonces le da una sonrisa rápida y se vuelve, caminando con las manos metidas en los bolsillos de su chaqueta. Tony se le queda viendo porque, diablos, es lo único que puede hacer. A lo lejos observa que Steve saca un cigarrillo y se pierde entre la oscuridad de la noche.


o.o.o.o.o.o.o


En el momento en que estuvo seguro de que se había deshecho de toda su ropa, se tambaleó hacia adelante y besó una vez más al hombre que estaba entre sus sábanas, con una pasión tal que escuchó un ligero gemido como respuesta. Steve tomó su tiempo para besarlo; mordisqueó su labio inferior suavemente, luego más fuerte cuando los ruidos satisfechos de su amante se hicieron escuchar. Dejó que sus manos recorrieran todo el cuerpo contrario, explorando su piel con la punta de sus dedos. La boca del otro hombre era cálida y suave debajo de la suya, sus labios separándose obedientemente cuando él pasó la lengua.                               


Steve estaba totalmente sorprendido de que estuviera completamente duro ya. Sacudió sus caderas en contra del otro, sintiendo la dureza ajena. Entonces sus ojos subieron y encontró el rostro de Tony, sonrojado y con una ligera capa de sudor cubriendo su piel. El castaño dejó escapar un gemido cuando los dedos de Steve comenzaron a pasearse por su pecho, encontrando uno de sus pezones y frotando suavemente.


El rubio presionó besos en su mandíbula, sintiendo el picor de su barba. Haciendo su camino hasta el cuello de Tony, pasando por sus pronunciadas clavículas, donde se detuvo para morder suavemente su piel.


Tony arqueó su cuello, echando la cabeza hacia atrás con un jadeo cuando Steve asaltó su piel con la boca y su mano se tornó más descarada: pellizcó su pezón tiernamente entre los dedos. Las manos del castaño estrecharon sus cabellos rubios y le murmuró, con un tono sugerente que le envió un pinchazo a su polla:


—Te necesito dentro, Steve.


Se sienta en su cama, con la respiración acelerada y el sudor palpable en su frente y pecho, jadeando. Está oscuro ya, y a través de la ventana, la luna reluce plateada. En paisaje es como un contraste brusco con la dulzura de su sueño, lo que lo sacude.


Steve no se da cuenta al principio que está terriblemente duro, la longitud dura y caliente contra su muslo. Mete la cabeza entre las manos, frustrado. No entiende, y sin embargo, no quiere perder los recuerdos de ese sueño. La paz. La calma. La vista del cuerpo caliente de Tony flexible y listo para él.


Pero joder, que sabe que esto no está bien. Y se dice a sí mismo y trata de auto convencerse que esto ha sido solamente una reacción normal porque hace mucho tiempo no tiene intimidad con nadie. Además el abrazo que le dio a Tony al despedirlo debe haber dejado resquicios en su subconsciente. Se siente increíblemente traicionado por su cuerpo.


Lleva una mano y con cuidado tienta sobre la tela y siente su erección y el simple roce le hace gemir y cerrar los ojos. Una lucha moral se debate en su fuero interno. No es un adolescente, no puede hacer esto. No puede masturbarse pensando en su amigo.


Así que va a su gimnasio y se pone a darle de golpes al saco de boxeo hasta que su erección se va por completo y la tensión y el cansancio en su cuerpo le obligan a arrastrarse hasta debajo de sus cobijas y caer dormido.


Al fondo, el Sol está iluminando con sus primeros rayos.


 


 

Notas finales:

¿Qué les ha parecido? A partir del siguiente capítulo las cosas comenzarán a girar más rápido 7u7

Si dejan review puedo tratar de actualizar más rápido :3

¡Feliz semana!


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