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Twin Uchiha por Kuroyami Mirai

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Notas del capitulo:

Lamento mucho la demora, creo que la última vez que actualicé esta novela fue hace siglos, pero la inspiración sencillamente no venía a mí (maldito Itachi ¬¬) Las ideas no llegaban y cada vez que abría el capítulo, solo era capaz de escribir un par de líneas y terminaba muy frustrada.

Tal vez es porque creo que ya nadie la va a leer, entonces mi autoestima baja, pero aun así, prometo no abandonarla; aunque demore en actualizar debido a mi decaimiento, siempre, siempre volveré. Puede que haya pasado tanto tiempo, que noten que mi modo de escribir a cambiado, perdón por eso.

PD: Recomiendo que pongan la canción Unchained Melody para ambientarse con la lectura cuando lean la mención de la canción.

PD2: Este capítulo está dedicado exclusivamente a Aoi-chan, quien ha sido una luz para mí y mi inspiración. (Para Aka-chan también n.n)

Ahora me dejo de cháchara y vibras raras, os dejo leer…

 

 

“La mayor distancia entre los corazones, es un suspiro de amor”

 

 

Tenía los puños apretados y una imperiosa necesidad de golpear algo. Ya no podía soportarlo por más tiempo, la necesidad de encontrar a su hermano se volvía palpable dentro de su cuerpo. Por petición de Hinata había desistido su búsqueda momentáneamente; sólo porque la ojiperla le dijo que Naruto no necesitaba que lo encontrara. Se centró en buscar un empleo para sobrevivir por esos días y permaneció tranquilo. Pero ya estaba harto. Naruto era su hermano, la única familia que le quedaba. Lo llevaría a casa aún si tenía que ganarse los golpes y odios de su querida novia.

Miró hacia arriba cuando se detuvo frente a un árbol. Estiró las manos para agarrarse de una rama, se impulsó con destreza y se sentó sobre ella, mirando ahora hacia la ventana del segundo piso de aquella lustrosa mansión. Hinata le había prohibido escabullirse a su habitación por la ventana, pero esto era una emergencia. Sin más, saltó hasta quedar colgado del alfeizar, movió un poco los paneles con su mano y entró.

Su linda novia dormía plácidamente en su cama, pero al tener un sueño ligero y los instintos alertas; reaccionó en cuanto logró entrar y se sentó de golpe, dedicándole un ceño muy fruncido.

-¿Qué haces aquí, Menma?

El moreno se mantuvo firme, erguido frente a ella, con los ojos entrecerrados, declaró- No esperaré ni un día más. ¿Dónde está mi hermano?

Hinata descubrió su cuerpo semidesnudo cuando hizo a un lado las sábanas y se puso de pie. Aún molesta, miró al Uzumaki fijamente y se sacudió los cabellos con una mano, ahora un poco más largo, llegándole hasta los hombros- Has llegado tarde- respondió en un suspiro, caminando hasta el armario para sacar una playera holgada y ponérsela. La prenda de color blanco cenizo le llegó hasta los muslos, tapando su desnudez.

-¿Tarde?- Menma enarcó una ceja, caminó hasta la ojiperla y le agarró las mejillas con una mano, exigiendo que lo mirara a los ojos- ¿Qué quieres decir?

Resoplando, Hinata le apartó la mano de su cara con un golpe- Naruto no está en Japón. Se ha ido lejos.

Esto golpeó al joven de ojos dispar como un puñetazo en el pecho. No podía ser posible. ¿Naruto lo estaba abandonando otra vez? El pensar en ello sólo le provocaba una inmensa jaqueca, llevándolo a una profunda confusión. ¿Por qué Naruto huía de él? ¿Qué le había hecho? Llevándose las manos a las sienes, presionó con fuerza y caminó hacia atrás, trastabillando.

-No puede ser…- masculló, presionando su cabeza con más y más fuerza- ¡no puede ser! ¿Por qué se fue? ¿A dónde?- alzó la vista, notando que Hinata lo miraba con una expresión de lástima- ¡responde!

Hinata se sentó a su lado y le golpeó la mejilla. No fue un golpe realmente fuerte, pero tuvo la firmeza suficiente como para recordarle a Menma que ella no aguantaba que le gritaran, ni que le dieran órdenes.

-Primero que nada, cálmate. No resuelves nada actuando así- entrecerró sus grandes ojos perlados al ver que Menma respiraba lentamente, relajándose- Naruto no huyó de ti- el pelinegro reaccionó ante eso, pero permaneció en silencio- él… ha tenido algunas dificultades- dudó, pero conociendo al Uzumaki, no dudaba que armaría todo un escándalo con tal de saber la verdad, suspiró antes de continuar- Naruto sólo ha ido a visitar unos amigos.

-¿Amigos? ¿Qué amigos? ¿Para qué?

La ojiperla apoyó los brazos en sus rodillas flexionadas, acomodándose para contarle todo- Hace unos días, ocurrió algo…- crispó los labios- algo que causó que tu hermano tomara esa decisión…

 

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Una semana antes…

Naruto había terminado de prepararse para la obra. Hizo una nota mental por si se le olvidaba algo. Tenía las partituras, el disfraz bien colocado, las chicas estaban listas, el escenario esperándolo, el público impaciente. Bien, no faltaba nada. Dejando escapar el aire de sus pulmones, se encaminó a la parte trasera del escenario acompañado de Ino, Karin y Tenten.

-¿Listo?- preguntó la castaña, dedicándole una sonrisa.

Naruto cabeceó a modo asentimiento- creo que todo está en orden.

Karin se acercó y le acomodó la diadema que llevaba puesta, con simpáticas orejas de zorro.- La tenías torcida- le explicó, peinándole con los dedos el rebelde cabello dorado.

-Gracias, Karin- sonrió, preparándose mentalmente para lo que se avecinaba- vamos a empezar- las chicas asintieron, dedicándole una sonrisa para calmarlo. Pero no podía evitar los nervios. La escuela entera lo escucharía tocar.

Ino le palmeó el hombro cuando estuvieron a punto de salir- no te preocupes, todo saldrá bien.

-H-Hmn- Naruto asintió, abrazando las partituras contra su pecho.

Las cortinas se abrieron para darles paso a los jóvenes que harían la obra de Halloween. Naruto caminó al frente de las chicas, cohibido al sentirse observado. El disfraz que llevaba no era tan llamativo como los de los actores, pero resaltaba. Unos pantalones negros ceñidos al cuerpo, una playera naranja con imitación de pelaje, una esponjosa cola cobriza y una diadema con orejas de zorro. Sus ojos estaban resaltados con un maquillaje oscuro para darle un toque mucho más felino.

Las chicas y los demás actores llevaban disfraces más extravagantes, con plumas de colores, altos pelajes y llamativos maquillajes. Las luces del escenario bañaron las cortinas de fondo con luces rojas y azules, mientras que la escenografía aérea descendía lentamente por sus flexibles cables.

Naruto se sentó en el piano decorado como arbusto que estaba al final del escenario. Puso las partituras en su lugar y carraspeó. Karin lo miró de soslayo, asintiéndole. Tenten e Ino le sonrieron. Gracias a esto se sintió seguro y empezó a tocar la festiva melodía.

Los actores se movían de aquí para allá, danzando al compás de sus notas. El público masculino festejaba por los sensuales movimientos de algunas féminas y donceles. Las chicas soltaban alaridos desesperados cuando uno de los atractivos actores se desprendió de una parte de su disfraz para dar la impresión de una transformación bestial. La obra en sí era bastante fantástica.

Naruto estaba concentrado en no equivocarse, manejándose como podía mientras sus hábiles dedos se deslizaban sobre las teclas del piano. Iba siguiendo el ritmo en su cabeza, una nota tras otra y así hasta la siguiente. Ni siquiera estaba consciente de lo que sucedía a su alrededor. Estaba tan concentrado, que si un actor se caía del escenario, él ni se enteraría.

Llegado el clímax de la primera entrada, Naruto sintió que su frente comenzó a sudar. Era una parte verdaderamente difícil y le costaba seguir las pautas correctas. Cuando estuvo por terminar, Re bemol había sonado fuera de lugar. Había sido un sonido tan alto y desafinado, que su concentración se rompió de pronto, llevándolo a una inesperada parálisis.

¿Se había equivocado? No podía ser posible, había seguido la partitura al pie de la letra. Sus manos comenzaron a temblar y la obra entera se detuvo al notar que el piano se había detenido. Naruto estaba luchando con un montón de preguntas en su subconsciente. Se recriminaba por ser tan torpe, a la vez se alentaba a sí mismo, diciéndose que la nota estaba quebrada, desafinada. No fue su culpa, el piano sólo estaba roto. Seguía convenciéndose de eso, sin ser capaz de escuchar los abucheos del público.

Las chicas trataron de salvar la situación, alentando a los demás actores para que siguieran bailando. Naruto debería volver en sí en cualquier momento. Pero el público no dejó de abuchear, ni Naruto salió de su shock.

-¡Eres un inútil!

-¿¡Ni siquiera puedes tocar una pieza!?

-¡Sal del maldito escenario, estorbas!

Los crueles alaridos del público llegaron a sus oídos cuando comenzó a calmarse. Naruto osciló su mirada por todo el escenario, los actores mirándolo con preocupación, el público gritando improperios…, Sakura sonriéndole con prepotencia desde la primera fila. No quería pensarlo, pero de alguna forma intuía que todo eso era su culpa. Ella fue quién lo obligó a estar allí en primer lugar.

-Deténganse- dijo en sus adentros, apretando la mandíbula y los puños, pero no podía hablar, su voz se había paralizado en la garganta.

-¡Sal del escenario!-seguía gritando el público.

-Paren…

-¡Inútil!

-Por favor…

-¡Fuera!

-¡Ya basta!- Naruto no pudo soportarlo más, levantó las manos y golpeó las teclas del piano con los puños. El silencio recorrió el lugar por largos segundos, todos observándole con miradas penetrantes.

-Eres una molestia, Naruto. ¿Por qué no dejas el escenario y pides disculpas al público?- la voz de Haruno Sakura inundó todo.

-¡Es cierto, pide disculpas!- se escuchó el grito de alguien más.

-¡Arruinaste la obra!

-¡Tienes que disculparte!

Naruto estaba a punto de las lágrimas, los estudiantes seguían gritándole y algunas basuras fueron lanzadas, envolturas de caramelos, papeles, lápices, de todo. Hartado, Naruto se irguió y los miró con las lágrimas bajando por sus mejillas. Sabía que no había sido su culpa, pero si no se disculpaba, no dejarían de humillarlo. Preparó las líneas en su cabeza, y cuando estuvo a punto de hacer una reverencia, sintió que su cuerpo era bañado con una viscosa sustancia de color verde. Pintura; al parecer proveniente del techo.

Al mismo tiempo, las puertas del teatro se abrieron de manera abrupta, llamando la atención de todo el mundo y deteniendo cualquier alarido. Un par de melenas brunas aparecieron en la entrada, sus dueños: dos chicos con miradas penetrantes y al parecer estaban altamente cabreados. Los jóvenes entraron con pasos firmes, apartando de su camino a todo el que no se hacía a un lado. Como respuesta, los estudiantes se abrieron como el mar rojo para darles paso.

Los jóvenes, de rostros idénticos y expresiones asesinas, miraron el escenario y las ansias de matar a alguien, salió por todos sus poros. Naruto estaba en medio de la tarima, de rodillas y mirando el suelo, con pintura verde cubriendo todo su cuerpo. Las chicas se habían acercado para cubrirlo y sacarlo de allí.

Sasuke miró a su hermano y como si de una plática silenciosa se tratara, Rasuke asintió con la cabeza, mostrando su acuerdo.

-¿Qué sucedió?- la voz del mayor de los Uchiha invadió la estancia. Ningún estudiante tuvo el valor de responderle. La mirada amenazante del Uchiha advertía que si no recicbía pronto una respuesta, correría sangre en aquel lugar.

Por otro lado, Sasuke se encaminó rápidamente a la parte trasera del escenario, donde Karin y las otras dos chicas habían llevado a Naruto. Al llegar, sintió la rabia recorrerle las venas como si estuviera impulsada a presión. Naruto estaba mostrando una expresión fragmentada; todo su ser exponía que su conciencia se había roto. Su rubio no solo estaba en shock, estaba completamente quebrado.

Se acercó con pasos suaves, tratando de no alterarlo. De cuclillas, se inclinó un poco sobre él y le tocó la mejilla cubierta de pintura verde. Los ojos de Naruto dejaron de mirar el vacío para dirigirse hacia él, muy lentamente. Intentó sonreírle para darle ánimos, pero sus labios estaban estáticos. La ira que lo devoraba poco a poco no le dejaba sonreír. En vez de eso, decidió quitarse la camisa, quedando sólo con una playera ajustada. Se la puso al blondo por encima de los hombros y lo abrazó.

Naruto permaneció impasible mientras los brazos de Sasuke lo rodeaban, pero poco a poco se fue relajando, dejándose llevar por la sobreprotección de su amigo. Se abrió por completo, llorando contra el hombro fuerte y dispuesto del mayor. Sasuke le sobó la espalda y lo apretaba con más firmeza mientras el menor hiperventilaba entre sus brazos. Le dedicó una mirada discreta a la pelirroja y ésta, entendiendo, sacó a las otras dos para darles más privacidad.

-No dejes que te rompan.

Naruto dejó de sollozar cuando sintió el susurro de Sasuke en su oído. Levantó la cabeza, mirándolo a los ojos- no te preocupes, Sasuke- se separó del abrazo, desviando la expresión ensombrecida- estoy acostumbrado a este tipo de cosas.

Sasuke le tomó la barbilla con brusquedad y lo obligó a mirarlo a los ojos de nuevo- eso está mal. No puedes dejar que se vuelva una costumbre.

-Pero…

-Hay que sacarte de aquí- interrumpió, cargándolo en brazos sin previo aviso, asombrando al rubio indefenso.

-Sasuke…

-Te llevaré a casa. Después hablaremos- y sin más palabras, salió por la parte trasera del teatro, encaminándose a la salida. Naruto envolvió los brazos alrededor de su cuello, haciendo lo posible por no mirarlo a los ojos. Se sentía un poco feliz por esto, pero cierta molestia no lo dejaba expresarlo. Su ceño seguía contraído y sus músculos tensos.

 

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Después de haber dejado a Naruto en el baño, Sasuke salió echando chispas hacia la sala de estar y se lanzó al sofá, meditando sobre lo que había visto cuando llegó al teatro. Aquella humillación pública no era algo normal. Estaba demasiado sincronizada, bien preparada. Pareciera que alguien había trazado una línea de pautas a seguir para que el resultado fuese la humillación pública de Naruto. Estaba seguro. Alguien lo había planeado todo, ¿pero quién?

Una chica de llamativos cabellos rosas pasó por su mente, pero no quería sacar conclusiones apresuradas. Al final sólo estaba seguro de algo, y era que haría pagar al responsable.

La puerta reventó contra la pared, mostrando la furibunda entrada de su hermano. Rasuke estaba igual o peor que él. Podía ser un idiota la mayor parte del tiempo, pero era de los peores seres vengativos cuando alguien tocaba lo suyo. Hablaba por experiencia propia. Si había alguien que definitivamente no se quedaría de brazos cruzados, ese era su hermano.

-¿Qué averiguaste?- fue el saludo de Sasuke, poniéndose de pie en cuanto Rasuke apareció en la sala.

Rasuke lo miró fijamente por unos minutos, luego suspiró y declaró- No mucho. Al parecer la obra iba bien hasta que Naruto se equivocó en una nota. Después de eso no siguió tocando y el público se enfureció.

Sasuke levantó una ceja- Resultado: Lo humillaron, le lanzaron basura y lo bañaron con pintura verde. ¿No te parece que es demasiado?

-Lo creo. Pero ni ellos mismos saben por qué llegaron tan lejos- entrecerró los ojos- alguien debe haberlos incitado.

-La misma persona que preparó la pintura con antelación.

-Esa misma persona debe haber hecho algo en el piano.- caminó hasta el sofá donde Sasuke se había sentado antes y se lanzó agotado, estirando los pies- he escuchado a Naruto tocar. Él no se permitiría un error. Practica todos los días y su talento es extraordinario.

Sasuke cabeceó- lo sé.- Se sentó al lado de su hermano, apoyando los codos en las rodillas y el mentón cerca de sus manos entrelazadas. Estaba pensando- no quiero especular, pero intuyo que todo esto es un plan de Haruno Sakura.

-Ella fue quién lo incitó a participar en la obra- concordó Rasuke- pero aunque sea la vicepresidenta, no creo que tenga la libertad de entrar en los clubes cuando quiera.

-Alguien debe haberla ayudado- Sasuke entrecerró los ojos, mirando el suelo fijamente por unos segundos, hasta que llegó a una conclusión- debe ser alguien del club de Música. Alguien que tenga libertad de acceso a los instrumentos y que sepa manejarlos.

Rasuke miró a su gemelo con curiosidad- No estarás pensando en…

-Akasuna no Sasori.

 

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Naruto se refregó la piel con fuerza, tratando de quitarse toda esa pintura verde y la sensación pegajosa. Estaba cabreado, irritado, dolido. Todo se estaba mezclando en su cabeza para hacerlo llorar y gritar de frustración. No podía soportarlo. Ni las intimidaciones de sus compañeros en Australia habían llegado tan lejos. No sólo fue el hazmerreír de toda la escuela, también fue la diana de alguien que no tenía mucho que hacer.

Aún estaba en shock por todo aquel circo. No sabía cómo iba a volver al colegio después de aquello, ni siquiera sabía cómo miraría a los gemelos. Pero de algo estaba seguro, y era que todo ese infierno había sido desatado por Sakura. Ella se lo había dicho, que no se metiera en su camino. Una advertencia que no fue capaz de escuchar cuando se hizo amigo de los Uchiha, ahora pagaba las consecuencias.

Salió de la bañera con la piel rojiza por lo fuerte que se había restregado. Se secó el cabello con una toalla pequeña y luego el cuerpo con una más grande. Su uniforme y ropa interior había ido directo a la basura, por lo que tendría que usar ropa prestada de los gemelos, igual que la última vez que estuvo en esa casa.

El pantalón de dormir, de algodón azul y líneas blancas a los lados de los muslos, le quedaba tan grande que se le caía. La camisa blanca, de mangas tan largas que le cubría los dedos. Los pies descalzos, listos para meterse a la cama. Sin saber por qué, Naruto sentía una extraña sensación de deja-bú.

Salió del baño rumbo a la habitación de invitados. Sasuke le ordenó que la usara para descansar, y que no se preocupara de nada. Levantó las mantas y se metió debajo con una inmensa sensación de cansancio. Tal vez tanto estrés lo había agotado. Sasuke tenía razón, si descansaba un poco, podía pensar con más calma. Cerró los ojos, quedando completamente dormido.

 

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Debió haber pasado alrededor de tres horas. Naruto abrió los parpados, parpadeando un par de veces antes de bostezar y levantarse muy despacio. Había descansado muy bien, pero unos extraños ruidos que provenían de la planta baja lo habían sacado de los brazos de Morfeo. Sacando los pies, salió de su cálido nido hasta la salida y se asomó por el borde de las escaleras. No veía nada raro, sólo que el pasillo estaba un poco oscuro.

Bajó con pasos inseguros, cada escalón rechinando bajo sus pies. Cuando llegó al último peldaño, se dio el valor suficiente para saltar y mirar a su alrededor.

-¡Ah!- chilló, llevándose un susto de muerte. En cuanto pisó el suelo de la planta baja, un móvil con forma de murciélago se descolgó del techó, cayendo frente a su cara- ¿qué es esto?

Sasuke apareció con una capa negra que le llegaba a los pies, debajo sólo llevaba su pijama de color negro. Sus pies estaban descalzos, su cabello un poco desarreglado, pero de sus labios se podía apreciar unos colmillos largos y afilados.

Rasuke apareció detrás de él, con una calabaza plástica que brillaba y mostraba un rostro maligno. Trotó hasta estar frente al rubio y amplió su sonrisa. Naruto lo miró de arriba hasta abajo, apreciando su atuendo. Estaba vestido con ropas desgarradas, manchadas de sangre. Sus brazos y rostro llenos de cicatrices. Ya podía entender de qué iba todo.

-Feliz Halloween- le dijo el mayor de los gemelos, complacido con su elaborado disfraz de zombi.

Sasuke ahogó un bostezo con su mano. Se veía a leguas que lo habían obligado a levantarse de la cama para disfrazarse y participar en aquel juego. Por el pijama se notaba que no había tenido tiempo ni de desperezarse. Naruto estaba convencido que la capa y los colmillos era un capricho de Rasuke.

-Tendremos nuestra propia fiesta- siguió diciendo Rasuke, dedicándole una mirada reprobatoria a su hermano mientras dejaba la calabaza en el suelo, adornando el pasillo.

Naruto los apreció con las mejillas arreboladas y los ojos llenos de brillo- chicos…

-Toma- Rasuke le extendió un par de cajas- puedes escoger- levantó una caja- puedes ser un sexy enfermero con orejas de gato- levantó la otra- o un sexy policía con orejas de gato.

-Voy a ser un gato no importa lo que escoja- refunfuñó el blondo. Al ver que el moreno se encogía de hombros, suspiró y tomó el primero- prefiero ser un enfermero.

Sasuke se acercó con silenciosos pasos- que sexy.

-Ni lo digas.

-¡Oigan!- se quejó el rubio, pero en el fondo estaba riendo. Los hermanos se estaban esforzando para animarlo y eso lo hacía sentir muy feliz- gracias- dijo en un suspiro, soltando una angelical sonrisa.

Los morenos se quedaron petrificados al verlo. Carraspearon al unísono, haciéndose los duros y desviaron la vista- cámbiate en el baño. Cuando te transformes en un sexy enfermero con orejas, empezaremos la fiesta.

Naruto no sabía si sonreír o llorar después de escuchar eso, pero obedeció el pedido de Rasuke. Corrió hasta el baño para cambiarse, sonrojándose más y más a medida que las piezas del traje cubrieron su acanelada piel. Salió después de unos minutos, colorado hasta las orejas. Se detuvo en el umbral de la cocina, esperando que los gemelos le vieran. Ellos se voltearon al oírlo carraspear y casi mueren de un infarto al verlo.

Naruto pasaba de adorable a algo adorablemente sexy y comestible. El traje de enfermero consistía en una camisa blanca ajustada al torso, adornada con grandes botones en el frente. El bolsillo del pecho tenía la marca de un beso, en vez de la cruz roja. Un cortísimo short blanco, con un cinturón negro era la parte inferior del vestuario, una cola felina salía del cinturón. En la rubia cabeza se podía ver el pulcro gorro con las orejas a los lados. Toda una monada.

Naruto se apretó contra el marco de la puerta por la vergüenza. Miró sus pies, que seguían descalzos, y se sonrojó más. Por nada del mundo se pondría la continuación del traje, que consistía en unas medias blancas con encajes sostenidas por ligueros. Demasiado vergonzoso para su salud mental.

Los gemelos comprendieron esto, por lo que no dijeron nada respecto a las medias, pero aun así, Naruto se veía tan bien, que las palabras habían abandonado su cerebro. Se acercaron a él hasta quedar muy cerca, acorralándolo. El rubio se encogió por esto, pero no huyó. Eso sólo podía significar una cosa, y era que Naruto no quería alejarse, a pesar de la vergüenza. Tal vez por lo que había vivido en el colegio.

-Te ves…

-Hermoso.

Un hermano termino la frase del otro, sonriendo cuando el áureo lo hizo. Rasuke, dejándose llevar por un impulso, le besó la mejilla. Sasuke, al no querer quedarse atrás, besó la otra. Sobra decir que Naruto se puso como farola, pero no los apartó, sólo bajó la mirada con timidez.

Se sentía muy bien estar así, entre los dos.

 

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Naruto no había dejado de comer los deliciosos dulces que preparó Rasuke. Todo su cuerpo se estremecía por el delicioso balance de azúcar y chocolate. Los gemelos incluso podían jurar que la cola y las orejas se movían como si estuvieran vivas cuando Naruto ronroneaba de felicidad.

Entre los tres jugaron diversos juegos, hasta muy entrada la noche. Sin embargo, los Uchiha habían podido sentir cierto decaimiento en las reacciones del pequeño doncel. A pesar de todo, no era fácil olvidar la enorme humillación que sufrió. Además de que tenían la sospecha de que Naruto sufría de algún trauma de su vida en Australia. De ser así, no podían dejar las cosas como estaban. Sólo quedaba la solución más radical…, aunque sería una que los tres disfrutarían enormemente.

Rasuke miró a su hermano, ladeando una sonrisa. Sasuke comprendió el gesto y rodeó la cintura del doncel con sus brazos, acercándolo a su cuerpo. Naruto se sorprendió, mirando al moreno con los ojos muy abiertos. Rasuke se alejó hasta la reproductora y puso música mientras Sasuke se balanceaba al compás de ésta con Naruto muy pegado a su cuerpo.

Rasuke desapareció por la puerta de la cocina, declarando que traería algo de comida.

Unchained Melody* invadió la sala y toda la casa. Naruto se sentía flotar mientras bailaba con el moreno, recargándose contra su pecho. Bailó toda la pieza con él, sintiendo como las aflicciones y el dolor se escapaba de su cuerpo para ser remplazado por otros sentimientos. La sonrisa no dejaba sus labios, los latidos de su corazón se escuchaban cada vez más rápidos, su cuerpo se sintió tan liviano como una nube. Sintiéndose feliz, Naruto apoyó la mejilla en el pecho del mayor y se dejó llevar, Sasuke se encargaba de balancear ambos cuerpos al son de la música.

La canción se repitió cuando llegó a su fin, ninguno se movió, ni hizo el amago de querer hacerlo. El áureo simplemente quería quedarse justo como estaba, flotando entres los fuertes brazos del mayor.

La música tan suave y ligera, tan romántica, lo había hecho cometer un impulso. Alzándose de puntitas, rodeó sus brazos alrededor del cuello de Sasuke, irguiéndose hacia arriba con los ojos cerrados, besó aquellos labios que lo recibieron con sorpresa. Sasuke estaba estupefacto, pero logró reaccionar como se debía e hizo más presión de sus brazos alrededor de la delgada cintura. Los pies de Naruto dejaron de tocar el suelo cuando el moreno lo recargó en su cuerpo, irguiéndose hacia atrás.

Asomando la cabeza por el marco de la puerta de la cocina, Rasuke observó todo con una sonrisa ladeada. Entró en la sala con una bandeja de galletas horneadas por él y carraspeó, llamando la atención de los otros dos.

-Me pone triste que quieran dejarme fuera- su voz llena de aparente tristeza, sus labios movidos en una mueca; Sasuke sonrió al verlo.

El menor de los gemelos levantó un dedo en dirección de su hermano y lo movió sensualmente. Ante ese llamado tan irresistible, Rasuke no pudo hacer otra cosa más que dejar las galletas en una mesita y acercarse. Aún con Naruto siendo abrazado por Sasuke, se detuvo detrás de él y besó a Sasuke.

El rubio abrió los ojos hasta botarlos, sorprendido por lo que estaba viendo. Los gemelos no estaban peleando, se estaban besando amorosamente con él en el centro de sus cuerpos. Era el espectáculo más… extraño que había visto, pero a la vez el más hermoso. Naruto quería seguir allí donde estaba, observando aquel gesto. Pero los gemelos tenían otros planes. Dejaron de besarse y lo miraron a la vez con miradas indescifrables. Naruto no pudo hacer otra cosa más que tragar saliva, sintiéndose nervioso.

-¿Chicos?- preguntó cohibido cuando Rasuke posó las manos a los lados de su cadera, sujetándolo, comenzó a besar el cuello y el hombro. Sasuke había comenzado a desabrocharle los botones de su camisa blanca, admirando su piel desnuda con una mirada llena de deseo- ¿qué hacen?

Rasuke presionó los labios contra su oreja y respondió- relájate, te haremos sentir bien.

Naruto no sabía qué hacer. Mentiría vilmente si dijera que no le gustaba lo que estaba pasando, pero de algún modo sentía que no estaba bien. Le gustaban los dos, los quería a los dos, e internamente deseaba lo que estaba sucediendo. Aun así, Naruto tenía miedo. Los gemelos se habían estado peleando por él desde el día que lo conocieron y ahora parecían haber hecho algún tipo de acuerdo silencioso, algo así como una tregua.

Entonces, ¿estaba bien seguir? ¿Estaba bien llegar tan lejos?

-No lo pienses demasiado- la voz de Sasuke lo sacó de su estupor. Lo miró y al ver aquella sonrisa llena de confianza, sintió libertad y confort por primera vez en mucho tiempo.

Se había estado conteniendo por demasiado tiempo, se había encerrado en una coraza de orgullo por demasiado tiempo, se había castigado y auto-compadecido por demasiado tiempo. Ya era suficiente. Naruto sonrió y se dio la vuelta, besando ahora a Rasuke en los labios. Ya no volvería a retener sus deseos nunca más. Los gemelos lo querían para ellos, incluso habían hecho las paces. Entonces, no había nada más que pensar, simplemente se dejaría llevar.

Unchained Melody se seguía escuchando en la reproductora, mientras Naruto era acorralado entre dos fibrosos cuerpos, besado por sus dueños y acariciado con ternura por dos pares de manos, que con toques firmes pero tiernos, le habían sacado uno o dos suspiros. En algún momento lo habían llevado a la habitación más próxima y le habían quitado casi toda su ropa, dejando sólo el gorro con las orejas felinas y el cinturón con la felpuda cola.

Los Uchiha se habían deshecho de la parte superior de su vestimenta, quedando sólo con los pantalones de tela delgada y suave. Naruto, que no entendía muy bien lo que debía hacer, se sentó sobre el colchón con las piernas dobladas de manera que los tobillos quedaban a los lados de sus muslos, una mano posada en su barbilla, el dedo índice cubriendo su labio inferior en un gesto de timidez, la otra mano la usaba de apoyo, metida entre sus piernas para cubrir su sexo.

Sasuke sonrió al verlo en esa posición tan adorable y su ceja izquierda tembló en un tic que demostraba que se estaba conteniendo con todas sus fuerzas. Por otro lado, Rasuke no fue tan paciente. Las mejillas rojas de Naruto eran suficientes para llevarlo a una fuerte corrida. Gateando sobre el colchón, se acercó al blondo y agarró su muñeca, separando la mano de su boca. Lo besó, colocándole una mano en la espalda para recostarlo lentamente.

Naruto se tensó cuando su torso fue acariciado por las suaves manos del mayor, sus pequeños pezones se irguieron, buscando el contacto con los tibios dedos. Fue Sasuke quién lo ayudó con su problema mientras Rasuke lo seguía besando.

Sasuke se había colocado detrás de él y lo rodeó con sus brazos, sosteniéndole la espalda con su pecho mientras le daba placer a sus pezones. Rasuke le agarró la cintura y lo levantó un poco para sentarlo en el regazo de Sasuke, le abrió las piernas y se metió entre ellas, después lo volvió a besar.

-ah…ah…- los gemidos se escapaban de sus labios como gotas de agua. El calor lo estaba volviendo loco y las caricias de ambos hermanos lo hacían tocar el averno.

Sasuke le besaba y mordisqueaba el cuello, dejándole pequeñas marcas rojizas. Con una mano le seguía dando placer a sus botoncitos, mientras con la otra le acariciaba su entrada, tanteando y punteando con sus dedos, aprovechando que Naruto estaba sentado sobre él, había metido su mano en el espacio entre ambos cuerpos.

En cambio, Rasuke metía la lengua dentro de su boca, le lamía todo su interior, dientes, saliva, lengua, milímetros para llegar a la garganta, prácticamente lo estaba devorando. Con una mano le levantó el muslo para hacerle el trabajo más fácil a su hermano, con la otra le daba placer a su pene, acariciándolo despacio, de arriba hacia abajo una y dos veces.

Después de unos escasos minutos, el orgasmo había sido inminente para Naruto. Arqueó la espalda en un arco perfecto, mordiéndose el labio inferior para no gritar demasiado, y se corrió en la mano de Rasuke. Su cuerpo se derrumbó sobre Sasuke, pero aún estaba muy excitado, su miembro erguido era la prueba.

Deseando acelerar las cosas, se arrodilló en la cama y bajó el torso hasta pegarlo en el colchón, dejándole una maravillosa vista al menor de los gemelos. Sasuke sonrió, agarrándole las caderas con la derecha, con la izquierda comenzó a introducir un dedo lentamente, moviéndolo en el apretado interior.

Rasuke no quería quedarse fuera y Naruto lo sabía. Sacando a la luz una zorruna sonrisa, metió la mano dentro de los pantalones oscuros y sacó el duro miembro, sorprendiéndose un poco por su tamaño. El rubio tragó saliva cuando ciertas imágenes pasaron por su cerebro…, sacudió la cabeza para alejarlas y sacó la lengua, pequeña y rosada, usándola para darle placer al mayor de los hermanos.

Los roncos gemidos de Rasuke, hicieron que Sasuke se irguiera sobre el cuerpo doblado del rubio, dejando un camino de besos por su espalda hasta la nuca, después levantó la mirada y miró a su hermano, que lo observaba con la respiración entrecortada. Rasuke se inclinó hacia él y lo besó en la boca, devorándose el uno al otro.

Naruto no los veía porque estaba concentrado en su tarea, pero los escuchaba. El sonido húmedo de sus labios al chocar y separarse, de sus lenguas al rosarse, hizo que se excitara y se metiera el pene de Rasuke en la boca, tragando hasta donde podía. En cambio, Sasuke metió otro dedo en su canal, arrancándole un gemido.

Rasuke arrugaba su ceño con los movimientos labiales del rubio, gruñendo contra los labios de su hermano. Después de un par de minutos, se separó de aquel lánguido beso y le habló al oído- ya está listo- avisó, guiñando un ojo cuando Sasuke lo miró. La sonrisa que surcó por los labios de este era de temer. No había objeción alguna, Sasuke quería ser el primero en entrar en aquel estrecho canal.

-Distráelo- fue su respuesta, a la cual Rasuke sólo se encogió de hombros con una sonrisa y comenzó a acariciar la cabeza de Naruto, que como un gatito frente a un plato de leche, lamía su hombría de manera concentrada.

Los ojos de Naruto se abrieron de pronto, llenos de sorpresa. Los globos de su trasero estaban abiertos por las manos grandes de Sasuke, y su entrada estaba siendo golpeada por la punta de un pene. Ya entendía lo que se avecinaba, y se había estado preparado mentalmente para ello, pero los nervios lo seguían carcomiendo. Levantó la vista cuando sintió un toque en su mejilla. Era Rasuke, mostrándole una sonrisa llena de confianza.

Increíblemente aquello lo tranquilizó lo suficiente como para levantar más las caderas y abrir las piernas, dejándole a Sasuke total libertad para entrar. Naruto cerró los ojos, de su boca se escapaban incoherentes mugidos cargados de un montón de sensaciones, mientras el miembro grueso de Sasuke entraba poco a poco.

-Relájate- le dijeron los gemelos al unísono, al ver que su cuerpo se tensaba un poco.

Obedeció, respirando para relajarse. Rasuke le dio tiernas caricias para ayudarlo, mientras Sasuke le dejaba besos en la espalda. Cuando la punta estuvo completamente introducida, Sasuke empujó su pelvis y entró de una sola estocada. Hacerlo despacio sólo sería peor. Se sorprendió un poco al notar que no salía sangre, pero la idea salió rápidamente de su cabeza, siendo sustituida por otras prioridades.

-¡Argh!- el alarido de Naruto se escuchó en toda la habitación, pero no había sido de dolor. El pene de Sasuke era tan grande, que le había rosado su punto dulce con la primera estocada. La sensación de electricidad había sido tan intensa, que no había podido controlar su voz.

Las caderas de Sasuke se movían despacio en un vaivén de adelante y atrás, empujando, saliendo y entrando varias veces. Naruto enterró la cara entre las piernas de Rasuke cuando las embestidas de Sasuke se hicieron más potentes. Sus cuerpos chocando una y otra vez, llenando la estancia con aquellos sonidos obscenos, con los gruñidos de Sasuke y los jadeos de Naruto. Rasuke no se quedaba atrás. Aquella imagen de su hermano follando a Naruto, más que ponerlo celoso lo ponía a mil. Ya podía sentir su polla temblar con impaciencia.

-Agh… ah… ah…- y los gemidos de Naruto se seguían escuchando por todo lo alto, penetrando en los sentidos de ambos hermanos como un hechizo de lujuria. Ni en sus sueños más calientes habían visto a Naruto de ese modo.

Sasuke, que podía sentir el deseo de su hermano desde lejos, sostuvo a Naruto con sus brazos y tiró de él hacia atrás, dejando que callera sentado sobre su hombría y se enterrara hasta el fondo. Le abrió las piernas, permitiendo que Rasuke tuviese la mejor vista, y luego levantó al blondo para dejarlo caer otra vez. Naruto levantó los brazos y los envolvió en el cuello de Rasuke, que se acercó a ellos con una mirada de depredador.

Rasuke se pegó al rubio hasta dejarlo aplastado entre su cuerpo y el de su hermano. Tomó su pene y, junto con el suyo, comenzó a simular embestidas con ambos miembros dentro de su mano.

-¡Ah! ¡Ah!- los gritos de Naruto ahora se escuchaban con más fuerza. Sasuke dándole placer por detrás, Rasuke dándole placer por delante. Se volvería loco.- ¡Paren… no!- era inútil, para esas alturas ni él mismo se creería sus palabras. La excitación lo tenía segado, su boca no dejaba de gritar, la saliva comenzó a bajar por su barbilla. Rasuke la lamió y luego mordisqueó la zona, bajando por el cuello y le hizo un chupetón en la clavícula derecha.

-No puedo… más- el rugido de Sasuke cerca de su oído, había sido demasiado. Mientras el moreno se corría en su interior, llenándole las entrañas con su esperma, Naruto explotó en la mano de Rasuke una vez más.

Las respiraciones de los tres eran entrecortadas, el sudor cubría sus pieles como una segunda capa, volviéndolas resbalosas. Naruto jadeaba sobre Sasuke, tratando de recuperar el aliento. Sasuke estaba en iguales condiciones, recuperando el aire con fuertes respiraciones que daban contra su cuello. Pero…, Rasuke estaba bastante fresco.

-Se les olvida un pequeño inconveniente- su típica sonrisa pícara, ahora se había vuelto algo siniestra. Sus ojos no sonreían y Naruto tragó saliva al notarlo- yo no me he corrido.

Sasuke también rió, poniendo al rubio más nervioso de lo que estaba- supongo que es hora del cambio de turno.

-¿Eh?- Naruto alternaba su mirada de un hermano a otro- ¡espera!- ni siquiera le dio tiempo a interiorizar todo el asunto, cuando Sasuke ya estaba saliendo de su interior, cargándolo por la cintura,  y dejándolo muy bien acomodado sobre el regazo de Rasuke.

-Vamos, pequeñín. Lo vas a disfrutar.

Naruto lo miró a los ojos y aquella nueva sonrisa lo hipnotizó. Sus labios se movieron solos en una respuesta- no seas muy rudo.

La sonrisa de Rasuke se expandió por toda su cara- no me compares con el salvaje de mi hermano. Pretende ser el tipo perfecto, pero no es lo que parece- dijo con cierto deje de burla.

Naruto asintió- mi trasero lo sabe.

La risa de Sasuke sacudió las paredes. Naruto y Rasuke se estremecieron a la vez.

-Ustedes dos sí que tienen agallas- voz ultratumba, sonrisa siniestra. O no, había despertado a la bestia- se van a arrepentir por eso.

-¡No, Sasuke! Espera- los gritos de Rasuke fueron ignorados. Sasuke ya estaba preparándose para atacarlos a los dos, hasta que las palabras adecuadas salieron de su boca- cálmate, Naruto está demasiado cansado.

Como si le hubiese dado al botón de Stop, Sasuke se detuvo de violar a Naruto y a su hermano de una manera muy salvaje. Resoplando, se sentó en el colchón y se peinó el largo flequillo hacia atrás- tsk- chasqueó la lengua- hagan lo que quieran.

Naruto y Rasuke suspiraron con alivio. Lo habían calmado justo a tiempo, porque una vez que la bestia se despertaba, era casi imposible detenerlo. El áureo se sonrojó cuando Rasuke le dio la vuelta de repente y le besaba la espalda. Hablaba de su hermano, pero él tampoco perdía el tiempo.

Sasuke se acostó bocarriba y agarró a Naruto para que se acostara sobre él con las piernas abiertas a los lados de sus caderas, dejándole libre acceso a Rasuke. Despacio, sobó los costados del blondo con sus manos hasta llegar al trasero y abrió las nalgas, metiendo un dedo de cada lado para mantenerlo abierto para su hermano.

Naruto gimoteó por esto y enterró la cara en su pecho fuerte y amplio. Rasuke punteó con su pene y fue entrando lentamente, sintiéndose en la gloria. El interior de Naruto estaba caliente, húmedo por sus propios fluidos y el semen de Sasuke, además de aquellos dedos que no habían salido del canal, dejándolo mucho más estrecho.

-Mierda…, Sasuke- gruñó.

-Sólo muévete- ordenó, sacando uno de sus dedos para llevar esa mano a su miembro y frotarlo con el de Naruto, como había hecho Rasuke unos minutos antes.

-Agh… quema…- Naruto sentía que toda su piel estaba ardiendo, sus extremidades comenzaron a temblar. Estaba justo entre los dos cuerpos más deseados de toda la escuela. Sasuke abajo, Rasuke arriba. Su propio cuerpo no dejaba de moverse adelante y atrás cuando las embestidas de Rasuke comenzaron, provocando una mayor potencia de roce con el cuerpo y el pene de Sasuke.

El menor de los gemelos tomó los cabellos de la parte trasera de su cabeza y lo jaló, besándolo de manera voraz y hambrienta. Rasuke apoyaba una mano en su espalda, la otra en su cadera, empujando con ella para lograr una mayor profundidad, llegando hasta la zona G una y dos veces, hasta tres. La mano de Sasuke apretaba su pene al son de cada empuje, el líquido seminal de ambos ayudaba con la lubricación.

-Este es tu lugar- dijo Sasuke de pronto, su voz ronca, llena de deseo.

-En el centro de nuestro mundo- le siguió Rasuke, besándole la nuca y mordisqueándole el hombro.

Naruto no sabía qué responder a eso. Su cerebro sólo lo llevó a asentir con la cabeza, aceptando aquella declaración.- Mn- fue todo lo que pudo decir. De sus ojos empezaron a salir lágrimas que mojaron el pecho de Sasuke, gesto que alertó a los gemelos.

-¿Naruto?- preguntaron al unísono.

-Estoy bien- su cabeza seguía gacha, su expresión oculta, la sonrisa temblorosa. Estaba feliz, pero tenía miedo de demostrarlo, porque no quería que aquel momento terminara.- ¿Está bien eso?- preguntó, su voz temblando mientras enterraba cada vez más la cara contra el pecho de Sasuke- ¿Está bien que estemos así?

Los gemelos se miraron por un largo minuto, sin saber qué responder. Hasta que por fin entendieron lo que quería decir Naruto, y sonrieron. Sasuke le sostuvo la barbilla para que lo mirara a los ojos mientras Rasuke apoyaba el pecho contra su espalda y posaba el mentón en su hombro para hablarle al oído.

-Tranquilo, pequeñín. No volveremos a pelear.

-No queremos que escojas. Queremos que nos aceptes.

-Pero…- más lágrimas bajaron por sus mejillas. Le gustaba la idea de permanecer al lado de los gemelos, permanecer entre ambos. Pero sabía que esa felicidad duraría poco, porque ellos volverían a pelear por todo, discutirían por quién pasaría más tiempo con él y la idea de que todo volviera a empezar le asustaba. Además, una relación así, se veía demasiado terrible como para que otras personas lo aceptaran. Entre ellos la familia de los gemelos.

-Te preocupas demasiado- Rasuke le besó la mejilla y luego la lamió, provocándole un escalofrío en toda su dermis.

-Estoy seguro que podemos manejarlo- Sasuke metió un dedo dentro de su boca, simulando pequeñas embestidas- deja de pensar en tonterías.

-Hmn…- Naruto cabeceó, sonrojado por el acto de los hermanos.

Eran demasiado pervertidos, no se tomaban nada en serio. Cada vez estaba más preocupado por lo que pensarían los demás, pero desconectó la idea de su cabeza. Cuando los problemas llegaran, se apoyaría en sus amados Uchiha.

Antes de que pudiese decir otra cosa, Rasuke ya lo estaba embistiendo de nuevo y Sasuke había tomado de nuevo su pene- ¡agh! ¡esperen!... ah…- era inútil, los gemelos no escuchaban a nadie.

Rasuke empujó más profundamente en el lugar, que gritaba de excitación. Naruto gimió con voz lasciva, su interior palpitando ante cada estocada del mayor. Debido al suave interior del rubio, apretándole tan estrechamente, Rasuke sintió un intenso placer inundándolo. Silenciosamente gruñó, sintiendo el bajo palpitar en su zona reproductora.

-¡Ahh... espera...! ¡Ngh...!

Cada vez que le embestía, miel se derramaba de la polla de Naruto, manchando las caderas y el vientre de Sasuke, dándole más lubricante natural para su trabajo manual.  El gozo que el áureo sentía pasaba directamente a Rasuke y de éste a Sasuke, como un efecto dominó donde los tres se arqueaban rítmicamente una y otra vez.

Rasuke eyaculó profundo dentro de Naruto. Parecía que el rubio estaba preparado para esto. Inconscientemente apretó a Rasuke con sus paredes internas, extendiendo su clímax. Gota a gota, lo soltó a todo, sintiendo la succión de aquel tibio canal. Su cabeza le daba vueltas, y más al escuchar el alarido descontrolado del blondo y el gutural rugido de su hermano, viniéndose también.

En ese momento, Naruto estaba seguro de algo. Se había metido en un callejón sin salida. Aquel par de hermanos lo habían monopolizado esa noche, y se lo devorarían de a poquitos hasta que no quedara nada de él. Pero…, tal vez no era tan mala idea ser consumido por un par de depredadores. Sólo le quedaba rezar por no estar equivocado.

 

Continuará…

Notas finales:

(*): Unchained Melody. Melodía desencadenada. Tema de la película Ghost.

Bueno, hasta aquí el capítulo. Espero que lo hayan disfrutado, a mí me encantó escribirlo, como hacía tiempo no lo hacía. La inspiración para esta historia por fin está de vuelta y estoy encendida!!!

Moero!!!!

Hahahaha…. No me hagan caso, es que escribir lemon siempre ha sido mi pasión, y ciertamente, estaba deseando llegar a esta parte de la historia. Espero que lo hayan entendido todo, porque siendo honesta, me costó un poco de trabajo describir algunas partes. Es la primera vez que escribo un lemon de este tipo. Pero es refrescante salir de la rutina.

Nos leemos en el próximo capítulo dattebayo!!

 


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