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CORONEL por Eiri_Shuichi

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Notas del capitulo: Bueno, no mucho q decir; Gravitation es una obra original d Maki Murakami y la cancion se titula "Coronel" y es de La Oreja de Van Gogh
-                      -Guiones : Dialogos
Negritas : Flash back
Negrita, cursiva y subrayado: Cancion

CORONEL

El campo se bañaba en carmín, la atmósfera llena de humo y gritos; aquella era la escena en que vivía desde hacía ya tres años, treinta y seis terribles meses en que luchaban no solo por una causa sino también por su vida.

-Creó que ya paró- la voz del hombre junto de sí lo regreso a la realidad
-¿Seguro?- el rubio de ojos miel le miro dudando un tanto de las palabras de su amigo
-Descuida, ya podemos descansar

 

Aquí ya hemos terminado
amigo mío se acabó


-Lo hicimos
-¿Qué?
-Cumplimos nuestra promesa, ¿recuerdas?
-Claro, teníamos que salir vivos de aquí y volver a ver a nuestras familias, tú aún debes pedir la mano de tu adorado niño
-Sí, me muero por volver a verlo

 

Acércate dame un abrazo
que este infierno remitió.


-Al menos algo bueno salió de esta maldita guerra
-Sí… amigo
-Tú lo has dicho

 

Esperadme aquí un momento
cuidad de esta posición
comprobaré que terminamos la misión.


-Iré a ver como están los demás, espera aquí Eiri- el joven de cabellos verdes lo observo celeste y con una sonrisa tomo camino.

Poco menos de cinco minutos transcurrieron cuando una nueva granada callo acompañado de varios gritos desgarradores…

-¡RYUICHI!

 

Fue acabar estas palabras
y nadie le volvió a ver.

 

-Uesugi-san, Uesugi-san, ¿esta usted bien?
-¿Eh?... sí, solo… recordaba
-Es lamentable la perdida del coronel Sakuma
-Lo se
-Ya nada puede hacerse al respecto- un rubio de ojos esmeraldas se dirigía al escritorio para sentarse y continuar hablando con el hombre frente a él –me han informado que usted fue la persona más cercana a él durante este tiempo
-Así es…
-En ese caso, me parece que lo correcto será entregarle a usted sus pertenencias, en cuanto a la familia puede estar tranquilo, mandaré enviar un telegrama así como la explicación
-¡No!... es decir; preferiría ir yo…
-¿Esta seguro?
-Sí… fue una promesa
-En ese caso, adiós y buena suerte Uesugi-san
-Gracias Seguchi-sama

El de ojos dorados salió del estudio aún con gran tristeza sin poder olvidar los últimos momentos con el que fuera su mejor amigo.

-Ryuichi… lo menos que puedo hacer por ti, es entregarle “esto” a Shindou-kun…


 

Después de aquella victoria
sólo un loco coronel
renunciaría a una gloria
que él jamás logró entender


Mientras tanto, muy lejos de ahí, en una pequeña ciudad, un joven pelirrosa y orbes violeta observaba como cada día la foto de su prometido que en esos momentos yacía en una lucha sin cuartel.

-Shuichi, ¡Shuichi, abre la puerta!- la voz de una mujer lo saco de sus pensamientos y le permitió la entrada a la castaña joven
-¿Qué ocurre Maiko?
-Hermano, por fin
-No se de que me hablas…
-¡En la radio anunciaron que se acabo la guerra!
-Maiko, ¿es eso verdad?
-Sí hermano, se termino
-Eso significa que… ¡veré de nuevo a Ryuichi!
-Al fin, después de casi cuatro años

 

Eligió cargar su arma con un clavel.


Bajo en el anden de aquella ciudad sintiendo como se le oprimía el corazón, sin embargo, aquello lo hacía como un ultimo favor, como la única despedida digna.

 

Cuando los demás dormían
se escapaba a la cantina

 

Acababa de cumplir los diez y nueve años reglamentarios y la ley lo había obligado a unirse a la milicia, por primera vez en su vida se alejaba del templo de su familia; no era que le molestara, realmente la relación con su padre no era buena, sin embargo, las circunstancias no eran tentadoras.

-Hola, ¿eres nuevo verdad?- al girarse se percato de quien era el individuo que le hablaba, era un joven de estatura un tanto baja, ojos azules y cabello entre verde y castaño que le sonreía alegremente –mi nombre es Sakuma Ryuichi
-Uesugi Eiri- respondió secamente
-Ya veo, seguramente te han reclutado por la fuerza
-¿Tiene algo de malo?
-Por el contrarió, a mí me ocurrió lo mismo; sinceramente no me gusta la violencia, no la apruebo
-…
-Es una lástima que otros estén de acuerdo, en fin, nada puedo hacer yo al respecto

Aquellas palabras fueron el principio de una sincera amistad, solían pasar largas horas conversando sobre todo y nada, contándose uno la vida del otro y el mayor le ayudo en las tácticas y los entrenamientos del combate.


 

Y llorando le contaba a una mujer

 

-Lo más fácil sería… dejarse morir…
-No, para mí esa no es una alternativa
-¿Tienes algo por que vivir?
-Sí, hay alguien con quien debo volver
-¿?
-En mi ciudad tenía un novio, planeaba pedir su mano en cuanto cumpliera la mayoría de edad pero ya vez, ahora estoy aquí por tiempo indefinido
-Ya veo, quizá ahora este en alguno de los campamentos
-No, aún le falta para ser mayor pero… cuando estoy en el campo lo único que deseo es que esto termine cuanto antes para que el jamás deba vivir esto, no lo soportaría
-Estas enamorado
-Como no tienes idea, su nombre es Shuichi Shindou
-Ya…
-Eiri, ¿tú no quieres volver a casa y ver a alguien?
-No realmente
-Entonces, prométeme que vivirás para ir a mi boda con Shuichi
-¿Qué dices?
-Lo que escuchaste, cuando salgamos de aquí tú irás a ver a tu familia mientras yo pido la mano de Shu-chan, después irás con nosotros y serás mi padrino
-Estas loco Ryuichi
-¡Prométemelo!
-Te lo juro


 

Que si el honor y la victoria
valen más que las personas
es que no hemos aprendido nada.


Llego finalmente a la dirección de los registros y con pesadez toco el timbre sintiéndose cada vez peor.

 

De las lágrimas que visten tu cara
de la tristeza que esconden tus miradas
de la vergüenza que siente mi alma
cuando nadie canta esta canción.

 

La puerta fue abierta lentamente por una joven de aproximadamente diez y seis años que lo miro sorprendida…

-¿Es esta la casa de Shindou Shuichi?
-Sí, ¿Quién le busca?
-Soy Uesugi Eiri, vengo… vengo de parte de Sakuma Ryuichi
-¡Sakuma-san!, pase por favor- el rubio así lo hizo y entró a una estancia sencilla pero de ambiente calido, Tal y como me lo describirte… pensó –iré por mi hermano, por favor sientase cómodo.

Bajo las escaleras un adolescente de ojos violetas que parecían estudiarlo cuidadosamente.

-Buenas tardes señor…
-Uesugi Eiri
-Mucho gusto, Shindou Shuichi
-Lo se, el coronel Sakuma Ryuichi me hablo de usted
-¿Ryuichi?, ¿dónde esta él?
-Ryuichi y yo fuimos amigos y… por eso he venido
-¿Le… pasó algo malo a Ryuichi?- la voz del pelirrosa se quebraba lentamente a la par que unas cristalinas lágrimas brotaban
-Él…- no solo em menor sino también el rubio tenía un nudo en la garganta
-¿Cómo fue?...
-En el campo de batalla… una granada…
-¿Sufrió… mucho?
-Fue instantáneo… no pudimos localizar su cuerpo


 

En la que digo que no me da la gana
de hacer como que no sé nada
de cada vida que se marcha


-¿Por qué?… ¡por que él si jamás estuvo de acuerdo con esa maldita guerra!
-Yo… lo lamento mucho. Vine a cumplir una promesa que le hice cuando nos conocimos
-…
-Shindou-san, él quería darle “esto”- saco de su bolsillo una pequeña caja que el menor abrió descubriendo ante sí un hermoso anillo y con esto echándose a llorar definitivamente ante el rubio que solo podía hacer eso, mirar.

 

Sin decir adiós.


-Señor Uesugi, lo mejor que pase por lo menos aquí la noche- la castaña de ojos azules hablaba a la par que le servia un poco de té después de el encuentro con Shuichi.
-Se lo agradezco, pero no creó que sea lo mejor; me parece que su hermano no querrá verme
-Se equivoca, seguramente en cuanto se reponga un poco del golpe deseará que le cuente como estuvo Sakuma-san todo este tiempo
-…
-Su muerte fue un golpe muy duro y sorpresivo, apenas ayer por la mañana supo que todo había terminado y tenía la esperanza puesta en su regreso, ahora esto…
-Entiendo…
-Usted… ¿lo vio cierto?
-Algo así
-Entonces son ustedes quienes más podrán comprender su mutuo dolo y, a veces, eso es lo que uno necesita. Cuando alguien se entera de nuestras desgracias siempre dice “Se lo que sientes”, pero nos es difícil creer a menos de que esa persona este sufriendo también, es cruel pero inevitable
-Gracias
-Por favor, no deje así a mí hermano
-Haré lo que este en mis mano

 

Después de cada batalla
se encogía su corazón,
él debía mostrar orgullo
cuando sólo sentía horror.

 

El alba se dibujo en las ventanas de la casa despertando a sus habitantes aún sin ánimos ante las recientes noticias; todos guardaban silenció y, auque nadie vestía de negro, todos llevaban consigo un luto interno.
Así transcurrieron las semanas a la par que Shuichi y Eiri formaron una especie de amistad pues ambos estaban fuertemente unidos en su perdida lo cual les ayudaba a sobrellevarla de una y otra forma.


 

Preguntaba siempre al cielo
quién había ganado qué,
pero nunca nadie supo responder.


Aquel día habían ido juntos al parque y ahora, frente al ocaso, esperaban a la Luna sin pronunciar palabras.

-Eiri-san, él era un gran hombre y creó que por eso debería odiarlo
-¡Pero que dices!
-¿No lo comprende?, ahora no podré volver a amar a nadie; ni siquiera soy capaz de quitarme el anillo que guardaba para mí
-En ese caso… seremos dos quienes lo odien

Se alejaron hasta llegar al café donde Shuichi trabajaba por las noches como cantante, se sentó en la silla del escenario y acerco con sus manos el micrófono
Deslizo sus dedos por las cuerdas de la guitarra y empezó a cantar su nueva melodía, esa compuesta en la memoria de “él”

 

Cuando los demás dormían
se escapaba a la cantina


El rubio bebía absurdamente en un bar sin categoría de aquella ciudad de la que no partía, algo le hacía quedarse, algo más fuerte que una promesa.

 

Y llorando le contaba a una mujer


-Eiri-san, no debería beber así
-¿Maiko-chan?. ¿qué haces aquí?, eres muy pequeña aún para venir a estos lugares
-Lo estaba buscando, mi hermano esta muy preocupado por usted
-¿Ah sí?...
-¿Paso algo entre ustedes?
-¿Entre nosotros?, ¿qué podría pasar?, somos amigos solo para recordar a Ryuichi… amigos
-No comprendo lo que digo
-Digo que estoy harto, que no puedo más con este peso

 

Que si el honor y la victoria
valen más que las personas
es que no hemos aprendido nada.


-¿Pero qué…?
-Lo traicione, no solo lo deje morir sino que también lo traicione
-Usted… ama a Shuichi
-Sí, y se que de seguir vivo mi amigo aún así lo amaría… soy un infeliz y mal amigo
-Uno no elige de quien enamorarse
-¡Y tampoco se fija en el novio de…!... olvídalo, no tiene caso
-Eso no es verdad, usted tiene que hablar con mi hermano
-No Maiko-chan, él aún ama a Ryuichi y yo salgo sobrando

 

De las lágrimas que visten tu cara
de la tristeza que esconden tus miradas
de la vergüenza que siente mi alma
cuando nadie canta esta canción.

 

Llamaron a la puerta y el pelirrosa abrió encontrando frente de sí algo que jamás creyó posible…

-Ryu… Ryuichi
-Hola Shu
-¿Cómo es posible?
-Es una larga historia, quiero presentarte al doctor Hiroshi Nakano- le mostró al menor un joven algunos años mayor alto, pelirrojo y de ojos grises.


 

En la que digo que no me da la gana
de hacer como que no se nada


Los cuatro se encontraban sentados en la sala, los ojos violetas y dorados desconcertados mientras los azules y los grises parecían mucho más calmos.

-Bueno, creó que lo mejor será explicarles lo que paso; cuando ocurrió la explosión accidentalmente caí por un pequeño acantilado, fue una verdadera suerte que no muriera en aquel momento y entonces Hiro-sensei me hallo inconsciente. Se hizo cargo de mi tratamiento durante estos meses hasta que por fin recobre la conciencia y es por eso que hasta ahora he podido regresar. Eiri, te agradezco que te tomaras todas estas molestias; Shuichi, lamento mucho por lo que has tenido que pasar

 

De cada vida que se marcha
sin decir adiós.


Eiri ya no fue conciente de nada más, aquella noche hizo sus maletas y regreso a su ciudad con su familia sin despedidas ni cartas, tan solo se fue como había llegado…

 

De las lágrimas que visten tu cara
de la tristeza que esconden tus miradas


-Shuichi, se que estas preocupado pero necesito que hablemos
-Ryuichi, ahora no te lo suplico, necesitamos buscar a Uesugi-san
-Shuichi… en este tiempo tú y yo no hemos sabido nada el uno del otro, tú me creías muerto y yo no te recordaba; aún así seguimos nuestras vidas y me parece que eso debemos hacer ahora.
-Tú…
-Se que en el fondo lo que te digo no te duele porque… te has enamorado de Eiri
-¿Cómo es que…?
-Los conozco, a ambos y se que el sentimiento es mutuo; por eso me parece que ustedes dos deben ser felices junto
-¿Y tú?
-Descuida, encontré a alguien
-Hiro-sensei
-La vida es una ruleta rusa, ¿amigos?
-Claro

 

De la vergüenza que siente mi alma
cuando nadie canta esta canción.


 

Corrió hasta la estación de trenes viendo a lo lejos como el amor de su vida esperaba para marcharse definitivamente a solo Dios sabía donde y aquello, no lo podía permitir.

-¡Eiri!, ¡Eiri por favon necesito hablar contigo!

El rubio escucho gritar al menos y fue donde este para calmarle…

-Shuichi, ¿qué ocurre?
-Sí te dejo ir voy a estar cometiendo la peor estupidez de mi vida
-Pero, ¿qué dices?, ¿dónde esta Ryuichi?
-Escúchame Eiri, esto no tiene nada que ver con él, ai shiteru
-Na..ni

 

En la que digo que no me da la gana
de hacer como que no se nada
de cada vida que se marcha


-Eiri, te amo, no se como o desde cuando pero te amo
-Tú… dijiste que no podrías…
-¡Mentí!, mentí porque me sentía culpable, como si le estuviera siendo infiel y no quería tener esa culpa sobre mis hombros, además… tontamente creí que no te perdería y ahora que casi te vas, tuve miedo
-No sabes lo que dices
-Sí se, lo que sentí por Ryuichi no es ni la mitad de lo que siento por ti… onegai, no te vayas
-Te lo prometo… ai shiteru

 

Sin decir adiós, sin decir adiós

 

 

 

FIN

 

 

Hummm... bueno ^-^''' no m gusto mucho, he perdido bastante practica pero tenia q sacarm la idea d una buena vez.

Gracias por leer 


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