Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Bonanza por Kunay_dlz

[Reviews - 14]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Los personajes de Fullmetal Alchemist pertenecen a Hiromu Arakawa.

 

 

Envejeciendo en barril de roble

 

 

 

Después de tu partida, no opcional si estoy en lo correcto, mi vida cambió drásticamente. Me dejé llevar por el dolor de tu ausencia, busqué maneras de olvidar o enterrar el sentimiento, ignoré mi antiguo sueño y me concentré en mi miseria. Mis amigos intentaron ayudarme, pero no los dejé, no les permití que distrajeran mi mente… ahí es el único lugar donde te puedo encontrar.

Paso largas horas sumido en el nauseabundo olor, ese olor que irritaba, ese olor que tanto detestabas, ese olor perteneciente a mi sedante y recordatorio personal de la falta que me haces. ¿Cómo caí tan bajo? ¿Cuándo me convertí en la sombra de lo que un día fui? Si tan solo ese día, si tan solo ese día hubiera tomado otro camino… quizá seguirías aquí conmigo.

 

Otra vez considerando ya dejarlo de una vez

Pero es mi único acompañante fiel

Y sale el sol y duele cada decisión

La luna trae consigo otra razón

 

En mi deliro alcoholizado, sin buen funcionamiento de la vista ni equilibrio para estar bien sentado, veo que alguien se sienta a mi lado. Alguien rubio de pelo largo, estoy seguro que un ‘él’ y no un ‘ella’ pese a su peinado trenzado puesto que la segunda opción ya estaría rozando sus… atributos y rogando por atención. Ha… si tan solo me viera.

El rubio trae condigo otra botella y me ofrece un vaso, al parecer sólo busca compañía para seguir bebiendo. No decimos nada, el ruido de los vasos vacíos rogando por ser rellenados y el hueco sonido de la botella es lo único que nos acompaña. Cada uno ahogado en sus memorias, en penas y en el arrepentimiento que rollan el alma.

 

Hay veces que hasta rezo,

Te pido no morir así.

Soy un vil farsante y...

 

El bar cierra y nos echan a la calle, eso sí que no lograron quitarnos las botellas que cada uno traemos, en un mudo acuerdo, o erro de borracho, ambos caminamos hacia la misma dirección… no sabíamos cuál era pues las letras de los letreros de las calles estaban borrosas y otras en otro idioma, caminamos en busca de paz.

Que no duró mucho, una vez que empezamos a hablar no pudimos detenernos, hablábamos sin sentido, a veces ni las palabras salían con coherencia de nuestras bocas. Contamos nuestras historias y no entendimos nada, pretendimos entender, pretendimos escuchar, nos sentimos satisfechos de que no estábamos solos al cargar con una culpa que nos impide seguir viviendo.

 

Latidos bombean alcohol con tal presión...

(Ven a rescatarme ya)

Encuentro la solución en lo peor...

(Ven a rescatarme ya)

Latidos bombean alcohol hasta el sudor...

 (Ven a rescatarme ya)

Y por tanto tiempo.

 

El efecto de las bebidas estaban pasando, el sol se acercaba en la distancia, nos encontramos con el nuevo día en medio del parque, abrazados y cantando canciones imaginarias. El rubio se peleó con una ardilla y ganó la ardilla… ¿o era un gato? Bueno, el rubio se peleó con alguien y terminó con su pelo enmarañado, probablemente ya hubiera estado así de desaliñado, quien sabe. Él se peleó y yo me reí tanto que terminé dentro de una fuente que salió de la nada.

Una pelea y un casi ahogamiento, exhaustos caminamos a mi apartamento que estaba más cerca. Caminamos dos horas, el rubio dijo que el suyo estaba a cuarenta y cinco minutos caminando. Nos reímos de nuestra estupidez y nos tumbamos a dormir, él el sillón y yo en la alfombra, no alcancé a llegar a la cama.

 

¡No! es triste pero da a mi vida algún sentido,

Hasta el más extraño es mi amigo.

Me serviré uno más, otra para el camino.

¡Mis ojos ven borroso ya nuestro destino!

 

Cuando desperté vi que el rubio estaba sentado en el sillón, con una de sus manos enguantadas ocultaba sus ojos de la claridad que se colaba por la ventana, mi visión aún estaba borrosa y sentía un zumbido en mis oídos que me impedía levantarme. Derrotado esperé acostado a que disminuyera el zumbido, una mano extendida en son de ayudar me sacó de mi ‘meditación’, el rubio estaba agachado y, por primera vez pude ver sus ojos con claridad.

Sus ojos… se parecen a los míos, vacíos, añorando algo que no sucederá, con rabia por uno mismo y con esa derrota que nadie puede borrar. Unos ojos dorados, cansados, con esas ganas de no volver a ver nada en el mundo. Además, este rubio, no se ve mayor de veinte… diablos, apenas parece tener dieciocho.

 

Latidos bombean alcohol con tal presión...

(Ven a rescatarme ya)

Se ha ido un poco el dolor... falta de amor...

(Ven a rescatarme ya)

Latidos bombean alcohol con tal presión...

(Ven a rescatarme ya)

Y por tanto tiempo.

 

Salimos de mi departamento y nos dirigimos al primer bar que estuviera abierto. Otra vez sin palabras, iniciamos a beber, no conocíamos el nombre del otro pero eso no impidió beber. Y beber. Y beber. Y volver a beber. Sin embargo, esta vez, no me sentía con las antiguas ganas de sumergirme en la falsa sensación de seguridad que el alcohol provenía.

Los ojos del rubio no me dejaban en paz. ¿Así me veré yo? Desesperado por olvidar y que mi vida llegue a su fin… ¿Qué le sucedió al rubio para que deseara ahogarse en alcohol? ¿Qué fue tan terrible como para autodestruirse a sí mismo? ¿Cuándo parará? ¿Morirá pronto por su descuido? ¿Qué debo hacer? Es como si de pronto recordara que tengo una consciencia.

 

Ya es de noche otra vez,

Pondré este vaso al revés.

No estoy diciendo que estoy bien,

Solo algo para hacer mientras no existas.

 

Se acabó la botella, el rubio estuvo a punto de pedir otra cuando lo detuve en el acto. Miró mi mano en su hombro, dirigió sus dorados ojos a los míos negros, y nos perdimos en el alma de quien mirábamos. Él bajó la mirada y le dije que mi nombre era Roy. Él espero un momento más y al fin me dijo su nombre, Edward.

Entre el ruidoso murmullo del bar escuché su historia, esta vez con todos mis sentidos, esta vez entendí sus palabras y él habló con claridad, lo vi llorar y maldecir. Lo escuché hasta que hubo terminado, luego seguí yo, le conté todo lo que me ataba al bar y a esa bebida que tanto odias, también lloré y me culpé y maldije una y otra vez… y así nos encontró el amanecer, en el bar que no cerró sus puertas y con nuestras almas más ligeras. Estábamos listos para seguir adelante con la vida. Una vida compartida, no había duda en que no le dejaría marchar, él es mi ancla a la realidad y yo quiero ser la suya.

 

Latidos bombean alcohol con tal presión…

Latidos bombean alcohol con tal presión...

Latidos bombean alcohol con tal presión...

 

Con dolorosos altibajos en nuestras complicadas vidas, iniciaba una nueva etapa para los dos.

 

 

 

Fin.

Notas finales:

Gracias por leer.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).