Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Dios maldiga a los rubios por niky-cham

[Reviews - 378]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hulas. Despues de casi una semana queriendo escribir sin poder hacerlo. Al fin, al fin pude escribir. disculpen, tuve que hacer de todo esta semana, salia tarde de clases. Y el resto del semestre sera igual, el proximo año en marzo comienzo mi tesis, y esto de los estudios ya comienza a ponerse marcha arriba, cada vez mas dificil u.u

En fin, si desde ahora en adelante actualizo, tengan por seguro que sera solo en fines de semana. Creanme que quiero acomodar mi vida lo mejor posible. Pero es dificil. No quiero abandonarlos u.u Asi que pido toda su paciencia y apoyo.

por otro lado ya respondi todos sus comentarios. Muchas gracias por tanto amor <3

Capítulo 21: Resultados.

Llego a su casa, mucho menos decidido que en momento en el que había dado el “si” a su amiga Karin. Quizás el efecto del alcohol alejándose de su cuerpo le estaba convirtiendo en el cobarde que realmente era. Ahora, con un poco más de razón, se daba cuenta del riesgo absurdo que estaba a punto de tomar.

-¿Qué estás haciendo Sasuke? –Se dijo a sí mismo. Desparramado en el sofá, cubriendo sus ojos con el dorso de su mano. Ya comenzaba a tener jaqueca, y el mundo le daba un millar de vueltas, que no hacia otra cosa más que marearlo.

Su “plan”, si así se le podía llamar, era más como una misión suicida. Conocía a Naruto, mejor de lo que estaba dispuesto a aceptar. El rubio es inteligente, atrevido, terco y demasiado orgulloso para su gusto, Naruto Uzumaki no daba su palabra, sin el compromiso certero de cumplirla, y ese era justamente el problema. Ya había visto en esos ojos azules el deseo de ceder, tantas veces, en sus continuas insinuaciones, vio en esos reflejos zafiros una flaqueza que el rubio no estaba dispuesto a aceptar, durante un tiempo creyó que solo sería cuestión de perseverancia para hacer al rubio caer, pero el tiempo continuaba pasando, y Naruto parecía estar más decidido que nunca. ¿Qué más podría hacer? Había intentado por todos los métodos posible, ahora estaba desesperado, y el plan de Karin parecía tener sentido en ese callejón sin salida. Pero tenía miedo, eso no lo podía negar.

Suspiro por última vez, y decidió dejar todas sus dudas a un lado. Ahora necesitaba una buena pastilla para dormir y descansar el resto del fin de semana. Arrastro sus pies hasta el borde de la cama,  no se molestó en cambiar su ropa, solo se quitó el saco y los calcetines, al final dejándose caer sobre el colchón.

Para Naruto las cosas eran un poco diferentes, había pasado un fin de semana del terror. Una de las cosas que más odiaba de ser diabético, muy aparte de la lastima ajena, era sufrir constantemente enfermedades estomacales. Ese fin de semana no fue diferente. Despertó el sábado por la madrugada con unos intensos cólicos que apenas y le daban descanso, tomo du típica medicación, reservas que tenía especialmente para esos momentos, y espero a que todo pasara.

Había programado muchas cosas para ese fin de semana, estudios, orden del hogar, incluso quería adelantar un poco de trabajo, todo para no pensar en Sasuke. Haberse dicho a si mismo que no volvería a pensar en el Uchiha de forma romántica, había sido, sin duda, su peor decisión, porque cada día se sentía más propenso a caer en las redes del pelinegro, y lo peor, el quería dejarse caer allí. Extrañaba a Sasuke, cada fibra de su ser rogaba por darle una oportunidad al menor de los Uchihas, sin embargo allí era justo donde atacaba su orgullo, no quería defraudarse a sí mismo, no quería fallar a su palabra, y cada día terminaba torturándose para no entregar su corazón al ojinegro.

-Eres un fracaso Naruto. –Suspiro desganado. Ya estaba a domingo, y no había hecho otra cosa, más que ir al baño y pensar en Uchiha. Ninguna de esas dos estaba en sus planes para el fin de semana.

Como si  físicamente no estuviera lo suficientemente mal, emocionalmente estaba hecho un lio. Sin duda se sentía como un despojo de persona, la mínima expresión de un ser humano.

Al menos la diarrea se había ido, ahora solo tenía calambres estomacales, y a su parecer una pequeña deshidratación. Enfermar del estómago era bastante complicado en su situación. Para él, quien no regulaba sus índices de insulina naturalmente, era muy importante mantener un equilibrio entre las comidas y sus inyecciones, justamente por eso todo se iba al carajo cuando no podía consumir ni un vaso de agua sin expulsarlo al minuto siguiente. Agradecía ya no tener diarrea, pues pensó que si no se solucionaba todo rápidamente, terminaría otra vez en el servicio de urgencia. Ahora al menos podía servirse algo, y aplicar algunas dosis paulatinamente, hasta que todo se normalizara.

El lunes llego, y ambos se presentaron en la oficina. Verse de frente fue como una batalla entre cuál de los dos se veía peor. Había una pugna intensa, entre Sasuke que parecía no haber pegado ojo en todo el fin de semana, o Naruto quien solo de vista tenia los labios partidos, estaba pálido y parecía llevar dos kilos menos.

No pudieron ocultar la preocupación en sus ojos, sin embargo nada fue externado a viva voz. Sasuke soltó un saludo mudo, que Naruto correspondió de la misma manera, y ambos iniciaron su nueva jornada de trabajo. Una que parecía ser mucho más larga de lo esperado.

Mientras el rubio parecía haberse firmado con el correr de las horas. Sasuke se quedaba atrás, viéndose cada vez más oscuro y deprimido. Sabía que Karin llegaría poco antes de acabar la jornada, y temía también que Naruto no reaccionara como su plan lo tenía previsto.

El reloj del demonio no había pausa ni un solo segundo, y las horas corrieron más rápido de lo que sus alterados nervios podían aceptar. Diez o quince minutos, eso es lo que debía faltar para que su pelirroja perdición hiciese acto de presencia. ¡Pero, oh, cuando equivocado estaba! Karin se dejó oír en ese mismísimo momento.

-¡Ay cariño no te preocupes, yo no necesito cita! –Exclamo la mujer tras su puerta, seguramente hablando con Naruto.

Cada fibra de sus músculos se tensó. Tenía la quijada apretada, sus pies clavados al piso. Intento serenarse, y no obtuvo resultados, para cuando Karin entro, el parecía una autentica estatua.

-¿Cómo ha estado mi Uchiha favorito? –Exclamo antes de cerrar la puerta. Y Sasuke pudo ver muy bien cómo –Naruto espiaba desde su escritorio. Karin junto la puerta con mucha lentitud, y la imagen del rubio se fue desvaneciendo conforme el pedazo de madera avanzaba. -¡Por Dios Sasuke, cambia esa cara quieres! –Le exclamo a murmullos, muy cerca de sus oídos.

-Ya me estoy arrepintiendo. –Susurro Sasuke para sí mismo.

-¡Oh vamos Sasuke, no seas aburrido! ¿Qué no viste la cara del rubiecito cuando me vio pasar? ¡Si las miradas mataran! –Comento para sí misma la pelirroja.

Con pasos largos y elegantes camino hasta su lado en el escritorio. No lo había notado hasta ese momento, su amiga iba mucho más provocativa que el resto de las veces. Con ese vestido apretado que marcaba sus curvas, el escote alargado, sus cabellos sueltos y lisos, sumado a unos delicados tacones que estilizaban, aún más, sus torneadas piernas. “Zorra”, seguro exclamo Naruto tan solo al verla.

-Relájate Sasuke. –Susurro la seductora mujer, posando sus delicadas manos en los hombros tensos del varón. –Todo va a salir bien, y si no funciona. Siempre puedes tenerme a mí como “premio de consuelo”. –Ah, por supuesto que Karin odiaba ponerse como plato de segunda, pero ya que más podría hacer, necesitaba tener a Sasuke de su lado. Y el maldito Uchiha solo le había dado una semana para conseguirlo.

Sasuke había dejado muy claro. “Si Naruto no cae en una semana, se acabó el juego”.

El moreno no se movió de su silla. En tanto Karin recorrió la oficina moviendo un par de cosas, haciendo ruidos, se pasó las manos por el cabello, y luego comenzó a alentar a Sasuke para que terminara el trabajo y arreglara sus cosas. Media hora después de su ingreso, el Uchiha salió campante de la oficina, Karin detrás.

-Ya me voy Naruto, nos vemos mañana. –Anuncio el moreno, temeroso de observar al rubio a los ojos.

Karin por su parte paso detrás del mayor, haciendo algunos arreglos en su vestido y cabello, se arregló el escote, y peino sus hebras rojas con las manos, observando atentamente las expresiones del blondo. Naruto parecía hacerse una idea de lo que había pasado allí dentro.

¡Ardía de furia! ¿Y cómo no? Si el estúpido Uchiha le había estado viendo la cara todo ese tiempo. Arrojo unas horas, dispuesto a no cumplir más con el trabajo. Si Sasuke se retiraba temprano, entonces el también.

Llego a su humilde morado, casi echando humo por las orejas. Intento tomar su cuaderno y estudiar lo que no había hecho en el fin de semana, pero por más que había intentado, lo único que consiguió hacer, fue pensar en Sasuke y las mil maneras en las que le gustaría ver a la perra esa. Estaba celoso si, y no podía negarlo.

-No solo celoso, furioso, eso es lo que verdaderamente me pasa. –Se dijo a sí mismo. Indignado por supuesto.

Sasuke supo que todo había sido un garrafal error, cuando el día martes Naruto llego más cortante que nunca. El rubio apenas si se dignaba a mirarlo, y con toda seguridad tenía un humor que era mejor no mencionar.

El por su parte no había querido molestarle más, y cuando entro a su oficina para llamar a Karin y abortar misión. La pelirroja se había opuesto rotundamente. En primer lugar había argumentado que su plan era un éxito, y en segundo que Sasuke le había prometido una semana, y la única forma de acortar ese plazo, era que Naruto reclamara lo suyo.

Por la tarde se volvió a repetir la situación. Esta vez la pelirroja llego cuando Naruto ya ordenaba sus cosas para irse. Ella solo le guiño un ojo y paso directo a la oficina sin mediar palabras. El rubio una vez más se retiró enfurecido. Y ella precia disfrutar de aquello más que nunca.

-No me mires con esa cara Sasuke. Apenas  llevamos dos dias, no puedes rendirte tan fácilmente.

-¡Tu no lo entiendes! Naruto ni siquiera me saludo, esta no es una buena idea. –Se quejó el pelinegro. –Además, ya te lo dije Karin. Te estimo como amiga, y también la pase muy bien contigo en el pasado. –Obviamente refiriéndose a los beneficios especiales que habían tenido. –Pero ya no da para más. Lo de nosotros siempre fue  físico y no sentimental. –

-Pero encajamos tan bien. Sasuke yo te entiendo, como eres, y además se lo que quieres. Tú me satisfaces, en todos los sentidos, ¿Por qué no intentarlo al menos? ¡Sé que haríamos una buena combinación. –Argumento la pelirroja.

-Si sabes lo que quiero, y eso es tener a Naruto de regreso. Si realmente quisieras ayudarme, no me harías las cosas más difíciles. –Suspiro. –Escucha Karin, lo nuestro podría haber funcionado, no lo niego. Quizás cuando éramos más jóvenes, quizás tú hubieses solucionado muchos de mis problemas, si tan solo te hubiese escogido en el momento indicado, pero tú no estabas interesada, y yo tampoco. –No podía evitar pensar, si Karin en sus tiempos de estudio, en lugar de ser solo un encuentro casual, hubiese tomado el papel que le correspondía. Quizás él nunca hubiera llegado a las piernas de Itachi, ni se habría enamorado de Naruto. Porque Karin tenía razón, ellos se comprendían, y funcionaban, pero eso ya no era posible. –Ahora no se puede, Naruto no es un capricho, estoy enamorado de él. Y tú no mereces pasar tu vida intentado conquistar a un hombre que ya está enamorado. –

El peso cayó sobre la pelirroja, ella suspiro desganada y se lanzó al sofá, muriendo sus labios para no dejar salir un gemido.

-¿Ya no tengo oportunidad dices? –Musito entristecida.

-Lo siento mucho. –

En realidad había perdido su oportunidad. Ella pudo haber tenido al pelinegro cuando quiso, y no lo reclamo, porque pensaba que la juventud era para vivirla. Quería pasarla bien, y conocer mucha gente, sin el compromiso de amarrarse a una sola persona. Siempre pensó que la adultez era el momento de sentar cabeza, y tendría mucha vida por delante para compartirla con un solo hombre. Llegada la edad, decidió que ese hombre seria su amigo, y que quería sentar cabeza junto a él. Pero ciertamente, ya era demasiado tarde.

-Está bien. –Susurro quitándose las pocas lagrimas que había dejado en el camino. Saldría de esta, Sasuke no era único pez en el mar. Y ella se consideraba una sirena guapísima, pronto tendría a un grupo de compre comiendo de su palma. – Pero el plan no se queda abajo. Si yo no te tengo, ninguna otra te puede tener. Más le vale a Naruto que siente cabeza. –Soltó Karin decidida.

Sasuke por supuesto quería echar pie atrás, pero con la decisión de su amiga parecía no haber vuelta, y al final terminó cediendo.

Invito a Karin a comer para pasar las penas, y tuvo la impresión de haber hecho a la pelirroja más feliz que en cualquiera de sus otras salidas. Esa era su despedida, de aquello que fueron y no volverían a ser.

Para cuando dio el jueves las cosas parecían estar más tensas que nunca, y Sasuke creyó haber perdido al rubio por completo.

La pelirroja había prometido llegar a las seis, pero ese día ella tenía un plan especial. Se adelantó un poco, y en lugar de hacerlo como los dias anteriores. Se detuvo justo frente al escritorio de Naruto.

-¿Ahora pretendes hacer como que si existo? –Consulto el rubio levantando la vista. Karin había ignorado su lugar como secretario toda la semana, y si pretendía molestarle, el sacaría uñas y dientes desde un principio.

-¿Te molestar que yo tenga a Sasuke y tú no? –Pregunto la pelirroja, aunque la sonrisa en su rostro, parecía más una afirmación.

Naruto trago en seco, y continúo su trabajo, no tenía ganas de pelear con aquella callejera.

Karin pareció suspirar suavemente y acomodo su mano en el escritorio del rubio.

-Si tan enojado estás conmigo, ¿porque no reclamas lo tuyo? –Soltó. –Yo también estoy molesta ¿Sabes? Resulta que Sasuke es un muy buen amigo mío, tanto que incluso se ganó mi corazón, pero yo no puedo tener el suyo. –Afirmo.

Naruto había querido ignorarla, pero levanto el rostro tan pronto oyó que el Uchiha no estaba con ella.

-Resulta que se enamoró de un estúpido que no es capaz de reclamar lo que le pertenece. Si yo tuviera el corazón de Sasuke, no lo dejaría pasar. –Afirmo. Encontrándose por primera vez con esos ojos azules. –No tiene caso, me voy de aquí. –Naruto se quedó de piedra observando como la mujer le daba la espalda y salía de la oficina.

Se levantó raudo y corrió hasta alcanzarla justo cuando ponía un pie dentro del ascensor.

-Sasuke es mío. –Soltó el rubio agitado. –Y ya no lo dejare pasar. –Afirmo. En sus ojos azules dejaba ver la seguridad de sus palabras. Karin sonrió, al parecer había conseguido mover algo dentro de ese rubio estúpido.

No dijo nada y se retiró con elegancia. Naruto quedo de pie frente al ascensor, y demoro al menos quince minutos en retornar a la oficina. No a su escritorio, si no al de Sasuke.

-¡Eres un imbécil! –Exclamo tan pronto abrió la puerta.

Sasuke levanto la vista asustado, y hasta pego un salto por la inesperada exclamación. No sabía cómo reaccionar ante aquello, así que no dijo nada. Y Naruto continuo hablando.

-Te acostaste con el peor cerdo del planeta, engañaste a mi amigo, ignoras los sentimientos de los demás. Y además te revuelcas con un par de zorras que no valen la pena. –Karin y Sakura, aunque su imagen de la pelirroja había cambiado bastante. – ¡Te odio! –Exclamo furioso.

-Naruto, escucha. –Sasuke se levantó intentando agarrar al rubio de las muñecas, pero el blondo se alejó como si aquel tacto quemara.

-¡No, escúchame tu! –Soltó apresurado. –Nunca, nunca antes había fallado a mi palabra, jamás, ni siquiera cuando era un niño. Soy idiota, descuidado, orgulloso, y terco. Sobre todo terco. –Se dijo a sí mismo. –Y jamás haría esto si no te amara. –

Agarro al pelinegro de la corbata y jalo de él tan rápido como le fue posible. Sus labios se unieron a los de Sasuke y aunque el beso fue sorpresivo, ambos se correspondieron con el amor que acumulaban desde hace meses.

Al principio estaba sorprendido, pensó que Naruto venía a echarle en cara todos los errores de su vida, pero termino siendo besado por esos labios a los que tanto había extrañado. Tardo segundos en creer lo que estaba sucediendo, y cuando al fin acepto todo, solo pudo rodear al menor entre sus brazos y pegarse tanto a él, como le fuese posible.

-No. –Se quejó Sasuke al saber que Naruto ya se iba a alejar. Ambos necesitaban respirar y lo sabía, pero por un segundo creyó que los labios del contrario eran mucho más importantes que el oxígeno.

-Es solo un momento. –Susurro a modo de consuelo. Sasuke se resistió un poco pero al final le dejo ir.

-¿Esto es enserio? –Consulto entre ilusionado e incrédulo. Naruto asintió, haciendo realidad todas sus fantasías.

-Le di una oportunidad al idiota de tu hermano, ¡Y mira que no se la merecía! –Exclamo. –A ti más te vale no fallar, porque creo que estoy muy enganchado de ti como para dejarte ir. –Admitió Naruto. Quería hacerse el rudo, pero estaba más sonrojado que nunca, y eso a Sasuke le encantaba.

-¿Tengo una oportunidad entonces? –

-Claro que la tienes. -

Notas finales:

¡Listo! ¿Ah que no lo lleve bien?

Muchos me decian: "Ay, otra vez el cliche de los celos". Y yo solo respondi, pues si, la verdad es que es un cliche, pero es la primera vez que yo lo utilizo, asi que dejenme disfrutarlo un rato. Y vaya que lo he disfrutado.

Tambien a algunos les dije que esto duraria  poco. Y aunque al principio queria que fueran dos capitulos de esto. Hace poco, en parte, a raiz de que me he demorado mucho en actualizar, decidi hacerlo todo en un capitulo. Porque no sacaba nada con rellenar 2 capitulos de esto, si la verdad es que lo que todo queremos era ya verlos juntos.

¿Falta? Por supuesto que falta. Ya veran el proximo cap, lo que sigue despues de esto. Naruto no esta nada contento de que le sacarn celos. Pero ya ha asimudo que no quiere dejar ir a Sasuke. Y seguro haran lo que es mejor para ellos.

Por ultimo, saben que les di la escena de "sacada de celos", menos cliche que pude. No salio como las que yo he leido al menos. Asi que estoy feliz con el resultado.

¿que les parecio el capitulo? Dejenme algun comentario con sus opiniones :D


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).