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Twin Uchiha por Kuroyami Mirai

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Notas del capitulo:

Perdónenme!!! No quería demorar tanto en actualizar, pero es que me atraparon el colegio, el trabajo y el curso, todo se me vino encima de una sola vez y no tenía tiempo para nada. Para los que leen ¿Hasta dónde llega la inocencia? Perdónenme igual, el tiempo no era suficiente y apenas alcanzaba a escribir de noche. Aquí traigo la conti, espero les guste porque sinceramente me he esforzado. No sé cuantos capis tenga esta loquita historia, pero espero que muchos. Todo depende de la aceptación que haya tenido n_nU Sus reviews son muy importantes, en serio!! Son la luz en la oscuridad de mi mente bloqueada cuando no sé qué escribir. Los aprecio un montón. También a mis betareader que siempre están para sacarme del bache. Un millón de gracias.

Disclaimer: Ninguno de los personajes de Naruto me pertenece, solo Rasuke, él es todo mío. Algún día Sasuke también, ya tengo a Kishimoto medio convencido. Je, la de incestos que harán en cuanto los tenga a ambos, ya verán ¬_¬’ buajajajaja.

 

Cuídate de sufrir por amor. Cuídate de soñar, de la ilusión, cuídate de llorar y de esperar, pero nunca temas una sonrisa…, tu sonrisa es amor.

 

Desde pequeño, Naruto siempre había sido mimado en el colegio. Los profesores decían que al tener un niño tan increíble entre sus manos, era sencillamente un regalo de los dioses. Sacaba las mejores calificaciones, no molestaba a sus compañeros y trataba a sus superiores con amabilidad, un amor de doncel.

El chico creció pensando que de esa forma podría encontrar afecto, que con esfuerzo podría conseguir lo que quisiera, pues eso le demostraron los adultos.

Que equivocado estaba.

No tenía amigos, ni siquiera alguien a quien pudiera llamar compañero; la mayoría de los alumnos lo rechazaban por ser el nerd adorado de los maestros. Varias veces intentó mostrarse feliz e hiperactivo para llamar la atención, pero eso solo conseguía que lo apartaran más.

Muchos días fue víctima de algunos abusos, tiraban sus libros, garabateaban insultos en su pupitre y le ponían clavos en la silla o en la mochila. Las chicas inventaban chismes sobre él, que era fácil o que vendía su cuerpo a escondidas. Millones de maldades en su contra solo por ser el favorito de los maestros.

Curiosamente ningún chico era parte de esta cadena de bullying, más bien eran los donceles y las chicas. Los barones trataban de acercarse por razones no más honestas, pero al menos no pretendían lastimarlo. Aunque en varias ocasiones tuvo que huir con los adultos para no ser violado en algún lugar oscuro.

No solo tenía miedo en la escuela, en su casa también. A pesar de todo el sufrimiento, prefería mil  veces quedarse en el colegio que volver a su hogar, pues sabía que en el momento que cruzara el marco de la puerta, su cuerpo sería interceptado sin pudor por su hermano.

Naruto no tenía padres, murieron cuando tenía escasamente unos años de vida. A penas estaba dando sus primeros pasos cuando el infierno se desató, un incendio provocado por un cigarrillo, llevándose consigo la vida de sus progenitores.

Su hermano era mayor, por lo que se encargó de él desde que podía recordar. Menma. Había dejado el colegio para buscar trabajo y poder sostenerlos a los dos. Cuando sus padres fallecieron, Menma era un adolescente, un crío que tuvo que cargar con la responsabilidad de dos vidas; la suya y la de su hermanito pequeño.

Naruto se sentía agradecido y los primeros años iba detrás de Menma todo el tiempo. A pesar de que el mayor era barón, se bañaban juntos y jugaban en la tina con el patito de hule. Lo quería,  más bien lo adoraba…, pero con el tiempo Menma cambió.

Cuando Naruto se estaba cambiando de ropa, accidentalmente, siempre irrumpía en su habitación. Insistía en que debían seguir bañándose juntos, aunque Naruto se negara, pues sabía que su cuerpo se desarrollaba con los años y eso estaba mal. No lo dejaba salir solo y lo vigilaba demasiado.

Al pasar los meses, los días y los años,Naruto sentía que los mimos de Menma no eran normales, no eran decentes; comenzó a sentir cada vez más y más miedo de lo que su hermano era capaz de hacer. Menma era violento, si Naruto no cumplía con cualquiera de sus reglas se ponía colérico y comenzaba a romper las cosas.

Ya no era su hermano…

Un día cuando volvió de clases, Naruto quiso salir a escondidas para comprar un libro que llevaba tiempo buscando y alguien le contó que lo había visto en el centro. Menma no lo dejaría salir tan tarde, por lo que se cambió de ropa muy sigilosamente y salió de la casa a buscar el bendito libro.

Sentía la adrenalina recorrerle el cuerpo cuando se bajó del autobús. Desobedeció a su hermano, pero se sentía libre como nunca antes, solo por una salida rápida al centro. Caminó hasta la librería y una mujer delgada con unos lentes finísimos le dio la bienvenida. Preguntó por el libro que estaba buscando y la mujer le indicó con un dedo bastante delgado, dónde podía encontrarlo. Le dio las gracias y se zambulló entre las estanterías.

Al rato volvió con el libro entre las manos y pagó por él. La mujer soltó una risita por lo bajo cuando lo vio dar dos saltitos de alegría con el objeto abrazado en su pecho como si fuera un tesoro.

Al salir de la tienda, el paquete de tono manila que llevaba Naruto en brazos cayó al suelo. Menma lo había agarrado del brazo y tiró de él para que lo mirara directamente a los ojos, ojos rojos que parecían querer tragarlo en un mar de llamas.

Su preciada compra quedó en el suelo mientras su hermano lo llevaba a rastras hasta su casa. Estaba asustado, su cuerpo tembló cuando la puerta tronó después del portazo. Menma se acercó dando lentos pasos hasta acorralarlo contra la pared, puso una mano a cada lado de su cabeza, quitándole toda vía de escape, su ceño estaba fruncido y sus músculos muy tensos.

(Aclaración: Cuando los diálogos están en negrita es que están hablando en inglés. Es que no tenía ganas de estar traduciendo ¬¬U)

_ “¿Qué te había dicho sobre salir tú solo?”- su voz sonó rasposa, como si estuviera conteniendo las ganas de soltar un rugido de bestia.

Naruto se sintió como un insecto, un animal pequeño y demasiado indefenso. Comparado con él, Menma personificaba la testosterona y la virilidad. Su cabello era negro, su cuerpo era más desarrollado y bien formado, dotado de una ancha espalda y brazos fuertes. Sus ojos escarlatas denotaban malicia y su bendito metro noventa lo hacían parecer más intimidante.

En cambio Naruto era débil, un pequeño doncel de apenas un metro cincuenta y siete; no tenía nada de fuerza y el tierno azul de su mirada lo hacía ver como un gatito acorralado por un bulldog. No tenía escapatoria, había desobedecido a su hermano y sus acciones ameritaban un castigo.

_ “lo siento… prometo no volver a… desobedecer”- asustado era poco, estaba aterrado. La expresión de su hermano no decía nada, solo estaba ahí, con su entrecejo contraído y sus extremidades acorralando su cuerpo.

Dio un paso hacia el menor, logrando que temblara por el acercamiento nada propio. Menma no lo golpeó, jamás haría algo que pudiera dañar el cuerpo de su amado hermanito, pero lo que hizo fue mucho peor, algo que no merecía perdón.

Naruto no recuerda lo que pasó esa vez, posiblemente solo recibió un castigo o algo así; pero como había sido algo de hace algunos años, su mente borró lo que sucedió como cuando borras un archivo innecesario en la computadora; nada importante…, tal vez.

No quería seguir viviendo con miedos. Siendo intimidado en el colegio, intimidado en la casa; estaba harto de huir, de pedir perdón por trivialidades…, de ser débil.

Casi como si alguien en el cielo hubiera escuchado sus plegarias, unos días después delafiesta de fin de curso, llegó a la dirección de la escuela un programa de intercambio para el nuevo año.

No hacía falta ser un genio para saber a quién escogerían para el programa. Entre la unión de la secundaria australiana y la secundaria japonesa, debían intercambiar un estudiante para probar los diferentes métodos académicos en ambos países. Por supuesto, no eran imbéciles. Si querían convencer al otro de que sus métodos eran los mejores, debían mandar al mejor estudiante…, el cual, obviamente era Naruto.

Al comienzo no deseaba marcharse, el viaje de intercambio era opcional, podía negarse; pero, tenía que ser realista, su vida apestaba por todos lados. Si en Australia no podía ser feliz, entonces lo sería en Japón. Sabía algo de esa cultura y de su idioma porque le gustaba leer libros de historias, la historia oriental era muy linda, por lo que no tardó en quedar cautivado. Además, su madre era japonesa, por eso su nombre y el de su hermano eran asiáticos. Tenía problemas con la pronunciación y con la escritura de los caracteres, pero eso no era algo que no pudiera arreglarse con práctica y mucha paciencia.

Aceptó irse a Japón; con esa decisión podía cambiar su vida, extirpar sus miedos y hacerse más fuerte. Conocer gente nueva, una cultura diferente..., ser feliz.

Al llegar al aeropuerto de Tokyo, tuvo que correr al baño, pues en el viaje hubo mucha turbulencia y la ansiedad de que esa chatarra metálica, a no sé cuántos kilómetros de altura, pudiera caerse en cualquier momento, le provocó nauseas.

Salió del lavado con el sabor ácido en la boca y fue a comprar un caramelo de menta cuando vio a un doncel moreno con ojos color chocolate; lo esperaba en la entrada con un cartel de cartulina que decía su nombre. Se acercó dubitativo, pues en vez de Naruto decía Naruo. Aclaró sus dudas rápidamente y el doncel se disculpó con una sonrisa por su torpeza. Lo llevó hasta la residencia dónde viviría los próximos meses y le explicó cómo sería todo el programa.

_ “Es bastante espacioso como para que viva un solo estudiante”- dijo algo alumbrado por su nuevo hogar.

_ “Necesitarás el espacio”- le dijo Iruka- “nuestra institución manda muchos proyectos y trabajos de estudio. Cuando te traiga el librero con todos los libros que te harán falta, te darás cuenta que el espacio no es tanto.”

_ “Aun así”- acarició con su mano la pared y luego la puerta de cristal que iba al balcón- “es demasiado para mí.”

Iruka sonrió, el chico era bastante modesto y tierno. Su autoestima estaba algo baja, pero eso solo lo hacía ver más adorable. Le acarició los cabellos con cariño, mostrándole el afecto que el chico hacía tiempo no sentía…, y lo vio sonrojarse con una tímida sonrisa.

Al rato lo llevó al colegio para que se aprendiera el camino; fue entonces que Naruto le preguntó si podía ayudarle con su problema idiomático. Iruka le explicó que lo mejor para eso era leer muchos libros en japonés, y que estaba de suerte porque él era el maestro de Literatura.

Decidió llevarlo al club del que estaba a cargo y le dio una llave-“Puedes venir aquí cuando desees. Si lees todos los días durante las vacaciones, verás que cuando ingreses en la escuela hablarás un japonés mejor que el mío”- le dijo con una sonrisa.

_ “Gracias”- Naruto se sintió feliz y prometió cuidar la llave con su vida. A partir de ese día visitó el club de Literatura muy seguido, leyendo todo lo que había en las estanterías; ese lugar se convirtió en su propio santuario, en el escondite donde podía dejar volar su imaginación sin que nadie lo molestara…, su paraíso terrenal.

 

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Rasuke caminaba de un lado a otro por su habitación, rebuscaba con ahínco algo entre los cojines, en el armario, en las gavetas, en el techo. No podía encontrarla por ningún sitio y empezaba a preocuparse, más que eso estaba desesperado, ¡se le perdió su porno favorita!

Se llevó las manos a los cabellos y jaló de ellos, tal vez con la sacudida en su cabeza sus neuronas harían un corte eléctrico y recordaría dónde demonios la guardó. Le encantaba esa cinta, para él era toda una obra de arte. Iba de un chico rubio, un tren, un colegio y su amigo moreno que lo ayudaba. El doncel rubio en agradecimiento le daba su virginidad y…

_¡¡AAAHHH!!- su cabeza le dolía horrores, quería encontrar esa peli ¡ahora! Llevaba toda la tarde después de que su padre se fuera,y la mañana del día siguiente pensando en Naruto, tanto pensó que pudo mover los objetos de su habitación con telequinesis, el cerebro podía hacer muchas cosas si se le forzaba demasiado... tal vez no.

Ese jodido doncel lo tenía sin cabeza, su carita inocente, su mini-cuerpecito, sus ojos grandes y muy azules, sus caderas que se contoneaban de aquí para allá cuando caminaba, su traserito respingón… Miró hacia abajo y un suspiro salió de sus labios cuando notó que se le fue la mano pensando, ahora tenía a un compañero despierto que lo saludaba desde su entrepierna.

Se metió en el baño para darse una ducha fría y poder bajar aquella… reacción.

Justo en el momento en que se estaba enjuagando el jabón de los ojos, sintió que la puerta de su baño era azotada contra la pared, corrió la puerta de cristal nevado de la ducha y su hermanito, tan bello y adorable como siempre, lo observaba con ojos tenebrosos y un aura asesina que le erizó los bellos de la nuca.

_ ¿Qué sucede… mi tierno y dulce hermanito menor?- preguntó con nerviosismo, tratando de disminuir la tensión con una bromita simple.

Sasuke arrugó el entrecejo, más, y le mostró una caja plástica con la carátula de StarWars, El imperio contraataca. Rasuke abrió los ojos y parpadeó varias veces sin entender el gesto- Esta porquería- comenzó a decir Sasuke- estaba mezclada con mis CDs de música.

Rasuke abrió la puertecita de cristal de golpe y se irguió desnudo frente a Sasuke con una cara de perro mojado- ¡¿De qué hablas?!- no se dio cuenta, pero su hermano se había puesto rojo al verlo exactamente como vino al mundo- StarWars es la mejor película del mundo, solo es superada por Bob Esponja.

Sasuke rodó los ojos (aún estaba sonrojado), su hermano era un idiota infantil de esos que están en peligro de extinción- Eres un imbécil- dijo en un suspiro acompañado de un golpe en su frente- no me importa la película, estoy hablando de lo que hay dentro.

Rasuke, aún sin entender, se acercó al otro moreno y le arrebató la caja. Sasuke había dado un par de pasos hacia atrás, solo por precaución- esto…- dijo Rasuke al ver el interior de la caja- ¡Es mi peli porno favorita!- siguió emocionado y eufórico- llevaba rato buscándola.

_ ¿Qué hacen tus cochinadas en mi habitación?- le preguntaba Sasuke mientras hacía una mueca de asco.

Rasuke se llevó una mano al mentón para recordar mejor- Creo que ya sé por qué- hizo una pausa, miró la caja, luego el disco adentro, de nuevo la caja- …¡AH! Ya recuerdo- dio un golpecito de su puño en su palma para marcar el punto.

_Explícate- le exigió entrecerrando los ojos.

_Papá había decidido registrar mi habitación el día que nos visitó el abuelo. Dijo que sabía que yo tenía cosas inútiles que el abuelo reprobaría, por lo tanto debía tirarlas. Como no quería que me separaran de mi porno favorito, lo puse en una caja que no llamara la atención…- osciló el plástico en su mano para favorecer la explicación- … y lo puse en tu cuarto. Si lo encontraban no sería a mí a quien echarían la bronca.

Sasuke no dijo nada, solo cerró con fuerza su puño y le estampó un golpe a Rasuke en el estómago, haciéndolo caer de rodillas con las manos en el vientre para contener el dolor. Dio un giro algo elegante y se dirigió a la salida, solo se detuvo un momento en la puerta para agregar algo- no te vuelvas a meter en mi cuarto- y salió.

Rasuke aún estaba en el suelo retorciéndose por el dolor de estómago- Maldito- masculló entre dientes mientras trataba de incorporarse, se apoyó en el lavamanos y se volvió a meter en la ducha para sacarse todo el jabón del pelo y el cuerpo. Él no era rencoroso, pero su hermano le agotaba la paciencia, y mira que tenía paciencia.

¿Por qué no podía aceptar una simple broma como cualquier hermano lo haría? Hasta Itachi solo se hubiera reído, lo golpearía, sí, pero no con tanta fuerza joder.

Al rato salió del baño con una toalla envuelta en las caderas y procedió a buscar su uniforme para ir alcolegio. Guardó su peli en una caja y la puso debajo de la cama, así estaría a salvo por el momento. Ya vestido, tomó su Nintendo 3DS, lo guardó en su mochila para poder sacarlo cuando se aburriera en clase y después salió de su habitación.

Se sorprendió cuando vio la figura de su hermano, estaba recargado en la pared del comedor con los brazos cruzados y los ojos cerrados como si estuviera pensando, o durmiendo de pie. A diferencia de como hubiera pensado, Sasuke no se marchó sin él, lo estaba esperando.

Eso sí que se le hizo raro. Le pasó de largo hasta la nevera y tomó un jugo de naranja para beberlo directo del frasco. Notó cómo su hermano fruncía el ceño por el acto, sin embargo no le reclamó…, demasiado sospechoso.

_ ¿Qué te pasa ahora?- preguntó con fastidio mientras tomaba una manzana y se metía una barra de chocolate en el bolsillo.

_Solo apresúrate. Necesito hablar contigo- y sin más miramientos, tomó unas llaves que estaban en la mesita del florero y se dirigió a la puerta de atrás, era la que llevaba al parking de la casa.

Rasuke levantó los hombros con indiferencia y lo siguió. No protestaría, después de todo se estaba ahorrando otro viaje en el metro. Aunque después de todo la idea no era tan mala, tal vez vería a Naruto otra vez. Incluso podía pasar igual que en la peli si lo salvaba de nuevo; se sentiría agradecido y luego le entregaría su…

_Sube- la voz de su tedioso hermano le interrumpió la fantasía. Odiaba ese tono autoritario que siempre tenía.

_No me des órdenes- a pesar de lo dicho y lo pensado, ya estaba muy bien acomodado en el asiento del copiloto.

Sasuke rodó los ojos y también subió al coche.

En el camino hubo un rotundo silencio; Rasuke se preguntaba qué era eso que Sasuke quería hablar con él, pero como seguía sin decir nada, solo se puso sus cascos, escogidos especialmente por la experiencia del día anterior, y oyó un pocode música a todo volumen.

El ligero zumbido que hicieron los audífonos de su hermano provocó en Sasuke un creciente desespero. ¿Cómo es que no se ha quedado sordo? Se preguntaba con la vista al frente y las manos en el volante. Algo irritado por el leve retumbar, agarró el cable y tiró de él, logrando que su gemelo diera un brinquito por el susto.

_ ¿Qué haces?- reclamó fastidiado.

_Salvando tus tímpanos de una colisión.

_Oh, me siento afortunado de tenerte, siempre preocupándote por mí- burló con sarcasmo.

Chasqueó la lengua- Imbécil.

_Idiota.

_Estúpido.

_Sínico.

_Retardado.

_Frívolo.

_Asno.

_Burro.

_ ¿Serás tonto? Los dos son lo mismo, sinónimos- reclamaba el del volante.

_Claro que lo son…, de soquete- respondió dirigiéndole una mirada de burla.

_Te odio.

_Hay, que tierno hermanito. ¿Sabes? Yo también te odio mucho- decía de forma tierna, como si estuviera diciendo lo contrario.

Sasuke se detuvo en un semáforo y observó a Rasuke de soslayo- quiero preguntarte algo- habló en tono serio.

Rasuke reaccionó ante la repentina seriedad en el ambiente- ¿Qué es?

_Ayer… en la tarde- hablaba de forma pensativa, recordando en el momento los hermosos ojos azules- un chico rubio estaba en el club.

_ ¿Y eso que tiene que ver conmigo…?

_ ¡Déjame acabar!- rugió el moreno- digamos que… lo desnudé por accidente- Rasuke le dirigió una mirada pícara, de esas que dicen “pillín” y esas tonterías- no te confundas- se apresuró a aclarar- fue un accidente y solo fue la camisa.

_Si, si, ya entiendo… ¿pero eso que tiene que ver conmigo?- repitió.

_Que el chico me gritó diciendo que no me acercara más a él, que mi amabilidad lo había engañado o algo así.

_Pues eso solo se puede traducir como: “Te dio calabazas”- dijo haciendo las comillas con los dedos.

Sasuke suspiró agotado- No es eso. Habló de un tal Patricio y que pensó que sería como él- Rasuke comenzó a ponerse serio, su entrecejo se arrugaba y su mandíbula se contrajo- al principio no entendí, pero luego deduje que seguro me había confundido contigo.

Rasuke tomó a Sasuke de las solapas- ¿Cómo era él?

_... Suéltame.

_ ¡Responde!

Sasuke se asustó un poco, su hermano pocas veces se enojaba, tampoco era violento, su reacción no tenía sentido- Bueno… era rubio, de ojos azules, bajito…

_ ¿Qué fue lo que le hiciste?- rugía entre dientes, conteniendo las ganas de soltar un certero puñetazo dónde no debía.

_No le hice nada, te dije que…

_Sasuke- interrumpió- ese chico es mío. ¡No lo puedes tocar! Yo lo descubrí primero y por lo tanto me pertenece. Si te vuelves a acercar a él, juro que no respondo por los lazos de sangre- soltó con fuerza la camisa de su hermano y salió del coche azotando la puerta.

_ ¡Rasuke!- intentó llamarlo, asomándose por la ventanilla, pero el otro lo ignoró y siguió caminando con los puños apretados y los músculos contraídos por la furia. No podía seguir ahí, pues la luz ya estaba verde y los autos de la cola le estaban pitando y gritando improperios por no moverse.

Pasó el cruce, no sin antes maldecir por lo bajo el nombre de cierto moreno con su misma jodida cara. ¿Por qué tanto recelo? Ni que fuera un promiscuo como él. Sasuke se consideraba una persona centrada, con los cinco sentidos en sus estudios y su beca para la universidad; no estaba para andar de peleas con Rasuke por el corazón de un doncelito con cara de cordero…, linda carita de cordero.

Sacudió rápidamente la cabeza. No. No podía distraerse, lo suyo era la escuela y su carrera como escritor en potencia, nada más. Por culpa de aquel maldito rubio ahora tenía que aguantar los berrinches de Rasuke y su posesividad. Ha. Cómo si él no fuera posesivo también, solo tenía que ver lo que le hizo a su playera de los Rollin’ Stones por andar cogiendo sus cosas. Si, era su forma de mitigar la rabia, el odio y el coraje…, a través de la venganza.

Se hizo un apunte mental en la libreta interna que tenía; anotó el nombre de su hermano por decimoquinta vez y también le puso un asterisco, como señal de prioridad. Oh sí, se vengaría por haber estrujado su camisa, por haberle gritado, por haberlo amenazado y por azotar de esa forma tan violenta la portezuela de su preciado auto.

Todo eso por un chico, un amorío momentáneo. Se preguntó cómo ese rubio había conseguido poner a su hermano así. Normalmente no tomaba las cosas en serio y se aburría rápidamente, pero esta vez… fue diferente. Interesante. Inconscientemente, le cogió mayor interés al chico y por alguna razón quería verlo otra vez.

 

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Naruto corrió por los pasillos con un papelito en la mano. Era el mapa de la escuela. A pesar de que la visitó seguido durante las vacaciones, solo iba al club de Literatura, nunca le importó conocer el resto del terreno…, ahora se arrepentía por ello. Estaba completamente perdido y tenía que llegar a la oficina del Consejo Estudiantil.

Chocó en su carrera con varias personas, se detenía, se disculpaba y luego volvía a correr. Los pasillos estaban atiborrados de personas y apenas lo dejaban pasar. Tuvo que quedarse trotando en el lugar varias veces a esperar que se abriera un espacio por el que pudiera caminar (correr).

Afortunadamente, la multitud lo arrastró hasta un salón de enormes puertas adornada en bronce y un letrero plateado brillante que decía: Consejo Estudiantil. Soltó un suspiro feliz y tocó la puerta con dos toques suaves…, no hubo respuesta. Tocó un poco más fuerte y esta vez una chica de cabellos rosa y ojos verde claro le abrió la puerta.

Al ver al pequeño doncel con la melena rubia despeinada y la camisa del uniforme sudada, arrugó el ceño con repulsión- ¿Qué quieres?

_Yo… estoy buscando al presidente del Consejo Estudiantil- respondió jadeando, pues aún se sentía agitado.

_Él no está, tendrás que volver más tarde.

Naruto puso ojos de cachorrito- Pero…- PLAF. Le cerraron la puerta en la cara. Eso no era justo, el día anterior había ido también y le dieron la misma respuesta. O ese presidente era un haragán que no hacía su trabajo o la jodida pelirosa le había mentido.

La multitud en el pasillo había disminuido, ya que las clases estaban por comenzar. Se giró con la cabeza gacha, decepcionado en demasía y se dispuso a volver a su salón. No dio ni tres pasos cuando chocó con alguien y calló de espaldas al suelo.

_Auch- se sobó el trasero con una mueca adolorida, el golpe había sido fuerte.

_ ¿Te encuentras bien?- le preguntaba la persona con la que chocó.

_Si, estoy…- se quedó en shock cuando vio de quién se trataba- ¡Tú!- señaló al chico con un tembloroso dedo- ¿Qué es lo que haces aquí?- se puso rápidamente de pie.

_Eso debería preguntarlo yo, usuratonkachi- respondió Sasuke con una ceja enarcada. La visión que tenía en frente no era nada favorable para su serenidad. Aquel bello doncel, de cabellos dorados y ojos de mar, tenía la camisa transparentada por el sudor, se le marcaban los pezones y estaba ruborizado por el reciente ejercicio… todo un afrodisiaco. 

_Yo… yo solo venía a ver al presidente, pero no está- de repente se sentía más sumiso, ¿por qué? Tal vez por esa mirada fría y ese porte imponente que antes no había notado.

_ ¿Para qué lo quieres?

_Eso no te incumbe- giró rápidamente para irse, pero fue detenido con un agarre en el brazo.

_Espera, rubio.

_ ¿Qué quieres?

_Eso te pregunto yo, ¿qué quieres de mí?- Naruto le dirigió una mirada de duda, entonces suspiró y decidió explicar- Yo soy el presidente estudiantil.

_ ¿En serio?- preguntaba sin creérselo aún. El día anterior la directora le echó una bronca por ser un desastre de alumno, y ahora le decía que era el presidente…, algo no cuadraba en ese marco.

_Si, lo soy- se inclinó un poco a forma de reverencia- Uchiha Sasuke, para servirte.

_ ¿Sasuke?- ahora estaba más confundido- ¿No te llamabas…?

_Rasuke es mi hermano- se apresuró a decir- somos gemelos. Obviamente lo de ayer fue un malentendido.

Naruto se puso como tomate, se sentía terrible, quiso morir en ese instante o que la tierra lo tragara, pero ninguna de las dos cosas pasó, tenía que aceptar que había metido la pata hasta el fondo- Lo siento- dijo cabizbajo- no sabía.

_Es normal- el tono de Sasuke era indiferente, no le importaba después de todo, al final estaba acostumbrado- ¿Qué es lo que necesitas de mí?- preguntó. Volviendo al tema inicial.

Naruto levantó la cabeza para mirarlo a los ojos, percatándose al instante que los gemelos no eran tan iguales. Mientras Rasuke era divertido, aniñado, pero nada tonto, más bien pícaro; Sasuke era serio, muy formal y su ceño siempre estaba arrugado…, eran como polos opuestos.

_Soy nuevo en esta escuela- explicó- vine de intercambio desde Australia y la directora me dijo que te buscara ayer para que me explicases todo lo del programa escolar, reglamento de la institución y demás.

Sasuke se quedó pensativo un segundo- Así que tú eres el chico de intercambio- Naruto asintió- Yo iba a ir a Australia para cambiar contigo, pero no quise viajar y enviaron al número dos de la lista- explicó con orgullo- ¿cómo te llamas?

_Naruto- dijo escueto, sin intenciones de revelar su apellido. Sasuke levantó su ceja otra vez, pero no dijo nada, seguro solo era un medio de precaución del chico.

_Bien, Naruto- le extendió el brazo para que lo tomara. El doncel, de forma tímida respondió el gesto y enlazó su brazo con el de Sasuke para entonces empezar a caminar- Lo primero que debes saber, es que las reglas son absolutas, si las rompes quedas expulsado.

_ ¿No crees que eso sea algo estricto?

_Exacto- respondió muy presuntuoso- de esa forma siempre hay control y disciplina- hizo una media sonrisa- este es un colegio de renombre. La reputación es primordial.

_Entiendo- Naruto arrugó el ceño, no pensaba romper las reglas, pero tampoco le gustaba sentirse presionado; pensó en Rasuke y en su forma libre de vivir, lo admiró por un segundo- pero…- hizo una pausa, indeciso de continuar, cogió algo de valor y decidió terminar su duda en voz alta- … tu hermano ha roto las reglas.

_Es cierto, Rasuke es un caso perdido- admitió, mirando al frente como si el asunto no tuviera nada que ver con su vida- sin embargo no es tan tonto. Lo único que hace es llegar tarde y saltarse algunos turnos. Digamos que por ser reglas menores, no se toman medidas severas, solo reprimendas.

_Explícame cuáles son las reglas.

_Bueno, básicamente son sencillas- doblaron en una esquina y llegaron al salón de química, le mostró la placa a Naruto para no tener que decirlo y así poder seguir con la plática- No se fuma- comenzó a decir- No se bebe. No se permiten visitas anexas a la institución. No se llega tarde. No se ausenta. No peleas, ni dentro ni fuera del colegio. No se provoca a alumnos de otros colegios. No se permiten objetos filosos. No se permiten videojuegos. No se permiten historietas. No se corre. No se levanta la voz.

Naruto estaba empezando a marearse, eran demasiados no. Sasuke enumeraba regla por regla de memoria y al parecer eran unas cuantas. Pasaron por un bonito pasillo decorado con arcos que tenía una placa grande que decía: Corredor de música. A lo largo habían varios salones de diferentes estilos, todos repletos de instrumentos musicales, desde los más modernos hasta los más antiguos.

_No se permiten embarazos- seguía diciendo Sasuke.

_Es hermoso- interrumpió Naruto, alabando un piano de cola que estaba tras una puerta de cristal, en la cual estaba apoyado para apreciar mejor al instrumento.

_Es de mala educación interrumpir- cuestionó el moreno con la mirada seria.

_Lo siento- agachó un poco la cabeza.

Sasuke resopló, el chico era bastante sumiso, tanto que lo hacía ver como el malo por solo reprocharlo un poco. Dirigió su vista en la sala de música y una sonrisa ladeada surcó su rostro- ¿Quieres entrar?

_¿Eh?- no entendió, era un poco lento el pobre.

_Que si quieres entrar a ver el piano.

_ ¿Puedo?- se mostró emocionado de repente y brilló con luz propia, dejando siego al moreno.

_Claro. Después de todo estamos recorriendo los terrenos para que conozcas la escuela. Puedes entrar al salón que gustes.

_ ¡Genial!- exclamó feliz y entró corriendo al salón del piano. Lo acarició con los dedos, sintiendo la bella suavidad de la madera, el terciopelo del banquillo, la sequedad en las partituras, todo lo acarició para degustar de tan hermoso objeto y guardarlo en su memoria.

_ ¿Sabes tocar?- le preguntó Sasuke con una cara neutral, aunque algo más relajada que la expresión que tenía al principio.

_Solía tocar desde pequeño. En Australia tocaba para mi hermano, pero en los últimos años él no ha sido el mismo. Si no tengo a alguien que me escuche, no tiene sentido tocar entonces.

Sasuke se acercó hasta el banquillo, la mirada del chico se tornó deprimida, y se sentía un poco mal por ello. Se sentó y levantó la tapa, revelando las blancas y bien cuidadas teclas. Deslizó sus dedos con suavidad, como pensando en qué tocaría. Naruto era un chico alegre, tímido, pero extrovertido, una hermosa combinación.

Pensó en alguna canción que podría gustarle siguiendo los rasgos de su personalidad y al siguiente segundo ya la tenía en mente. Comenzó a tocar una bella melodía, sorprendiendo al rubio en ese instante por la maestría que tenía con el instrumento.

Embelesado por la canción, reconociendo al momento cual era y comenzando a cantarla en voz baja, Naruto se acercó al banquillo y se sentó al lado del moreno, tocando del lado derecho del piano para darle una mejor base a la balada.

Sasuke se sorprendió también, no pensó que el chico tuviera tanto talento. Siguieron tocando al unísono, con Naruto cantando la letra por lo bajo de UsUgainstTheWorld. A los pocos segundos Sasuke se le unió, cantando la parte del dueto como si le estuviera respondiendo o contando algo con la letra. El momento pareció mágico en esos escasos minutos de sincronismo y harmonía.

Todo quedó en un refrescante silencio cuando los últimos acordes sonaron, dejando la distancia y la tensión entre ambos en el olvido, solo siendo sustituida por una sonrisa orgullosa y una carcajada tímida.

Sasuke cerró la tapa y volvió a extender su brazo para que Naruto lo enlazara. Salieron juntos del salón y continuaron con el recorrido. El moreno ya no hablaba de reglas o expulsiones, ni del control o la reputación del colegio. Hablaba sobre las actividades, los festivales, los diferentes clubes y las excursiones que hacían dos veces al año. Digamos que el tema se volvió más… ameno.

Naruto corría emocionado por el pasillo, asomando su cabeza por cuanto salón encontraba, perdiéndose de la vista del azabache por momentos hasta que desapareció por completo. Sasuke creyó que solo se había quedado atrás, por lo que siguió explicando los precios en la cafetería… él solo.

_Suéltame- se quejaba  de su secuestrador, quien lo tenía agarrado del brazo y lo arrastraba hasta el pasillo principal.

_ ¿Por qué estabas con él?- cuestionó el moreno con enfado.

_Me estaba mostrando la escuela- ¿por qué le estaba dando explicaciones? Ni que Rasuke fuera su… BLUSH. Se puso rojo como tomate.

_Yo puedo mostrártela- lo seguía remolcando como trapo viejo por el pasillo.

_No hace falta- hizo un intento por soltarse, pero Rasuke tenía demasiada fuerza- él lo estaba haciendo muy bien. Incluso me tocó una pieza de piano.

Rasuke dejó de caminar- ¿Qué hizo qué?

_Que tocó el piano para mí- respondió algo contrariado, sin saber por qué sentía que había traicionado a Rasuke por irse con su hermano, y a Sasuke por revelar lo que hicieron.

_Está usando sus armas- dijo para sí mismo, sin mirar ningún sitio en especial. Naruto no entendía nada, estuvo a punto de pedir una explicación cuando de repente su cintura fue atrapada y su espalda chocó contra la pared- entonces yo usaré las mías- agregó en un susurro, acercando su rostro al de Naruto con extrema suavidad.

El doncel abrió los ojos en sorpresa cuando sintió sus labios aprisionados por los de Rasuke. Un beso suave, lento y muy dulce, acariciando su cavidad con maestría. Cerró los ojos muy despacio, los brazos en su cintura apretaron su agarre, apresándolo contra el cuerpo del azabache.

Sintió una caricia en su cadera y una humedad rozar su labio inferior. Abrió la boca en un suspiro y una lengua entró con posesión, sin embargo seguía tocando de forma delicada cada rincón de su interior, cada espacio.

De repente el beso se tornó un poco más pasional, Naruto reaccionó, su cuerpo se tensó como cuerda de guitarra y empezó a convulsionar con horror. Empujó a Rasuke con fuerza y después lo abofeteó, dejando al moreno atónito ante el golpe y sus lágrimas que habían empezado a caer. No sabía por qué, pero se sentía muy sucio y asustado. Rasuke no le haría daño, pero su cuerpo reaccionaba por defensa.

Salió corriendo, no sabía por qué huía ni a dónde huía, pero tenía que hacerlo. No podía corresponder ni a Rasuke ni a nadie, porque él ya estaba marcado, marcado por una persona muy especial.

Llegó hasta el patio de la escuela, se apoyó en las rodillas y siente que el aire le falta, pero no es solo eso…, hay algo más. Un escalofrío lo invade, tiene miedo, siente dolor y no sabe cómo reaccionar, cómo responder a los instintos de su cuerpo. Creyó que alguien lo observaba, no, eso es estúpido, sabía que alguien lo está observando, lo pronostica, pero por más que su mente le grita un nombre, su corazón le dice que es imposible, que esa sensación es solo una ilusión de su cabeza.

Él no puede estar ahí, él está lejos; se repite internamente, tratando por todos los medios de mantener la calma, de no sufrir un ataque de ansiedad. Nadie puede ayudarlo, nadie está ahí para él. Está solo, quiere estar solo…, es lo mejor. Pero sus hombros tiemblan, no sabe la razón, pero siguen temblando… hay algo ahí afuera, algo que lo está mirando.

 

Continuará…

Notas finales:

Y aquí termina todo, espero les haya gustado. He estado tres madrugadas sin dormir para poder traerles una actualización. Me gustaría saber qué les pareció, déjenme sus opiniones, críticas, halagos y tomatazos en un review y ya podré dormir tranquila. (en serio ¬¬).. Nos vemos la próxima semana ^_^///


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