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Issei por Samantha0507

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Notas del fanfic:

Los personajes de Knb no me pertenecen, solo usado por diversion.

Notas del capitulo:

Hola, este fic es algo más triste de lo que debería, en realidad es un OS, pero bueno, simplemente decirles que este fic lo hice por alguien muy especial.

Hoy está de cumpleaños una persona bella, maravillosa y que forma parte de mi mundo hace bastante tiempo, ella fue la primera persona en el Fandom en conocerme, con la que hable e incluso de las primeras a la que le he compartido parte de mi vida, fuera de lo que Sam es....

 

Sé que ella lo leerá, este es su regalo y quiero que sepa que el cariño que le tengo es infinito, que puedo llamarla amiga aunque no la conozca, que siento que puedo confiar en ella, a veces pensamos igual y a veces tan diferente, la admiro mucho, admiro lo que escribo y todo lo que hace, me gusta como es como persona, como fanficker, como administradora, como lectora, es una muy buena y bella persona.

 

Kure espero que nos conozcamos pronto, espero te guste tú pequeño regalo y espero pases un hermoso día 

 

(en las otras plataformas no se poner notas, asi que la mejor explicada estará en esta :D)

Estoy tan nervioso, siento la mirada de todos sobre mí, siento la pesadez, como puede ser que nadie entienda lo maravilloso del momento que estoy viviendo.

 

Quiero sentarme, las piernas me va a terminar fallando, solo quiero estar con Shun ahora, solo quiero tener estos últimos minutos a su lado, han sido nueve largos meses y ahora todo se está terminando.

 

No puedo evitar recordar cómo ha sido todo hasta ahora, en como empecé a enamorarme, en como terminé hundido en todo esto, realmente es tan ilógico, tan terrible, tan doloroso, que siento que el corazón se me está partiendo en dos,  no quiero pensar, no quiero recordar.

 

Pudimos vencer a Seirin y aunque no era oficial, me sentía como el dueño del mundo, había vencido a Taiga, mi eterno rival, a este éxtasis súmenle las 3 o 4 cervezas que me había bebido, para justificar la estupidez que hice luego.

 

Siempre me han gustado las mujeres, siempre tenía buenos prospectos, los hombre no estaban dentro de mi “prototipo” por decirlo de alguna forma, omitiendo todo lo que paso con Shuu que tanto él y yo prometimos no mencionar,  pero cuando ese chico paso frente a mí, realmente perdí el enfoque, fue algo completamente sublime, no recuerdo si fue por su mirada, por sus labios o por lo sexy que se veía en esos jeans, pero perdí todo el enfoque.

 

 Izuki no era particularmente guapo, ni mucho menos, sus chistes eran bastante ridículos y más que gracia daban hasta pena, pero por alguna razón mis manos actuaron más rápido que mis sentidos y termine tomándolo de la cintura, a penas lo vi dirigirse hacia el baño, devorando apasionadamente su boca, le metí la mano bajo la ropa y comencé a recorrer su cuerpo.

 

La ropa comenzó a molestarnos, por lo que simplemente se la quite, no pregunten cuantas veces se lo hice esa noche, creo que yo mismo perdí la cuenta de las veces que me corrí antes de caer rendido.

 

A la mañana siguiente Shun había desaparecido, sobre la mesita había dejado una nota junto con unas aspirinas, que decía, “me partiste en dos anoche, debería dejar que se te parta la cabeza por la resaca ahora, pero eres demasiado bueno y sexy que andes con el ceño fruncido…”, en el fondo no deseaba una relación, ni mucho menos, pero hirió mi orgullo, me habría gustado verlo dormir, despertar y ver su rostro dormido, y si se lo preguntan, si me enamore de él ese día, pero por idiota no me di cuenta hasta que lo escuche gritar de dolor por las contracciones.

 

Mi vida siguió normal, aunque tuve un par de problemas de carácter sexual posterior a Shun, nada hacía que se me parara, nada me excitaba como Shun, así que cuando cumplí un mes tratando de masturbarme o de llevar una chica a la cama, termine preguntándole si podía ir a verlo, obviamente no le dije que quería ver a Shun, pero los resultados fueron mágicos.

 

Llegue a la mitad del entrenamiento, Izuki corría en la cancha, fue cuando note como usaba su habilidad, se veía tan distinto al muchacho que había tenido en la cama antes que inevitablemente mis piernas comenzaron a mover.

 

Su cuerpo sudoroso traía mil y una sensación, no tenía idea que parte de su cuerpo era la que peor estaba en ese minuto, sus miradas se cruzaron escasos segundos, pero solo eso basto para que Himuro supiera que quería al moreno nuevamente bajo su cuerpo, sintió su corazón latiendo como un loco, pero no era solo mi pecho que latía, eran mis manos, mi cabeza, mi brazos, mi propia piel quemaba, solo por mirar a Shun, solo por eso.

 

Se levantó saliendo de la vista del ojo de águila, sintió su miembro, todo él había respondido a los ojos del moreno, ese simple contacto entre sus miradas, ese simple cruce había sido todo lo que había necesitado para darme cuenta que en este minuto Izuki Shun era lo más sensual que había visto en mi vida.

 

—Ni te he dado la noticia y ya huyes de mí. — Shun estaba a mí 

 

— ¿Qué noticia? — me extendió una hoja,  nuestra pequeña aventura de una noche y muchas vueltas no solo había dejado dolor en las caderas de Shun, en unos meses un bebé llegaría al mundo.

 

—Me embarazaste.

 

Decir que nada cambio en ese minuto sería mentirles, pero realmente creo que vi en ese niño la posibilidad de tener al hombre que estaba alocando mi cuerpo.

 

—Vamos a ser padres.

 

—No te emociones,  ni te lesiones, lo voy a abortar, solo pensé que era correcto que lo supieras.

 

—Abortarlo. — se me secó la garganta, me faltaba el aire y aunque en el fondo no era mi deseo más grande ser padre, no podía pensar en matar a un bebé, se dejó caer con el papel en sus manos. — ¿ya está decidido?

 

— ¿Acaso quieres tenerlo? — Shun me miró con mucha duda, pero en el fondo que podía decirle, no tengo trabajo, soy un estudiante al igual que él, la decisión más lógica que es que estuviera de acuerdo con su elección. — mira, aun no puedo hacer el procedimiento, dicen que mi cuerpo está un poco débil por las hormonas, mis padres no me quieren en casa hasta que me deshaga de la carga que llevo, si te parece podemos quedarnos contigo unos días para que veamos qué pasa.

 

—Si…— una parte de mí perdió fuerzas, era como si mis baterías y todo esa lujuria que Shun había provocado se hubiese evaporado con la sola mención del procedimiento.

 

Seirin lo sabían, pero no supieron que yo era el padre hasta que Shun se los menciono, mi hermano se veía furiosos, buenos incluso Kuroko lo estaba, yo solo los miré y me lleve a Shun conmigo al departamento, esa noche no pude evitar llorar ante la idea de que mataríamos a un bebé.

 

Había pasado cerca de un mes cuando la doctora nos dijo que el cuerpo de Shun estaba listo para el procedimiento,  agendamos una hora y fuimos por la firma de sus padres, quienes no dudaron un segundo en dársela.

 

Esa noche no quise cenar, me hacía cargo de muchos de los gastos, Shun tenía un trabajo de medio tiempo, con el cual pagaba la comida, no quería que lo hiciera pero según su punto de vista no podía comportarse como un inútil.

 

Las náuseas me despertaron a eso de las cuatro de la mañana, sentía el cuerpo pesado, miré el reloj, solo faltaban cinco horas para matar a mi hijo, a mi primer niño.

 

Me levante, quizá Shun dormía, las ganas de colarse en la habitación y acariciar a su bebé por única vez le hicieron levantarse, la luz estaba encendida.

 

—Hola bebé, ya nos llegó la hora, a las nueve de hoy dejaras mi cuerpo, leí en internet que aun no eres capaz de escuchar algún sonido y que no sentirás nada, que no sentirás dolor, pero por alguna razón sé que es una mentira, mira, te compre esto, siempre me ha gustado el color morado, pensé que te verías lindo de ese color, sé que no eres un cuerpo al que pueda enterrar, pero quiero despedirte…— ver las lágrimas caer por las mejillas de Shun me partió el alma.

 

—Shun, no quieres abortar.

 

—Tatsuya…—mi nombre en los labios de Shun sonaba maravilloso, sé que lo dijo sin darse cuenta, pero por alguna razón simplemente quería seguirlo escuchando.

 

—Dime la verdad Shun. — lo llame por su nombre, sin miedo, no quería mirarme, solo observaba el pequeño traje morado que descansaba sobre sus piernas.

 

— Es mi bebé, está aquí, creciendo, viviendo conmigo, pero si no aborto toda mi vida y la tuya, mi descuido provoco esto y yo.

 

— Nuestro descuido Shun y este es nuestro bebé, si no quieres abortarlo no debes, somos jóvenes, pero ambos podremos darle una buena vida, una familia.

 

—Pero mi familia, mis amigos, la escuela, yo dije…

 

—Diles que te obligo, que no quiero que abortes, yo asumiré la responsabilidad por ambos. — Shun me abrazo mientras lloraba, aún recuerdo como me agradecía lo que estaba haciendo.

 

Pocos se pusieron alegres por mi decisión, incluso Taiga me cuestiono, pero al llegar a casa Shun sonreía acariciando su vientre, solo con eso una extraña felicidad me llenaba el pecho.

 

El tercer mes y las náuseas hicieron presa de Shun, recuerdo que solo le llevaba galletas saladas y un poco de agua, su estómago se asentaba unas horas, hasta que el malestar volvía nuevamente, recuerdo que solía besar su cabeza cada vez que se dormía, en mi pecho algo crecía a diario, pero no quise atormentar a Shun con mis sentimientos.

 

En el cuarto mes las cosas se complicaron un poco, de regreso a casa Shun se había desmayado, le había comenzado un pequeño sangrado, temí por la vida de mi hijo, pero temí de peor forma por la vida de Shun.

 

—Shun. — toque su cabello, tenía los ojos apretados, pero sabía que estaba ya despierto. —vamos mírame, quiero hablar contigo.

 

—No, si él no está dentro me pondré a llorar y no quiero hacerlo, no quiero que por mi descuido el muriera.

 

—Vamos Shun, cuando te he mentido, nuestro bebé sigue en tú vientre, solo abre los ojos, siéntelo. — decir que Shun no lloró sería mentir, lloro por horas mirando su vientre, acariciándolo, igual como lo había encontrado, es misma tarde uno de los compañeros de equipo de Shun me lanzó al suelo de un simple golpe en la mejilla, Hyuga no era un mal hombre, pero había creído mi historia, pensaba que obligaba al ojos de águila, por el cariño que le tenía a Shun simplemente me quedé en silencio, soportando los golpes que me daban, hasta que una frase me corto la respiración, algo que yo mismo no había pensado: “espero que cuando ese niño nazca no lo uses para mantener a Shun a tú lado, ojala ambos desaparezcan de su vida”

Esa noche llore,  como hace mucho no lo hacía, en el fondo sabía que estaba soñando con algo irreal, después de todo tenía a Shun solo hasta que el bebé naciera, después de eso quizá se marcharía con su hijo, quizá se enamoraría, quizá Shun tendría su propia familia.

 

Shun fue obligado a pasar el resto de su embarazo en cama, decir que no me sentía más tranquilo sería mentir y además cada día había alguien haciéndole compañía, nunca estaba solo y eso me hacía feliz, sus ojos se iluminaban por las bromas que le hacían, incluso por los regalos que le traían.

 

Cuando Shun cumplió cinco meses, los antojos se hicieron presentes, hice posible todo lo que estuvo a mi alcance, me levantaba de noche, de madrugada, salí de casa tantas veces por manzanas verdes, por tarta de cereza, incluso un día termine en casa de Murasakibara, quien me preparo rollos de canela, para evitar el llanto de Shun.

 

Una noche cerca de su sexto mes fue un antojo un poco diferente el que despertó a Shun, recuerdo que mi cuerpo se sentía caliente, era como cuando me masturbaba, el calor en mi interior estaba creciendo al igual que mi miembro contra algo cálido y húmedo, abrí los ojos dándome cuenta que un embarazado Izuki estaba entre mis piernas jugando con mi entrepierna.

 

—¿Shun?

 

—Tranquilo, el bebé y yo queremos sentir a papi. — luego de eso perdí el norte, miré su cuerpo que había cambiado bastante, pero seguía pareciéndome hermoso, era algo sublime, toque su vientre siento lo cálida que era su piel.

 

—Quiero hacerte mío, quiero tomarte Shun. — no opuso resistencia,  el pilar de Seirin se estiro sobre mi cama, dándome permiso para tocar su cuerpo.

 

Desde esa noche Shun comenzó a dormir en mi cuarto, en mi cama, entre mis brazos, realmente me sentí en el cielo.

 

Ya teníamos armado el cuarto del bebé cuando la familia de Shun acepto que el moreno tendría al niño, pero al igual que todos pensaban en que Shun dejaría mi casa cuando el niño naciera.

 

Decir que mi ánimo empeoro durante el séptimo y octavo mes de embarazo, estaba asustado, realmente sentía que tenía una sentencia de muerte atada a mi cabeza, aunque Shun no quería abortar, no significaba que quisiera quedarse con el bebé, todo se complicó cuando escuche una conversación entre Shun y Hyuga.

 

— ¿realmente crees que será un buen padre?

 

—El cuida de mí y también de él, no creo que sea un mal padre.

 

—No creo que pueda serlo, ¿Imagino que no te pedirá que te hagas cargo de él luego de que te vayas de aquí? — mi corazón simplemente se quebró con sus palabras, mis temores eran reales, Shun no mataría al bebé, pero tampoco se quedaría.

 

—Hyuga…

 

—Hyuga nada, teníamos planes Shun, tú yo tenemos muchos planes hace años, ahora me dices que vamos a renunciar a todo solo por un bebé, que además es hijo del estúpido que simplemente te tenía caliente. — se oía molesto, pero realmente me preocupaba que pudiera hacerle algo a Shun y al bebé.

 

—Claro que no, sé que tenemos planes, hicimos una promesa, voy a cumplirla, cuando nazca el bebé se lo entregaré a Himuro y me olvidare de ambos.

 

Se me revolvió el estómago,  me sentía terrible, era lo peor que me podía estar pasando, algo dentro de mí se estaba quebrando, algo en mi pecho simplemente termino por consumirse.

 

Esa noche no quise si quiera tocar a Shun, me sentí como un idiota, no me había dado cuenta de la verdadera relación de Shun y su compañero de equipo.

 

Me replantee muchas cosas esa noche y aunque suene un poco inútil de mi parte, me conformare con la parte de Izuki que me estoy quedando, tendría un hijo, un pequeña persona que dependería enteramente de mí, daría mi vida por  él, después de todo solo seríamos él y yo.

 

No quise cambiar mi actitud con Shun, nunca me había mentido, no merecía una mala actitud de mi parte ni mucho menos, el octavo mes fue tranquilo y triste para mí, no quise comentarle nada a Shun, pero le tome muchas fotos, incluso más de las que ya tenía, quería poder contarle a mi pequeño como era su madre.

 

Habíamos programado la fecha de parto, cuando estábamos terminando las maletas y el bolso del bebé Shun rompió fuente, creo que las piernas se me volvieron de gelatina, lo miré con rostro de terror, esos serían mis últimos minutos junto a Shun, después de que el bebé nazca ya nada será igual.

 

Shun me pidió que llamara a todos, su familia, la mía, sus amigos y los míos, finalmente estábamos todos reunidos, sentí la mano de alguien sobre mi hombre, estaba tan concentrado en mis recuerdos que me olvide que la me llamarían para entrar.

 

Entre cubierto, incluso llevo una mascarilla, lo que me alegra, si no mi corazón saldría expulsado por mi boca en cualquier minuto.

 

Shun sudaba copiosamente, mientras hacía muecas de dolor, parir debe ser terrible, le tome la mano, sintiendo nuevamente esa corriente eléctrica por mi columna.

 

Escucho un sollozo, pero no quiero mirar, mi hijo, lo que más espero, es lo que en este minuto me separara de mi familia, del amor de mi vida, esa era mi verdad, estoy enamorado de Shun.

 

—Tatsuya, prométeme que lo cuidaras. — siento que llorare, realmente lo haré, no puedo creer que estoy perdiendo a Shun. — me dijeron que por hoy es bueno que lo alimente, no lo dejes solo, promételo. — los ojos de Shun comenzaban a cerrarse por el cansancio.

 

—Si Shun. —susurre, aunque sé que Izuki me estaba escuchando. —por el amor que te tengo cuidare a nuestro hijo. — le bese los labios con todo el amor que pude, mientras las lágrimas salían de mis ojos.

 

Salí a la sala de espera, aún lloraba, todos  se me acercaron, siento que me ahogan, todos preguntaban por Izuki, nadie por mi hijo, era como si el no existiera, para su equipo y para su familia estos nueve meses no  habían pasado.

 

Camine hasta los cuneros, donde pude ver a mi pequeño, traía puesto el trajecito morado que Shun le compró, aunque solo lo luce para mí, Taiga y Kuroko llegaron a mi lado, al rato llegó Atsushi, solo ellos conocieron al niño, ni siquiera mis padres se acercaron por su nieto, ahora seriamos solo los dos.

 

El cuarto de Shun está lleno de personas, pero nadie llevaba regalos, no era una mamá, era simplemente un enfermo que se acaba de recuperar, quizá solo debía llevarme a mi pequeño de ese lugar.

 

Han pasado tres días, ya tengo a mi pequeño Issei, una de las enfermeras me conto que Shun había sido dado de alta esa misma mañana, pero que antes de irse le había dejado leche al pequeño para que tomara.

 

Acomode como pude al bebé, no sabía cómo tenía que hacer muchas de las cosas que ahora serían mi diario vivir, la verdad estoy asustado, no quiero que le pase nada.

 

Mi departamento se siente un poco solo, puse una de las fotos de Shun embarazado en la pared frente a la cuna de mi hijo, así vería a su madre cuando más bello se ve, cuando sonríe, entre mi ropa encontré una de las camisetas de Shun, pude sentir su aroma.

 

Sentí el fuerte llanto, Issei tendría buenos pulmones, lo tome entre mis brazos, aun con la camiseta en ellos.

 

Me deje caer en la alfombra de la sala, estoy asustado y solo, no me arrepiento de tener a mi hijo a mi lado, pero no esperaba tener que lidiar con todo así, siento que las lágrimas bajan por mi rostro, hasta el de mi pequeño, si no me detengo él también va a llorar.

 —No deberías llorar, con el bebé en los brazos. — me estoy volviendo loco, creo que estoy escuchando la voz de Shun. — Tatsuya, mírame.

 

—no quiero, tú no estás aquí, me estoy volviendo loco y si te miró lo estaré asumiendo.

 

—Vamos Himuro, nunca pensé que te acobardaras, no después de decir que me amabas.

 

Siento sus manos cálidas, ¿de verdad era Shun?

 

—Lo lamento, no quise aceptarlo hasta ahora, sé que soy un tonto, pero tenía miedo, yo también te amo Tatsuya.

 

—Shun…—solo me acerque a sus labios, quería besarlo por primera vez, como nunca lo había besado, como un amor correspondido.

 

Seriamos padres y una familia, ahora los tres.

 

 

FIN 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Errores por arreglar


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