Capítulo 13: Descubriendo sentimientos.
Siempre le vio como un varón hecho y derecho, alto, fuerte, con una personalidad avasalladora. Quizás por eso siempre imagino que en la intimidad sería algo brusco, osado, aunque no torpe. Sin embargo se equivocó, en ese momento tenía los labios de Sasuke sobre los suyos, y no podía describir ese encuentro con otra palabra más que la dulzura. Sasuke le besaba con paciencia, como si pidiese permiso para recorrer cada centímetro de sus labios, tierno, respetuoso y lento. Él correspondía de la misma manera.
El tintineo de una copa les alejo lentamente, la oscuridad había sido cómplice de su encuentro, y al parecer solo ellos guardarían aquel recuerdo. Los ojos de Naruto observaron tímidos a Sasuke, el moreno en su parte se veía confiado, incluso feliz. Deidara a lo lejos chocaba una pequeña cuchara contra la copa de cristal, llamando la atención de sus invitados. La convocatoria se hizo a su alrededor, y poco a poco la música fue pasando a segundo plano.
-Familia y amigos, quiero agradecer a todos su presencia, en este día que es tan importante para mí, como para mí amado esposo. –Todos se miraron sonrientes, la dicha de Deidara era palpable, y cada uno de los invitados sentía aquella felicidad como propia –Sin embargo me he guardado un pequeño secreto durante algunas semanas –Sonrió observando a su esposo –Amor, tengo para ti un regalo de bodas muy especial. –
La cajita era de color azul, y no más grande que las manos del rubio doncel, tenían un enorme listón en el centro, de un plateado vibrante, y tembló entre las manos de Itachi, mientras lo desenvolvía. Todo el público esperaba expectante, frente al espectáculo que nadie esperaba. El par de zapatitos color pistacho, dejaron impávido al recién casado.
-¿Es una broma? –Pregunto impresionado. Deidara solo carcajeo ante el impacto de su pareja, y luego negó tiernamente con la cabeza.
-El día de nuestro matrimonio, también será el día en que demos inicio a nuestra familia –Comento presionando la cajita de zapatos, sobre las manos de Itachi.
El pelinegro a pesar impresión, dejo los zapatitos a un lado, y aferro el cuerpo de su esposo entre sus brazos, beso los labios del rubio, recibiendo los aplausos de fondo. Todo el mundo había escuchado sobre la dichosa noticia.
-Son rápidos. A penas se casaron y ya van a hacer familia –Carcajeo Naruto en medio de los aplausos. Sasuke asintió ante el comentario, sin embargo no notaba felicidad en los ojos de Naruto.
A medida que cesaban los aplausos, la dulce pareja compartía su felicidad con el público. Mientras Naruto daba la espalda al escenario y comenzaba a caminar, lejos de toda la algarabía. Sasuke fue tras él.
Decidió darle su espacio, y esperar a que el mismo rubio le llamase. Naruto sabía que Sasuke le esperaba parado junto al árbol, y Sasuke, a pesar de que había pasado quince minutos de pies sin ningún interés del rubio, esperaba aquella llamado, con toda la seguridad de que llegaría pronto. Y así fue.
-¿Vas a quedarte allí toda la noche? –Consulto Naruto en voz alta.
-El suficiente tiempo como para que me dejes acercar –Respondió el pelinegro, dando paso al frente, sin que Naruto se quejase. Entonces camino hasta él, tomo asiento. – ¿Qué sucede? –Se atrevió a preguntar. Naruto se encogió de hombros.
Era difícil intentar leer la mente de ese rubio en aquel momento. Sasuke hacia su mejor esfuerzo y tenía plena seguridad de que era en vano. Sabía perfectamente que Naruto no estaba feliz, y temía que fuera su beso, lo que le hubiese puesto en tal ánimo.
Un suspiro largo se interpuso entre ellos, Naruto revolvió su dorada cabellera, y negó con la cabeza, soltando otro suspiro menos lastimero.
-Yo creo –comenzó un tanto indeciso. –Creo que mis padres también estaban contentos cuando supieron que iba a nacer. En realidad no podría asegurarlo, es solo un presentimiento, me gusta creer que ellos fueron felices, pero mi vida arrebato las suyas –Soltó con la voz estrujada.
Sasuke nunca se había considerado una persona empática, podría oír las historias más trágicas del mundo y no sentir la más mínima lastima, quizás por eso nunca había considerado la enfermedad de Naruto como algo digno de misericordia. Sin embargo en ese momento lo sintió, sintió como su corazón se apretaba producto de la voz quebrada, y sintió también ese vacío. Naruto nunca hablaba de eso, pero Sasuke lo sabía, internamente, sabía que a ese rubio le pesaba la muerte de sus padres, mucho más de lo que el quería demostrar.
-Ellos. –Soltó en un susurro, y tuvo que carraspear un poco, para quitar el nudo en su garganta y hablar con seriedad. –Ellos, seguramente estaban encantados contigo –Animo, pasando un brazo tras la espalda del rubio, y apegándolo a su cuerpo en un cálido abrazo. –Además, ellos seguramente están orgullosos de dar su vida por ti. –Invento, pues realmente no conocía el contexto de aquellas muertes.
-Puede que si –Externo el rubio encogiéndose de hombros. Era consciente de la ignorancia de Sasuke, probablemente fuera eso lo que le hizo abrir una herida tan sensible para él. –Mi madre comenzó con contracciones bastante entrada la noche –Confeso –Papá cogió el auto apresurado, como se muestra en la películas, subió lo necesario y aterrado comenzó su larga carrera al hospital, pero choco, el mayor impacto fue hacia el lado del conductor, probablemente el mismo provoco eso, para llevarse todo el daño, falleció en el lugar, y a mi madre la trasladaron de urgencia al hospital más cercano, dio a luz y luego también murió. Los médicos no pudieron controlar una hemorragia que había sufrido desde el momento del choque –Relató, provocando que Sasuke sudara frio, ante la aterradora historia –Luego no hubieron familiares que quisieran hacerse cargo de mí, y pase directo al orfanato, cuando me dieron de alta en el hospital. O al menos esa es la historia que me han contado desde siempre. –
Había quedo mudo. Sasuke simplemente no sabía que decir, apretó sus brazos y envolvió a Naruto mucho más fuerte, el dolor en su garanta le impedía respirar, y sentía escocer sus ojos, como hace tiempo no había ocurrido. Siempre había esperado oír más del pasado de Naruto, y sabía perfectamente que esas confesiones vendrían con el tiempo, pero nunca espero que fuese, en la boda de su hermano, después del mejor baile de su vida, y tras el beso que nunca olvidaría.
-Ellos deben haber celebrado mucho, seguro estaban contentísimos –Se atrevió a hablar. Naruto no dijo nada, se limitó a asentir con la cabeza y una tenue sonrisa se instauro en sus tristes labios. No lloraba, pero Sasuke comprendía perfectamente su dolor.
-Tu sobrino tendrá una gran vida. A penas le han anunciado y ya tiene mucha gente que lo quiere –Aclaro su garganta, y aunque no había derramado ni una sola lagrima, fregó sus ojos, como queriendo limpiar sus empañadas ventanas azules.
Sasuke se encogió de hombros, no sabía cómo enfrentar aquella noticia. Su hermano se casaba, y formaría una familia, todo en el mismo día, y lo peor es que no sabía que sentir, sus emociones se encontraban, luchando unas contra otras, entre la alegría por la felicidad de su hermano, y la envidia por quien le había quitado al supuesto amor de su vida, en contraste con su corazón acelerado al ver esos ojos azules, y el deseo imperioso de besar nuevamente esos labios. No sabía que sentir, pero tampoco se había esforzado en esclarecer sus emociones.
-¿Sasuke? –La voz del rubio irrumpió en sus pensamientos. Quizás por el mutismo que se había apoderado de él durante sus divagaciones.
-Lo siento –Suspiro, pasando una mano por sus ébanos cabellos, peinándolos hacia atrás por una milésima de tiempo. Sacudió la cabeza, y dedico su mejor sonrisa –Es un bebé muy querido por todos. –Concordó con Naruto.
El silencio se apodero una vez más del ambiente, Naruto sonrió un poco. Sasuke instintivamente acorto la distancia, sus miradas se cruzaron, y aunque ambos deseaban unir una vez más sus labios. Esta vez no tenían el ánimo de la pista, ni la música de ambiente, estaban ellos dos, oyendo sus acelerados latidos, conscientes de cada centímetro de distancia. El tiempo que tardaron en unirse, supero el límite, y Naruto avergonzado, fue el primero en alejarse, con sus mejillas en ardor a más no poder.
-¡Lo de recién! –Exclamo nervioso.
-Lo sé –Acordó el pelinegro. Por primera vez igual de nervioso que Naruto, incluso se podía apreciar el leve rubor en las, antes pálidas, mejillas.
-¿Y entonces? –
-Lo hablaremos después. –Sasuke cogió confianza, y aunque externamente se veía estoico, por dentro su corazón estaba totalmente acelerado. De pronto sintió como su estómago se contraía de cosquillas, un bufido nervioso abandono sus labios, y Naruto compartió su nerviosismo, justo antes de unir sus labios una vez más, cual jóvenes de primaria, nerviosos, alegres, curiosos. La palma del rubio se había aferrado a la suya, sudaba, temblaba y a él se le antojo condenadamente tierno.
Lo nunca antes sentido, se había transmitido en ese único y especial beso. Que para ambos se transformó en el primero. Naruto había recibido uno que otro beso robado, la gran mayoría habían sido eventos desagradables, y el glorioso ladrón, había terminado claramente golpeado por el irreverente rubio. Para Sasuke era diferente, nunca antes había compartido algo como eso, a pesar de haberse besado y cogido con media universidad, creyó que su hermano era el único capaz de aflorar aquellos sentimientos en él, pero ahora comprendía, que Itachi tampoco lo había conseguido, no al menos como Naruto.
Se separaron tan avergonzados como se habían unido.
-Sasuke, yo no sé. –
-Yo tampoco –Interrumpió el pelinegro, con toda seguridad. Naruto le miraba impactado, Sasuke estaba serio y seguro de todas sus inseguridades. Y entonces, como “número uno en sorprender a la gente”, Naruto soltó la más fuerte de sus carcajadas, logrando romper todo el ambiente.
-¡Somos… somos un desastre! –Exclamo el blondo tras largas carcajadas, las cuales volvieron a morir en un beso rápido por parte del moreno.
Decidieron no hablarlo más esa noche, probablemente la afirmación de Naruto había sido suficiente, ellos eran un desastre, no necesitaban saber más que eso.
Regresaron a la fiesta, aunque para ese momento, ya habían partido el pastel, y los novios se encontraban perdidos, probablemente sin posibilidades de regresar a la fiesta. Naruto y Sasuke se encogieron de hombros. Comieron pastel y bailaron hasta que le música dejo de sonar.
El camino de regreso fue silencioso, apenas se habían saludado en la puerta de Naruto, y ya era momento de regresar. Sasuke se detuvo frente a la morada del menor. Ambos se miraron si saber cómo despedirse, y aunque la noche había sido cómplice de sus encuentros, aún eran como dos adolescentes perdidos por la vida. Avergonzados se despidieron de la típica manera, un simple “adiós”, y Naruto bajo del auto. Sasuke espero desde su asiento, hasta ver al rubio ingresar en la morada, pero aunque hubiesen acordado no hablar más el tema, no pudo resistirlo más, y termino bajando de todos modos.
-¡Naruto! –Exclamo, provocando que el rubio girara sobre sus talones. El ojiazul también estaba esperando ese llamado. Quizás por eso había tardado tanto en meter su llave dentro de la cerradura.
-Sasuke. –
-Sé que no tenemos nada claro –Interrumpió el pelinegro. –Pero no importa, no por ahora. Solo quiero que sepas que... –Se aterro, las palabras se tupian en su boca. Desvió la mirada un tanto nervioso, y busco el apoyo de las estrellas para serenarse, tras un par de suspiros, lo consiguió. –Quiero intentarlo, ya sabes, tu y yo, algo más que amigos –Recito, cual canción de disco. –No quiero apresurarme, solo… ¿Te gustaría tener una cita el próximo fin de semana? –Sin duda alguna, era un desastre.
Naruto había oído todo atentamente, en algún punto de la terrible confesión de Sasuke, se vio tentado a burlarse del pelinegro, sin embargo no lo hizo, pues él estaba tan nervioso como el pobre Sasuke.
-No es una mala idea –Relajo Naruto, y Sasuke le observo como un niño ilusionado –Bien, tienes que programar una gran cita. –
-¿Comida, cine, terminamos en mi casa jugando al GTA? –
-Tienes buenos planes Uchiha. –
-Se lo que te gusta –Alardeo un poco.
-¿El sábado? –Cuestiono el rubio.
-El sábado –Afirmo Uchiha.