Capítulo 16: Sincero.
No supo con exactitud el momento en que sus manos comenzaron a temblar. Tenía la garganta seca, y aunque puso todo su esfuerzo para enfrentar la mirada azulina de su acompañante, fue incapaz de observar a Naruto de frente.
-Vamos arriba. –Apunto el rubio preocupado, al notar el estado de Sasuke. El aludido asintió, y cerró el auto, comenzando a caminar tras Naruto, escaleras arriba.
El rubio se había molestado en servir dos tazas humeantes de té. Y acaricio las manos del moreno, dándole ánimos y seguridad para soltar su horrible confesión.
-Anda, solo cuéntame. Nada puede ser tan terrible. –Externo el blondo, a la ligera. Sasuke pareció crisparse y negar con la cabeza. Dio un sorbo corto a su taza de té, soltando un largo suspiro, y tragando en seco, antes de abrir la boca.
-Es horrible. –Musito, peinando sus cabellos hacia atrás. Los ojos de Naruto se posaron compasivos sobre su persona.
Todo regreso al silencio por un corto periodo de tiempo. Sasuke intentaba buscar las palabras correctas, ordenar los hechos cronológicamente, con esfuerzo callaba sus berridos, e intentaba mantenerse estoico frente al rubio, cosa que estaba consiguiendo a medias.
-Yo… –Hizo una pausa. –Lo que te contare es tan horrible como parece, puede que hasta sea peor de lo que parece. –Soltó como introducción. –Es probable que apenas comience, tú quieras sacarme de la casa, y con respecto a eso, solo tengo dos cosas que me gustaría pedirte. –Naruto tomo sus manos y las estrecho entre sus palmas, sonrió conciliadoramente, y le dio ánimos a continuar. –Escúchame hasta el final, y por favor, no se lo cuentes a nadie. –Solicito.
-No te preocupes. Soy una tumba. –Menciono el rubio, cerrando su boca con los dedos, simulando una cremallera, acto que, poco aligero el ambiente.
Para ese momento el rubio pensó que quizás Sasuke le contaría algo sobre sus padres, alguna cosa que había hecho de joven y de la que ahora estaba arrepentía, pensó que le hablaría de sus amoríos con la chica pelirosa, en el peor de los casos le diría que no pudo mover a su secretaria, y que esta volvería a tomar su empleo, dejándole sin trabajo. Pero nunca imagino, la escabrosa historia que estaba a punto se conocer.
-No quiero darle muchas vueltas, así que lo diré pronto. Antes de conocerte, y durante tres años, tuve una continua relación con Itachi. –Se negó a observar a un costado, pero supo, por el peso del aire, que Naruto estaba impávido, y el ambiente se había vuelto tenso.
No podía creerlo, se negaba rotundamente a creer en esa patraña. Hasta el último segundo, pensó que había oído mal, y si tuviese una cinta, seguro la hubiese rebobinado, hasta hallar el error, en tan horrenda confesión.
-Nosotros, perdimos a nuestros padres muy jóvenes. Bueno Itachi ya era un adulto, yo un púber, con serios problemas hormonales –Suspiro. –Aunque, se bien que esa no es excusa. –Con disimulo desvió un poco la mirada. Naruto estaba rígido, A Sasuke le dolía admitir que ese no era un buen presagio. –En casa estábamos solo nosotros dos, Itachi comenzó a hacerse cargo de la empresa, el movía todos los hilos con maestría, siempre fue así, desde mis más antiguas memorias, Itachi siempre fue brillante, sobresaliente, el mejor en todo, se graduó dos años antes de lo esperado, ingreso a la universidad con dieciséis años, egreso tan rápido como entro, con las mejores calificaciones que podría obtener. Luego se hizo cargo de mí, e hizo de nuestra empresa una cosa extraordinaria, yo, que siempre le había admirado, no pude hacer otra cosa que idolatrarlo. Itachi estuvo en un pedestal muy alto para mí, durante toda la vida. –Aseguro.
Pero Naruto seguía quieto, silencioso. Había prometido oír aquella historia hasta el final, y confiaba en que Sasuke le convenciera de no odiarle, porque en esos momentos su floreciente amor se peleaba furioso, con los bullentes sentimientos de decepción e ira.
-Eso duro más de lo esperado. Mi supuesto amor unilateral por Itachi supero incluso mi educación universitaria. Durante esos tiempos, busque mujeres, tuve decenas de novias, y me acosté con cientos de chicas, incluso un par de hombres pasaron por mis sabanas, sin embargo nada conseguía llenar el vacío, un vacío que, yo pensaba, solo podía llenar Itachi. –Bufo con amargura, ahora era claro que ese vacío tampoco había sido llenado por él. –Todo ocurrió mucho tiempo después. Fue en una fiesta de la empresa, Itachi había bebido horrores, y yo me lo lleve a rastras a un cuarto en el hotel donde se llevó a cabo la celebración, tengo que admitir que a mi también se me había pasado la mano esa noche. No fue la película de romance que todos esperan encontrar en su vida, más bien fue como el video porno, frívolo y seco. Treinta minutos de pasión, a los que mi hermano mayor dio inicio, estoy seguro de que no quieres oír los detalles. Él me agarro, su aliento apestaba a vodka, y tenía los ojos vidriosos, yo me deje, porque pensaba que esa era la oportunidad de mi vida, y la cosa, más que sexo, fue violación, pero lo deje pasar, porque creí que lo amaba. –
-¿Itachi te violo? –Consulto Naruto aterrado. Y esas fueron sus primeras palabras desde que el horroroso relato había dado inicio. Pero Sasuke respondió negando con la cabeza.
-Yo me entregue, así que no fue violación. –Dijo, encogiéndose de hombros. –Pero Itachi estaba borracho y caliente, no fue muy delicado que digamos. De todos modos, yo ya era un hombre, mayor de edad y fuerte, pude detenerlo, de haberlo querido así. –Oyó un suspiro de Naruto, y el tema se dio por zanjado. –De eso paso medio año, y un día en el que llego frustrado del trabajo, yo me ofrecí a hacerle un masaje, le seduje y así fue, el me dejo hacerlo, y desde entonces, los dos años y medio que siguieron, todo fue igual. Las reglas eran simple, sexo libre, sin amor, en privado. El secreto debía quedar entre nosotros dos hasta la tumba. Pero llegaste tú, y las cosas cambiaron. –Suspiro el Uchiha.
Naruto seguía sin creerlo. En varias ocasiones se vio tentado a peguntar: “¿Dónde tienes la cámara?”, pero sabía muy bien que esa no era una broma. Silencioso, se vio obligado a escuchar todo lo que su acompañante tenia por confesarle.
-¿Tres años? –Consulto suave el rubio.
-Tres años. –Afirmo el Uchiha. –Aunque en estricto rigor fue mucho menos, al inicio del primer año solo debimos acostarnos dos veces, la primera en la fiesta, y la segunda cuando le seduje. –Confirmo el Uchiha, sorprendido a de aun recordar esas fechas con tantos detalles. –Durante el segundo año la cosa fue un poco más intensa, me atrevería a decir que una vez por mes, o incluso un poco más –Se encogió de hombros. –Y el tercer año fue cosa aparte, nos vimos muy pocas veces, y disminuía más y más con el tiempo. –Asevero.
-Porque estaba con Deidara. –Externo Naruto seguro, sacando sus propias, y correctas conclusiones. Sasuke le asintió con la cabeza.
-Yo creí que estaba enamorado. –Gimió de pronto el Uchiha. –Pero sabía que Itachi solo me tenía de desfogue. Durante el tiempo que estuvimos juntos se especularon muchas cosas, por esa razón, nosotros buscábamos amantes rápidos, y hacíamos pequeño montajes para mantener a la prensa tranquila. Uno de esos montajes fue Deidara, pero él llegó para quedarse. El noviazgo tuvo que haber durado solo unos meses, pero se extendió, y extendió a un poco más del año, para esos entonces, nosotros nos veíamos poco como amantes. Itachi me cito un día de aquellos, se acostó conmigo, y luego me dijo que se acababa todo, que iba a casarse con Deidara, y luego me invito felizmente a una cena que tú bien conoces. –Soltó entre triste y enrabiado. Sus sentimientos por Itachi habían cambiado rotundamente, desde el momento en que conoció a Naruto, sin embargo, y aunque con todo lo que había pasado, esa estaca en su pecho no dejaba de arder como el fuego, extendiéndose por todo su cuerpo, cerrándole la garganta, llenando sus ojos de lágrimas.
-Entonces Dei fue engañado todo un año, contigo, su cuñado. –Susurro el rubio, más para sí mismo.
-Si. –Respondió el moreno, aunque sabía que Naruto no le estaba hablando a él.
Un silencio espectral se interpuso entre ellos, y construyo un muro firme y sólido. Sasuke con terror noto como los músculos del rubio se tensaban, y su mandíbula crujía aterradoramente.
-¡Son unos cerdos! –Exclamo el rubio de pronto. –Yo no entiendo eso de las familias, ni tampoco voy a decirte nada por “amar o no” a tu hermano. –Gruño molesto. –Ese es tu problema moral, tuyo, y de ese imbécil que tienes por familia. Pero engañar a un inocente. ¡Ustedes engañaron a Deidara! ¡Se burlaron de él! –Exclamo colérico.
-¡Eso no es verdad! ¡Yo ni siquiera le conocía! –Intento excusarse el moreno.
-¡No mientas! –Soltó el rubio golpeando la mesa, y derramo las ultimas gotas frías de té sobre la madera vieja. –Sabias que tu hermano estaba con Deidara, y sabias bien que Dei se iba a involucrar con un puerco como tu hermano. ¡Pudiste abrir la boca antes de que se casaran! –Le grito enrabiado.
-¡Pude! –Exclamo el moreno, con igual intensidad. –Pero no lo hice. No lo hice por la lealtad a mi hermano, porque aun creía que lo amaba, y porque, aunque parezca insólito, ese cerdo despreciable, ama a Deidara, a su manera, pero lo ama. Itachi nunca había demostrado tal interés por alguien, me envió a mí al diablo apenas tuvo la opción, y juró nunca involucrarse con nadie más. Este loco por ese rubio, y baboso por su hijo. Itachi ha cambiado, yo sé que lo ha hecho. Así como también se, que si engaño a Deidara todo ese tiempo conmigo, fue solo porque sentía su consciencia pesada, porque sabía de mis torcidos sentimientos, y sentía lastima de dejarme, pero al final lo hizo, y le dolió poco, porque sabía que lo estaba haciendo por el bien de Deidara. –
-¡No son excusas! –Exclamo Naruto. – ¡Vete Sasuke Uchiha! –Apunto a su puerta con el dedo índice. – ¡Sal de aquí, y no sé te ocurra volver a acercarte a mí! –Soltó. –Desde ahora, y hasta que encuentre un nuevo empleo, tu y yo, somos solo, jefe y empleado. –
-Naruto. –Gimió el azabache más derrotado que nunca. Pero el rubio mantuvo su mirada gélida y firme, el dedo índice apuntando a la salida, y su mandíbula quieta, sin posibilidades de entablar una nueva conversación. –No le cuentes Deidara. –Rogo el moreno, antes de abandonar la morada.
-¡Ja! Aun ahora quieres defender el pellejo de tu hermano. –Soltó con molestia el rubio menor. Sasuke negó suave con la cabeza.
-Sé que le llame pequeño engendro, pero es mi sobrino, y me gustaría que Deidara tuviese un buen embarazo. –Susurro dolido. Y esas palabras cayeron como balde de agua fría sobre los cabellos rubios de Naruto. El menor endureció la mirada, y soltó un suspiro.
-Sal de aquí Uchiha. Voy a tener esta boca cerrada, como lo prometí. –
-Gracias. –
Nunca creyó ver al Uchiha tan derrotado como en ese momento. La espalda curva avanzo hasta el umbral, y se perdió tras el mismo, dejando un camino de decepción y angustia. Solo cuando el moreno hubo abandonado la morada, fue que Naruto pudo echarse a llorar sobre el sofá.
Allí iba el hombre al que amaba.