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La Pintura [KaiSoo] por AnnaTeukie

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Notas del fanfic:

Hola, hola. Es el 1er KaiSoo que escribo. Si, si, ya se diran; Ah! esta chica es primeriza en todo.


Pero bueno, eso no importa, espero y les agrade. Esta historia esta en proceso, no esta terminada como el ZhouRy y por lo tanto no actualizare tan seguido, pero lo intentare.


Escogí México, pues porque es mi país. Y ademas de eso, me parecio divertido. Denle una oportunidad por favor.


Ojalá les agrade.

Notas del capitulo:

Gracias por tomarse el tiempo y leer. 

México, 1780.

Los carruajes pasaban por esa calle no tan concurrida, pero que esa noche extrañamente lo estaba, los caballos pasaban inquietos pues presentían algo, el cielo estaba en matices realmente oscuros además de que se notaba que iba a llover. Frente a esa calle estaba una muy hermosa mansión, que ahora no se miraba nada bonita, todo lo contrario, parecía una casa abandonada, tétrica y si le sumamos los relámpagos que el cielo desprendía detrás de ésta el ambiente tenso se sentía aún más, no todo el hogar estaba iluminado, de hecho la luz sólo se concentraba en una habitación de ese lugar, uno donde nadie se imaginaria que algo tan trágico pasaría, la sala.

— ¡No!—El grito desgarrador que se escuchó por toda la cuadra, hizo su garganta arder.

Dos hombres vestidos de blanco lo tomaban de los brazos mientras él se retorcía y zangoloteaba para soltarse, su madre, que vestía un atuendo negro elegante, lo miraba con repulsión y horror, su padre con asco y desdén, sin dejar esa postura orgullosa de siempre, y él... Jong In, su amado también siendo retenido por sus familiares, llorando no más de lo que su corazón sangraba, amaba a JongIn con locura, moriría por él, mataría si era necesario por tenerlo a su lado. ¿Cómo amar es estar loco? ¿Desde cuándo? Sus lágrimas no dejaban de salir de sus hermosos ojos brillantes, que su madre adoro alguna vez y que ahora los quiere condenar a la soledad.

— ¡Por favor, no! ¡JongIn te amo! ¡Suéltenme malditos bastardos! —rogaba a gritos, pero nadie lo escuchaba.

— ¡Kyung, mi amor! ¡Resiste, resiste!

De repente, todo a su alrededor se dejó de escuchar, los latidos de su corazón y respiraciones era lo único que se escuchaba, los movimientos se empezaron a volver más lento, su boca gesticulaba pero las palabras no salían, veía a su amado intentando decirle algo igualmente pero no le entendía es como si hablara en otro idioma,  su alrededor se volvió oscuro sólo eran JongIn y él… pero aun así algo lo retenía y hacia no poder correr hacia su amado y abrazarlo, lo reteníay no lo dejaba irse con el amor de su vida, sentir su calor, sentirse protegido y amado como cada vez que hacían el amor. Sus piernas empezaron a pesar, sus brazos empezaron a pesar, sus ojos comenzaban a entrecerrarse, sus sentidos reaccionaron por nanosegundos, pero suficiente para alcanzar a escuchar de su amado un último:

—Te amo.

Que resonó en su cabeza como eco, quedándose allí para siempre. Por siempre. Por y para la eternidad.

Después de eso, no supo nada más, sus ojos se cerraron, sólo había oscuridad ¿estaba muerto? ¿Eso se sentía morir? y si no estaba muerto ¿Dónde estaba, entonces? Quería saber, ¿Por qué su cuerpo pesaba? ¿Por qué no podía moverse? ¿Por qué su cabeza dolía? Y no sólo su cabeza, sus muñecas, su garganta estaba seca, pero… quería moverse, quería abrir los ojos, queríasaber de JongIn, quería ver a JongIn. También quería llorar en aquellos momentos, y así lo hizo, lo sabía porque sentía la humedad en su piel. Entonces supo también que aún vivía.

De repente, comenzó a escuchar ruidos, ¿así que podía escuchar?  Estuvo totalmente seguro de eso cuando una voz femenina llegó a sus oídos.

—Espero que entiendas que es por tu bien —era su madre, su voz se escuchaba dura— Es una monstruosidad lo que hiciste, además de que te convertiste en un aberración.

¿Aberración? ¿Monstruosidad? ¿Desde cuando amar era una monstruosidad? No lo entendía, su corazón le decía que estaba bien, no se sentía mal, su cuerpo le decía que se entregara sin culpas.

— ¿Cómo has osado a ensuciar el nombre de la familia? —Lo golpeó en la mejilla, mientras él estaba inconsciente e indefenso. Como siempre— ¡Dios te castigue por ese pecado que habéis cometido! Y tu castigo comienza ahora, la oscuridad será tu compañera por la eternidad, las ratas tus amigos, y la luna… si es que la vez, tu confidente, y desde ahora estas solo, no hay familia para ti, quizá así aprendas, adefesio.

¿Adefesio? ¿Desdecuándo su madree le decía que era un adefesio? Siempre la había escuchado decir que era lo más lindo que tenía en la vida, lo más valioso, su sol, su niño, su amor… y ahora, lo niega, le dice adefesio y lo maldice ¿Qué madre hace eso? No podía ser eso, ¿esas eran las consecuencias de amar? Insistió, siempre creyó que amar era lo más hermoso que le podría pasar, como las parejas de sus novelas que leía siempre antes de irse a dormir, las mismas que su mamá le regalaba, quería saber el porqué de todo eso. Sólo porque amó, porque ama, sólo porque…

—Kyung Soo, te has vuelto loco… ¡Mira hasta con los ojos cerrados lloras por ese… ese bastardo! Esta es mi despedida, hasta nunca —la mujer, soltó lágrimas, después de todo le dolía y era su hijo. Pobrecillo.

La puerta volvió a sonar, pero esta vez porque se había cerrado. Sus sentidos habían dejado de funcionar otra vez.

 

— ¡No, no, no! ¡No más, por favor, no más!

¿Qué más podía hacer? Sus manos atadas, sus pies también. Pero esto que le hacían no dolía más que el hecho de no poder ver a su amante, de no poder ver su sonrisa, besar sus labios, envolverse entre sus brazos ¿qué será de JongIn en estos momentos? Esa era la pregunta de todos los días, se la preguntaba aún más veces que ¿Cuándo pararían de golpearle así? ¿De tratarlo así, como un monstruo?

Hace unos días, vino un retratista, eso lo puso muy feliz ya que le encantaba que lo retrataran, ponerse sus mejores ropas y posar junto a su piano o en el balcón mientras lo plasmaban con finas pinturas en el lienzo, pero esta vez no hizo nada de eso, le habían puesto una camisa de fuerza —como casi todos los días— porque según el personal del manicomio era un paciente peligroso, cuando en realidad era todo lo contrario, su rostro se veía fatal y tenía un gran moretón en su ojo izquierdo y otros más por todo su cuerpo, pero igual no importaba si lo retrataban.

Siempre después de todas esas sesiones intensas de tortura, acababa muy maltrecho, le limpiaban si mucha delicadeza y lo encerraban en su cuarto sin color ni chiste, lo único que le contentaba era que había una pequeña ventana y aunque le doliera todo, siempre miraba a la luna, deseando ser libre como ella, deseando ser eterna como ella, deseando poder ver a JongIn dormir como ella lo hace, deseando ser ella. Habían pasado ya varios meses desde que entro a ese lugar, y si dijera una cantidad exacta, no sabría cual,faltan sólo unos meses para navidad y sabe que se la pasara sólo en compañía de la luna.

 

La  peste bubónica.

Todo empezó con una tos, el personal del lugar pensó que era gripe, pero después se fue haciendo más y más grave, se fue infectando a más pacientes, pero aun así seguían pensando que se trataba de una estúpida gripe…

Después se convirtió en fiebre y escalofríos por los cuales encerraron a Kyung Soo en su habitación por más tiempo, y no sólo a él, sino a varios pacientes.

Tenían que llevarlo a todos lados, tenían que hacer todo por él, y era horrible porque lo seguían tratando mal a pesar de su condición, además de dolerle el abdomen.

Por las noches —en su mayoría de veces— tenia sangrados. Para ese tiempo, ya todos sabían que se trataba de una epidemia en el país que llego de Europa y ahora eran tratados por gente especializada en eso. Y a pesar de que su familia sabía de su enfermedad, que era verdadera esta vez, nadie iba a visitarlo, ni siquiera JongIn, le había llegado la noticia que había muerto tres meses atrás, suicidio. Él también quería morir.

Más de 30 pacientes, ya habían muerto y cientos tal vez miles más fuera de ese psiquiátrico, para ese tiempo, ya estaba deteriorado, todo lo que comía lo vomitaba gracias a las náuseas que la enfermedad le causaba desde hace ya mucho tiempo atrás, lo médicos decían que no viviría mucho si seguía así, Kyung sólo sonreía, quería morir cuanto antes.

México, 2 de abril 1781.

Ese día a las 3:30 p.m., el paciente #1345, Do Kyung Soo, con  21 años de edad, había fallecido. Sólo la luna lloró su muerte, pues su hijo murió, pero volvería

Notas finales:

Espero les haya agradado. Y que me dejen que les parecio y si quieren que continue en unos muy lindos reviews.

Pasen a leer mi SuChen:

Springtime or fall?

Gracias.


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