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Dios maldiga a los rubios por niky-cham

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Notas del capitulo:

He tardado milenios. Y lo lamento mucho D:

Ser que no he contestado sus comentarios, pero pretendo hacerlo con los comentarios de la proxima semana. De todos modos estuve muy atenta a todo lo que me decian, y en mis tiempo de oscuridad, me alegraba saber que aun habian personas interesadas en el fic.

¿Que sucedio? Pues si les interesan las explicaciones, pase un periodo horrible en el universidad, en el sentido de que tuve mucho por hacer y estudiar, sin contar que mi computador esta malo desde hace un tiempo, y agregando ademas que llevo varias semanas con un resfrio que va y viene, tengo dias buenos y malos, pero la verdad es que en ninguno de ellos estaba en condiciones para escribir, si no era por una cosa era por otra y asi...

Espero que de todos modos este capitulos les encante.

Capítulo 11: ¿Limites?

Abrió sus ojos encontrándose con un amplio cielo blanco, el olor a alcohol inundaba sus fosas nasales, y solo falto que moviera un poco la vista, para encontrarse con el incesante goteo de la intravenosa, siguió el recorrido hasta encontrarlo justo en su brazo, y soltó un largo suspiro al reconocer la situación.

Sasuke estaba a su lado, tenía el cuello torcido, y abrazaba su propio cuerpo como si hubiese  pasado frio durante toda la noche, cosa lógica, pues la pequeña y delgada manta que llevaba encima, no parecía en lo más mínimo abrigadora, en comparación con las frías noches que estaban trascurriendo.

De un momento a otro le vio enderezar la cabeza, parecía adolorido, pues se detuvo a medio camino y disminuyo la velocidad, gruño un poco y se masajeo el lado izquierdo del cuello. Naruto rio un poco, y aquello llamo la atención de quien recién estaba despertando. Los ojos negros se clavaron rápidamente sobre su persona.

-¡Naruto! –No tardo en exclamar. – ¡Dios santo, no tienes idea del susto que me diste! ¿Cómo estás? –Hablo rápidamente, intentando ignorar el dolor de su cuello, y espalda.

-Cálmate, estoy bien –Hablo con su voz rasposa, obligándose a carraspear un poco para acostumbrar su garganta al nuevo día. –Estoy harto de esto –Suspiro, sintiendo la mirada compungida de Sasuke sobre su persona.

-¿Qué sucedió? Pensé que todo estaba bien –Pensó que nunca se atrevería a preguntar, pasaron por lo menos quince minutos en silencio, pero al fin se atrevió a hacerlo. La noche anterior no le habían dado información, pues el mismo Naruto fue quien recibió el diagnostico, por su cuenta.

-Tuve una hipoglucemia, se me bajo el azúcar –Confeso entre arrepentido y avergonzado, desviando la vista, sin querer enfrentarse al escrutinio de Sasuke.

-¿Cómo sucedió eso? ¿No se supone que a ti se te sube el azúcar? –Pregunto contrariado.

-Tú no sabes nada de diabetes  ¿Verdad? –Cuestiono el rubio con algo de burla. Sasuke simplemente le observo molesto, no tenia argumentos en contra de eso.

-Si sabes, que no sé nada de diabetes, ¿Por qué no simplemente me explicas? –

-Porque es divertido burlarme de ti un poco –Admitió el rubio, luego se tomó un poco de tiempo para responder –Lo mío es diabetes tipo 1, tengo doble efecto, porque me inyecto con insulina. Básicamente si no me inyecto la maldita dosis todos los dias cada vez que tengo un comida impórtate, mi cuerpo almacena el azúcar, no la procesa, y me pasa lo que viste la otra vez, pero si me inyecto la insulina y no como correctamente, la muy maldita hace su trabajo, consume la poca azúcar que tengo, y pasa lo que viste anoche –Confeso, sin querer mirar a Sasuke, puede que el pelinegro no supiese nada de Diabetes, insulina y glucosa, pero si en algo era rápido Sasuke, eso era el pensar, y seguramente ya se habría dado cuenta del pequeño detalle que Naruto deseaba ocultar.

-¿Qué estupidez es esta Naruto? –El rubio desvió la mirada dándole la razón – ¿Me dices que te inyectaste esa cosa y no comiste nada luego? –Intento hacer memoria, recordaba el desayuno, también el almuerzo, habían tomado una colación temprano, pero la cena nunca llego, en su cabeza solo estaba la imagen de Naruto intentando engullir unas galletas.

-¡Iba a cenar! Pero entonces se perdió el documento, y tuvimos que hacerlo otra vez. –Explico cansado –Ya me había puesto la inyección, no había forma de evitarlo, al menos comí unas galletas, para no morir en el intento. –Entonces era eso.

Sasuke suspiro bajando la cabeza derrotado, intento serenarse, y ordenar las ideas en su cabeza.

-No vuelvas a asustarme –Soltó de pronto, observando con sus intensos ojos negros al joven tendido en la camilla. Paso sus manos removiendo algunos cabellos rubios, y enredo sus dedos casi al final de las hebras –Escucha. Desde ahora, no importa lo que pase, si debes alimentarte, hazlo. Es más, tú ni siquiera deberías estar trabajando para la hora de la cena. –Naruto estaba arrugando el ceño, pero Sasuke sabía muy bien que aquello no podía pasar de largo –Lo de ayer, te lo agradezco mucho, si tú no hubieses estado allí, estoy seguro de que no habría terminado a tiempo. Gracias. –

Debía admitirlo, Sasuke sabía exactamente qué decir, en los momentos más oportunos. Se relajó un poco y apoyo su espalda contra el mullido colchón. Desde su posición volvió a observar la sonda, ya no le falta mucho a la bolsita, y tenía la esperanza de que le dejaran ir en cuanto terminara su intravenosa.

-Está bien. Te dije que demostraría, que no hay mejor secretario que yo. –Aseguro con orgullo, consiguiendo que Sasuke sonriera.

El tiempo trascurrió lento y en un como silencio. La bolsa debía estar a pocos minutos de terminarse y Sasuke se levantó de la silla, haciendo algunos estiramientos para luego observar a Naruto.

-Avisare a alguien que ya has despertado –Anuncio, recibiendo solo un asentimiento de cabeza por parte del menor.

Salió de la habitación a pasos tranquilos, todo estaba muy sereno, al menos así, hasta que una rubia de mediana edad, despampanante, ingreso a la habitación agitada.

-¡Si eras tú! –Exclamo la mujer observando al joven en la camilla.

-¡Abuela Tsunade! –Exclamo el rubio, recibiendo de inmediato una mirada de reprobación.

-No me digas abuela, muchacho insolente –Reprocho.

Mientras toda la charla era observada por un curioso moreno, sorprendido por aquella inusual cercanía, entre médico y paciente.

-¿Se conocen? –Consulto a espaldas del curioso dúo.

Ambos rubios giraron para verles, notando que por un momento habían ignorado la presencia del azabache, así como también la situación en la que estaban. Tsunade carraspeo, y Naruto solo una suave carcajada.

-Ella hizo algunas visitas al orfanato en el que me crie cuando era niño. Como es una médico muy reconocida, no tardo en descubrir porque era tan problemático con mi salud –Relato – También se hizo cargo de mi diabetes durante todo el tiempo que viví el en orfanato. –Añadió.

-Y se suponía que debía continuar tratándote, pero un día desapareciste, muchacho del demonio –Reprocho la médico.

A Sasuke en ese momento le pareció impresionante lo pequeño que puede ser el mundo. Sonrió y se acercó a Tsunade extendiendo la mano.

-Mucho gusto, soy un amigo de Naruto, y también su jefe –Se presentó. La mujer agrando sus ojos correspondiendo el saludo, sorprendida por supuesto de que Naruto tuviese algún amigo, además de Deidara, y Gaara, las únicas personas con las que pudo formar lazos en el orfanato.

-Soy Tsunade, el gusto es mío, joven Sasuke –Respondió medio sonriente.

Las presentaciones, y saludos no llegaron más allá de eso. Finalmente la esperada revisión inicio, Tsunade examino básicamente todo lo que debía examinar, colocando especial atención en los niveles de azúcar que poseía Naruto, para gusto, todo estaba normal.

-Al perecer el tratamiento tuvo buenos resultados –Soltó luego de ver los números en la pantalla de su pequeño aparato.  Naruto solo se fregada el índice con el pulgar, el minúsculo pinchazo no dolía, pero sí que dejaba una incómoda sensación.

-¿Puedo irme entonces? –Pregunto entusiasmado, recibiendo de inmediato una mirada molesta de la médico.

-Si tanto te desagrada estar aquí, intenta al menos cuidarte –Soltó rápidamente. El rubio solo se encogió de hombros, con su sonrisa bobalicona en el rostro. Tsunade suspiro –Arregla tus cosas, voy a arreglar los papeles para que puedas irte –Dijo antes de salir de la habitación, sin alcanzar a ver las celebraciones por parte del rubio.

Desde la posición en que estaba observo como el rubio se bajó de la cama un poco tambaleante, y medio encogido, se quitó el vergonzoso pijama de hospital, poniéndose encima su ropa, tan rápido como pudo.

-¿Te duele algo? –Consulto Sasuke al ver al hiperactivo rubio, moviéndose lento y cuidadoso.

-El estómago –Respondió Naruto con toda sinceridad – Pero no te preocupes, es normal, seguro Tsunade ya lo sabe, y me dará un par de píldoras para que las tome en casa –Resto importancia. Pero a la vista de Sasuke, seguía sin verse del todo bien.

-Bueno, vamos. Tengo el auto estacionado afuera, yo te llevo –Gesticulo con la cabeza. No era una propuesta, era una orden. Y seguro que Naruto se hubiese puesto en contra, peleando poco por sentirse mandado, pero en realidad solo se limitó a asentir con una sonrisa cansada.

Sasuke abrió la puerta, y le dejo salir primero, Naruto avanzo lento, llegando hasta la recepción del piso, lugar donde Tsunade ya tenía listo el papeleo, y una bolsa marrón con las indicaciones en el frente. El rubio estaba firmando cuando los vio…

-Rayos –Soltó sin pesarlo mucho.

Al frente venia Deidara, caminaba apresurado, probablemente hecho una furia, por detrás estaba Itachi, un tanto más calmado, quizás intentando tranquilizar a su pareja, pero con muy pobres resultados.

Naruto por supuesto había oído el rápido comentario de Sasuke y no tardo en seguir la mirada morena, encontrándose al instante con su amigo, y el prometido de este.

-¡¿Tu les dijiste?! –Exclamo molesto, observando a Sasuke.

-¡No he dicho nada, lo juro! –Contesto el azabache, levantando sus manos. Observo al costado sin saber qué hacer, el realmente no había dado aviso a nadie. No por desconsideración, sino porque estaba tan preocupado que ni si quiera había pensado en algo que no fuese Naruto.

-¡Naruto! –Se oyó a lo lejos, por supuesto siendo acallado rápidamente por una enfermera. Dediara solo hizo un gesto de arrepentimiento y siguió avanzando como un poseso. –¿Qué tan irresponsable puedes ser? –Reprocho una vez que le tuvo en frente. Naruto simplemente guardo silencio, cuando quiso hablar, se dio la vuelta y volvió a encogerse sobre su cuerpo.

-Déjalo en paz, Deidara –Intervino Sasuke, acercándose un poco a Naruto. El pelinegro recibió una mirada agresiva y seria de parte del rubio, como si dijese claramente: “No te metas en esto”.

-Hazle caso al chiquillo. Ya he regañado yo a este cabeza hueca. Además la mala experiencia solo se la lleva él. –Hablo Tsunade tras la espalda del pelinegro.

Los ojos azules de Deidara se posaron rápidamente sobre la médico. Habían pasado años desde la última vez que le vio, por esos tiempos en que Tsunade visitaba el orfanato una o dos veces al mes, él era tan solo un niño, pocos años después fue adoptado, y vivo una buena década en el extranjero, a pesar de todo eso, recordaba a la médico claramente.

-¡Señora Tsunade! –Exclamo desviando su atención del rubio menor.

-Ha pasado un tiempo, Deidara –Recordó la médico con voz suave y calma.

-¡Años! –Exclamo Deidara – ¿Usted ha atendido a Naruto? –Consulto lo obvio, solo por confirmar sus acertadas sospechas. La mujer asintió, y Deidara soltó un suave suspiro.

-Y también he sido yo quien le ha dado el alta, con sus condiciones, por supuesto – Observo a Naruto directamente, el rubio se encogió de hombros y soltó:

-Solo quiero irme de aquí. –

-¡Pues ya nos vamos! –Asevero de inmediato Deidara.

-Ve a casa Dei, Sasuke dijo que me llevaría –Expuso Naruto.

-¡Nada de eso! ¡Sasuke estuvo contigo toda la noche! –Rebatió Deidara.

-Entonces, si les dijiste –Esta vez increpo Naruto. Sus ojos color cielo se clavaron sobre Sasuke, el pelinegro solo se encogió de hombros, repitiendo una vez más:

-Yo no dije nada. –

-Me lo dijo uno de los empleados de la empresa, hoy en la mañana –Hablo por primera vez Itachi, captando de inmediato las miradas de todos los presentes.

-¡Muy bien! Cálmense todos ustedes, no olviden que están en un hospital. –Detuvo Tsunade de una vez por todas –Naruto, ¿Ya tienes todo? –Consulto a su paciente. Él rubio asintió y se aferró la bolsa marrón al cuerpo. –Bien, ahora decide rápido, ¿con quién te iras a casa? –

-Sasuke –Soltó el rubio sin vacilar –Él ya se había ofrecido, y le queda de camino, además tengo unas cosas que preguntarte sobre el instituto –Quizás parte de aquello fuera mentira, pero por la mirada que Deidara le estaba enviando, tuvo que dar un par de razones extras, para irse con Sasuke y no con ellos.

-Entonces decidido. Vámonos ya, Itachi, te llamare luego de que deje a Naruto en casa –Apresuro Sasuke. Recibiendo un asentimiento por parte de su hermano, y un gesto resignado de Deidara.

Solo apresuraron el paso. Al llegar al auto Naruto estaba extrañamente agotadísimo, Sasuke nunca le había visto así.

-¿Seguro que te sientes bien? –Insistió por última vez.

-Aun no tengo bien regulados mis niveles de azúcar, eso es todo –Exhalo hundido en el asiento.

-Vamos entonces. Por cierto, ¿Qué querías preguntarme sobre el instituto? –Consulto para cambiar un poco de tema. Naruto negó con la cabeza y e hizo un gesto desinteresado con la mano.

-No es nada, solo quería quitarme a Deidara de encima. Es mi amigo y lo adoro, pero de verdad, no lo quiero gritándome en el oído toda la tarde, insistiendo que debe quedarse en mi casa para cuidarme, cuando lo único que consigue es darme una horrible jaqueca. –

Sasuke solo soltó una carcajada grave, de esas que logran erizarle la piel a cualquiera. Naruto recostado en el asiento, giro la vista y se encontró con el moreno, conduciendo cómodamente, su codo izquierdo sobresalía solo unos centímetros fuera de la ventana, y la mano derecha la llevaba firme sobre el manubrio, el sol de la mañana le daba sobre el rostro, su piel clara y lechosa, alardeaba no tener la mas mínima imperfección, sus cabellos lustrosos, lucían brillantes bajo la luz de la mañana y su rostro, a pesar de haber pasado una pésima noche, se veía increíblemente fresco.

“Maldito Sasuke”, pensó internamente, ahora comprendía como el muy imbécil, conseguía traerlos a todos y a todas bajo sus costosísimos zapatos.

Estaciono el auto fuera de su casa. Naruto estuvo dispuesto a bajarse y hacer como de costumbre, despedirse desde la escalera y luego entrar a su hogar. Pero Sasuke al parecer no planeaba lo mismo. Abrió la puerta y acompaño al rubio, cosa que molesto notablemente a Naruto.

-No estoy discapacitado ¿Sabes? –Informo.

-Lo sé –Le siguió el juego –Pero ayer no fuiste capaz de llegar si quiera al ascensor, y si te caes de las escaleras, estoy seguro de que terminaras más tonto de lo que ya eres –Golpe bajo, punto para Sasuke.

Naruto entrecerró sus ojos y le observo enfadado, empezó a golpear sus pies contra el piso en cada paso, al llegar frente a su puerta, solo observo una vez más a Sasuke, dispuesto a correrlo de su casa, pero la reacción del moreno le tomó por sorpresa.

Pego su frente a la contraria y durante escasos segundos le revolvió los cabellos.

-Descansa. Y no vuelvas a darme un susto como el de anoche –Susurro, frente a un impávido Naruto. Pronto alejo su cuerpo del menor y volvió en su rumbo por las escaleras. Antes de pisar el último escalón giro el rostro y dijo. –Me tomare el día libre, llámame si necesitas algo. –

¿Sera que su amistad estaba superando los límites? Ninguno podría establecerlo, con claridad.

Notas finales:

Ya con esto retomamos la historia, se suponia que este capitulo iba a iniciar un nuevo periodo, pero decidi hacerlo un poco mas tranquilo, pues necesito retomar el hilo, tanto yo como escritora como a ustedes mis lectores. Ya la proxima semana esto se pondra un poco mas intenso :)

Yo se que me odian por no actualizar en tanto tiempo. Pero dejen comentarios, ustedes saben que una autora motivada y feliz, siempre es una autora mas eficiente :D

Gracias por todo.

Nos leemos <3


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