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Dios maldiga a los rubios por niky-cham

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Notas del capitulo:

Hola cariños, al borde de la hora limite, limite, pero al fin les tengo el capitulo ;) Espero que les encante.

Esta semana una vez mas respondi todos los comentarios, muchas gracias a todos por comentar ;Siempre me hace muye feliz saber de ustedes.

Los dejo ya con el capi, a mi en lo personal me gustado muchisimo

 

Capítulo 14: Como adolescentes.

Los próximos dias se arrepintieron de haber hecho esa propuesta tan apresurada. Por supuesto se había dejado llevar por el momento, pidiéndole una cita a Naruto, aun sabiendo que trabajarían juntos durante una semana antes de esa salida. No hace falta mencionar que el lunes de esa semana, se consagro como el más incómodo de toda su existencia.

Naruto ya no se asomaba por el umbral de su oficina más que para lo absolutamente necesario, estaban a jueves, y no habían compartido por la tarde ni una sola galleta con café en toda la semana. Por el contrario, el rubio preparaba una minúscula bandeja y la dejaba sobre su escritorio, por primera vez comprendió, que el café de aquel blondo era menos delicioso sin su compañía.

-Sasuke, tengo examen ahora en el instituto. Me marchare un poco antes. –Anuncio desde la puerta el culpable de todos sus delirios.

-No hay problema –Respondió aparentando serenidad – ¿Estudiaste? –Cuestiono solo por conseguir algo de conversación.

-La materia me gusto, estoy seguro de que sacare el máximo –Apunto el rubio con confianza, y una sonrisa que Sasuke no había disfrutado en toda la semana. –Bueno, ya me voy, no quiero llegar tarde –Menciono el rubio antes de hacer un gesto con su mano y retirarse de la oficina.

La imagen del ojiazul sonriente permaneció en su cabeza una fracción de segundo que se dedicó a disfrutar, si bien es cierto no había cruzado los típicos chistes, no había visto esa sonrisa amplia en dias, tampoco habían sido tan malos, aquella semana le había dado el goce de conocer otras facetas de Naru, esas sonrisas tímidas, sonrojos a media mañana

Suspiro como un bobo enamorado, aun no deseaba admitirlo, pero su subconsciente solía gritarle a viva voz que se estaba enamorando, se estaba enamorando perdidamente de Naruto Uzumaki, no podía hacer nada para ir en contra de ello, es más, no quería hacer nada.

Se vio sorprendido por el rubio por segunda vez en esa semana, si la primera había sido con un traje completo, elegante como nunca antes le había visto, esta vez se llevaba todos los aplausos con su traje casual. Un doncel hecho y derecho.

Ya anteriormente se habían juntado muchas veces a hacer lo mismo, comida, cine y consola, no era una novedad para ellos, sin embargo esta vez llevaba un nombre especial, “cita”, un nombre que sin querer había cambiado por completo la situación.

Sasuke también se sorprendido meditando en la mañana, pensando si eran mejor los jeans gastados, o esos negros que tenía guardados al final de closet para conquistar a las chicas, decanto por el negro claramente, con una camisa turquesa a medio cerrar y un vestón casual de color azul muy oscuro como sus zapatos. Él creía haberse esforzado con sus ropas, pero Naruto le dio una bofetada en el rostro. Sasuke estaba acostumbrado a vestir bien, al contrario de Naru, que generalmente iba con pantalones anchos y mucho abrigo. Ese día en especial no fue así. Naruto llevaba un pantalón ajustado, digno de sus redondeadas nalgas, que poco dejaban a la imaginación de un ardiente Sasuke, tenía una blusa de esas con tela moderna, una cosa traslucida de color verde agua con puntos blancos, encima de un chaleco de hilo no alcanzaba a cubrir la mitad más jugosa de su trasero.

-Estas fabuloso –Alabo el Uchiha sin perder el tiempo.

-Tu igual –Acepto el rubio, intentando desviar la vista.

El ambiente se volvió incomodo por tan solo unos segundos. Poco tiempo antes der que Sasuke se animara a sacar a Naruto rápido de casa y romper con el incómodo silencio.

-¿Comida? –Consulto a sabiendas que Naruto aceptaría. Era hora de almuerzo, y el rubio doncel llevaba un pequeño bolso, en el cual Sasuke identifico el estuche sagrado de Naruto.

-¡Claro que sí! –Exclamo el rubio, intentado simular su incomodidad – ¿A dónde me llevara esté atento Uchiha? –Consulto curioso.

-Es una sorpresa –Picoteo Sasuke. El rubio hico morritos en el asiento del copiloto, e intento ignorar a Sasuke hasta que le dijera el lugar de destino. Sin embargo el Uchiha no cedió. Media hora más tarde, Naruto supo que Sasuke había hecho lo correcto.

Ni en sus sueños más locos habría imaginado terminar allí. Era un restaurant lujoso, de esos enormes y carísimos, de esos en los que nunca se encuentra una reservación, de esos en los que Naruto había soñado siempre con una cita. Al pie de un risco impresionante, con una vista musgosa al mar bravo.

-No puedo creerlo. Sasuke, esto es... –Se había quedado sin palabras, la vista era simplemente maravillosa. Naruto no podía creer lo que estaba viviendo. Sasuke por su parte gozaba de la vista.

La brisa movía los cabellos rebeldes del joven rubio, una casada dorada que soñaba con unirse al sol que alumbraba su rostro, la piel acanelada del rubio no se había visto nunca tan apetitosa, y sus ojos azules brillantes, se unían al azul de mar en un deseo intenso.

Las bravas olas chocaban con las rocas al pie del rico, y el Restaurant  continuaba majestuoso a una orilla de este.

-¿Vamos adentro? –Inquirió Sasuke, después de quince minutos observando el mar. Naruto accedió a regañadientes, y se dejó arrastrar por el varón, dentro del lujoso lugar.

Tenían una mesa para dos al borde de la ventana, Naruto continuaba maravillado por la vista, Sasuke de igual modo gozaba su propia panorámica, la resplandeciente sonrisa de Naruto.

Ordenaron de todo, sopa de champiñón de entrada, ratatouille como plato principal, y luego un dulce de pistacho como postre, Naruto se dio el lujo de servirse un bajativo, menta con hielo frapé encima, Sasuke se tomó un pequeño expreso, ya que estaba conduciendo y era un hombre responsable.

-Vaya, no quiero irme. El almuerzo estuvo maravilloso. –Soltó Naruto de pronto. Si aquella cita había comenzado incomoda, pues ya no más, se habían pasado toda la comida bromeando entre ellos, sacando carcajadas el uno del otro, consiguiendo que el público los observara con reprobación, incluso uno de los meseros se vio en la obligación de pedirles que bajaran el volumen, pues molestaban a los comensales.

-Aún quedan muchas cosas por hacer ¿No quieres ver “El conjuro 2”? –Consulto levantando una ceja, como haciéndose el interesante. Le mostro las entradas al rubio, y los ojos azules centellaron.

-¡Bromeas! ¡Estaban todas las entradas vendidas! –Exclamo Naruto.

-Sí, y yo compre dos de ellas. –Alardeo el pelinegro.

-¿A qué hora es la función? –Consulto emocionado.

-Tenemos cuarenta minutos. –

-¡Pues paga la cuenta y vámonos! ¡La fila de las polímitas debe estar larguísima! –Agrego Naruto. Sasuke por supuesto soltó una pequeña carcajada y pidió la cuenta, dejándole una jugosa propina al mesero, por tenerle tanta paciencia a tan bulliciosa pareja.

Varón y doncel dejaron el restaurant, no sin antes echar una última mirada al mar. Cruzaron sus cinturones y emprendieron viaje al centro de la ciudad, tardaría quince minutos si el tráfico estaba a su favor. Y lo estuvo.

-Yo me encargo de la comida esta vez. Tu ve a buscar buenos asientos –Empujo el rubio, a un Sasuke que completamente dispuesto a pelear.

-Yo te he invitado a esta cita, deja que me haga cargo de todo. –Apelaba el varón.

-¡No, no! Tu sabes cómo me gusta hacer las cosas Sasuke, así que más te vale largarte ahora, y conseguir unos buenos asientos –El rubio puso sus manos en jarra a cada costado de sus caderas, le observo con una mirada endurecida que no daba lugar a replicas. El Uchiha suspiro, incluso esas expresiones le tenían enamorado.

No pudo evitarlo, Mientras Naruto fruncía sus rosados labios, él se inclinó un poco y robo un rápido beso, como todo buen ladrón, salió corriendo a obedecer la orden, y buscar unos buenos asientos, sin que su víctima alcanzara a denunciar el robo.

El rubio quedo de piedra, eso sí que no se lo había esperado, sin embargo contrario a enojarse, se quedó allí quieto, con el dedo índice y medio sobre sus húmedos labios. ¿Cuánto hubiese deseado que ese efímero beso no terminase nunca?

Embobado compro las palomitas medianas de Sasuke, unas pequeñas para sí mismo, y soda sin azúcar para ambos. Se había dado un buen almuerzo, y si no quería sufrir otra cetosis, tendría que contenerse y no tocar ni la mitad de sus compras.

Sasuke esperaba paciente su momento de gloria, ese en el que Naruto se agazapara del terror y pidiese con ímpetu los brazos de un fuerte y protector varón. Lástima que Naruto era el doncel número uno en sorprender a la gente, y el rubio no despego su mirada atenta de la pantalla durante todo el filme.

Las luces se apagaron y por primera vez despego sus ojos de la gran pantalla. Sasuke estaba impaciente. No quería hacer aquello, pero su cuerpo le rogaba que no parase, y no lo hizo. Tomo el rostro de Naruto y para quedar frente a frente, acorto la distancia, buscando entre la oscuridad esos labios que tanto había anhelado. Espero en todo momento que dicho rubio le frenase en seco con una sonora bofetada, pero aquello no ocurrió y por primera vez desde el matrimonio, pudo disfrutar de un beso largo y tendido, dulce como las palomitas y refresco de cola, pero con gusto a Naruto, un sabor del que estaba seguro, podría hacerse adicto.

Para cuando las luces se encendieron ellos ya habían terminado su beso, agitados por la falta de oxígeno, y avergonzados aun cuando ese no era el primero.

-¿Vamos afuera? –Consulto Naruto para salir del paso.

-Claro –Aseguro Sasuke levantándose de su asiento.

“¿Y ahora qué? ¿Qué más podría tener planeado el Uchiha para sorprenderle?”, cuando Naruto se cuestionó aquello en su cabeza, nunca pensó que Sasuke realmente le sorprendería aún más.

Pasaron por el supermercado a comprar una infinidad de cosas que Sasuke decía hacían falta. Llevaron un carrito entero, entre osas para el Uchiha y otras que no sabía si quiera para que serian. Se  marcharon al ya conocido pent-house. Y Sasuke se cómodo el cabello sonriendo para Naruto.

-Esta vez tendrás el privilegio de probar una cena hecha por las mismas manos de Sasuke Uchiha –Alardeo el moreno.

-¿Bromeas? ¿Quieres intoxicarme? ¡Tú no has cocinado en tu vida! –Exclamo el rubio a modo de burla.

-Siempre hay una primera vez para todo. –Se encogió de hombros el mayor, sin dejar de arremangarse la camisa y disponer todos los ingredientes sobre el mesón.

Naruto espero sentado en el sofá, tenía estrictamente prohibido acercarse a menos de dos metros de la cocina. Y durante todo ese tiempo no debajo de pensar si el loco Uchiha haría una cena con velas y espagueti, como esa película de los perros, aquella en la que terminan besándose al perseguir el mismo hilo de pasta, sus mejillas se tornaron rosas de tanto desvariar, y espero que Sasuke no hiciese aquello, pues moriría de la vergüenza. Para su sorpresa el Uchiha tuvo una mejor propuesta que el espantoso plato de espagueti y velas que residía en su cabeza.

Llego al living con un plato en cada mano, al costado izquierdo las papas fritas y al derecho una hermosura de hamburguesa casera. Desde esa distancia el rubio pudo distinguir las hojas de lechuga rodajas de tomate y cebolla, carne, quizás pepinillos, y una buena porción de mayonesa, que tenía toda la pinta de ser casera.

-Confiesa, ¿Cómo hiciste para recibirlas? Es imposible que las hicieras tu –Bromeo Naruto después del primer bocado.

-¿Acaso no confías en mis habilidades como cocinero? –

-Ni un poco –Admitió el rubio lamiéndose los bigotes.

-Pues tendrás que empezar a hacerlo, porque todo esto lo he hecho yo mismo. Aunque te recomiendo no mirar la cocina. La deje hecha un asco –Carcajeo el moreno.

Encendieron la Televisión y jugaron GTA, tal y como lo habían prometido, solo que nunca se esperaron que dieran las cinco de la madrugada sin soltar el control.

-Es muy tarde. Creo que es hora de irme –Apunto el rubio. Un silencio incomodo se interpuso entre ellos, habían pasado un día fabuloso, y ninguno quería que acabase.

-Quédate. –Soltó el moreno tras poco pensarlo.

-Sasuke, yo no creo… –Susurro el rubio.

-Yo tampoco. –Interrumpió –A dormir –Aclaro el Uchiha. Quiero que te quedes a dormir. Contigo todo es diferente, no tengo intenciones de que deje de serlo –Admitió. Y aunque nunca había estado tan avergonzado como en ese momento, al menos pudo gozar el rostro sonrojado y feliz de su acompañante.

-¿A dormir? –Consulto en busca de que el Uchiha se arrepintiera de su propuesta.

-Claro –Sonrió el moreno sin cambiar de opinión.

-Pues bien. Me quedo. –

Notas finales:

Espero que les haya encantado el capitulo. Nuevamente puse todo mi esfuerzo en no perder la escencia de esta parejita y espero que a todos les guste tanto como a mi.

¿Que les parecio el capitulo?  Diganmelo en los comentarios ;)

Promesa cumplida, capitulo arriba. Nos vemos el viernes.

Good bye~


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