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¿¡QUE DEMONIOS!? por Minos Hanari 56

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Notas del capitulo:

¡Hola! Quiero agradecer a todas las personas que han leído este fanfic. 

3.-Comportamiento extraño


Acomodé mi corbata antes de irme a la empresa. Tantos pensamientos me estaban volviendo loco y me hacia la tonta pregunta de cómo fue que termine aquí.  Al salir de la habitación me topé con mi padre, esperándome. Su mirada era intimidante, no demostraba rastro alguno de felicidad. Mis ánimos se vinieron abajo al recordar que seguramente estaría enojado por mis faltas en el trabajo, pero era inevitable… por lo menos mi cordura me dejaba estar en ese punto de razón. La ligera picazón en mi entre pierna recorrió vagamente mi cuerpo, mordí mi lengua en un descuidó para que desapareciera esa sensación molesta. ¿Qué me pasaba? En estos días me he sentido mal y hasta presiento dentro de mí que tengo una infección en esa área.


—Haruhiko ¿Me estás escuchando?—alzó la voz para obtener mi atención. Noto que estaba distraído y seguramente también que escondía algo. —Contesta.


— ¿Huh? Disculpa padre… mi intención no fue ignorarte. —solté un quejido en molestia de la comezón. —No volverá a suceder…si vienes a decirme lo de las faltas en la empresa, aceptaré mi castigo pero he esta—ni siquiera me dejó terminar, cuándo ya había tomado la palabra.


— ¿¡Qué diablos te pasa Haruhiko!? ¿No te has dado cuenta de tu forma de comportamiento últimamente? Estás siendo egoísta. —Se quedó serio mientras tomo un cigarrillo de su bolsa trasera del pantalón— ¿Es por Takahashi? No puedes olvidar a ese interesado que sólo te busco por tu lindo hermano…acéptalo Haruhiko no eres suficiente para nadie. Tú destino está conmigo, Aquí nadie te lastimará.


—¡No tienes derecho! No puedes hacerte cargo de mí eternamente padre. Yo soy lo suficiente grande para salir de esto—apreté mis dientes del malestar que sentía. Era coraje. Hice algo que no debía hacer.


— ¿Eres lo suficientemente grande? ¿No? —Me dijo en un tonó sarcástico. — ¿Qué serás de ti sin mí? Dependes demasiado de tu padre Haruhiko… eres mi hijo mayor sin embargo aún eres cómo un niño que busca quien lo cuide. Yo sólo busco tu bienestar. Te lo diré una vez deja ese comportamiento


—Ya no lo haré más… me voy de la casa—mi voz se rompió y no quise que viera las lágrimas que comenzaban a salir de mi rostro ¿Cómo se descontroló todo? Siempre había sido el hijo perfecto para mi padre, nunca lo desobedecí. Siempre acudí a sus órdenes,  y ahora cómo una tarde de sol; se había esfumado. Disuelto en este dolor que no desaparecía.


—Cómo quieras…—una sonrisa amarga se formó en su rostro—No creo que seas capaz de irte.


Lo vi alejarse, sabía que debía tomar una decisión rápido. Todos los sucesos me llevaban al mismo lugar y ninguno se detenía para dejarme analizar. Retrocedí para tomar mi maleta y poner toda la ropa que tenía. No me retractaría. Jamás volvería… aunque eso me costará.


Al salir por la puerta trasera vi a lo lejos el auto de Akihiko. Iba manejando su coche rojo y a un lado de él… iba Takahashi, se me detuvo el corazón al pensar que lo podría volver a amar. Que todo sería igual cómo antes. Mis ilusiones me llevaron al extremo de detenerme ahí mismo y  dudar en seguir. Tontamente supuse que aquella persona era la misma de la que me había enamorado, no fue hasta que vi cuándo se bajaron del coche. Ambos se abrazaron sin importar quien los viera. Mi padre al contrario de estar enojado les dio la bienvenida y cuándo Misaki le mostró un anillo de compromiso, no…era algo más.  Lo borroso se puso claro en el momento menos indicado y me di cuenta que era argolla de matrimonio.


¿Qué significaba? Nada fue  real, todo. Ni siquiera se esperó lo suficiente. Corrí rápidamente de ahí, lejos muy lejos donde nadie me pudiera encontrar. Me sentía tan solitario. Envidiaba a Akihiko por tener todo lo que yo deseaba. Quería ser cómo él. Libre, sin fronteras. Que no tuviera miedo a caminar sabiendo que me voy a caer. Resbale sobre el verde pasto de un enorme parque. Me caí por descuido y me quede ahí. Ya nada importaba… Nada, yo jamás importe. Nunca quise esto.


Sostuve mi teléfono para llamar al sujeto de la otra noche. Me importaba muy poco lo que pudiera pasar conmigo. El sonido de la otra línea se hizo presente hasta que contesto.


—Hola chico listo, no pensé que llamarás—se burló, aquella voz que un día odie ahora parecía tan lejana. — ¿Tan rápido me extrañas?


—N-necesito quedarme contigo unos días… por favor—trataba de ocultar mi tristeza.


Él tardo unos minutos tardo en contestar a mi petición pero después de meditarlo respondió.


—De acuerdo chico listo; pero entenderás que tengo visitas irregulares  ¿no? Sólo espero que no te moleste. —sonó un tanto diferente.


—No me importa eso, sólo quiero quedarme contigo algunos días…


—Dime dónde estás. Te recogeré.


—No sé dónde estoy. Mejor nos vemos en el mismo bar de siempre.


—Ahí te espero. —Colgó.


Mi frustración no podía llegar a ser más grande. Escaparme de la casa fue tan infantil, nunca hice algo tan erróneo cómo esto. Pero calculando con lo de la otra noche todo estaba mal desde un principio. La comezón volvió aparecer y no podía solucionarlo por las miradas morbosas. No es normal ni decente ver a un hombre haciendo tal barbaridad. Sin embargo comenzó a arder. La falsa sonrisa desaparecía para formar una de desagrado. Intenté caminar lo suficiente para llegar hasta el bar de mala muerte. Solté un quejido. Apenas llevaba unas cuadras cuándo se volvió inestable. ¿Qué me pasaba? ¿Habría contraído algo? La simple idea me asusta.


Llegue demasiado tarde pero al mirar en la barra ahí se encontraba ese chico. Al verme se dirigió a mí y se quitó su chamarra para ponérmela. Era demasiado extraño que pensaba ¿Qué era una chica? Yo nunca me rebajaría tanto.


—Debes tener frío ¿No chico listo?—dio una palmada a mi hombro.—Te escuche mal cuándo hablamos por teléfono…—su semblante cambio—Yo… me preocupe por ti.


Sus palabras me recordaron las de mi padre: “Nunca serás lo suficiente para nadie”. Quizás sólo estaba siendo cortés y no sentía  eso que decía. Hice un bufido molesto, aventando su mano de mala gana.


—No seas hipócrita… no finjas que te preocupo cuándo sabes perfectamente que no es así. Sólo déjame hospedarme en tu casa.


— ¡Oye! —Apretó mi mejilla molestándome por su acción—Deja de ser tan tsundere y acepta que te gusta que te mimen de vez en cuando. Además la otra vez parecías feliz de que te tratará con dulzura durante el sexo. —tape su boca…este chico realmente me irritaba. ¿Quién se creía? Me puse rojo al recordar nuestra última visita.


— ¡Deja de decir eso! E-es vergonzoso. Idiota nos están viendo—él lucia divertido al verme de esta manera. —No soy tsundere…


—Mucho mejor. Así le daremos de que hablar. —beso mi frente. —Déjame cuidarte.


—S-si.

Notas finales:

Espero les haya gustado ;)

Buen Lunes. Hasta la próxima :*


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