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Dios maldiga a los rubios por niky-cham

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Notas del capitulo:

Hola, amores mios. No quiero extender el mensaje, porque voy de salida :S

Espero que les encante el capitulo. A mi me ha gustado mucho, ya tengo un poco mas claro lo que sucedera en los proximos capitulos ;)

Como siempre, muchas gracias por comentar, una vez mas, ya les he contestado a todos. Queria adelantarlo al martes o mierdcoles, se que jueves es solo un dia menos de espera, la verdad no lo adelante mucho, pero bueehh. Al menos, ya esta el capitulo ;)

 

 

Capítulo 17: De frente.

Sasuke se marchó de la morada, y ver su espalda curva y derrotaba, avanzar por el umbral de la puerta, le partió el corazón, aunque se esforzó por mantenerse rígido y estoico hasta verle fuera de su hogar.

Amaba a ese Uchiha, y había sido difícil darse cuenta. Sasuke se había ganado su frio corazón a punta de esfuerzo. Porque el moreno no le había caído bien de buenas a primeras, y Naruto tenía fama de cortar a todos por la tangente, y no dar la oportunidad siquiera de ser amigos, pero el Uchiha había sido astuto, se había ganado su confianza de a pedacitos, y poco a poco se fue metiendo en su vida, devolviéndole una adolecía que creía perdida.

Suspiro derrotado, barriendo el torrente de lágrimas con la manga de su abrigo. A paso lento camino hasta la única de sus ventanas que daba a la calle, solo para ver la estela de aquel Mercedes, desparecer de su vista. Desganado regreso por las tazas, aquella que había servido para Sasuke, estaba casi completa.

-Pobrecito, estaba tan nervioso, que no pudo pasar ni un trago de té –Se susurró a sí mismo, para luego avanzar hasta el fregadero, llenándose de regaños, por tenerle compasión al Uchiha.

El agua escurría, y las dos tazas se llenaron de jabón, Naruto les pasaba la esponja distraídamente, disfrutando el sonido del agua que le ayudaba a pensar y serenarse.

En estricto rigor, esa confesión no tenía nada que ver con él, claro, si Itachi de verdad había cortado con Sasuke, antes de conocerle, cosa que por el momento no pondría en duda. El hecho es que él no tenía nada que ver en esa historia, ni tampoco tenía derechos para haber montado tal escena rezongona con Sasuke. Aunque no podía evitarlo tampoco, él, por naturaleza, se consideraba un ser de pocos amigos, y aunque Deidara se tomaba papeles que no le correspondían, y muy frecuentemente le sacaba de sus casillas, Naruto era incapaz de negar que Dei había estado en sus mejores y peores momentos, se había comportado como su familia, y le acompaño durante muchos años, incluso cuando estuvo en el extranjero, jamás dejo de enviarle mensajes, o hacerle llamadas, aun cuando Naruto solía ignorarlas de plano, Deidara nunca se hizo el ofendido, y se mantuvo firme a su amistad. Era aquello lo que le dolía, y era aquello lo que le obligo a tratar a Sasuke de dicha manera.

Pudo haber deshecho la losa de tanto frotarla, la esponja para esos momentos carecía de espuma, y su cuenta de agua aumento por lo menos un par de centavos. Se encogió de hombros, cerro el grifo, y dejo ambas tazas a un costado. Poco a poco, fue apagando las luces de su hogar, para encerrarse en el pequeño espacio de su habitación, laxo sobre la cama, sin dejar de darle vueltas al asunto.

Por supuesto, por un lado se encontraba su molestia, al saber que el chico de quien gustaba, había engañado a uno de sus mejores, y únicos, amigos, durante un año entero. Pero  por otro lado, Sasuke era el chico de quien gustaba, y por mucho que su lado racional y consciente, insistiera en que Sasuke es una mala persona, una contra parte de él, luchaba por entender al moreno y “perdonarle”, aunque ciertamente él no tenía nada que perdonar.

El sonido del teléfono le saco de sus cavilaciones. Busco el dichoso aparato entre el mugrerío que tenía por habitación, encontrándole bajo una pequeña capa de ropa. Contesto la llamada sin pensarlo mucho, y tardo menos de un segundo en oír la voz de su amigo.

-¡Naruto Uzumaki! –Exclamaron al otro lado de la línea –Te he llamado todo el día. ¿Hasta cuándo pretendías hacerme esperar? –Revolvió sus cabellos rubios, con gesto resignado, y soltó un pequeño suspiro, antes de responder a las acusaciones del pelirrojo.

-Lo siento Gaara. Estuve todo el día en casa de Dei, y deje el teléfono aquí. – Explico, oyendo un suspiro al otro lado de la línea, que indicaba que Gaara, había aceptado sus excusas.

-¿Ya regreso Dei? –Consulto, cambiando un poco el tema.

-Pues sí, llego a mediados de la semana pasada. La luna de miel y el embarazo le están sentado de maravillas. –

-Me alegro mucho. Se ve que Itachi le hace feliz –Comento.

-Si. –Soltó seco Naruto.

-¡Bueno! No te llamaba para hablar de Deidara. Es de ti, de quien quiero saber. Llevo un mes en este país, y a ti no te he visto más que en el matrimonio de Deidara. ¿Cuándo te harás un tiempo para mí? –Soltó en tono lastimero, buscando tocar la sensibilidad de su amigo.

-No funciona conmigo, Gaara. –Reprendió el rubio con tono cansino.

-Está bien, lo hare de la forma ruda entonces. Naruto Uzumaki, esta es una advertencia seria. Mañana, a las dos de la tarde, pasare por ti para compartir el almuerzo, y no quiero un “no”, por respuesta. Mas te vale estar listo, si no quieres que me enoje contigo. –Y así era una forma mucho mejor, Naruto lidiaba bien con la presión de sus amigos, pero no con la de Gaara, jamás con la de Gaara, cuando ese pelirrojo se enoja, es insufrible.

-Ya entendí, bien, de todos modos no tengo nada que hacer para mañana. –Soltó desganado, cosa que su amigo ignoro.

La llamada finalizo después de algunas palabras. Y Naruto se dispuso a no darle más vueltas al tema. No, al menos por ese día.

Tener tantos trabajos acumulados, había hecho de él, una persona madrugadora. Apenas daban las siete de la mañana, y él, no dejaba de dar vueltas en la cama, buscando una posición cómoda para seguir durmiendo, a las siete y cinco, se aburrió de intentarlo, y alejo todas las sabanas de un jalón, para levantarse torpemente a la cocina y hacerse una taza de té.

No tenía nada que hacer hasta las dos de la tarde, lo que le dejaba suficiente tiempo para darle un par de vueltas más al asunto de Sasuke. Ese día, descansado y con la mente un poco más ordenada. Su parte emocional, que luchaba por comprender a Sasuke había ganado fuerzas, y aunque ahora estaba mucho más del lado del Uchiha, había una cosa que no lograba comprender.

“¿Qué había llevado a Sasuke a semejante confesión?”

Sasuke no le debía nada, y como ya había establecido el día anterior, él tampoco tenía que ver en ese asunto. Entonces ¿Por qué? ¿Por qué el Uchiha había decidido confesarse con él?

Un calor extraño le invadía al pensar aquello. Sasuke había jurado no hablar de eso con nadie, y sabía que el tema podía ser tan dañino para él, como para su hermano, si la confesión caía en las manos equivocadas. Sin embargo Sasuke no lo había dudado, le había dicho todo, casi con lujo de detalles, de inicio a fin. Esa historia que podría hundir a los Uchiha en las turbias aguas de la prensa amarillista. Pero Sasuke confió en él, se sinceró, soltó aquella lapida que llevaba cargando en su espalda con mutismo, y abrió la boca para contarle su realidad. Aun no estaba claro, que pretendía Sasuke con eso, pero si estaba claro que se lo había dicho a él, y eso le hacía sentir, indiscutiblemente especial.

Ahora que tenía la mente un poco más despejada, podía comprender también las penas de Sasuke, el día anterior se había obligando a no entregar ni un granito de misericordia al pobre hombre, sin embargo reconocía que su corazón se había encogido al oír la escabrosa historia. Como Sasuke había confundido sus sentimientos en una adolescencia desolada, como había dejado que tomaran su primera vez, como había permitido que el Uchiha mayor pisoteara sus sentimientos. Sentía pena por Deidara, su pobre amigo engañado, pero también sentía pena por Sasuke, ver al hombre que amaba con otro, y conformarse tan solo con las migajas del sexo.

-¡Ya basta Naruto! no puedes seguir sintiendo pena por él. –Se reprochó molesto.

Decidido a darle una pausa al tema, tomo una escoba y limpio su hogar de esquina a esquina, ordeno hasta el más mínimo grano de polvo, y canto tres veces el único disco que tenia de “Queen”. Para cuando termino el titánico trabajo, ya eran las doce, no había comido nada, y estaba a un paso de desvanecerse, pero comió algo rápido, se dio una ducha, y descanso un poco antes de que llegara su amigo. Santo remedio.

Gaara le había llevado a uno de esos restoranes caros, donde se podían dar el lujo de ir los esposos de artistas famosos como él, inevitablemente también, pensó que si en algún momento tuviera algo con Sasuke, seguro ellos pasarían la mitad de sus citas románticas en una tienda de comida rápida, engullendo papas fritas y hamburguesas.

-Siéntate Naruto, estas interrumpiendo el paso. –Le llamo la atención su amigo, cuando uno de los meseros esperaba paciente a que el rubio despejara el camino, llevaba una enorme bandeja plateada, llena de comida, y Naruto se sintió culpable de interrumpir su transido.

-Disculpe. –Susurro tomando la silla y moviéndose rápidamente del lugar. Gaara había soltado una risita juguetona, y codeo un poco a su amigo para molestarle.

-Tan pronto y estas engañando a Sasuke. –Las palabras “Sasuke” y “Engaño, le crisparon de pies a cabeza, se giró rápidamente enfrento a su amigo.

-¿De qué hablas? –Soltó Nervioso. Gaara carcajeo una vez más.

-De ti, y el hermanito de Itachi. No te hagas el tonto. Sai y yo, los vimos en el matrimonio. –Comento el pelirrojo, para luego estirar la trompa y hacer muecas descaradas de besos pasionales. Naruto en ese momento confirmo que las malas costumbres, si eran contagiosas, y sabía perfectamente quien le había contagiado a Gaara, esas malas costumbres. Por como el recordaba su amigo era serio y ubicado, pero esos gestos eran como ver a Sai en el cuerpo del ojiverde.

-No tengo nada con Sasuke. –Aclaro molesto, cortando las jugarretas de su amigo.

-¿Por qué te pones tan agrio? ¿Peleaste con Sasuke? –

-No ha pasado nada con el “teme” –Externo molesto.

-Bien, bien. Lo capto, no se hable más del Uchiha entonces. –Menciono Gaara. – ¡Oh, mira, llego Dei! –Exclamo Gaara apuntando a la puerta.

-¿Les invitaste? –Cuestiono el blondo menor.

-Solo a Deidara, pero él llego con esposo incluido. –Soltó en tono bajo, encogiéndose de hombros. –Dei, Itachi, que bueno verlos. Naruto tenía razón, les hizo bien el cambio de aires. –Saludo el pelirrojo.

-¡Ni te imaginas! Lo pasamos genial. –Aseguro el rubio mayor.

-Naruto, que cara traes. –Comento el moreno, llamado la atención de ambos donceles.

-Cierto ¿Te sientes mal? –Consulto Dei, preocupado.

-Estoy bien. –Soltó el rubio con sequedad.

-¡Déjenlo, se la levantado de malas! –Argumento el pelirrojo. –Ya sabemos que Naru tiene un carácter muy especial. –Todos estuvieron de acuerdo en aquello, y dejaron la discusión de lado.

La comida transcurrió lo más tranquila posible, con pocas intervenciones del rubio menor, siendo Deidara y Gaara, quienes salvaron el almuerzo, con sus historias de lo lindo que es viajar, y lo maravilloso que era tener dinero. Bueno, sobre los beneficios del dinero era algo que agrego Naruto, quien se pasó la mitad de la comida odiando a Itachi, y la otra mitad, rezongando, porque él no había tenido la oportunidad de viajar siquiera a un pueblo cercano, con suerte juntaba monedas para subirse al  bus, e ir a su trabajo.

-¡Voy al baño! –Exclamo Deidara luego de que el mesero se llevara los platos, y procurara traer el postre.

-¡Te acompaño! Salí temprano de casa, y mi vejiga ruega por un sanitario. –Comento el pelirrojo.

Tan pronto como se marcharon, el ambiente se tornó tenso. Itachi ya había notado algunas miradas, pero había optado por no incomodar al par de donceles, aunque esa era su oportunidad para hablar directamente con Naruto.

-¿Sucede algo? –Pregunto como si nada, y eso hizo hervir la rabia del rubio.

Se supone que había jurado a Sasuke no contarle nada a nadie, pero, en estricto rigor, esta no era ninguna novedad para el Uchiha mayor, por lo que a su juicio, había un agujero en el contrato, y él podía usarlo a su favor, sin romper la dichosa promesa.

-Si. –Soltó rabioso. –Sucede que un imbécil engaño a mi amigo durante un año, y se burló de los sentimientos de su hermano durante tres. –Hizo una pausa para disfrutar como el rostro sereno del Uchiha, mutaba ante la impresión de aquellas palabras. –Y sucede además, que me asquea tener que compartir la comida con un cerdo como él. –

-Sasuke. –Soltó Itachi por toda respuesta, asumiendo que su hermano era el culpable de dichas palabras.

-¿Quién más? –

-Naruto, escucha… –

-No hay nada que deba escuchar de ti, estúpido hipócrita. –Interrumpió el menor. –Más bien, escúchame tú a mí, tienes siete meses para demostrarme que vales la pena. Ahora estas en el hoyo, Itachi, y más te vales hacer méritos para salir de allí, porque te juro que puedo ignorar mi promesa con Sasuke, y arruinar tu matrimonio, tan pronto como ese bebé llegue a este mundo. –

-Naruto… –

-Naruto nada. –Volvió a interrumpir. Esta vez tomando sus cosas en el proceso. –Diles a los muchachos que me he sentido mal, y que iré a ver a Tsunade para que no se preocupen. Aunque se bien, que no es mi diabetes, lo que me revuelve el estómago en este momento. –

Notas finales:

Ya mis amores. Me voy. Tengo prisas.

Espeor que les haya encantado, que me dejen un comentario.

¿Quieren saber de Sasu? ¿que pasara con esto? 

Ya lo veremos ;)

Nos leemos pronto.

 


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