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Secreto a Voces por vitalife

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Notas del capitulo:

 

¡Hola!

¡¿Cuanto tiempo?! ¿Creían que ya no iba a subir el epilogo? xD pues se equivocaron, estuve trabajando mucho en él, al final terminaron siendo 9,222 palabras, en promedio unos 3 capitulos que suelo subir, aun así, me contuve de escribir muchos detalles que tenía planeados y los verán algo resumidos en algunos parrafos, se extendería demaciado e incluso llegué a pensar ¿Y si realmente escribo el arco en su totalidad? ¿Y si escirbo un poco más que eso? pero la verdad terminaría haciendoles esperar más y en cuanto la inspiración se esfumara, más tardaría en escribir, que sólo me acompaña algunos días de mi vida xD

Bien, este Epilogo va especialmente dedicado a todos los que dejaron review en el cap final, así como los que siguieron este fic desde el primer momento, gracias n.n

 

ely

gotentruncks55

AndromedaUchiha

C.C.B

liaran_chan

Anonimo(s)

katty

StarlightRain <3

naruf

ruby00vampire

BrokenHikari

Mito Uzumaki

Hilary

Lizzi chan~

 

A todos les contestaré en breve para que vayan a revisar sus respuestas como siempre n.n

Por otra parte, habrá aclaraciones para este cap, quizás las personalidades de nuestra parejita sean algo diferentes, pero es que han madurado, aún así espero no salirme mucho de sus personajes xD Después de la introducción, se ambienta un mes o poco más después de la boda de Temari y Shikamaru, realmente tienen poco juntos y son un par de tortolos a su manera, también aparecerá un personaje original, la mamá de Menma, aunque no me gusta mucho darles protagonismo a este tipo de personajes, era necesario, aunque creo que está de más explicarlo xD El origen de esta chica me lo inventé como ya se imagenarán, pero habrá detalles en cuando el clan Uzumaki que son reales, no lo digo yo, lo dice Kishimoto, estoy segura que lo leí en el manga y también apareció en el anime xD también habrá unas pequeñas "cortinillas" que les avisaran de los cambios temporales, creo que los notarán distintos n.n  sin más les dejó el fic y más abajito en las notas finales nos leemos n.n

 

 

 

 

Escuchaba la voz monótona del profesor mientras este escribía algo en la pizarra con un libro en mano, Historia de la guerra ninja y origen de los clanes, una materia de lo más aburrida, el cuchichear de sus compañeros sólo le hacía aumentan el estupor que en este momento su mente se encontraba, veía el reloj en la pared, un minuto más y su martirio terminaría. Era como cualquier día más en la aldea de Konoha, soleado como normalmente, con clima templado y agradable, después de todo era primavera, los arboles de cerezo se hacían notar a través de la enorme ventana del aula, regalando su dulce fragancia al viento, respiró profundamente para saborearlo, en ese preciso momento, la campana sonó, los niños a su alrededor se movieron inquietos, guardando sus pertenencias en las mochilas o simplemente saliendo disparados del lugar, en cambio él, con normalidad acomodó sus cosas y con paso relajado abandonó el aula.  

No es que le molestaran otros niños o no le invitaran a jugar, simplemente estaba hastiado, nada tenía que ver que odiara las clases de historia, no, que va, deseaba llegar a casa, cenar, estudiar y darse un baño. Suspiró dejando caer sus hombros mientras caminaba a la salida de la academia, los gritos de algunas chicas llamaron su atención, levantando la mirada se topó con un grupo de niñas y algunos chicos rodeando una persona, misma que notó su presencia, levantando su mano como saludo.

 

 

-¡Menma! Vayamos a casa –sonrió un alto y maduro rubio con un pulcro traje jounnin.

-Naruto ¿Qué haces aquí? –se acercó curioso.

-Espera… -dedicó una mirada al grupo a su alrededor- lo siento niñas, debo irme –escuchó como renegaban al respecto pero pronto se dispersaron- vamos, caminemos –alentó.

-¿Entonces? –dijo después de iniciar la marcha a su lado.

-Sasuke no irá a cenar, tiene una pila gigante de papeles en su escritorio, así que pensé que en vez de preparar una comida, podríamos ir a por ramen ¿Qué te parece?

-Suena bien –sonrió.

-Bien, entonces, después de que hagas tus deberes iremos a cenar y regresando tomaremos un baño.

-¿No se supone que hoy estudiarías hasta tarde? –le cuestionó suspicaz, viendo al mayor tensarse.

-Claro… -compuso su garganta en un gesto nervioso- pero… -le regaló una mirada cariñosa- no dejaría que cenaras solo, es una tradición familiar.

-Espero que papá no te regañe –sus labios se curvaron, intentando ocultar un tenue sonrojo.

-Él fue quien me lo pidió… -se encogió de hombros deslindándose de la responsabilidad- además, Kakashi-sensei puede esperar un poco más para que lo releve –soltó una risilla, enseñando los dientes.

 

 

Asintió completamente de acuerdo, regresándole una amplia sonrisa, aquel hombre era como un segundo sol, no sólo para él, sino también para su padre, después de todo, ellos estaban en ese tipo de relación, aún podía recordar cómo habían reaccionado cuando los vio por primera vez cuando tenía unos cuatro o cinco años, besándose en la cocina, pasaron charlando con él varias horas hasta estar conformes, antes de aquello nunca se planteó por qué siendo “amigos” vivían juntos y dormían en la misma cama, ahora a sus once años, prefería no saberlo. Era algo curioso como cada uno tenía un rol bastante marcado, Naruto era quien lo cuidaba la mayor parte del tiempo, adoptando incluso alguna de sus manías, alegre, siempre dispuesto a jugar con él o entrenar algunas técnicas, claro mientras no estuviera en alguna misión fuera de la aldea o sus deberes como próximo Hokage se lo impidieran, por otro lado su padre, Sasuke, era la parte estricta y extrañamente sobreprotectora (para algunas cosas), exigiendo que todo estuviese en orden en casa, así como cumpliera con sus tareas, también de vez en cuando le enseñaba el arte de usar armas ninja.

Toda su vida estuvo con ese par, no tenía ni un solo recuerdo en donde alguno no apareciera, incluso en casa contaban con un sinfín de fotografías de los tres, eran una singular familia. Cuando ingresó a la academia se dio cuenta de un pequeño detalle, él era el único niño que tenía dos “papás”, aun a pesar de que al rubio le hablara por su nombre, lo consideraba como tal e incluso en un principio, en su muy tierna infancia, le llamaba así, aunque siempre causara confusión cuando ambos estaban en la misma habitación. Entonces se preguntó con sólo siete años ¿De quién había nacido? Todos hablaban de tener una madre, pero él era distinto, Primero le preguntó al Uchiha que comenzó a maldecir, prohibiéndole sacar el tema de nuevo, siendo incluso castigado, al poco rato de aquello Naruto entró a su recamara, explicándole a grandes rasgos su origen y el cómo llegó a sus vidas, no había sido fácil de comprender, aunque en su percepción la figura de su “madre” era bastante lejana y fría, ni siquiera la conocía o eso creía, se decía a sí mismo que no la necesitaba, cosa bastante cierta, tenía todo en casa, cariño, cuidados, atención, regaños, cumplidos, techo, comida, lo que quisiera, no podía quejarse, estaba más que encantado con su vida, aun así, a veces se paraba a pensaba en lo duro que fue para ellos criarle, estaba muy agradecido, les amaba.

 

 

 

~ *.*.*.*.*.* ~

 

 

 

Fue un día de invierno, esa mañana el primero en despertar fue el pelinegro, tenía que madrugar ya que debía asistir a una reunión a primera hora con todos los de su departamento en la oficina, convocatoria por parte del Hokage, que aún con la confianza que se tenían, no podía llegar tarde, se dirigió a la cocina por su adictivo café, desayunaría algo rápido, se pondría el uniforme y saldría como siempre mientras el ojiazul aún dormía plácidamente ¿Es que los maestros de escuadrón vivían tan relajados? Bufó, quejándose de nuevo.  

Se disponía a darle una mordida a su pan tostado cuando escuchó el timbre sonar, extrañado por la hora que era, cautelosamente se aproximó a la puerta principal, donde al abrir encontró una canasta cubierta por una mullida tela azul claro y un sobre blanco, se asomó en el pasillo no encontrando rastro de nadie, seguro era otro regalito por parte de alguna loca chica que no se daba por vencida con alguno de los dos, suspiró, tentado a tirar el obsequio a la basura, pero decidió revisar su contenido primero, la tomó y metió al departamento, asombrado de lo pesada que era, la colocó en la mesa de la pequeña sala, abrió el sobre, comenzando a leerla, sus ojos se mostraban aburridos, pero poco a poco su expresión cambió completamente.

 

 

-¡¡¿Qué?!! –gritó, alertando a su pareja que brincó de la cama para encontrarlo.

-¡¿Pasó algo?! ¡Sasuke! –un lastimero llanto se escuchó en el lugar, tensando aún más al hombre de cabellos oscuros- ¡Sasuke!

-… -le pasó la carta que hasta hace poco leía y descubrió la canasta en donde un pequeño bebé sollozaba apretando con fuerza sus manos- léela…

-¿Qué hace un bebé aquí?... bueno, hum… “Querido Sasuke-kun: sé que esto será algo repentino para ti, después de todo, sólo nos vimos un par de ocasiones, incluso yo me sorprendí cuando me enteré pero lo mantuve en secreto, es fácil saber que no te interesaría y yo tampoco quería que lo supieras, pero la vida da muchos giros, cuando menos pensé era inevitable ocultarlo y actualmente la situación se complicó demasiado, lo siento mucho, pero por favor, hazte cargo de tu hijo. Atentamente: Aki. PD: Su nombre es Menma, tiene Diez meses.”

 

 

 

El silencio entre los dos era incomodo, el Uchiha por su parte no se atrevía siquiera a tocar al infante, estaba completamente en shock, el rubio reaccionó un poco tarde pero con delicadeza intentó cargarlo, meciéndole levemente como había visto a algunas madres hacer, pero no parecía calmarse, rebuscó en la canasta, entregándole un chupón y una sonaja que parecía solucionar de momento sus lloriqueos.

 

 

-Ve el lado positivo, el clan Uchiha no se extinguirá –dijo irónico.

-Cállate… -soltó extremadamente cansado de repente, tomando su cabeza entre las manos- aún estoy dudando que sea mi hijo.

-Pues tiene el pelo negro como tú y se parece un poco a ti en la cara –su tono de voz era difícil de descifrar, no apartaba su atención del menor.

-Yo siempre me cuidé, nunca lo hice sin protección –le encaró como si él fuera el culpable de su desgracia. 

-A veces esas cosas suelen fallar –se encogió de hombros- ¿No te suena el nombre de la chica? Quizás podríamos tener una pista.

-Normalmente no me aprendo el nombre de las mujeres con las que me acuesto, bueno, acostaba –corrigió.

-¡Oh, mira! Tiene unos bonitos ojos azules, se parecen a los míos –pegó su rostro con el del pequeño para que los comparara.

-Es verdad… -dijo seco, pero sus parpados se abrieron de sobremanera- ¡Ya sé quién es! –se levantó de su asiento- claro, esa chica.

-¿Quién? –en su interior algo se movió inquieto.

-Es… es una ninja nómada del clan Uzumaki… –su rostro reflejó fastidio- es la chica que más se parecía a ti de todas, de hecho me acosté con ella dos veces, todo un record, era una pesada parlanchina.

-Bueno, si la recuerdas podríamos ir a verla y así preguntarle qué pasó –de repente se había puesto muy serio.

-Sí, nos alistaremos y… ¡La reunión! –observó el reloj- debo irme, hay junta de mi departamento con Kakashi –talló su rostro con frustración- ¿Podrías hacerte cargo en lo que termina?

-Creo que sí, hoy es mi día libre.

 

 

Al momento lo vio desaparecer por el pasillo, mientras aún mecía al pequeño que parecía inquieto en sus brazos, le era difícil asimilar lo que estaba pasando, pero sabía que debía apoyarlo con la situación, a pesar de sentirse fuera de lugar, si lo que decía la carta era cierto y ese niño llevaba genes Uchiha, ¿Qué haría Sasuke? No estaba seguro de querer saber la respuesta, la intriga le hacía malas jugadas a su mente, después de todo, ellos nunca podrían tener hijos propios ¿Y… si Sasuke lo dejaba para formar una familia? Interrumpiendo sus inseguridades, el pelinegro volvió a aparecer, terminado de arreglar su uniforme, avanzó unos pasos para encontrarlo.

 

 

-Dejé tu desayuno en el sartén, aún debe estar tibio… -avisó, apretando su bandana en la frente- Naruto… -le vio con seriedad- regresaré pronto… yo… -parecía tener la cabeza hecha un lio.

-Te esperaré –le sonrió- anda, ve –dándole un fugaz beso en los labios.

-Gracias… -sus ojos reflejaban lo confundido que estaba.

-Todo se resolverá –aseguró, aunque por dentro se estaba desmoronando.

-¿Eres idiota? Esto… -suspiró sacudiendo la cabeza- lo siento, es sólo que… -vio la hora- en verdad debo irme… -sus ojos se clavaron en los azules, sabía que algo le estaba ocultando, su pecho se encogió, no quería dejarlo, en un impulsó le tomó del rostro y le besó por unos cuantos segundos- te quiero… -susurró a duras penas, avergonzado y huyendo de su mirada terminó por marcharse.

-Sasuke… -estaba frente a la puerta cerrada, comenzaba a preocuparse, él nunca decía esas cosas fuera de la cama.

 

 

Suspiró, intentando no ahogarse en el asunto, el bebé había dejado de moverse, seguramente preso del sueño nuevamente, le sobaba la pequeña espalda, más para consolarse a sí mismo, nunca creyó que tal cosa tensaría tanto su relación tan fácilmente, pero era de esperarse, Sasuke había tenido mucha suerte de que una situación así no se le presentara antes, pero ¿En qué pintaba él? Se recriminaba a sí mismo, no quería contar los meses del niño, no soportaría enterarse si resultaba ser Uchiha, prefería vivir en la ignorancia.

Colocó con suavidad a la criatura en su canasta, parecía profundamente dormido, logrando no hacer ruido se escabulló a la cocina, encontró el plato casi intacto de su pareja en la mesa, así como la porción que le mencionó en la estufa, pero en un afán de no desperdiciar, calentó en el microondas la comida ya servida.  A penas terminaba de desayunar cuando volvió a escuchar los lloriqueos provenientes de la sala, se levantó apresurado, imitando lo que anterior hiso, sin éxito, volvió a buscar con que más objetos podría disponer, encontrando una lata de leche en polvo y algunos cambios de ropa, así como un biberón preparado ¿Quizás tenía hambre? Lo acercó a la boca del pequeño que comenzó a succionar desesperado, vaya, quizás no era tan difícil de cuidar de un bebé, o eso creyó hasta que volvió el sollozo a los pocos minutos de tomar sus alimentos ¡¿Qué podía hacer ahora?!

 

 

*.*.*

 

 

La reunión había concluido por lo que esperó a que todos desalojaran el recinto escogido por el Hokage, su maestro lo había notado desde el principio, ni siquiera se molestaba en contestar y parecía distraído, pasando de largo muchos de los temas tratados, era una pieza importante del equipo, si bien, siempre fue reservado, ahora parecía más bien desinteresado totalmente, cuando quedaron completamente solos, se animó a cuestionarlo.

 

 

-¿Qué sucede? Sasuke –alzó una ceja, intrigado.

-Kakashi… -le vio con sobrada seriedad- necesito tomar unos días libres.

-¿A pasado algo con Naruto? –sabía que esa sería una pregunta delicada y que muy posiblemente le contestaría con una grosería, pero aquello jamás llegó.

-No exactamente… -rehuyó de su mirada, casi apenado.

-¿Tan grave es? –se sorprendió por la sinceridad del otro.

-Hay algo que quiero pedirte.

-¿Algo más? –parpadeó.

-Necesito que localices a una chica.

-¡¿Qué?!

 

 

El interrogatorio fue exhaustivo, el peliplata no le dejó salir sin contar cada detalle de la situación, muy a pesar de que normalmente le mandaría al carajo por ser tan entrometido, esta vez se sentía vulnerable y sabía el porqué, la punzada en su pecho no se desvanecía, le importaba poco la mujer en realidad, pero ver aquellos ojos azules turbados por las dudas, le hizo sentir un amargo sabor de boca, no, nunca le había engañado, nunca pudo tener sexo con nadie más, aunque lo intentara los primeros días después de acostarse por primera vez con el rubio, seguramente y si es que el niño era suyo, habría sido poco antes de que aquello pasara, pero ahora la pregunta que más le agobiaba era ¿Qué haría con el bebé? Su primer pensamiento era devolvérselo a la madre y quizás darle una compensación para que el clan Uchiha perdurara, era lo mínimo que podía hacer, pues no engendraría nuevamente, tenía una relación con Naruto, cosa que estaba muy seguro de no querer cambiar nunca. Estaba realmente frustrado, iban tan bien hasta ese momento, aunque tuvo que doblegar a su orgullo en varias ocasiones para verle feliz, valía la pena.

Suspiró una vez llegó a la puerta del departamento que compartían, estaba nervioso de encararle nuevamente, pero debía hacerlo, armándose de valor abrió la puerta, sus labios se despegaron para avisar de su regreso, pero unas voces llamaron su atención, presuroso se descalzó y fue a la sala de dónde provenía el cuchicheo.

 

 

-No puedo creer que Sasuke-kun te haya hecho esto –decía una molesta rubia que jugaba con el infante en su regazo.

-¡Ino! –le recriminó la pelirrosa- ¡No es momento para ese tipo de acusaciones!

-¿Vas a negar que no es cierto? –le vio seriamente- si el niño tiene exactamente diez meses y si le sumamos nueve más, dan como resultado total un año y siete meses, casi al mismo tiempo que todo el malentendido comenzó.

-¡¿Tú cómo lo sabes?! –respondió alterada.

-Tengo mis fuentes –giñó un ojo, recordando a su novio.

-¿Podrían dejar de ignorarme? –bufó el ojiazul

-Naruto… -las chicas se tensaron por completo.

-Regresaste –fingió una sonrisa, misma que incomodó al aludido.

-¿Qué hacen ellas aquí? –posó su mirada en las féminas, evitando al rubio.

-Venimos a ayudar –saludó con el signo de paz la de ojos verdes.

-De un momento a otro no paró de llorar –suspiró agobiado, excusándose.

 

 

Una pequeña e incómoda charla comenzó, especialmente por la tensión entre la pareja, Naruto huía siendo distante mientras fingía empatía, por otra parte el Uchiha parecía cabizbajo y culpable, una parte de ellos estaba dando por hecho que el niño era legítimo, más bien parecía que Sasuke no podía negarlo o quizás realmente deseaba que lo fuera, cosa que perturbaba la poca tranquilidad del otro, ante aquella atmosfera, las chicas se despidieron prometiendo regresar si tenían problemas, después de unas cuantas indicaciones, terminaron por marcharse.

 

 

-Hablé con Kakashi… -soltó después de un largo silencio- buscarán a la madre del niño.

-Oh… -desvió la mirada- quizás sea hora de preparar el almuerzo –se incorporó del sillón para ir a la cocina, pero fue retenido por un brazo.

-Dilo ya… -su tono de voz era desesperado.

-¿Qué cosa?

-Lo que tengas que decirme, no soporto que te comportes así –bufó.

-¿Qué puedo decirte? ¿Felicidades? –dijo con una sonrisa extraña.

-En la mañana parecías tomarlo con humor.

-No lo sé… -admitió- siento que sobro.

-¿Sobrar? –enarcó una ceja.

-Si es tu hijo, necesitará una familia, entonces yo… -buscaba las palabras adecuadas, siendo consumido por la ansiedad.

-¡¡Idiota!! –le giró, tomándole de los hombros- ¡¿Qué pensabas decir?! ¡Ni se te ocurra! –estaba furioso- ¡No pienses estupideces!

-P-pero la chica…

-¡Ella no tiene nada que ver entre tú y yo! –lo sintió respingar ante sus palabras.

-Lo siento… -bajó la mirada- fui egoísta… no pensé en cómo te sentías… -sus ojos volvieron a conectarse, estaba arrepentido.

-Naruto, después de ti… nunca me acosté con nadie más –le vio con una enorme seriedad- y tampoco lo haré ahora, eres el único con el que he tenido una relación de este tipo, así que deja de ser un idiota o te golpearé hasta que lo entiendas –frunció el ceño, listo para una réplica que nunca llegó.

-Eres un bastardo… -su tono de voz era cariñoso, como si pronunciara un apodo dulce, le abrazó- ¿Cómo eres capaz de romper una frase tan romántica? ¿Tanto te cuesta decir que somos una pareja de enamorados? –le picó con la última palabra.

-Usuratonkachi… -susurró con un deje de fastidio y vergüenza, correspondiendo el contacto a medias en un afán de verse ofendido.

-Saldremos de esta juntos… -lo apretó.

 

 

No sería fácil, de eso estaban seguros, primero debían cerciorarse del paradero de Aki. El Uchiha lo sabía, Naruto podía en ocasiones ser bastante inseguro y quizás tenía culpa de ello, por ser siempre reservado con sus sentimientos, pero no podía evitarlo, estaba en su naturaleza, aun así, cuando lo veía tan débil como en esos momentos, las palabras salían solas de su boca y a pesar de que le molestaba tener que aclarar cosas tan obvias para él, era consiente que si no decía aquello en voz alta, no se enteraría y se dejaría llevar por oscuros sentimientos, llegando al extremo de distanciarse como en un pasado aprendió, cosa que no se permitiría repetir, ignorando de ser posible, su lado testarudo y orgulloso, bueno, sólo en ocasiones importantes.

Durante la noche se dieron cuenta de otro pequeño detalle, los bebés no distinguen horario para llorar y pedir alimento, así como también se sienten solos, no es que fueran desconsiderados, vamos que el niño dormía en la misma habitación que compartían, pero en su canasta, cosa que después de una noche, casi en vela, comprendieron que simplemente  aquel pequeño lugar no era suficiente para el descanso del menor, así como tampoco se sentía cómodo lejos de unos brazos que le arrullaran, de día era una cosa, pero al oscurecer parecía resentir la ausencia de su madre, así como el espacio, terminando por ser el rey de la cama matrimonial que tenían como lecho, claro, en medio de los dos, sin la mínima oportunidad de acercar sus cuerpos, causando recelo en el Uchiha, cosa que soportó a regañadientes.

 

 

*.*.*

 

 

-¡¡¿Cómo que no la encontraron?!! –dijeron al unísono ante el líder de la aldea.

-Al parecer, según el informe de la entrada principal, la chica salió muy temprano hace tres días, se desconoce la dirección que tomó. Algunos testigos mencionan que llegó hace cinco días, todo parece indicar que tenía prisa por dejarle aquí, investigamos un poco de su identidad pero no pertenece a ninguna aldea, no guarda ningún registro oficial, es una nómada después de todo, aunque se dice que no viaja sola –terminó de informar su antiguo maestro.

-¿No viaja sola? –se animó a preguntar el rubio.

-No, anda con su familia, algunos aldeanos le vieron en ocasiones con un par de personas que se parecían a ella, se sospecha sean sus familiares. La chica sabe bien tener un perfil bastante bajo –suspiró.

-Es decir que ¿Hay más Uzumakis ahí afuera? –soltó más para sí mismo, pensativo.

-Sí, no es de extrañar, son bastante raros, pero aún existen algunos de sangre pura, en nuestros registros podemos contar unos diez, incluyéndote junto a Karin, aún que la mayoría como Nagato, tu madre o la esposa del primer Hokage, ya sean fallecidos, el linaje se fue diluyendo cuando huyeron de la aldea del remolino a distintas naciones y aunque la mayoría hicieron una alianza con la aldea de Konoha, otros se mantuvieron ocultos durante bastante tiempo, como el caso de esta chica y su familia, Naruto ¿Qué hacías en tus clases de historia ninja? –suspiró nuevamente- Iruka-sensei estaría gritándote en este momento, incluso la espiral en la insignia de nuestra aldea y uniforme lo conmemoran.

-No quiero interrumpir este emotivo momento… -aseveró el de cabellera oscura- pero, esto quiere decir que ¿No será posible encontrarla?

-Sería una misión costosa y de tiempo incierto, a pesar de moverse en grupo, parecen ser expertos en ocultarse y pasar desapercibidos –entrelazó sus dedos sobre el escritorio- ¿Estás dispuesto a pagarlo? –le vio con serenidad- no puedo gastar los fondos de Konoha por un descuido tuyo.

-¿Y si yo mismo me ofrezco? No importa que no se me pague –contestó sin más.

-¿Viajarás solo con un bebé? ¿Lo dejarás en la aldea? –cuestionó con calma- Creo que lo primero es confirmar la paternidad, lo que hagas después será tu responsabilidad, si decides ir tras ella, sólo tráeme tu carta de dimisión para cubrir tu puesto.

-Está bien, lo pensaré… -respondió analizando la situación.

-Si es todo, pueden retirarse –hizo un ademán con la mano- y también pueden dejar que conozca al niño después –sonrió bajo su máscara.

-La próxima vez será –comentó el ojiazul un tanto avergonzado cuando el Uchiha simplemente había decidido retirarse, ignorando a su ex profesor.

 

 

Se apresuró a alcanzarlo, no lo encontró tan lejos, sobándose el entrecejo con sus dedos, estaba estresado, se acercó a él, tomándolo de la muñeca, impidiendo que terminara por romperse el puente de la nariz por tan compulsiva manía, sus ojos se encontraron, le regaló una sonrisa comprensiva, le vio enchuecar la boca y después sentirlo como recargaba la frente en su hombro, le pedía abrazarlo, cosa que hizo, no dijo nada más, no era necesario.

Aquel día después de pasar a la florería de los Yamanaka, donde cierta kunoishi les hizo el favor de hacer de niñera, fueron al hospital Konoha, solicitando la presencia de su compañera de equipo, no querían que nadie más se enterara del asunto de la prueba de paternidad, así que se lo encargaron bajo estricta discreción, manejando las muestras con nombres código, pasaron a manos del personal de laboratorio genético. Los resultados llegaron al día siguiente, dando como positivo, agobiando más de la cuenta al ahora padre de la criatura.

 

 

-Yo no soy quien para juzgar… -soltó severo el rubio- pero yo nunca podría abandonar a un hijo como lo hizo ella –vio a los ojos a su pareja, mientras el pequeño gateaba en la alfombra de la sala en medio de ambos.

-Creo que tienes razón… -susurró, mirando al menor jugar con un peluche comprado en el mercado por el Uzumaki.

-Sasuke… -llamó su atención- aunque ella aparezca, quiero proponerte algo… -hizo una pausa- criemos a Menma juntos.

-Naruto… -se sorprendió ante aquello, tanto por el tono utilizado, como por la propuesta en sí.

 

 

 

¿Cómo podía ser tan bueno? En tan poco tiempo aquel bebé se había hecho un hueco en su corazón, o muy posiblemente, se había visualizado a sí mismo en él, solo y sin familia, abandonado a su suerte, si bien, el mismo no sería capaz de botar al pequeño, el ojiazul se lo estaba tomando bastante personal, sabía de sobra que encontrar a la chica era asunto difícil, aunque debía admitir que tampoco estaba preparado para ser padre, pero si él estaba a su lado podría hacerlo, soltó un suspiro, casi como una risa, vio al infante de reojo.

 

 

-Supongo que debemos mudarnos a un lugar más grande… -dio como respuesta- no puede seguir en nuestra habitación.

-Tu sólo quieres tener sexo –frunció el entrecejo.

-Eso también… -sonrió algo apagado- gracias.

-Sasuke… -se acercó a él, colocándose entre sus piernas, hincado en el suelo, tomó su rostro- te conozco muy bien, sé que esta situación te está consumiendo más de la cuenta, incluso aceptaste la propuesta sin más, ¿Realmente estás de acuerdo con criarlo? Yo quiero hacerlo, pero ¿Qué tal tú?

-Es mi hijo… -susurró, sintiendo una punzada en el pecho- yo tuve una familia pero sabes que las cosas no terminaron bien, no sé cómo ser un padre, apenas si recuerdo el mío y no fue el mejor que digamos, fue hace tanto.

-Aprenderemos juntos –sus manos pasaron a los hombros contrarios, dándole un suave apretón para trasmitirle confianza- yo ni siquiera tuve uno –sonrió nervioso- pero no podemos dejar a este niño en la calle o en un orfanato, no si su padre está vivo.

-Lo haremos…  -pegó su frente a la contraria, cerró sus ojos- cuidaremos de él.

 

 

 

 

 

~*.*.*~

 

 

 

 

 

El característico olor al tabaco le despertó, abrió los ojos topándose con una sensual escena, tras el ondear de la cortina, misma que se trasparentaba por la luz solar, una silueta que le daba la espalda se hacía notar, casi completamente desnudo, a penas vestido con la ropa interior, perdido en la nada, mirando en la lejanía, apoyando sus codos en el marco de la ventana, mientras le daba una calada al cigarrillo en sus largos dedos, con un porte tan elegante, dejó salir el humo por sus delgados labios.

No pudo evitarlo, hechizado por la imagen se acercó, arropándolo con sus brazos y besándole la mejilla, en el primer instante lo sintió sobresaltarse levemente, quizás perdido en sus pensamientos no lo había notado, pero después de aquello una pálida mano acarició sus rubios cabellos cariñosamente.

 

 

-Regresa a la cama -le ordenó con suavidad el de hebras oscuras.

-No quiero… -replicó, dándole cortos besos en el cuello.

-Alguien podría vernos, tonto –le pellizcó el brazo que le aprisionaba, mismo que comenzaba a viajar a lugares insospechados.

-¡Duele! –se quejó- no importa que el mundo lo sepa –hizo un puchero.

-A mí me importa –le respondió mientras le aventaba humo a la cara, cosa que funcionó para que se alejara.

-A caso… -tosió, dispersando la nube gris con su mano- ¿Te avergüenza?

-No –soltó con simpleza- tengo una imagen que mantener en la oficina, me molestan sus estúpidos cuchicheos cuando nos ven juntos… pero Kakashi no me deja matarlos o amenazarlos… –chasqueó la lengua- por mi historial, ya sabes  -una mueca molesta comenzaba a formarse en su rostro.

-Jajaja –una cantarina risa salió de su garganta- no puedes hacer eso, es normal que lo hagan si eres un amargado con todos, trata de ser más amable y…

-No –sentenció- apenas notan un cambio y empiezo a escucharlos hablar por los rincones de nuestra relación ¡¿Qué les importa?!

-Debe ser duro, señor jefe del departamento de revisión de reportes –canturreó condescendiente, intentando mimarlo.

 

 

Escucharon el débil tocar en su puerta, el ojiazul se encaminó a ella un tanto feliz, abriéndola, topándose con un Menma de poco más de tres años, tallando sus ojos aún adormilado con una manita y la otra cogiendo un peluche desgastado de dinosaurio, sonrió, cargándolo en brazos, este se acurrucó descansando la cabeza en bronceado hombro. Por su parte, el Uchiha veía la escena un tanto inquieto, sus mejillas se habían coloreado de rosa y sus ojos titilaban levemente, por momentos se conmovía imaginando que aquel pequeño realmente era de  ambos, sobre todo cuando el Uzumaki era tan paternal, su estómago se contrajo ante la vergüenza de sus pensamientos, desvió la mirada intentando ocultarlo.

 

 

-Idiota… -se dijo a sí mismo en susurro- “¿Quién sería la madre? ¿Yo?” –pensó mordiéndose la lengua.

-¿Dijiste algo? –preguntó ya próximo a él, un tanto curioso por la expresión del otro.

-No… -se acomodó el flequillo mientras apagaba el cigarrillo en una maseta que descansaba en el alfeizar de la ventana.

-Bien, sólo no dejes la colilla ahí –regañó- enferma las plantas.

-Ya sé… -rodó los ojos con fastidio.

-¡Es hora del desayuno! –exclamó juguetón, sacudiendo al pequeño pelinegro en sus brazos.

-¡WAAH! –gritó el menor asustado, terminando por desperezarse y riendo al momento.

-Yo lo haré –se ofreció el de ojos negros mientras se vestía con un pantalón cómodo y una camiseta sin mangas, mismas que habían descansado despreocupadamente en una silla.

-No es justo Sasuke –replicó casi ofendido- yo quería verte en delantal sólo usando…

-¡Cállate! ¡¿Qué dices enfrente del niño?!

-¡Huyamos del ogro, Menma! –sale corriendo entre risas.

 

 

Después de una divertida persecución hasta la cocina, prepararon los alimentos en conjunto, entre juegos el jinshuriki le enseñaba al infante a lavar y secar las verduras, a la par el dueño del Sharingan movía la cabeza con una desapercibida sonrisa al verlos de reojo, calentando por su parte el sartén donde freiría unas salchichas que encantaban al más joven de la familia. Sin duda la armonía reinaba, lo que creían era una crisis en su relación, terminó siendo un agradable giro en su convivencia, si bien, el primer año fue caótico entre la mudanza, el reajuste de sus horarios laborales y por supuesto, los cuidados especiales de un bebé, pues no estaban acostumbrados a lidiar con ello, irónicamente, Sasuke terminó siendo el más inútil en muchas ocasiones, pues terminaba crispado cada vez que no podía controlar una situación, era un hábil ninja pero no un genio cuidando niños, en cambio cuando Menma enfermaba era el primero en no poder dormir, acabando agotado y compartiendo la adaptada cama individual como cuna, claro, con el barandal abajo y haciendo el mismo de obstáculo para que el menor no cayese, una imagen enternecedora para el rubio en aquellas mañanas.

Cada día era la misma rutina, levantarse, desayunar, charlar un poco, arreglarse, Sasuke siendo el primero en irse (despidiéndose de beso a escondidas cuando tiene oportunidad), Naruto llevando a Menma a la guardería cuando tenía misión o asuntos que arreglar en el departamento de docencia (pues sus alumnos ya eran chunnin), trabajar, volver a casa, cenar juntos, preparar los bentos para el día siguiente, compartir la tina de baño, acostar al menor, dormir juntos (tener sexo silencioso por si acaso, sino estaban cansados, claro), así como en los fines de semana y días libres pasar el mayor tiempo posible. Hoy no sería la excepción, eso creían. 

 

 

-¿Hoy organizarán los exámenes chunnin de este año? –preguntó de repente el mayor de los tres, llevándose un bocado de arroz a los labios.

-Si –aseguró el rubio- por la tarde tengo que reunirme con los sensei de la academia, aún faltan casi cuatro semanas, aunque la verdad estoy algo aliviado que mis alumnos pasaran a la primera hace dos años –suspiró tomando un poco de miso.

-¿No es un poco temprano? Suelen hacerlo casi al final de primavera.

-¿Por qué el interés?  -alzó una ceja.

-Estarás ocupado, eso es todo… -desvió la mirada a su hijo que se encontraba sobre una sillita a la altura de la mesa, tomó una servilleta para limpiarle la mejilla manchada con kétchup- come tus verduras, Menma.

-No… -el pequeño frunció el ceño e infló las mejillas, irónicamente detestaba los tomates que adornaban la pequeña ensalada hecha por su padre, pero al ser víctima de la mirada inquisitiva del mismo, se atrevió a comerse sólo una pequeña porción- ya.

-Come más –ordenó.

-No quiero –sus ojos brillaron por las lágrimas que amenazaban por salir.

-Menma, anda –el Uzumaki estiró el brazo, ofreciéndole las verduras con sus propios palillos- sólo un poquito más ¿Verdad Sasuke?... Sólo un poco.

-Está bien –suspiró- pero debe acabarse la lechuga y los guisantes.

-¿Ves? Papá no es tan malo –sonrió, el pequeño asintió de acuerdo con el trato.

-Entonces… -aclaró su garganta para captar la atención de su pareja- le diré a Kakashi que saldré temprano esos días.

-Oh, no te preocupes, no creo tardar-restó importancia.

-Quizás los primeros días no, pero conforme se acerque la fecha estarás atiborrado de trabajo, ni que decir de los días de examen.  

-Ah… -una gotita nerviosa bajó por su sienes-  tienes razón.

-Eres muy descuidado –concluyó.  

 

 

El desayuno pasó sin más complicaciones, en cuanto terminó de comer, Sasuke se levantó de su sitio para ir a tomar una ducha rápida, cambiarse y partir, mientras el jinshuriki recogía la mesa, así como prendía la televisión de la sala para que el menor viera los dibujos animados en el sillón, era un día más, sin nada en especial, hasta que el timbre de la entrada sonó, algo extrañado, secó sus manos con un trapo, pues había comenzado a lavar los platos, se asomó por la mirilla de la puerta logrando notar una silueta femenina ¿Alguna vendedora? Se preguntó, pero lo descartó por la hora, apenas serían las ocho y algo de la mañana, adoptando una postura alerta abrió.

 

 

-Buenos días ¿Qué se le ofrece? –abordó a la muchacha que en seguida levantó la vista.

-¡Oh! –se sorprendió- creo que me equivoqué de lugar… -soltó nerviosa, rascando su mejilla.

-… -parpadeaba intentando asimilar la imagen que tenía enfrente- esto sonará muy extraño… -admitió- pero de casualidad ¿Eres la reencarnación de mi madre o algo así?

-¿Eh? –la mujer ladeó el rostro confundida.

-¿Cómo te llamas? –apresuró a cuestionarla.

-¡Ah! Que grosera fui, mi nombre es…

-Naruto ¿Quién era? –se apareció por la espalda del mencionado, aun abrochándose su chaleco shinobi, su rostro cambio totalmente al verla.

-¡Sasuke-kun! –sonrió animada- ¡Te he estado buscando!

-¿Qué haces aquí? –soltó con voz grave y molesta.

-¿Eh? –en medio de todo aquello no comprendía, analizó la situación, una chica en la puerta, pelirroja, de ojos azules, se parecía a su difunta madre, el Uchiha estaba molesto- no me digas…

-¡Menma! –canturreó- ¡Estás tan grande ya! –se agachó a la altura del infante, que ante el ruido sintió curiosidad, asomó su cabeza por atrás de las piernas de su padre- Ven con mamá –extendió sus manos.

-¡¡Lárgate de aquí!! –explotó furioso el de cabellos oscuros, cargando al pequeño en sus brazos, como si lo cubriera de un gran peligro.

-Pe-pero… -la fémina se encogió en su sitio un tanto intimidada.

-Tranquilízate Sasuke –intentó calmarlo.

-¡¿Cómo quieres que me tranquilice?! –su mirada se afiló- ¡Tú mismo dijiste que ella no valía la pena!

-Sasuke, debemos escucharla y saber que pasó –medió de alguna manera.

-¡No lo permitiré!

-Estás haciendo un escándalo, es mejor dejarla pasar y hablar dentro, además, estás asustando a Menma –señaló al pequeño a punto de llorar atemorizado por los gritos.

-Tks… -chasqueó la lengua, pensando un poco la situación- sólo un momento, habla y se larga –sentenció, adentrándose en la casa.

-Gra-gracias… -agachó su cabeza en una leve reverencia.

-Sólo pasa, por favor –le ofreció un tanto incómodo.

 

 

 

Los adultos se sentaron en la sala, habían dejado al menor en su habitación jugando para que no escuchara aquella conversación, aunque aún no comprendiera la situación, querían evitar preguntas innecesarias, así como recuerdos no gratos, más sin saber que acontecería después de aquello. El Uchiha se encontraba cruzado de brazos y piernas, casi retando a la mujer de decir cualquier cosa fuera de lugar para ser echada, mientras su pareja se veía algo tenso pero abierto al dialogo, después de unos largos segundos, la pelirroja empezó a hablar.

 

 

-Yo sólo quería ver como estaba Menma –confesó.

-¿Después de dos años? –soltó sarcástico.

-Primero que nada ¿Por qué dejaste solo a Menma? ¿Por qué buscarlo hasta ahora? –cuestionó el rubio.

-La verdad… -suspiró- al día siguiente de estar con Sasuke-kun me fui de la aldea, no sé si lo saben, pero mi familia es una tribu nómada de la aldea del remolino, no supe que estaba embarazada hasta mucho después, siempre he sido muy descuidada y en parte no quería admitirlo porque no estaba casada, ni tenía una pareja estable, mi familia es muy estricta y sólo podemos tener parejas de nuestro clan, somos muy pocos, nuestra sangre es débil al mezclarse con las de otras aldeas, yo quería ser libre y rebelarme a esas costumbres –se quejó- pero no pude contra mi padre, al enterarse quiso que me deshiciera de Menma, sobretodo porque no tiene para nada rasgos Uzumaki, no tuve otra opción, pero aun así…

-¿Aun así? –animó.

-Creo que realmente no me siento lo suficientemente madura para cuidar de un hijo, yo quiero vivir, conocer el mundo por mi cuenta y un bebé sólo me traería problemas, más ahora que he decidido dejar mi clan.

-¿Crees que yo estaba listo para ser padre? –enarcó una ceja oscura- usamos protección ¡¿Cómo es posible?!

-¡Ni yo lo sé! ¡Yo tampoco lo quería! –se defendió.

-¡¿Entonces porque lo buscas ahora?! –le enfrentó.

-Y-yo… -frotó sus manos agachando la mirada- me sentía culpable por abandonarlo… al pasar cerca de Konoha, no pude evitar querer verlo.

-¿Sólo verlo? –apresuró con nerviosismo el Uzumaki.

-Sólo verlo… -susurró- pero cuando lo miré tan grande… quise tanto abrazarlo –sus ojos voltearon a ellos cubiertos de lágrimas, casi suplicando.

-No… –le regresó una mirada fría- ya lo viste, puedes irte.

-¡Sasuke! –intentó regañarle por lo duro de sus palabras, pero fue ignorado.

-Él no necesita más de ti –apretó los dientes- ¡¿Sabes cuantas noches lloró desconsolado?! ¡Le tomó bastante tiempo adaptarse a nosotros! ¡Unos desconocidos!

-Pero eres su padre… -protestó.

-Pero Menma no lo sabía… -comentó el jinshuriki- al parecer no sabes lo que es ser abandonado, estar sólo en el mundo ¿Qué tal si Sasuke no hubiera aceptado quedarse con él? Mandarlo a un orfanato o ¿Qué se yo? –sobó su nuca.

-No harías eso –mantuvo sus ojos fijos en los oscuros.

-Lo pensé… -respondió sincero- pero Naruto me convenció de no hacerlo, además que serviría para que mi clan no se extinguiera, ni perdiera renombre, al final nos encariñamos con el niño.

-¡¿Sólo por tu clan?! –se levantó alterada.

-¿Sólo por tu libertad? –soltó sin inmutarse en su sitio el Uchiha- no seas hipócrita –casi escupió las palabras por el desprecio que sentía.

-Cuidaremos bien de Menma –su voz sonó con total seriedad- no debes preocuparte.

-Ah… -soltó un ligero sollozo ¿Por qué lloraba? ¿Qué buscaba con ir allí? Se estremeció ante aquellas miradas de rechazo, pero no podía culparles, sus labios temblaron- ¿P-podría disculparme y despedirme de él?

-Ya lo habías hecho ¿No? –su semblante denotaba molestia.

-Y-yo…

-Sasuke… -el azul choca contra el negro, casi pidiendo aprobación, el otro bufó meneando la cabeza- está bien, pero sólo puedes acercarte a él si Menma lo acepta.

-Gracias –agachó la cabeza.

 

 

Escoltándola le guiaron a la habitación del pequeño, pintada de celeste y jade, la cama se encontraba a la izquierda de la puerta, uno de los rincones estaba atiborrado de peluches y juguetes, estanterías con libros infantiles, así como algunos adornos en las mismas, una pulcra cajonera blanca era el descanso para la circular lámpara de noche y justo en medio se encontraba una alfombra redonda, donde el infante completamente concentrado jugaba con estructuras de madera.

Aki le observó conmovida, no sabía cómo actuar, después de aquella platica había quedado sin fuerzas, incluso su confianza flaqueó, Menma estaba creciendo sin su ayuda y eso le causaba un remolino de sentimientos en el pecho, parecía que más que ayudarle, aquella visita sólo le perturbó más de lo que estaba, nunca se cuestionó moralmente aquello, fue egoísta pensar en sí misma. Aun nerviosa se acercó, captando como el niño se percataba de su presencia, este se encogió en su sitio buscando a sus padres, que cuando les vio en el umbral de la puerta se relajó un poco.

 

 

-Menma –llamó amigable, sentándose en el suelo con las rodillas juntas a poco menos de un metro de él- ¡Hola! –le sonrió agitando la mano.

-Hola… -balbuceó inseguro.

-Me llamo Aki, Uzumaki Aki, suena divertido ¿Verdad? –soltó una risilla.

-¡Papá! –sus ojos celeste viajaron a los parecidos a los suyos más allá de la chica, la cual apuntó con su dedo índice- ¡Uzutaki!

-Sí, Uzumaki –sonrió el rubio.

-No señales a la gente –regañó el mayor, aun molesto con la situación.

-¡Mnn! –asintió bajando el brazo.

-¿A qué juegas? –la voz femenina volvió a hablarle.

-Casas… -le respondió mientras seguía apilando piezas geométricas.

-¿Puedo jugar contigo?

-¡Sí!

 

 

Duraron un tiempo así, en algún momento el Uchiha tuvo que irse a regañadientes al trabajo, no quería dejarles solos con aquella mujer, pero accedió por insistencia de su pareja. La pelirroja logró percibir lo bien que lo estaban criando, ella jamás podría educarlo de aquella forma, tan ordenado aun para su edad y aunque inquieto en momentos, se mostraba atento a todo lo que se le indicara, también se veía bien cuidado, sus ropas limpias, el cabello cepillado, sus mejillas sonrojadas y regordetas, la habitación decorada con cariño, la relación estrecha entre ellos, suspiró entre sus cavilaciones, estaba mejor ahí.

 

 

-Menma, debo irme –acarició las hebras oscuras entre sus dedos.

-¿Eh? –su rostro entristeció.

-Quizás no nos volvamos a ver, lo siento… –dijo con un nudo en la garganta, le abrazó, el menor le correspondió sin comprender.

 

 

Fue encaminada a la salida por ambos varones, donde volvió a despedirse de su hijo, dándose el permiso de regalarle un beso en la frente, era extraño, ahora ella era la que se sentía abandonada, no podía hacer más. Hizo una leve reverencia para terminar por retirarse, pero su curiosa naturaleza le traicionó, desde el momento que llegó se percató de la cercanía entre el padre de su vástago y aquel rubio, así que su lengua terminó por ser más veloz.

 

 

-Disculpa, con todo el ajetreo no pregunté tu nombre –sonrió ansiosa.

-Cierto –se asombró- soy Naruto Uzumaki.

-¡Oh! ¡¿Ese Naruto Uzumaki?! –sus ojos se abrieron de sobremanera- ¡Nunca creí conocerte, eres muy famoso! –sus manos taparon su boca.

-Je –rascó su mejilla.

-Pensé que tendrías rasgos del clan –le examinó.

-En realidad te pareces bastante a mi madre, nuestros rostros son muy similares –se señaló a sí mismo.

-Es verdad… -concordó percatándose de aquello-Menma estará en buenas manos –sonrió gustosa.

-Claro –asintió regresándole el gesto.

-Bien… -se animó a sí misma- gracias, adiós.

 

 

Dio la media vuelta emprendiendo su camino, lamentándose internamente no haberse fijado en el rubio desde un principio, hubiera sido un gran partido y su padre no tendría peros por la línea de sangre, ya varios metros avanzados recordó el porqué del inicio de aquella conversación, había quedado tan deslumbrada por aquella revelación que no le preguntó la relación que tenía con Sasuke-kun, se veía que vivían juntos, posiblemente compañeros de piso, entonces notó algo extraño en sus últimas memorias de aquel día ¡¿Menma le decía papá a Naruto Uzumaki?!

 

 

*.*.*

 

 

Sentía la tensión en su cuello, mentiría si dijera que no estaba preocupado, la presencia de la pelirroja le había alterado en demasía, pero ahora debía esperar a llegar a casa para corroborar que se hubiera marchado. Suspiró con pesadez, caminando por el pasillo que desembocaba a la salida de la torre Hokage, mientras se masajeaba su nuca descuidadamente, el día nunca se le había hecho tan largo, incluso ignoró completamente a sus subordinados que lanzaban teorías por su estado de ánimo, realmente no tenía ganas de regañarles, con tal le dejaran en paz. Lo primero que vislumbró al salir fue una silueta con dos pares de ojos color cielo saludarle, el pequeño que agitaba sus manos sobre los hombros del mayor.

 

 

-¡¡Papá!! ¡¡Ramen, ramen!! –gritaba emocionado.

-Naruto, no deberías enseñarle tus vicios –sonrió de lado, tendiendo sus brazos para sujetar al menor, después lo bajó y tomó de la mano.

-Era muy buena idea, además acabo de salir de la junta en la academia –agarró la mano libre del niño.

-Si tú lo dices –rodó los ojos- ¿Y ella?

-Se fue, realmente parece que no hará nada malo, dijo que lo dejaba en buenas manos –sonrió.

-Eso espero –frunció las cejas.

-Aunque creo que fuimos algo crueles –entonó arrepentido.

-Sólo le dimos una dosis de realidad, además, nunca se lo daría… –sus mejillas se sonrosaron por aquella aceptación- eres muy blando, a pesar de que fuiste el primero en protegerlo.

-Ni yo mismo supe que pasó, realmente no parecía mala, sólo algo inmadura.

-No existe peor persona que la que no se da cuenta del daño que hace.

-Es extraño escucharte opinar de esos temas –le vio con sorpresa.

-Me concierne, por eso opino –bufó.

-También te amamos Sasuke ¿Verdad Menma? –canturreó contento.

-¡¡Sí!! –respondió en el mismo tono del otro.

-Cállense –ordenó, coloreando con intensidad su rostro.

 

 

Después de aquello, nunca más volvieron a saber de Aki, aunque cierto Uzumaki sabía que ella de vez en cuando los observaba de lejos, quizás cuando visitaba la aldea por algún motivo, pero nunca se acercó, como si temiera romper esa perfecta atmosfera que les rodeaba, aun así se lo agradecía, seguramente su pareja nunca lo aceptaría.

 

 

 

 

~ *.*.*.*.*.* ~

 

 

 

 

-¿Qué se supone que están haciendo? –una firme voz les hizo saltar de sus sitios.

-Sa-Sasuke –sonrió nervioso el rubio, casi atragantándose, dejando a un lado su segundo plato de ramen.

-Te dije que estaba casi todo listo para la cena y sólo tenías que hacer el arroz y el miso –un aura pesada comenzaba a intimidar al Uzumaki.

-Y-yo se lo pedí… -intentó abogar el menor mientras alzaba su mano con miedo.

-¡Menma! No lo encubras… –regañó- y tú… -vio a su pareja- te dio pereza ¿Verdad?

-¿No se supone te quedarías hasta tarde? –intentó cambiar el tema.

-Terminé antes… –soltó con simpleza- esperaba encontrar una cena en casa –gruñó malhumorado.

-Sasuke-kun –llamó el viejo encargado del local, ganando su atención- ¿Quiere un ramen cortesía de la casa?  

-¿Usted también? –suspiró, sobando el puente de su nariz, pelear con el héroe de la aldea equivalía a tener esta ultima de enemigo- está bien –tomó asiento- ya hablaré con ustedes más tarde –sentenció.

-Gruñón… -murmuró por lo bajo con un disimulado puchero.

-Parece que alguien se quedará sin postre –le vio altivo, sonriendo petulante.

-E-espera Sasuke –rogó.

-No quiero escucharlo –se tapó los oídos el más joven.

 

 

Después de una bochornosa discusión, donde el jinshuriki imploraba a su amado no dejarle sin “sus dulces”, disfrutando aquella atención el de cabellos oscuros haciéndose el difícil (era más que obvio que no se lo negaría, pero le gusta verle sufrir, “hoy tocaba” después de una ajetreada semana), lograron llegar a casa donde se bañaron los tres por separado (no fuera que les dieran ganas en la tina con Menma aún despierto), Naruto preparaba los bentos del día siguiente solo en la cocina como castigo, el Uchiha leía un libro en sala y el ojiazul restante comía una manzana rebanada viendo el televisor en el mismo lugar.

 

 

-Menma, ve a dormir –sugirió al verlo cabecear.

-Un poco más –bostezó- ya casi acaba el programa.

 

 

Asintió para seguir con su lectura tranquilamente, cuando volvió a levantar la vista lo encontró completamente dormido, meneó la cabeza, sabía que eso ocurriría, dividió las hojas del texto con un pequeño listón que traía incorporado, dejándolo sobre la mesita de té, apagó el aparato que ya sólo proyectaba los créditos, con cuidado cargó a su hijo hasta su habitación, lo colocó en la cama, arropándolo, revolvió las rebeldes hebras oscuras con cariño, viéndole fruncir el ceño entre sueños como si renegara de ser “niño grande” para eso, se marchó cerrando la puerta tras de sí.

Estiró sus brazos yendo a su alcoba, seguramente el rubio no tardaría en terminar su encomienda, al entrar comenzó a desvestirse, quedando sólo con unos ceñidos boxers azul marino, se acercó a su cajonera, abrió la última gaveta, sonriendo malévolo sacó sus utensilios de tortura y autosatisfacción.

 

 

-¿Podrías repetirme por qué estamos haciendo esto? –dijo un tanto temeroso.

-Te portaste mal dobe –soltó una risilla gustosa.

-Por lo menos quítame la venda –pidió.

-No, es parte de tu castigo –le tocó la nariz con su dedo índice y luego lo bajó delineando sus labios con profundo deseo.

 

 

 Ahí estaba el pobre rubio, semidesnudo, atado de manos al respaldo de la cama (su espalda descansaba en la misma) y con los ojos cubiertos con una tela satinada, mientras el portador del rinnegan descansaba sus posaderas sobre los muslos bronceados, parecía divertirse, tocando sus puntos sensibles, haciéndole estremecer ante su roce y sensual voz que le reprendía cada vez que intentaba hacer algún movimiento, lo sentía besarle cada parte de su anatomía, dando peligrosas mordidas con palpable fuerza, dejando marcados sus dientes, dolía, pero a la vez era algo sexy sentirse devorado. Su miembro fue masajeado sobre la tela de su ropa interior, sacudiéndose, pronto fue liberado de cualquier prenda, siendo atendido tortuosamente lento por una juguetona mano, una boca a su vez succionaba aleatoriamente sus pezones, dando descargas a su adolorida entrepierna, forcejeó, quería liberarse.

 

 

-¿Quieres que te siga castigando acaso? –le pellizcó las costillas.

-Ya entendí… -jadeó desesperado.

-¿Seguro? –ronroneo, lamiendo su pecho- no te veo arrepentido.

-Aah… Sasuke, por favor…

-Yo me estoy divirtiendo~ -le dejó una muy visible marca rojiza en el cuello.

-Por favor…

-¿Por favor qué?

-Desátame.

-No ¿Alguna otra cosa? –susurró a su oído, delineando con su lengua el contorno de la oreja.

-Ugh… bésame entonces…

-Oh, eso sí puedo~ -le tomó con ambas manos del rostro, comenzando un impetuoso beso francés, meneando las caderas para no desatenderle la erección.

 

 

Sus lenguas danzaron hambrientas, entrelazándose, saboreándose con vehemencia. Había sido una larga semana sin poder consumar aquel tipo de contacto, Naruto estaba atareado estudiando para su próxima proclamación  como Hokage, al atrasarse en sus años de docencia, no pudo aspirar al puesto antes, ahora se encontraba ocupado con torres de libros y pergaminos, mientras Sasuke como jefe de departamento, debía supervisar a cada uno de sus subordinados y sellar para aceptar cada revisión de misión, era un tanto tedioso, sobre todo cuando se equivocaban. Por ello, en aquel deseado momento, liberaban las tensiones de su cuerpo con candentes movimientos ¡Por fin era viernes!

 

 

-Sasuke… -nombró entre besos- quiero… mmm… entrar…

-Yo también quiero… -suspiró después de restregarse con descaro- Naruto… -elevó sus caderas y posicionó la punta del húmedo miembro en su esfínter, introduciéndolo de a poco- aah~

-Uhg…  -sin poder evitarlo, instintivamente lo envistió, provocando que unas uñas se enterraran en sus hombros.

-¡Ah! –gimió sorprendido, frunció el entrecejo, lo tomó con fuerza de los cabellos de la nuca, haciéndole echar la cabeza hacia atrás- pórtate bien –siseó, volviéndole a besar con desespero, recibiendo completamente aquel pene en su interior.

 

 

Subió y bajó con rapidez, no podía negar que él también estaba necesitado, intentaba contener sus jadeos, pero poco a poco no era suficiente, al separar sus labios los sonidos salieron descontrolados, tapó con ambas manos su boca, percatándose después de unos segundos que el vendaje del otro se había resbalado y uno de sus ojos estaba libre, mismo que le regresaba una mirada cargada de deseo, susurrándole palabras lascivas entrecortadas con una voz ronca.

 

 

-Ahg… -detuvo su movimiento de golpe- idiota, no hagas ruido… -recorrió la tela y la utilizó para amordazarle- mejor –sonrió altanero. 

-¡Mmm! –se quejó, reflejando en su rostro su molestia, volvió a envestirlo.

-¡AAH! –un delicioso alarido salió de su garganta- Usuratonkachi –le golpeó el hombro, conteniéndose de dárselo en la cara- ¿Qué crees que pasará si nos escucha? –susurró indignado, apretando su interior como reprimenda, el otro ladeó la cabeza cerrando los ojos, apagando su gemido con la tela.

 

 

Retomó el ondulante vaivén, tocándose a sí mismo las tetillas, lentamente bajó una de sus manos para masturbarse y apretó los labios, mordiéndolos en el proceso, sin duda era una maravillosa imagen para su espectador, aunque si se lo proponía podría romper las cuerdas para tomarlo de las caderas y enterrarse en él hasta hacerlo desfallecer como le gustaba, su miembro palpitó de sólo pensarlo, el Uchiha volvió a llevar una mano a su boca para contenerse.

 

 

-Naruto~ -gimió su nombre- está bien…  -sus ojos estaban cristalizados por el placer- córrete.

 

 

Como si hubiese sido un interruptor, aquella deseosa voz le hizo hacerlo, le llenó mientras su cuerpo se estremecía, siendo apretujado exquisitamente alargando unos segundos más su orgasmo, había sido rápido, escuchó unos tenues jadeos descontrolados de quien se tocaba con desesperación y tras un quejido agudo se vertía en su pecho. Corto pero intenso había sido su encuentro. Su boca fue liberada pero no tardó mucho en ser reclamada en unos húmedos besos.

 

 

-Naruto… -se le colgó del cuello, aun intentando retomar su respiración.

-¿Vas a soltarme? –quería abrazarlo.

-Si –dijo en un hilo de voz, algo cansado, lo desató rápidamente.

-Nee… -sobó sus muñecas para luego arroparlo con sus brazos y tumbarse en la cama- ¿Por qué me dejaste hacerlo dentro?

-Mañana será fin de semana… -apegó su cabeza en el cuerpo del otro, importándole poco su propia esencia- no debo levantarme más temprano para limpiarme, además tenía ganas.

-¿Es así? –sonrió alegre- pensé por un momento que quizás querías darle un hermanito a Menma –bromeó.

-No seas idiota… –se sonrojó- aunque quisiéramos, no se puede –ocultó su rostro.

-Oye… -le acarició la espalda juguetonamente- podríamos intentarlo hasta lograrlo –una risilla traviesa salió de sus labios.

-… -iba a objetar pero sonrió- podríamos ~ -susurró en su oído con una tersa y seductora voz.

 

 

 

Habían pasado por varias desventuras, ser padres no era nada fácil, no existe un manual para serlo, pero cada uno daba lo mejor de sí, esperaban que de alguna forma sus esfuerzos valieran la pena y Menma los quisiera tanto como ellos a él, la vida dio su giro de ciento ochenta grados con su llegada, pero sin duda, jamás lo cambiarían por nada, ahora aquel tranquilo y a veces travieso niño, era una parte esencial en sus vidas, a veces un pequeño “accidente” puede ser lo más maravilloso que te pueda pasar. Suerte que en el caso de ambos aquellos “accidentes” no pudieran pasar, seguramente ya hubieran repoblado el barrio Uchiha.

Pero aun a pesar de sus pequeñas dudas e inseguridades para con su hijo, Menma amaba cada día con ellos, adoraba las radiantes sonrisas de Naruto, su despreocupada manera de pensar y su cariñoso toque, así como también atesoraba los pequeños gestos de Sasuke con él y sus sonrisas llenas de orgullo cuando lograba perfeccionar alguna técnica que le enseñara, también había una cosa que guardaba en lo profundo de su pecho, agradecía enormemente a su madre por dejarle en manos de aquellos hombres que le regalaron tanta felicidad, claro, hasta que llegara a la adolescencia y tirara todo por la borda al ser un saco lleno de hormonas, pero para ello aún faltaba tiempo ¿Verdad? Esperen ¿Eso era un vello púbico? Sin duda sus vidas eran una interminable montaña rusa.

 

 

 

Notas finales:

 

 

Espero les haya gustado n.n/ muchas gracias por apoyar este fic hasta el final, por pedir tanto el epilogo y sus palabras de animo, gracias, gracias n.n

Como curiosidad, les hablaré un poco de este epilogo, estuve bastante metida en las fechas por algun motivo xD incluso escribí en una libreta las fechas aproximadas de cada suceso puesto que describía las estaciones, así entonces, Menma sería engendrado a principios de junio, mientras que estos perversos se acostaron por primera vez a mediados de julio o inicios de Agosto, su relación empezó por octubre cerca del cumpleaños de Naruto (oye, hubiera estado bien hacer algo con eso), un 13 de febrero del siguiente año nace Menma (el 13 salió porque resté los cumpleaños de ambos "23" y "10", que no sale en el fic pero yo me entiendo xD), la boda ShikaTema fue a principios de Diciembre, mientras que el pequeño Menma llega los primeros de Enero, sip, llega casi de once meses xD

Por otro lado, en cuanto a la trama del epilogo, originalemente la madre de Menma sería una chica del clan Inuzuka que resultaba ser prima de Kiba, mismo que nos daba toda la información de ella y que era una promiscua xD dejando al bebé por irse con otro tipo, más tarde regresaría por él y le reclamaría a Sasuke acerse cargo de ella también después de ser botada por otro de sus amantes, obviamente Sasuke la mandaría por el caño y la mujer volvería a caer ante los encantos de otro hombre y jamás sabrían de ella (en algún punto también plantee que ni siquera fuera hijo de Sasuke), pero luego pensé en que sería más facil y menos problematico hacer a una chica que no perteneciera a la aldea, ya saben, que fuera de paso y su desaparición fuera más justificada, así como el cierto parendezco entre ambos con él, así el niño sigue siendo Uchiha tanto como Uzumaki xD

Ahora, en cuanto proyectos futuros, bueno, tengo dos ideas para el fandom de Naruto, desde que salió la pelicula de Boruto, estas rondan mi cabeza, pero cuando inició el anime, los dos primeros capitulos no me convencieron del todo, como les habré dicho, mi inspiración depende mucho del anime o del manga, no shipeo por shipear, necesito material real xD y si la trama o algo no me convence, pues será dificil para mi escribir, pero el 3er cap de Boruto volvió a animarme un poco (si, pero de que van tus ideas?), una idea plantea poner en duda la procedencia de Boruto y Sarada, sip, aquí si sería mpreg, pero no estoy muy convencida de ello, el drama rondaría en una separación forzada entre la terquedad de Naruto por retener a Sasuke y la terquedad del ultimo por hacer su viaje por el mundo, obviamente el ultimo lleva premio en su viajecito e intenta ocultarlo, pero bueno, luego cuando vuelve se entera que Naruto se casa con Hinata (ya harto de esperarlo) y es cuando arde Konoha xD la otra idea es más cliché, pero me agrada más, aunque parecida, Sasuke y Naruto nunca afirman una relación, pero el primero aún así se va de la aldea después de la recostrucción de Konoha, pasan los años y cuando vuelve a tener noticias del rubio, este anuncia su boda con Hinata, nuestro Uchiha por despecho se acuesta con Sakurita y de ahí nace Sarada, pero nunca tiene una verdadera relación con ella, pasan muchos años, Naruto es hokage y por cosas laborales se vuelven a ver después de tanto tiempo y se dan cuenta que la llama sigue ahí, pero hay un problema, Naruto está casado y tiene una familia, como si no fuera suficiente, Boruto los encuentra en una comprometedora situación, generando así el "odio" que este siente por su padre. Aun estoy por ver eso xD así que si les agrada más alguna idea, haganmelo saber, por lo pronto descansaré unos meses o semanas, no lo sé, escribiré un poco de Viktuuri (que ya tengo un oneshot por ahí), que la YOImanía me atrapó, ese anime no es de Dios y no me deja concentrarme, así que escribiré un poco de Yuri on ice para sacarlo un poco de mi mente xD una vez lo haga, retomaré alguna de estas dos ideas que les menciono n.n

En fin, si tienen alguna duda que les surgiera a lo largo del fic o en este mismo epilogo, haganmelo saber y les contestaré n.n

Nuevamente muchas gracias por el apoyo n.n

Cierto, para las que tengan wattpad, pueden seguirme por aquí https://www.wattpad.com/user/Yara-san contactenme y con gusto les contestaré, también estaré subiendo cosas por ahí a la par que por acá xD

 

¡¡Espero sus reviews!! ¡¡Gracias!!

Nos seguiremos leyendo, no se preocupen n.n/

 

Matta nee~ 

 

 


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