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Twin Uchiha por Kuroyami Mirai

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Notas del capitulo:

Weeeeeeenoooo…. Aquí llegó Mirai con una actualización bien caliente y además laaaaarga (según Word, fueron 8.887 palabras n_- ), damas y caballeros (?)… habrá caballeros leyendo esto? Bueno no importa, si los hay, pues bienvenidos sean camaradas!!!! Hahahaha… No haré spoiler, lo interesante es que lo vean con sus propios ojos, pero adelanto de antemano algunas advertencias:

Adv: Ehem…, en este capítulo hay lemon explícito ¡HARD! Leves perversiones o parafilias, leve BDSM, incesto, lenguaje soez y otras cosas morbosas  n///n  Jejeje… si hay algunos vírgenes por ahí que creen que esto será demasiado fuerte, por favor absténganse de leer. (Como dicen por ahí) Mirai-sama (ore-sama) no se hace responsable de bragas mojadas, paroxismos inesperados y/o desangres nasales masivos.

Aclaración: No sé si se habrán dado cuenta, pero cuando pongo los diálogos así [ _ “diálogo”- ] entre comillas, es que pertenecen a un tiempo que no es el presente. Imagínenlo como si tuviera eco o algo así.

Ahora a leer!!!

Disclaimer: Nadie me pertenece, solo la tóxica historia, las versiones OOC y el cabronazo de Rasuke que está como quiere. (La versión OOC de Menma está basado en el que creó mi sensei Rose Mery del fic Piromanía, pueden pasarse por ahí si quieren saber cómo es este sádico chico en realidad  n_n )

Hermanos, sexo y algo más…

 

 

“El amor es como la mala hierba, crece donde no debe o donde simplemente no debería ser posible.”

Milagro Gabriel.

 

 

Hinata odiaba muchas cosas, una de ellas eran los mariscos, – otra cosa en común que tenía con su rubio amigo – los perros y las personas con sumos elevados – como Haruno Sakura –; pero eso no se comparaba con su desmesurado odio hacia su primo Neji. El muy maldito era la ostia de prepotente, autosuficiente y siempre rodeado de esa aura de no-me-interesa-nada. Oh, si es que tenía tantas ganas de dejarle una certera patada en las bolsas donde estaban sus futuros hijos; pero se contenía, porque eso significaba aumentar la hostilidad de su familia para con ella, también que alguien muy preciado terminaría sufriendo, por eso se reprimió en la riña que tuvo con él ese día.

Había llegado un poco tarde a casa y lo encontró sentado en el recibidor con su amigo bastardo con cara de pulgoso, el tal Kiba. También lo odiaba, era un puto promiscuo que se le insinuaba hasta a las piedras y ella no fue la excepción, por supuesto, hasta que lo puso en su lugar estampando su puño contra su ladina sonrisa.

Decidió ignorarlos y esconderse en su habitación bajo la tranquilizante atmósfera que solo su estéreo a todo volumen podría otorgarle mientras Avenged Sevenfold retumbaba las paredes. Ese era su fantástico plan, hastaque escuchó un nombre en la boca del pulgoso que la hizo detenerse en seco, o más bien un mote: Rubio. Inconscientemente su cuerpo se escabulló con gatuna agilidad hasta donde estaban los chicos, permaneció oculta y escuchó un poco más de la conversación.

No pasaron ni quince segundos cuando ya Hinata se encontraba saliendo de su escondite para encarar al chucho que quiso propasarse con su amigo, según sus propias palabras. Neji permaneció impasible mientras ella y Kiba discutían; las verbalizaciones subían cada vez más y más de tono, los nombres fueron sustituidos por insultos y de un momento a otro el rostro de Kiba quedó ladeado hacia la izquierda por el fuerte golpe que le propinó la ojiperla. Ésta se mantuvo inmóvil ante su mirada colérica y apretó los puños para darle otro derechazo de ser necesario.

Kiba la agarró por las solapas de su camisa escolar y la aventó contra el suelo para sentarse sobre ella e inmovilizarla. Hinata no era para nada débil y sabía cómo actuar en cualquier situación peligrosa, en este caso, la mejor opción era levantar su rodilla con fuerza y patear al canino en sus partes bajas…, pero no lo hizo.

Su primo se había puesto de pie del diván donde estaba sentado y caminó parsimónicamente hasta la escena. De cuclillas, le sonrió a su dulce primito doncel y estirando su brazo, empujó a su amigo canino para que se quitara. Hinata se hundió en la frialdad de aquella sonrisa torcida de Neji, él era la única persona que podía intimidarla de esa forma, lo suficiente como para que dejara caer su máscara de “doncel busca pleitos” y temblara sin control bajo esa expectante y traslúcida mirada.

En serio lo odiaba, no porque pasara de ella, eso le daba igual, sino porque ellos tenían una historia de la cual ningún miembro de su familia tenía idea. Hinata quería golpear las bolas de Neji, lo deseaba, sin embargo no podía hacerlo y a pesar de que se justificara a sí misma con la excusa de que traería la hostilidad de sus familiares, sabía perfectamente que era por nada más que por miedo. En el fondo lo admitía, le aterraba enfrentarse a él y por eso cada vez que peleaban… no se defendía. Esperaba paciente hasta que su primo saciara su furia con cuanto golpe quisiera mientras ella se mordía los labios por la impotencia, entonces se marchaba como si nada hubiera pasado…. Justo como ahora.

Hinata resintió cada golpe en su tórax, cada fuerte patada en su vientre y no se quejó, no se defendió y mucho menos lloraría como magdalena. Ella era fuerte, no solo físico, sino emocionalmente también. Sintió que su garganta se llenaba de un sabor metálico y rápidamente lo escupió en el suelo, manchando la costosa alfombra con su sangre. Se limpió la boca con el dorso de su mano y miró a su primo, éste parecía más calmado y desistió de seguirla golpeando.

Con un resoplido mal contenido, Neji salió del lugar junto con su amigo perruno, el cual saltó bajo protestas ya que él también quería desquitarse con el jodido doncel que lo había humillado.

La ojiperla soltó un bufido de sorna cuando la puerta de la calle se cerró de un portazo, si ese estúpido de Kiba pensaba que a él le permitiría golpearla, estaba muy equivocado. Al único que no le devolvería nunca el golpe sería a su primo, cualquier otro sujeto terminaría en el hospital con solo osar de levantarle un dedo.

Fue hasta la cocina a por un vaso de agua para sacarse el sabor metálico de la boca y una bolsa de hielo para su adolorido cuerpo. Chistó molesta cuando un par de ojos grandes y tan blancos como los suyos, la escanearon a cuerpo completo. Su hermana Hanabi tenía la preocupación reflejada en su rostro, pareciera que fuera a llorar en cualquier momento. Tomó de un trago su agua y salió de la cocina sin mirarla a los ojos, sino, tendría que dar la jodida explicación que ya estaba harta de hacer cada vez que la menor le preguntaba por qué no se defendía de Neji.

Hinata odiaba muchas cosas, odiaba a su familia, a sus compañeros de clase, a la mayoría de los profesores y a los amigos de “alcurnia” que tenían sus padres. Su círculo afectivo era bien pequeño, se reducía solamente en su hermana, Naruto y su gatita siamesa llamada Zaza, la cual la estaba esperando sobre su cama, que al verla entrar en la habitación se estiró como solo los felinos consentidos hacen y se lanzó contra sus pies para enroscarse entre ellos, rogando porque su dueña le diera un poco de mimos.

Al día siguiente en la escuela, Hinata trató por todos los medios de evitar encontrarse con Naruto, por lo menos hasta que tuviera una buena excusa para sus hematomas y demás daños de su organismo. Al final lo encontró en el patio trasero del colegio mientras se escabullía hasta la enfermería. Naruto le preguntó – justo como había predicho – por sus heridas, y al no tener aún una explicación más que la verdad – que se había peleado por defenderlo a él hasta que terminó liada con su primo – decidió resumir todo en una banal respuesta.

<<Peleé con un chico, digamos que me pasé a la hora de insultarlo>>

Ni ella misma creería semejante estupidez, pero por el momento se había librado del interrogatorio de su rubio amigo, así que podía respirar tranquila. Al llegar a casa, Hanabi la interceptó en el pasillo que llevaba a su habitación, tenía el ceño fruncido y los brazos en jarra, esperando por una respuesta que nunca llegó.

_Tengo prisa- fue todo lo que dijo Hinata antes de rodear a su hermana y entrar a su habitación.

Hanabi entristeció y bajó la vista hasta el suelo, sobándose el brazo derecho para brindarse un poco del calor que su hermana le había negado- Onee-chan- susurró por lo bajo antes de irse a su propia habitación. Detestaba llorar, al igual que su hermana, Hanabi era fuerte, pero que Hinata sufriera de esa forma y más sabiendo que era su culpa, solo provocó un prolongado derrame de sus lágrimas bajo las mantas de su cama.

Hinata se quitó la camisa de la escuela y observó su piel expuesta en el espejo de cuerpo completo de su recámara.- Parezco un dálmata- bufó burlándose de sí misma mientras palpaba con suavidad las manchas púrpuras de su piel. Algunas desaparecían debajo de la venda elástica que reprimía sus senos, pero la gran mayoría quedaban a la vista y debía admitir que era un dolor de cabeza mantenerlas ocultas, ya que sus brazos y sus piernas también tenían de esos malditos moretones.

_Que linda vista- la ojiperla dio un brinco cuando escuchó esa profunda y varonil voz a sus espaldas. Giró con el ceño fruncido sin importarle su semidesnudez. Descansó ambas manos en sus caderas y gruñó bajito al chico moreno que en estos momentos le sonreía desde el alfeizar de su ventana – ahora – abierta.

_ ¿Qué haces aquí?- preguntó entre dientes. El chico le dedicó una sonrisa ladina desde su lugar, con una pierna balanceándose por fuera de la ventana y la otra flexionada, apoyando su brazo en esta.

_Esa es una buena pregunta- se llevó una mano a la barbilla y la sostuvo con su índice y su pulgar como si meditara en una buena respuesta para la chica- muchos filósofos se han preguntado eso antes. ¿Qué hacemos aquí? ¿A dónde debemos ir? Pero nadie ha llegado a una respuesta concreta. Aunque creo que fue muy profundo de tu parte preguntármelo.

Hinata sintió que su párpado tembló sin control ante esa respuesta tan redundante. Quería golpearlo, oh que ganas tenía de hacerlo- Sabes que no estoy hablando de eso, sino de qué haces aquí- señaló el suelo con su dedo- en mi habitación.

Menma elevó una de las comisuras de sus labios y se bajó de un salto de la ventana- Esa respuesta sí te la puedo otorgar- se acercó con pasos lentos a la chica, buscando intimidarla con su cercanía, pero era en vano porque Hinata era casi de piedra- quiero hablar un rato contigo.

La ojiperla rodó los ojos con aburrimiento- Vete-a-la-mierda.- Escupió cada palabra con el acento exacto para marcar su punto.

El pelinegro estuvo a punto de decir algo más, pero ahora que estaba un poco más cerca y sus rojas pupilas se habían acostumbrado a la oscuridad de la habitación de Hinata, pudo distinguir que su nívea y tersa piel estaba manchada con moretones por todas partes. Frunciendo el ceño, dejando su sonrisa y sus “jueguitos de casanova” a un lado, la agarró por los hombros y la escudriñó con su mirada.

_ ¿Qué te pasó?- no era una simple pregunta, Menma le estaba ordenando a Hinata que le diera una respuesta, pero como la chica era dura como ella sola, lo ignoró monumentalmente y se soltó del agarre para ir hasta su armario- ¿No me lo vas a decir?

_Escúchame bien- sí, Hinata era una persona de poca paciencia- no eres el dueño de mi vida, ¿vale? Lo que haga o deje de hacer no te incumbe. Ahora, si eres tan amable, ¿te irías por dónde viniste? Necesito darme una ducha.

_No lo haré- Menma le dedicó una mirada furibunda, se acercó a ella una vez más y arrastrándola como una muñeca la llevó hasta la misma ventana por dónde había entrado- dime quién te hizo eso- ordenó bastante molesto mientras la inclinaba hacia el vacío, empujándola desde la nuca con su mano.

_ ¿Me vas a amenazar?- era sarcasmo, en esos momentos a Hinata solo se le ocurría hablar con sarcasmo y a Menma lo ponía colérico esa actitud tan altiva.

_Me lo dirás por las buenas, Hinata- tiró de su cintura para alejarla del borde y después la cargó sobre su hombro como costal de papas- o lo harás por las malas- y haciendo oídos sordos de las amenazas que le soltaba la chica, se lanzó de la ventana hasta la calle.

Hinata abrió tantos los ojos por la osadía del chico que casi salen de sus cuencas. Su habitación estaba a casi diez metros del suelo. Sin haberlo previsto antes, se aferró con fuerza al cuerpo de su secuestrador y de sus labios casi se escapa un alarido de pánico, pero se contuvo. Menma no había saltado hacia el suelo, sino directamente al árbol porque el que había escalado para meterse en su recamara, el cual estaba a más o menos metro y medio de distancia.

_Esto es divertido- masculló el pelinegro para sus adentros cuando sintió que su “novia” – él la había denominado de esa forma sin que la “afortunada” lo supiera – apretaba su playera negra en sus puños desde su espalda. De nuevo, Menma había logrado perturbar a Hinata, algo que ni el mismo Neji ha logrado antes. Bajó despacio del árbol con la chica a cuestas.

Así, semidesnuda como estaba, Hinata se irguió molesta cuando sus pies tocaron el suelo y lo golpeó en la mejilla.

_ ¡Eres un imbécil!- gritó fastidiada.

Por toda respuesta, Menma le guiñó un ojo al tener una vista de su cuerpo semidesnudo en primera fila, entonces se quitó la chaqueta de petróleo que tenía amarrada en la cintura. Se la puso a la chica sobre los hombros y sin darle mayor importancia a su característico ceño fruncido y su mirada de “te morderé hasta la muerte” (N/A: No es que te esté copiando Hibari-kun n///n. Hibari: … ¬¬), la remolcó igual que antes, pero esta vez hasta la motocicleta que tenía estacionada en la calle.

_Este imbécil- se señaló el pecho con el pulgar- te hará soltar toda la sopa- le lanzó un casco a la chica. Hinata no dudó en atraparlo, puro reflejo, pero no cambió su expresión.

_No te diré dónde está Naruto- le dijo con notoria desconfianza.

_Eso también lo soltarás, pero ahora quiero que me hables sobre esos golpes- sin previo aviso, enroscó su brazo en la cintura de la ojiperla y la subió a la motocicleta de un tirón- haré que confíes en mí- antes de que ella se acomodara correctamente – o cogiera impulso para saltar del vehículo – Menma arrancó de golpe, obligándola a aferrarse a su cintura para no caer en el duro asfalto.

_ ¡Presumido, te odio!- gritó la chica contra la espalda de Menma, agregando algo más a la lista de las cosas que odiaba y pensando que el chico no la había escuchado por el ruido del motor, pero al notar su susurrante respuesta, supo que sí la oyó y sus palabras la desencajaron.

_Está bien que me odies- Menma hizo una sonrisa torcida, la cual quedó oculta por la oscuridad de la noche- yo también…  me odio mucho.

 

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Si había algo que definitivamente no estaba bien, era lo que estaban haciendo ese par de hermanos sin el mínimo atisbo de timidez;  pero eso a ellos les importaba muy poco, tampoco era la primera vez que lo hacían y sin embargo siempre disfrutaban como la primera. Hacía mucho tiempo, desde que apenas tenían unos escasos catorce años, los gemelos Uchiha pasaron la línea que los hermanos definitivamente no deben pasar.

 Todo comenzó cuando Sasuke decidió odiar a su mellizo, insultarlo y humillarlo frente  a sus padres y su hermano mayor con tal de llamar la atención. Rasuke lo ignoró al comienzo, creyendo ingenuamente que solo era una faceta de Sasuke que pasaría cuando le terminara la rabieta, pero no fue así. Hubo un momento en que las paleas de los gemelos subían cada vez más y más de tono, llegando rápidamente a los golpes y sólo siendo detenidas por Fugaku, o de lo contrario por Mikoto, aunque los chicos siempre se contenían de golpearse si su madre estaba cerca.

Mikoto era la única mujer capaz de mantener a raya a los Uchiha, era una buena esposa, algo sumisa y alegre cuando la ocasión lo ameritaba – el tema de sus nietos por ejemplo – pero si se enojaba, era la mismísima reencarnación del demonio, hasta Fugaku le temía cuando ella fruncía el ceño, eso quería decir que estaba en su límite.

Aun así, los gemelos seguían peleando, a veces a escondidas, a veces no; el punto era, que no había forma que se llevaran bien y de cierta manera eso entristecía a Rasuke. Él siempre había adorado a su hermanito, si lo molestaba de pequeño era porque Sasuke se veía “adorable” cuando se enfadaba – (solo Rasuke es capaz de ver a ese demonio como algo adorable ¬¬) – y le hacía gracia, pero que Sasuke de repente lo odiara y lo tratara de esa forma era algo que en verdad le dolía.

Habían pasado más o menos cuatro años desde que esa repentina hostilidad se desató y Rasuke seguía inconforme. Estaba dispuesto a averiguar lo que le sucedía a su “lindo hermanito” y de paso arreglar las cosas entre ellos. Aprovechando que sus padres salieron de viaje junto con la tía Anko, sus primos y su hermano Itachi para una reunión familiar de la que ellos se salvaron por una supuesta varicela, ahora se encontraban solos en casa.

No lo aparentaba porque alegaba que no era necesario, pero Rasuke era muy astuto, incluso más que Sasuke que solo era inteligente para los estudios. Había trazado un plan que estaba seguro que funcionaría, si no, pues se cambiaría su genial nombre.

Primero: Captar la atención de Sasuke y sacarlo del auto encierro que tenía en su recamara.

Dio dos toquecitos en la puerta de su habitación y al no escuchar respuesta, entró sin más miramientos. Sasuke estaba acostado en su cama, de lado mientras le daba la espalda. Parecía dormir, pero cuando se acercó, descubrió que su hermano estaba viendo un video en su teléfono y tenía puesto los audífonos. Se inclinó un poco para ver de qué se trataba y casi explota en risas al ver que era una peli porno.

Ahogando las carcajadas con la palma de su mano, Rasuke deslizó su mano suavemente por encima de su hermano, sin tocarlo, y con un rápido movimiento le arrebató el teléfono. Sasuke se sobresaltó por la desaparición repentina de su celular y se sentó en la cama con los ojos desorbitados. Por el tirón, los audífonos quedaron desprendidos del aparato y pudo escuchar la sonora carcajada. Fue en esos momentos que en verdad quiso freír a esa cosa llamada “su hermano”, se levantó de un salto y salió corriendo detrás de él para recuperar su película porno…, quiero decir, su teléfono.

Rasuke rió para sus adentros y saltando los escalones de dos en dos, llegó hasta la sala de la TV. Rodeó el sofá entre su carrera y le daba vueltas en círculos cuando Sasuke intentaba atraparlo por un lado, cuando cambiaba la dirección, él también lo hacía. Entonces el menor resopló fastidiado y saltó por encima del mueble hasta caer encima del mayor, pero ni aun así recuperó el celular, ya que Rasuke estiraba su brazo hacia atrás para que no pudiera alcanzarlo.

Primer paso completado.

Segundo: Ponerlo nervioso para que suelte la verdad rápidamente. Si no funciona, ir directamente al Plan B.

Rasuke sonrió con picardía esta vez y se metió el aparato dentro de los pantalones. Ahora Sasuke estaba rojo, no sabía si de ira o de vergüenza, tal vez un poco de las dos. Lo vio fruncir el ceño con recelo y dar un par de pasos hacia atrás cuando le sugirió que podía tomarlo si quería.

<<Púdrete>> Fue la clara respuesta. Aunque no quería perder su teléfono, Sasuke no deseaba llegar hasta el punto de meter su mano en un lugar tan… eso, ni siquiera tenía un término para catalogarlo.

_ “Te propongo un trato, Sasuke”- le decía su mellizo mientras se acercaba a él con pasos sugerentes, algo felinos para un humano.

_ “¿De qué se trata?”- desconfianza, era lo que desbordaban sus palabras y el tono que utilizó para soltarlas, pero es que extrañamente se sentía demasiado nervioso.

_ “Te doy tu teléfono si me dices lo que te pasa”- al ver que Sasuke enarcaba una ceja con escepticismo, decidió explicarse mejor- “¿por qué empezaste a odiarme?”

_ “Yo…”- miró los ojos brunos de Rasuke y tuvo que cambiar la vista hacia el suelo- “porque me fastidias demasiado”- ni él mismo se lo creía, no por la mentira en sí, sino por el modo tartamudeante en que la dijo.

Rasuke resopló cansinamente- “no me lo dirás, ¿verdad?”- Sasuke boqueó queriendo decir algo, pero se arrepintió internamente y al final no dijo nada- “de acuerdo”- soltó otro suspiro- “entonces me quedaré con tu teléfono y le mostraré a mamá lo que estabas viendo en él mientras ella y papá no estaban”

Sasuke abrió los ojos desmesuradamente y corrió detrás de Rasuke una vez más, pero su hermano lo esquivaba con esa agilidad deportista digna de él. Fue en ese momento que Sasuke se arrepintió por solo estudiar en sus ratos libres y se hizo la nota mental de hacer más ejercicio. Estaba agotado, sudado mientras que su mellizo estaba tan fresco como una lechuga después de estar media hora corriendo…, maldito.

Rasuke rodó los ojos y decidió ir directamente al Plan B. Sasuke se lo había buscado- “¿Qué tal otro trato?”- el menor tronó su lengua, su hermano no desistía, cuando se encaprichaba con algo no paraba hasta conseguirlo.

_ “Ruge”- lo incitó, ésta vez podría cumplirlo… tal vez. No deseaba correr de nuevo, sentía los pulmones quemarle por lo agitado que estaba y no estaba dispuesto a recibir las ostias de su madre después que Rasuke lo delatara.

El mayor se acercó una vez más, de nuevo con esos movimientos gatunos que por alguna razón, Sasuke sentía que le sugerían algo que en esos momento no entendía- “Te sorprenderás por lo que diré”- enrolló los brazos detrás del cuello del menor en un abrazo bastante extraño, al menos para Sasuke lo era- “aún soy virgen, hermanito”- Sasuke reaccionó ante semejante confesión y tensó su cuerpo como cuerda de guitarra; Rasuke hizo como si lo fuera a besar, pero pasó de largo por sus labios y deslizó los suyos hasta el oído para susurrarle algo- “sé que tú también, no me mientas”

Sasuke se destensó, optando un semblante y una pose bastante serena a pesar de la situación- “¿a dónde quieres llegar?”- preguntó por lo bajo, también en el oído de Rasuke, como si alguien más pudiese escucharlos.

Rasuke se separó un poco para mirar a su hermano a los ojos, usando una sonrisa completamente indescifrable- “Hace poco leí en un libro, que las personas se abren y se vuelven más honestas después de tener sexo con su pareja”- Sasuke frunció el ceño, no entendía las sugerentes indirectas de su hermano, o no quería entenderlas más de la cuenta- “somos hermanos”- siguió diciendo el mayor sin aparatarse de su lugar- “más que hermanos, somos gemelos. Nos conocemos demasiado bien, ¿quién mejor que nosotros mismos para…?”

_ “Eres un idiota”- propinó un fuerte empujón, haciendo que Rasuke trastabillara hacia atrás.

_ “Será solo una vez”- aseguró algo molesto por ese recelo que Sasuke siempre mostraba- “después te daré tu celular y guardaré el secreto”- sacó el aparato de su escondite – dentro de sus pantalones – y lo mostró usando la punta de los dedos- “a menos que quieras repetir luego”- sugirió, arqueando una sonrisa ante la duda en la mirada del menor.

Pasaron varios minutos, algo eternos para uno de los hermanos, el otro permanecía impávido mientras analizaba cada detalle de la situación. Podía olvidarse del teléfono y punto, pero estaba el detalle de que su madre se enterara de todos esos videos XXX que tenía guardado en la memoria. No solo eso, si su padre y su aniki se enteraban también, ¿dónde quedaría su orgullo? El cual, era su eterno compañero. Además de que nunca más podría mostrarse como el hijo perfecto, volvería a quedar desplazado. No. Prefería caparse a permitir que su mellizo revelara lo que vio, incluso podría torcer la historia y volverla más macabra, como que lo agarró masturbándose con la foto de la novia de Itachi o algo así, conociéndolo, Rasuke era capaz.

_ “De acuerdo”- respondió con el ceño fruncido, molesto por esa risita de satisfacción en los labios del demonio que tenía en frente. Aunque para su sorpresa, Rasuke se acercó y le cedió el celular, sus ojos giraron desde el aparato en sus manos hasta el rostro divertido de Rasuke.

_ “No te emociones”- se apresuró a decir- “recuerda que tu secreto aún lo tengo”- mostró su palma vacía como si sostuviera algo en ella, Sasuke no entendió el gesto, pero al ver como Rasuke le susurraba a su mano y después se tragaba algo invisible, supuso que quiso decir que tenía su secreto muy bien guardado.

_ “Ya entendí”- rodó los ojos, poniéndolos en blanco con hastío- “deja de ser un niño”

_ “Ho…”- rió el mayor- “algo me dice que te sorprendería saber que ya no soy tan niño, hermanito”- una vez más se acercó al oído, pero en un movimiento tan veloz que apenas fue perceptible- “de hecho, pronto los dos dejaremos de serlo”

Con esa última advertencia, Sasuke sintió que todos los vellos de su cuerpo se ponían en punta. ¿Qué si estaba excitado? Por dios que sí, y lo chistoso de todo eso era que ni lo habían tocado. Calmando la adrenalina que comenzaba a recorrer sus venas, respiró varias veces y cuando su pulso estuvo más relajado, agarró la muñeca de su mellizo y lo arrastró escaleras arriba.

Estaba harto de que Rasuke siempre quisiera parecer el “señor experiencia” cuando en realidad era tan virgen como él. Abrió la puerta de su habitación de una patada, porque sí, sería en su habitación, y lo lanzó contra la cama sin el mínimo de delicadeza.

Pudo escuchar sus quejas y reproches por ser tan brusco, pero él mismo se lo había buscado, ahora le demostraría quién era Uchiha Sasuke. Caminó hasta su armario ante la expectativa de un par de ojos brunos y tomó las dos corbatas de su uniforme, la que usaba a diario y la que tenía de repuesto. Se acercó hasta Rasuke con una sonrisa del demonio, estirando la tela como si fuera un látigo y se subió a la cama.

_ “¿Qué piensas hacer?”- por primera vez, Rasuke estaba mostrando nerviosismo y más cuando Sasuke amplió la sonrisa y amarró sus muñecas a la cabecera de la cama. Estuvo a punto de soltar otra queja, pero su hermano lo besó con una repentina ansiedad y deseo que lo desconcertó bastante. ¿A quién demonios había despertado, un íncubo acaso? ¿Y dónde aprendió a mover la lengua de esa forma? Casi lo estaba ahogando con la forzada invasión.

_ “No me digas que tienes miedo”- lamió sus labios después romper el beso, saboreando el hilo de saliva que los mantenía conectados- “fuiste tú quién lo propuso, gallina”

_ “¿¡Quién te tiene miedo?!”- gritó molesto- “es que el bondage no es lo mío”- frunció el ceño al ver que Sasuke no lo escuchaba y además acercó la otra corbata con esa estúpida sonrisa sádica que no había visto antes- “¡espera!”- inútil, Sasuke le había vendado los ojos con un nudo bastante apretado.

_ “No te la voy a poner tan fácil”- Rasuke sintió que el peso ajeno en la cama desaparecía, su hermano se había puesto de pie y pudo escuchar los pasos alejarse un poco para después volver. Sintió el colchón hundirse nuevamente, era un hecho, estar sometido de esa forma lo ponía por demás nervioso. Sin poder escapar, sin poder ver, a la merced de Sasuke que al parecer era más sádicamente pervertido de lo que había aparentado.

_ “¿¡Pero qué haces, cabrón?!”- se quejó cuando sintió que su playera azul eléctrico, su favorita, estaba siendo cortada sin compasión por unas jodidas tijeras. Su torso quedó al descubierto cuando los trozos de tela fueron retirados, Rasuke soltó una lagrimita e hizo un minuto de silencio por su preciada playera. – un minuto de silencio por favor – Justo cuando se estaba recuperando del trauma, sintió un fresquito en sus piernas, sus pantalones también estaban siendo cortados- “¡hijo de puta, deja de asesinar a mi ropa!”

_ “Es mi venganza”- susurró con voz ultratumba y también retiró los trozos del pantalón negro carbón, otra lagrimita se vio en la mejilla de Rasuke e hizo otro minuto de silencio, esta vez por sus pantalones que le habían costado una mesada entera.

_ “¡Me la cobraré, lo juro!”- sus ojos seguían vendados, por lo que no pudo ver la lúgubre sonrisa que tenía el menor en ese momento. Agudizó los oídos, increíblemente, debido al morbo de todo aquello y que su sentido de la vista estaba bloqueado, podía sentir todo con más precisión. Las sábanas bajo su piel desnuda, el fru-fru de la playera de Sasuke cuando rosaba su cuerpo al desnudarse, la respiración entrecortada de ambos, una cremallera siendo bajada…… ¡un momento! ¿Cremallera?- “Oye Sasuke, ¿Cuándo dije que yo sería el de abajo?”

Sasuke soltó una carcajada que salió demasiado profunda para la voz de un adolescente de catorce años- “También puedo embestirte si estás arriba, la posición no es un problema”

_ “Maldito”- Rasuke tembló de rabia- “permítame cambiar la pregunta, su alteza”- sarcasmo al ataque- “¿Cuándo dije que sería el pasivo?”

_ ...

_ “¿Sasuke?”

_ …

No había respuesta, Sasuke parecía estar ocupado con otra cosa de la que Rasuke – al seguir atado y ciego – no se enteró. Entonces sintió algo húmedo y muy, muy frío que le recorrió todo el cuerpo, desde su boca, bajando por la mandíbula y el cuello, rodeando reiteradas veces sus pezones y se detuvo en sus partes privadas, suerte que aún tenía los bóxer. Rasuke se estremeció con el recorrido de aquella cosa, no tenía la menor idea de lo que era, pero le provocaba fuertes espasmos.

_ “Sasuke, ahh… ¿qué estás…?”

_ “Deja de hablar de una maldita vez”- ante el regaño, Rasuke cerró sus labios y no los volvió a abrir salvo para gemir sonoramente cuando sus bóxer fueron retirados y aquella cosa helada le recorrió la pelvis, el interior de los muslos, su pene y por último su trasero.

_ “… esto no es una… buena idea”- parecía más estarse reprochando a sí mismo, algo en su cerebro le decía  que había despertado un lado en su hermano que era mejor mantener bajo llave- “arghh… cabrón”- masculló entre alaridos cuando el pedrusco frío entró en su ano sin el mínimo tacto. Ahora sabía lo que era, un jodido trozo de hielo, ¿de dónde había salido? Pudo sentir como rápidamente se derretía por el calor de su interior y salía hecho agua por su entrada, su piel se puso de gallina por el contraste de temperatura.

_ “Esto es increíble”- la risa satánica de Sasuke era algo estremecedor, Rasuke en serio estaba arrepentido…, y a la vez no. Joder que toda esa cosa del sado le estaba gustando después de todo.

Sasuke se inclinó en la cama sobre el cuerpo desnudo de su gemelo, pellizcó los pezones con saña, torciéndolos y pinchándolos con sus uñas, haciendo que el dueño se retorciera de dolor y placer entremezclados. Lo besó en los labios, de forma obscena y voraz; bajó por su cuello dando mordisquitos hasta el ombligo, donde metió su lengua simulando penetraciones y lamía en derredor.

_ “Arghh… ¿qué esperas… bastardo?”- los gemidos de Rasuke se escuchaban más y más roncos y eso lo ponía, y más con ese pedazo de carne que le estaba golpeando en la barbilla como en una sugerencia silenciosa. Tocó la punta con su dedo y sonrió ampliamente cuando Rasuke se tensó.

_ “Dilo”- ordenó- “pídemelo y lo haré”

Rasuke frunció el ceño debajo de la venda, menudo pervertido estaba hecho su hermanito. Ya encontraría su momento para castigarlo, él también tenía su parte sádica al fin y al cabo. Cerró los puños y los movió en redondo tratando de zafar el aprehende de tela, pero dios santo, que bien hecho estaba el nudo. Su cuerpo estaba muy caliente, la jodida tortura le había gustado y ahora su anatomía le estaba exigiendo un poco de alivio. Le dolía en un lugar específico, pero era humillante pedir semejante cosa. Entonces se le ocurrió una idea.

_ “Tienes miedo”- sonrió a medias, adivinando la cara estupefacta que estaría haciendo Sasuke ante su comentario- “me estás diciendo que te lo pida porque sabes que no lo haré. Tienes miedo de terminar lo que empezaste, por eso… ¡Arghh…!”- no pudo terminar su monólogo ante el apretón que le dio Sasuke en su Rasukito- “¡Mamón, eso dolió!”

_ “Dilo”- esta vez lo ordenó con molestia; apretó más el agarre en el pene del mayor- “será mejor para ti”

_ “Tsk. Jodido Sádico”- Rasuke se mordió el labio, suspiró buscando alivio y al final…- “hazlo, Sasuke”

_ “¿Qué haga qué?”- hizo un poco más de presión.

Rasuke se retorció de nuevo, joder que eso dolía, ¿no se daba cuenta?- “aghh… chúpala…”

_ “Debes decir por favor”- esta vez soltó un poco el miembro de su hermano, una sonrisa de regocijo surcó su rostro; oh que dulce sabe la venganza, pensaba en sus adentros.

_ “¡Estoy harto!”- rugió exasperado, la situación lo estaba volviendo loco y el dolor en su hombría no lo estaba ayudando; dejó de lado su orgullo made in Uchiha y lo soltó de golpe- “Sasuke, por favor, chúpame, muérdeme, hazme una felación ¡o si quieres viólame!, pero haz algo ahora mismo”

_ “Así me gusta”- y sin más miramientos se metió la verga de Rasuke entre los labios, mordisqueándola un poco, arañándola con sus dientes y haciendo presión con su lengua para que quedara apretada dentro de su boca.

Con una mano acariciaba la base y con la otra sobaba los testículos. El sube y baja era tortuosamente lento, pero placentero a la vez. La humedad, los apretones, el calor…, todo era demasiado. Estiró su mano hacia arriba sin dejar su tarea de lado, acariciando el torso algo sudado hasta los pezones, de nuevo los pellizcó y los arañó sin piedad.

Sintiendo que ese “castigo” no era suficiente, Sasuke dejó los pezones y metió dos dedos en la boca de Rasuke, ahogando los gemidos desesperados y provocándole dos o tres arcadas. Cuando la saliva comenzó a abundar entre sus falanges, las bajó por la mandíbula, la garganta, hasta los pezones otra vez, ahora más erectos y sintiendo todo con más sensibilidad. La humedad de sus dedos multiplicaba todo por mil, y las succiones de su boca no ayudaban mucho.

Por supuesto, no faltó nada para que Rasuke hiciera un arco perfecto sobre el colchón y se corriera dentro de su cavidad bucal, lo cual no le molestó ni un poco, ya que se separó relamiéndose los labios después de tragarlo todo.

Rasuke soltó un sonido sordo con su garganta cuando bajó el nudo de saliva. Sasuke le retiró la venda justo después de su orgasmo y la vista que tuvo le subió la sangre a las mejillas, aunque, curiosamente, seguía sin molestarle todo aquello; ni el bondage, ni los jueguitos previos al estilo SM, ni que fuera precisamente su hermano quien le hacía todo eso, al contrario, se sentía caliente, excitado y hasta feliz, porque después de tanto tiempo volvía a estar cerca de Sasuke.

Sus ojos entrecerrados cargados de lujuria, a juego con sus labios mojados y semiabiertos y la asfixiante sensibilidad que le provocó su previo paroxismo, fue el mayor de los deleites para la mirada penetrante del menor, una mirada satánica que decía claramente y en letras mayúsculas: <<QUIERO JODERTE>>.

Rasuke soltó un largo suspiro y abrió las piernas, la vergüenza se le había ido al caño y solo quería llegar hasta el final ahora que habían ido tan lejos. Sasuke le dedicó una de sus sonrisas demoniacas y se acomodó entre sus piernas, afirmando una a cada lado de sus caderas.

Irguiéndose un poco hacia adelante, apoyó una mano en el colchón para sostener su peso encima del de su hermano y con la otra apretó ambos miembros. Empezó a menear las caderas adelante y atrás, cerrando su palma con fuerza, apretando cada vez más duro, follando su mano junto con la verga de Rasuke.

_ “Arghh… Rasuke…”- gemía sonoramente y su mellizo le hacía coro con cada apretón.

_ “… Sasuke… grh… aghhh”

Era un delirio, tanto para él como para Rasuke, podía firmarlo cuando notó que su verga se endureció rápidamente a pesar de su reciente salto de euforia (orgasmo). El roce se volvió más resbaloso por el líquido seminal que goteaban, de repente ardía mucho aquel acto, pero se sentía bien, ridículamente gratificante y placentero. Dejó de mover su mano y soltó ambos penes para incorporarse sobre sus rodillas, quería más que solo rozar a su hermano, pero también quería torturarlo.

Agarró su hombría una vez más y la llevó hasta la entrada que lo llamaba con delicadas contracciones, restregando sin compasión y de manera superficial, en redondo o simulando penetraciones, pero no entraba. Rasuke mordió su labio inferior a causa de tan desesperante actitud de su gemelo, entonces afianzó las caderas de Sasuke con sus piernas, enrollándolas tras su espalda y lo empujó para que se pegara más a su cuerpo.

Entendiendo la clara indirecta, Sasuke dejó de “jugar” y usando solo el presemen como lubricante natural, se abrió camino entre las paredes internas de Rasuke. Él era fuerte, todo un Uchiha y además barón, no era necesaria toda esa ceremonia para prepararlo con anterioridad, aguantará el dolor como todo hombrecito y…

_ “¡¡CABRÓN!!”- no, al parecer no aguantaría nada; dolía demasiado como para que no soltara alguna que otra palabrota, debió asumirlo con anterioridad y hasta se sintió culpable, pero después acreditó su acto como parte de su venganza y siguió entrando despacio, ignorando las protestas de Rasuke- “¡SÁCALA!”- debía ignorarlo…- “¡JODER QUE DUELE!”- ignorarlo…- “¿¡NO ME ESTÁS ESCUCHANDO?!”

_ “¡¡YA CÁLLATE!!”- rugió exasperado- “¡que a mí también me está doliendo, así que DEJA DE MOVERTE O TE PARTO EL COLON DE UNA EMBESTIDA!”

Y entonces Rasuke decidió quedarse calladito, mejor eso a poner al sádico de su hermano de mal humor. Respiró para relajar su cuerpo, sus músculos, la tensión en sus paredes internas perdió fuerza y el miembro de Sasuke pudo entrar con más facilidad hasta el fondo.

Los dos soltaron un suspiro de alivio, esto del sexo se estaba volviendo todo un problema. Sasuke gruñó por lo bajo y retrocedió sus caderas muy despacio, escuchó los quejidos de su mellizo, así que decidió ir más despacio. Salió hasta dejar solo la punta dentro y después entró hasta el fondo otra vez, pero lento, muy lento. Mientras más repetía la acción, más fácil se deslizaba su pene y menos se quejaba Rasuke, entonces fue hiendo más rápido, subiendo la velocidad poco a poco.

Debía admitir que se estaba desesperando, pero tampoco era tan bastardo como para lastimar a su hermano, más de lo que ya lo había hecho. Salió y entró, ahora mucho más rápido que antes, pero aún con miedo de ir con todo la fuerza que le exigía su lívido; solo cuando escuchó de los labios de su hermano que le diera más fuerte, casi como una súplica, Sasuke pudo desfogarse por completo; disfrutar de esa tremenda estrechez y ese calor interno que le engatusaba, que lo mareaba y hasta lo dejaba ebrio de placer.

_ “Ahhh… ahh.. Sasu…ke.. arghh…”- gemía Rasuke con cada fricción interna del pene de Sasuke con su esfínter.

Afianzando más el agarre en las caderas del mayor, lo impulsaba hacia las suyas para darle más duro y con más potencia. Los gemidos de ambos resonaron en la habitación, sonidos de carne rozando carne, chapoteos húmedos y el rechinido de la cama al chocar contra la pared por las potentes embestidas. Las sensaciones eran asfixiantes, sobrecalentadas, ni siquiera pudo retener la tentación de dejarle a Rasuke dos o tres nalgadas entre cada certera estocada.

(N/A: a veces se me olvida que tienen catorce años ¬¬)

_ “… ¡Arghh!...Sasuke… ahh… desátame… ¡aghhh…!”- pedía el mayor con voz queda, ahogado con jadeos cargados de goce al sentir su próstata siendo golpeada con fiereza. ¿Qué si lo estaba disfrutando? Joder que sí, estaba en la gloria y más allá todavía. Su garganta no podía más de tanto gemir, su verga estaba llorando desde la punta, bañada completamente hasta la base por el presemen.

_ “No…., mnh… debes… ¡agh! quedarte así hasta… el final…”- Sasuke gruñía y gemía por igual, él también estaba lleno de goce, el éxtasis nublando su mente y apenas podía prolongar su orgasmo por más tiempo. Su verga estaba apretada, sentía que se quemaba y que no le quedaba nada para explotar.

Podía sentir las palpitaciones siendo suprimidas por el esfínter de Rasuke, la hinchazón quedando controlada por la estrechez y sabía que le quedaba poco. Casi se viene cuando ve que Rasuke está mojando toda su cama con sus fluidos corporales, sudor, lágrimas, saliva, semen…, la vista más húmeda y placentera que ha visto en su vida.

(N/A: tiene sentido si estamos hablando de que hasta hace nada era virgen ¬¬U)

Ya no podía resistir por más tiempo, pero no quería terminar como su hermano esperaba, le daría una sorpresa, un regalo de disculpa por la sesión SM del comienzo. Con un movimiento pélvico algo rápido, Sasuke apresuró el clímax de Rasuke, esperó a que estuviera a punto y salió de él de golpe.

Rasuke soltó un suspiro cuando sintió el vacío en su interior, lo miró con ojos desorientados por tan repentina interrupción, y además en el mejor momento. Iba a soltar una réplica, pero fue liquidada cuando Sasuke le sonrió y se acomodó a horcajadas sobre su pelvis con las piernas abiertas, auto penetrándose de un solo sentón.

Ambos gimieron al unísono, aquello había sido tan doloroso como delicioso. Sasuke, a pesar del desgarre interno que él mismo se provocó, de las lágrimas que resbalaron por sus pómulos sin que se diera cuenta y del ligero temblor de sus rodillas; se elevó con sus piernas y dio otro sentón, pero mucho más fuerte, golpeando su propio punto G con la verga de Rasuke.

El acto se repitió solo unas tres veces, no dejaron de mirarse, los ojos llenos de pasión del contrario los ponía cada vez más y con un alarido al unísono y un par de espaldas siendo arqueadas, se corrieron al mismo tiempo. Sasuke lo hizo en su mano – ya que se estaba masturbando – y Rasuke en su interior. Exhausto, Sasuke se dejó caer sobre su gemelo, aun tratando de apaciguar su acelerada respiración.

El mayor empezó a reír ante una repentina ocurrencia- “Estoy… seguro que… aprendiste todo esto… con esas pelis porno”- decía entrecortadamente por los previos espasmos del orgasmo.

_ “¿Dónde más… lo aprendería… idiota?”- masculló entre jadeos cansinos. Estaban todo sudados y pegajosos, pero permanecer así no les molestaba en lo absoluto; Sasuke ni siquiera había retirado el miembro de Rasuke de su ano, simplemente no podía mover ni un músculo después de tan desgastante ronda de “ejercicios”.

_ “A la próxima… me toca a mí ser el activo”

Sasuke suspiró como un gato perezoso- “Trato hecho… pero entonces me toca a mí correrme en tu culo”

_ “Eres todo un pervertido hermanito”- rió con gracia, aun sin podérselo creer, que el hermano perfecto, sobresaliente, estudioso y buen hijo, fuera todo un amante del BDSM y del sexo duro.

_ “Rasuke…”- el menor se separó del pecho agitado de su mellizo y lo miró a los ojos- “cállate, ¿quieres?”

Rasuke bufó divertido, el menor solo se dejó caer de nuevo, pegando la mejilla a su pecho acelerado para descansar un poco- “Está bien, pero desátame al menos, que así no puedo dormir”

_ …

_ “¿Sasuke?”

_ …

_ “¡Oye!”

_ … (Zzzz)- se había quedado dormido.

_ “¡MAMÓN!”

 

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Después de esa vez, los gemelos Uchiha tuvieron varias de esas rondas, pero dichas sesiones de sexo donde hacían todo tipo de juegos y cumplían con los más rebuscados fetiches, quedaron frustradas cuando Rasuke trajo su primera novia a la casa. Una jovencita de largos cabellos escarlatas y ojos tan verdes como las esmeraldas. Su nombre era Mei, la familia entera quedó maravillada con tan encantadora jovencita, todos menos uno.

Sasuke la odió desde el primer momento en que la vio, se estaba llevando toda la atención de sus hermanos y de sus padres, la de Itachi no mucho porque él pasaba de todo con su cara esculpida en hielo, indescifrable; pero aun así, Sasuke la quiso bien lejos de su vida y de su mellizo. La sedujo haciéndose pasar por Rasuke y la hizo pasar por una de sus rondas de BDSM, pero sin ningún tacto ni cuidado, deleitándose al verla sufrir. A los pocos días Mei rompió con Rasuke y no volvieron a saber de ella.

A pesar de esto, los hermanos nunca más tuvieron contacto, al menos no de la forma en que lo tenían antaño. Si aún quedaba algo de química o deseo carnal, lo reprimieron con todas sus fuerzas hasta casi eliminarlo por completo.

Con los años, la renovada hostilidad se volvió cotidiana una vez más y ya nadie hacía nada para detenerla. Rasuke se acercaba a Sasuke cuando podía, pero si éste estaba de mala leche, lo ignoraba y punto. En cuanto a Sasuke, de nuevo sintió recelo por su hermano, hasta odio. No sabía cómo explicarlo, ni mucho menos darle un porqué, pero ya no lo quería cerca ni en pintura; tal vez solo era el resentimiento al saberse traicionado, llevando a varias parejas a casa, Rasuke le demostró que él no era más que un juguete sexual y le dolió saberlo, pero no lo diría en voz alta, su orgullo se lo impedía.

Rasuke siguió seduciendo a cuanta belleza se le pusiera en frente, Sasuke seguía espantándolos uno a uno, pero su quebrada relación no volvió a ser lo que era. El que más sufría con esto, a pesar de todo y de cómo se comportaba…, era Rasuke.

Cuando llevó a Mei a casa, solo era para aclarar sus dudas. Sin darse cuenta ya había sentido un cariño por su hermano mucho más fuerte que el fraternal, mucho más profundo que el de una simple pareja de sexo… y eso le asustaba. Necesitaba cambiar de aires, despejar con algo nuevo, pero el resultado fue peor que el daño. Él siempre estuvo al tanto de lo que hacía Sasuke para espantar a sus parejas, lo sabía y aun así las seguía llevando a casa. ¿Por qué?

Porque era su castigo.

Sasuke lo ignoraba, trataba de suprimir con fuerza sus sentimientos hacia él y eso le dolía. Usando el poder de los celos, le haría ver que entre ellos había algo más que simple deseo carnal, que era más que pasión descontrolada, pero ni eso le hizo exteriorizar sus sentimientos.

Después de algunos años, dejó de llevar desconocidos a la casa para poner celoso a Sasuke, no valía la pena tanto esfuerzo, así que también guardó su distancia. Delante de la familia eran los malcriados e inmaduros gemelos que no podían parar de pelear, pero detrás de todo eso había un trasfondo, un cómo y un porqué.

Con la llegada de Naruto, todo se puso de cabeza, Rasuke se enamoró de ese pequeño doncel con complejo de cordero. No podía dejar de pensar en él, en sus lindos ojos, su cuerpo tan diferente del suyo, su retraída y tímida personalidad…, en que era su oportunidad para olvidar a Sasuke.

Incluso se convenció de que lo estaba logrando cuando midió sus propias acciones, sus peleas con su hermano por el rubio, la desbordante rivalidad entre ambos, su furia cuando descubrió que Sasuke lo había acosado. En ese momento creyó que Sasuke lo estaba haciendo como con sus otras parejas, con la intención de lastimar a Naruto para alejarlo, pero se equivocó y al ver que su hermano también iba en serio lo confundía en demasía.

Sasuke no solo se había obsesionado con Naruto, en un comienzo puede que fuera así, pero con el paso de unos escasos días, había llegado a sentir por el rubio lo que no había sentido ni por su hermano. Un sentido de posesividad se apoderaba de él, con Naruto no quería ser agresivo, no deseaba lastimarlo, ni siquiera quería someterlo a los juegos extraños que hacía con Rasuke. Con él solo deseaba ir suave, tratarlo con delicadeza, cariño, ¿y por qué no? Amor.

Estas encrucijadas confundían a los gemelos Uchiha, ambos con las mismas interrogantes y las mismas contradicciones. Después de la pelea en la calle donde apalearon a un montón de ineptos, los dos se dieron cuenta que ese amor y ese deseo que sienten mutuamente no había desaparecido. Estaba ahí, los besos y las caricias lo demostraban, el actual desfogue en la cama de Sasuke, al igual que sus primeras veces, era la evidencia. Ellos se querían y se deseaban, pero ahora no solo era entre ellos dos, sentían que Naruto también tenía un espacio, uno muy grande. No eran dos entidades que se hacían una en el acto del amor…, sino tres.

_Bastardo… desátame ya… ¡AGH!- se quejaba Sasuke mientras mordía la almohada, y más con la tremenda nalgada que le ha dado su hermano con su palma. Rasuke le había atado las manos en la espalda y le tenía de cara al colchón con el trasero en pompa hacia sus caderas, las cuales estaban arremetiendo con fuerza una y otra vez.

_Así sabrás lo que… se siente- se mofó el mayor mientras agarraba los brazos amarrados del menor y los jalaba para sí, haciendo que las penetraciones fueran más profundas y potentes. Sasuke soltó una maldición con voz ronca, cargada de lujuria y de ira a la vez, odiaba ser el sumiso.

_Sabes que esta vez… Argh…  me toca a mí correrme… dentro- se tragó un gemido ante la estocada certera en su próstata. Joder que bien se sentía que le dieran duro. ¿Pero que estaba diciendo? Él era quien debía darle duro a Rasuke, ya se las cobrará cuando pueda sentarse, porque después de semejante sesión de sexo donde ya iban por cuatro rondas turnadas, sentía que sus caderas y su trasero no resistirían por mucho tiempo antes de quebrarse.

_Lo sé… pero trata de… agh… no dejarlo todo dentro… - pegó el pecho a la espalda de Sasuke y se impulsó con las rodillas, haciendo que los cuerpos de ambos se mecieran adelante y atrás- ya tengo el… culo lleno de tu semen… hermanito- le susurró en el oído; entonces sonrió con mofa y mordió la espalda de Sasuke, justo en la parte trasera del hombro, haciendo realidad ese deseo retenido desde que le curó las heridas en el comedor.

_ ¡Arghh… cabrón!- se quejó por semejante penetración de los dientes de su hermano en su piel, sin embargo en el fondo se había sentido bien, hasta algo satisfactorio- yo también y aun así… Argh…mierda… agh… ahhh… estoy dejando… que me jodas- mordió más fuerte la almohada con la nueva fuerza ejercida en las embestidas. Su cuerpo estaba muy sensible después de haber tenido cinco orgasmos y con este que se avecinaba sería ya el sexto. Si antes estaba necesitando un desfogo por como lo había dejado Naruto, pues ahora estaría relajado al menos por un día.

(N/A: solo un día? ¬¬U… Pero de que estás hecho bonito, estamina pura?)

Rasuke soltaba guturales gemidos en el oído del menor, apunto de llegar a una combustión pélvica de tanto joder. Se incorporó con un poco de trabajo y desató a Sasuke para girarlo y dejarlo bocarriba en el colchón. Justo como hubiera hecho en la primera noche que estuvieron juntos, pero esta vez a la inversa; Rasuke se acomodó a horcajadas sobre la ingle de Sasuke y de un fuerte sentón se auto penetró.

Ahora que estaba libre, Sasuke agarró las caderas de su hermano y dirigió los sentones al ritmo que él quería, después de tres o cuatro penetraciones más, llegaron al orgasmo a la vez, derramando la escasa semilla que les quedaba. Rasuke calló lapso sobre Sasuke y se durmió al momento. Los fuertes brazos del menor lo rodearon en un abrazo posesivo y también quedó dormido, ya se recriminará en la mañana por ser tan estúpido como para abrir una vieja herida, por ahora solo debía descansar.

 

<><><><><><><><> 

 

Naruto giró por enésima vez en su cama, no debió aceptar quedarse en la casa de los Uchiha, le costaba estar tranquilo, y más cuando unos tenebrosos fantasmas rondaban la mansión. Desde hace horas puede escuchar sus quejidos y sus tormentosas voces gemir desde el exterior de su habitación. Se tapó la cabeza con las sábanas, como si ese hecho pudiera ocultar su existencia y protegerlo de los seres sobrenaturales.

_Mnnhh…- ahí estaban de nuevo, esos extraños mugidos de puro lamento, de dolor. Naruto estaba asustado, mucho, quería dormir y no podía- Agh…..ahrg…- esas pobres almas en pena seguían sufriendo y seguro querían vengarse de los mortales. Él era un simple mortal, seguro querían que él también fuera un alma en pena y lo buscarían para que se uniera a ellos.

Se tapó la cabeza con la almohada, los gemidos seguían y alguna que otra palabra inconexa, pero no las entendía. Mejor no hacerlo, si escuchaba los lamentos de un fantasma quedaría maldecido de por vida, mejor dormir.

Y con ese pensamiento erróneo sobre los gemidos  e  irónicamente correctos respecto a lo que deseaban las “almas en pena”, Naruto quedó dormido en la soledad de su habitación. Tal vez entendería en la mañana a qué se debían las voces…, tal vez no.

 

Continuará…

Notas finales:

n///n….. debo decir algo después de este capítulo? Creo que no…. Jejejejejeje… (risa pervert) La abstinencia de lemon que tenía la he soltado de golpe en un solo capi y fue bastante divertido n//n,,, espero les haya gustado y no quedaran decepcionados con mi forma de hacer lemon, seguro que esperaron algo mucho más explícito ¬_¬U… pero prometo mejorar!! ::>_<:: Ahora, que tal un rew? Necesito saber que tal les parece la historia y/o la relación de los gemelos n_n…

Ahora dejaré algunas aclaraciones:

El BDSM quiere decir, Bondage (el arte de atar, inmovilizar, o suspender a una de las partes a base de sogas, cuerdas, cadenas, esposas, etc.), Dominación, Disciplina (es cuando se utilizan golpes sutiles con las manos, ya sean nalgadas, o con instrumentos, ya sea fustas, látigos, colas de gato, etc.), Sadismo, Sumisión, Masoquismo (son los roles de este juego sexual).

Estas son las siglas del inglés, pero casualmente coinciden con las siglas del español. El término utilizado cotidianamente es el de “Sado” o el de “sadomasoquismo”, aunque resultan equivocados, en parte por tratarse de palabras creadas por la psiquiatría para definir enfermedades mentales, por lo tanto el término correcto para referirse a estos “juegos” es el de BDSM.

En este tipo de juego se manifiestan dos roles, dominante o activo, y sumiso o pasivo (aunque esto no interfiere en la definición de seme y uke n_n). El dominante es el que disfruta de estas prácticas manteniendo la iniciativa y el control de la acción, mientras  que la parte sumisa obtiene placer al entregarse en manos de su “amo”, para que éste sea quien le dirija. En el caso de Rasuke y Sasuke, ellos son Switch (del inglés y quiere decir cambio), se les designa a aquellos que son capaces de cambiar los roles.

Personalmente opino que de las muchas parafilias que pueden practicar los gemelos, el BDSM es el que más les pega. No solo por sus personalidades, sino porque este acto demuestra una prueba de que se tienen mutua confianza y son capaces dejar en las manos del otro, las riendas de cuanto placer pueden llegar a tener los dos.

Ahora chicos, espero que mi resumida explicación de este amplio mundo les haya servido de ayuda (Aunque estoy segura que la mayoría ya sabía todo esto -_-||). Dejen sus impresiones y comentarios… hasta la próxima semana ^_^//


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