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Dios maldiga a los rubios por niky-cham

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Notas del capitulo:

Hola. Es viernes y yo traigo actu.

Muchas gracias a todos por sus comentarios, lamento no haberlos contestado, juro que tenia las intensiones, pero ahora voy de salida y de hecho mis notas seran algo cortas porque estoy atrasada.

De todos modos muchas gracias, me encanta saber que me han dado la oportuniad de divertirles con este fic, y hago lo posible por non decepcionarles.

Aqui les dejo el nuevo cap.

Capítulo 5: Con buen pie.

No podía parar de hacerlo. Jalaba de sus cabellos rubios, moviéndose de un lado a otro en la minúscula sala de su departamento, llegando incluso a recorrer la cocina, para tener un poco más de espacio en el cual rezongar.

-Uchiha entrometido –Gruño molesto.

Y es que aun cuando sabía que no tenia de otra, y consciente de que aceptar la ayuda de Sasuke había sido lo mejor, no conseguía calmar su desesperación y rabia, al saber que de todos modos acepto la ayuda del moreno, y aun peor, se había subido dos veces en el mismísimo mercedes que había despreciado un par de dias atrás.

-¡Tonto! –Exclamo frustrado, jalando una vez más su cabello.

No, no estaba insultando al Uchiha, esta vez, las represalias iban contra el mismo. Había perdido un día casi completo de trabajo, ni siquiera aviso a sus otros empleos sobre su falta y había causado la peor de las impresiones en la cafetería, desmayándose así como así.

Mordió su labio inferior, contando desganado las siete “municiones” que le quedaban. De pequeño se había acostumbrado a llamar así a sus dosis de Insulina, y actualmente ese sobrenombre le hacía mucha gracia, sin embrago el numero en sí, no lograba causarle la más mínima alegría.

-Tres dias, a lo mucho –Se dijo a sí mismo. Contabilizando el tiempo que podría sobrevivir con esas dosis. Desesperado, pues aún faltaba semana y media para finalizar el mes.

Sus ojos rodaron a una esquina de la habitación y en ese lugar hallo la pequeña televisión que con esfuerzo había comprado, vieja, pero suya. Ese aparato le hacía compañía en sus frías mañanas, cuando el hielo le calaba los huesos y el apresurado se vestía, escuchando en el televisor las noticias del nuevo día.

-Seguro que vales algo –Le dijo al aparato, acariciando su borde superior.

Ya la pondría en venta, por unos pocos pesos más de lo que la compro, y en caso de que él comprador quisiese una rebaja, pues la vendería por el mismo dinero que él había dado, después de todo el televisor no tenía más de dos meses en su casa, aunque seguro habían pasado años antes de que llegara a la habitación de su hogar.

En fin, esperaba que con esa venta, pudiera resolver su actual problema. Decidido a no intentar nunca más una estupidez como la de esa mañana. Cuando, desesperado por los pocos frasquitos que le quedaban, había decidido inyectar la mitad del contenido, procurando también tomar un desayuno mucho menos azucarado que de costumbre, una idea estúpida, pero por un momento pensó que iba a funcionar, y como varios pudieron apreciar, fue un total fracaso.

-Con la diabetes no se juega –Se dijo a si mimo suspirando, con el rostro enterrado en la almohada de su habitación. Esa era una realidad que había asumido hace tiempo, sin embargo su precaria situación económica le hacía olvidar que lo suyo era más que un simple resfriado, y que ignorar su medicación seguro le costaría más que un dolor de cabeza, o un poco de congestión nasal.

Ya no quería pensar más en eso, ni en el estúpido de Sasuke, ni en el estupendo mercedes en el que se había subido. En realidad ya no quería pensar en nada más. Solo recostarse y dormir una larga siesta. Así lo  hizo.

Para el Uchiha la cosa fue un poco diferente, llego a la empresa, pasado el mediodía. Y por supuesto el rostro de su hermano mostraba todo tipo de expresiones menos felicidad.

-¿Podrías explicarme que haces  llegando a esta hora? –Fue lo primero que increpo Itachi. Estaba furioso y no hacia el más mínimo esfuerzo en ocultarlo. –Me has dejado solo contra los italianos ¿Tienes idea lo mucho que me costó convencerlos? Se supone que tu harías esta presentación, la reunión estaba organizada por ti. –

-¿Conseguiste la firma? –Cuestiono el menor sin hacer mucho oído en los reclamos de su hermano.

-¿Me estas escuchando imbécil? –

-¿La conseguiste? ¿Sí o no? –Continúo Sasuke, sacando un gruñido de parte del mayor. Quien  posteriormente asintió a la pregunta – ¡Excelente! –Exclamo Sasuke, con eso de conformaba.

-¿Ahora si me dirás que sucedió? –Continuo el con toda molestia.

-Me quede dormido, apresure todo lo que pude mi preparación  en casa, y cuando llegue a la empresa, me di cuenta que aun contaba con varios minutos a mi favor, entonces decidí tomar desayuno en una cafetería aquí cerca. ¿Puedes adivinar lo que me encontré allí? –Pregunto con una sonrisa ladina.

-Sasuke, no me digas que has dejado abandonada una importante reunión por irte a follar con una belleza de camarera. –

-¡Ojala hubiese podido fallármela! Esa camilla en el hospital se veía muy cómoda –

-¿Hospital? –Decidió ignorar el resto de estupideces que decía su hermano, y se concentró en aquello que le pareció peculiarmente importante – ¿Qué hacías en el hospital?

-Sucede que la belleza que me atendió, es un doncelito diabético de cabellos rubios y ojos azules ¿Se te hace conocido? –

-Naruto –Soltó el mayor sin pensarlo un segundo – ¡¿Qué le sucedió?! –Reacciono alterado.

-Siéntate, vamos a conversar –Sasuke decidió dejar de molestar a su hermano, y con mayor seriedad le invito a tomar asiento en el sofá de su oficina. –No tenía la más mínima idea de que Naruto trabajaba en esa cafetería, me lo encontré de casualidad, y él parecía estar trabajando bien, en realidad tampoco tuve mucho tiempo para prestarle atención, me trajo mi pedido y siguió atendiendo el lugar, hasta que de pronto colapso –El rostro de Itachi era un poema, y por la seriedad de Sasuke, tenía muy en claro, que esta vez, no era una broma. –

-¿Lo llevaste al hospital? ¿Allí te dijeron que era diabético? –Pregunto, ante lo cual Sasuke asintió.

-Dije que era amigo suyo, y él médico me dio la información, también pague la cuenta de su atención, porque el chico no tiene seguro médico. Recién lo he dejado en su casa, me tuve que pasar toda la mañana en el hospital, pues dejaron a Naruto un buen rato en observación. –

-¿Lo viste mejor? –

-Sí, incluso me dio pelea por llevarlo a casa. El muy “dobe” quería regresar en transporte público ¡Quizás por donde iba llegar a caerse muerto! –Exclamo, recibiendo de inmediato una mirada acusadora de su hermano.

-No digas eso ni en broma Sasuke, la enfermedad de Naruto es cosa seria. –

-El no parece pensar igual –Comento Sasuke encogiéndose de hombros.

-Naruto sabe cuidarse –Aclaro Itachi en un suspiro –Pero tú ya lo has visto ¿No? Ese muchacho no tiene ni para comer. Es por eso que Deidara esta tan preocupado –“Deidara”, ya había asumido que ese doncel se habida quedado con su hermano, sin embargo el nombre no debajo de causarle escalofríos.

Sasuke se encogió de hombros y suspiro resignado, ese no era su problema, y aunque estaba interesado en ayudar a Naruto, no tenía ninguna intención de aliarse con su hermano y el “rubio ese”, por el que le había cambiado. Si ayudaba a Naruto seria por su cuenta y nada más.

-No vayas de chismoso con Deidara –Advirtió Sasuke tomando asiento en su escritorio.

-¿Qué dices? –

-Que no le cuentes a tu prometido, sobre el colapso de Naruto. Yo te lo he dicho a ti para que sepas porque he llegado a esta hora, pero no tengo ningún compromiso con tu noviecito, y créeme que Naruto me dejo muy en claro que no le contara a nadie sobre su paso por el hospital. Si alguien debe hablar de eso es el propio Naruto. –Soltó el Uchiha menor, causando un obvio descontento en su hermano.

-Naruto no se enojara con Deidara si él lo sabe. –

-Con Deidara no, pero conmigo sí. Itachi, deja el juego. Todos tenemos cosas de las que no queremos que el mundo se entere ¿No es así? –Pregunto levantando una ceja, dándole una obvia amenaza a su hermano –Deidara ya está encima de Naruto, no hace falta que sepa que colapso, para alterar más la situación. Ahora déjame, debo recuperar el tiempo perdido –Soltó, haciendo gesto en dirección a la puerta.

Sonrió al ver como Itachi gruñía, saliendo de su oficina con evidente furia. Se lo merecía, nadie le había obligado a mantener una relación con ese rubio y él, al mismo tiempo. Por lo que ahora solo estaba pagando, justo por pecador.

La puerta se cerró y el continuo su trabajo. Ese día estuvo más inspirado que cualquier otro, trabajo tranquilo, y se marchó a casa mucho antes de lo normal. Allí recostado en su enorme colchón, sus ojos brunos observando el techo y una sonrisa satisfecha en el rostro.

No había pensado en la falta que le hacia Itachi, mucho menos en las ganas que tenía por tirarse a Sakura, Karin, o a cualquiera que se encontrara por allí ¡Es más! Se atrevería a decir, que no tenía ganas siquiera  de follar con alguien. Solo cerraba sus ojos y recordaba la dulce voz de ese rubio.

-¿Qué estás haciendo conmigo Uzumaki? –Pregunto al aire.

Y así fue como cada mañana llegaba al puesto de su rubia adoración.

-¡Hola! –Saludo el primer día con una boba sonrisa. Gesto que nunca antes había mostrado su rostro.

Y al día siguiente, y al siguiente, y el siguiente de ese. Naruto en un comienzo se mostró irritado, sin embargo en los últimos dias no hacía falta que le tomara el pedido, increíblemente, cada mañana el rubio tenía preparada una taza de café, y un sándwich de queso cottage y cilantro, para cuando el molesto moreno llegaba, el pedido ya estaba esperándole sobre la mesa.

-Tu café es el mejor –Alabo una vez más, luego de beber un largo sorbo, apenas le quedaba un cuarto de sándwich, y tristemente, eso significaba que pronto tendría que partir.

Cada día dejaba una propina monumental, su propina era más alta incluso que la cuenta por lo consumido. Naruto al principio había reclamado, regresándole con molestia los billetes al odioso moreno, sin embargo Sasuke había argumentado, “Tu café es el mejor, y creo que te lo mereces. Si no quieres el dinero, puedes dejarlo encima de la mesa, seguro otro camarero lo toma por ti”. Nadie podría negarse a esas palabras, finalmente término juntando las propinas, que aunque el Uchiha no supiera, le había salvado la vida, e incluso evito que vendiera su apreciado televisor.

-Me voy –Soltó el Uchiha, levantándose del asiento, dejando como siempre la propina sobre la mesa.

-Nos vemos mañana –Comento el rubio con tranquilidad, retirando los platos y el dinero. Sasuke sonrió, le encantaba saber que el rubio le esperaba cada mañana.

-De hecho, me gustaría poder verte antes ¿Tienes algo que hacer esta noche? –Pregunto desinteresado, aunque por dentro moría de los nervios, lo más probable es que Naruto le estampara un tajante “NO” en la cara.

-¿Qué quieres Sasuke? –Pregunto el rubio desconfiado.

-Una cena, nada más. Sé que comenzamos mal, pero tu mejor amigo y mi hermano están a meses de casarse. Quiero llevarme bien contigo. –

-¿Nada más? –Continuo indeciso.

-Nada mas –Aseguro el azabache –Comencemos con buen pie esta vez ¿Te parece? –Pregunto estirando su mano.

El rubio parecía pensárselo, miraba la mano, frente a él, con desconfianza, el tiempo y la realidad le había enseñado a ser así, sin embargo reconocía que Sasuke tenía razón, y no podía ser tan ingrato con el moreno que le había salvado la vida.

-Yo pago la mitad de la cena –Expuso el rubio antes de darle la mano.

Sasuke de inmediato soltó una carcajada y se cubrió el rostro con la mano intentando calmarse.

-¡Eres único! –Exclamo divertido –Trato hecho –Acepto, y Naruto de una vez por todas le dio la mano. Marcando así un pacto con el Uchiha.

-Nos vemos a las nueve, cerca del mercado central. –

-¿Mercado central? –Consulto el moreno confundido.

-Mi quinto trabajo –Aclaro el rubio.

Una vez más lo confirmaba, Naruto Uzumaki era único, sin igual.

Notas finales:

Listo. Este capitulo me ha encantado, es uno de los mejores, aunque se vienen muchos mas :)

¿Que les parecio? Cuentenme en la cajita de aqui abajo, estare muy feliz de recibir sus comentarios y esta semana con toda seguridad, responderles.

Nos leemos el proximo viernes.

Ahora deseenme suerte que voy saliendo y parece que no llegare a la hora :S


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