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Amándote desde tus zapatos. por darkness la reyna siniestra

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Notas del capitulo:

Notas: Bien acá va la continuación, ¿Qué les hará el ente a nuestros queridos caballeros pleitistos?

Gea bonita espero este cap. te guste.

    -¡Demonios! De todos los castigos y torturas que puede aver en este mundo, me toco la peor. –Camus entraba a su casa soberanamente molesto por lo que la diosa le había ordenado y más aún el con quien.

 

    Afrodita que se había quedado en la casa circular esperando a su amigo, lo escucho llegar así que fue a su encuentro solo para ver como el francés se dejaba caer con pesadez y frustración en uno de sus cómodos sofás de la sala principal.

 

    -¿Qué te puso de sentencia? –el sueco se acercó al residente para luego tomar asiento a su lado y verle a la cara, descubriendo que Camus tenía la cabeza hacia atrás recostada en el filo del sofá con los ojos cerrados y el ceño fruncido.

 

     El peli largo suspiro cansado…

 

    -Me mando de misión con el mafioso ese. –resoplo asqueado. Afrodita parpadeo divertido.

 

    -¿En serio? –se carcajeo un poco lo que se ganó de lleno la mala cara del aguador.

 

    -Créeme si estuvieras en mis zapatos no te reirías…

 

    -No te enojes amigo, tal vez el viaje sea bueno.

 

    -Es verdad. –acepto. –Quizá pueda dejar perdido “accidentalmente” al infeliz ese. –sonrió de pura satisfacción ante la idea. El otro entrecerró los ojos mirándolo con resentimiento.

 

    -Camus no te atrevas, Death también es mi amigo. –advirtió.

 

    Camus lo miro con cara de póker mientras estiraba del todo sus piernas en una posición más cómoda haciéndolas ver como una resbaladilla. 

 

    Ambos quedaron en silencio solo viéndose.

 

    La verdad sucedía que para todos Camus era frio, calculador y algunas veces creído, según palabras del italiano. Pero Dita era uno del par de los que podían ver el lado oculto del acuariano: Milo y el sueco eran los más cercanos a él y por ello siempre actuaba con confianza y casi hermandad con aquellos dos que eran tan opuestos pero a la vez tan importantes para su frio corazón.

    Pero otro detalle estaba ahí y no pasaba desapercibido para el francés; entre el sueco y el griego existía atracción y de la buena, pero los involucrados parecían hacerse los mareados quizás por miedo a la reacción del otro ¿Quién sabe? Pero que se gustaban, se gustaban y eso para Acuario era tan claro como el agua.

 

    -Si tú lo dices… -giro su rostro al techo y volvió a cerrar los ojos azules para relajarse un poco.

 

    Aunque sin previo aviso, su paz se fue al carajo. Sintió a Dita moverse un poco en el sofá y luego: el susto. El de Piscis había tomado un cojín del otro sofá cercano y sin delicadeza lo había estrellado en su rostro sereno pero tensionado haciéndolo saltar en su lugar.

 

    -¡Pero que demo…! –vio en todas direcciones sorprendido y asustado. Pero al ver a Dita a su lado casi ahogándose de la risa, lo comprendió todo.

 

     -¡Ahora tú también me harás bromas! –se levantó del sofá, tomo otro de los cojines y amenazo. –Bien pues esta me la pagas.

 

    Y el resto es claro. Camus atacaba a Dita con un gran cojín mientras este hacia lo mismo, tirando al peli turquesa al sofá para tres en algunas ocasiones lo que provocaba que el oji azul atacara con más ahínco mientras ambos se asfixiaban de tanto que reían.

    Si, solo con dos personas Camus podía ser tan humano como lo escondía.

    Tan divertidos estaban aquellos dos que no se dieron cuenta que un tercero miraba la escena con ojos burlones. No se trataba de otro más que de DeathMask que iba de camino a su templo tras quedarse solo en el templo principal luego de que Camus se fuera.

 

    -Pero que tenemos aquí, el señor del hielo jugando como un mocoso. Pensé que eras más maduro hielito. –se burló haciendo que su voz resonara por el lugar y detuviera todo movimiento en la sala.

 

    -Masky no empieces. –pidió Dita con cara de fastidio, se la estaba pasando muy ameno con el galo.

 

    -Pero como no quieres que empiece si mira como el niño grande se comporta. –soltó una carcajada que enojo profundamente al ofendido.

 

    -Si vas a pasar hazlo de una sola y deja de joder de una buena vez. O ¿te parece poco el hecho de que tengo que cambiarte pañales todo el día de mañana, gran idiota? –Camus no iba a dejar que lo fastidiaran, era su casa y podía actuar como le vinieran en gana.  

 

    -¡Cállate franchute! ¡Crees que me gusta saber que tengo que aguantar tu déspota presencia!

 

    -¡Jodete mafioso! –alzo la voz.

 

    -¡No te soporto! –grito yéndose.

 

    -¡Ni yo a ti! –respondió también gritando. Vaya que ese siciliano era bueno para sacar a la gente más paciente de sus casillas.

 

    Camus se sentó de nuevo en el sofá pero esta vez con molestia, afrodita no terminaba de entender porque después de tantos años, sus compañeros y amigos se odiaban tanto.

 

    -¿Cuándo acabara el odio entre ustedes Camus? –tomo asiento en uno de los apoyabrazos.

 

    -Quizás cuando muramos Dita, no lo sé… -resoplo. –Mejor iré a preparar lo que necesitare para mañana. –se puso de pie y camino hasta un pasillo donde se perdió de la vista del pisciano.

 

    Dita negó con la cabeza cuando Camus pasó a su lado para hacer lo dicho. Piscis se quedó en silencio un momento hasta que al fin con el dueño de casa un poco lejos, alzo la voz para hacerse escuchar.

 

    -Camus dime algo… -alzo su voz pero el nombrado logro escuchar y casi respondió en el mismo volumen.

 

    -Dime.

 

    -… ¿A ti te gusta o te llama la atención de alguna forma Death? –tras soltar la última palabra, el peli celeste se mordió el labio interior con algo de duda.

 

    Camus al escuchar la interrogante, salía con paso rápido y pesado de sus aposentos para ir donde el otro estaba y verle a la cara con ojos desorbitados en pura sorpresa. Como si hubiera sido ultrajado de la manera más denigrante y humillante jamás en su vida.

 

    -¿Qué…? –atino a decir con incredulidad. -¿estas bromeando? ¡Ah ya se! –aplaudió para luego señalar a Dita y verlo como si hubiera descubierto un gran enigma. – ¡Te estas drogando!… Dita deja de hacerlo, le hace mal a tu mente. –sonó con conciliación.

 

    Dita entrecerró sus ojos con cara de póker poniéndose de pie para encarar al francés.

 

    -Cam no bromees, te hablo en serio. Es que… ustedes se molestan desde que tú llegaste aquí, y pues, he leído que si dos personas se molestan es porque disfrazan que se gustan… -hablo como quien no quiere la cosa aunque a Camus no le hizo nada de gracia.

 

    Camus palideció al pensar en que su amigo creía que a él le podía gustar alguien como el italiano y luego de un rato al meditar lo dicho por el sueco le recorrió un escalofrió por la espina dorsal al contemplar que Dita había tomado la posibilidad de que a ÉL le pudiera atraer el de Cáncer. El onceavo guerrero lo noto y sonrió.

 

    -Camus, Camus, Camus… ¿Me equivoco entonces?

 

    -¡Claro que sí! ¡Crees que estoy loco para poner mis ojos en un tipo como ese!!... prefiero quedarme calvo a tener una pareja como él. –se marchó de nuevo a sus tareas.

 

    Y no mentía, de hecho a él no le atraía en nada su compañero crustáceo, nunca le había agradado y no comenzaría ahora con ello. Pero claro, que pueden saber los otros de eso; siempre guiándose por dichos de niños que tenían en la cabeza y que no eran escritos en piedra para cumplirse como profesáis.

 

    -Si tú lo dices amigo. –Dita se alzó de hombros sonriendo en resignación. El pez nunca había visto que su amigo mostrara interés por su amigo italiano, así que Camus no parecía mentirle. Decidió dejarlo por la paz y cocinar algo rápido para merendar más tarde. 

 

    En otro lugar…

 

    Masky ya había llegado a su templo encontrándose con Milo que había prometido esperarlo. El de Escorpio estaba curioseando en la cocina mientras el otro entraba descubriéndolo aun allí.

 

    Milo al sentir la presencia de su compañero, volteo y no pudo evitar preguntar.

 

    -¿Y bien?

 

    -¡Me cago en mi suerte! –soltó molesto jalando una de las sillas de la cocina para sentarse sobre ella.

 

    -¿Tan malo fue? –el griego tomo una bolsa de papitas y la abrió sin más.

 

    Death lo miro con enojo antes de responder.

 

    -¿Tu qué crees? –resoplo. –Tengo que ir de misión mañana ¡con él, rayos! No voy a aguantar estar con ese tempano ni cinco minutos antes de intentar matarlo.

 

    Milo rio de buena gana al ver a su amigo tan azorado. Masky lo atravesó con la mirada.

 

    -Para mí que ustedes se gustan. –soltó sin previo aviso. El peli corto se asqueo de inmediato.

 

    -Vete al carajo Milo. Estoy loco pero no tanto para fijarme en ese frigorífico.

 

    El griego se soltó a risa suelta al pensar en aquello que su amigo odio con todo su ser

    Era tan divertido pensar en Death junto a Camus, en especial porque ambos se detestaban y no sentían nada más que odio hacia el otro.

 

 

 

   ->+><+><+><+><-

 

     Las horas volaron sin esperar a nada, y al fin la noche les cobijo y la luna les dio un poco de su brillo. Fue así que una vez cada quien hizo lo suyo, todos se dispusieron a descansar. En especial nuestros dos “rivales” cuyo sueño iba por el quinto reino.

    Pero no todo en el Santuario era paz. Saori y Shion se encontraban planeando todo meticulosamente para que no fallara de  ninguna manera. Y aunque el pobre lemuriano estaba más dormido que despierto dado que eran las dos de la madrugada, trataba de prestar toda la atención que su cansado ser le permitía a las instrucciones de la peli morada.

 

    -Y eso es lo que harás, ¿has entendido Shion? –quiso saber la chica pero al dejar de escribir y dibujar en un pizarrón que tenía y darse la vuelta, vio con los ojos entrecerrados al sumo Pontífice dormido en la silla con su cara siendo detenía por su mano derecha.

 

    Según lo que percibió la diosa, Shion se había dormido.

 

    -¡Shion despierta! –grito la chica asustando al ariano peli verde que se incorporó a gran velocidad, pero al ver a Saori frente de él con las manos en la cadera y el entrecejo fruncido, los ojos que se habían abierto como platos, se relajaron cansadamente.

 

    -¿De qué me perdí? –Shion se refregó un ojo con pereza.

 

    -¿No me digas que tengo que explicar todo de nuevo? –le refuto Saori con un tono de impaciencia.

 

    -No, no de hecho mi señora, ya me quedo claro lo que debo hacer. Pero si me permite, para que el plan sea mejor ejecutado, necesito descansar para estar dispuesto por la mañana. –manipulo el lemuriano a su favor. Saori medito.

 

    -Tienes razón. Bien si te ha quedado claro, ve a descansar, necesito que estés lucido.

 

    Y así ella también se retiró dejándole el pizarrón al peli verde en la habitación. Al ser una diosa ocupada, ella también merecía descansar.

 

 

 

 

 

Notas finales:

Bien el cap. 3 up. Espero les guste, voy por el 4. En compensación de este lunes porque no estoy segura si podre actualizar.

 


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