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Grimm por Ghost princess Perona

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Notas del fanfic:

Que tal, este fanfic está basado en la serie Grimm, una de mis favoritas. Agregaré muchas cosas de mi propia invension y las tradiciones serán inventadas, pero las criaturas son las mismas, ser pueden encontrar en la wikia de Grimm. Espero que les guste.

Notas del capitulo:

Hola, espero que les guste mi nuevo fanfic, he estado pensando en escribirlo por un buen tiempo

“¿Estás bien?” preguntó Manigoldo a su compañero. Albafica, por su parte, se frotaba los ojos, tratando de borrar la imagen que estos le habían ofrecido. A su vez el reo temblaba y pedía a gritos que lo alejaran de él, que era un asesino. El peliceleste no se inmutó, ya sabía que la reputación de su padre le precedía. Lugonis Piscis era un asesino en serie, acusado del asesinato de muchos de sus vecinos junto con su hermano Luko. Por alguna razón había atacado a algunos mientras que a otros los dejó vivir. Y una vez que su hijo se revisó, algo en su cerebro todavía no identificado lo hacía alucinar.

“Sí, lo siento, estoy viendo cosas otra vez” se apretó el puente de la nariz y tragó unas pastillas que le recetó el médico. “No te preocupes, llévatelo en el auto. Yo… tengo que ir a casa a hacer algunas cosas. Nos vemos luego”

“Como quieras” el policía peliazul se fue, con el prisionero más tranquilo por no estar en presencia del otro. Albafica suspiró y se fue a su hogar. Una vez entró se echó en su cama, dedicándose a pensar en lo que estaba pasando. Miró las fotos que aún conservaba de su padre y tío… luego suspiró otra vez. Parecían ser personas tan amorosas, tan encantadoras… su papá en especial. Le gustaba pasear con él, pero cada vez que se encontraba con algunos vecinos le ordenaba que volviera. Al día siguiente esos vecinos habían desaparecido. Su teléfono sonó y se apresuró a contestar. “¿Hola?”

“Hola, Alba”

“Hey, Pefko, gracias por acordarte de tu primo” lo saludó el peliceleste, sonriendo. No fue considerado apto para criar a un niño por su enfermedad, pero sí les permitían seguir en contacto, incluso podía visitar al niño en su hogar de acogida de vez en cuando. “¿Qué ha pasado últimamente? No me has llamado en una semana”

“He estado ocupado, ¡vi un niño con cabeza de águila!” con esta confesión Albafica por poco se cae de la cama. “Se lo dije al señor…” nunca había llamado papá a su padre de acogida porque tenía muy presente a Luko, su verdadero padre “él me llevó con el doctor, pero no encontraron nada malo. De todas maneras me dieron pastillas…”

“Y… ¿te las estás tomando?”

“Claro, me dijeron que lo hiciera, pero no funciona. Sigo viendo al niño con cabeza de águila y a muchos otros como animales. Lo más raro es que me evitan, comienzan a gritar que voy a matarlos y huyen. Yo no quiero matarlos”

“Sigue así… ah, y sigue tomando tus pastillas” le aconsejó Albafica, sabiendo perfectamente lo que pasaría si el pequeño dejaba de tomarlas. “¿Todavía queda en pie el campamento que estaban planeando? Prometo ir”

“Ah, sí, nada me impedirá ir”

“Me alegro, nos vemos ahí” y colgó el teléfono. Le daban ganas de golpear algo, fuerte. La idea de que Pefko, quien hasta ese año parecía muy saludable, hubiera heredado la enfermedad que tantos problemas le causó a su familia era devastadora. A él no le hacían mucho efecto las pastillas, pero al menos podía vivir una vida aparentemente normal.

-Al día siguiente-

Albafica entró en la comisaría bostezando a pesar de haber dormido plenamente el día anterior. Sus sueños estaban plagados de pesadillas donde su pequeño primo mataba a otros diciendo que tenían partes de animales y que no eran humanos. Él trataba de despertarse, pero no podía y veía cómo apartaban a su último familiar… simplemente no quería siquiera pensar en algo así. Manigoldo estaba esperando en la mesa de ambos con unos papeles sobre el escritorio.

“Cantó como un gallo después de que lo amenacé con dejar que lo interrogaras hoy, no sé por qué siempre funciona”

“Mi padre…”

“Por supuesto” el peliazul siguió tecleando en la computadora cuando algo apareció en frente de él. “Hum, las cosas se están poniendo muy locas por aquí últimamente, han encontrado una fosa común cerca del barrio donde vives, llena de restos humanos. Adivina quienes estaban ahí”

“Los vecinos desaparecidos”

“Bingo” de repente alguien se acercó a ellos, era el sargento Yato.

“Hay cadáveres en una tienda de especias, creo que deberían apurarse a investigar, las patrullas van de camino” los detectives se levantaron y fueron a la escena del crimen. Una vez ahí, Albafica sintió que tenía un flashback de cuando leyó el archivo de Lugonis y Luko. Los cuerpos colgaban de las paredes por unos hilos, con todas sus articulaciones rotas y… quemaduras. Pero no cualquier quemadura, sino una con la forma de G. “Oh, creo que alguien admiraba al papá de Alba demasiado”

“No lo metas en esto… aunque podría ser de un admirador suyo” el peliceleste analizó los cuerpos y se dio cuenta de que algo no estaba bien. “Esto no concuerda, el modos operandi de mi padre y mi tío era asaetearlos con flechas envenenadas, no romperles todos los huesos con hilos. Esto es mucho más retorcido”

“Y que lo digas, deberíamos analizar ese símbolo… la G, aunque también parece un cráneo” Manigoldo tomó una fotografía con su celular y la envió a todas las comisarías del país. “Hum… creí que ya no veríamos esto después de que se encontraron los cadáveres en el sótano de tu casa…”

“Ese sótano sigue cerrado, créeme”

“Bueno, dejemos que los forenses trabajen aquí, nosotros tenemos que buscar pistas rastreando los últimos pasos de las víctimas” el peliazul miró a la pareja, después al local donde fueron asesinados. “¿Qué se supone que eran? ¿Psíquicos?”

“No, muy buenos al parecer, si lo fueran podrían haber evitado que los mataran. Oh, por cierto, no fue un robo que salió mal, tienen toda la pasta e este sobre de aquí y en cuanto a sus clientes… vean la lista de incautos que fueron timados” Yato señaló una agenda negra. Albafica se puso los guantes y la levantó, abriendo la última página. “Tenemos que esperar para saber sus identidades, eran inmigrantes”

“De todas maneras trata… oh, y presiona al forense para…” Manigoldo oyó sonar su celular y se apresuró al consultarlo. Abrió su correo y sus ojos se ensancharon hasta parecer platos. “Wow, esa marca está relacionada con muchos asesinatos a nivel global, muchos de ellos no se saben los autores. Hay algunos identificados, pero nos tomará tiempo sabe cuál de ellos lo hizo”

“Entonces mi padre no fue el único en utilizar este símbolo” los ojos del peliceleste se entrecerraron. “¿podría ser un culto?”

“Esperemos que no, vamos a ver a la clienta”

-En la casa de la mujer-

“Se lo digo… ¡fue real! El hombre… Lazsló creo que se llama… él se transformó en una especie de espíritu con cabeza de animal y me comunicó con mi marido… ¡fue verdad!” aseguró la mujer. “No creía en estas cosas, pero él lo hizo… ¡delante de mí! ¡Eso no fue una ilusión!”

“De acuerdo, señora… ¿podría decirnos qué hizo tras la cita con ellos?” preguntó el peliazul, escribiendo con detalle las palabras de la mujer.

“Yo… estaba extasiada. La sesión había valido cada dólar, así que me fui muy contenta” ella trató de recordar más allá de la emoción de hablar con su marido muerto. “Tomé el bus de la esquina, aún tengo el ticket con la hora. ¿Desea que se los muestre?”

“Sí, claro” una vez obtuvieron la prueba de su coartada se retiraron, pensando en lo que significaba que unos estafadores pudieran hacer algo así. “Lo de conocer cosas me lo explico, en internet lo tienes todo, pero la transformación… ¿Cómo crees que lo lograron?”

“No lo sé, suena a una de mis alucinaciones” se frotó la frente Albafica, tratando de librarse del dolor de cabeza. “Será mejor mantenerla vigilada”

“No es la culpable” le recordó su compañero.

“Aun así, no vaya a ser que tenga una enfermedad psiquiátrica”

“Bien, le avisaré a un par de policías y se pondrán manos a la obra en seguida” gruñó Manigoldo. “Que conste que lo hago por ti”

“Y te lo agradezco, amigo”

“Podrías hacerlo con una cena”

“Mejor no”

“Tenía que intentarlo”

-Más tarde-

“¿Qué crees? Han encontrado una coincidencia perfecta. En Italia hace tres meses y en una serie de lugares más en la Unión Europea, empezando en Alemania. Y parece que hay un nombre” el peliceleste se acercó para observar más de cerca las fotos. Eran de un hombre joven de largo cabello plateado con lentes de sol cubriendo sus ojos. Los datos del asesino estaban en una ventana aparte. “Minos Griffo Heinstein, tercero de cinco hijos… wow, este viene de una familia de chalados”

“¿De verdad? ¿Qué dice?”

“Bueno… al parecer su padre fue condenado por asesinato serial, al igual que muchos de sus ancestros. Sus hijos hubieran pasado por el sistema, pero la mayor se las arregló para que escaparan en una de las viejas caravanas de la familia” señaló una fotografía vieja. “Su nombre era Pandora Heinstein”

“Déjame adivinar, siguieron con el trabajo del padre”

“No podrías estar más encaminado” siguió Manigoldo. “La chica empezó tan pronto como arrestaron al hombre, tenía sólo quince años. No supieron quién era el asesino hasta que encontraron su cadáver en una de las escenas del crimen cuando las víctimas se resistieron. A partir de entonces tres de sus hijos causaron problemas”

“¿Sólo tres?”

“El cuarto se convirtió en un agente de la Interpol” informó el peliazul. “De vuelta a Minos, él es el único que usa este tipo de tortura. Es conocido por convertir a sus víctimas en marionetas humanas, jugando con ellas hasta que mueren. También, si alguna es excepcionalmente fuerte, las deja caer desde alturas extraordinarias”

“De verdad, ¿Qué tan malo podría ponerse?”

“Oh, aún peor, parece que es negocio familiar, encontraron esto” le mostró una foto que vino con el archivo anexo de los Heinstein. Era de un libro, una con la G en la cubierta. “No tuvieron mucho tiempo de echarle un vistazo, pero dicen que dentro tenía un árbol genealógico de la familia Heinstein y muchas otras más, emparentadas por matrimonios”

“Entonces… ¿Minos y yo somos familia?”

“Podría ser… eh, sé que no has hecho esto en mucho tiempo, pero… ¿te importaría ir a la cárcel a hablar con Lugonis?” le pidió su compañero. “Ya sabes, ten una charla de padre a hijo acerca de sus ancestros”

“No lo haré” dijo rotundamente el joven, levantándose. “Puedo tragar que mis ancestros hayan sido unos chalados, de hecho es entendible, ya que me legaron esa enfermedad que ni el psiquiatra puede curar” gruñó. “Y ya acepté estar emparentado a un par de asesinos, un trío o cuatrocientos más en mi árbol genealógico no importan ya, pero no voy a hablar con mi padre otra vez. Se lo dije la última vez que lo vi”

“¿Y qué te respondió?”

“Que cuando lo entendiera, lo haría”

-En otra parte-

El joven de cabellera plateada enviaba una fotografía desde una cafetería con internet gratuito, precisamente de la escena del crimen que se pasaba por televisión. No habían puesto mucha resistencia para tener una recompensa tan alta, de hecho ni siquiera sabía por qué tenían recompensa… aunque eran escurridizos. Tomó otro sorbo del café que había comprado y esperó a que le pagaran. Odiaba su trabajo, a sus jefes, a los wesen… pero en la batalla contra ellos a veces tenía que tomar medidas desesperadas, como recibir dinero de ellos para vivir. Finalmente le pagaron y dejó el lugar. Su teléfono sonó.

“Hola, aquí Minos”

“Minos, ¿Qué tal te va?” la voz que le respondió le hizo pararse en seco. Era su hermano mayor, Radamanthys. “He visto lo que has hecho en la TV, está alrededor del mundo” casi pudo ver la cara de fastidio del rubio y supo que en seguida le iba a dar un regaño. “Buena idea dejar la G ahí, genio, ahora todo el mundo está encerrado en casa sin salir, con armas, y es más difícil llegar hasta ellos. ¡Para colmo le perdí la pista a ese maldito Coyotl que estaba persiguiendo!”

“¿Qué hizo para molestarte?”

“Ser un wesen, ¿Qué más? Espero que resuelvas esto, no quiero pasar semanas sin cazar, recuerda lo que Pandora nos dijo antes de esa última cacería”

“No lo hago y se resolverá con el tiempo” le restó importancia el peliplateado. “Ah, y dime la verdad, soy tu hermano y te conozco mejor que nadie”

“Bien, bien, resulta que me he encontrado con alguien aquí que también andaba cazando Coyotl y le propuse hacerlo juntos… gracias a ti no está resultando justo como lo planeé”

“Oh, primera cita a lo Grimm, espero que resulte” sonrió el menor. Cuanto iba a poder burlarse de su hermano después de esto. “Recuerda protegerte”

“Cállate” se despidió Radamanthys. Minos guardó su teléfono y siguió avanzando hasta la habitación que había rentado en un motel barato. Ahí tenía su baúl lleno de los libros que le habían tocado cuando los tres hermanos se repartieron las cosas de su padre tras la muerte de Pandora (ella era lo único que los mantenía unidos). Sacó uno de los cuadernos antiguos y su pluma para escribir acerca de lo que había hecho.

“Minos Griffo Heinstein, tres de enero del 2016” hizo un dibujo del wesen que se encontró, ya que no estaba en los suyos, pero los recordaba de uno de los libros de sus hermanos. “hoy me encontré con un par de Abartige Aasfresser que estafaban a las personas aprovechándose de que podían wogear…” siguió redactando hasta entrada la noche, luego cerró el libro y lo dejó en su sitio. Suspiró y vio el pendiente que siempre llevaba al cuello. “Hermana, cuanto desearía que estuvieras con nosotros”

El pendiente era la insignia de Grimm con un dibujo muy parecido a uno de los de sus libros. Un Hundjäger, una presa para nada fácil. En ese tiempo era sólo un niño y ese wesen quiso matarlos a él y a Radamanthys mientras su padre no estaba en casa. Su hermana había resultado herida cuando la tiró de las escaleras. Sus ojos aún no se habían desarrollado, pero tomó una de las pistolas de su viejo mientras la cosa perseguía a su hermano. Logró apuntarle y disparar directo a la cabeza. Le tomó mucho tiempo aceptar lo que había hecho. Su padre estaba muy feliz, acabar con un Hundjäger a esa edad era toda una proeza, sobre todo solo. Tan contento estaba que le regaló su pendiente de primera caza a pesar de que técnicamente no había sido eso, sino un accidente.

“Bueno, creo que sí fue mi primera vez después de todo” tomó la Tablet y se puso a buscar otras recompensas. Necesitaba más pasta si quería conseguir esa pistola contra ogros que quería. Unos minutos después vio una considerable. “Mabel Williams, Spinnetod. Parece que ha cazado siempre en la misma ciudad sin importarle que testigos la vieran. Bien, yo la mato, la cacería comienza”

Notas finales:

¿Les gustó? Envienme sus reviews para dar sus opiniones, las espero con ansias.


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