Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Dios maldiga a los rubios por niky-cham

[Reviews - 378]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hulas. Aqui yo. Capitulo de pasado viernes santo. Por alguna razon, a pesar de ser medio creyente nada mas, si tengo algunos repestos a mi religion y pues por costumbre, me porto medianamente bien en viernes santo.

Asi que como ya es sabado, llego la hora del hard (No mentira, no hay hard, pero igual esta buen el cap)

Muchas gracias a todos pos sus comentarios. Espero que este nuevo capitulo les encante tanto como a mi.

Capítulo 7: Cercanos.

Un nuevo mes transcurrió en sus poco alocadas vidas. Cada cosa seguía su curso, tal como debía ser. Sasuke había cumplido su promesa, a mediados del mes pasado se puso en contacto con Sakura, pero en esa ocasión fue para darle un punto final a sus encuentros, al menos así seria por un tiempo, mientras la pelirrosa calmaba sus ánimos. Tenía a Karin, y uno que otro ligue nocturno. Sakura no le haría falta en lo absoluto, y prefería que las cosas fuesen así, ella no tenía toda su devoción, pero no había razones para causarle daño a la pobre chica.  Naruto seguía como siempre, se veían todas las mañanas en la cafetería. Sasuke empeñado en afianzar su amistad, le había invitado al cine, vieron una película de acción y superhéroes, nunca creyó ver a Naruto tan quieto y callado.

Todo bien, todo excepto la boda de su hermano. Cada vez faltaba menos para la fecha, apenas tres pobres meses. Deidara ya había elegido su traje, Itachi también tenía listo lo suyo. Habían reservado la recepción de un hotel lujoso, aunque la ceremonia se haría en la iglesia, tal como dicta la tradición. Banquetera, manteles, recuerdos, invitaciones, el pastel. No había oído hablar de otra cosa en todo ese mes. Increíblemente, su compañero de sufrimiento fue nada más y nada menos que Naruto.

-Dei me va a matar uno de estos dias –Rezongo el rubio. Desvanecido sobre su mesa de centro.

-¿Recorrieron media ciudad a pie? –Consulto el moreno, a sabiendas de que los rubios se habían pasado toda la mañana de ese día domingo, buscando los zapatos ideales para Deidara. Lástima que no los habían encontrado.

-¿Media ciudad? ¡La ciudad entera! –Exclamo Naruto –Tú tienes suerte. Itachi no te lleva a esta tortura de compras –Gimoteo, pegando su rostro al cristal de la mesa, una vez más.

-Pero esta tan metido con la boda, que yo me he hecho cargo de todo su trabajo el último mes –Replico Sasuke sentándose junto al Rubio. Una bandeja con pizzas pequeñas quedo junto a la cabeza blonda.

-Solo quiero que se casen pronto. –

-Somos dos. –

Cruzaron sus miradas, siendo cómplices y compañeros de tortura. Si Deidara o Itachi les oyeran hablar así, seguro les revocarían sus puestos como padrinos de boda.

Esta era la segunda vez que estaba en el departamento del moreno. Un espacio enorme y lujoso, cada detalle decía: “SASUKE UCHIHA”, en letras mayúsculas. Al principio el rubio había hecho su berrinche, sobre la suerte que tienen algunos en la vida, y la desdicha de otros, obviamente en referencia a que Sasuke vivía en un pequeño palacio, mientras él se hacinaba en su lata de sardinas. Cada cual vive como puede.

-¿Prendo la consola? –

-¿Qué estas esperando? Para eso vinimos. –

Era increíble. Si le hubieran preguntado hacia tan solo unos meses, probablemente hubiese exclamado que estaba loco, todo aquel que pensase en Sasuke Uchiha jugando video juegos a sus años. Pero así es, un doncel rubio llego a cambiar su vida. Y lo peor es, que le gustaba.

Sasuke había comprado el último modelo de consolas. Tan solo obtuvo tres juegos, el típico “Mario”, uno de mini juegos, y finalmente la joya del paquete. Famosísimo juego de zombies. Sabía que con eso atraería a Naruto, y no estuvo equivocado.

Jugaban videojuegos y comían pizza. Este era su segundo encuentro. El rubio había hecho prometer a Sasuke que no tocaría la consola hasta que volvieran a jugar juntos, para el moreno fue una tarea sencilla. Sinceramente no le encontraba gracia  si no era con Naruto.

-Dobe ¡Detrás de ti! –Alarmado Naruto apretó el mando, Giro y dio un rápido escopetazo en la cabeza de su amigo. – ¡A mí no, imbécil! –El personaje cayo en la acerca, con la típica señalética roja de Game over. Naruto fue rodeado por los no-muertos. Y sucumbió en una pequeña horda de asquerosos cuerpos andantes.

-Lo siento –Puso sus manos en frente a modo de disculpas. Sasuke Gruño, reiniciando el juego. Allá iban otra vez.

Media hora de Pizza y videojuegos. Algo que ninguno de los dos había vivido jamás. Sasuke recordaba su adolescencia como alguien estoico y de buenas costumbres, siempre persiguiendo la sombra de su hermano, empeñado en un día darle alcance al perfecto Itachi Uchiha, nunca tuvo tiempo para estupideces, como amigos y videojuegos, pizza, papa fritas, y fiestas. Nada de eso fue posible. Y aunque la historia de Naruto, no sea en lo más mínimo similar, él también paso por lo mismo. Enfrascado en sus empleos, abandono la escuela, y también el orfanato, debía solventar sus costosa enfermedad, y para ello, los amigos eran un estorbo, y los videojuegos un lujo que no podría costear. Quizás ninguno de ellos era un joven adolescente de quince años. Pero al menos en el futuro podrían decir que vivieron su adolescencia, tardía, pero la vivieron al fin y al cabo.

Aun con replicas y una que otra rencilla. Sasuke siempre terminaba llevando a Naruto a casa, y a pesar de todo lo que se quejaba, el rubio podía disfrutar el viaje, con la música a medio volumen y la ventanilla abierta, el viento frio dándole en el rostro.

-¿Nos vemos mañana? –Pregunto Sasuke, conociendo la respuesta. O al menos creyendo que la conocía.

-No iré –Soltó Naruto –He pedido permiso en mis empleos de la mañana. –Me hare un chequeo médico –Sonrió. Seguro el moreno estaría contento.

-¿Chequeo? ¿Eso quiere decir que no habrá café? –Pregunto picando un poco al rubio.

-¡Ególatra! Solo sabes pensar en ti mismo –Soltó Uzumaki girándose.

-¡Sabes que es una broma! Luego me cuentas que te dice el médico –Rectifico Sasuke. Conocía el carácter de su amigo. Era mejor andar con cuidado.

-Me va a decir que estoy perfecto –Alabo Naruto con seguridad.

-Espero lo mismo. –

Una vez más esa mirada cómplice, sonrieron, y Naruto echó a correr camino a su departamento. Igual que siempre se detuvo al pie de la escalera, hizo un gesto de despedida y subió cada uno de los escalones con un trote suave. Sasuke esperaba que el rubio entrase en casa y  luego echaba a correr el auto sin mayores inconvenientes.

El chequeo consto de las mismas estupideces de siempre. Hacía dos años que no tenía para pagar uno. Ahora había ahorrado muchísimo para costearlo, pero no se arrepentía, de cierto modo era consciente de la necesidad que tenía por controlar su diabetes. Exámenes de sangre, orina, signos vitales, y toma de glucosa, obviamente, el médico le realizo una pequeña encuesta, para determinar la anamnesis. No parecía muy feliz con los relatos de Naruto, pero le animo a esperar resultados positivos, dentro de la próxima semana.

Esa tarde se reuniría con Dediara nuevamente. Era su día libre y Deidara se había aprovechado de eso.

-¿La búsqueda de los zapatos otra vez? –Consulto el rubio menor, al ver a Deidara observando una vitrina en el centro comercial.

-¡Naruto! –Exclamo espantado, dándose la vuelta –Podrías saludar al menos. Me has dado un susto horroroso. –Reprocho. El menor tan solo se encogió de hombros, haciéndose el desentendido. – ¿Pasaste la noche con Sasuke? –Consulto codeando a su amigo.

-¡¿Qué?! –Exclamo Naruto incrédulo –Solo jugamos videojuegos un rato. Pase la noche en mi casa, como todos los dias –Corrigió un tanto ofendido. No es que pasar la noche con Sasuke fuese algo malo, pero la connotación que le daba Deidara se le hacía desagradable – ¿Quieres emparejarme con el hermano de tu novio? –Consulto molesto.

-No estaría mal. Confiaría en Sasu-chan para que cuide de ti –Sonrió el rubio mayor.

-¡¿Bromeas?! El teme no puede cuidar de su trasero –Soltó indignado –Yo se cuidar perfectamente de mí. Él es mi amigo, no es, ni será nada más. –Expuso firme.

-¿Amigo? ¿Me estas cambiando por Sasuke Uchiha? –Reprocho  el mayor –Con el eres todo fácil y ubicable. –

-Él quiere ser mi amigo –Interpuso Naruto –Tú quieres ser mi madre. Es obvio, todos apagan el teléfono, cuando sus madres llaman para cacarear. –Deidara bufo ofendido.

-Yo no quiero ser tu madre –Replico. Naruto se encogió de hombros dando la discusión por zanjada. Pero cada vez que veía a Deidara era lo mismo, sino reclamaba por su salud, reclamaba por todo el tiempo que pasaba con Sasuke, y a él ignorándolo.

-¿Qué vamos a hacer? –Pregunto cambiando de tema.

-¡Postres! –Exclamó juntando las manos –Itachi consiguió una banquetera que sirve postres sin azúcar, y  quiero que los pruebes y elijas el mejor –Menciono juntando sus manos.

-Bromeas –Soltó sorprendido. – ¿Cuántos diabéticos están invitados a tu boda? –

-Solo tu –Respondió con obviedad.

-¡Estás loco! ¿Buscaron una banquetera con postres sin azúcar, solo por un invitado? ¿Crees que hacía falta? –Rezongo molesto. Sabía que Deidara lo hacía con buena intención, pero odiaba que exagerara las cosas de esa manera.

-¿Qué tiene de malo? ¡Quieres que disfrutes como todo el mundo! –Exclamo.

-Disfrutaría de todos modos –Soltó, conteniendo la respiración. Debía serenarse, Deidara lo había hecho con buenas intenciones. –Vamos Dei. Guíame. –

Estaba molesto, estúpidamente molesto. Y por alguna razón, en esa molestia, lo único en que podía pensar era: Sasuke Uchiha. El moreno se le vino a la mente de golpe, en todos esos años, Sasuke era el único que no había interferido en su enfermedad. El pelinegro se hacia el desentendido, como si la diabetes no fuera nada especial. ¡Y es que la diabetes no era nada especial! Sasuke comía chocolates frente a él, muchas veces incluso lo hacía solo para recordarle que no podía hacerlo, aun cuando vendían esa clase de productos para personas como él. Sasuke saboreaba y se burlaba de su enfermedad, Naruto siempre se hacia el molesto, pero a final de cuentas le encantaba. Era feliz sabiendo que, por primera vez, alguien no le trataba diferente por llevar la enfermedad que llevaba.

Avanzo detrás de Deidara, conteniendo en sus puños la furia de sentirse discriminado. Como el punto negro en un lienzo blanco. Eso era Naru en la cabeza de Deidara. Y con el tiempo el rubio menor había comprendido que aquello nunca iba a cambiar.

No lo negaba, estaban delicioso, podría haber elegido cualquiera, todos eran una maravilla. Exquisiteces que no pudo disfrutar, pues los probo con tanta rabia que todo le supo amargo. Escogió un postre al azar, y luego se fue con Deidara  a Uchiha corp.

El mayor entro contorneando sus caderas, con toda la elegancia que, el doncel novio del presiente, debía llevar. Naruto en cambio paso de él, dando zancadas pesadas, rechinando los dientes de vez en cuando.

-Nos vemos Deidara –Se despido, tan cordial como pudo. El aludido apenas tuvo tiempo de corresponder la despedida.

Deidara por supuesto siguió su camino a la oficina del presidente, alias su prometido. Pero ese rubio desastroso y enrabiado, desconocido por la mitad de los empleados, siguió un camino diferente.

-¡Cambio todo el banquete por un postre de diabéticos! –Ingreso en la oficina aleteando los brazos. Despotricando a diestra y siniestra. Mientras el moreno le observaba perplejo.

Sasuke decidió no irrumpir el monologo idiotizado de su amigo. Le vio pasearse de izquierda a derecha, dando explicaciones de su rabia. Solo se detuvo para vez al Uchiha con el ceño fruncido.

-¿Se puede saber de qué te ríes? –Consulto indignado. El idiota de Sasuke se estaba riendo de sus problemas. ¿Quién lo enviaba a conversar sus problemas con un teme como ese? Se colgó el bolso al hombro, dispuesto a salir.

-¡Oye, espera! Ya, ya. Me tomare tus quejas con más seriedad –Intentaba convencer Sasuke. De a poco y con paciencia, logro que el rubio volviese a la oficina. –Oye debes calmarte. Ya sabes como son Itachi y Deidara –El sabia sobre el cambio de banquete, aun así no había dicho nada, sospechaba que a Naruto no le agradaría mucho la idea.

-¿Entiendes lo que estoy diciendo? ¿Qué falta, que el pastel sea sin azúcar también? –Pregunto molesto –Sasuke solo se acomodó la corbata. Naruto capto el mensaje – ¿Bromeas? –

-Aun no encuentran  un buen pastel sin azúcar. Pero han estado buscando. –

-¡Me va a oír! –Exclamo dispuesto a dejar la oficina una vez más. Y Sasuke nuevamente le retuvo por los hombros.

-Oye, oye. Cálmate. Ya los conoces, no dejes que te afecte tanto. –Naruto volteo a verle con el entrecejo fruncido, aunque sus ojos fueron aguándose poco a poco.

-¿Crees que haría todo esto  si tuviese un amigo “normal”? Es obvio que no. Yo sé que tiene buenas intenciones, pero me molesta. Yo soy igual a todos. No debería cambiar todas esas cosas por mí. Es su estúpida boda ¡Maldición! –

-Yo creí que los donceles hablaban bonito –Carcajeo un poco Sasuke. Naruto le observo con rabia. Él estaba abriendo su corazón, y Sasuke se empeñaba en jugarle bromas. –Relájate ¿Si? –Revolvió los blondos cabellos. – ¿Vamos a comer algo? Te invitaría a una partida en casa, pero tengo un compromiso más tarde –Guiño el ojo.

-¿Otra vez la pelirroja? –Consulto el rubio a sabiendas de las andadas que tenía Sasuke. El moreno sonrió –No deberías ir de flor en flor, así como así. Teme. –

-¡Es un poco de entretención! Nada más. –

-Pobre chica –Suspiro un rubio.

-¿Qué dices, vamos a comer? –Insistió el moreno. Pero Naruto negó con la cabeza y soltó un suspiro cansado. –

-Me voy a casa –Abandono la oficina.

Siempre tenía esa reacción, primero molesto, luego extrañamente deprimido. Era triste ser tratado como enfermo. ¿Cuántas veces no se había imaginado sin la maldita diabetes? Su vida sería mil veces más simple.

Entro en su casa, solitaria y fría. Puso su rostro contra el colchón y no quito la cabeza de allí hasta que se hizo de noche. Debían ser las siete y media de la tarde, y todo a su alrededor comenzaba a oscurecer. Prepararía la cena, se daría un baño, y luego a dormir. Grandes planes para una noche depresiva como esa. Así era, hasta que dos golpes en la puerta llamaron su atención.

-Es de carreras, y estas de caramelo ¿Te animas? –Sasuke estaba en la marco de la puerta, tenía en una mano lo que parecía una película de autos, mientras que en la otra sostenía un sobre de palomitas de maíz.

-¡Sasuke! ¿Qué haces aquí? ¿Y tus planes? –Reacción tras unos segundos.

-Bah, pueden esperar –Soltó desinteresado.

Notas finales:

Listo. Es fue todo por esta semana

¿Que les ha parecido? A mi personalmente esto me encanta. Pero comenzaremos a mover las agujas un poquito mas el proximo capitulo.

:D Se vienen dos eventos importantes. Bueno quizas pasen sin ser notados, pero de todos modos a mi me hacen ilusion.

Dejen comentarios.

Nos leemos pronto~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).