2.- Consecuencias.
Mis manos temblaban al sujetar aquel papel con la dirección de esos sujetos con el que me grabaron teniendo relaciones. ¿En qué diablos me había metido? Agarre el transporte público, y verifique que nadie me siguiera. No me perdonaría que vieran mi penosa situación. Seguramente se burlarían. Ese último pensamiento me bajo los ánimos… si tan sólo esto no hubiera pasado.
Se oprimió mi pecho al recordar aquella vez que me subí en este transporte con Takahashi. Él me enseño a vivir de una manera diferente, y aún creo que es el amor de mi vida. Sin embargo no tengo las suficientes fuerzas de ir a su lado… no logró olvidar sus ojos verdes, sus caricias… su manera de decirme “te amo”.
“Esto ya no funcionará Haruhiko, yo… lo lamento”. Las palabras suelen dejar muertos a muchos. Yo le di todo y él se fue. Vi detrás de la ventana notando el túnel negro. Si quiero que esto funcione necesito ser fuerte, al menos para mantener una fortaleza y que mis subordinados no pierdan la imagen que quiero aparentarles.
No tardó mucho en pararse para que bajaran los pasajeros, ya había llegado. Sólo tendría que caminar tres cuadras para llegar hasta el bar.
Pase y adentre en él. Me senté en la barra de igual manera que la otra vez, y comencé a doblar aquella tarjeta. Una música vulgar comenzó a sonar y todos los hombres presentes se emocionaron al ver a un joven de corta edad salir a bailar sobre el escenario en paños menores. Lo que faltaba…
Un sitio de prostitución y actores porno. Soy de un alto prestigio para estar en un sitio tan ridículo. Nada puede ser más humillante que estar aquí cuándo antes sólo asistía a lugares refinados, la melodía no me dejo percibir que un sujeto detrás de mí intento propasarme, tomando ligeramente mi hombro mientras me daba una nalgada… pero qué diablos pasa.
— ¿Te gusta lo que ves? … —susurró cerca de mi oído mientras su mano escurridiza se bajaba de mi cintura hasta mi entre pierna y comenzaba a frotarla, dando caricias. —Eres tan tímido chico listo; me gustaría hacerte mío ahora mismo. —Comenzó a reírse pareciendo un completo estúpido.—Pareces ser muy serio pero en el fondo sé que eres igual a mí
— No digas tonterías yo jamás sería tan vulgar cómo tú … ¡Pero que…ahhh! Deja de hacer eso…—me puse completamente rojo e intente aventarlo pero me fue imposible. Si lo hacía llamaría la atención de todos y lo que menos quería era que todos vieran cómo me masturbaba un hombre en un bar gay. —Es asqueroso… AHH! —tape mi boca de la vergüenza que sentía al escucharme gemir de esa manera.
—Deberías aprender a mentir mejor—dio un mordisco a mi oreja—Yo lo estoy disfrutando mucho…
La cordura se perdió completamente al sentir como le proporcionaban placer, sus manos daba un masaje. Que en cualquier momento alguien de los hombres borrachos pudiera voltear y vernos era lo que me enloquecía. Mordí mis labios para no gemir tan fuerte cuándo lo apretó y masajeo la punta de la cuál comenzaba a salir pre semen. Empuje mi cadera hacia atrás encontrándome con su miembro rosando mi trasero… él también tenía una erección sin embargo en ningún momento lo menciono. No pude evitar frotarlo, y a pesar de estar sobre la tela del pantalón, era glorioso.
—Ahhh… eres…j-justo … lo…que…b-busco—no vi su sonrisa arrogante pero la imagine cuando me vine en sus manos.—Demonios, eso estuvo bueno ¿No te parece? Ya no hay tipos cómo tú.
—No vuelvas hacer eso… —voltee para ver el rostro de aquel sujeto y mi corazón se detuvo por unos instantes. Su anotomía era la de un hombre a pesar de su corta edad. Aseguraba que tendría menos de treinta años, sonreía de una manera falsa, su cabello corto y sus ojos cerrados ¿Qué demostraba? … yo me quede estático.
—Parece que te has enamorado, es tan gracioso porque hace unos momentos decías que era un vulgar.
—Tonterías… yo aún pienso que eres un vulgar de baja categoría, pero no vine para eso sino para pedirte que me regreses el video que tú y tu amiguito me tomaron la otra noche.
—Lo lamento. Ese video es imposible que te lo pueda dar… seguramente sabes las reglas ¿no? Vas a un bar, encuentras a un tipo. Tienes diversión, te paga y se va. Sólo que en tu caso tomamos un video.
—Deja de decir tonterías. Dámelo de una vez. ¿Quieres dinero? ¿heh? Es así cómo funciona el servicio de los prostitutos.
—Ah? En eso te equivocas, no soy prostituto… soy actor porno—soltó una carcajada—El sexo es mi trabajo… las personas tienen fetiches, yo sólo se los cumplo. También los tengo. Sólo me puedo excitar si alguien más está viéndome teniendo sexo… por ello hago este tipo de películas.
—…
—Supe cuándo te vi que eras el indicado…
—No digas estupideces… ¿Quién eres? ¿Y porque me tomaste un video ayer?
—¿No te gusto? Ayer parecías disfrutarlo mucho… además tu cuerpo es tan obediente a mi manos. Formaríamos una buena pareja.
—¡¡Cállate!! Eso fue un error y también esto. Me da asco de sólo pensar que me acosté contigo…
—Lastima, yo pensaba darte el video si te portabas bien—estaba por acabar toda mi paciencia, este tipo era un engreído.
—P-pero… lo necesito, si ese video sale a la luz. —Me quedó pensativo por unos momentos reflexionando de qué manera lo podría obtener— ¿Cuánto dinero quieres? Te pagaré lo que quieras.
—No me hace falta dinero niño rico. Yo quiero algo más—me acarició la mejilla— ¿Qué estarías dispuesto hacer por este video?
Todo cambio, supe que mi respuesta cambiarían las reglas del juego y cualquiera de las dos respuestas yo saldría perjudicado. Pero ya lo estaba. La vida me había jodido a tal grado de no tener nada, y a pesar de estar a punto de saltar en el vació. Adentró de mí sabía que lo quería.
—Haré lo que tú quieras.
Pero la fuerte música no me dejó escuchar el mensaje que me acababa de llegar, y no tuve tiempo para saber que mi mala suerte apenas empezaba.
“Takahashi va a venir la próxima semana a Japón… con Akihiko”.