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Dios maldiga a los rubios por niky-cham

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Notas del capitulo:

Hola, hola. Yo aqui, mas temprano que nunca, les traigo la nueva actu ;) 

He ledio y contestado todos sus comentarios, espero que pasen a leer personalmente lo que he contestado a cada uno de ustedes. Como siempre muchas gracias :)

Espero que el capitulo de hoy les encante, ya conoceremos un poco mas de Naruto.

Capítulo 3: El número uno en sorprender a la gente.

Él se describiría como una persona normal, por supuesto cada cual tiene sus peculiaridades, él no se encuentra exento de eso, pero el mundo piensa diferente. Histriónico, alegre, divertido, irreverente, a veces desconfiado, sumamente decidido. Todo aquel que haya conocido Naruto Uzumaki le describiría con diferente palabras, ninguna de ellas seria “normal”, y si fuese una sola frase, no cabe duda para nadie: “El número uno en sorprender a la gente”.

Por la mañana su cabello era un desastre, y sus ojos algo aun peor. Los maravillosos cielos azules, se veían ocultos bajo la persiana más difícil de levantar, sus parpados, dos extensiones de piel, que se pegaban cada mañana, la única forma de resolverlo era una ducha fría, y para la buena suerte de Naruto, él no contaba con calefacción.

-Dios me acompañe –Gimió bajo el agua fría de su regadera. De temblaba de escalofríos, casi convulsionando, dejando salir a ratos una que otra maldición.

A penas eran las 5:30 de la mañana, aun no aclaraba, y nuevamente para su suerte, estaban comenzando, aquel que parecía ser, el invierno más frio de su vida, pero todos los inviernos eran el más frio de su vida, por lo que la costumbre ya estaba hecha.

Tan rápido como pudo salió de la ducha. Envolviéndose en tres grandes toallas, una en su cintura, dos sobre sus hombros. Tembloroso llego a su habitación, conste que no quedaba demasiado lejos. Observo sus ropas sobre la cama, luego conto hasta tres, y se deshizo de todo lo que llevaba encima, sin tardar más de un minuto en vestirse nuevamente, medias largas, pantalones, camiseta larga, dos abrigos, bufanda, guates y gorro, todo para no coger la peor neumonía de su vida.

Y llega el momento de abandonar su morada, Triste pero cierto, que para mantener su costosa vida llena de “lujos”, era necesario recurrir a cinco trabajos, todos por una ganancia miserable, pero no se le puede pedir más a alguien que no termino la secundaria.

El primero era en la estación de buses, las distintas agencias contrataban gente para cortar boletos, y hacer una que otra limpieza a las maquinas, de vez en cuando le pedían que aseara los baños y las instalaciones de espera, él lo hacía, pues siempre un dinerillo extra era bien recibido.

Entro al baño como todos los dias. Su ritual sagrado era necesario para continuar viviendo. Luego tomo el vaso térmico lleno de humeante leche, y un sándwich simple, pero nutritivo. Camino a su trabajo comió su necesario desayuno.

-¡Ha llegado nuestra estrella! –Exclamo el chofer de la máquina, un hombre mayor que acostumbraba a beber café en las mañanas, justo antes de partir.

-¡Hola! Se ha levantado temprano hoy –Saludo el rubio, dejando sus cosas sobre una silla pequeña –Cuide mis cosas mientras limpio la “joyita” –Guiño el ojo, recibiendo un gesto positivo del hombre. Y ese era el inicio de su jornada laboral.

Más tarde debía partir a una cafetería en el centro de la ciudad, solo le pedían como refuerzo para servir el desayuno, su trabajo nunca pasaba del medio día, por lo que después de eso corría a un supermercado, embolsaba las compras de los clientes, ganaba apenas la generosidad de las personas, gracias a Dios, siempre que estaban a inicios de mes la gente era mucho más generosa. Tristemente el mes estaba casi finalizando. Siempre podía salvar algunas monedas para su ramen de la tarde y un poco de pan en la noche. Tras esa agotadora jornada, debía caminar hasta el centro comercial, nuevamente como aseador, limpiaba cuanto le era posible, y al final trabajaba para una de las tiendas del lugar, descargando los camiones que llegaban con nuevos productos para la venta. Ese era su largo, larguísimo día.

Al llegar a casa observó su teléfono, era una cosa sencilla, probablemente su próximo sacrificio para comprar su medicamento.

-¡Al fin me respondes! ¿Tienes idea de cuantas veces he llamado? –Pregunto su amigo al otro lado de la línea.

-Unas cuarenta, por lo menos –Respondió el rubio bastante más simplificado, dejándose oír de fondo a su amigo refunfuñando –Dei, sabes que tengo un día ocupado. No puedo estar al pendiente del teléfono todo el tiempo. –Se defendió, y Deidara solo lanzo un suspiro en respuesta.

-Bien, bien. Comprendo perfectamente muchacho ocupado –Dijo aun algo molesto –Tan ocupado como para no contestarle a su amigo –Continuo.

-¡Ya! Lamento mucho no haberte contestado, pero no creo  que me llames por eso. ¡Anda, lánzala luego! –Externo el rubio. Entro su hombro y su oído afirmaba el teléfono, y así doblado como estaba intentaba verter el agua hervida en su ramen instantáneo.

-Tú ganas, iré al grano. Quiero saber cómo has estado de “tú ya sabes que” –Menciono rápidamente –No pude hablar contigo sobre eso en la cena, y la verdad es que hace mucho que no sé nada de ese asunto.

-Y no debes saberlo, sabes que esas son preocupaciones mías –Corto el menor con mucha seriedad.

-Lo sé –Dijo pesado – ¡Dios santo! Naruto, solo quiero saber un poco de ti. No es extraño que quiera conocer el estado de mi amigo –Se excusó el mayor, y sabía muy bien que esas palabras siempre resultaban con Naruto.

-He estado bien –Respondió tras un largo suspiro. –Los exámenes salieron bien, me tome unos hace dos meses. El medico dijo que los próximos serian en cuatro meses más. –

-Si tienes revisiones cada medio año, no debes estar tan bien como tú dices –Expuso el mayor.

-Tuve una recaída hace un tiempo. Tu sabes, ya se terminó el dinero que dejaron mis padres, y ahora soy yo quien debe cubrir todos esos gastos –Explico –Pero ya estoy mucho mejor. Tú no debes preocuparte por nada. –

-Sabes que puedes contar conmigo en lo que sea. Me ha ido muy bien en las últimas exposiciones, e incluso he superado mis records en ventas. Yo podría… –

-Detente ahí, Deidara. Ya lo dije, estos son mis problemas. Tu ahora debes ahorrar para tu matrimonio, y disfrutar tu dinero en ti mismo. Aprecio mucho te preocupación, pero no puedo aceptar más que eso. –Freno rápidamente –Voy a cortar, estoy a punto de comenzar mi cena. Adiós –Y sin esperar un adiós en respuesta corto la llamada apresuradisimo.

Si, histriónico, divertido, vivaz, y el más terco en toda la galaxia. Naruto jamás aceptaba la ayuda de nadie, él era autosuficiente desde hace mucho, y deseaba que siguiera siendo de esa manera.

Sus padres habían fallecido hace mucho tiempo,. Tanto que no podía siquiera recordarles. En realidad los pocos momentos que paso junto a ellos, fueron antes de llegar al mundo. Su padre volvo camino al hospital, minutos antes de que el naciera. El varón murió instantáneamente, la madre, quien favorablemente solo resintió el impacto que destrozo primordialmente al lado del piloto, fue llevada de emergencia, con un hemorragia indetenible, y la próxima perdida del bebé. Ella con su  consciencia nublada, solo fue capaz de pedir que salvaran al niño. Cuando pusieron al nene de rubios cabellos sobre su pecho, Kishinau ya había cerrado sus ojos para no abrirlos nunca más.

De allí a un orfanato, pues los pocos familiares que tenía se habían negado a recibirle. Llego al lugar con el apellido de su madre, con la promesa de que este sería cambiado cuando una familia le adoptase, pero eso nunca sucedió. Nadie entendía porque todos rechazaban a nenito de rubios cabellos y ojos color cielo. Pero los pocos niños que creían junto a él encontraron una razón para su rechazo.

“Monstruo”

Así le había llamado durante muchos años, un monstro que había provocado la muerte de sus padres, y que luego fue rechazado por todos los adultos con intenciones de adoptar. Creció en un ambiente hostil, privado de todo el cariño que el merecía tener.

Aprendió a leer y escribir, termino la primaria, cortesía del orfanato. Pero escapo tiempo después de cumplí los catorce, y desde allí vivió de trabajo en trabajo, juntando lo poco que tenía para vivir en un piso pequeño y comer. No de preocupaba de su enfermedad, pues gracias a Dios era menor de edad y  le entregaban sus dosis totalmente gratis. Pero la infancia no dura eternamente.

Naruto suspiro desganado antes de echarse sobre la cama, con los brazos extendidos y aun envuelto en toda su ropa. Tardo unos minutos en buscar su pijama, pero solo segundo en entrar a la cama y cubrirse con su arsenal de mantas. Así llegaba el momento más preciado de su día… La noche.

Para Sasuke pro supuesto todo era muy diferente. Trabaja, sí que lo hacía, pero nunca nada de ello le costó conseguirlo, un muchacho brillante, apoyado por el prometedor futuro que le orecían sus padres. Promesa de los negocios que ya se estaba cumpliendo.

Esa noche volvía a estar en las piernas de Karin. La pelirroja que claramente hacia competencia con Sakura, pero siempre era la perdedora, ella no sabía cómo tratar a Sasuke, pero al menos tenía un movimiento de cadera de ensueño.

Gozo de la lujuria junto a la pelirroja, hasta altas horas de la madrugada. En su casa, pero en el cuarto de invitados, permitió que la mujer pasara la noche, indispuesto a llevarla a su propia morada. Pero envuelto en sus cálidas sabanas y tras una larga jornada de seño, olvido el correr de las horas, así como también poner la alarma.

Crispado despertó, cuarenta minutos más tarde de lo usual. Una ducha rápida, despertar a la mujer y entregarle dinero para el taxi. Voló a la oficina, sobrándole incluso veinte minutos.

-Necesito algo de comer –Se dijo a sí mismo, luego de una larga carrera que le abrió el apetito de maravilla.

Tomo asiento en esa pequeña cafetería, sin tener que esperar mucho para que alguien le atendiera. Y vaya que la vida era sorpresiva, pues nunca espero encontrarse con el mismo Naruto, tan temprano en la mañana, y sin siquiera buscarlo.

-¿Desea ordenar ya, o prefiere que le entregue la carta? –Consulto el rubio sin notar quien era su cliente.

-No hace falta. Un café negro, no te molestes en traer el azúcar, y algún sándwich vegetariano –Menciono sonriendo de soslayo, puesto que el rubio ya había notado quien era.

-¡El hermano de Itachi! –Exclamo Fingiendo asombro –Ya vez que pude llegar vivo sin tu ayuda –Menciono luego, refiriéndose al altercado por su traslado el día de la cena. –En un momento te traigo tu orden –Guiño el ojo en un gesto juguetón, y observo al Uchiha desde lejos, gozando su rostro de limón amargo.

No tardó más de 10 minutos, y salió de la cocina con una bandeja llena de órdenes. Después de todo él estaba allí como refuerzo, y un buen refuerzo podía hacer de todo incluso cocinar.

-Aquí tienes Uchiha. El mejor sándwich de tu vida –Alardeo con gracia –Y tu café. Merezco una buena propina, los he preparado especialmente para ti –Sonrió.

-¿Los has hecho tú? –Consulto sin poder creérselo. Naruto solo sonrió en respuesta, y continúo haciendo su trabajo.

Quiso, de verdad deseo hacerlo. Pero era el mejor sándwich de su vida, y ni hablar del café. Todo estaba maravilloso. Gruño con molestia al saber que el rubio no solo tenía cara de ángel, y cuerpo de ensueño, sino que además preparaba un café maravilloso, y eso enamora a cualquier Uchiha.

Iba a aceptar su derrota aquel día, dejaría la mejor propina que pudiese dejar y se marcharía pronto a su trabajo, pues disponía de poco tiempo. Pero sus planes fueron parte del pasado cuando le vio.

Había disminuido el ritmo, dejo la bandeja a un lado y se sostuvo de una mesa para encontrar estabilidad. Quiso sostenerlo, pero una joven de cabellos oscuros se había apresurado a socorrerle. Sin embargo la muchacha no pudo con el peso, y ambos terminaron en el suelo, luego de que Naruto se desmayara.

Nunca antes había brincado tan rápido, corrió presuroso, y quito al rubio de encima de la chica. Era hermosa y tenía una delantera de muerte, si fuera otra la situación seguro hubiese ligado con ella también, pero en esos momentos su corazón latía acelerado y solo podía sostener una cosa en su mente. Naruto.

Pálido, respirando y con aliento a manzanas. ¿Qué estaba sucediendo con ese rubio? Y ¿Por qué eso le preocupaba tanto? En realidad no podó encontrar la respuesta. Solo supo que debía llegar al hospital lo antes posible, y montón al complicado doncel en su mercedes descapotable. Esta vez sin recibir replicas. Tampoco las tendría, el rubio no había despertado en todo el trayecto.

Notas finales:

¿Que les parecio? He decidido que el proximo capitulo desvelare que ducede con Naruot, y Sasuke sera el primero en enterarse, junto a todos ustedes por supuesto. (Dei e Itachi no cuentan)

Espero que el capitulo de hoy les haya encantado, y consideren que me merezco un premio. Oigan que he escrito desde las 3 hasta las 5 de la madrugada solo por ustedes. Por que "Mañana" osea hoy mas tarde, tengo un viaje y no podia actualizar con normalidad.

Dejen comentarios aqui abajito si creen que esta cansada autora lo mereces xD

Okei, la verdad las dos neuronas que me quedan despiertas ya no hacen sinapsis y esto es una mala señal, asi que me voy a dormir.

Buenas noches (madrugadas) ~


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